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Como “Vedrinismo” se conoce a los intentos vanguardistas que, en la poesía, hizo VIGIL DIAZ a partir del año
1912. En nombre fue tomado del aviador francés Jules Vedrines quien era famoso por hacer extraordinarias
piruetas aéreas y realizó en 1911 un vuelo sorprendente vuelo de París a Madrid en 1911.
El esfuerzo literario de Vigil Díaz no constituyó un real movimiento, a pesar de que otro poeta, ZACARÍAS
ESPINAL, trató de darle continuidad.
Tendencia literaria responsable de la introducción del verso libre a la poesía dominicana. El Vedrinismo no debe
considerarse como un movimiento literario en sí, ya que los vedrinistas no elaboraron ni desarrollaron un plan de
trabajo definido como lo hicieron los demás movimientos anteriores y posteriores a éste. Vigil Díaz, su creador, se
limitó a la búsqueda de una transformación formal en la poesía mediante la utilización del verso libre, olvidándose
de que casi todo lo que se escribía en la República Dominicana en aquel momento estaba íntimamente ligado al
modo de pensar europeo.
La estadía de Vigil Díaz en Francia lo puso en contacto con escritores vanguardistas que abogaban por el
rompimiento total de las formas poéticas europeas vigentes, de quienes absorbió los modelos poéticos que
posteriormente introdujo en la literatura dominicana.
Así lo expone en la introducción a su libro Galeras de Pafos: "Yo he tendido, por supervisión instintiva, a realizar la
ambición de que habla Baudelaire a Arse-nio Houssage: a la ambición de soñar con una prosa poética, musical,
sin ritmo ni rima, bastante flexible y bastante trunca para adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las
ondulaciones del sueño y a los sobresaltos de la conciencia."
El origen de la palabra Vedrinismo, según Manuel Rueda, es como sigue: En 1912 ocurrió la muerte del aviador
francés Jules Vedrin, cuyas hazañas aéreas conocidas como Looping the loop, más un vuelo realizado por éste
entre París y Madrid, le habían dado fama en su Francia natal. Vigil Díaz, suponiendo que su recién estrenado
modo de escribir poesía tenía semejanza con los actos acrobáticos de Vedrin, no vaciló en bautizar su nuevo estilo
con el apellido de dicho artista, de donde se deriva la palabra Vedrinismo. Pero esa explicación no fue lo
suficientemente convincente como para lograr que su proyecto ganara adeptos. En consecuencia, él mismo tuvo
que asumir el rol de dirigente, miembro único y simpatizante del Vedrinismo.
Con eso Vigil Díaz no estaba saliéndose de la práctica común de la Europa de aquellos días, donde era
prácticamente imposible encontrar movimientos vanguardistas cuyos nombres tuvieran explicaciones lógicas y
convincentes capaces de trascender las aspiraciones personales de sus creadores. Los ideólogos de los ismos
siempre encontraron cómo justificar sus ingeniosas y audaces pirotecnias formales y verbales. Ni los cubistas
(Francia, 1906), transformadores de la plásti-ca y de la literatura por un largo período; ni los futuristas (Italia, 1909),
con los revolucionarios y, ocasionalmente, crueles planteamientos de Marinetti; tampoco los expresionistas
(Alemania, 1910), que trataron de llegar alcanzar la más profunda esencia humana por medio de casi todas las
manifestaciones artísticas; ni mucho menos los dadaístas (Suiza, 1916), encabezados por Tristán Tzara y quien
con sobrada solemnidad decía que Dadá no tenía ningún significado, pudie-ron dar explicaciones verosímiles
sobre los nombres de sus movimientos.
Algunos de los movimientos vanguardistas lograron proyectarse fuera de sus entornos geográficos; otros,
generalmente los más localistas, quedaron sólo como patrimonios nacionales, y los más egocéntricos apenas
sirvieron para satisfacer el ego de sus propulsores. A este último grupo pertenece el Vedrinismo. El siguiente juicio
de Vigil Díaz así lo confirma: "Siempre me he empeñado en no perder el pensamiento y la palabra que me da con
lealtad y exactitud la medida de mi sensibilidad, mi música íntima, la conservación intacta de mi yo..." Vigil Díaz no
elaboró ningún tipo de proclama ni de manifiesto ni tampoco propuso un programa de grandes aspiraciones, como
era propio de los vanguardistas. El planteamiento estético o lo que podría considerarse como tal está condensado
en los siete párra-fos que componen el prólogo de Galeras de Pafos.
La importancia de Vigil Díaz en la literatura dominicana está patentizada por el hecho incuestionable de haber
introducido el verso libre en la misma, como lo confirma la publicación del poema "Arabesco", el 10 de noviembre
de l9l7, en el número 2 de la revista La primada de América, cuyo texto es el siguiente.
La fecha de introducción del verso libre en la República Dominicana ha sido objeto de mucha discusión entre
críticos e investigadores dominicanos. Carlos Federico Pérez en Evolución poética dominicana afirma que las
primeras manifestaciones del verso libre en el país datan de l909, fecha en que Ricardo Pérez Alfonseca publicó el
poemario Mármoles y lirios. Por otra parte, Diógenes Céspedes, en Lenguaje en Santo Domingo en el siglo XX,
otorga dicho mérito a Ricardo Vicente Sánchez Lustrino, por la publicación de "Pro-Psiquis", en l9l2. El propio Vigil
Díaz publicó, antes de la aparición de "Arabesco", en l9l7, poemas versolibristas. No obstante, he tomado el l0 de
noviembre de l9l7 como fecha oficial de la aparición del versolibrismo en la República Dominicana debido a que
Vigil Díaz, a diferencia de Pérez Alfonseca y Sánchez Lustrino, estaba consciente de que estaba traba-jando un
sistema de medida y de organización del verso que se apartaba de la poesía tradicional dominicana de entonces.
El Vedrinismo no logró despertar mayor interés en otros poetas de la época. El único seguidor de Vigil Díaz fue
Zacarías Espinal.