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Sábado de la Octava de Pascua – Ciclo B (He 4, 13-21, Mc 16, 9-15)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención de
consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi mente
y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar, sorprender,
seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino hacia
la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás
vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del Padre.
Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus pequeños;
hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la intimidad de
Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que conversabas con Juan;
recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce en el Cenáculo..., lleno
de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable todavía de él y me enseñe a
hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y el resplandor de la llama (G.
CANOVAI, Suscipe Domine).
“QUE FALTA DE FE NO CREER AL QUE ME VIO”
 «Jerusalén. La resurrección, breve conclusión del evangelio de Marcos».
 “Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana”
 “Se apareció a los Once y les echó en cara la falta de fe y dureza de
corazón porque no habían creído a los que lo habían visto a Él resucitado
de entre los muertos»
 «Id por el Mundo entero, y predicad el Evangelio o Buena Nueva».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. Sal 104, 43

El Señor sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo. Aleluya.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, vengo ante ti, una vez más para poner en tus manos todo lo que soy y todo lo que
tengo. Tú me conoces y sabes que es lo que llevo en el corazón, cuáles son mis tristezas
y mis alegrías. Te doy las gracias porque nunca me has abandonado, siempre has estado
a mi lado, aun cuando no me he dado cuenta.
Aumenta mi fe para creer en ti, en tu omnipotencia en mi vida y para saberte descubrir
siempre en cada momento de mi vida. Aumenta mi confianza; no permitas que ponga mi
esperanza en nada ni en nadie fuera de ti, Jesús mío, pues todo es tuyo. Dame el amor
que más necesito: el tuyo. No permitas que me separe nunca de ti... y si llego a alejarme
de tu amor, que nunca me canse de volver a tus brazos amorosos. Ayúdame a escuchar
tu voz en esta oración.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

No podemos callar. Si realmente hemos encontrado con fe al Señor Resucitado, nadie


nos puede parar de proclamarlo a él y a su Buena Nueva de salvación. Pero más
impactante y más convincente que cualquier cosa que digamos será el lenguaje vivo de
nuestras actitudes y acciones. Ésa debería ser nuestra experiencia, como fue la de los
apóstoles. Vivimos la misma vida que otra gente, hacemos las mismas cosas, pero
deberíamos hacerlas de una manera diferente si es que realmente hemos encontrado a
Cristo.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Gloria a Dios.

Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa
gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias. Señor
Dios, rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica. Tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo Tú eres Santo, solo
Tú Señor, solo Tú Altísimo, Jesucristo. Con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Oh Dios y Padre nuestro: Tu Hijo Jesús vivió entre nosotros, carne de nuestra carne,
sangre de nuestra sangre; por amor murió por nosotros y tú le resucitaste a una nueva
vida. Queremos fervientemente experimentar su amor y su presencia hasta tal punto que,
como los apóstoles, no podamos nunca parar de proclamar lo que hemos visto y oído, y
que por ello los hombres te den gloria y alabanza a ti, Dios nuestro. Te lo pedimos en
nombre de Jesucristo, el Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4, 13-21

4,13 En aquellos días, al ver la valentía con que se expresaban Pedro y Juan, no salían de
su asombro, sabiendo que eran hombres del pueblo y sin cultura. Los reconocían como
compañeros de Jesús;
14 pero, como veían con ellos en pie al hombre curado, nada podían responder.
15 Entonces les ordenaron salir del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos:
16 - ¿Qué haremos con estos hombres? El milagro que han hecho es notorio y lo saben
todos los habitantes de Jerusalén; no podemos negarlo.
17 No obstante, para que no se divulgue más entre el pueblo, les intimidaremos con
amenazas, para que no vuelvan a hablar a nadie en nombre de ése.
18 Así que los llamaron y les prohibieron terminantemente hablar y enseñar en el nombre
de Jesús.
19 Pedro y Juan les respondieron: - ¿Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos
a vosotros antes que a él?
20 Por nuestra parte, no podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído.
21 Ellos los despidieron con amenazas, sin encontrar el modo de castigarlos, a causa del
pueblo, pues todos daban gloria a Dios por lo sucedido.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

No hay reflexión.
www.santaclaradeestella.es

Pedro y Juan han recibido en verdad, según la promesa de Jesús, «una elocuencia y una
sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios»: estos
últimos se encuentran, evidentemente, con dificultades. El fragmento está dominado, por
una parte, por la fuerza de los hechos que se imponen y, por otra, por la voluntad de
ocultarlos. Los hechos son la curación constatada y clamorosa; son todo lo que Pedro y
Juan han visto y oído. Por otra parte, está el poder que quiere defenderse de la irrupción
de los hechos, con su poder de desestabilización. Los hechos están acreditados por
«hombres del pueblo y sin cultura», que pasan de acusados a acusadores.
Frente a la idea de prohibir «enseñar en el nombre de Jesús» -y en esto se muestra
perspicaz el sanedrín, porque el peligro procede de ese «nombre», la verdadera novedad,
la respuesta de Pedro y Juan es la apelación a la evidencia: no pueden callar lo que han
visto y oído.
Se trata de la conciencia de que hablar de estas cosas era voluntad de Dios, un mandato
divino frente al cual los preceptos humanos pierden su consistencia. No hay amenaza
humana que pueda oponerse a la fuerza del testimonio de los apóstoles, porque está con
ellos la fuerza irresistible de Dios.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Testimonio. « ¿Qué es justo a los ojos de Dios: escucharos a vosotros o escucharle a


él?». El tribunal religioso reprocha a los apóstoles el que hablen de Jesús, pero ¿podrían
actuar de otro modo? Jesús se ha apoderado de ellos, como pronto se apoderará de Pablo
de Tarso. Ellos le han dado su fe, su corazón, su vida, y el Aliento de Dios les ha sumergido
en su fuego. No existe un contrato entre el Resucitado y sus discípulos, sino una pasión
recíproca. Lo que Pedro, Juan y los demás han visto y oído no pueden callarlo, pues está
en juego la salvación del hombre. Lo que han visto y oído lo anuncian a todos, para que
la humanidad entera esté en comunión con ellos, ya que su comunión es comunión con el
Padre y con Jesucristo (1 Jn 1,3).
Sobre el salmo 117: ¡Dad gracias al Señor los liberados de la muerte; dad gracias: su
amor es eterno! La piedra desechada por los arquitectos es ahora piedra angular: Cristo
ha resucitado de entre los muertos. Bendecid a Dios y entrad en la fiesta, que vuestro
canto sea para Dios: la muerte ha sido vencida por la vida. «Nosotros no podemos dejar
de contar lo que hemos visto y oído». A lo largo de la historia, habrá hombres y mujeres
que no teman declarar en el proceso de la vida y dar este testimonio: « ¡Creo en la
resurrección de Jesús!».
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1. Un milagro problemático
1.1 Estos días de la Octava de Pascua hemos presenciado el tremendo impacto que tuvo
en el pueblo y en las autoridades judías el milagro de la curación de un paralítico de
nacimiento. El milagro, que debía ser un motivo de gozo, se convierte en piedra de
tropiezo para los sumos sacerdotes que llegan a decir cosas como: "¿Qué vamos a hacer
con estos hombres? Han hecho un milagro evidente, que todo Jerusalén conoce y que no
podemos negar..." ¡No parece sino que el manifiesto amor de Dios se ha convertido en un
problema para ellos!
1.2 El ser humano es un manojo de contradicciones. Nada le hace tanta falta como el
amor de Dios, ¡y cuando llega este amor a visitarlo a menudo le cierra la puerta!
Aprendamos de este pasaje de la primera lectura a preguntarnos si acaso no será nuestro
caso: ¿no será que pedimos a Dios que nos ayude, y nos ponemos en sus manos, y luego
saltamos de esas manos para buscar nuestros caprichos? He conocido parejas que quieren
que Dios los defienda porque se sienten acosados por "malos espíritus" mientras viven...
en adulterio.
1.3 La contradicción parte de cómo entendemos eso de que Dios "nos ayude". Es fácil
entenderlo como una fuerza "extra", que viniendo del Omnipotente, no puede fallar, y que
va a lograr lo que nuestras fuerzas exiguas no podían. ¡Esto es pura magia! La magia es
utilizar fuerzas adicionales a nuestras fuerzas para buscar NUESTROS propósitos. La fe,
por el contrario, es acoger la luz divina para conocer los propósitos DEL SEÑOR.
www.caminando-con-jesus.org

El interrogatorio no debe haber sido para nada cortés ni diplomático. Los apóstoles
tuvieron que soportar la humillación y la prepotencia de quienes pensaban que tenían que
ocultar aquello que les pudiera hacer perder influencia sobre el pueblo. A pesar de su poca
instrucción, ellos supieron exponer su causa, porque no se trata de saber hablar, sino de
decir lo que hay que decir. Ellos estaban convencidos de que Jesús es el Salvador. No
debemos preocuparnos por no tener instrucción para predicar, sino de saber cuál es el
fundamento de nuestra fe.

✞ ✞ ✞ Salmo

Salmo responsorial Sal 117,1.14-15.16-18.19-21


R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. El Señor es mi
fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas
de los justos.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
«La diestra del Señor es poderosa. La diestra del Señor es excelsa». No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó
a la muerte.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Abridme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta
del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste
mi salvación.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.

✞ ✞ ✞ Secuencia (Opcional)

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.


Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se
levanta.
« ¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba
abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi
esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.» Primicia
de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Sal 117, 24


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Este es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Marcos 16, 9-15

16,9 Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana y se apareció en primer
lugar a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios.
10 Ésta fue a comunicárselo a los que le habían acompañado, que estaban tristes y
seguían llorando.
11 Ellos, a pesar de oír que estaba vivo y que ella lo había visto, no le creyeron.
12 Después de esto se apareció, con aspecto diferente, a dos de ellos que iban de camino
hacia el campo.
13 También fueron a dar la noticia a los demás. Pero tampoco les creyeron.
14 Por último, se apareció a los once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su
incredulidad y su terquedad, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado.
15 Y les dijo: -Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda criatura.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Finales posteriores (16,9-20). La conclusión más larga, tradicionalmente designada


como Mc 16,9-20, difiere en vocabulario y estilo del resto del evangelio, no aparece en
los mejores y más antiguos manuscritos actualmente disponibles y tampoco se encontraba
en los manuscritos de tiempos patrísticos. Probablemente, se trata de un compendio de
relatos de aparición del s. II d.C., basados en Lc 24, con alguna influencia de Jn 20; está
formado por las apariciones a María Magdalena en 16,9-11 (cf. Mt 28,9-10; Lc 24,10-11;
Jn 20,14-18), a dos viajeros en 16,12-13 (cf. Lc 24,13-35), a los once discípulos en 16,14-
18 (cf. Lc 24,36-43; Jn 20,19-23,26-29; Mt 28,16-20), y concluye con la ascensión de
Jesús en 16,19-20 (cf. Lc 24,50-51; Hch 1,9-11) → Canonicidad, 66:91.

La llamada conclusión más breve consiste en el informe que las mujeres hacen a Pedro y
el mandato que Jesús da a los discípulos para que predicaran el evangelio. Aquí también
el lenguaje no marcano y la débil evidencia de los manuscritos indican que este pasaje no
era el final del evangelio.
El llamado Logion Freer del Codex W que se intercala entre 16,14 y 16,15 del final más
largo es una glosa tardía que trata de suavizar la condena de los discípulos en 16,14.
Todas las terminaciones atribuidas a Marcos en la tradición manuscrita fueron añadidas
porque los escribas no consideraban que 16,1-8 fuera un final adecuado. Afirmar que
ninguno de estos finales fue escrito por Marcos no es lo mismo que probar que Marcos
terminó su evangelio en 16,8. Después de todo, puede haberse perdido un final que
contase historias de apariciones. O también Marcos podía haber decidido no terminar su
evangelio. No obstante, existen buenas razones literarias y teológicas para mantener que
el evangelio terminaba en 16,8 (J. Hug, La finale de l'evangile de Marc (Mc 16,9-20) [EBib,
París 1978 1).

• Es posible que Marcos pusiera fin a su evangelio con el v. 8 (→ Aspectos del pensamiento
neotestamentario, 78:156), pero la rara terminación de este versículo, con la conjunción
gar, y su tono abrupto indican que el verdadero final del evangelio puede haberse perdido.
La tradición manuscrita nos ha conservado tres finales distintos: 1) El final canónico largo
(16, 9-20), que falta en los manuscritos S y B y fue declarado inauténtico por Eusebio
(Quaest. ad Marinum, 1). Aunque hoy es considerado generalmente como obra de una
persona distinta de Marcos (sobre la base de las diferencias de estilo, vocabulario y tema;
cf. Wik, INT 143; R-F 2, 223-24), los católicos lo admiten como canónico en virtud del
decreto tridentino sobre el canon (cf. DB 784; DS 1504); fue uno de los pasajes discutidos
en el Concilio como ejemplo de una «parte» (cf. E. Mangenot, DTC 2, 1602; DAFC 4, 1972-
73). 2) El llamado final breve, un único versículo que aparece en los manuscritos L, ¥ 099,
0112, 579. Tampoco puede tenerse por obra de Marcos, en virtud de su estilo y lenguaje
(cf. V. Taylor, Mark, 614). 3) El logion Freer, glosa añadida a 16,14 en el manuscrito Freer
de los evangelios, perteneciente al siglo v (el Codex W [Washingtoniensis] se halla en el
Museo Freer de la Institución Smithsoniana). Esta glosa, añadida por algún escriba antiguo
para suavizar la condenación de los Once en el v. 14, era conocida por san Jerónimo
(Contra Pelagianos, 2.15). Tampoco es de Marcos, por su estilo y lenguaje, y posiblemente
procede de un círculo gnóstico de finales del siglo II o comienzos del III.
A) Final canónico (16,9-20). Este final, que podría datar de una fecha no anterior al
siglo II y estar relacionado con otras tradiciones primitivas distintas de la que sigue
Marcos, se suele dividir en cuatro secciones: a) aparición a María Magdalena (16,9-11);
b) aparición a los dos que iban de camino (16,12-13); c) aparición a los Once (16,14-18);
d) ascensión y el comienzo de la misión apostólica (16,19-20).
a) aparición a María Magdalena (16,9-11). Estos versículos, por su estilo y lenguaje,
han de relacionarse con una tradición lucana o joánica; cf. Jn 20,11-18. Dan una desvaída
noticia de la primera aparición de Jesús resucitado a María Magdalena (cf. 16,1), que
acude a informar de ello a los entristecidos e incrédulos discípulos.
9. habiendo resucitado: El participio griego aquí empleado es anastas, forma
intransitiva que contrasta con la pasiva egerthé de 16,6. La forma intransitiva representa
una etapa más tardía de la conciencia cristológica de la Iglesia primitiva, cuando el hecho
de resucitar ya no se atribuía tanto al Padre cuanto al mismo Jesús (→ Aspectos del
pensamiento neotestamentario, 78:158).
De la que había expulsado siete demonios: Cf. Lc 8,2; no se ha de identificar a la
ligera con la mujer pecadora que ungió los pies de Jesús según Lc 7,37-38.
10. estaban en duelo y llantos: Se describe la reacción de los discípulos que han
perdido a su maestro y no participan en la alegría de la fiesta judía.
11. no creyeron: Su incredulidad es subrayada repetidas veces en este final de Mc; cf.
vv. 13 y 14. Hay cierta ironía en el hecho de que Jesús se apareciera primero no a sus
discípulos elegidos, sino a una mujer; María Magdalena (y las otras, 16,1) fue el primer
heraldo de la resurrección. Pero la Iglesia primitiva no siempre presentó las cosas de esta
forma; cf. el fragmento del kerigma de 1 Cor 15,3-8.
b) Aparición a los dos que iban de camino (16,12-13). Estos versículos recuerdan al
lector el incidente de Emaús (Lc 24,13-35); sirven para destacar de nuevo la incredulidad
de los discípulos después de la resurrección.
12. después: La expresión griega es meta tauta (después de estas cosas), corriente en
Jn, pero no utilizada en otros pasajes de Mc.
En otra forma: La palabra griega morphé se refiere a su aspecto externo. Este y otros
relatos evangélicos (por ejemplo, Jn 20,14.19) forman la base de la convicción común de
que Jesús resucitado se manifestó a la Iglesia primitiva bajo una apariencia que no
coincidía en todos los detalles con la que presentaba durante su ministerio terreno (cf. 1
Cor 15, 35-41).
Cuando iban al campo: Cf. Lc 24,15.
13. volvieron: Cf. Lc 24,35.
c) Aparición a los once (16,14-18). Esta sección recuerda pasajes de otros evangelios,
tales como Lc 24,36-49; Jn 20,19-23; Mt 28, 16-20. La aparición marca el clímax de este
final, como se ve por las palabras protón (primero) en 16,9, hetera (después) en 16,12 e
hysteron (por último) en 16,14. Se subraya el efecto mediante la reprensión dirigida a los
discípulos, en que culminan las observaciones de que no habían creído.
14. les reprendió: El verbo oneidizó es el mismo que se usó para describir las
imprecaciones que dirigían a Jesús los dos ladrones que estaban crucificados con él
(15,32). Algunos comentaristas antiguos (y el logion Freer) trataron de suavizar este
reproche dirigido a los discípulos.
15. id por todo el mundo: Versión independiente de Mt 28,18-20. No debe perderse de
vista el universalismo, a toda la creación: O «a toda criatura», proclamar la buena noticia:
Cf. comentario a 1,14.
B) El final breve. Dice así: «Pero ellas informaron brevemente a Pedro y a sus
compañeros de todo lo que se les había dicho. Después, a través de ellos, el mismo Jesús
hizo que la proclamación sagrada e incorruptible de la salvación eterna llegara de Oriente
a Occidente». Debe leerse después de 16,8.
Ellas: Las mujeres de 16,1.
A través de ellos: Pedro y sus compañeros.
De Oriente a Occidente: Este dato ha sido interpretado por H. B. Swete (Mark, ci) como
un indicio de composición por una «mano romana; el origen occidental viene sugerido por
la directa referencia a la difusión de la predicación apostólica hacia Occidente».
Salvación: Término característico de Lucas; cf. Lc 1,69.
C) El «logion» Freer. Dice así: «Y ellos se excusaron diciendo: 'Esta era de iniquidad e
incredulidad está bajo Satán, que impide al verdadero poder de Dios prevalecer sobre las
cosas impuras de los espíritus. En consecuencia, revela ahora tu justicia'. Así hablaron a
Cristo, pero Cristo les replicó diciendo: 'El término de los años de la autoridad de Satán
se ha cumplido, pero se acercan otras cosas terribles aun para los pecadores, por cuyo
bien fui yo entregado a la muerte, para que pudieran volver a la verdad y ya no pecasen
más, de modo que pudieran heredar la gloria espiritual e incorruptible de la justicia que
está en el cielo'».
Ellos: Los Once de 16,14.
Iniquidad: La yuxtaposición de esta idea a la de «justicia» en el logion recuerda 2 Cor
6,14.
Bajo Satán: Cf. Rom 3,9 («bajo el pecado»); cf. 2 Cor 2,11.
Revela tu justicia: Rom 1,17 da un denso sentido a estas palabras.
Autoridad de Satán: Cf. Act 26,18, con el encargo de Jesús resucitado a Pablo: « [los
gentiles] a los que yo te envío para que les abras los ojos, a fin de que puedan convertirse
de la tiniebla a la luz y de la autoridad de Satán a Dios».
Entregado a la muerte: Cf. Mc 13,12.
www.santaclaradeestella.es

El texto es un añadido que sirve de conclusión al evangelio de Marcos. Está redactado por
otra mano, aunque pertenece a la época apostólica. Incluye la aparición de Jesús
resucitado a María Magdalena, que fue a anunciar a los discípulos incrédulos el
acontecimiento de la resurrección (vv. 9-11); la aparición del Señor con aspecto de
peregrino a los dos discípulos de Emaús, que se volvían a su pueblo (vv. 12s) y, por
último, la aparición del Resucitado a los Once, reunidos en torno a la mesa, esto es,
recogidos en la celebración eucarística, a quienes reprocha su incredulidad y su actitud
refractaria ante el testimonio de algunos discípulos (vv. 14s).
Sólo la presencia directa de Jesús liberará a los apóstoles de su dureza de corazón y los
transformará en verdaderos creyentes. Al subrayar la incredulidad de los discípulos, típica
de todo el evangelio de Marcos, el evangelista pretende poner de relieve que la
resurrección no es fruto de una imaginación ingenua o de alguna sugestión colectiva de
los seguidores del Nazareno, sino don del Padre en favor de aquel que se había hecho
obediente hasta la muerte para la salvación de toda la humanidad.
Como conclusión, el Resucitado envía a los discípulos al mundo para que prolonguen su
misión y desarrollen la actividad evangelizadora junto con el Señor: «Id por todo el mundo
y proclamad la buena noticia a toda criatura» (y. 15).
www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini

LA LUZ DE LA MISIÓN RESPLANDECE SOBRE LAS SOMBRAS DE LA DUDA. El final del


evangelio según Marcos (vv. 9-20) es obra de un autor desconocido para nosotros, que
añadió estos versículos, ciertamente muy pronto, al texto de Marcos. De todos modos, se
trata de un texto inspirado y, en consecuencia, debe ser considerado como «Palabra de
Dios». El fragmento que estamos analizando, precisamente por estar «separado» del resto
del evangelio, no tiene en cuenta el mandato del v. 7, donde se había encargado a las
mujeres referir a los discípulos y a Pedro que el Resucitado les esperaba en Galilea.
El escenario está ambientado en Jerusalén y sus alrededores. La idea de la resurrección
de Jesús tiene dificultades para imponerse incluso entre los mismos apóstoles. Sin
embargo, precisamente ellos habían sido los destinatarios privilegiados de las muchas
confidencias del Maestro, que les habla preparado para el escándalo de su Pasión y
muerte, y evangelizado sobre la resurrección. Su primera reacción fue un claro rechazo,
como declara nuestro texto, sin vacilación.
Los dos primeros relatos siguen un esquema común: Jesús se aparece a algunas personas
y estas van a contarlo a los discípulos, que se niegan a creer. En el primer caso la
protagonista es Maria Magdalena, «fotografiada» con el detalle de la mujer liberada de
«siete demonios», numero perfecto que indica la gravedad de la situación. Su
identificación remite al pasaje de Lc 8,2, y la tarea que le había sido confiada remite a Jn
20,17s. Su testimonio fue rechazado por los discípulos con un gélido «no lo creyeron».
En el segundo caso se habla de dos hombres que iban al campo y encuentran a Jesús
«con aspecto diferente». Probablemente significa que encuentran al Resucitado.
No es difícil entrever el episodio de los dos discípulos de Emaús referido por Lc 24,13-35.
Los que ahora dan testimonio son dos hombres, y su credibilidad, según la mentalidad de
la época, debería ser total con respecto a la mujer de antes; además, son dos, por lo que
para la legislación antigua sus palabras son dignas de un crédito absoluto. El resultado -a
diferencia del texto de Lucas- no cambia y sigue siendo profundamente negativo, porque
los discípulos «tampoco les creyeron».
Tras el fracaso de los testigos, Jesús en persona se presenta a los Once y «les echó en
cara su incredulidad y su terquedad, por no haber creído a quienes lo habían visto
resucitado. (v. 14). No se puede decir, ciertamente, que la idea de la resurrección fuera
acogida de inmediato y de una manera triunfal. Es verdad, más bien, lo contrario: hizo
falta la presencia del Resucitado para hacer cambiar de idea al grupo apostólico,
transformado ahora y dispuesto para la misión.
El fragmento tiene un final positivo, rico de luz. El Resucitado confía a los suyos el mandato
misionero de llevar la Buena Noticia al mundo entero. La comunidad toma conciencia de
tener la exaltante tarea de anunciar que Cristo está vivo y realiza su acción benéfica para
bien de todos. De ahora en adelante, la apostolicidad y la catolicidad serán dos
características esenciales de la Iglesia.
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No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexión.
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Oración inicial
¡Oh Dios!, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar el número de tus
hijos; mira con amor a los que has elegido como miembros de tu Iglesia, para que quienes
han renacido por el bautismo obtengan también la resurrección gloriosa. Por nuestro
Señor.
Del Evangelio según Marcos 16,9-15
Reflexión
• El evangelio de hoy forma parte de una unidad literaria más amplia (Mc 16,9-20) que
trae una lista o un resumen de diversas apariciones de Jesús: (a) Jesús aparece a María
Magdalena, pero los discípulos no aceptan su testimonio (Mc 16,9-11); (b) Jesús aparece
a los dos discípulos, pero los demás no creen en el testimonio de ellos (Mc 16,12-13); (c)
Jesús aparece a los Once, critica la falta de fe y les ordena que anuncien la Buena Nueva
a todos (Mc 16,14-18); (d) Jesús sube al cielo y sigue cooperando con los discípulos (Mc
16,19-20).
• Además de esta lista de apariciones del evangelio de Marcos, hay otras listas que
no siempre coinciden entre sí. Por ejemplo, la lista conservada por Pablo en la carta a los
Corintios es bien diferente (1 Cor 15,3-8). Esta variedad muestra que, inicialmente, los
cristianos no se preocupaban de probar la resurrección por medio de apariciones. Para
ellos la fe en la resurrección era tan evidente y tan vivida que no había necesidad de
pruebas. Una persona que se toma el sol no se preocupa de probar que el sol existe. Ella
misma, bronceada, es la prueba misma de que el sol existe. Las comunidades, ellas
mismas, al existir en medio de aquel imperio inmenso, eran una prueba viva de la
resurrección. Las listas de las apariciones empiezan a aparecer más tarde, en la segunda
generación, para rebatir las críticas de los adversarios.
• Marcos 16,9-11: Jesús aparece a María de Mágdala, pero los otros discípulos
no creen en ella. Jesús aparece primero a María Magdalena. Ella fue a anunciarlo a los
demás. Para venir al mundo, Dios quiere depender del seno de una joven de 15 o 16 años,
llamada María, la de Nazaret (Lc 1,38). Para ser reconocido como vivo en medio de
nosotros, quiso depender del anuncio de una chica que había sido liberada de siete
demonios, ella también llamada María, la de Mágdala! (Por esto, era llamada María
Magdalena). Pero los demás no le creen. Marcos dice que Jesús aparece primero a
Magdalena. En la lista de las apariciones, transmitida en la carta a los Corintios (1 Cor
15,3-8), no constan las apariciones de Jesús a las mujeres. Los primeros cristianos
tuvieron dificultad en creer en el testimonio de las mujeres. ¡Es una lástima!
• Marcos 16,12-13: Jesús aparece a los discípulos, pero los demás no creen en
ellos. Sin muchos detalles, Marcos se refiere a una aparición de Jesús a dos discípulos,
“que iban de camino por los campos”. Se trata, probablemente, de un resumen de la
aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, narrada por Lucas (Lc 24,13-35). Marcos
insiste en decir que “tampoco creyeron en éstos”.
• Marcos 16,14-15: Jesús critica la incredulidad y manda anunciar la Buena
Nueva a todas las criaturas. Por fin, Jesús aparece a los once discípulos y los reprende
por no haber creído en las personas que lo habían visto resucitado. De nuevo, Marcos se
refiere a la resistencia de los discípulos en creer en el testimonio de quienes han
experimentado la resurrección de Jesús. ¿Por qué será? Probablemente, para enseñar tres
cosas. Primero, que la fe en Jesús pasa por la fe en las personas que dan testimonio de
él. Segundo, que nadie debe desanimarse, cuando la duda y la incredulidad nacen en el
corazón. Tercero, para rebatir las críticas de los que decían que el cristiano es ingenuo y
acepta sin crítica cualquier noticia, ya que los discípulos tuvieran mucha dificultad en
aceptar la verdad de la resurrección.
• El evangelio de hoy termina con el envío: “Id por el mundo entero y proclamad a
Buena Nueva a toda criatura.” Jesús les confiere la misión de anunciar la Buena Nueva a
toda criatura.
www.santaclaradeestella.es

Es mejor obedecer a Dios que a los hombres: se trata de un criterio que hemos de
desenterrar frente a la prepotencia del mundo. Éste, a través de los medios de
comunicación y de otros medios todopoderosos, pretende nivelar el modo de pensar y de
valorar típico del cristianismo, tomando como rasero el nivel del consumo y de los
horizontes exclusivamente intramundanos. La identidad cristiana está padeciendo una
agresión cada vez más abierta, aunque la mayoría de las veces solapadamente, que hace
pasar por normal y obvio lo que con frecuencia no es más que un comportamiento
detestable.
En nombre de la voluntad superior de Dios es preciso entablar un verdadero «combate
cultural» destinado a desenmascarar el peligro de la homologación pagana.
Pero éste presupone un «combate espiritual» en nombre de una experiencia fuerte de
Cristo. No se puede acallar la experiencia de la salvación, la experiencia de ser amados y
acompañados en la vida por el amor de Dios. No se puede vivir como si este amor no
existiera ni actuara en la historia. Hay aquí una invitación ulterior al testimonio abierto y
valiente, que no quiere imponer nada, pero que tampoco quiere recibir imposiciones para
ocultar lo más querido, lo más dulce, lo más importante que mueve nuestra vida.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Testimonio. Los exegetas coinciden hoy en reconocer que este final no formaba parte
del evangelio primitivo; está redactado con un vocabulario y un estilo diferentes del resto.
Se trata más bien de un resumen de los relatos de aparición que figuran en los otros
evangelios, a los que se ha añadido una serie de alusiones a determinados
acontecimientos referidos en el libro de los Hechos. Su autenticidad era ya discutida en el
siglo segundo.
« ¡Cristo ha resucitado!». Desde hace una semana, lo cantamos en todos los tonos. Pero
que nadie se llame a engaño: nuestro testimonio no es la afirmación de un hecho del
pasado, todo lo importante que se quiera, pero que no pasaría de ser un piadoso recuerdo.
El objeto último de nuestra fe tampoco es un hecho verificable por una investigación
histórica. Nuestra fe es ésta: damos testimonio de que hoy, para nosotros y para todo
hombre, Jesús vive en la situación de resucitado y ya no experimenta las limitaciones de
la condición humana. Hombre entre los hombres, el Nazareno, como nosotros, veía
limitado su universo por sus posibilidades de contacto y de intercambio. Hoy, resucitado,
se han dilatado las fronteras de su persona. Se encuentra con todos los hombres de todos
los tiempos en lo secreto de su corazón, en la fuente inexpresable de su vida. En adelante,
ningún hombre ni nada humano le es ajeno. Toda empresa humana está secretamente
habitada por su Espíritu, hasta el punto de que trabajar por el crecimiento de la humanidad
significa, tal vez secretamente, hacer que crezca su Cuerpo.
Al confesar la resurrección de Jesús damos testimonio de que todo está bajo el movimiento
del Espíritu, que merece la pena intentarlo todo, ya que en todo es él quien continúa
viviendo y creciendo. «Nosotros no podemos dejar de contar lo que hemos visto y oído».
Prosiguiendo en la historia de hoy la profesión de fe de quienes han experimentado la
victoria de la vida, también nosotros creemos en el Cristo resucitado cuando —a pesar de
estar insertos en una vida atacada a diario por la muerte—, midiendo con una lucidez cada
vez mayor la dificultad de amar, seguimos viviendo y amando con sobrenatural
obstinación.
www.fraynelson.com

2. No podemos callar
2.1 La fuerza interior de los apóstoles nos impresiona. Ni las amenazas, ni las
humillaciones, ni las torturas logran achicarlos. Se levantan serenos, ni humillantes ni
humillados, ante las autoridades y anuncian con valor y dignidad de dónde proviene su
ministerio: "Digan ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes
que a Dios. Nosotros no podemos dejar de contar lo que hemos visto y oído".
2.2 Necesitamos cristianos así. Esa cosa fofa, que a veces se denomina "postmodernidad",
se ha venido a convertir como en una gran cobija con la que todos pretendemos tapar
nuestras mediocridades, perezas, inconsistencias e inconstancias. Es fácil así vender la
verdad, comprar amigos, negociar el amor, alquilar esperanza... mientras nos burlamos
de todo, nos entristecemos de todo, y mientras todo se va hundiendo en un cieno espeso
y pegajoso.
2.3 Necesitamos voces que digan: "no podemos callar". Gente que sea valiosa pero que
no se venda; hombres y mujeres que tengan no sólo "medios" y "recursos" sino también
principios y fines claros y nobles.
¿Alguien podrá darnos semejante tesoro, si no es Cristo, el que llegó al extremo de la Cruz
y se levantó del sepulcro yerto?
www.elmisericordioso.me

Estamos llamados a cultivar la alegría del evangelio… la alegría del evangelio llena el
corazón y la vida de los que se encuentran con Jesús…
Reflexión del Papa Francisco
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con
Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío
interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.
Los discípulos a su vez han recibido la llamada a estar con Jesús y a ser enviados por Él
para predicar el Evangelio, y así́ se ven colmados de alegría. ¿Por qué́ no entramos
también nosotros en este torrente de alegría?
El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una
tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza
de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Por lo tanto, la humanidad tiene una
gran necesidad de aprovechar la salvación que nos ha traído Cristo.
Los discípulos son los que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar
por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del
Evangelio. Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la
evangelización. […]
En muchas regiones escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. A
menudo esto se debe a que en las comunidades no hay un fervor apostólico contagioso,
por lo que les falta entusiasmo y no despiertan ningún atractivo.
La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres. Por
tanto, animo a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida
fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesidades de los más
desfavorecidos.
Donde hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verdaderas
vocaciones. (Mensaje para la 88ª Jornada Mundial de las Misiones, 14 de Junio de 2014)
Oración de sanación
Mi Señor, quiero alabarte y bendecirte por estar a mi lado en todos los momentos de mi
vida sin haberme yo percatado de tu poder y tu presencia en ella. Siempre has sabido
cómo levantarme.
Quiero vivir apegado a tu Verdad, a tus enseñanzas, esas enseñanzas que son una
revelación de amor del Padre que me hace sentir protegido y amado y que todo puedo
lograrlo con su bendición.
Quiero seguirte, consagrarme a Ti y a tus palabras que sanan y dan vida, recibir de ellas
la fuerza y el impulso para proclamar la esperanza de vivir en el gozo de una vida plena
contenida en tu Reino.
Aunque sé que, por seguirte, muchos se pondrán en mi contra, otros van a odiarme y a
distanciarse de mí, no temeré ningún mal, porque tu presencia y tu Espíritu van conmigo
consolándome y fortaleciéndome.
Te ruego, por tu Santo Nombre, que le pidas al Padre que me guarde de todo mal, que tu
Palabra haga cuna en mi corazón y pueda darte frutos de conversión, sobre todo con los
míos y los que más quiero.
Soy un testigo de tu misericordia, un testimonio vivo de tu amor que quiere anunciarte y
hacer que otros sientan la alegría de vivir la felicidad verdadera que solo puede ser
encontrada en Ti.
¡Aquí me tienes!, Señor, me pongo en tus manos, en los brazos de mi Padre, en la
presencia del Espíritu Santo para que me llenen de fortaleza y valentía.
Confío en que soy uno contigo, en que nunca me dejas sólo y en que me llenas de valor
para derrotar todas mis dificultades. Amén
Propósito para hoy
Hoy, buscaré acercarme al Sacramento de la confesión para ir mejor preparado a mi
próximo encuentro con Cristo en la Misa dominical.
Frase de reflexión
Si alguien nos pide ayuda, ¿nos paramos? ¡Hay tanto sufrimiento y pobreza, y tanta
necesidad de buenos samaritanos!”. Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx

Esta experiencia de los apóstoles continúa siendo la experiencia de muchos que hoy en
día creen en Dios e incluso creen en Jesús, pero no creen que esté realmente vivo, que
sea capaz de cambiar la vida de una persona, que pueda cambiar nuestra sociedad.
Para ellos, Jesús se ha convertido en una liturgia, en un compromiso de fin de semana,
en un libro, incluso en una oración hecha en los momentos de dificultad; sin embargo,
Jesús es mucho más que eso; es el Señor de la vida. Realmente para quien acepta su
resurrección, su vida se ve transformada de forma radical. Nuestro Señor nos continúa
enviando diferentes mensajeros para que creamos en su resurrección, en la actualidad de
su vida.
Lo grave de esta incredulidad es la apatía para predicar, ya que como vemos, mientras
que los que se habían encontrado con Jesús resucitado no cesaban de anunciarlo, los
apóstoles estaban encerrados lamentándose de la pérdida. ¡Despierta! Acepta que Jesús
está vivo, sal a su encuentro, déjate llenar por la gracia santificante que brota de su
resurrección.
www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini

La clausura del evangelio según Marcos es «una auténtica reliquia de la primera


generación cristiana (Swete), mas alla de quien sea el autor de estos versículos. Es un
fragmento de una enorme utilidad para realizar una profunda meditación sobre la realidad
cristológica de Jesús resucitado.
Todos los verbos de estos versículos son verbos de movimiento. Se trata de vivir el
mensaje de Jesús resucitado, la «Buena Nueva del Reino», en una dimensión de vida
madura y entusiasta, incluso en los momentos de duda, de miedo, de debilidad. Nos
quedamos fascinados frente a este Dios que revela su misterio de amor a través de la
humanidad de Jesús. El aparece continuamente, pero nuestra respuesta no es siempre
positiva y pronta.
Maria Magdalena corre, cree, anuncia. Los apóstoles «no lo creyeron» porque solo quieren
la evidencia, como Tomas. Y Jesús, que conoce la dureza del corazón humano, les sale al
encuentro para acabar con su incredulidad. No se escandaliza de la pobreza del hombre,
del trabajo que les cuesta creer a sus discípulos, a pesar de los signos y los milagros
realizados. Ya había experimentado muchas veces este sufrimiento durante su vida
terrena: « ¿También vosotros queréis marcharos?»; «Pedro, antes de que el gallo cante
tres veces..., me negarás...». Ahora, resucitado, se acerca a ellos con un corazón paterno,
con la fuerza del Espíritu, con el ardor del Salvador.
¡Ha resucitado! Ha realizado la voluntad del Padre, ha salvado al hombre de todo mal con
su carne inmolada, con su sangre derramada. Jesús no se detiene en considerar su falta
de fe, no les castiga. Se lo echa en cara para que puedan creer, ver, tocar, en una
experiencia nueva, pascual. Los envía como embajadores y testigos de su amor a todos
los seres humanos.
Jesús hace lo mismo con nosotros: no nos echa en cara nuestra indolencia, la pobreza de
nuestra fe, la languidez de nuestro ánimo, sino que nos envía continuamente a nuestros
hermanos, enriquecidos con su riqueza, con la fuerza del Espíritu. Ésta es nuestra misión
a partir del momento del bautismo. Nosotros, como Iglesia, continuamos con la vida para
ver, para gritar, para anunciar que «Jesús es el Señor», en dimensión misionera, para que
todo el mundo crea. Ahora, en la fe de que Jesús es el Resucitado, vuelven todavía más
vivas las palabras de Pedro: «Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras dan vida eterna».
www.catholic

Muy amada alma:


Has visto que reprendí a mis discípulos por la dureza de su corazón al no creer en mi
resurrección.
¿Tú darías la vida por un muerto?, ¿invitarías a tomar un café hoy al bisabuelo de tu
bisabuelo?, ¿serías capaz de preguntarle su opinión sobre la decisión más importante de
tu vida a alguien que dejó este mundo hace miles de años? Probablemente no.
Lo más común es que cuando damos la vida por alguien, sea una persona viva.
Consultamos a los vivos, no a los muertos, al tomar una decisión importante. Invitamos
a pasar un tiempo junto a los vivos no a los muertos.
¿Sabes? Hoy muchas personas me tratan como si estuviera muerto. Dicen con los labios
que creen en mi resurrección, muchos de ellos se dicen cristianos, seguidores míos, pero
para ellos no soy más que un personaje del pasado, una persona que quizá fue buena y
ayudó a otros hace mucho tiempo, pero que ahora no pude hacer nada. Eso me lastima.
Me tratan como si estuviera muerto. No se dan cuenta que siempre estoy a su lado. Son
como mis discípulos que, aunque se los dije muchas veces, no terminaban de creer que
yo estuviera vivo y me trataban igual que muchas personas hoy en día.
ESTOY VIVO. Date cuenta de que te amo y puedo - y quiero hacer - mucho bien por y
en ti. Déjame entrar en tu vida, mira que estoy vivo.
Atte. Jesús
• La oración humilde del hijo, que nosotros podemos hacer, es: "Padre, atráeme hacia
Jesús; Padre, condúceme a conocer a Jesús”. Y el Padre enviará al Espíritu a abrir nuestro
corazón y nos llevará hacia Jesús. Un cristiano que no se deja atraer por el Padre hacia
Jesús es un cristiano que vive una situación de huérfano; y nosotros tenemos un Padre,
no somos huérfanos. Hay que dirigirse al Padre como nos enseñó Jesús -"Padre nuestro,
que estás en el cielo..."- y pedir la gracia de ser atraídos hacia Jesús. (Homilía de S.S.
Francisco, 19 de abril de 2016, en santa Marta).
www.BibliaStraubinger

9. El evangelista parece querer destacar, como una paradoja de la divina misericordia,


esta preferencia de Jesús por aparecerse a Magdalena, la que estuvo endemoniada. El v.
6 nos muestra que ella fue la primera en tener noticia de la resurrección, y que recibió
también el honor de anunciarla a los apóstoles. Así quiso el Maestro recompensar la
fidelidad de quien había antepuesto a todo su divina Palabra (Lc. 10, 39), su perdón (Lc.
7, 37 ss.), su culto (14, 13 ss) y su apostolado (Lc. 8, 2), siguiéndolo, junto a la Madre
fidelísima, al pie de la Cruz (Jn. 19, 25).
11. Esta impresionante incredulidad general muestra cuán lejos estuvo el Señor de ser
glorificado visiblemente hasta que el Padre lo glorificó en el cielo sentándolo a su diestra
(v. 19; Sal. 109, 1) en el Tabernáculo “no hecho de mano de hombre” (Hb. 9, 11 y 24;
Sal. 109, 4). De ahí que el Espíritu Santo no viniese hasta después de la Ascensión (Jn.
7, 39), y que ni en ésta ni en la resurrección (que nadie presenció) se mostrase Él glorioso
como en la Transfiguración, donde Él quiso manifestarse con la gloria que ostentará
también en su segunda venida. Cf. 9, 1; Sal. 109, 1 ss.; 2 Ts. 1, 10; Hb. 1, 6.
12. Alusión al episodio de Emaús que sólo narra San Lucas (24, 13-25).
14. Esta aparición se realizó el día de la resurrección por la tarde, probablemente en la
casa de María, la madre de S. Marcos, donde los discípulos solían reunirse.
http://www.ciudadredonda.org

En el Evangelio de hoy encontramos un resumen de los relatos que hemos leído a lo largo
de la semana: la aparición a María Magdalena, a los discípulos de Emaús y a los Once en
el curso de una comida. Concluye con el tema de la misión universal: “Id al mundo entero
y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15).
Los destinatarios de la misión además de los hombres, también alcanza el cosmos. La
resurrección beneficia no solo los hombres, sino también la creación, transformada por el
poder de Jesús resucitado. Siguiendo la antigua tradición de la Iglesia, esto es lo que
celebramos en la Eucaristía al ofertar el pan y el vino: no tanto la noción de sacrificio, sino
el sentido de “re-ofrecer” a Dios su propia creación.
Como nos enseña el papa Francisco en su Encíclica sobre la ecología: “la Eucaristía es de
por sí un acto de amor cósmico: « ¡Sí, cósmico! Porque también cuando se celebra sobre
el pequeño altar de una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido,
sobre el altar del mundo». La Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo
creado. El mundo que salió de las manos de Dios vuelve a él en feliz y plena adoración”
(Laudato Si’, n. 236)
La resurrección nos enseña algo grande para nuestra vida y que celebramos en la
eucaristía: que Jesús ha tomado el mundo en sus manos, lo ha integrado creativamente
y lo refiere a Dios en la cruz. Al resucitar, libera toda la creación de sus límites y le abre
a la plenitud. La resurrección nos abre un horizonte de esperanza, libre de la corrupción
del pecado. Como cristianos, nos toca asumir el mundo en nuestras manos y referirlo a la
plenitud que Cristo nos otorga con su presencia.
La Pascua es, sobre todo, un tiempo en que nos dejamos sorprender por el Dios de la
vida, que rompe la barrera de la eternidad al resucitar a su Hijo y nos señala el destino al
que estamos llamados con toda la creación. Que el encuentro con el Resucitado también
nos haga verdaderos testigos en el mundo, especialmente en situaciones de incredulidad,
de sufrimiento y muerte.
http://www.aqplink.com/roguemos

Proclamen la Buena Nueva a toda la creación. Parece muy claro aquí que el broche
de oro con que se sella la Buena Nueva es la Resurrección, misma que cuesta tanto creer
a los discípulos, a pesar de las veces que Jesús Resucitado se presentó ante ellos. Este es
el cierre a partir del cual todo adquiere sentido. Si Jesús hubiera muerto y quedado muerto
como cualquiera, nuestra fe no tendría sentido y no hubiera pasado de ser lo que muchos
alegan: un buen hombre, un tipo excelente, un revolucionario, un idealista…y en fin, un
sin número de calificativos –muy halagüeños, por cierto- que cuelgan de Él los que no han
llegado a comprender quién es en realidad Jesucristo y cuál su mensaje. Repetimos aun
a costa de parecer pedantes, sin Resurrección, nuestra fe y por lo tanto el seguimiento de
Cristo no tienen sentido. Es más, nos atrevemos a decir que la vida no tiene sentido; es
un absurdo que hay que sufrir –sin saber para qué-, una mala pasada o un asunto en el
que tenemos que imponernos ahora, cueste lo que cueste, porque esto será lo único que
probaremos de los manjares preparados por un dios egoísta, vanidoso, ególatra e
indiferente, que tal vez nos creó como resultado de un capricho o un exabrupto. Somos
conscientes de la radicalidad de lo que estamos diciendo, pero es que así de importante
es la Resurrección.
En cambio, la Verdad que nos revela Cristo es muy distinta. Él nos comunica que todo
obedece a un Plan meticulosamente trazado, por un Dios que es amor, que nos amó desde
siempre, aun antes que existiéramos; que nos amó primero y sin que hayamos hecho
merecimiento alguno; que es nuestro Padre y que nos ha creado para que seamos felices
y vivamos eternamente con Él. El panorama y la perspectiva es totalmente distinta y
ciertamente da sentido a todo, porque el fin último, el propósito de nuestra vida es
alcanzar la felicidad, la plenitud eterna. La pregunta que algunos nos hacen es: ¿entonces
qué sentido tiene el habernos creado y dado esta vida? ¿Por qué no nos hizo felices por
siempre y sin más? Y aquí surge otro elemento clave que no siempre comprendemos bien.
Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Esto fue lo mejor que podía hacer un Dios creador
que además es Amor… ¡Pensémoslo, hasta donde seamos capaces de comprender!
Si Dios nos hizo a Su imagen y semejanza, no podía obligarnos a aceptar Su Plan, sí o sí.
Hacerlo sería un contrasentido, pues estaría violentando nuestra dignidad, al no
permitirnos decidir. Seríamos sus esclavos o a lo sumo sus siervos. Es decir que uno de
los fundamentos de nuestra dignidad es precisamente la libertad, que es la capacidad de
decidir libremente lo que más nos conviene, lo mejor. Dios, habiéndonos creado dotados
de inteligencia, voluntad y libertad, a imagen y semejanza suya, nos da a conocer cuál es
Su Plan, pero está en nosotros, en nuestro libre albedrío tomarlo o dejarlo. ¡He ahí la
clave! Obviamente, siendo Dios y amándonos tanto, lo mejor para nosotros es la Vida
Eterna y la dicha que Él nos propone, pero nosotros tenemos que quererla, anhelarla,
buscarla y alcanzarla, haciendo uso de las cualidades o dones con los que Dios nos dotó.
El problema surge cuando no creemos en Él, cuando no creemos que Él nos creó y mucho
menos que lo que nos ofrece es lo mejor, porque entonces hacemos cualquier otra cosa,
menos lo que debemos o lo que nos conduciría a alcanzar las Promesas formuladas. Y les
dijo: Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación.
Es entonces que -de acuerdo a Su Plan y porque Su Voluntad es que Vivamos Eternamente
con Él-, nos envía a Jesucristo, nuestro Salvador, tal como se lo había prometido a la
humanidad entera desde muy antiguo, a través de los profetas. Así -cuando había llegado
el tiempo y obedeciendo la Voluntad del Padre-, vino Jesús dando cumplimiento a las
promesas de Dios Padre, naciendo, viviendo, enseñando, curando y haciendo toda clase
de señales para suscitar nuestra fe, a fin que creamos en la Buena Noticia que Él vino a
revelarnos, para que la difundamos por todo el mundo, con el propósito de salvar a toda
la humanidad. A saber, que Dios es nuestro Padre, que hemos sido creados por amor para
vivir eternamente a Su lado y que para ello el Camino es amar a Dios por sobre todas las
cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Jesús nos hace ver que no podemos servir a
dos Señores, a Dios y al dinero. Que tenemos que escoger o uno u otro; que los dos no
son compatibles, porque el dinero representa justamente la antípoda de aquello que
necesitamos hacer para alcanzar la Vida Eterna, pues pretende que cuidándonos a
nosotros mismos, buscando el placer, procurando nuestra comodidad antes que nada,
acumulando riquezas, poder y fama, y anteponiendo todo esto al amor, se puede ser feliz,
lo que constituye una mentira, una idolatría y por lo tanto un rechazo a las promesas de
Dios, además de ser causa de destrucción y muerte. Es preciso escoger entre la Verdad o
la mentira, la Luz o la oscuridad, el Amor y el egoísmo, la Vida o la muerte, el Bien o el
mal, Dios o el demonio. Resucitando Cristo ha convalidado para nosotros todo lo que nos
predicó, todo lo que nos enseñó, ofreciéndonos quedarse con nosotros hasta el final de
los tiempos para ayudarnos a transitar aquél Camino que Dios nos propone para alcanzar
la Vida Eterna. Él Vive con nosotros. Él Vive en la Iglesia. Oyéndole y haciendo lo que nos
dice y gracias a su Resurrección, el triunfo está garantizado.
Oracion. Padre Santo, te damos Gracias por Tu infinito e inmerecido amor y te pedimos
que nos ayudes a seguir fielmente a nuestro Señor Jesucristo, dominando nuestro egoísmo
y entregándonos sin condiciones al servicio de nuestros hermanos, para alcanzar –con
Cristo a la cabeza-, la Vida Eterna que nos tienes reservada…Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

El texto que leemos hoy es un resumen de las apariciones de Jesús resucitado. Se trata
de varios relatos que están dispersos en los evangelios de Lucas y de Mateo y que aquí
terminan con un mandato de Jesús de predicar en todo el mundo. Nuestra predicación de
hoy, también tiene su origen en aquel ¡primer día de la semana! y en este mandato
eclesial.
1. Se apareció primero a María Magdalena
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero
a María Magdalena, San Marcos, destaca que la primera aparición fue a Magdalena. Al
nombre de Magdalena se añade de la que había expulsado siete demonios. El número
siete indica abundancia. La expulsión de demonios, conforme a la mentalidad de entonces,
puede referirse a diversas curaciones o a una grave enfermedad. Ella es la única que
aparece en escena comunicando el mensaje a los apóstoles, que no lo creen. Dios sabe
porque permitió que en un primer instante los apóstoles no creyeran, seguramente, para
que ellos confirmaran que la resurrección no era imaginación, sino que fruto de un auto-
convencimiento efectivo y real con los sucesivos hechos.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. Esta aparición de
Cristo resucitado a dos que iban de camino al campo, que san Lucas pone una aldea, y se
les mostró en otra forma, alude indudablemente al pasaje de Emaús. Si pone en otra
forma, distinta de la ordinaria, se refiere a las diversas con que se aparecía después de
resucitado. Acaso en forma de caminante. Salvo que piense en las apariciones inmateriales
con que se aparecía y desaparecía.
2. Vayan por todo el mundo, anuncien la buena noticia a toda la creación
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprocho su
incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
Resucitado Cristo, se apareció varias veces a los Once. En san Lucas 24:36-42 hay una
escena que pudiera evocar esta. Pero allí los apóstoles, si no creen aún en el resucitado,
es en fuerza del gozo y la admiración. Se piensa mejor en las primeras apariciones, en las
que, al anuncio de las mujeres, no creyeron. Mc 24:10-11; Jn 20:25.
La fe de los apóstoles, está basada en una experiencia directa, ellos son testigos y reciben
el mensaje del Jesús resucitado para llevarlo por el mundo.
Luego se da la orden de predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo.
Es la enseñanza que aparece en san Mateo. Se observa ya el universalismo cristiano en
acción entre los gentiles.
Este es el gran mandato, la gran misión de Jesús a la que todos debemos ser fiel, por
siempre, hasta el final de los tiempos. Esta tarea, que es muy urgente ante los profundos
cambios que se van realizando en nuestra sociedad. Ciertamente, en la medida que a
todos nos sea posible, con los medios que dispongamos y en el ambiente el cual vivimos,
estamos invitados a evangelizar y a seguir con amor este mandato: Entonces les dijo:
Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. Anunciar el
evangelio es un deber, una obligación que incumbe a todo cristiano.
3 Para la reflexión personal
• María Magdalena, los dos discípulos de Emaús y los once discípulos: ¿quién tuvo mayor
dificultad en creer en la resurrección? ¿Por qué? ¿Con quién de ellos me identifico?
• ¿Cuáles son los signos que más convencen a las personas de la presencia de Jesús en
medio de nosotros?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Nuestros ojos han visto la salvación que tú has dispuesto ante la faz de la tierra: tu Hijo
se ha levantado vivo y revestido de tu gloria. Te suplicamos que hagas brillar sobre
nosotros la luz de su rostro y que nuestra tierra despierte a la vida prometida para una
eternidad sin fin. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Ilumina, Señor, mi mente y mi corazón, para que me dé cuenta de con cuánta frecuencia
obedezco en realidad más a los hombres que a ti, de lo contaminado que estoy por la
mentalidad de este mundo, de la gran cantidad de seducciones de que soy víctima, de la
gran cantidad de sirenas que me fascinan. A veces me doy cuenta, casi de improviso, de
que, de hecho, estoy pensando y juzgando según los criterios del mundo y no según los
tuyos. Descubro que me inclino a los ídolos fáciles, ligeros, envolventes, omnipresentes.
Ilumina las profundidades de mi ser, los estratos más escondidos de mi personalidad, los
puntos menos conscientes de mi sensibilidad, para que tenga el valor de proceder a una
revisión, de revisar mi modo de situarme frente a la mentalidad corriente. Haz, Señor,
que tu Palabra descienda a los subterráneos de mi psique, a las sinuosidades de mi
corazón, para que piense siguiendo tus criterios, para que te obedezca, para que nunca –
por inconsciencia o por temor, por homologación o debilidad- tenga yo que obedecer a los
hombres más que a ti o en contra de ti. www.santaclaradeestella.es
3 El Señor tenga piedad nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra
tus caminos, todos los pueblos tu salvación. (Sal 66) www.ocarm.org
4 ¡Padre Bueno que nos corriges y educas! Aceptamos humildemente y de rodillas los
regaños de Jesús por nuestra falta de Fe, terquedad y la debilidad en no creer que tu Hijo
está a nuestro lado hasta los fines de los fines, por los siglos de los siglos. ¡Qué malos
cristianos somos! Creemos en la Santísima Trinidad, pero, nuestras dudas llegan cuando
nos dominan los sentimientos y nuestros deseos. Ilumínanos Señor con tu Espíritu, para
confiar en tus palabras y fortalecer así la confianza y esperanza con que caminamos hacia
Ti. Amen. www.dario.res
5 Oh Cristo Dios, tú que en todo tiempo y en toda hora eres adorado y glorificado en el
cielo y en la tierra, que estás lleno de misericordia y de condescendencia, que amas a los
justos y tienes piedad de los pecadores, que llamas a todos a la salvación con la promesa
de los bienes futuros, tú, Señor, acoge también en esta hora nuestras súplicas. Santifica
nuestras almas, purifica nuestros cuerpos, corrige nuestros pensamientos, rectifica
nuestras intenciones, líbranos de toda aflicción, de todo mal y dolor. Defiéndenos con tus
santos ángeles a fin de que, custodiados y guiados por ellos, lleguemos a la unidad de la
fe y al conocimiento de tu gloria inaccesible, porque tú eres bendito por los siglos de los
siglos (Basilio de Cesarea). www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Podemos preguntarnos: ¿pienso acaso, en conciencia, como cristiano? ¿Se inspira mi
estado de ánimo en la verdad que Cristo nos ha enseñado? ¿No estamos inclinados más
bien a tomar como guía de nuestros pensamientos, de nuestros juicios, de nuestras
acciones, nuestro estado de ánimo personal, con una autonomía que con mucha frecuencia
no admite consejos ni comparaciones? ¿Podemos afirmar de verdad, siendo celosos como
somos de nuestra independencia, de nuestra libertad, que tenemos el ánimo libre? ¿No
deberíamos admitir más bien que hay una gran cantidad de otros elementos que
se sobreponen a nuestro juicio consciente para forjar nuestra mentalidad?
Ciertamente, no podemos escapar de su influencia, pero debemos permanecer con una
actitud crítica frente a todo esto y preguntarnos con una vigorosa libertad interior: ¿es
cristiano todo esto? ¿Pienso verdaderamente como cristiano? El cristiano es un
ser nuevo, original, feliz, como afirma también Pascal: «Nadie es feliz como un
verdadero cristiano, nadie es tan razonable, virtuoso, amable» {Pensamientos,
541) (Pablo VI, Audiencia del 8 de enero de 1975, passim). www.santaclaradeestella.es
Oh hermanos, «éste es el día que hizo el Señor, exultemos y alegrémonos en él».
Exultemos en su esperanza, a fin de ver y gozar en su luz. Exultó Abrahán [con la
esperanza] de ver el día de Cristo y, por este mérito, lo «vio y se alegró». También tú, en
efecto, si velas cada día a las puertas de la sabiduría y vigilas su umbral y haces guardia
vigilante con Magdalena a la entrada del sepulcro, experimentarás, si no me equivoco,
junto con la misma María, cuán verdadero es lo que se lee respecto a la misma Sabiduría
que es Cristo: «Se deja ver sin dificultad por los que la aman y hallar por los que la buscan.
Se adelanta para manifestarse a los que la anhelan. Quien madrugue para buscarla no se
fatigará, pues la encontrará sentada a sus puertas». Y así también él la ha prometido
diciendo: «Amo a los que me aman, y los que por la mañana velen por mí me
encontrarán». Así María encontró corporalmente a Jesús, por quien velaba y a cuyo
sepulcro había llegado para estar de guardia cuando todavía estaba oscuro.
Pero tú, que no debes conocer ahora a Jesús según la carne, sino según el espíritu, podrás
encontrarle ciertamente con el espíritu: si lo buscas con semejante deseo se dará cuenta
de ti mientras estás en oración igual deseo y el afecto de María: «mi alma te ha deseado
en la noche, pero también mi espíritu en mi corazón; desde la mañana velare por ti». Di
con la voz y el ánimo del salmista: «Por ti velo desde la primera luz, mi sed tiene sed de
ti», y fíjate si no te acontecerá cantar junto con ellos: «Por la mañana hemos sido saciados
de tu misericordia, hemos exultado y hemos experimentado placeres' (Guerrico de Igny,
Terzo sermone per la risurrezione del Signore, 2, Magnano [Bi] 2001, 432s).
www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini

6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.


Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Mejor es refugiarse en el Señor que
fiarse de los hombres» (Sal 118,8).
Repite a menudo y medita sobre este reproche: «Les echó en cara su incredulidad y
su terquedad, por no haber creído a quienes lo habían visto resucitado» (Mc
16,14).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Nosotros, hombres de hoy, aunque nos consideremos en comunión con la religión cristiana
-una comunión que muy a menudo se calla, se minimiza o se seculariza-, poseemos rara
vez o de forma incompleta el sentido de la novedad de nuestro estilo de vida. A menudo
nos mostramos conformistas.
El miedo al «qué dirán» nos impide presentarnos por lo que somos, esto es, como
cristianos, como personas que libremente han optado por un determinado estilo de vida,
austero ciertamente, aunque superior y lógico. La Iglesia nos dice entonces: «Cristiano,
sé consciente, coherente, fiel, fuerte. En una palabra: sé cristiano». «Renovad el espíritu
de vuestra mente» (Ef 4,23).
La palabra espiritual se refiere a la gracia, esto es, al Espíritu Santo. Por eso diremos con
san Ignacio de Antioquía: «Aprendamos a vivir según el cristianismo» [Ad Magnesios, 10).
En esto consiste la renovación del Concilio. «Quien tenga oídos para oír, que oiga» (Pablo
VI, Audiencia general del 8 de enero de 1975, passim). www.santaclaradeestella.es
Cuando te encuentras con una cosa bella, lo cuentas. Cuando te encuentras con una cosa
verdadera, lo vuelves a decir. Si has comprendido que el espectáculo del Crucificado es
como un fulgor que ha iluminado el camino del mundo y de todo hombre, entonces lo
dices a todos, pues no puedes dejar de hacerlo. Y si el espectáculo ha cambiado tu
existencia dándole fuerza y dirección, entonces invitas a todos a contemplarlo. No hay
fuerza misionera en un Evangelio «de oídas», ni hay fuerza misionera en una orden que
sobreviene del exterior. La misión nace de dentro. La fuerza misionera nace del hecho de
haber comprendido que no es lo mismo conocer a Cristo que no conocerle. La misión nace
de la conciencia de haber encontrado una verdad que todos los hombres -lo sepan o no-
van buscando. Naturalmente, la misión esta sostenida por el amor al hombre, por el deseo
de salvarle, de comunicarle el don que nosotros hemos recibido antes. Ahora bien, eso no
es todo. Estoy convencido de que la incoercible necesidad de invitar a todos al espectáculo
nace también -y sobre todo- del deseo de mostrar lo que Dios ha hecho. Útil o no, lo que
Dios ha hecho es demasiado grande como para no contarlo. Tomo del evangelio de Marcos
las palabras finales que Jesús dirige a sus discípulos enviándoles en misión. Escribe el
evangelista: «Les echó en cara su incredulidad y su terquedad [...] Y les dijo: "Id par todo
el mundo y proclamad la Buena Noticia a toda criatura"» (Mc 16,14s). ¿Que puede haber
más sorprendente y más bello que este id por todo el mundo y proclamad? Los discípulos
son duros de corazón, es cierto, y, a pesar de todo, son «enviados». El pecado no tiene
derecho a ralentizar la fuerza de la misión (B. Maggioni, Era veramente uomo. Rivisitando
la figura di Gest.) Nei Van geli, Milan 2001, 166s, passim). ). www.evangeliodeMarcos.GiorgioZevini
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

En este día santísimo, en que la potencia del Espíritu nos crea como hombres nuevos, a
imagen del Señor resucitado, y hace de todos nosotros un pueblo santo, elevemos nuestra
oración común para que la alegría pascual se extienda por todo el mundo.
R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
- Por la iglesia de Dios: para que cada día sea más consciente de ser la comunidad pascual,
generada por Cristo humillado en la cruz y glorificado en la resurrección. Roguemos al
Señor.
R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
- Por todos los bautizados: Para que en la aspersión de la sangre y el agua que brotan del
costado de Cristo, renueven la gracia de su nacimiento en el Espíritu. Roguemos al Señor.
R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
- Por toda la humanidad: para que se extienda por el mundo el alegre anuncio de que en
Cristo se han hecho las paces del hombre con Dios, del hombre consigo mismo y del
hombre con sus hermanos. Roguemos al Señor.
R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
- Por nuestra familias: para que en todas las casas se celebre el acontecimiento pascual
en sinceridad y verdad, y se comparta el don del Señor con una hospitalidad festiva con
los pobres y los que sufren. Roguemos al Señor.
R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
- Por todas las hermanas y hermanos difuntos: para que desde ahora sean comensales
del reino eterno, mientras esperan la resurrección de los cuerpos al final de los tiempos.
Roguemos al Señor.
R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
Padre, que en la resurrección de tu Hijo ahuyentas todos los miedos y haces posible lo
que nuestro corazón no se atreve a esperar; concede a todos los que se llaman cristianos
renovarse en el pensamiento y en las obras, con la fe de quien se siente resucitado en el
bautismo. Por Jesucristo nuestro Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

• Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios pascuales, y que la


actualización continua de tu obra redentora sea para nosotros fuente de gozo incesante.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido
de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas
de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
• El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este día en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó
nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita las
alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que
se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos
mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se realiza
el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque
esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para
el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su
admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo
entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor,
el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo
el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. T. Amén.

✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada persona
de la tierra.

• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente
la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas
en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele
la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Señor Jesucristo, hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre y cooperación del Espíritu
Santo, diste con tu muerte vida al mundo, líbrame por éste tú Cuerpo y ésta tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal, concédeme vivir siempre apegado a tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de Ti.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para
sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de
un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Gál 3, 27
Cuantos habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Mira, Señor, con bondad, a tu pueblo y ya has querido renovarlo con estos sacramentos
de vida eterna, concédele llegar a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de
ser glorificada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros, Santa Madre de
Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro
Señor Jesucristo. R/ Amén.

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Durante toda esta Semana después de Pascua nos hemos empapado de la fe
en el Señor Resucitado. Que esta fe, desde luego, sea el núcleo de nuestra creencia y de
nuestra vida. El Señor ha resucitado. Nosotros también resucitamos con él, incluso ahora,
poco a poco, a una vida nueva y más hermosa, en Cristo Jesús. Permanezcamos en esta
bella certeza y alegría.
Hermanos: Animémonos unos a otros y ofrezcámonos unos a otros salud interior, amor y
paz en el nombre de Jesús, nuestro Señor Resucitado.
Que os bendiga Dios todopoderoso en la solemnidad pascual que hoy celebramos y,
compasivo, os defienda de toda asechanza del pecado.
R. Amén.
El que os ha renovado para la vida eterna, en la resurrección de su Unigénito, os colme
con el premio de la inmortalidad.
R. Amén.
Y quienes, terminados los días de la pasión del Señor, habéis participado en los gozos de
la fiesta de Pascua, podáis llegar, por su gracia, con espíritu exultante a aquellas fiestas
que se celebran con alegría eterna.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R. Amén.
Para despedir al pueblo, durante toda la octava, hasta el II domingo de Pascua, se canta:

Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.


Y todos responden:
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
Si no se canta, se dice.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en Cristo,
ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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