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Temas para Grupos de Vida - Iglesia “Hay Vida en Jesús”

Perdonar para ser perdonados Mateo 18:23-35


En el pasaje bíblico encontramos una semejanza con el reino de Dios. Un ejemplo
de cómo debemos perdonar para poder ser perdonados. En los tiempos bíblicos,
serias consecuencias esperaban a los que no podían pagar sus deudas. El prestamista
podía forzar al deudor y a su familia a trabajar hasta que la deuda fuera cancelada.
El deudor también podía ir a la cárcel, su familia podía ser vendida en calidad de
esclavos para ayudar a pagar la deuda. Se esperaba que el deudor, mientras
estaba en prisión, pudiera vender sus propiedades o que sus familiares pagaran la
deuda. Si no, permanecía en prisión el resto de su vida. Algunos calculan que un talento
bíblico, valía 29.850 dólares, así que 10.000 talentos significaban 298.500.000 dólares.
Esa era la deuda de este hombre.

Una gran deuda

Un sólo talento significaba "más de 15 años de sueldo de un obrero". ¿Qué hizo el


dueño? "Como el deudor no pudo pagar ordenó venderle, también a su mujer y a sus
hijos, de esa forma cubriría parte de su deuda.

El deudor se convertía en esclavo de por vida, su familia se desmembraba y


perdían su libertad. A partir de ese momento se transformaban en una familia de
esclavos. Su casa no sería más suya, sus cosas serían de otros, lo que soñó,
anheló, buscó se esfumó en un instante. Él sabía que jamás podría pagar lo que
debía, sin embargo fue al rey y le suplicó: “Por favor, tenme paciencia y te lo
pagaré todo”. Mateo 18:26 NTV. Era una promesa de alguien muy desesperado.
Entonces, el rey movido a misericordia, perdonó a aquel siervo, lo sacó de la cárcel
dejándolo completamente libre.

Pronto se olvidó…
Pero el deudor al salir se encontró con uno que le debía
100 denarios, no talentos. Cien denarios eran así como 17 dólares. Ahora el
perdonado se enoja con su deudor: Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de
inmediato. El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un
poco más de tiempo. “Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó.
Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y lo
puso en prisión hasta que pagara toda la deuda. Mateo 18:28-30 NTV.

Pronto la noticia llegó a oídos del rey. Entonces el rey llamó al hombre al
que había perdonado y le dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda
deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu
compañero así como yo tuve compasión de ti?”. Mateo 18:32-33 NTV.

El precio del Perdón


El perdón no es una cosa liviana. A Dios le costó el sufrimiento de su Hijo en la cruz.
Cada clavo que perforó su carne, cada desgarro, fue el precio de nuestro
perdón. El pagó una deuda que nosotros no podíamos jamás pagar. Ni con
todo lo que pudiéramos juntar. Seríamos esclavos toda la vida, nosotros y nuestros
hijos. Pero cuando vinimos a Jesús, ÉI nos perdonó nos limpió, nos adoptó como
hijos, nos dio la vida eterna. De la misma forma, Él nos pide que perdonemos a los
demás…
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El camino del Perdón

La Biblia dice que Dios nos perdonó antes que nosotros hayamos pedido perdón.
Notemos que el relato de hoy dice "le soltó" y le perdonó la deuda. Primeramente se
suelta y luego se perdona. Puede ser que primeramente quiera ver un cambio antes
de soltar al que le debe. Pero aquí dice que el rey "Le soltó"

El camino del perdón requiere algunos pasos preliminares:

Ser honesto: Muchas veces no queremos reconocer que estamos enojados y


resentidos con alguna persona, entonces disfrazamos y reprimimos nuestros
sentimientos. Con frases como "no, no estoy enojado, solo que "me duele" que fulano
de tal diga tal cosa". A veces se guarda silencio. Debemos reconocer que estamos
resentidos y enojados y con esa actitud no podemos ser libres.

Soltar al prisionero: Cuando uno no perdona, cree que está castigando al ofensor.
Pero al constituirse en juez, uno se vuelve carcelero y a la vez preso de su propio
enojo. La persona que no quiere perdonar es esclava de su pasado. Ninguna cosa es
linda, ningún paisaje es hermoso, ninguna melodía es agradable, ningún paseo
es placentero... Todo está mal, el enojo de su corazón no lo deja disfrutar nada. No
duerme bien, no se alegra de nada. Está rumiando su rencor continuamente. En una
palabra, uno queda preso junto al prisionero. Le parece que Dios no es justo y que el
otro merece un castigo…

El camino de la Misericordia: La palabra misericordia está vinculada explícitamente


con la verdad (o sea, el ser sincero con uno mismo, el ser auténtico, el ser digno de
confianza) de modo que hay un énfasis en la lealtad con la cual el amor actúa. La
misericordia nos lleva a ser compasivos con la persona que está en una
situación difícil o que por su condición espiritual no merece ningún favor. Jesús
tuvo misericordia de nosotros cuando andábamos equivocados por la vida, nos amó,
nos perdonó y nos mostró su misericordia cuando no lo merecíamos. Ahora nos pide
que actuemos como Él lo hizo con nosotros.

Por haber recibido de parte de Dios el perdón de nuestros pecados, no deberíamos


negarle el perdón a nadie. Cuando no perdonamos, nos estamos poniendo al margen
y por encima de la ley de amor de Cristo. Dice la Biblia: y perdona nuestros
pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros.
Mateo 6:12 NTV. Debemos perdonar porque esperamos ser perdonados. Los
que desean hallar misericordia de Dios deben mostrar misericordia a sus
hermanos. Cristo vino al mundo como el gran Pacificador no sólo para reconciliarnos
con Dios sino los unos con los otros.

Ofrenda: Mateo 25:29

30- 12-2019

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