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Pronto se olvidó…
Pero el deudor al salir se encontró con uno que le debía
100 denarios, no talentos. Cien denarios eran así como 17 dólares. Ahora el
perdonado se enoja con su deudor: Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de
inmediato. El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un
poco más de tiempo. “Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré”, le suplicó.
Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y lo
puso en prisión hasta que pagara toda la deuda. Mateo 18:28-30 NTV.
Pronto la noticia llegó a oídos del rey. Entonces el rey llamó al hombre al
que había perdonado y le dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda
deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu
compañero así como yo tuve compasión de ti?”. Mateo 18:32-33 NTV.
La Biblia dice que Dios nos perdonó antes que nosotros hayamos pedido perdón.
Notemos que el relato de hoy dice "le soltó" y le perdonó la deuda. Primeramente se
suelta y luego se perdona. Puede ser que primeramente quiera ver un cambio antes
de soltar al que le debe. Pero aquí dice que el rey "Le soltó"
Soltar al prisionero: Cuando uno no perdona, cree que está castigando al ofensor.
Pero al constituirse en juez, uno se vuelve carcelero y a la vez preso de su propio
enojo. La persona que no quiere perdonar es esclava de su pasado. Ninguna cosa es
linda, ningún paisaje es hermoso, ninguna melodía es agradable, ningún paseo
es placentero... Todo está mal, el enojo de su corazón no lo deja disfrutar nada. No
duerme bien, no se alegra de nada. Está rumiando su rencor continuamente. En una
palabra, uno queda preso junto al prisionero. Le parece que Dios no es justo y que el
otro merece un castigo…
30- 12-2019