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Segundo teórico 23-10-03

Calo: Voy a usar el chiste que conté la semana pasada de Enrique y la culebrita ciega como un
ejemplo interesante, respecto de lo que es mi pensamiento de Kant.
En relación con el tema de la ética y de la moralidad, Kant es uno de los filósofos de la historia occidental
que más producción significativa marcó de algún modo lo que es pensar en términos éticos. En cierta
forma se puede decir que hay una orientación en el pensamiento ético, antes y después de Kant. Kant
introduce lo que se llama la ética material, y Kant define, de alguna manera, que antes que él, todas las
éticas son materiales, y él inaugura otro tipo de ética, que es la que se llama la ética formal. El determina
un cambio significativo de lo que pensar en términos de ética.
Vamos a refrescar alguna noción lógica que vamos a necesitarla para poder pensar Kant.
Ustedes conocen el término "juicios", juicios en el sentido de afirmaciones. Hay distintos tipos de
juicios, nosotros nos vamos a detener en dos tipos de juicios bastante claramente diferenciados, porque
son los que no van a poder dar la base para pensar el problema ético tal como lo plantea Kant
Existen juicios que son condicionales: un juicio condicional es un juicio en el que se dice que si
ocurre determinada cosa, entonces ocurre tal otra, tienen la forma "sí... entonces...". Un juicio condicional
es un juicio que dice que algo ocurre dependiendo de la ocurrencia de otra cosa. Mientras que, un juicio
categórico es un juicio que dice que algo ocurre, no lo pone a depender de nada. "Hoy es martes" es un
juicio categórico. "Si ayer era lunes, entonces hoy es martes" es un juicio hipotético o condicional. "Hoy
es jueves" es un juicio categórico, aunque sea falso en este caso. "Si ayer era miércoles, entonces hoy es
jueves" es un juicio también hipotético o condicional.
Una orden, una instrucción o un imperativo no es un juicio, una orden es indicar a alguien que
haga algo: "escriba lo que yo digo" es una orden, a diferencia de un juicio, una orden con un imperativo no
puede ser caracterizado o predicarse que sea verdadero o falso. Una orden puede ser obedecida o
desobedecida, pero no puede ser ni verdadera ni falsa.
Lo que Kant muestra es que en el campo de la ética, en el ámbito de lo que tiene que ver con el
orden de lo moral, voy a ser ambiguo, no voy a precisar diferencias entre moral y ética, al menos, no por
ahora. Lo que señala el es que en el ámbito de la moral, la voluntad se somete a imperativos, la voluntad
no actúa según juicios, sino que actúa según órdenes. El comportamiento moral depende de que cada
persona someta su voluntad, que voluntariamente diga "voy a cumplir con determinada orden". Y señala
Kant las órdenes o los imperativos, al igual que los juicios, pueden ser de tipo hipotético o pueden ser de
tipo categórico. Un imperativo categórico es "no matarás"; un imperativo hipotético es: "si no querés ir en
cana, no matarás". En el categórico, la orden ha de cumplirse por sí misma; en cambio en uno
condicionado o un imperativo hipotético, la acción aparece subordinada a otra cosa.
Kant es bastante taxativo: para él, la moral implica la acción de la voluntad sometida a
imperativos categóricos. Quiere decir: si yo cumplo con el deber, lo cumplo porque se debe cumplir con el
deber y por ninguna otra cosa, no porque entonces voy obtener un premio o voy evitar un castigo o
cualquier otra cosa. Los imperativos hipotéticos, estos condicionados, subordinan el cumplimiento de la
orden a otra cosa; si el chico se toma la sopa porque sino se va a la cama sin comer, está cumpliendo un
imperativo hipotético, no un imperativo categórico. Cuando la mamá dice "tomá toda la sopa" y el chico
no la toma, y la mamá le dice "si no tomas la sopa que basa la cama sin comer", y el chico le dice "bueno,
está bien", y se toma toda la sopa porque no quiere irse a la cama sin comer, es decir, la acción aparece
subordinada a otra cosa. Fíjense que ahí, el cumplimiento de de lo que se observa como bueno o malo,
aparece subordinado a un premio o a un castigo.
Recuerden la pregunta o el corolario que les dejo yo luego de contarles el chiste de Enrique y la
culebrita ciega: si no hubiera amenaza de castigo o de premio, si no hubiera como amenaza "si actuamos
mal te vas a ir al infierno", si no hubiera como promesa "si actúas bien te vas a ir al paraíso", ¿la gente
actuaría bien o mal espontáneamente?, querría a creer que si, pero no pondría las manos en el fuego.
Querría creer que si expresa, como se darán cuenta, un deseo. No pondría las manos en el fuego expresa,
más bien, una apreciación de la realidad; tal vez, y ojalá así sea, uno pueda trabajar o todos podamos
trabajar de alguna forma, en promover que la gente actúe bien por el bien, no porque así va a ser
premiado, pero es común la idea de premiación o iba a decir adiestramiento, pensando en los perritos que
se hacen algo adentro y les dan. Quiero decir que amaestramiento social viene bastante asociado al premio
y al castigo.
¿Pero por habría que hacer lo que está bien?, es decir, si no es por un premio o por una amenaza
de castigo, ¿por qué actuar bien?. Más aún, ¿qué sería actuar bien?. Si como decíamos la vez pasada,
actuar bien está subordinado a lo que se piensa en determinada época y lugar, podría uno muy bien
ponerse dubitativo y pensar qué sería actuar bien. Kant también se da cuenta de esto, y es bastante piola lo
que él hace, es astuto, y él despega el acto moral de los contenidos, porque los contenidos, la materialidad,
en última instancia es relativa, no es universal, y a él lo que le importa es pensar una ética en términos
universales.
La pregunta por la ética o la preocupación por la ética o el pensamiento sobre la ética, el problema
de pensar sobre el bien y el mal acompaña a la humanidad desde siempre, no es Kant el que inaugura el
pensar sobre el bien y el mal. En occidente, cuando hablo de occidente, me refiero a la filosofía de
occidente. Aristóteles, una figura representativa del pensamiento griego, se plantea que la idea del actuar
bien es en procura de alcanzar algo: todos actuamos por algo, todos tenemos la motivación por alcanzar
algo, en ese punto en el pensamiento aristotélico, los actos son medios para alcanzar algo. Llamamos fin a
lo que se persigue, cuando dice qué fines tiene, es hacia dónde se dirige; esos fines son normalmente un
bien, se llama bien a lo que porta un valor, un bien es aquello que vale, por eso es que intentó alcanzarlo.
Aristóteles era bastante sencillo en definitiva, decía que en última instancia, todos buscamos cosas que no
tienen otra función en nuestra vida que hacernos felices. En última instancia, lo que todo buscamos, el fin
último al que todos los demás se subordinan como escalones o como medios, el fin último es la felicidad.
En última instancia actuamos bien porque el actuar bien es un medio para ser felices, ya sea porque mamá
nos quiera, porque no recompensen o por cualquier cosa. Pero, estamos subordinando el acto moral a que
sea un medio para alcanzar un fin.
Por eso Kant decía que todas las éticas anteriores a él eran éticas materiales, porque en todas el
acto moral aparecía como un medio subordinado a alcanzar un fin, en ese sentido eran materiales,
buscaban algo concreto, perseguían algo, lo moral era un medio, no un fin en sí mismo. Lo que Kant trae
como cuestión es el acto moral no debe estar motivado como medio para alcanzar otra cosa, sino que el
acto moral debe valer por sí mismo. La ética de Kant es una ética del deber. Se suelen nombrar como
éticas deontológicas o éticas deónticas a las éticas como la de Kant, donde lo que se expresa es que hay
que actuar bien porque si, porque ése es el deber, no porque se subordina a otra cosa.
Yo diferenciaba imperativos hipotéticos e imperativos categóricos. Fíjense ustedes que las leyes
de Moisés, las Tablas de la Ley que Moisés baja del monte Sinaí, los 10 mandamientos, son imperativos
categóricos. Si ustedes recorren los mandamientos, van a ver que a ninguno los subordina a otra cosa:
"honrarás a tu padre", "no robarás", "no matarás", "no desearás la mujer de tu prójimo", etc. Fíjense qué
cuestión interesante esta, porque en realidad, ustedes saben que lo que es delito es lo que como tal, está
descrito en el Código Penal. Delito es aquello que lo que el Código Penal dice que es delito, con lo cual,
cualquier cosa que no está escrita en el Código Penal como delito, no es delito, en consecuencia, no está
prohibida. Me han dicho, pero nunca me ocupe de confirmarlo, que el Código Penal no dice nada acerca
del incesto. Entiendo que como tal, el incesto no está prohibido en el Código Penal; está, más bien, en el
orden de la inmoralidad que de la ilegalidad. Ustedes saben que Levi - Strauss decía que el incesto era la
única ley simbólica de la humanidad; con universal quiero decir particular, la leyes morales que les estoy
diciendo, sólo que no toma la misma forma en todos lados. Ustedes deben haber visto en algunas materias
el tema de que si con la madre, si con el padre, si con el tío de la línea materna, es decir, distintas
sociedades estructuran de distinto modo las leyes de parentesco, pero en todas hay leyes de parentesco.
Con leyes de parentesco quiero decir leyes que prohíben el comercio sexual entre ciertas líneas familiares,
lo que conocemos como incesto. ¿Pero quién nos dice qué es lo que está bien y qué es lo que está mal?. Si
nos lo dicen de afuera, si nos lo dice otro, estaremos en la heteronomía. Por heteronomía, repito,
entendemos que la ley no se está dada desde afuera. nomos es la raíz de norma, la raíz de ley. Nomos
quiere decir ley; hetero, por supuesto que quiere decir ajeno, externo, y auto quiere decir por sí mismo.
Autónomo quiere decir que se da a sí mismo la ley, mientras que heterónomo quiere decir que se rige por
una ley que le viene de afuera. Una diferencia importante es la de que quiere decir autonomía en el sentido
de que se da asimismo la ley, no quiere decir que es autónomo aquel que inventa la ley que le parece y que
hace lo que le parece, sino que es autónomo aquel que hace propia la ley, en el sentido de que la
comprende, la razona y la admite como que lo regule. Quiere decir que autónomo es aquel que cumple con
las normas porque siente y considera que las normas son necesarias, por ejemplo, por el funcionamiento
social y que, sin embargo, es capaz de subordinar la norma en cierta situación cuando, por ejemplo, los
principios éticos o los principios morales están contrariados por la norma. Quiero decir, si alguien
considera que la ley no puede estar por encima de los principios y que, por ejemplo, el principio de respeto
por la vida es un principio superior, se declarará autónomamente contrario a la pena de muerte; aunque la
ley penal imponga la pena de muerte, él considerará autónomamente que esa ley no es válida o no es
legítima, en tanto que contraviene un principio superior respecto a los ordenamientos jurídicos. Una
persona que se pone en esa posición es distinta que aquella que dice: "no, yo no quiero la pena de muerte,
a ver si después me matan a mi". Ésa motivación es totalmente distinta de una motivación que resulta de
una oposición crítica respecto de una ley.
No es lo mismo declararse contrario al servicio militar por criterios de oposición válidos, que
declararse contrario al servicio militar porque "justo le toca a mi hijo este año". La motivación en uno y
otro caso, es totalmente distinta.
¿Quién gobierna, quién resuelve y quién decide el carácter bueno o malo de una ley o de una
norma para que alguien, autónomamente se someta a esa ley?. Fíjense que aunque no se note con claridad,
yo estoy descomponiendo al sujeto en, por lo menos, tres instancias. Por un lado está el sujeto que actúa,
el que obedece la norma, por otro lado está el que se somete a la norma o que acepta la norma, y por otro
lado está el que piensa la norma y resuelve si es bueno o si es malo. Para Kant eso se descomponía entre la
voluntad y la razón. Kant dice concretamente que el acto moral indica que la voluntad se somete
autónomamente a la orden, al imperativo que le da la razón. Ubiquen a Kant en la historia. Kant es uno de
los inauguradores de la modernidad. Lo que viene con Kant, con Descartes, con todo el pensamiento de la
modernidad, es el entronamiento de la razón, es el discurso moderno que viene a decirle a la Iglesia que la
modalidad no es por obediencia a los libros sagrados, a la religión, es la razón la que viene a instaurar en
el mundo los criterios para el funcionamiento del mundo. Para Kant, el criterio o quien resuelve que es lo
que está bien o que es lo que está mal en el orden de la ley, es la razón.
Se hace en tres preguntas Kant: muchísimas producciones en el campo de la filosofía son
respuestas a preguntas aparentemente sencillas, pero profundísimas. Por ejemplo Heidegger en alguna
ocasión se pregunta -sobre lo que gira prácticamente toda su filosofía-, ¿por qué el ser y no mejor la
nada?. Podría no haber nada, podríamos no existir, podría no haber mundo, sin embargo hay. Kant tiene
tres preguntitas: ¿qué puedo saber?, en última instancia, ¿puedo saber, el conocimiento es posible?,
¿realmente yo tomo conocimiento sobre lo que es la esencia de las cosas, o vivo engañado con
impresiones, con falsas percepciones, con datos empíricos, que en realidad son confusos?, ¿los órganos de
los sentidos me dan a mí realmente el conocimiento de lo que es el mundo?. Y escribe la Crítica de la
Razón Pura para dar cuenta de qué puedo saber. En última instancia, va a decir que no puedo saber más
que del fenómeno, y que las categorías del sujeto y las formas de sensibilidad son las que regulan
conocimiento, va, de alguna manera, instaurar la noción de sujeto, de sujeto de conocimiento. Recuerden
que la vez pasada, yo separaba sujeto de la ley y sujeto epistémico, Kant establece el sujeto epistémico, el
sujeto de conocimiento, que es lo que si pensamos en relación con eso el campo de la psicología, va a
continuar estudiándolo ya científicamente Piaget. En cierta forma, lo que Piaget estudia, lo que la
psicología genética estudia, no es sino la versión empírica del sujeto epistémico que instaura Kant.
Se pregunta después ¿qué puedo hacer?, que es donde estamos metidos. Y se pregunta en tercer
término ¿qué me cabe esperar?. Sabiendo lo que puedo saber, actuando según lo que debo hacer, qué me
cabe esperar en este mundo. ¿Me cabe esperar la felicidad si actúo bien?. Recuerden que eso les decía que
despega el acto moral del fin perseguido, pero podría uno decir: “está bien, yo actúo moralmente bien sin
esperar nada a cambio”. Ahora me pregunto: habiéndolo hecho de esa manera: ¿podría esperar que aunque
no haya sido mi intención esperar la felicidad, podría esperar el efecto no buscado del actuar bien, sea que
la felicidad me llegue?. Tener la conciencia limpia, ¿puede estar acompañado de que me llegue la
felicidad?. Kant dice que en este mundo no. Tampoco dice que en este mundo no pueda ocurrir, lo que
dice es que es aleatorio; no es seguro que por actuar bien yo vaya a ser feliz, la felicidad me llegue, no es
algo que me quepa esperar. Si todos actuaran como se debe, tal vez sí, pero no en este mundo, con lo cual,
de nuevo, el actuar moral para Kant, no es promesa de una recompensa. En este mundo no es seguro que
actuar bien los haga ser felices, pero tampoco es seguro que no los haga ser felices, en todo caso, actuar
bien no tiene garantía de nada.
Tres son los supuestos que acompañan el pensamiento de Kant: uno es la libertad de la voluntad,
otro es la inmortalidad del alma, y el tercero es la existencia de Dios.
¿Qué quiere decir la libertad de la voluntad?, quiere decir que la voluntad sea libre. Les voy a
dar dos versiones cortitas de cómo puede entenderse el tema de la libertad. Decía Erick Fromm que hay
“libertad de” y “libertad para”; “libertad respecto de” y “libertad para”. Es decir, yo soy libre de algo que
me ata, bah, de algo que me ata no soy libre, soy libre de ese algo cuando ese algo no me obliga o no me
ata, soy libre para, cuando algo que quiero hacer me es accesible o tengo los recursos para hacerlo. Si uno
piensa en términos de animalidad, no hay animal libre respecto de las determinaciones biológicas, de las
determinaciones del instinto. Por eso sabemos que ninguna termina o ninguna hormiga es heroica porque
se queda a defender la parte rota del hormiguero respecto de las hormigas que invadieron. La termita
soldado no es heroica porque no puede no hacer lo que está haciendo, para que sea heroica, se requeriría
cierta posibilidad de que podría no hacer lo que está haciendo, cuando no es libre en ese sentido, no puede
ser heroica. Sintetizándolo: la señora termina no es libre del instinto y no es libre para irse.
Lo que Kant dice es que el hombre tiene la particularidad respecto de los animales, de que puede
desprederse de los motivos que kant denomina “patológicos”, y que tienen que ver con los motivos
pasionales, emocionales o del apremio de la naturaleza. Quiero decir, una persona, aun con muchísimo
hambre puede no comer por una motivación distinta que la biológica: un huelguista de hambre en una
lucha política, puede sostenerse sin comer aunque le pongan el plato de comida al lado. Dice Kant, eso
implica libertad de la voluntad. Significa que no está la voluntad humana no está atada al mandato natural,
al mandato biológico, que es capaz de subordinar los actos que la voluntad implica, no a lo que la biología
le manda, sino a lo que la razón le dice que debe. Por eso Kant dice que la libertad de la voluntad significa
que la voluntad es libre para someterse a la ley que la razón indica. Así que si ustedes quieren “libertad
de” y “libertad para”, es libre respecto del apremio biológico y es libre para someterse a la ley de la razón.
La libertad de la voluntad no significa que hace lo que se le canta, es libre para acatar la razón.
En realidad, la libertad en Kant no significa sino la disposición de la voluntad a obedecer a la ley
de la razón. Estas son las cosas que lo llevan a Kant a desprenderse de lo material, a desprenderse de una
idea de una ética para alcanzar la felicidad.
M. Álvarez: Kant es considerado por Foulcault como un autor que inaugura una línea filosófica
que el mismo Foucault va a trabajar, que él denomina “Ontología del presente”. Es decir, Kant es el primer
filósofo que trabaja la cuestión de la actualidad. Es por primera vez en el terreno de la filosofía un autor
que se para a pensar qué es lo que sucede en un determinado momento. Esto Foucault lo rescata de un
texto de Kant que se llama Qué es la Ilustración. Kant se pregunta qué es la Ilustración, el ascenso de la
razón va a ser el elemento central con el cual Kant va a pensar diferentes aspectos del conocimiento. Pero
vieron ustedes que Kant inaugura el filósofo moderno por naturaleza, en la medida que Kant piensa todas
las esferas posibles del saber. Con la Crítica de la Razón Pura piensa todas las posibilidades del
conocimiento, con la Crítica de la Razón Práctica, piensa la posibilidad de la acción moral, y con la Crítica
del Juicio, analiza la dimensión de lo que es la belleza. Acá una pequeña disquisición: dije “pensar la
belleza”, y no “pensar la estética”, porque la estética es un término un poco posterior. Estética en Kant
tiene un significado muy diferente: son las condiciones de posibilidad de la sensibilidad, a diferencia de lo
que nosotros entendemos por estética, que es un análisis de lo que es bello.
Siguiendo un poquito con Kant: el imperativo kantiano lo que tiene de particular es que dice, “actúa de tal
manera que esperarías que los motivos que guían tu acción puedan ser elevados a la acción universal ”, es
decir, a la acción de cualquiera, digo, es una diferencia en el sentido de que el elemento central de la ética
kantiana es la voluntad, con lo cual dice: no es “actúa o espera que el otro”, sino tener en cuenta la
motivación para actuar, sino implicaría un fin concreto.
Entonces, la maniobra kantiana lo que tiene de particular, es formular una máxima o un
imperativo que sea absolutamente vacío de contenido, porque él dice: “actúa de tal manera”, no nos indica
de qué manera, “que los motivos que guían tu acción”, tampoco indica cuáles son los motivos, puedan ser
elevados a ley universal. Es una fórmula absolutamente vacía, que cada sujeto debe ubicarse en relación a
una universalidad.
Esta posición kantiana parece muy compacta. Sin embargo, tiene una serie de puntos importantes
para profundizar. Piensen ustedes esto. Si uno dice, por ejemplo, “actúa de tal manera, goza de cualquier
cuerpo, disfruta de cualquier cuerpo de la manera que se te ocurra, de tal forma que esperarías que
cualquier otro actuara igual, es decir, que los demás también gocen de otros cuerpos y de tu propio
cuerpo”, vieron que parece un poco raro eso, porque en realidad, ése era el imperativo de Sade, el
imperativo sadiano, la cuestión del goce de cualquier cuerpo esperando que cualquier otro lo use de la
misma manera.
Entonces Lacan se plantea por qué Kant, el prototipo de lo que es la ética formal, coincide con un
señor un poco más libertino como es Sade, por qué Kant coincide con Sade en relación a su propuesta
moral. Por qué la moral sadiana es también la moral kantiana.
Alumna: ¿Pero por qué pensar que Kant se refería al cuerpo?.
M. Álvarez: Yo cuando le pongo un contenido le puedo poner cualquier contenido. Sade le da un
contenido preciso, Kant postula una fórmula absolutamente vacía, pero el contenido puede ser el de Sade,
¿por qué no?, si coincide. El tema entonces es por qué Kant, un señor tan serio, puede coincidir con un
señor un poquitito menos estricto, más amplio en sus acciones como es Sade. La via que va a encontrar de
esto Lacan, es que la dimensión del imperativo es también la dimensión del goce: quiero decir que la
conciencia moral también es pasible de erogeneizarse, o también es una posibilidad de ejercicio de la
pulsión.
(Comenta brevemente el caso del Hombre de las Ratas), si uno lo analiza en la formalidad, ustedes
se dan cuenta de que es un razonamiento moral, porque se trata de, justamente, de tratar de evitar un daño
a otra persona que se recorre ese camino. Pero, sin embargo, vieron que hay un poquitín de un elemento
extraño, porque también el Hombre de las Ratas se sentía culpable de otras cosas bastante ajenas a él, y
vieron que no es raro cierto tipo de aprehensión o sensación o sentimiento de culpa o necesidad de castigo,
por ciertas acciones que uno no es demasiado partícipe. Conocen el sentimiento inconsciente de culpa, no
hace falta que lo conozcan, pero ustedes saben de ciertas aprehensiones en relación a ciertos temas. Vieron
cómo esto ilustra, de alguna manera que la conciencia moral también es pasible de ser, como les decía
hace un rato, erogeneizada. Es decir, de obtener satisfacción en el padecimiento. Entonces, el punto común
entre Kant y Sade es la cuestión del goce. Que el imperativo categórico kantiano también es una forma de
goce.
Kant inaugura una cuestión muy interesante: vieron que el mal está bueno, que en el mal hay
satisfacción es una cuestión ampliamente comentada, en las imágenes del infierno siempre está la gente
que la pasa bien, los chistes siempre apuntan a lo mismo: en el cielo está muy lindo, pero en el infierno se
divierte uno. Vieron que las trasgresiones en general, la tendencia a ciertas cuestiones fuera de la norma:
“todo lo que me gusta es inmoral, es ilegal, o engorda”, la trasgresión implica cierta satisfacción. Lo que
inaugura Kant es lo siguiente: si yo actúo de acuerdo al imperativo y como resultado del imperativo me
siento bien, ¿cómo sé que no actué para sentirme bien?. Es decir que lo reduje a una cuestión de actuar de
una moral heterónoma, de actuar por los fines, y no en relación al sometimiento de la razón?. Se plantea
una confusión porque yo pierdo referencia: “espero que todas las personas en mi misma posición actúen
igual que yo”. Pero, si como resultado de eso, obtengo satisfacción, ya pierdo referencia, a ver si es por la
obtención de la satisfacción que actué de esa manera.
Entonces, ¿cuál es la única manera de que yo estoy seguro de que actué en base al imperativo?.
Que después de actuar, me siento mal. Entonces, lo que inaugura Kant es la infelicidad en el bien. Si yo
después de que actué me siento infeliz, estoy seguro de que actué en base al imperativo. Vieron que es un
poquitito cierta tendencia al autocastigo, cierto gusto en cierto perfil un poco masoquista, y entonces ahí se
junta nuevamente con Sade, en el punto del masoquismo, el masoquismo moral, como una forma de
castigo. Toda esa dimensión de lo que son acciones, actos, que en realidad, plantean que la ley también es
una forma de satisfacción masoquista.
Otra de las críticas posibles a Kant, es el tema de por qué formula una ética tan singular: un sujeto
solo, aislado, consigo mismo, pensando en el mundo, ¿y los demás, dónde están?, ¿qué función cumplen?,
¿por qué ese aislamiento?, ¿por qué no puede ser un pensar con otros?, un pensar más comunitario lo que
determine una acción moral, una propuesta moral. ¿Por qué esa formulación tan burguesa, tan
individualista, pero que es la acción, una acción moral que involucra directamente a otros?, el componente
esencial de cualquier propuesta ética es la consideración de que el otro es un igual a mí. Uno puede pensar
otro diseño de acción moral, que tome en cuenta otros elementos más comunitarios, o más interactivos con
respecto a otras personas.
También se le ha criticado que la propuesta kantiana es una ética masculina, frente a lo que sería
una ética femenina; no sé si coincide con hombre y mujer eso, pero sí alude a una cuestión de una
dimensión más racional, una ética racional frente a una ética más contextual: una ética que tome en
cuenta, no tanto principios universales, sino contextos. A esa ética más contextual se la llama ética
femenina. Es decir, hay otra concepción menos universalista que la kantiana, y un poquitín más guiada
por necesidades coyunturales, más del cuidado: en es sentido, tiene esa connotación en relación a la
posición de la mujer de tener más en cuenta a los otros.
Hay una diferencia entre los mitos y los relatos, o lo que cierto autor llamó “metarrelatos”: los
mitos legitiman una realidad existente, los relatos legitiman una realidad por venir, en el relato
fundamental o en el metarrelato que funda la modernidad, es la idea de progreso. Piensen ustedes que para
que la historia tenga una dirección y un sentido, hace falta determinar una dirección posible de eso, hace
falta establecer que hay cierta dirección ineludible hacia la cual se dirigen los hechos. Para eso tiene que
haber un consenso y una convicción generalizada de que la humanidad tiene cierta dirección. Esa idea de
que la historia progresa, es lo que ese autor llama un “metarrelato”. No hay ningún sustento para dar
cuenta de que la humanidad progresa. La noción misma de progreso es bastante problemática. Es una
noción que Kuhn la critica también con respecto a su desarrollo epistemológico, dice: “las teorías
científicas son inconmensurables”: significa que no son comparables, esto ataca directamente la noción de
progreso, porque si son incomparables, no hay una dirección que haga progresar las cosas, lo cual es muy
diferente a que la ciencia no tenga progresos tecnológicos. Pero estamos hablando de que acceda a cierta
verdad de lo que es el mundo.
En realidad la crisis de la noción de progreso –entendido el progreso como un metarrelato-, crisis
que se muestra en todas las áreas de nuestra vida, quiero decir, cierta pérdida de valores universalizantes,
cierta pérdida de valores hegemónicos, que de alguna manera cohesionen a una sociedad, cierta crisis en
relación a cuestiones fundamentales que ya no sabemos si son valorables hoy se encuentran en crisis. Y en
realidad, varios autores coinciden en que los mass medias, es decir, los medios masivos de comunicación,
junto con la liberación de los últimos países colonizados, dieron lugar a esta crisis de lo que es la
concepción de lo que es el mundo, finalmente. Nosotros vamos a verlo en el plano ontológico, de los
valores, pero no deja de ser una crisis en relación al mundo, crisis anunciada por filósofos, tales como
Nietzche, Heidegger, en Nietzche, recuerden que el punto esencial de este derrumbamiento que es la
muerte de Dios, es decir, el sustento de todo valor. Vieron que la subversión de los valores en Nietzche, no
es que los valores cambian unos por otros, es que lo que se pierde es el fundamento de todo valor, eso es la
muerte de Dios. Y Heidegger, con la idea del fin de la metafísica, que cuestiona fundamentalmente la idea
de ser y la idea de verdad: ataca básicamente la idea de que la verdad sea una formulación que pueda
enunciarse en una adecuación entre el sujeto y la cosa, que sea producto de esta adecuación, de que sea
anunciada absolutamente por el sujeto. Piensen ustedes de que Heidegger recupera la noción de la verdad
como Aletheia, un concepto griego que indica que a medida en que uno percibe, también hay un aspecto
que se oculta de la verdad. Es decir, la verdad no es totalmente enunciable, solamente parcialmente
enunciable. O dicho de otra manera, en términos más analíticos, la verdad es parcialmente simbólica, es
decir, parcialmente articulada en palabra, y con otra dimensión que no puede ser articulada en palabra, y
que sin embargo, existe como tal.
Entonces, los más media, que producen múltiples visiones acerca de lo que es el mundo,
excluyendo una visión única y total, y que aceleran de una manera increíble lo que es la información, de
tal manera que nada permanece demasiado estable. Piensen ustedes que durante la Segunda Guerra
Mundial, una información podía permanecer enunciándose y mantenida su actualidad.
Hoy ya no tenemos tiempo de comentar mucho más, pero esto que estamos comentando de cierta
frivolización, de cierta ligazón a la imagen, de cierta capacidad del sujeto de no sentirse impactado por
noticias que involucran o que afectan fundamentalmente a lo que son valores.
Un ejemplo simplemente de modificación de valores, en lo que sucede: vieron que el egoísmo no
es un valor, ser egoísta ya no está mal. Relájense, pueden ser egoístas, lo dice Mc Donald ’s, lo dice una
noción muy actual, la noción de competencia: hay que competir, vieron que la competencia es una versión
empresarial de lo que es el egoísmo. Eso, entonces ustedes se dan cuenta que aunque no se enuncie así,
“Señores, han cambiado los valores”, se produce de esta manera: no aparece en el diario como titular: “El
egoísmo ha dejado de ser un valor, o ha dejado de ser un disvalor”, pero sin embargo, se produce.

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