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¿Qué es la personalidad?
La amplia variación en los puntos de vista hace difícil llegar a una sola defi nición. Sin
embargo, proponemos que la personalidad se defi ne como aquellas características
psicológicas internas que determinan y reflejan la forma en que un individuo responde a su
ambiente. El énfasis en esta definición está en las características internas: aquellas
cualidades, atributos, rasgos, factores y gestos característicos que distinguen a un ser
humano de otros.
La naturaleza de la personalidad
Puesto que las características internas que constituyen la personalidad de un individuo son
una combinación única de factores, no existen dos seres humanos exactamente iguales.
A los mercadólogos les interesa saber cómo infl uye la personalidad sobre el
comportamiento de consumo, ya que dicho conocimiento les permitirá entender mejor a los
consumidores, para después segmentar y elegir como objetivo a quienes tengan mayores
probabilidades de responder positivamente a sus mensajes sobre bienes o servicios.
Los profesionales del marketing intentan aprender todo lo que sea posible acerca de los
consumidores innovadores quienes están abiertos a nuevas ideas y son de los primeros en
probar nuevos productos, servicios o tendencias, ya que en el mercado la respuesta de estos
innovadores es con frecuencia un indicador fundamental del éxito o fracaso finales de un
producto o servicio nuevos.
Los rasgos de personalidad que han resultado útiles para establecer la diferencia entre los
consumidores innovadores y los no innovadores son el deseo de innovación, el dogmatismo,
el carácter social, la necesidad de originalidad, el nivel óptimo de estimulación, la búsqueda
de sensaciones, y la búsqueda de variedad y novedad.
Los estudiosos del consumidor se han esmerado por desarrollar instrumentos de medición
para evaluar el nivel del deseo de innovación en los individuos, ya que la medición de ese
rasgo de la personalidad brinda información importante sobre la naturaleza y los límites de
la “voluntad para innovar” en una persona. Con el paso de los años, el rasgo del deseo de
innovación del consumidor se ha relacionado con la necesidad de estimulación, la búsqueda
de novedad, y la necesidad de originalidad.
Mientras que los estudios previos acerca del deseo de innovación del consumidor han
tratado dicho constructo como un sólo rasgo de la personalidad, una investigación reciente
que examinó los productos de alta tecnología desarrolló un modelo jerárquico consistente
en tres niveles de personalidad:
Carácter social: rasgo de la personalidad conocido como carácter social tiene sus orígenes
en la investigación sociológica, la cual estudia la identifi cación y clasifi cación de los
individuos en tipos socioculturales distintos. Al igual que en la psicología del consumidor, el
carácter social es un rasgo de la personalidad que fl uctúa a lo largo y continuamente desde
la dirección interna hasta la dirección hacia otras personas. Los consumidores dirigidos
internamente tienden a depender de sus propios valores o estándares internos al evaluar
los nuevos productos, y son proclives a volverse consumidores innovadores. A la inversa, los
consumidores dirigidos hacia otras personas tienden a buscar la guía de los demás para
distinguir lo que es apropiado o inapropiado; de tal manera que son menos propensos a
volverse consumidores innovadores.
Necesidad de originalidad: Todos conocemos a seres humanos que buscan ser únicos. Para
estas personas, cumplir con las expectativas o ajustarse a los estándares de los demás, ya
sea en imagen o en sus posesiones, resultaría digno de evitarse. Es más, esperaríamos que
tal necesidad fuera más sencilla de expresar o de ejercer, si no se tuviera que pagar cierto
precio en la forma de crítica por parte de los demás.
Los investigadores del consumidor se interesan cada vez más en explicar cómo los factores
cognitivos de la personalidad influyen en los diferentes aspectos del comportamiento del
consumidor. En particular, dos rasgos cognitivos de la personalidad la necesidad de
cognición y los sujetos visualizadores contra verbalizadores han sido de gran utilidad para
comprender determinadas facetas del comportamiento del consumidor.
Visualizadores contra verbalizadores: Es bien conocido que algunos individuos suelen ser
más receptivos ante la palabra escrita y preferirla como una forma de obtener información
confiable; mientras que a otros les agrada más responder a los elementos y los mensajes
visuales como fuentes de información. De acuerdo con tal distinción entre sujetos, la
investigación sobre la personalidad cognitiva clasifi ca a los consumidores en dos grupos:
visualizadores (quienes prefi eren la información de tipo visual y los productos que se
enfocan en el sentido de la vista, como el interés por afi liarse a un club de afi cionados a las
grabaciones en video); y los verbalizadores (quienes prefi eren la información y los
productos escritos o de tipo verbal, como el gusto por afi liarse a talleres de lectura o a
clubes de aficionados a las grabaciones en audio).
El individuo típico con fijación u obsesión por el consumo muestra las siguientes
características:
La evidencia disponible sugiere que el etnocentrismo varía según el país y el producto. Los
consumidores mexicanos, por ejemplo, son más etnocéntricos que los franceses y los
estadounidenses; y los consumidores malasios, aun cuando prefi eren comprar trusas,
camisas, ropa interior y cinturones de manufactura local, también buscan adquirir gafas
para sol y relojes importados. Otros hallazgos sugieren que algunos consumidores
estadounidenses de mayor edad, como recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, todavía se
rehúsan a comprar productos alemanes y/o japoneses; en tanto que algunos consumidores
alemanes y japoneses pueden sentir lo mismo acerca de los bienes estadounidenses.
Cosmopolitismo
En cierta forma, el rasgo de cosmopolitismo del consumidor es con mucho lo opuesto a una
visión etnocéntrica; es decir, un consumidor con una orientación cosmopolita consideraría
al mundo como su mercado, y se sentiría conscientemente atraído hacia productos,
experiencias y lugares de otras culturas. Investigaciones cualitativas recientes efectuadas en
Australia sugieren que el aumento en el multiculturalismo encontrado en muchos países
puede hacer que un individuo desarrolle una mentalidad cosmopolita dentro de su país y su
cultura natales.
Personalidad de la marca
La personalidad de la marca puede ser: Funcional (Confiable y fuerte) y Simbólica («El atleta
que todos llevamos dentro»).
Antropomorfismo de un producto
Personificación de la Marca
Los mercadólogos aprendieron hace mucho tiempo que, en las mentes de los consumidores,
ciertos productos tienen una fuerte asociación geográfica. Resulta interesante que los
nombres geográficos de algunas marcas en ocasiones sean conocidos, desconocidos o
incluso ficticios.
Por ejemplo, el queso crema Philadelphia el cual, de hecho, se elabora en Illinois, aun
cuando utilice el nombre de una de las ciudades más grandes de Estados Unidos.
Personalidad y color
Los consumidores no sólo atribuyen rasgos de personalidad a bienes y servicios, sino que
también suelen asociar ciertos factores de la personalidad con colores específicos.
Por ejemplo:
Resulta más preciso considerar que los individuos tienen identidades múltiples. Una persona
sana o normal tiende a exhibir una personalidad algo diferente en cada una de tales
situaciones o roles sociales.
La identidad extendida
Alteración de la identidad
La vestimenta, los artículos para el arreglo personal o los cosméticos, y toda clase de
accesorios dan a los consumidores la oportunidad de modificar su apariencia y alterar así su
“identidad”. Al usar productos que alteran la identidad, los consumidores intentan
frecuentemente expresar su individualismo o singularidad creando para sí una nueva
identidad, manteniendo la identidad existente y extendiendo la identidad.