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Práctica Jurídica III

Profesor:
Rafael Tosta

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA Estudiante:


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y Edgar Velasquez Montero
POLÍTICAS
V-18022378
ESCUELA DE DERECHO

ASIGNACIÓN 02: SEMBLANZA A LUIS RAZETTI

Luis Razetti fue más combativo y combatido médico de nuestra historia. Pagó el precio de ser
pionero, de aquel quien es capaz de adelantarse a su tiempo y poder ir más allá de sus contemporáneos
en temas que hoy en día, son cruciales. Su finalidad era reducir el enorme atraso que el país acumulaba
y producir mejoras significativas en la calidad de vida del venezolano de finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX. En ese tiempo, Venezuela era un territorio asolado por multitud de endemias y
problemas de toda índole, dentro de ellas, las guerras civiles constantes.

Razetti fue un caraqueño polifacético: no se encasilló en el ejercicio exclusivo de su profesión.


Más bien, se desbordó en actividades y se destacó de forma extraordinaria en todas ellas. Desde el
punto de vista estrictamente profesional, fue cirujano, obstetra y profesor universitario. En términos de
medicina social, fue higienista y líder de campañas médico-sociales. En el campo de la medicina
institucional, fue académico. Por los senderos de la deontología médica, fue moralista. Y en el mundo
de las letras y de la lucha intelectual, fue un divulgador de la biología, polemista y escritor científico.
Sin duda alguna, que Razetti es uno de los intelectuales de la ciencia médica más importantes de
nuestro país.

Este discurso dista mucho de ser una biografía de este insigne servidor público. Hacer este
ejercicio, le restaría a la imagen entera del Doctor Razetti, el complemento de sus destellos menores.
Más bien, busca resaltar cualidades y valores que hoy en día los venezolanos debemos considerar y
poner en práctica, dadas las circunstancias históricas en las que vivimos.

En primer lugar, fue curioso y proactivo. Durante sus estudios de medicina en la Universidad
Central de Venezuela, criticó el hecho de que el proceso de enseñanza a los alumnos fuese
completamente teórica. En específico, anatomía sin cadáveres, química sin laboratorios, clínica sin
pacientes, entre otras cátedras. Esto se debió a la situación que vivió el país a finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, debido a la precaria situación en que se encontraban los escasos hospitales,
que no podían funcionar como centros de docencia práctica. No obstante, cuando se convirtió en
profesor universitario, introdujo cambios significativos en el proceso de enseñanza para que fueran
prácticas, donde el estudiante realizara disecciones de cadáveres, realizara operaciones menores,
atendiera pacientes en compañía de galenos más experimentados, entre otros cambios importantes.

Asimismo, de cara a la construcción del Hospital Vargas, Razetti reflexionó sobre la


trascendencia que tendría este nosocomio en el renacimiento de la medicina en el país. Por ello, tomó la
decisión de ampliar y perfeccionar sus conocimientos en París, y junto con otros médicos venezolanos,
planificó y ejecutó uno de los proyectos más ambiciosos concebidos en las ciencias médicas en
Venezuela, luego de la reforma inicial de Vargas, conocido hoy con el nombre de renacimiento de la
medicina venezolana. Se puede apreciar que el Dr. Razetti no se quedaba en el planteamiento del
problema, sino que generaba las soluciones y las aplicaba.

En segundo lugar, fue un innovador y creador. Junto con Acosta Ortiz, fue fundador de la
cirugía moderna en Venezuela. Introdujo numerosas operaciones y técnicas operatorias, la asepsia en
ellas, la vacunación profiláctica pre-operatoria mediante las vacunas Delbet, de las compresas estériles,
de los guantes de Chaput, de multitud de instrumentos quirúrgicos y la generalización de
procedimientos de anestesia.

Su actividad creadora como escritor fue extraordinaria. Ocho libros, treinta y nueve folletos y
casi ochocientos artículos integran la producción escrita de Razetti. En la bibliografía médica
venezolana, continúa siendo uno de los más fecundos escritores. Diarios de circulación en la capital
como: “El Constitucional”, “El Universal” y “El Nuevo Diario”, revistas de la talla de “El Cojo
Ilustrado” y “Venezuela Contemporánea”, además de sus aportes a revistas extranjeras y en especial, de
la “Gaceta Médica de Caracas” fueron las plataformas de divulgación de sus artículos que iban desde
los orígenes de la vida, hasta campañas de higiene pública en referencia al alcoholismo, enfermedades
venéreas, control de la natalidad, entre otros. Fue un propagandista incansable de las nuevas
orientaciones filosóficas, sanitaristas y educativas que se desarrollaban en el mundo.

Pero su obra más importante fue el Código de Moral Médica que rige por principios éticos la
conducta y la práctica de los médicos. Fue una obra jurídica desarrollada al detalle por dieciséis años,
símbolo de orgullo y compromiso por el país por parte de Razetti, pero que feneció al poco tiempo por
declararse inconstitucional, ya que la Academia Nacional de Medicina no tenía la facultad de legislar ni
de hacer obligatorio su cumplimiento a los médicos venezolanos. Lo irónico del asunto es que esta
carta magna del ejercicio médico profesional fue un factor de inspiración e introducción de la
deontología médica en varios países de Latinoamérica, tales como: Colombia, Perú, Cuba y Brasil. En
años posteriores, el Congreso Nacional venezolano elaboró otro código de deontología médica,
apegado a la obra del Dr. Razetti. A pesar de que no era abogado, fue capaz de desarrollar una ley de
tanta importancia y trascendencia para el desarrollo de la sociedad a la que servía.

Finalmente, fue un estadista y moralista. Promovía la moral, la virtud y el trabajo duro para el
beneficio de la patria y la sociedad. Promovía la excelencia en sus estudiantes, la rectitud y
ecuanimidad del resultado final de los exámenes. Su visión de estadista se centraba en la promoción y
ejercicio de políticas públicas en el área de higiene social en tópicos como: alcoholismo, enfermedades
venéreas, control de natalidad, tuberculosis, etc. Su nivel de responsabilidad ciudadana lo llevó a alzar
su voz crítica en contra del gobierno de Juan Vicente Gómez debido a la alta mortalidad infantil en ese
momento, acusación que lo llevó al exilio en Curazao por diez meses por resguardo personal. Por otra
parte, promovió la organización colegiada de los médicos. Participó en la creación del Colegio de
Médicos de Venezuela, que luego dio origen a la Academia Nacional de Medicina. También participó
en la creación y ejecución de los congresos venezolanos de medicina y el Instituto Anatómico. Por un
corto espacio de tiempo, fue rector de la Universidad Central de Venezuela.

Más allá de exaltar lo grandioso de este caraqueño, es menester que los universitarios,
estudiantes de cualquier nivel y, ciudadanos en general, tengamos como modelo a seguir al Dr. Razetti.
Su polifacetismo, su amor por la patria, su oportunidad de mejora de las cosas con visión de futuro son
elementos que deben ser considerados por los ciudadanos de hoy, quienes tenemos la inmensa tarea de
reconstruir un país de los estragos de la corrupción, el clientelismo, del populismo, el conformismo.
Debemos ser incansables como este grandioso civilizador, quien consagró su vida entera al trabajo, al
cultivo de su espíritu y al culto de su hogar; respetó la ciencia, porque la consideraba la única fuerza del
progreso humano, amó a su Patria con orgullo y con deseo de engrandecimiento. Sin lugar a dudas, nos
toca enarbolar la bandera del conocimiento, de la meritocracia, del trabajo duro para el progreso de
nuestro país y garantizar a las futuras generaciones un mejor porvenir en el “país de las oportunidades”:
Venezuela.

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