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PARTICIPACIÓN CIUDADANA
2 créditos
Profesor Autor:
Dra. Nelly Tatiana Quijano Velásquez Mgs.
Titulaciones Semestre
DERECHO
Tabla de contenido
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Unidad 3 Participación Ciudadana y Capital Social
Resultado de aprendizaje de la unidad: Analizar los diferentes grupos de capital social
que la participación ciudadana puede promover.
.
Conocemos como estudiantes de economía que éste término ha sido utilizado para
trabajar específicamente en su área (economía), sin embargo la definición es muy grande
y amplia que abarca diferentes grupos de personas unidas con un solo objetivo el de
mejorar y mantener un bien común. Por otra parte el capital social también es considerado
como las normas y redes que facilitan la acción y la cooperación para beneficio de quienes
lo trabajan o del bien común.
Entonces podemos referirnos al capital social como el trabajo en conjunto que busca un
bienestar mutuo que se propuso como una meta y que por su duro trabajo lo han
alcanzado.
¿Cómo construimos este capital social? Básicamente el capital social se construye a base
de las relaciones de confianza de quienes integran el grupo de trabajo, de esta manera
pueden trabajar con cierta certeza de que las metas trazadas se van a cumplir. La afinidad
de las personas es muy importante para este trabajo en grupo, recordemos que mientras
más afinidad haya más rápido se propondrán metas y soluciones para empezar con el
trabajo, de tal manera que las ideas coincidan y sus objetivos sean los mismos. Además
del logro de las metas serán celebrados por todos de manera unánime ya que todos
coincidían con los objetivos, estos factores entro otros facilitan el empoderamiento de
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procesos que al momento de trabajar son necesarios para tener y gozar de la igual de
oportunidades que se quiere lograr con la participación de la ciudadanía y al final la
satisfacción de tener haber suplido todas las necesidades que se tenían.
Cuando hablamos políticamente del capital social no solo las relaciones de cooperación y
la confianza en el interior de la comunidad nos van a ayudar a cumplir con todas las
necesidades que tenemos como metas si no también nos van a ayudar a relacionarnos
con el estado, ya que podríamos negociar ciertos beneficios para nuestra comunidad, esto
logrará reducir los costos de transacciones, para producir bienes públicos y facilitar la
constitución de organizaciones de gestión de base efectivas, de actores sociales y de
sociedades civiles. Entonces podemos decir que una comunidad que tenga un
representante que formal que siempre este participando activamente de todos los
procesos gubernamentales y pueda expresar sus ideas delante de quienes pueden
contribuir, asegurará el mejoramiento de los servicios públicos y el cumplimiento de las
necesidades de las comunidades, y es que todo sabemos y entendemos que cuando
existe una interrelación y una buena comunicación tanto con los ciudadanos como con los
individuos de seguro mejoran los procesos y las comunidades mejoran sus necesidades,
además de poder generar ideas y proyectos que generen mejoramiento para el territorio
gobernado.
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De todas estas relaciones entre el ciudadano representante y el estado surge la posibilidad
de transparentar los procesos de desarrollos comunales y que la gestión pública sea más
eficiente en todos los niveles de gobiernos refiriéndonos a los nacionales, regionales,
provinciales, cantonales, parroquiales y comunales.
Con la unión y la creación de estas relaciones entre estado y ciudadanos logramos que
las diferencias ya no sean un problema para los planes de desarrollos de cualquier
territorio, en caso contrario el estado se fortalece con ideales ciudadanos que suplen las
necesidades de primera clase. Escuchando al pueblo es que se conoce la necesidad en
la que viven, de esta manera se ahorra presupuesto innecesario y pelas injustas.
Aparece en este capital social otro elemento fundamental que es el reconocimiento a los
derechos sociales de las personas, basados en los derechos humanos que sabemos
están consagrados en la Declaración Universal de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), a estos derechos se los conoce también como derechos de segunda generación
(derechos sociales, económicos y culturales) y se establecieron con el fin de garantizar el
bienestar económico, el acceso al trabajo, a la educación, y a la cultura de esta forma se
asegura el desarrollo de los pueblos y de los seres humanos. Entenderemos que también
se tratan de políticas que son orientadas al bienestar de la ciudadanía, dando a cada uno
por igual lo que le corresponde o dividiendo de manera equitativa todo lo que se refiere a
trabajo, riquezas etc. Además hablaremos también de la inclusión de todas las etnias,
que no existen distinciones de género, y que siempre se presente la igual de condiciones
y de oportunidades para el desarrollo socioeconómico, de igual manera para las
comunidades que han sido excluidas debido a los límites de los impuestos por la misma
sociedad.
En conclusión podemos decir que los derechos sociales buscan que los ciudadanos
tengan las mismas oportunidades a desarrollarse, por tanto el capital social vela por la
igual socioeconómica y por los derechos sociales. La ciudadanía social busca asegurar
que cada cual sea tratado como un miembro pleno de una sociedad de iguales.
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Bibliografía obligatoria
María M. Gil Barvo, Participación Ciudadana: Elemento clave en los procesos de desarrollo de
una nación, 2010, Dialnet, p.01 - 08
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Las ideas de Bourdieu influyeron en la sociología norteamericana, particularmente
en los planteamientos de James Coleman (1988, pp. 95-120), quien insertó el concepto
de capital social en la estructura social y en la acción racional, destacando la importancia
en la acción humana de las normas, las relaciones de confianza y las obligaciones mutuas
que enlazan las relaciones sociales, pues contribuyen a incrementar otros tipos de capital
y permiten el funcionamiento de la economía al imponer reglas y sanciones que regulan
el interés. El capital social para Coleman deviene en un bien público imposible de
apropiarse individualmente, por lo que la sociedad debe procurase a sí misma los medios
para acrecentar el capital social en sus instituciones básicas (Rist, 2000, p. 140).
Así, el término capital social de origen economicista enfrenta ahora una eclosión
temática en la sociología del desarrollo, pues está siendo aplicado indiscriminadamente
dando lugar a lo que algunos autores han denominado la "plétora de capitales". Empezó
aplicándose en los estudios sobre el acceso familiar a la educación, se extendió al estudio
de los grupos excluidos que conforman, vecindarios y agrupaciones de inmigrantes
urbanos, en las formas de asociación ciudadana, hacia temas de economía informal, se
aplicó en asuntos de democracia y gobierno, en el análisis de las instituciones locales, en
las relaciones internacionales en Europa del Este, y en general en temas de economía y
desarrollo.
De esta manera haciendo un recorrido por la historia podemos contemplar que el capital
social de cualquier aspecto o manera que queramos verlo siempre da mención al trabajo
grupal para el mejoramiento de las comunidades inmersas en la planificación de desarrollo
ya sea local o nacional. Se buscan beneficios comunes que ayuden a los territorios a
suplir sus necesidades de manera mutua, interactuando con el gobierno y los ciudadanos
siendo estas dos partes las beneficiadas de dicho proceso. La descentralización estatal
exige una efectiva contraparte de participación ciudadana, no como reacción coyuntural y
episódica, o como inducción externa de los agentes de desarrollo, sino como acción
colectiva del tipo "abajo hacia arriba" que a largo plazo supere las influencias particulares
y fragmentarias en dirección al interés compartido, que sustituya el individualismo.
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Tema 2: Características del capital social.
Cuando hablamos de capital social podemos hablar de tres autores que estudiaron esta
teoría Bourdieu, Coleman, y que definieron cuatro teorías que hoy en día son utilizadas y
siguen siendo estudiadas. La primera es la comunitaria que identifica el capital social con
asociaciones cívicas, la segunda que es las redes, que analiza también las relaciones
verticales y no solo las horizontales, así como los vínculos que se forman entre
organizaciones y grupos, la tercera que es la institucional, que se adscribe a la vida de
las asociaciones cívicas creadas legalmente, institucional y jurídicamente donde operan y
la cuarta la sinérgica, que se orienta a identificar los factores que generan sinergia para el
desarrollo, así como alianzas cuerpos profesionales y “relaciones entre y dentro de
burocracias estatales y diversos actores de la sociedad civil”.
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1. Factores constituyentes
2. Elementos integradores
El primero hace referencia a los mecanismos que constituyen el capital social, es decir
cómo se construye o como se destruye, el segundo y tercer punto claramente manifiesta
los efectos del capital social aquí tratan de definir los elementos del mismo y las
modalidades como se la puede emplear. Las dos últimas características son de aparición
reciente que dan respuesta a una necesidad de hacer diferenciaciones más útiles.
A continuación veremos una tabla demostrativa sobre las dimensiones del capital social:
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Configuración de la red La forma en que se configuran las
redes estructuralmente en términos de
densidad, conectividad y jerarquía.
Organizaciones apropiables Identificadas por Coleman, indican la
posibilidad de apropiarse en cierta
dirección de recursos, experiencias y
conocimientos desarrollados para otros
propósitos.
Cognitiva Códigos y lenguajes Refiere el poder inherente a códigos y
lenguajes compartidos para dar acceso
compartidos
a personas e información.
Narrativas Compartidas Se conforma de mitos, historias y
metáforas que pueden ser poderosos
medios para promover significados
dentro de una comunidad.
Relacional Confianza Hace posible compromisos orientados
al intercambio y a la cooperación.
Normas Inhiben o fomentan conductas que dan
lugar a intercambio y la cooperación
Obligaciones y expectativas Reconocidas por Coleman,
representan compromisos o deberes
de emprender alguna acción futura.
Identificación La identificación con un grupo aumenta
las posibilidades de intercambio y
colaboración.
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sus reglas de intercambio, son voluntarias y temporales. Los mecanismos individuales de
acatamiento son los contratos y la dependencia de recursos; mientras los colectivos son
las relaciones personales y la confianza construida fuera de la arena económica
(Hollinsworth y Boyer, APUD Luna, 2003: 55).
Confianza
Cuando se vivido en un mundo en el que las personas ven su propio bienestar sin
importarle los demás, una de las principales características para generar participación
ciudadana de be de ser la confianza que existen entre individuos, de tal manera que
negociar sobre mejoras para su comunidad sea lo único que interese.
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Los individuos siempre tienden a compartir sus necesidades, por ende a relacionarse con
las demás personas y de esta manera emprender su capital social, sin embargo en
algunos casos no es posible que suceda esta relación debido a que entre los individuos
siempre existen variaciones individuales, esto genera a cierto tiempo que la confianza se
pueda traicionar o perder.
Pues tendremos que conocer que la confianza se da cuando dos personas interaccionan
entre sí o con más personas a su alrededor, en donde una confía en otra o un grupo confía
en el otro grupo, siempre tomando en cuenta las circunstancias que se den en relación a
las acciones realizadas por los demás. También podremos decir que la constancia es una
expectativa que mantiene a la persona con una seguridad sobre la manera que otra
persona actuará de buena voluntad y haciendo las cosas bien. Así podemos generar que
la confianza sea recíproca entre los dos individuos que se darán un soporte emocional y
uno brindara su confianza y el otro la recibirá. También podemos saber de confiar de otra
persona conociendo su reputación para realizar ciertas formas de trabajo, además de su
manera de obrar, conocer sus intenciones y los motivos para emprender junto con
nosotros, pudiendo identificar y mantener una empatía, esperando a futuro que los
resultados sean los mejores en beneficios de ambas partes.
“También es importante destacar que mientras mayor sea el nivel de confianza dentro de
una comunidad, la probabilidad de generar cooperación es mayor y la cooperación por sí
misma genera confianza. Además, las expectativas positivas relacionadas con los otros,
facilitan el comportamiento positivo cuando interactúan. Dichos comportamientos, a su
vez, fortalecen las expectativas positivas, esto genera un ciclo virtuoso en el cual las
perspectivas y las acciones colaboran para crear y reforzar las metas deseadas (Putnam,
APUD Kramer, 2010: 83). En este sentido se puede decir que las actividades compartidas
—según plantea Uzzi en la entrevista realizada por Godfrey (2008: 10)— son una
maquinaria que permite construir redes poderosas ricas en capital social.”
Normas
Los seres humanos han sido dotados de una amplia gama de instintos, y es por ello que
para sobrevivir han tenido que aprender a depender unos de otros, y a cooperar para
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satisfacer cuando menos sus necesidades básicas. Lo que hace posible esta cooperación
y esta interdependencia es un sistema de patrones de conducta aprendidos, que son
compartidos por los miembros de una cultura y se deben explicitar. A estas pautas de
conducta compartidas, o patrones de comportamiento, se les denomina normas (Cohen,
1984: 48), las cuales son un condicionamiento de conducta socialmente sancionada
(Pratt, 1984: 201).
Estrategia
Al iniciar su microempresa las personas deciden darle valor agregado a sus productos,
lograr precios competitivos y formas de comercializar sus productos, y para lograrlo
buscan formas que les faciliten lograr sus objetivos. A estas maneras o medios a través
de los cuales se pretende alcanzar lo propuesto se les denomina estrategias. Existe
evidencia empírica que demuestra que entre las estrategias de poder existentes en las
organizaciones están el conocimiento y la información (Koslowski y Stashevsky, 2005:
28), así como la constitución de vínculos entre la organización y sus contextos (Bartoli,
1992: 145), dentro de los cuales pueden formarse redes de relaciones que son un punto
de apoyo para el progreso de la empresa.
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Aquí podemos encontrar a las agrupaciones militares, las fraternidades, los country club,
las gangas urbanas, las asociaciones empresariales, profesionales y laborales y los
grupos étnicos y los círculos políticos, entre otros.
El capital social tiende a ser excluyente debido a que agrupa a los individuos por sectores
de tal manera que convierte a la sociedad en poco prospera, injusta y un poco solidaria,
lo que significaría lo adverso de como definimos al capital social en líneas anteriores. Aquí
también se genera desconfianza entre grupos sectoriales.
Este capital social invita a integrar y a interrelacionarse entre los grupos que fueron
sectorizados por el capital social de enlace, por eso su nombre de puente ya que crea
relaciones entre sectores, incluye las comunidades No obstante, este tipo de capital social
precisa de instituciones públicas confiables para mediar las relaciones anónimas entre
extraños; instituciones que hagan valer normas de confiabilidad entre personas que no
pertenecen a la misma familia, club, oficio, gremio, secta, raza o grupo étnico.
Uno de los retos para el capital social de puente es el ambiente general de desconfianza
ante las instituciones públicas. En una situación de capital social pobre, las instituciones
suelen violar sus propias normas y reglamentos, creando un ambiente de incumplimiento
cotidiano. Esta desconfianza tiene consecuencias directas sobre el comportamiento
económico dado que aumenta el nivel de incertidumbre, que a su vez es causa de
inestabilidad social. Cuando los símbolos de autoridad se corrompen, el ciudadano se
desmoraliza, y cuando la confiabilidad está en juego, la prosperidad disminuye. El capital
social de puente propone proveer estabilidad a las transacciones sociales y económicas
a través de la convivencia ordenada por patrones de conducta compartidos y formalizados
en instituciones operantes y confiables, públicas y privadas, que refuerzan el valor de la
solidaridad.
También es importante notar el impacto del capital social sobre la implantación de políticas
públicas efectivas. Una vez queda establecido que tanto el espacio público como la
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agenda política son propiedad y responsabilidad de los ciudadanos (y no de la clase
política), estos primeros se encargarán de crear instituciones operativas a través de las
cuales sus voces se hagan valer. En otras palabras, el compromiso ciudadano con las
instituciones públicas que soslayan la autoridad política facilita la implantación de políticas
públicas funcionales y beneficiosas para el desarrollo económico.
El capital social requiere reemplazar la incertidumbre con la confiabilidad. Por esta razón,
las instituciones mediadoras deben trascender los límites de confianza de los grupos
cerrados para dar paso a un sentido generalizado de confiabilidad y credibilidad que solo
obtendrán a través de la aplicación equitativa de las normas comunes a todos; deben
propiciar un ambiente donde todos los ciudadanos conozcan las reglas de convivencia en
la vida social y económica y donde se espera que sean aplicadas de forma ecuánime y
anónima. Esta confianza es el mecanismo por el cual las instituciones podrán hacer valer
sus acuerdos interrelaciónales. Finalmente, el capital social de puente y de acceso
despersonaliza las interacciones y alientan a recompensar el mérito anónimo, abriendo
así oportunidades para la iniciativa y la innovación, sin dar lugar a favoritismos, corrupción
y lealtades personales. Por el contrario, las prácticas de excepción tan valoradas por la
mentalidad autoritaria constituyen un lastre que deprecia el capital social y denigra la
calidad de vida.
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comunidad, luego de unas comunidades con otras y finalmente de su capacidad para,
conjuntamente, crear y mantener alianzas con las estructuras de poder. La amplia
aceptación de normas compartidas hace que el comportamiento público sea más
predecible al reducir la incertidumbre, incentivar la toma de riesgos y aumentar la
eficiencia económica.
Es harto conocido que uno de los componentes centrales del capitalismo es la presencia
de un Estado de derecho que garantice tanto la integridad de la propiedad privada, como
la aplicación universal de normas contractuales entre agentes sociales. Ningún ciudadano,
por ejemplo, invertiría capital en una empresa o en una propiedad si pensara que esta
puede ser incautada arbitrariamente por el Estado; o entraría en un acuerdo contractual
con un tercero si no tuviera la garantía judicial (del Estado) de hacerlo cumplir. Asimismo,
tampoco depositaría dinero en un banco si no supiera que la conducta de los bancos está
reglamentada por el Estado para evitar la depredación. La confianza, en otras palabras
no se basa en la suerte ni en las expectativas de buena fe, sino en la existencia de normas
sociales confiables, formales e informales, sociales y estatales.
De modo que el Estado ejerce una función central en el desarrollo y la promoción del
capital social. Dicho de otro modo, el capital social no es posible sin la función rectora del
Estado (administrada por el Gobierno) y el ejercicio vigoroso de su responsabilidad social.
Se trata de un nivel de confiabilidad en las relaciones humanas que trasciende los
intereses privativos del capital y la lógica del mercado.
Bibliografía complementaria
Anthony Bebbington y Víctor Rugo Torres D., Capital social en los Andes, FLACSO, 2001, p. 01 - 35
Patricio Valdivieso, Capital social y participación ciudadana una perspectiva desde el cono sur de
América: Porto, Montevideo y Santiago de Chile, Opinión Pública, 2012, p.01-153.
José Ignacio García, una visión estructural del Capital social, Revistas redes redivis, 201, vol. 20
No. 6
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