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de Joseph Campbell
termina en 1605 la primera parte del Quijote (la segunda vendría diez años después).
Novela que inicia y narra la historia de Don Quijote de la Mancha, un héroe, o quizá,
intento de héroe, moderno, que recorre gran parte del territorio español en busca de
grandes hazañas) como para ayudar a los necesitados y acabar con las injusticias (desfacer
tuertos y enderezar sinrazones), siempre fiel en su viaje a seguir las normas de la andante
pobre quien, después de abandonarse a la lectura sin fin de los libros de caballería (en la
cual podía consumir días enteros) pierde la cordura, y, enamorado del heroico estilo de vida
de la caballería que se narraba en los libros, decide reproducir en su vida dichos ideales y
sale en un viaje en busca de aventuras. No sin antes, por supuesto, armarse de todo lo
indispensable para un caballero: un par de armas, una armadura, un fiel escudero, y una
heroína a la cual dedicarle todas sus hazañas. El viaje sin embargo no sale como lo
esperado, no sólo porque en la época en la que vive Don Quijote hace mucho que se
extinguió el estrato guerrero que predominó en la Edad Media, sino porque al momento en
el que Don Quijote intenta reproducir los episodios de los libros de caballerías (libros por
estos terminan en desenlaces ridículos y vergonzosos para nuestro héroe: el Quijote se pasa
Cervantes pues no intenta escribir el relato o la historia de un héroe, mucho menos un libro
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de caballerías, sino todo lo contrario; su propósito era hacer una burla de una parte de la
literatura popular, que él pensaba había hecho un gran daño en el imaginario colectivo. En
la época de Cervantes una gran parte de la población (el vulgo, para ser más precisos) leían
los libros de caballerías pensando que toda la carga fantasiosa que ahí se contaba sucedía
una tradición (que persistía a través de una interminable serie de títulos) creando una burla
en segmentos ridículos haciendo mofa de ella. Es decir, trataba de extirpar el mal de raíz
creando una burla de la novela de caballería; donde el héroe en lugar de vencer grandes
donde las grandes aventuras a sortear son los episodios más cómicos y triviales que se
puedan encontrar en un relato, donde la bella princesa depósito del amor cortés del héroe es
en realidad una campesina promiscua y varonil, y donde la necedad por vivir el estilo de la
vida de la caballería (necedad la cual se había generado por la lectura de tales libros y creer
que los disparates que ahí se contaban sucedían realmente) llevaría al protagonista,
demostrar que el personaje del Quijote, si bien lleno de paradojas, es, a pesar de todo, un
héroe. En esto propósito habría que responder primero dos cuestiones, ¿qué es un héroe y
cómo se empata el personaje del Quijote con este concepto? Para este fin (explicar la figura
“La Jornada del héroe” de Joseph Campbell, expuesta en su célebre y más conocida obra El
del inconsciente colectivo, la cual sostiene que a lo largo de la historia para la raza humana
ha existido siempre una visión compartida del mundo sin importar diferencias de época y
cultura, es decir, ha existido siempre en la mente humana una serie de pensamientos, dudas,
deseos, dolores, inquietudes, etc. (o arquetipos como los llamaría Jung), los cuales
muerte, todos tenemos incertidumbre por lo desconocido, todos buscamos algo, todos
vida de todo ser humano, podamos identificar una serie de conductas y episodios que se
Basándose pues en esta teoría, Campbell sostiene que podemos encontrar así mismo
un patrón narrativo en las leyendas e historias sobre héroes de todas las culturas, pues, ¿qué
exageración? Por ejemplo, en diversos relatos clásicos sobre héroes, podemos encontrar en
la construcción del personaje como figura heroica una agrupación de la idiosincrasia propia
que pertenece, este es el caso de héroes como Ulises (La odisea) para Grecia, Lohengrin (El
caballero del cisne) y Sigfrid (El cantar de los nibelungos) para Alemania, Lancelot
(Materia de Bretaña o Leyendas artúricas) y Beowulf para Inglaterra, Roldán (El cantar de
Roldán) para Francia, y el Mio Cid (Cantar del Mio Cid) para España. Es entonces a través
de Campbell donde existe un concepto de unificación para todas esas obras: todos los
héroes son al mismo tiempo un solo héroe. Dicho esto no es de extrañar que la teoría de
“La jornada del héroe” de Campbell se haya visto, a partir de su publicación, como una
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especie de manual para los creadores de historias de corte épico (por ejemplo Star Wars o
los animaciones japonesas del genero Mecha). Sin embargo los lineamientos de la jornada
del héroe también sirven como una especie de manual para las obras clásicas de corte épico
anteriores a Campbell, lineamiento dentro del cual se inscriben, por supuesto, los poemas
épicos, varias de las obras más importantes del medievo y también las novelas de
caballería. Es aquí donde se empata la aventura del Quijote con el concepto paradigmático
de la figura del héroe propuesto por Campbell, pues la novela Cervantina está construida (si
bien a modo de burla) a espejo de lo que eran las aventuras de las novelas de caballerías de
la época.
caballería, en esta línea nos encontramos con clásicos del género como Amadís de Gaula de
popular, en éstos podemos identificar la mayoría de los clásicos antes mencionados, y otros
tantos como Tristán, Percival y Reinaldos de Montalbán, todos historias que, como ya
dijimos, se ciñen a la perfección a la teoría de “La jornada del héroe” de Campbell. Don
Quijote de la Mancha es pues un resumen y una burla a la vez de todas estas obras, pues,
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Dice entonces Campbell que la historia del héroe conforma (o implica) una
mitología (“conjunto de mitos de una cultura, un pueblo o una religión” DRAE) a los ojos
del pueblo, conjunto que implica a la vez el concepto de una unidad, es decir, toda la serie
de mitologías que narran la historia de un héroe pueden ser resumidas o interpretas como
una sola, concepto que el autor norteamericano denomina con el nombre de monomito (12).
Dice además que éste puede ser explicado paso por paso (recordemos que estamos ante un
análisis estructuralista) a través de la teoría de “La jornada del héroe”, un teoría que explica
en doce pasos universales el viaje que el héroe realiza a lo largo de su aventura en toda
historia literaria.
Pasemos pues ahora a la problemática que nos preocupa, ¿es realmente el Quijote
un héroe? Ya hemos visto con Joseph Campbell un par de nociones sobre el significado o
las implicaciones de lo que es ser un héroe, sin embargo, ¿podemos empatar el viaje del
Caballero de la Triste Figura con la teoría de “La jornada del héroe” de Campbell? Pasemos
entonces a analizar la novela Cervantina a través de la lupa de la teoría de los doce pasos
Nos dice Campbell que dentro del viaje del héroe primero nos encontramos con la
etapa del mundo ordinario, que es la descripción o presentación del mundo normal del
héroe antes de que la historia comience. En este punto tenemos en Don Quijote de la
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los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían
sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y
los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa
una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un
mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba
la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de
carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que
tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en
los autores que deste caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles se deja
entender que se llamaba Quijana. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta
que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.” (Cervantes, Don Quijote
I, 27)
de la mediana edad quien, a pesar de ser hidalgo (descendiente de nobles) lleva una vida
austera y de pobreza.
lectura de los libros de caballería a la que dedica todo su tiempo, saltándose incluso las
”En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que
jamás dio loco en el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el
aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero
andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a
ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se
ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y
peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre
ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda; y
así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del extraño gusto que en ellos
sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba.” (Cervantes, Don Quijote I, 31)
para ello, busca salir de viaje en busca de aventuras, quizá también movido por el
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aburrimiento y cansancio de su pobre estilo de vida, es decir, como una forma de escape a
la realidad.
llamada, en este punto el héroe presenta un momento de duda en donde rechaza el llamado
no encontramos propiamente un rechazo por parte del Alonso Quijano a salir de viaje (éste
nunca pierde la convicción y la alegría que la idea de su salida le provoca) pero sí una
especie de obstáculo. Nuestro protagonista descubre que no está listo para salir en su viaje
como caballero, pues no posee los armamentos necesarios que debe tener todo caballero
andante. Dedica entonces una serie de días para preparar su armamento: desempolvar las
armas de sus bisabuelos, construir una celada, bautizar a su caballo, fiel compañero de sus
Veamos ahora la cuarta etapa en el viaje del héroe, la del encuentro con el mentor o
cabo en su novela más bien un desdén de todo elemento sobrenatural que se presenta de
viaje del Quijote el recibimiento de una ayuda por parte de varios personajes. La primera y
más clara quizá (la que más se ajusta a la etapa propuesta por Campbell) sucede en el
primera salida a una venta que él cree ser un castillo, y a cuyo ventero identifica como el
alcaide de ésta. Después de un episodio bastante cómico en el que el Quijote guarda sus
armas durante una noche entera en un corral (gracias a la burla del ventero que busca
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tomarle el pelo, y de la cual finalmente saldrá perjudicado) el Quijote es armado
Don Quijote. Sancho no funge propiamente como mentor (más bien como auxiliar del
héroe), sin embargo, juega un papel determinante en la realización del viaje del Quijote así
ignorancia, termina por interpretar como verdades varios de los disparates de Don Quijote,
Existen además en la historia otros elementos de “ayuda sobrenatural”, los cuales toman
en la novela. Este el caso del Bálsamo de Fierabrás, el cual, a pesar de ser en realidad una
mezcla de porquerías y menjurjes preparada por el propio Quijote, éste llega a decir en
algún momento que la poción realmente lo hace curarse o sentirse mejor respecto a sus
heridas. Así mismo tenemos el episodio Clavileño, un caballo de madera que es en realidad
(según el Quijote) un mítico caballo volador, producto de una broma gastada por los duques
Pasemos entonces a la quinta etapa, la del cruce del primer umbral, en donde el
relación aquí es evidente, dicha etapa se produce cuando Don Quijote logra salir finalmente
en su viaje de aventuras. No obstante, será importante quizá resaltar aquí el hecho de que
nos encontramos en la novela del Quijote no con una sino con tres salidas por parte
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protagonista. La primera se produce al principio de la novela, en donde el Quijote sale con
el propósito de armarse a sí mismo caballero, y de paso vivir sus primeras aventuras. Ésta
lineamiento común de las novelas de caballerías, pues, en su salida, Don Quijote, a pesar de
apaleado por un grupo de viajeros, necesitando ser llevado de vuelta a su casa por uno de
sus vecinos. Cervantes propone pues aquí (como en toda la novela) una parodia del héroe,
el héroe fracasa justo al inicio de su aventura y debe ser llevado de vuelta al mundo
ordinario, sin embargo, también será importante destacar que este episodio sólo tiene
vigencia de forma temporal en la novela (pues de no ser así no habría historia que contar).
ser traído de vuelta a su casa por sus amigos (el cura y el barbero), decide salir nuevamente
importante destacar que esta salida se puede considerar no sólo como una consecuencia
directa de la primera (una breve interrupción en el viaje) sino que podemos argumentar que
Cervantes la lleva acabo únicamente por cuestiones de sentido narrativo, pues al terminar la
primera parte y darle cierre a esta sección de su novela, es evidente que necesitaba un final
desenlace lógico.
Pasemos ahora a la sexta etapa, en la que el héroe se encuentra con una serie de
pruebas, aliados y enemigos. Este también es uno de los puntos más fáciles de identificar
Cervantes lleva a su protagonista a vivir una larga serie de las mismas. En este punto pues
el Quijote enfrenta una prolongada sucesión de pruebas y aventuras que ponen a ensayo su
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ingenio y su cómica condición de caballero andante: conoce a enemigos, como Fristón el
tornar una serie de gigantes en molinos, y de muchas cosas más; conoce aliados, como
Cardenio, Luscinda, Dorotea, Ruy Pérez de Viedma, Zoraida, etc.; y sobrevive una gran
En cuanto a la séptima etapa del viaje del héroe nos encontramos con la del
acercamiento, etapa en la que el héroe logra conseguir éxito en las pruebas que enfrenta (es
es verdad que durante su viaje logra cosechar diversos triunfos y éxitos en las aventuras que
acomete, no sólo las ficticias (o falsos triunfos, como los que tiene en el castillo de los
primera parte de la novela, al que logra derrotar en combate de igual a igual de forma
no quiere arrancar, sin embargo, este episodio marca un contraste importante con la serie de
fracasos que se venían presentando hasta el momento en la aventura del Quijote. Otro
episodio que es un gran éxito (quizá el más importante y sorprendente de todos) para
circense, en donde el Caballero de la Triste Figura se enfrenta cara a cara con un León. En
este episodio nos encontramos con un suceso heroico franco y verídico en la aventura del
Quijote, en donde incluso podemos apreciar una resonancia de una de las historias sobre
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héroes más representativas de la literatura española, el Mio Cid. En el Cantar de Mio Cid
nos encontramos con un episodio en donde un León, propiedad del Cid, escapa y siembra el
pánico y el terror en el palacio, la mesnada del Campeador entonces dándose cuenta de esto
a la vez que se protegían con su ropaje (pues estaban desprovistos en ese momento de
armas). El Cid entonces despierta y, abriéndose paso entre su mesnada, enfrenta cara a cara
al León sometiéndolo con una sola mano. (142) Este es uno de los episodios más
emblemáticos en la construcción de la figura del Cid como héroe, pues la carga del episodio
fuerza, lo que se trata de ejemplificar en este capítulo entonces es el que Cid es mayor a la
bestia en cada una de esos aspectos. Lo mismo pasa en el episodio del Quijote y el León, en
donde, cegado y envalentado por su locura, el Quijote pide a una compañía de circo que
abran la jaula de un León que llevan enjaulado para enfrentarse con él, cuando el domador
por fin accede a hacerlo, la bestia, dice Cervantes, por una razón desconocida, no se atreve
a atacar al Quijote. El Caballero de la Triste Figura sortea pues con éxito la aventura y
desde ahí pide ser llamado El Caballero de los Leones, ganando, a su vez, todos los
entonces de héroe en este episodio, y pasa a estar en igualdad de condiciones con los héroes
creciendo en cuestión de gloria, tanto verídica (como en este episodio del León) como
ficticia, en la actitud de los personajes secundarios que tienen contacto con él (este es el
caso los duques), pues éstos, encontrando divertido burlarse de la figura del caballero, le
siguen a la vez el juego y lo tratan de la misma forma que tratarían un héroe real, logrando
a través de su burla el engrandecimiento del ego del Quijote. Esto es lo que llevó a autores
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como Julio Cortázar a decir que el personaje del Quijote se le salió a Cervantes de las
manos (Soler Serrano), pues si bien su propósito ordinario era ejemplificar los males de las
que la figura del Quijote ser vaya sublimando y revistiéndose de las características de un
héroe real.
héroe debe enfrentarse a la crisis más grande de la aventura, con implicaciones de vida o
muerte. En este apartado nos encontramos en la novela con lo que podemos considerar
Quijote y, en su intento por ayudarlo (lo cual hace por encargo del Cura, el amigo del
Quijote) tiene el propósito de vestirse como caballero y retar a duelo al mismo para que,
una vez vencido, éste tenga que acatar sus órdenes y voluntad (lo cual consistirá en que el
Quijote regrese a su pueblo). Dicha acción la lleva a cabo ya una vez, cuando se viste como
el Caballero de los Espejos, sin embargo en dicho episodio termina siendo derrotado por el
enfrentamiento con el Caballero de los Leones tendrá por fin el efecto deseado: el Quijote
Quijote la factura psicológica de una depresión (la cual quizá sea el detonante que lo lleva a
su muerte). Es importante destacar además aquí la ironía del episodio, pues Cervantes, en
su burla del lineamiento habitual de la aventura del héroe canónica, hace que su
protagonista falle la prueba final, sin embargo, éste hecho (acaso junto con todos los demás
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reveces del Quijote durante su viaje) tendrán al final el efecto contrario al de un fracaso en
este punto nos encontramos con que el Quijote, después de ser derrotado, se sobrepone a su
desgracia y depresión, aceptando su destino de no ser caballero ándate por el largo plazo de
un año. Éste le dice entonces a Sancho que no habrá necesidad de interrumpir su viaje, pues
pueden convertirse ahora en dos pastores que lleven una vida sentimental en el campo
mientras componen versos a sus amadas, es decir, a la manera de los pastores de las
que el Quijote intenta extrapolar a su vida real).La recompensa del Quijote es pues la de la
camino, sino como una oportunidad de continuar, aunque de un modo diferente, su vida
entonces en la novela con que el Quijote inicia su viaje de regreso a casa (pues el fiel
Caballero de los Leones entonces vuelve finalmente en compañía de Sancho hasta su mutua
tierra natal, la Mancha. Este el caso de otro de los conceptos de los doce pasos de la teoría
del viaje del héroe de Joseph Campbell que se cumple también a la perfección dentro de la
novela.
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Pasemos a la onceava etapa en la jornada de Campbell, la de la resurrección del
héroe, en la que el héroe se encuentra con otra prueba en la que se enfrenta a la muerte y
debe usar todo lo aprendido para superarla. En este aspecto nos encontramos con el punto
cordura. El Quijote pues se enfrenta con una última prueba en su aventura, la de su propia
descabellado viaje, declara que se ha dado cuenta del enorme error en que se ha sumido a sí
mismo:
Yo tengo juicio ya libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia que
sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las
caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa sino que este
desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna
recompensa leyendo otros que sean luz del alma. Yo me siento, sobrina, a punto de
muerte: querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida
tan mala, que dejase renombre de loco; que, puesto que lo he sido, no querría
confirmar esta verdad en mi muerte. (Cervantes, Don Quijote 2, 1100)
Llegamos pues así a la doceava y última etapa en la jornada del héroe, la del regreso
con el elixir, en donde el héroe regresa a casa con el elixir y lo usa para ayudar a todos sus
ejemplo, intenta escarmentar a todo aquel que se deje engañar por las mentiras de los libros
llevado a cabo una serie de disparates y malentendidos lo han llevado hasta la desgracia su
propia muerte, error del que todas las personas deben de aprender y jamás deben
reproducir. Las conclusiones de Cervantes para su novela son entonces que el Quijote sirva
como ejemplo (para la sociedad) de lo que la necedad y el mal empleo de la lectura pueden
didáctico y sumamente valioso que sirve para todo el que lo conozca y lea sobre él. El
Quijote es un héroe no porque haya intentado reproducir los episodios fantásticos relatados
en los libros de caballería, ni porque haya conseguido cosechar verdaderos éxitos como las
batallas ganadas o el episodio del León, sino porque a través de su vida (a grandes rasgos,
el mismo destino fatídico que él padeció, es decir, es un ser cotidiano y de la vida diaria que
Cervantes empatan así mismo con las de Campbell, pues el autor norteamericano en el
cierre de su obra El héroe de las mil caras nos dice que lo que podemos entender y concluir
del ser humano, es que, finalmente, un héroe somos todos: el hombre moderno es un héroe
en sí mismo porque su vida es de alguna manera un espejo del lineamiento de vida de los
héroes de antaño, todos desarrollamos, a nuestra forma, nuestra propia jornada del héroe
que hacer uso de esa propiedad, de ese derecho inherentemente humano; Alonso Quijano es
un héroe por el simple hecho de que es un ser humano ceñido a su propia naturaleza, como
todos nosotros.
Bibliografía:
Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. México: FCE. 1959. pp. 241
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Cervantes Saavedra, Miguel. Don Quijote de la Mancha. Ed. Francisco Rico. Madrid:
Montaner, Alberto, Ed. Cantar del Mio Cid. Madrid: Real Academia Española. 2011. pp.
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Soler Serrano, Joaquín. Entrevista completa a Julio Cortázar - Programa "A fondo", en
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