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DERMATITIS OTICA

La dermatitis del conducto auditivo se caracteriza por prurito,


descamación, y eritema de la piel del
orificio auditivo externo y el conducto
auditivo. La dermatitis puede ser
causada por la exposición a alérgenos
(dermatitis por contacto) o
espontáneamente (otitis externa crónica,
dermatitis eccematoide auricular).

Los alérgenos que producen este tipo de dermatitis se encuentran en


los pendientes que contienen níquel y numerosos productos de belleza
(p. ej., aerosoles para el pelo, lociones, tinturas para el pelo). La
dermatitis eccematoide auricular es más común entre las personas con
predisposición a la atopia y con otras dermatitis similares (p. ej.,
seborrea, psoriasis). La dermatitis es un término general que describe una
inflamación de la piel. La dermatitis puede tener distintas causas y
manifestarse de muchas formas. Generalmente, produce una erupción con
comezón sobre la piel enrojecida e inflamada.

La piel afectada por la dermatitis puede formar ampollas, supurar, formar


una costra o descamarse. Ejemplos de dermatitis incluyen la dermatitis
atópica (eccema), la caspa y las erupciones cutáneas provocadas por el
contacto con distintas sustancias, como la hiedra venenosa, los jabones y
las joyas con níquel.

La dermatitis es una afección frecuente que no es contagiosa, pero puede


hacerte sentir incómodo y cohibido. Una combinación de pasos de
autocuidado y medicamentos puede ayudarte a tratar la dermatitis.

Tanto la dermatitis por contacto como la dermatitis eccematoide


auricular causan prurito, eritema, secreción clara (serosa),
descamación, hiperpigmentación y, a veces, fisuras. Puede producirse
una infección bacteriana secundaria (otitis externa aguda) que tiende a
producir más dolor que prurito.
Tratamiento

 Evitar los desencadenantes y/o irritantes, incluido el agua y los


hisopos

 En general corticoides tópicos

La dermatitis por contacto del oído exige evitar o suprimir los factores


alérgicos desencadenantes, en especial los pendientes. Puede ser
necesario realizar la prueba de ensayo y error para identificar el agente
causal. Los corticoides tópicos (p. ej., crema con hidrocortisona al 1% o
crema con betametasona al 0,1%, más potente) pueden disminuir la
inflamación y el prurito. Los pacientes deben evitar el uso de hisopos
de algodón, agua, y otros irritantes potenciales en el oído, porque estos
agravarán el proceso inflamatorio. Casos que no responden al
tratamiento pueden ser tratados con un curso corto de corticosteroides
orales (p. ej., prednisona).
La dermatitis eccematoide auricular puede ser tratada con una solución
diluida de acetato de aluminio (solución de Burow), que puede
aplicarse con tanta frecuencia como sea necesario para lograr mayor
bienestar. El prurito y la inflamación se reducen con corticoides tópicos
(p. ej., crema con betametasona al 0,1%). Si se produce una otitis
externa aguda, puede ser necesario el desbridamiento cuidadoso del
conducto auditivo y la antibioticoterapia tópica (p. ej., ciprofloxacina al
0,3%/dexametasona al 0,1%). Deben evitarse los irritantes potenciales,
incluso el agua y los hisopos.
RESFRIADO COMÚN
       

El resfriado común es una infección


viral de la nariz y la garganta (tracto
respiratorio superior). Por lo general
es inofensivo, aunque puede que no
lo parezca. Muchos tipos de virus
pueden causar un resfriado común.

Los niños menores de 6 años tienen


mayor riesgo de resfriados, pero los
adultos sanos también pueden esperar tener dos o tres resfriados al año.

La mayoría de las personas se recuperan de un resfriado común en una


semana o 10 días. Los síntomas pueden durar más tiempo en las personas
que fuman. Si los síntomas no mejoran, consulta a tu médico.

El resfriado común en la mayoría de los casos causa rinorrea o secreción


nasal, congestión nasal y estornudo. Asimismo, es posible que se presente
dolor de garganta, tos, dolor de cabeza u otros síntomas.

Causas
Se denomina resfriado común por una buena razón. Hay más de mil millones de
resfriados en los Estados Unidos al año. Probablemente usted y sus hijos tendrán
más resfriados que cualquier otro tipo de enfermedad.
Los resfriados son la razón más común por la cual los niños faltan a la escuela y los
padres a su trabajo. Los padres usualmente contraen resfriados de sus hijos.

Los niños pueden contraer muchos resfriados cada año. Por lo regular los adquieren
de otros niños. Un resfriado se puede propagar rápidamente en escuelas o
guarderías.

Los resfriados pueden ocurrir en cualquier momento del año, pero son más comunes
en invierno o en temporadas de lluvias.

Un virus del resfriado se propaga a través de diminutas gotitas aéreas que se liberan
cuando una persona enferma estornuda, tose o se suena la nariz.
Usted puede contraer un resfriado si:

 Una persona con un resfriado estornuda, tose o se suena la nariz cerca de


usted

 Usted se toca la nariz, los ojos o la boca después de haber tocado algo
contaminado por el virus, como un juguete o el pestillo de una puerta
Las personas son más contagiosas durante los primeros 2 a 3 días del resfriado. Un
resfriado en la mayoría de los casos no es contagioso después de la primera semana.

OTITIS MEDIA AGUADA

La otitis media aguda es una infección


bacteriana o viral del oído medio, que
en general acompaña una infección de
las vías respiratorias superiores. Los
síntomas consisten en otalgia, a
menudo con síntomas sistémicos (p.
ej., fiebre, náuseas, vómitos y diarrea),
sobre todo en los muy pequeños. El
diagnóstico se basa en la otoscopia. El
tratamiento se realiza con analgésicos y
a veces con antibióticos.

Si bien la otitis media aguda puede producirse a cualquier edad, es más


frecuente entre los 3 meses y los 3 años. En esta edad, la trompa
auditiva es inmadura desde el punto de vista tanto estructural como
funcional—su ángulo es más horizontal y el músculo tensor del velo del
paladar y el cartílago de la trompa auditiva forman un ángulo que
determina que el mecanismo de apertura sea menos eficaz.

La etiología de la otitis media aguda puede ser viral o bacteriana. Las


infecciones virales suelen complicarse por infección bacteriana
secundaria. En los neonatos, las causas de otitis media aguda son los
bacilos entéricos gramnegativos, sobre todo Escherichia
coli, y Staphylococcus aureus. En los lactantes mayores y en los
niños < 14 años, los microorganismos más comunes son Streptococcus
pneumoniae, Moraxella (Branhamella) catarrhalis, y Haemophilus
influenzae; no tipificable; causas menos frecuentes son los
estreptococos β hemolíticos del grupo A y S. aureus. En los
pacientes > 14 años, son más frecuentes S.
pneumoniae, estreptococos β hemolíticos del grupo A y S. aureus,
seguidos por H. influenzae.
Factores de riesgo
La presencia de fumadores en el hogar es un factor de riesgo
significativo para la otitis media aguda (OMA). Otros factores de riesgo
incluyen antecedentes familiares significativos de otitis media,
alimentación con biberón (es decir, en lugar de lactancia materna), y
asistir a una guardería.

Complicaciones
Las complicaciones de la otitis media aguda son poco comunes. En
casos raros, la infección bacteriana del oído medio se disemina
localmente y produce mastoiditisaguda, petrositis o laberintitis. La
propagación intracraneal es extremadamente rara y suele causar
meningitis, si bien puede haber absceso cerebral, empiema subdural,
absceso epidural, trombosis del seno lateral o hidrocefalia ótica.
Incluso con antibioticoterapia, las complicaciones intracraneales se
resuelven lentamente, en especial en los pacientes inmunodeprimidos.
Signos y síntomas

El síntoma inicial usual es la otalgia, a menudo con hipoacusia. Los


lactantes simplemente pueden estar irritados o tener dificultad para
dormir. En los niños pequeños suele presentarse fiebre, náuseas,
vómitos y diarrea. El examen otoscópico puede mostrar abombamiento
y eritema de la membrana timpánica con signos inespecíficos y
desplazamiento del reflejo luminoso. Al insuflar aire (otoscopia
neumática), se observa una reducción de la movilidad de la membrana
timpánica. La perforación espontánea de la membrana timpánica causa
otorrea serosanguinolenta o purulenta.
Membrana timpánica normal

En caso de diseminación intracraneal de la infección puede haber


cefalea intensa, confusión o signos neurológicos focales. La parálisis
facial o el vértigo sugieren extensión local al acueducto de Falopio o al
laberinto.

Diagnóstico

 Evaluación clínica

El diagnóstico de la otitis media aguda generalmente es clínico, basado


en la presencia de dolor de comienzo agudo (dentro de las 48 h),
tumefacción TM y, sobre todo en los niños, la presencia de signos de
secreción timpánica en la otoscopia neumática. Salvo en el caso del
líquido obtenido durante la miringotomía, en general no se realizan
cultivos.

Tratamiento

 Analgésicos

 A veces antibióticos

 Raras veces, miringotomía

Se debe asegurar la analgesia cuando sea necesario, incluyendo a los


niños preverbales con manifestaciones conductuales de dolor (p. ej., se
tiran de la oreja o la frotan, llanto excesivo o irritabilidad). Los
analgésicos orales, como el paracetamol o el ibuprofeno, suelen ser
eficaces; las dosis basadas en el peso se utilizan para los niños. Una
variedad de agentes tópicos están disponibles bajo prescripción y como
medicamento de venta libre. Aunque no se han estudiado, algunos
agentes tópicos pueden proporcionar un alivio transitorio, pero
probablemente durante no más de 20 a 30 minutos. Los agentes
tópicos no deben utilizarse cuando hay una perforación timpánica.
Si bien el 80% de los casos se resuelven de manera espontánea, en los
Estados Unidos con frecuencia se administran antibióticos ([1];
ver Antibióticos para la otitis media). Los antibióticos alivian los
síntomas más rápido (aunque los resultados después de 1 a 2 semanas
son similares) y pueden reducir la posibilidad de hipoacusia residual y
secuelas laberínticas o intracraneales. Sin embargo, con la aparición
reciente de microorganismos resistentes, las organizaciones pediátricas
recomiendan con firmeza los antibióticos iniciales solo para algunos
niños (p. ej., para los más pequeños o con enfermedad más grave—
ver Pautas para utilizar antibióticos en los niños con otitis media
aguda*) o para los que sufren otitis media aguda recurrente (p. ej., ≥ 4
episodios en 6 meses).
En otros casos, siempre que haya un buen seguimiento, pueden ser
observados en forma segura durante un período de 48 a 72 h y se
administran antibióticos solo si no se observa mejoría; si se planea
realizar el seguimiento telefónico, puede extenderse una receta en la
consulta inicial para ahorrar tiempo y gastos. La decisión de observar
debe analizarse con el cuidador.

TABLA
Antibióticos para la otitis media

TABLA
Pautas para utilizar antibióticos en los niños con otitis media aguda*

Todos los pacientes reciben analgésicos (p. ej., paracetamol,


ibuprofeno).

En los adultos, el uso de vasoconstrictores intranasales tópicos, como


fenilefrina al 0,25%, 3 gotas cada 3 h, mejora la función de la trompa de
Eustaquio. A fin de evitar la congestión rebote, estas preparaciones no
deben usarse > 4 días. Pueden ser útiles los descongestivos sistémicos
(p. ej., seudoefedrina, 30 a 60 mg VO cada 6 h prn). Los antihistamínicos
(p. ej., clorfeniramina, 4 mg VO cada 4 a 6 h durante 7 a 10 días) pueden
mejorar la función de la trompa de Eustaquio en personas con alergias,
pero debe reservarse para los realmente alérgicos.
En los niños, ni los vasoconstrictores ni los antihistamínicos resultan
beneficiosos.

La miringotomía puede realizarse en caso de abombamiento de la


membrana timpánica, sobre todo si hay dolor intenso o persistente,
fiebre, vómitos o diarrea. Se monitorizan la audición, la timpanometría
y el aspecto y el movimiento de la membrana timpánica del paciente
hasta confirmar su normalización.

LACTANCIA MATERNA
La lactancia materna es el proceso por
el que la madre alimenta a su hijo recién
nacido a través de sus senos, que
segregan leche inmediatamente
después del parto, que debería ser
el principal alimento del bebé al menos
hasta los dos años.

Composición
La leche materna incluye todos
los nutrientes que un recién nacido requiere hasta los seis meses de edad, por
lo que será su único alimento. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) recoge en su libro La alimentación del lactante y del niño pequeño los
componentes principales de la leche materna, que son:
 Grasas: En cada 100 mililitros de leche hay 3,5 gramos de grasa, aunque
la cantidad que recibe el lactante varía a lo largo de la toma. La grasa se
concentra especialmente al final de la toma, por lo que la leche presenta
una textura más cremosa que al inicio. Las grasas de la leche materna son
importantes para el desarrollo neurológico del niño.
 
 Carbohidratos: El principal es la lactosa, cuya presencia es más alta que
en otro tipo de leches y sirve como fuente de energía. Otros hidratos de
carbono presentes en la leche materna son los oligosacáridos, importantes
para combatir infecciones.
 
 Proteínas: La leche materna contiene una menor concentración de
proteínas que la leche normal, lo cual la hace más adecuada para los
lactantes. Algunas de estas proteínas son la caseína o la alfa-
lactoalbúmina. La beta-lactoglobulina, una proteína presente en la leche de
vaca y que puede provocar intolerancia a la lactosa, no está presente en la
leche materna.
 
 Vitaminas y minerales: La leche materna ofrece la cantidad adecuada de
la mayoría de las vitaminas, a excepción de la vitamina D. Para corregir
esa carencia, se debe exponer al bebé a la luz del sol para que la genere
de manera endógena, o si no, mediante suplementos vitamínicos.
 
 Factores anti-infecciosos: Entre ellos se encuentran las inmunoglobulinas,
los glóbulos blancos, las proteínas del suero o los oligosacáridos.
 
 Factores bioactivos: Algunos de ellos son la lipasa, que ayuda a la
digestión de la grasa en el intestino delgado; o el factor epidérmico de
crecimiento, que estimula la maduración de las células de la mucosa del
intestino para mejorar la absorción y digestión de los nutrientes.
 

Periodos de lactancia
La Guía Práctica para Padres de la Asociación Española de Pediatría
(AEPED)establece dos periodos de lactancia teniendo en cuenta la edad del
bebé. Como también recomienda la OMS, la lactancia materna puede
extenderse hasta que el niño cumpla los dos años o incluso durante más tiempo
si así lo desea la madre.
De cero a seis meses:
Durante este periodo la leche materna debe ser el único alimento del bebé,
excepto si necesita algún tipo de suplemento vitamínico. No es necesario que el
bebé tome agua u otro tipo de líquidos: según la OMS la propia leche materna
contiene un 88 por ciento de agua, por lo que es suficiente para saciar al
lactante. La leche materna tendrá variaciones durante este periodo en cuanto a
su composición y cantidad, adaptándose a las necesidades del recién nacido.
Se llama calostro a la leche materna que se producen durante los dos o tres
primeros días tras el parto. Esta leche contiene una mayor cantidad de proteínas
y minerales. En adelante, la leche va reduciendo su porcentaje de proteínas y
aumenta el contenido en grasas y lactosa.
En este periodo no hay que establecer un horario para amamantar, sino que el
bebé tiene que ser alimentado cuando lo necesite. Generalmente se dan entre
10 y 12 tomas diarias que duran entre 10 y 20 minutos.
Desde los seis meses en adelante:
A partir de los seis meses, el niño comenzará a necesitar más alimento que el
proporcionado por la leche materna. Esta sigue siendo igual de necesaria, y el
aporte mínimo diario no debe bajar de los 500 mililitros. Las tomas suelen ser de
cuatro o cinco por día hasta el primer año, y a partir de entonces se irán
reduciendo de forma progresiva. Tanto la AEPED como la OMS recomiendan
que la lactancia materna se mantenga un mínimo de dos años.
Una vez pasados estos años de recomendación, la madre puede seguir
amamantando a su hijo todo el tiempo que desee. En el momento en que se
decida llevar a cabo el destete, no se debe hacer de inmediato, sino que se
tiene que reducir paulatinamente la frecuencia.
Bebés prematuros:
El pediatra determinará si un bebé prematuro puede ser amamantado o no,
dependiendo del desarrollo que haya alcanzado. Mientras que algunos lo
pueden hacer desde el momento de su nacimiento, para otros habrá que extraer
la leche materna de las mamas y suministrarla a través de jeringuillas, sondas o
biberones.
Las tomas de los bebés prematuros suelen ser más frecuentes de lo normal, y
además no suelen succionar toda la leche que necesitan, por lo que es
frecuente administrar posteriormente leche previamente extraída.
En algunas ocasiones, la madre puede dejar de producir la cantidad de leche
necesaria para su hijo. En estos casos se recurre al método canguro, que
consiste en el contacto directo entre la piel del neonato y la madre, lo que
estimula la producción de leche.

Conservación de la leche
La leche de la madre puede extraerse de las mamas y conservarse, de forma
que el bebé pueda alimentarse si la madre no puede estar presente en el
momento en que lo pida. Además, cuando se produce más leche de la que el
bebé necesita, es recomendable extraerla para evitar problemas como la
ingurgitación o la mastitis.
Según el Comité de Lactancia de la AEPED, el calostro puede conservarse a
temperatura ambiente durante 12 horas. La leche madura se mantiene en buen
estado más tiempo, y dependiendo de la temperatura durará más o menos:
 Más de 30º: cuatro horas.
 
 Entre 25 y 30º: de cuatro a seis horas.
 
 Entre 19 y 22º: 10 horas.
 
 A 15º: un día.
 
 Refrigerada, entre 0 y 4º: ocho días.
 
 Congelada: si es un congelador dentro de la nevera, dos semanas. Si es
un congelador de nevera pero separado, tres o cuatro meses. En
congeladores comerciales, se puede conservar hasta seis meses.
Se recomienda conservar la leche en recipientes de cristal bien limpios (no es
necesario esterilizarlos) y no de plástico, ya que el plástico puede trasmitir
sustancias con efectos adversos como los ftalatos o el bisfenol A.
En el caso de que se congele la leche, es recomendable llevar a cabo su
descongelación sumergiendo el recipiente en otro con agua caliente. Una vez
descongelada, no se debe volver a congelar.
La leche puede adquirir un olor rancio en algunas ocasiones, algo que se puede
evitar escaldando la leche y enfriándola rápidamente después. No obstante, la
leche rancia no es perjudicial para el bebé, aunque generalmente suelen
rechazarla por su olor o sabor.

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