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San Juan 1: 33. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me
dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que
bautiza con el Espíritu Santo.
Solo en Jesús habita corporalmente toda la plenitud de la deidad de Dios, Jesus estaba
lleno del Espíritu santo, por eso es sobre quien desciende el Espíritu Santo, y es Él que bautiza
con el espíritu Santo. Es el mismo de ayer, hoy está aquí bautizando con el Espíritu Santo.
Tiene autoridad en el cielo, en la tierra, es el Señor de Señores, Creador de todas las cosas,
El que en la antigüedad derramó de su espíritu sobre los profetas. Lo sintió David desde el
momento que fue ungido y ahora es una promesa para todos sus hijos.
JOEL 2: 28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros
hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
Y cuantos creen que solo Jesús es el que bautiza con Espíritu Santo, esa experiencia es un
milagro que Dios da.
Todos nosotros somos llamados a disfrutar de las increíbles bendiciones, al rendir nuestra
vida a Dios en espíritu y verdad, con la unción de su Espíritu Santo.
El espíritu Santo es la fuerza, es el poder de Dios gobernando en la vida, dirigiendo los pasos
y decisiones, el Reino de Dios como promesa es que mi vida debe ser dirigida en todo el
sentido de la palabra, que a partir de su presencia en nosotros vivamos en él como a el le
agrada, no de cualquier manera, No es vivir la emoción en un evento, eso no es lo que Dios
quiere, que el gozo este en nosotros todos los días de nuestra existencia y que sea guiada
por el Espíritu santo, como promesa es el tiempo de llegada del reino de Dios.
Juan 3: 5 Jesus respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del
Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
La influencia del espíritu Santo, cambia la vida por completo.
Hay discursos sociales de independencia económica y de bienestar social, que se enfocan
en el liderazgo, fuerza y entereza. Motivando a lograr la felicidad sin rendirse sacando el
potencial de nuestra fuerza interior. Estos mensajes de manera directa e indirecta nos
alcanzan y en algunas oportunidades hemos querido probado de todo eso extraordinario
que prometen. Sin duda, debemos dar siempre nuestro mejor esfuerzo, sin embargo, estos
discursos, al ser seculares, sacan a Dios de la ecuación y nos dejan solos con una enorme
carga cuesta arriba.
El único Poder que Dios otorga para vivir con sabiduría, santidad y en victoria en cada
circunstancia, está basado en la dependencia, no en la autosuficiencia, en el
direccionamiento de su Espíritu Santo.
El Señor nos ha dado al Consolador para que no tengamos que cargar un gran bulto solos,
para que obtengamos una perspectiva clara de lo que nos rodea, para guiarnos en el
modo en que enfrentamos y solucionamos los problemas y para que disfrutemos en verdad
la vida mientras nos dedicamos a lo realmente importante: Servicio.
Sin el Espíritu Santo no podríamos aspirar a vivir en santidad, porque nuestra naturaleza
pecaminosa nos atraería y nos seduciría una y otra vez, estaríamos perdidos, no sabríamos
cómo actuar, cómo discernir de acuerdo con la voluntad de Dios y nuestros pies resbalarían
a causa de todo aquello que compite por nuestra atención.
Hay tres contextos del Espíritu Santo:
• Mora en los creyentes (Juan 14:15-17) Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis
mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y
estará en vosotros.
• Enseña la verdad (Juan 14:25-26; 16:12-15): 12 Aún tengo muchas cosas que deciros,
pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará
todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 Él me glorificará;
porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 todo lo que tiene el Padre es mío; por
eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
¿Para qué vino? El vino para estar con nosotros para siempre, Dios no vino a visitarnos, el
vino a morar en nuestras vidas y nos convirtió templos de Dios, nos hizo reyes y sacerdotes
para que él morar en nosotros.
Mateo 28:20 “He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin”.