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Interacción
Endometrio
Trofoblasto, en la
Implantación
Humana:
Revisión de la
Literatura
Obstetricia-Dra. Sonia Robles

JAMILEX XIOMARA ALVARADO TOLA


Interacción Endometrio Trofoblasto, en la Implantación Humana: Revisión
de la Literatura

Un embarazo garantizado será la interacción entre diferentes factores tanto


hormonales como moleculares e inmunomoduladores. Para ello se establece
un gran estrecho de relación entre el endometrio y el blastocito
específicamente. Por lo tanto, se puede decir que la implantación es un factor
muy importante para la reproducción que necesita un embrión competente y un
endometrio receptivo.
El endometrio al largo de la vida reproductiva de una mujer sufre un sin número
de cambios con una duración de 28 días de manera cíclica. Para ello se debe
mencionar tres fases principales por las que el endometrio pasa: fase
proliferativa, fase secretora y la fase menstrual. Esta constituido principalmente
por tres capas las cuales son, capa compacta superficial, la capa esponjosa
intermedia y la capa basal.
Fase proliferativa: en esta etapa se da el crecimiento de los folículos ováricas
gracias a los estrógenos.
Fase secretora: es una respuesta a la progesterona del cuerpo lúteo.
Fase menstrual: esto es el desprendimiento del endometrio debido a que no
hay fecundación.
Antes de la implantación, el embrión en estado de mórula pasa de la tuba
uterina a la cavidad uterina. Hacia el cuarto día después de la fecundación se
forman espacios entre las células de la masa interna los cuales aumentan por
la filtración de liquido desde la cavidad uterina. El embrión formado recibe el
nombre de blastocito, donde su masa interna se denomina embrioblasto y la
masa externa trofoblasto. En los días 6-7 el trofoblasto empieza a adherirse al
epitelio del endometrio para luego sumergirse en el estroma endometrial.
Fase de precontacto: el blastocisto toma posición dentro de la cavidad uterina
sobre el tejido endometrial. Permanece inmóvil y se orienta con el polo
embrionario hacia el endometrio para permitir más adelante la adecuada
formación de la placenta.

Fase de aposición: entre los días 5-8 del desarrollo embrionario el blastocisto
comienza a situarse y buscar un lugar en el útero donde adherirse e
implantarse. Generalmente esto sucede en el tercio superior de la pared
posterior del útero. El blastocisto orienta su masa celular interna en el polo en
el que el trofoectodermo se va a adherir al epitelio endometrial, iniciándose el
diálogo bioquímico entre el embrión y las células endometriales.

Fase de adhesión: el blastocisto necesita romper la zona pelúcida para su


implantación. Cuando esto sucede, comienza la fase de adhesión, que dura
entre unos minutos y unas horas, y donde el blastocisto queda adherido al
epitelio endometrial. En este momento el endometrio pasa de un estado no
receptivo a receptivo.

Fase de invasión: este proceso ocurre el día 8 y es cuando el blastocisto (más


concretamente el trofoblasto embrionario) invade el estroma endometrial y se
mete dentro del endometrio. El embrión rompe la membrana basal y penetra en
los vasos sanguíneos maternos. Las células trofoblásticas desplazan, disocian
y sustituyen a las células epiteliales, continuando por invadir la membrana
basal y el estroma subyacente.

Debido a que la implantación no es un proceso unilateral, en el endometrio es


necesario y debe poseer ciertas características, como encontrarse en la fase
proliferativa del ciclo menstrual. Debido a esto, el factor materno con la
expresión génica endometrial y los cambios morfológicos y biológicos que se
efectúan desde la estimulación hormonal influyen alterando la expresión de
genes y los marcadores de las moléculas secretadas de la receptividad
endometrial, así, el factor materno es el aporte decisivo para que pueda ocurrir
la implantación embrionaria.

La evolución de las tecnologías ha abierto camino para la identificación de


potenciales marcadores de receptividad endometrial, a pesar de su validación
continúa siendo una preocupación relevante. Puede concluirse que la
implantación embrionaria humana es aún un proceso con muchos factores e
interacciones desconocidas y que la investigación futura debe insistir en su
esclarecimiento y en la integración de datos de estudios genómicos,
proteómicos, lipidómicos para la determinación de biomarcadores con
significado clínico.

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