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LA DEMANDA Y SUS REQUISITOS

En cuanto al contenido de la demanda, ésta debe contemplar tanto los elementos


formales como los materiales. Entre los primeros se encuentran los consagrados en
el art 255 del CPCDF, el cual dispone que en toda demanda deberá expresarse lo
siguiente:
I. El tribunal ante el que se promueve;
II. El nombre y apellidos del actor y el domicilio que señale para oír notificaciones;
III. El nombre del demandado y su domicilio;
IV. El objeto u objetos que se reclamen con sus accesorios;
V. Los hechos en que el actor funde su petición, en los cuales precisará los documentos
públicos y privados que tengan relación con cada hecho, así como si los tiene o no a su
disposición. De igual manera proporcionará los nombres y apellidos de los testigos que
hayan presenciado los hechos relativos; asimismo debe numerar y narrar los hechos,
exponiéndolos sucintamente con claridad y precisión;
VI. Los fundamentos de derecho y la clase de acción, procurando citar los preceptos legales
o principios jurídicos aplicables;
VII. El valor de lo demandado, si de ello depende la competencia del juez, y
VIII. La firma del actor o de su representante legítimo. Si éstos no supieren o no pudieren
firmar, pondrán su huella digital, firmando otra persona en su nombre y a su ruego,
indicando estas circunstancias.

Por el tribunal ante el que se promueve debe entenderse el órgano jurisdiccional


en el que se pretende presentar la demanda. De acuerdo con lo sostenido por
Carlos Arellano García, “el señalamiento del órgano jurisdiccional ante quien se
dirige una demanda no es simplemente un acto material sino que entraña, en los
órdenes teórico y práctico, una convicción de que el citado órgano jurisdiccional
tiene... competencia”.1
En ese orden de ideas, el art 143 del CPCDF dispone que toda demanda debe
formularse ante juez competente, y para determinar cuál es el juez competente,
debe tenerse en consideración los cuatro principales criterios que sirven para fijar
la competencia: materia, cuantía, grado y territorio. En consecuencia, para
determinar el tribunal ante el que se debe promover la demanda, es necesario
atender a las reglas de competencia contenidas en los arts 143 a 162 del CPCDF.
Respecto al nombre y apellidos del actor y el domicilio que señale para oír
notificaciones, en primera instancia se hace referencia a la persona que se
constituye como parte actora o demandante, y en segundo término a “la casa que
1 Carlos Arellano García, Derecho procesal civil, Editorial Porrúa, México, 1998, pag 142.
se indique para recibir notificaciones”, que debe estar ubicada en el lugar donde se
lleva el juicio, pues en caso contrario todas las notificaciones, aun las de carácter
personal, se harán por boletín judicial.
En cuanto al nombre del demandado y su domicilio, cabe recordar que la acción
es una instancia proyectiva, o sea, que se dirige contra un tercero; por ende, resulta
razonable que se exija a la parte actora que exprese el nombre del demandado a
fin de ser llamado a juicio. Además, es preciso recordar que el demandado puede
ser una persona física o jurídica. Aunado a lo anterior, el art 112 del CPCDF dispone
que todos los litigantes deben designar en el primer escrito el domicilio donde ha de
hacerse la primera notificación a la persona o personas contra quienes promuevan;
en caso contrario, no se hará notificación alguna a la persona contra quien
promueva hasta que se subsane la omisión.
No obstante, a veces el demandado es una persona incierta, por lo que resulta
imposible expresar en la demanda el nombre de éste. En tal supuesto deberá ser
llamado a juicio mediante la publicación de edictos, como lo dispone la fracc I del
art 122 del CPCDF.
Por el objeto u objetos que se reclamen con sus accesorios debe entenderse la
pretensión del actor frente al demandado, es decir, “el dar, hacer o no hacer que
reclame del demandado, así como el bien sobre el que recae la conducta
pretendida”. La parte actora no sólo debe enunciar en este apartado las
prestaciones que reclama en lo principal, sino que además debe mencionar los
accesorios que se desprendan de aquélla. Así, cabe citar a Arellano García:
Los accesorios usuales respecto a demandas son los intereses que corresponden a las
cantidades adeudadas por el demandado, así como los productos de los bienes del actor
que ha de devolver el demandado; en algunos casos serán los daños y perjuicios
derivados de la situación de incumplimiento de una obligación principal... también suele
considerarse como accesorio... el pago de gastos y costas que el juicio origina.2

En otras palabras, en este apartado debe expresarse ¿qué se demanda? o fijar con
claridad lo que se pretende obtener en el proceso, ya que el art 81 del CPCDF
impide que el juez conceda lo que las partes no hayan reclamado en juicio, pues las
resoluciones definitivas deben ser congruentes con las pretensiones deducidas.
Al formular las prestaciones, es indispensable tener en cuenta lo dispuesto por el
art 31 del CPCDF:
Cuando haya varias acciones contra una misma persona, respecto de una misma cosa y
provengan de una misma causa, deben intentarse en una sola demanda; por el ejercicio de
una o más quedan extinguidas las otras.

Se concluye que “al ejercitar la acción con una pretensión enfocada en una persona
por determinada causa, si contra ella se tienen pretensiones que pudiesen ser
2
Carlos Arellano García, ob cit, pag 147
secundarias o accesorias de la principal, sólo en esa misma demanda podrán
reclamarse, ya que con el ejercicio de las pretensiones principales deben
reclamarse también las accesorias”.
En cuanto a la relación de los hechos en que el actor funde su petición, la fracc
V del art 255 del CPCDF dispone que éstos sean numerados y narrados de manera
sucinta, clara y precisa. Esta sección de la demanda es conocida como parte
histórica.
El actor en un juicio, al ejercitar determinada acción y reclamar alguna pretensión,
está obligado a precisar los hechos en que funda su demanda, a fin de que la parte
demandada pueda preparar su defensa y oponer las excepciones que sean
procedentes.
La parte actora debe narrar de manera clara en qué se hacen consistir los hechos,
cómo se manifestaron, en qué fecha y dónde se suscitaron, porque sólo así el
demandado tendrá oportunidad de preparar su contestación y defensa, y de esa
manera acreditar un hecho contrario que desvirtúe el invocado por el actor. Pensar
de otra forma propiciaría que el demandado quede en estado de indefensión, porque
no conoce los hechos y las acciones que se le imputan, ni el tiempo ni el lugar y ni
las condiciones en que supuestamente acontecieron. Además, en la demanda
deberán precisarse los documentos públicos y privados que tengan relación con
cada hecho, así como si los tiene o no a su disposición.
En la demanda se deberán proporcionar los nombres y apellidos de los testigos que
hayan presenciado los hechos relativos. Aunque el periodo de ofrecimiento de
pruebas en un juicio ordinario es en una etapa posterior a la expositiva, es
indispensable que al redactar la demanda se ingresen en ella los nombres y
domicilios de los testigos, porque en caso de omitir este requisito será imposible
ofrecer más adelante la testimonial a cargo de persona alguna.
En relación con los fundamentos de derecho y la clase de acción, la fracc VI del
art 255 del CPCDF dispone que en la demanda se deberán citar los preceptos
legales o principios jurídicos aplicables. “Lo anterior significa que la demanda debe
llevar un capítulo de derecho que cite las disposiciones normativas que sirven de
base a las prestaciones reclamadas y que encauzan los hechos narrados hacia una
resolución favorable a los intereses del demandante.”
Para dividir el apartado del derecho aplicable comúnmente se emplean tres
secciones: a) derecho sustantivo aplicable, b) derecho adjetivo, c) los dispositivos
legales que otorgan la competencia al juez ante quien se propone la demanda.
Además, en la demanda se debe expresar la clase de acción que se ejercita; no
obstante, el art 2o del CPCDF dispone que la acción procede en juicio aunque no
se exprese su nombre, con tal que se determine con claridad la prestación que se
exija al demandado y el título o causa de la acción.
De lo anterior se infiere que si en la demanda el actor omite señalar los conceptos
que norman la acción intentada, ni menciona por su nombre la acción que ejercita,
pero de los hechos de la propia demanda se advierte que existe claridad respecto
a la prestación o prestaciones exigidas al demandado, tal omisión resultará
intrascendente para la procedencia del juicio, pues a las partes incumbe formular
sus pretensiones, alegar y probar los hechos en que la fundan y al juez corresponde
aplicar el derecho.
En cuanto al valor de lo demandado, “si la competencia por cuantía ha de figurar
en el problema controvertido propuesto al juzgador, es requisito expresar el valor de
lo demandado”.
En las controversias del orden civil, por su carácter fundamentalmente patrimonial,
tiene mayor relevancia señalar el valor de lo demandado, pues existen los juicios
civiles orales y los juzgados de menor cuantía, además de la primera instancia.
La firma del actor o de su representante legítimo. Para otorgar eficacia jurídica
a las promociones de los contendientes, es preciso que éstos firmen el escrito
respectivo, pues sólo con ello se hace constar la voluntad de quien aparece como
promovente en relación con las manifestaciones que contienen, por lo que el actor
debe firmar su demanda; y sólo si éste no supiere o no pudiere firmar, pondrá su
huella digital, firmando otra persona en su nombre y a su ruego, indicando estas
circunstancias, tal y como se desprende de la tesis siguiente:
Demanda, ratificación del escrito de. No purga la falta de firma de la directamente
interesada. El hecho de que la actora haya ratificado el escrito de demanda no purga el
vicio de la falta de su firma del que adolece dicho ocurso, porque un escrito presentado en
esas condiciones no obliga al juez a realizar acto alguno, pues al no encontrarse firmado
por la directamente interesada, debe ser considerado como un simple papel que no
incorpora expresión de voluntad alguna, y si no obliga a nadie, resulta claro que tampoco
confiere derecho alguno. Consecuentemente, la resolución del tribunal superior que
confirmó la declaración de nulidad del auto que admitió la referida demanda se encuentra
apegada a derecho.3
Amparo directo 3548/92. Lucía Andrade de Domville. 13 de agosto de 1992.
Unanimidad de votos. Ponente: Ignacio Patlán Romero.
Secretaria: Yolanda Morales Romero.

La firma no constituye un elemento de forma, sino un requisito esencial para dar


validez a un documento; de donde resulta indispensable que en la demanda o
promoción que se formula conste en original la firma de quien promueve, ya que
sólo así se acredita la voluntad del que suscribe.
3Octava época, instancia: Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, fuente:
Semanario Judicial de la Federación, t X, septiembre de 1992, pag 262.
El EMPLAZAMIENTO
Una vez que ha sido presentada la demanda con los documentos y copias
prevenidos por el CPCDF, se correrá traslado de ella a la persona o personas contra
quien o quienes se proponga, y se les emplazará para que la contesten dentro de
quince días.
¿Qué se debe entender por emplazar? Según Ovalle Favela:
Emplazar, en términos generales, significa conceder un plazo para la realización de
determinada actividad procesal... Sin embargo, la palabra emplazamiento se reserva
generalmente para el acto procesal ejecutado por el notificador (o actuario), en virtud del
cual el juzgador hace del conocimiento del demandado la existencia de una demanda en
su contra y del auto que la admitió, y le concede un plazo para que la conteste.

De esta manera se puede advertir que las finalidades del emplazamiento son: a)
notificar al demandado acerca de la existencia de un proceso en su contra y de su
contenido, b) otorgarle un plazo para contestar la demanda, y c) constituir la relación
procesal entre actor, demandado y órgano jurisdiccional, ya que “la relación
procesal no queda constituida en el momento de la comparecencia de... una de ellas
ante el juez”, sino que existe en el momento en que es notificada la demanda
debidamente a la parte contraria.
Así el emplazamiento constituye una formalidad esencial del procedimiento (quizá
la de mayor importancia), pues mediante este acto el demandado tendrá pleno
conocimiento de la existencia de un juicio en su contra, en el cual se le requiere el
cumplimiento de ciertas prestaciones.
Este acto procesal se traduce en que el demandado pueda defenderse oponiendo
excepciones, impugnando determinaciones, objetando y ofreciendo pruebas, o
simplemente expresando los hechos que estime pertinentes para que el juez tenga
un completo panorama acerca de la controversia.
El emplazamiento es una institución que se encuentra ligada a las garantías de
audiencia, legalidad y debido proceso consagradas en los arts 14 y 16
constitucionales, pues es por medio de este acto que el demandado tiene
conocimiento del proceso seguido en su contra, y así puede ser oído y vencido en
juicio, de la manera en que lo ordena nuestra Carta Magna, tal y como se puede
advertir en la siguiente tesis:
Emplazamiento. La falta de emplazamiento o su verificación en forma contraria a las
disposiciones aplicables vicia el procedimiento y viola, en perjuicio del demandado, la
garantía de legalidad contenida en los arts 14 y 16 constitucionales.1
Amparo directo 778/92. Sucesión a bienes de Eleuterio Tapia García. 28 de octubre de 1992.
Unanimidad de votos. Ponente: José Ángel Mandujano Gordillo. Secretario: Héctor Fernando
Vargas Bustamante.
1Instancia: Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, fuente: Semanario Judicial de la

Federación, t XI, abril de 1993, pag 248


Por todas estas razones, el emplazamiento o llamamiento a juicio se considera de
orden público, en consecuencia, para que surta efectos, debe revestir ciertas
formalidades que den plena certeza de que el demandado tendrá conocimiento de
la existencia del juicio seguido en su contra.
Por regla general, el emplazamiento debe efectuarse mediante notificación
personal. En caso de que el demandado no se encuentre en la primera búsqueda,
puede hacerse por medio de cédula, que será entregada a algún pariente,
trabajador doméstico o a quien viva en el domicilio en el cual se le buscó. El último
mecanismo para emplazar es el edicto, por ejemplo: cuando el demandado es una
persona incierta, o si siendo cierta se desconoce su domicilio.

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