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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD POLITÉCNICA AGROINDUSTRIAL DEL TÁCHIRA
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN EN INFORMÁTICA

LA COMUNICACIÓN EN LOS PROCESOS GRUPALES


COMUNITARIOS

(Ensayo)

INTEGRANTE:
ANA GABRIELA LEMUS GARCÍA
Cédula: V-31.123.251
Celular: 0424-7745930
Correo-e: Ana700333@gmail.com
Sección: Única
SAN CRISTÓBAL, MAYO 2021

LA COMUNICACIÓN EN LOS PROCESOS GRUPALES COMUNITARIOS

El ser humano es un ser incompleto que se complementa en el otro y con


los otros. La idea de sociedad surge de esta conciencia de incompletud. El
individuo aislado y autosuficiente es una abstracción poco eficiente en la práctica.
Por ello, la realización de una persona siempre se concreta en los otros y es en el
reconocimiento de los otros que toda persona logra consolidar sus derechos
humanos.

Por eso es tan importante reflexionar sobre los procesos grupales


comunitarios, porque refieren a las formas en que los seres humanos establecen
relaciones para el logro de sus objetivos comunes. Sin embargo, para el objetivo
de este trabajo, es importante diferenciar sociedad de grupo comunitario. En la
sociedad los grupos humanos comunitarios se complementan en la producción de
los bienes y servicios que todos necesitamos para la subsistencia, pero esta
complementariedad social muchas veces se presenta anónima e impersonal, el
interés de estas relaciones sociales muchas veces atiende sólo al beneficio e
intercambio económicos.

Los procesos grupales comunitarios, en cambio, atienden a grupos


humanos claramente identificados entre sí, son porciones más pequeñas de la
sociedad que comparten un territorio común, en el que poseen reglas comunes de
convivencia, sentido de identidad, cohesión y compromiso moral. Las necesidades
de estos grupos comunitarios son concretas y atienden a una conveniencia común.

Uno de los aspectos más importantes de los procesos grupales


comunitarios, para que su accionar logre el objetivo fundamental de resolver los
problemas que tienen en común, es la comunicación. Es decir, el proceso a través
del cual todos los miembros de una comunidad logran entender y hacerse entender
sobre los objetivos y propósitos de lo que se pretende hacer, los beneficios que esa
acción traerá a ese grupo o comunidad y el esfuerzo y responsabilidad que cada
uno debe aportar en la misma.
Quizás este punto sea el más complejo dentro de una comunidad,
entendiendo que en ella no sólo conviven individuos con intereses comunes, sino
que además esos mismos individuos se constituyen en grupos con intereses más
particulares. En este sentido, el grupo agregaría una forma de clasificación o
jerarquización de los individuos que componen una comunidad y con ello, un
proceso de fragmentación en los intereses y objetivos de la misma. Aunque es
legitima esta aspiración de los grupos a alcanzar metas definidas al interior de sí
mismos –y que no atañen a todos los integrantes de una comunidad determinada-,
es aquí donde los procesos de comunicación se hacen fundamentales para, por una
parte, no romper la unidad de acción del colectivo comunitario en pro de sus
intereses; y por otra parte, para que la acción comunitaria no se incline
desequilibradamente a la atención de los intereses de un grupo particular dejando
fuera o postergando los intereses del resto de la comunidad.

Una eficiente comunicación comunitaria –basada en principios y valores


de convivencia comunitaria, que se traduce en un espacio para ejercer los
derechos humanos- debe estimular la participación y el protagonismo de sus
integrantes, buscar prioritariamente la solución entre todos aquellos problemas
que afecten a las mayorías. Y es que para que exista justicia social, en los
procesos comunitarios debe quedar claro –es decir, debe hacerse comunicable-
que el objeto es mejorar las condiciones de vida de la comunidad, puesto que toda
realidad es mejorable y corresponde al conjunto de la comunidad decidir dónde y
cómo puede mejorar su situación y cuáles son los aspectos, temas o problemas
más importantes o prioritarios para actuar.

Cuando se afirma que en una comunidad los individuos comparten un


compromiso moral, se hace referencia a que la acción comunitaria no debe
contribuir a la desesperanza, la apatía, el desencanto, sino al fortalecimiento de la
acción colectiva y a la atención de los intereses de la mayoría; con toda seguridad,
en la satisfacción de las mayorías de la comunidad, los grupos que se conformen
en ella alcanzarán la satisfacción de sus propios intereses.

La mejor aspiración en estos procesos grupales comunitarios, es la fusión


comunidad/grupo; porque en los grupos no sólo existen intereses particulares, sino
habilidades y potencialidades diversas que puestas en comunidad de acción harán
efectivo los procesos comunitarios que se propongan. En este sentido, los
procesos comunitarios –aquellos que integran a la totalidad de los individuos que
integran una comunidad- se constituyen en los espacios de la planificación, la
comunicación solidaria, la jerarquización de los problemas y necesidades
principales que deben ser atendidas, mientras que los procesos grupales –aquellos
integrados por individuos con intereses y habilidades comunes- activarán las
funciones que entran en juego cuando los individuos se relacionan con el grupo
social al que pertenecen. Este criterio de complementariedad es el que,
adecuadamente orientado y comunicado a los integrantes de un colectivo
comunitario, garantizará el desarrollo y fortalecimiento de las comunidades.

En conclusión, el respeto a la individualidad no niega que solo en la


convivencia comunitaria es que el individuo alcanza su máximo desarrollo
humano, que gracias a los procesos grupales comunitarios es que el ser humano
dignifica su existencia al satisfacer sus derechos materiales y morales, y que el
funcionamiento de las comunidades humanas es posible gracias a la
comunicación.

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