Está en la página 1de 3

Temas para Grupos de Vida - Iglesia “Hay Vida en

Jesús”
La Salvación está a un paso
¿Qué afirma entonces? "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón."
Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confiesas con tu boca que
Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los
muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero
con la boca se confiesa para ser salvo. Así dice la Escritura: "Todo el que confíe
en él no será jamás defraudado." No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues
el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo
invocan, porque "todo el que invoque el nombre del Señor será salvo". Ahora
bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en
aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y
quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: "¡Qué hermoso es recibir al
mensajero que trae buenas nuevas!" Romanos 10:8-15 NVI.
En estos versículos encontramos la respuesta a todas las necesidades del hombre, la
salvación está en su propio corazón y también en la boca. La gente piensa que llegar a
Cristo debe ser un proceso complicado, pero no es así. Si creemos en nuestro corazón y
proclamamos con nuestra boca que Jesús es el Señor resucitado, seremos salvos.
Cerca de ti está la Palabra
La Palabra de fe debe ser predicada para Salvación de los que todavía no conocen a
Cristo, no debe quedar lugar donde la gente no haya escuchado de la esperanza que
tenemos en Cristo. Es nuestra responsabilidad como hijos de Dios llevar el mensaje de
Salvación a todos los rincones del planeta. Por tanto, vayan y hagan discípulos de
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les
aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19-20
NVI.
“Si confiesas con tu boca” Aquí la palabra confesar es declarar abiertamente, hablando
con libertad, siendo tal confesión el efecto de una profunda convicción en la obra
Redentora de Cristo en la cruz. Así que no se trata tan solo de hacer una confesión
verbal de que Cristo es Señor, sino que nuestras vidas deben confirmarlo con hechos
evidentes de que esta confesión es real y transformadora.
La confesión verbal es la forma de dar a conocer públicamente lo que Cristo hizo en el
corazón. Cuando usted manifieste la confesión de su fe, es decir lo que usted cree,
asegúrese de que su corazón exprese lo mismo, para que no esté usted pronunciando
palabras que no significan nada personalmente.
Una confesión expresada sin fe, es como engañarse a sí mismo. Podemos aparentar
delante las personas, pero nunca podremos engañar a Dios, porque Él conoce las
intenciones más hondas de nuestro ser. Nuestra fe debe ser declarada desde lo profundo
de nuestro corazón, si la fe no va acompañada de hechos, es una fe inútil.
Aquí tenemos las más grandes verdades de la fe cristiana, tal como que Jesús es el
Señor y que Dios lo resucitó de los muertos, que es la verdad esencial del Evangelio.
Temas para Grupos de Vida - Iglesia “Hay Vida en
Jesús”
No hay diferencias, ni privilegios delante de Dios. Él es justo y a todos nos da la
oportunidad de creer en el Evangelio. Dios bendice abundantemente con sus riquezas
espirituales a quienes lo invocan y lo buscan con un corazón sincero. El que busca a
Cristo jamás será avergonzado. Dice la Palabra que Jesús vino a los suyos, pero ellos no
le creyeron: Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Juan 1:11 NVI.
Una felicidad real
En cambio, los que hemos creído, podemos experimentar una felicidad real y
permanente, cuando permitimos que Dios gobierne nuestras vidas. Me has dado a
conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha
eterna a tu derecha. Salmo 16:11 NVI. Cuando decidimos que Dios gobierne nuestras
vidas, la felicidad será la consecuencia lógica. No habrá que hacer ningún esfuerzo para
ser feliz, sino que somos felices para disfrutar la vida.
Jesús vino a enseñarnos que se puede ser feliz siempre. La felicidad es ese estado de
plenitud del ser, de dicha absoluta y gozo completo, que se origina en Dios mismo y
trasciende cualquier circunstancia. La verdadera felicidad, no la superficial y pasajera
que nos ofrece el sistema de valores de este mundo, tiene que ver con la vida del cielo
manifestada en la tierra. Es el resultado de un acto de fe, más que el resultado de una
acción religiosa o de todo esfuerzo humano. La persona que ha sido alcanzada por Dios
experimenta un estado de plenitud que va mucho más allá de una emoción pasajera.
Esa felicidad y paz que experimenta el hombre que ha sido transformado por Cristo, no
puede guardarse, ni mantenerse oculta. Es una felicidad tan grande que necesita ser
compartida. Jesús vive en el corazón de los que creen en su nombre. Los que lloran, los
afligidos, los quebrantados, los fracasados, los que se sienten vacíos, pueden
experimentar la verdadera transformación que brota desde adentro.
Si tenemos el entendimiento para reconocer que Jesús es el Salvador, llevemos ese
conocimiento a todos los que nos rodean. No nos limitemos a compartir la salvación.
Jesús no vino a condenar al mundo, sino a salvarlo. Nosotros no estamos para señalar a
los demás, sino para extenderles la mano y ayudarlos. El enemigo ha turbado la mente
de muchas personas y el pasaje de hoy nos dice: Ahora bien, ¿cómo invocarán a
aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y
cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así
está escrito: "¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!"
Romanos 10:14-15 NVI.
Compartamos el mensaje de salvación. No hagamos acepción de personas,
prediquémosle a todos los que nos rodean, tal y como lo hacía Jesús. La vida eterna es
una realidad. Al morir tendremos dos opciones: el cielo o el infierno. Mantengámonos
enfocados en la eternidad y le daremos la importancia que merece al mensaje de
salvación.
Dios nos está llamando a salir de nuestra comodidad, la indiferencia y la quietud. La
única manera de decir que seguimos a Jesús, es moviéndonos, llenando nuestros
corazones de amor y de pasión por los que todavía no conocen de la paz que ofrece
Jesús.
Temas para Grupos de Vida - Iglesia “Hay Vida en
Ofrenda: 2° Tesalonicenses
Jesús” 1:3 9 -11- 2020

También podría gustarte