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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: ERES MI SEÑOR, GRACIAS POR TU PAN”
«Lago Tiberíades. Jesús se aparece a sus Apóstoles. Pesca milagrosa»
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. Sal 77, 53
El Señor condujo a su pueblo seguro, mientras el mar cubría a sus enemigos. Aleluya.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
• Señor, te pido que la experiencia de tu resurrección sea luz que dirija mi vida.
• Jesús, creo profundamente en Ti y sé que eres la luz que ilumina mi existir. Te pido al
iniciar esta oración, que acompañes siempre mis pasos, para que caminando seguro a tu
lado, sepa escoger el camino que lleva a la vida verdadera.
No se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Hch 4,1-12, Jn 21,1-14)
Los cuatro evangelistas subrayan la dificultad de los discípulos en reconocer a Jesús
Resucitado. Primero, no se dan cuenta de que él está allí, lo toman sólo un extraño;
después, normalmente como consecuencia de una palabra o acción de Jesús, caen en la
cuenta de que es el Señor; y habitualmente, los primeros en reconocerle son los que
más le aman -hoy Juan-. La apariencia del Señor Resucitado es completamente
diferente de la del Jesús que habían conocido antes de su muerte y resurrección.
Aunque la fe de los apóstoles en la resurrección era difícil y lenta, todavía conforma el
núcleo de la predicación apostólica: El Jesús Resucitado es la piedra angular de nuestra
fe y de nuestra vida. Como con los apóstoles, Jesús permanece con nosotros, cuando
nos esforzamos en seguirle.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Soy consciente también Buen Jesús de mis pecados y faltas de amor. A veces escojo
mal y tomo el rumbo de la oscuridad del pecado. Te pido perdón de corazón porque
confío en tu amor misericordioso. Sé que siempre estás dispuesto al perdón y a
ayudarme a levantarme cada vez que caigo.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Gloria a Dios.
Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu
inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos
gracias. Señor Dios, rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del
mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra
súplica. Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque
solo Tú eres Santo, solo Tú Señor, solo Tú Altísimo, Jesucristo. Con el Espíritu Santo, en
la gloria de Dios Padre.
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Dios todopoderoso y eterno, que por el Misterio pascual has restablecido tu alianza con
los hombres, concédenos imitar en la vida lo que celebramos en la fe. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Oh Dios y Padre nuestro: Por medio de tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro Resucitado, nos
has transmitido un mensaje de esperanza y nos has dado una persona única e
insuperable por quien vale la pena vivir. Libra nuestra fe de trivialidad y rutina y
llénanos con su Espíritu de fortaleza, para que aprendamos a vivir con firmeza en las
inseguridades del cambio, exigidas siempre por el evangelio y por las necesidades de los
tiempos. Que nuestra vida cristiana dé testimonio del nombre de quien nos salvó,
Jesucristo Resucitado, nuestro Señor.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4,1-12
Meditatio
Ni parecería que el Pedro que está hablando fuera aquel mismo Pedro que por miedo a
correr la misma suerte que Jesús, lo negó tres veces; el mismo hombre que después de
la resurrección estaba escondido a puerta cerrada por miedo a los judíos.
La diferencia entre uno y otro se debe a que ha tenido un encuentro "personal" con
Jesús resucitado. Ahora conoce a Jesús no solo como "un profeta poderoso en obras
delante de Dios y de los hombres", sino como su Dios y su Señor. Es por ello necesario
que todos y cada uno de nosotros tenga también este encuentro personal, como decía el
Papa Juan Pablo II: "de ojos abiertos y corazón palpitante", con Jesús resucitado, ya que
este encuentro es el elemento que transforma nuestra vida.
La Pascua es un tiempo propicio para que este encuentro se realice en lo profundo de
nuestro ser. Simplemente hay que estar atentos, Jesús nos saldrá al encuentro en
cualquier momento, no lo dejemos pasar sin que nos cambie el corazón.
Oratio
Creo en ti, Señor, creo que sólo tú has sido constituido salvador nuestro y que solo tú
eres el camino, la verdad y la vida. Dame tu gracia para testificar al mundo lo que has
hecho en mi vida. Amén.
Actio
Hoy memorizaré alguna cita bíblica que me recuerde que Jesús es mi Salvador y que
puedo confiar en él.
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• Dos son los temas principales de este fragmento: la reacción de los jefes de Israel
ante el éxito de los apóstoles y las importantes afirmaciones del discurso de Pedro.
Primer tema: sorprendentemente, el «caso Jesús» no se cerró con la crucifixión. Sus
seguidores hacen prosélitos. Más aún, predican en el templo, convirtiéndose en
maestros del pueblo (tarea reservada a los doctores de la Ley), y anuncian la
resurrección de los muertos (lo que parece particularmente inoportuno a los saduceos).
Los jefes del pueblo, sorprendidos y exasperados, se les echan encima y los meten en la
cárcel. Ésta fue la primera persecución, a la que siguió un ulterior incremento numérico
de discípulos. El Sanedrín, el mismo que pocas semanas antes había juzgado a Jesús, se
reúne.
En él se concentran los diferentes poderes: el religioso, el económico, el teológico, el
social y lo que queda del poder político. Unos poderes que se sentían amenazados por el
mensaje subversivo de Jesús y que, ahora, deben ocuparse nuevamente de la cuestión.
El segundo tema es el breve y vigoroso discurso de Pedro. Éste, «lleno del Espíritu
Santo», tal como había prometido Jesús, habla con una gran parresia, es decir, con una
audacia y un coraje inauditos, plantando cara a los jefes del pueblo y poniéndoles en
una situación seriamente embarazosa. Parte del hecho de la curación para anunciar la
salvación, la curación radical. Las afirmaciones de Pedro son solemnes y claras: aquel a
quien vosotros condenasteis a muerte ha sido resucitado por Dios; y la piedra que
vosotros desechasteis Dios la ha convertido en la piedra fundamental del nuevo edificio
que pretende construir. Jesús, a quien los jefes rechazaron y mataron, ha sido elegido
por Dios para dar cumplimiento a sus promesas. El conjunto está dominado por el
«nombre de Jesús»; en ningún otro nombre hay salvación.
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Por el Nombre del crucificado hechos 4,1-12. ¡De modo que no había bastado con
crucificar a Jesús, sino que ahora se ataca a sus discípulos! Pedro y Juan instruyen al
pueblo e insisten en decir que Jesús ha resucitado de entre los muertos. Muchos de los
que les escuchan se convierten, y crece la comunidad de creyentes. Es más de lo que
pueden soportar los sumos sacerdotes, que se encogen de hombros cuando se les habla
de resurrección. Hay que matar al polluelo en el huevo y desmembrar la secta. Ha
llegado para la Iglesia la hora del testimonio.
« ¿En nombre de quién habéis hecho eso? —En nombre de Jesús, pues no se nos ha
dado bajo el cielo otro nombre que pueda salvarnos». El enfermo ha sido salvado en el
nombre de Jesús. ¿No es Jesús la piedra rechazada por los que hoy persiguen a la joven
Iglesia, pero elegida por Dios para ser la piedra angular sobre la que se edifique el
nuevo Israel?
El salmo 117 pertenece al género de acciones de gracias individuales.
El versículo 12 parece haber sido interpretado por los judíos como el anuncio de la
edificación de la comunidad escatológica, pero la Iglesia no tardó en aplicarlo a Cristo,
fundador del nuevo pueblo de Dios. Obsérvese el tono antijudío que se desprende de un
juego de palabras arameo que asimila los «arquitectos» a los escribas.
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1. La unicidad de Jesús
1.1 Como no faltan los que piensan que estar convencido es sinónimo de ser
intransigente, y que por lo mismo el único modo de ser abierto de mente es ser medio
demente, relativizando todo y a todos, conviene que hoy meditemos en las palabras de
Pedro sobre la mediación necesaria de Cristo para la salvación del hombre. A este
respecto nos ayudan las reflexiones de "Dominus Iesus", documento con que la
Congregación para la Doctrina de la Fe se expresa al respecto. Tomamos textos de los
números 13 a 15.
1.2 Es frecuente la tesis que niega la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de
Jesucristo. Esta posición no tiene ningún fundamento bíblico. En efecto, debe ser
firmemente creída, como dato perenne de la fe de la Iglesia, la proclamación de
Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador, que en su evento de encarnación,
muerte y resurrección ha llevado a cumplimiento la historia de la salvación, que tiene en
él su plenitud y su centro.
1.3 Los testimonios neotestamentarios lo certifican con claridad: "El Padre envió a su
Hijo, como salvador del mundo" (1 Jn 4,14); "He aquí el cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo" (Jn 1,29). En su discurso ante el sanedrín, Pedro, para justificar la
curación del tullido de nacimiento realizada en el nombre de Jesús (cf. Hch 3,1-8),
proclama: "Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que
nosotros debamos salvarnos" (Hch 4,12). El mismo apóstol añade además que
"Jesucristo es el Señor de todos"; "está constituido por Dios juez de vivos y muertos";
por lo cual "todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados "
(Hch 10,36.42.43).
1.4 Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto, escribe: "Pues aun cuando se les dé
el nombre de dioses, bien en el cielo bien en la tierra, de forma que hay multitud de
dioses y de señores, para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien
son todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Co 8,5-6). También el apóstol Juan
afirma: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que
crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo
al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él" (Jn 3,16-17).
En el Nuevo Testamento, la voluntad salvífica universal de Dios está estrechamente
conectada con la única mediación de Cristo: "[Dios] quiere que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Porque hay un solo Dios, y también
un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se
entregó a sí mismo como rescate por todos" (1 Tm 2,4-6).
1.5 Basados en esta conciencia del don de la salvación, único y universal, ofrecido por el
Padre por medio de Jesucristo en el Espíritu Santo (cf. Ef 1,3-14), los primeros cristianos
se dirigieron a Israel mostrando que el cumplimiento de la salvación iba más allá de la
Ley, y afrontaron después al mundo pagano de entonces, que aspiraba a la salvación a
través de una pluralidad de dioses salvadores. Este patrimonio de la fe ha sido
propuesto una vez más por el Magisterio de la Iglesia: "Cree la Iglesia que Cristo,
muerto y resucitado por todos (cf. 2 Co 5,15), da al hombre su luz y su fuerza por el
Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido
dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que sea posible salvarse (cf. Hch
4,12). Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se
halla en su Señor y Maestro".
2. Fe firme
2.1 Debe ser, por lo tanto, firmemente creída como verdad de fe católica que la voluntad
salvífica universal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplida una vez para siempre en el
misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios.
2.2 Teniendo en cuenta este dato de fe, y meditando sobre la presencia de otras
experiencias religiosas no cristianas y sobre su significado en el plan salvífico de Dios, la
teología está hoy invitada a explorar si es posible, y en qué medida, que también figuras
y elementos positivos de otras religiones puedan entrar en el plan divino de la salvación.
En esta tarea de reflexión la investigación teológica tiene ante sí un extenso campo de
trabajo bajo la guía del Magisterio de la Iglesia. El Concilio Vaticano II, en efecto, afirmó
que "la única mediación del Redentor no excluye, sino suscita en sus criaturas una
múltiple cooperación que participa de la fuente única". Se debe profundizar el contenido
de esta mediación participada, siempre bajo la norma del principio de la única mediación
de Cristo: "Aun cuando no se excluyan mediaciones parciales, de cualquier tipo y orden,
éstas sin embargo cobran significado y valor únicamente por la mediación de Cristo y no
pueden ser entendidas como paralelas y complementarias". No obstante, serían
contrarias a la fe cristiana y católica aquellas propuestas de solución que contemplen
una acción salvífica de Dios fuera de la única mediación de Cristo.
2.3 No pocas veces algunos proponen que en teología se eviten términos como
"unicidad", "universalidad", "absolutez", cuyo uso daría la impresión de un énfasis
excesivo acerca del valor del evento salvífico de Jesucristo con relación a las otras
religiones. En realidad, con este lenguaje se expresa simplemente la fidelidad al dato
revelado, pues constituye un desarrollo de las fuentes mismas de la fe. Desde el inicio,
en efecto, la comunidad de los creyentes ha reconocido que Jesucristo posee una tal
valencia salvífica, que Él sólo, como Hijo de Dios hecho hombre, crucificado y resucitado,
en virtud de la misión recibida del Padre y en la potencia del Espíritu Santo, tiene el
objetivo de donar la revelación (cf. Mt 11,27) y la vida divina (cf. Jn 1,12; 5,25-26;
17,2) a toda la humanidad y a cada hombre.
2.4 En este sentido se puede y se debe decir que Jesucristo tiene, para el género
humano y su historia, un significado y un valor singular y único, sólo de él propio,
exclusivo, universal y absoluto. Jesús es, en efecto, el Verbo de Dios hecho hombre para
la salvación de todos. Recogiendo esta conciencia de fe, el Concilio Vaticano II enseña:
"El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfecto,
salvará a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana,
"punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la
civilización", centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus
aspiraciones. Él es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha,
constituyéndolo juez de vivos y de muertos". "Es precisamente esta singularidad única
de Cristo la que le confiere un significado absoluto y universal, por lo cual, mientras está
en la historia, es el centro y el fin de la misma: "Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y
el Último, el Principio y el Fin" (Ap 22,13)".
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La curación del paralítico y la predicación sobre Jesús lleva a los apóstoles a tener que
comparecer ante las autoridades. La vida cristiana conlleva riesgos. En tanto que
obramos como cristianos, predicamos lo que hacemos y hacemos lo que predicamos,
encontraremos dificultades, adversidades y hasta persecuciones.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 117,1-2.4.22-24.25-27a
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de
Israel: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo
ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día que hizo el Señor: sea nuestra
alegría y nuestro gozo.
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre
del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina.
R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
✞ ✞ ✞ Secuencia (Opcional)
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexión.
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Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con
los hombres; concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro
Señor.
Del Evangelio según Juan 21,1-14
Reflexión
• El Capítulo 21 del evangelio de San Juan parece un apéndice que fue creciendo
más tarde después que el evangelio ya estaba terminado. La conclusión del capítulo
anterior (Jn 20,30-31) deja percibir que se trata de una añadidura. De cualquier
manera, añadidura o no, es Palabra de Dios, que trae un bonito mensaje de resurrección
para este quinto día de la semana de Pascua.
• Juan 21,1-3: El pescador de hombres vuelve a ser pescador de peces. Jesús
murió y resucitó. Al final de aquellos tres años de convivencia, los discípulos volvieron
para Galilea. Un grupo de ellos está de nuevo ante el lago. Pedro retoma el pasado y
dice: “¡Voy a pescar!” Los otros dijeron “¡Nos vamos contigo!” Así, Tomás, Natanael,
Juan y Santiago junto con Pedro tomaron el barco y fueron a pescar. Retomaron la vida
del pasado como si nada hubiese acontecido. Pero algo había acontecido. ¡Algo estaba
aconteciendo! ¡El pasado no volvió! “¡No hemos pescado nada!” Volvieron a la playa
cansados. Fue una noche frustrante.
• Juan 21,4-5: El contexto de la nueva aparición de Jesús. Jesús estaba a orillas
del mar, pero ellos no le reconocieron. Y Jesús pregunta: “Muchachos, ¿no tenéis nada
que comer?” Respondieron: “¡No!” En la respuesta negativa reconocieron que la noche
había sido frustrante y que no pescaron nada. Ellos habían sido llamados a ser
pescadores de hombres (Mc 1,17; Lc 5,10), y volvieron a ser pescadores de peces. Pero
algo había cambiado en sus vidas. La experiencia de tres años con Jesús produce en
ellos un cambio irreversible. Ya no era posible volver atrás como si nada hubiera
acontecido, como si nada hubiese mudado.
• Juan 21,6-8: Lanzad una red al lado derecho del barco y los vais a encontrar.
Ellos hicieron algo que, probablemente, nunca hubiesen hecho en su vida. Cinco
pescadores experimentados obedecen a un extraño que manda hacer algo que contrasta
con su experiencia. Jesús, aquella persona desconocida que estaba en la playa, mandó
que echasen la red por el lado derecho del barco. Ellos obedecieron, echaron la red, y
fue un resultado inesperado. ¡La red se llenó de peces! ¡Cómo era posible! ¿Cómo
explicar esta sorpresa fuera de cualquier previsión? El amor hace descubrir. El discípulo
amado dice: “¡Es el Señor!” Esta intuición lo aclara todo. Pedro se tira al agua para
llegar más deprisa cerca de Jesús. Los otros discípulos fueron detrás con el barco
arrastrando la red llena de peces.
• Juan 21,9-14: La delicadeza de Jesús. Llegando a tierra, vieron que Jesús había
encendido unas brasas y que estaba asando pan y peces. Pidió que trajesen unos peces
más. Inmediatamente, Pedro subió al barco, arrastró la red con ciento y cincuenta y tres
peces. Muchos peces, y la red no se rompió. Jesús llama a la multitud: “¡Venid a comer!”
Él tuvo la delicadeza de preparar algo para comer después de una noche frustrada sin
pescar nada. Gesto bien sencillo que revela algo del amor con que el Padre nos ama.
“Quién me ve a mí, ve al Padre.” (Jn 14,9). Ninguno de sus discípulos se atrevía a
preguntar quién era él, pues sabían que era el Señor. Y evocando la eucaristía, el
evangelista Juan completó: “Jesús se acercó, tomó el pan y lo distribuyó para ellos”.
Sugiere así que la eucaristía es el lugar privilegiado para el encuentro con Jesús
resucitado.
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Juan 21,1-14. «No tengas miedo, Simón; desde ahora serás pescador de
hombres» (Lc 5,10). Por orden de Jesús echaron la red y sacaron ciento cincuenta y
tres peces. Jesús ha glorificado a su Padre, y ahora el Padre le glorifica a él. Resucitado,
realiza la promesa que había hecho a algunos paganos: «cuando haya sido elevado de la
tierra, atraeré a todos los hombres hacia mí» (12,32). Ahora es el tiempo de la misión, y
Pedro es su jefe: ¿no se lanzó al agua al reconocer al Señor, igual que había corrido
hacia la tumba vacía en la mañana de Pascua? Han capturado una enorme cantidad de
peces, y la red no se rompe con el peso de la pesca. Así, contra toda esperanza, los
apóstoles van a congregar a hombres de todas partes en la unidad de una sola Iglesia.
Pero sin Jesús no pueden hacer nada: durante la noche no habían pescado una sola
pieza.
De regreso a la orilla, encuentran unas brasas sobre las que Jesús ha puesto pescado y
pan. Jesús toma ahora el pan y se lo da, y ninguno le pregunta: « ¿Quién eres?», ya que
saben muy bien que es el Señor. En efecto, en el pan compartido han reconocido el Pan
de la vida, el Pan venido del cielo, el que da la vida eterna.
¡Todo vuelve a empezar! Habían detenido a Jesús y le habían crucificado: ¡todo en vano!
Hoy sus discípulos predican... Habían acusado a Jesús de curar en nombre de Belzebú:
hoy hacen comparecer a Pedro y a los demás. « ¿Con qué poder o en nombre de quién
hacéis esas curaciones?». El proceso de Jesús no ha concluido: ¡el Gólgota sólo fue un
momento de la gran acusación! ¡De tal Maestro, tales discípulos! A lo largo de la
historia, los discípulos vivirán en su carne la suerte reservada al Maestro. El proceso
continúa: ¡por los siglos de los siglos, la cruz será piedra de escándalo! Proceso a Jesús:
era necesario que Jesús pasara por la cruz. A causa de su vida, porque lo cambiaba
todo: la sociedad, la religión, Dios; porque producía un contagio peligroso a la
humanidad: el del amor y la libertad. ¡Era necesario que entregase su vida para que la
Vida viviera! Proceso a la Iglesia: ¡el discípulo no es más que su Maestro! Proceso a la
Iglesia cuando derriba los ídolos fabricados por las manos del hombre y denuncia todas
las servidumbres: la tiranía del dinero, la pasión del poder. Proceso a la Iglesia cuando
pone en peligro el orden social desenmascarando a los falsos dioses y revelando la
dignidad del hombre querida por Dios. Pasión de los discípulos cuando prenden fuego a
los tradicionalismos esterilizantes y a los poderes destructivos.
« ¿Con qué autoridad hacéis esto?». «La piedra que desechasteis vosotros, los
arquitectos, se ha convertido en piedra angular. Fuera de él no hay salvación». El
proceso de Jesús no se ha clausurado con una condena, sino con una victoria, pues Dios
se ha puesto del lado del condenado. Y para siempre, Dios ha unido su suerte a la de
sus discípulos. «Gracias al nombre de Jesús el Nazareno, este hombre se presenta sano
ante vosotros»...
Hermanos, si algún día la vida abre un proceso a vuestra esperanza, si las fraternidades
rotas procesan a las manos que vosotros habéis unido, si la injusticia impugna vuestro
trabajo por un mundo más auténtico y más hermoso, recordad la ley de la cruz: era
necesario que el grano fuera arrojado en tierra para que brotara en todo su esplendor la
flor de Pascua. Dios realiza siempre el contra-proceso de la acusación hecha a los suyos.
No lo olvidéis: en la mañana de Pascua, el Acusado se hizo vuestro Abogado, y la propia
muerte tuvo que retroceder ante la vida. «Los reconocieron como compañeros de Jesús,
vieron de pie junto a ellos al hombre que había sido curado y no encontraron acusación
contra ellos»...
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No hay reflexión.
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Es una equivocada creencia que a Jesús sólo se le puede encontrar en los templos o en
los momentos de mucha intimidad dentro de la oración. Jesús, hombre de lucha y de
fatiga, se hace presente en nuestros mismos lugares de trabajo.
Aunque su presencia escapa a nuestra vista, su acción creadora está siempre lista para
ayudarnos en nuestras labores diarias, así, a pesar de que nuestros esfuerzos no
rindieron el fruto esperado, él hará aquello que para nosotros no fue posible. Sin
embargo, debemos estar atentos pues, del mismo modo que dijo a los discípulos nos
dice también a nosotros: tiren de nuevo las redes, pero del modo que yo les indico.
Cuando somos capaces de hacer nuestro trabajo de la manera que Jesús nos los indica,
es decir, con generosidad, honradez, esfuerzo, la pesca es siempre abundante, y no sólo
para el pan de nuestras casas, sino para que el mundo crea que Jesús está vivo ahí,
donde todos los días convivimos. Sí, hermanos: Jesús ha resucitado para estar con
nosotros, para actuar en nuestra historia, para convencer al mundo que el pecado y la
muerte han sido vencidos, para acompañarnos hasta la consumación de los siglos.
¡Aleluya, Aleluya!
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"Voy a pescar". - dijo Pedro. Casi se puede escuchar el tono de alguien que regresa a
la rutina, en donde se hace lo que se tiene que hacer porque se tiene que hacer y nada
más.
Parece que Pedro experimentó el aburrimiento del hombre que ha estado en la cima de
una montaña y ha contemplado el paisaje; y ahora se tiene que contentar con ver ese
mismo paisaje en una fotografía.
Voy a pescar, es decir, vuelvo a mi trabajo, vuelvo a hacer lo que en sí me gusta hacer
pero... ya no es lo mismo... no encuentra el sentido.
Pedro había conocido a Cristo. Vivió con Él, comió junto a Él; lo escuchó..., lo traicionó,
lo amó; era su amigo. De repente se ve sin Él, se ve sin el amigo que a su vida le dio
sentido; el amigo que alguna vez le dijo: "desde ahora ya no solo serás pescador sino
que serás pescador de hombres..., uno de los apóstoles, mi discípulo, mi amigo."
"Es el Señor". Pedro no piensa nada, simplemente actúa y lo primero que hace es
dirigirse hacia lo único que le hace falta, hacia lo único importante..., se dirigió hacia el
Amigo.
De la nada, la rutina de la vida desaparece. El aburrimiento se olvida. No es una
fotografía..., es el verdadero paisaje.
Esto es lo que significa la resurrección. La vida verdaderamente cobra un sentido;
aparece un horizonte hacia dónde dirigir la vida. Un horizonte que tiene un nombre
específico: Cristo.
• El relato se sitúa en el marco de la vida cotidiana de los discípulos, que habían
regresado a su tierra y a su trabajo de pescadores, después de los días tremendos de la
pasión, muerte y resurrección del Señor. Era difícil para ellos comprender lo que había
sucedido. Pero, mientras que todo parecía haber acabado, Jesús va nuevamente a
"buscar" a sus discípulos. Es Él quien va a buscarlos. Esta vez los encuentra junto al
lago, donde ellos habían pasado la noche en las barcas sin pescar nada. Las redes vacías
se presentan, en cierto sentido, como el balance de su experiencia con Jesús: lo habían
conocido, habían dejado todo por seguirlo, llenos de esperanza... ¿y ahora? Sí, lo habían
visto resucitado, pero luego pensaban: "Se marchó y nos ha dejado... Ha sido como un
sueño... (Homilía de S.S. Francisco, 10 de abril de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un pequeño examen de conciencia donde profundice en la pregunta: ¿hacia dónde
estoy dirigiendo mi vida?
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1. Por mandato del Señor, los apóstoles habían ido a Galilea. Véase Mt. 28, 7.
9. Santo Tomás de Aquino opina que en esta comida, como en la del Cenáculo (Lc. 24,
41-45) y en la de Emaús (Lc. 24, 30), ha de verse la comida y bebida nuevas que Jesús
anunció en Mt. 26, 29 Lc. 22, 16-18 y 29-30. Otros autores no comparten esta opinión,
observando que en aquellas ocasiones el Señor resucitado no comió cordero ni bebió
vino, sino que tomó pescado, pan y miel, y que, lejos de sentarse a la mesa en un
banquete triunfante con sus discípulos, tuvo que seguir combatiéndoles la incredulidad
con que dudaban de su Redención (cf. Lc. 24, 13; Hch. 1, 3 y notas).
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Jesucristo, el Señor, vive para siempre he intercede por nosotros ante el Padre. Oremos
con toda confianza.
- Para que el Señor Jesús disipe todo miedo de su Iglesia y le otorgue la valentía para
predicar en todo el mundo la Buena Noticia. Oremos.
- Para que ilumine a los gobernantes y los empuje a buscar siempre soluciones que
lleven a la justicia y a la paz. Oremos.
- Para que los que buscan la luz de la fe la encuentren en Jesús resucitado y en el
testimonio de sus discípulos. Oremos.
- Para que todos nosotros, que celebramos con gozo la Pascua del Señor, seamos
testigos de su presencia entre nosotros. Oremos.
- Por la Iglesia, para que siga proclamando la Buena Noticia del Señor Resucitado y
dando testimonio de él, aun cuando esto moleste no solo a los de fuera, sino incluso a
algunos de sus miembros, roguemos al Señor.
- Por nuestras comunidades cristianas, para que podamos vivir sin miedo y abiertamente
nuestra fe, y hacer lo que es justo y bueno en el nombre de Jesús, roguemos al Señor.
- Por todos y cada uno de nosotros, para que reconozcamos con fe y amor la presencia
del Señor en los hermanos, roguemos al Señor.
Acoge, Padre, la oración que te presenta tu Iglesia, confiando en que intercede por
nosotros ante ti Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Realiza, Señor, en nosotros lo que significa el intercambio de esta ofrenda pascual, para
que pasemos del apego a las cosas de la tierra, al deseo de los bienes del cielo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios y Padre nuestro: Tú pones palabras lindas en nuestra lengua y llenas nuestras
manos con buenos dones; tú nos confías incluso a tu Hijo eucarístico y lo pones en
nuestras manos. Así pues, que por medio de Él, y juntamente con Él, lleguemos a ser
para el mundo tu palabra y tu don, tu signo de esperanza. Haznos también capaces de
dar testimonio de tu amor a los hombres. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el
Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de
consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo
en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio .
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual I. El misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este día en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido
inmolado.
Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó
nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
• Gracias Señor porque todo lo que haces está lleno del más profundo amor hacia todos
nosotros. Gracias porque has venido a alimentarnos, con la comida que sacia nuestro
hambre de infinito, que es tu Cuerpo y tu Sangre. Gracias por haberme acompañado en
esta oración, hoy y siempre me pongo en tus manos. Amén.
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Jn 21, 12-13
Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos, almorzad». Y tomó el pan y se lo dio. Aleluya.
Guarda, Señor, con tu amor constante a los que has salvado, para que los redimidos por
la pasión de tu Hijo se alegren con su resurrección. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
Señor Dios, Padre nuestro: Tu Hijo Jesús nos ha invitado hoy a venir a esta eucaristía
para comer el alimento de sí mismo que él ha preparado para nosotros. Envíanos
también a nosotros a invitar a los hermanos -cercanos y lejanos- a participar en la
mesa de las cosas que poseemos y de lo mejor que hay en nosotros nuestro amor y
compasión, nuestra palabra de ánimo, y nuestra presencia fraternal entre todos. Que,
para los que conviven con nosotros, sea ésta la mejor señal de que tu Hijo resucitado
vive en medio de nosotros, ahora y por los siglos de los siglos.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen
✞ ✞ ✞ Bendición
1
Bendición solemne como el día de Pascua.
Que os bendiga Dios todopoderoso en la solemnidad pascual que hoy celebramos y,
compasivo, os defienda de toda asechanza del pecado.
R. Amén.
El que os ha renovado para la vida eterna, en la resurrección de su Unigénito, os colme
con el premio de la inmortalidad.
R. Amén.
Y quienes, terminados los días de la pasión del Señor, habéis participado en los gozos de
la fiesta de Pascua, podáis llegar, por su gracia, con espíritu exultante a aquellas fiestas
que se celebran con alegría eterna.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros y os acompañe siempre.
R. Amén.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16