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Inmanencia
dispositivo alquímico
MMXIX
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4
Cuántas maravillas, cuántas cosas insospechadas
no descubriríamos, si pudiésemos disecar
las palabras, quebrar su corteza y liberar
su espíritu, la divina luz que encierran.
Fulcanelli
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En aquel tiempo
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Los Inmanentes
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En el principio era el ritual
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desbordan hacia el no-espacio, el no-tiempo, el no-vacío.
Mediante la palabra, los seres se vuelcan sobre sí mismos y
encuentran su lugar en el cosmos: el espacio reservado a los
ángeles que reproducen el espíritu cinético de todo lo
existente.
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La poesía nació dentro de este contexto. Poesía como
comunicación secreta, como grito, como aguijón que penetra
en los arcanos para revelarlos. El poeta se convierte en
intermediario entre las estancias micro y macrocósmicas del
mundo -al disolver sus límites en el acto creativo, entabla
vasos comunicantes entre lo finito y la eternidad. Crea un
estado de simbiosis sólo transmisible por la palabra poética
entendida como develamiento. De aquí se deduce que el
carácter ontológico de la poesía fue y será siempre mágico.
El poeta reúne en sí mismo a todos los seres en un cuerpo de
raigambre universal. Los recrea y expresa con la única arma
que posee: su voz. Este cuerpo vasto producido por el poeta
destruye todo vestigio de precariedad. El movimiento se
suspende y el ser se contempla, redimido, en el brillo cegador
de la aurora primordial.
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fragmentación, lo integra a una especie de corporeidad
espiritualizada. La imagen poética es materia, pero materia
que habla desde el espacio ilimitado de la interioridad. Así, la
poesía nos sumerge en el manantial de la pureza y la
inocencia, nos devuelve el canto originario ante la lluvia y el
fuego y los himnos invocados en los ritos iniciáticos. Nos
reintegra al principio, al seno reconciliado del demiurgo.
Inmanencia (1998)
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Prefacio
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de tensiones y disputas, recorrimos las calles de Lima ⎯una
ciudad sumida en las secuelas de la violencia política, la
corrupción y la crisis moral producto de un régimen
autoritario⎯ en busca de símbolos vivientes que dieran cuenta
del carácter mítico de la actividad poética, la cual no podía
desligarse de la experiencia humana.
Además de vocalizar nuestro proyecto literario en
diversos ambientes, nacionales y extranjeros, abarcando
foros académicos al igual que recintos contraculturales como
El Averno, emprendimos viajes iniciáticos para conectarnos
con espíritus afines, como cuando nos dirigimos a Cañete en
busca del poeta Enrique Verástegui, quien nos iluminó con
su sabiduría desde los estantes de su biblioteca conventual.
Mirando en retrospectiva, se podría afirmar que, ante el
individualismo, el consumismo, la apatía y la
espectacularidad de la vida cotidiana, Inmanencia propuso
una mirada artística profunda, una voz vital y un compromiso
ético cabal como valores que regían ⎯y rigen⎯ nuestro
accionar en este mundo.
Después de la experiencia inmanente, que se completó
en 1999 con la publicación de nuestro segundo libro grupal,
Regreso a Ourobórea, cada uno emprendimos caminos
separados, la mayoría de nosotros fuera del Perú. Pero nunca
hemos dejado de indagar en los múltiples derroteros que la
poesía podía ofrecernos ⎯ya sea desde el terreno textual,
visual o performativo⎯ para contrarrestar los retos y
vicisitudes de un mundo en frenético cambio y extendida
deshumanización.
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Dos décadas después, nos reunimos para reafirmar
nuestro compromiso con la naturaleza fundacional de la
poesía, para darle la espalda al egoísmo galopante, a todo
aquel que pretenda regodearse en la falsa aureola de la
celebridad instantánea.
En estas páginas, la relevancia de la palabra inmanente
se despliega para recomponer las piezas dispersas que deja el
vendaval de lo fragmentario y así instalarse en un rincón
invisible (pero acechante como un espectro) de sus
conciencias ⎯esta vez para siempre.
Inmanencia (2019)
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Primera Irradiación
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INVOCACIÓN AL COSMOCRATOR
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¡ HELIOS REY! ¡COSMOCRATOR!
¡HELIOS REY!
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Solve et Coagula
Invoco la aparición
del Verso Eterno
he de deshacerme
de lo sucio de estas alas
y sumarme a las cenizas
ya no ahogadas del universo
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Llévame, llévame
vuelo del Poema
enciende mis ojos
como cielo infinito.
Solve et coagula.
El disolver del pensamiento.
El disolver de mí mismo.
El disolver del Todo.
El disolver del tiempo y del espacio.
El disolver de lo lejano y lo pasado.
El disolver de la disolución
en un bocado.
Solve et coagula.
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Isis sin velo acaricia
sus estacas púrpuras
en mi alma ya en reposo.
Luminoso renovar el de mis restos,
flama azul tornándose en estrella.
El camino es agobiante.
El oro eterno ha muerto.
El aire eterno ha muerto.
El agua eterna ha muerto.
La tierra eterna ha muerto.
El fuego
declara imperioso
la quinta esencia
de su salvación.
El fuego oscuro ha muerto.
Solve et coagula.
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Para que la luz se haga en tu sendero
Camina despacio…
No es este un libro más
Merece que tus oídos oigan
Y tus ojos vean.
Krumm-Heller
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hierba, clavados como están en el centro del planeta. Esta
oscura ensoñación, la sangre y los ojos de esas madres.
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Todo es extraño ahora
las luces dando vueltas
de estrellas en los hombres
Una figura dorada se asoma
En la penumbra tiemblan los murmullos
II
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presencia de lo maravilloso parece no querer tocarme
ahora.
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hoguera de espíritus, donde los clamores han
enmudecido, donde la furia ha enmudecido, donde la
fuerza de los brazos, corazones y mentes se bifurcan y se
pierden.
Nos han negado una divina bendición, han arrodillado a
los ancianos ante bocas laceradas de fuego y gritos
torturantes los empujan a arrojarse con locura a las
cenizas del olvido. Son las matanzas silenciosas que no
aturden ya sino al subconsciente, qué terrible invento.
Nos hemos acostado en estanques cubiertos de noche para
no reconocer nuestros rostros en sus aguas. Los hombres
ya no danzan, esperan cautivos la liberación de la muerte.
Quién ha inoculado en nuestra sangre tan horrendo
estigma, quién deforma nuestros gestos en patéticas
miradas de piedad.
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habrá de sentarse el Eterno. Y si el Eterno soy yo, jamás
mi locura habría llegado tan lejos, jamás los resplandores
débiles se habrían hecho tan intensos como llamas de un
millón de estrellas. El mar trémulo y la conciencia de
cada grano de arena, la dorada luz solar, la vida, la vida,
la vida... He llegado hasta el límite de este no
entendimiento, de un querer capturar lo indefinible he
terminado por volcarme al vacío de mi alma, he
terminado por sepultar en mi textura cualquier
correspondencia con las tibias agitaciones del aire o el
zumbido arrullador de las criaturas aladas. Entonces yo
no soy yo, y sino quién, qué es lo que a través de mí se
desplaza, silencioso, sin mostrarse ante los ojos de nadie,
como si una terrible carencia lo asediara, cuál será el
rostro de aquella manifestación. Pasan desapercibidos sus
signos en cualquiera de mis actos, ¿o no es así? , y si
sucediera que de sus más secretos cambios se alzara
delirante un estruendoso clamor, y lo irrepetible de la
angustia se tornara un instante inmóvil, cincelado en los
rostros ajenos, abrazaría el temor para no volver a huir,
abrazaría sus miedos míos, la ausencia más dolorosa sería
un terrible despertar, pero no ubico aún su esencia, su
cuerpo se desprende de mi ser en medio de las tinieblas.
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falsa condición de libertad. Solos jamás habremos de
luchar contra nada que no sea nuestras propias pisadas
de homo sapiens en busca del acertijo que resuelva los
ecos afligidos de nuestros temores. Un corazón
apagándose bajo el cielo plagado de estrellas inspiraría a
más de una mente el rescate urgente de los leños al rojo,
para observar en lo alto y coger la vaga idea de que el
manto de la noche nos cubre de un fuego terrible por
cuyos agujeros se filtran a distancia esas luces de fría
resonancia. Sobre un sauce la sombra, el ojo del gigante
se contrae en un estertor.
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contrasta, vibran los latidos en cada cerebro, y él eleva
sus brazos al cielo, la danza de los vientos empieza,
sacuden a golpes el mástil de los cuerpos. Nadie intenta
regresar. Nadie sumerge su rostro. Nadie expira en el
vacío.
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de un sueño voluptuoso y la mayor de las glorias será
pasear la luna entre los dedos de mil manos. Las diez mil
esencias se descubrirán. Cuántos espíritus aletargados
bajo el peso imaginario de un reptil gigante. No es la
mirada distinta, no es la puesta en escena de múltiples
contingencias. Es la realidad y punto. Puntos suspensivos
que han de tornar a la extrema percepción de lo
inacabable, de lo que se transforma. Diversas
manifestaciones se han provisto de conciencia: No soy un
demente, soy un espectador hipotético de un sistema
hipotético. El fuego está presente y tres veces lo negamos
aturdidos por la larga noche de los cuerpos fulminados.
Paciencia de montañas. Nuestras vidas han sido
moduladas en la anormal melodía de un
desquebrajamiento total. Es el delirio más grande en el
que se haya acostado el hombre moderno en su afán
zoomorfo de autorrealización. No desprendemos frutos
gratuitos, no peleamos castigados de exceso.
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vida, con esta carga, con esta situación de disolvencia, de
vagabundeo aéreo que intenta internarse en mi alma,
para luego sacudirme desde adentro como si la
especulación de lo real se acabase y se volatilizara en el
instante en que la sombra es contemplada y la sombra de
aquel que se dirige hacia ti también es contemplada,
entonces todo se confunde, colinas enteras se vislumbran
como en un chispazo, torrente de imágenes, bosques, ríos,
árboles ardiendo, las puñaladas se concentran y abren
con mayor profundidad las entrañas donde descansa
solitario el corazón de la tierra y los seres desconocidos
despiertan y vienen a reclamarte y tú no sabes qué hacer,
cómo rogar, a quién acudir si todo está desmoronándose,
al fin las caras se retraen, los gestos se impiden, hay
mentidas sonrisas que por doquier se alzan para coronar
la muerte y las aves traslucientes en el cielo como
relámpagos , las marejadas cálidas, los hilos sean
descubiertos, todos aquellos se sumerjan en las cloacas, y
las alcantarillas abandonadas por lazos de tiempo que se
encajan en las médulas y la piel se siente fría, en las
mejillas refulge el verano, océanos de niños andando tras
la fortuna que perseguida huye por sendas misteriosas,
los duendes silban, miles de arcabuces truenan a la vez
para adelantar la venida de ángeles que desde el origen se
transforman, se desfiguran, ¿cómo es que puedo encajar
en este cuerpo? ¿qué altísima prisión habrás de
imponerme, reo de esta materia cruel? Y pereces, oh
inmortalidad, cómo tú has de perecer. Y no me resigno.
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Mi espíritu se ata a las orillas del volcán para
deslumbrarse en un estertor. Las manos ansiadas como
pretendiendo encontrar en el no tiempo la respuesta
absoluta y el sentido absoluto y vienes y sigues viniendo
para perderte sin apenas mirarte, dónde, dónde
reconocerán los gruñidos de la oscuridad que excitan el
alma, el éxtasis. Reclamo las fornicaciones de mil cuerpos,
la cópula divina, la excusa de los bárbaros en los fuegos
antiguos: la inmolación de las vísceras palpitantes
caminan hacia ti, se desplazan, Pobre de ti que aún sobre
el pie infinito de aquella piedra mueves ojos y rostro para
captar en la aurora la estela purpúrea de las alas ocultas
del ángel que ha caído hacía milenios, no intentas
descansar en tu reposo y el reposo no se ofrece más a los
mortales, pero cuánto de ironía hay en todo lo que las
palabras afirman, Quién estremece a los ritmos de las
pieles que convergen en el latido ausente, en el gran latido
ausente, en la enorme criatura ausente que como un tigre
cósmico que pareciera moverse por entre las líneas de los
universos por crear se manifestara en los guijarros
absurdos de la arena y cuánto amor hacia las luces del
fuego escondido bajo el negro del cielo que se oculta y
une entre las tinieblas el dolor impenetrable de los
cuerpos que aún no cesan de amarse de entregarse en un
respiro el suplicio más grande de todo su aislamiento, de
toda su soledad, dónde pueden tocarse, en los bordes
teñidos por la espuma de los mares que los alcanzan y los
sorbe como en si en la penumbra el vuelo del pájaro que
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por las tardes se tragase el crepúsculo se volviese en un
instante el largo recorrido de todos los seres que al fin del
camino extienden ambas pupilas alertas a todo lo que en
el aire pueda acontecer y de un pálido soplido el eje
escondido de la parálisis divina se tornase el consuelo
eterno de los que al cerrar los ojos sienten desesperarse y
quedar petrificados como la mirada muerta del lagarto.
Estremecido estoy.
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Sustancia primordial
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II
III
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en tinieblas que exhalan caricias.
La amante perdida ha tornado
sus labios a la piedra,
y en sus ojos se tiende
acariciado el silencio.
IV
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Y es desde el fondo de la noche
donde él despierta.
Y una enorme ola
como rugido de bestias
se clava en la cara opuesta
de las almas.
La gracia es contemplada.
Dolorosas las estacas en pieles de gigantes.
Salientes de la arena los huesos
puesta la mirada
en el insomnio del aire.
Se vuelven los amantes al rostro del viento
en el cielo derramado.
Y los invita
a beber del labio negro de la tierra
la savia exquisita regalo de la noche.
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Sobre la Luna,
mármol pendiente el seno de la amada
clama el corazón camino entero
al sino radiante del cósmico vientre.
Un aullido de estrellas dibuja sombras
en las espaldas de hojas como cuerpos extendidas.
VI
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El ser que descansa
se rodea de viento,
deja caer el gran círculo
la sombra
para empezar el rito de los cuerpos.
VII
50
Moonlight
el aggar-thanatos espera
yo kalícrates de diez mil días
ofrendo mi graal
51
Moonlight siete
pedestal isleño
se reflejan sus ángulos rojos
plash cayó el sostén
52
Sunset
lágrima lunar
desliza un girasol
tus pies
la arena
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54
Hierofante
vestal antorcha
el fuego te cuidaba en la impiedad
el nirvana sangra nadie lo sabrá
omnia vincit amor
voltarme la soledad áurea me decía
voltarme con el otro
el color del aliento
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Dióscuros
la vide guarda
al andrógino innominado
la unión fuego de los dióscuros
languedoc que no es lengua esfinge
que no vuela
mares claustros de un único lecho
la unión roca de los dióscuros
los mares del respiracosmo
sin aliento nos
los mares del más adonde
la unión viento de los dióscuros
ven ojos peces
solo no sabes a sale
quemado amor no es de sabedes
es eso que las estrellas no danzan
el anima mundi
desespera viendo
novernos
II
56
no en la fuente no en el monte
no con cantapájaros
el nombre de vesta no en desiertos
la contemplo pero no de aguas
porque cripta ya no es oculto
y desaparece
y con él su raíz indoeuropea
cabellera del cometa
con sus letrinas entrañas
y ya no es el oxo
nuef nada nuez de las noxes
no noxes
el estío es celestío inicio
es persecusión en el argot
licor lenguapájaro
que sí vuela
y no nos
que no vemos los fijos del sole
el anima mundi
espera sinvernos
ver
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Segunda irradiación del instante
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Poema para mis veinticuatro años
escapero el liquen
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de tus muslos tiempíos
oigan niñas de las avispas,
de los ruisoñadores, y luego
hacia el lejano mar zarpe,
pero ‘lejano mar’ no son sólo palabras,
está en ustedes, está en el liquen,
la presencia de los siempre ausentes,
los siempre vencidos todavía.
No ha habido una ciudad
que no fuera también desierto,
no ha habido Perú
que no fuera también daga,
no ha habido risa
que no fuera también balazo,
no escardo escaperos de angustia
II
60
captiva entre las rejas
y los dados
III
61
Badlands
62
“Hay aves que no esperan
estación para migrar,
lo hacen a cada momento,
de noche y de día”.
Kalícrates
II
y no busques pestañas-mártires
brotando de los espejos sudados
hundidos en tus dedos,
escamas que el tiempo frota
sobre los alfileres del alma
III
63
yo soy el que recoge
sobre tus bragas, pedacitos de cielo,
los ecos de los ángeles sin dueño,
de los no resucitados
que retozan en mi frente,
el batán sobre el que tus sueños
me muelen como marfiles y caparazones
siderales
The Hyperborean
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los oficiales, sus camaradas,
escucharon el sollozo del desierto
abriéndose en muchos,
pronto se unirá con ellos
la sensualidad no tiene sexo
cuando nada detrás de tu estela
cómo no beber de la botella que Gide
llenó con la sombra del hiperbóreo
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Mu
Kalícrates
“Para todos los que llamo ángeles
y no tienen dueño”
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encerrado en la cápsula”
¿Cuándo naceremos con los pies bañados en lágrimas
naciendo sin rastros de barro en el cuerpo,
con rastros de perfume en el empeine?
Es un soñar sin una forma de soñar,
un ocaso propicio para el flirteo con mi sombra,
luz acuosa.
“Aprendió a pegar con la boca:
una, dos, tres, cuatro veces”
A mitad de la sábana
de camas oscuras. Y estabas allí
con todas tus bocas en mis límites, escuchabas.
Era un llamado. Y me mostrabas una llave hecha
con mis huesos.
Getsemaní
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sangre derramada tenemos miedo
68
O
70
FLORENTINO DÍAZ
71
72
I
73
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Luminosidad del fuego
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CARLOS VILLACORTA
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Yo vi hombres y mujeres vistiendo ropas e ideas vacías
y la tristeza visitándolos en los manicomios.
Y vi también a muchos gritando por más fuego desde los
autobuses
y entre tanto afuera
el mundo aún continúa siendo lavado por las lluvias,
por palabras como éstas que son una fruta para la sed.
Enrique Verástegui
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Emmanuel ve con ojos de hambre
a los animales devorando las arenas
a los hombres cabalgando tras el horizonte.
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II
80
La cuerda interior
Pequeña o grande
sólo existe en mí
esa sombra que gira
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y grita en el desierto.
82
Primera confesión de la ciudad
83
Faunos del infierno
devore mi siniestra tierra
su color enfermo.
84
Segunda confesión de la ciudad
85
Salmos
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Sólo el hombre es un remolino de nombres que borra el
desierto.
87
Lamento por el joven Heracles arrancado de miembros
y cabeza en la ciudad
88
¿Qué será del valiente Heracles,
Oh, bella Deyanira.
¿Sabes tú como murió el Héroe?
89
Gólgota
Al mediodía
el cadáver volteó sus ojos al cielo
y sonrió porque el silencio era suyo.
90
Año Cero
91
el cauce o el esqueleto
es un laberinto traspasado por venablos
y mis siete voces
predicen la octava:
—“dios ha muerto”.
92
En el campo
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Banquete
Estas moscas
interior asiento
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reloj de las horas
que nada en la lágrima
o la disyunción del océano
quietud que devora mi resonancia
sol estallando la cuerda
o el eclipse las patas de estas moscas
engullendo mi cuerpo
o una trompa que besa
los remolinos de todo hombre
los ojos de dios.
95
Adagio in Tenebris
En el día trashumante
mi inocencia se repliega tras los montes.
Mi reino se desencadena
en su transformación
fauno de mis vuelos
ahora que trago como aquellos
polvo de mis pelos.
96
Oh, Señor
el dolor que llega a mi cuerpo
divide causas y consecuencias,
esquizofrenia de los humanos
ni razón ni alma
solo Judas que anida
y rezar y rezar por la traición.
II
¡Oh Dios!
Incesante amor en mí
ser ya no
vomito faunos épicos vientos
y les maldigo
¡Ir por ellos!
Y ser fuerte
97
porque no hay más que destrozados vuelos.
¡Oh Señor!
Mis dientes han devorado la tierra
Abrasando la boca de los deseos
Y la misericordia
Miro a casa
Colgado de atajos de copas
Armagedón besa mis pieles de sebo
Y fiel a mi sed, escribo.
Gabriel lloró por mí
por los míos
por Ajenjo
por oceánicas langostas
que atormentaron mis ojos
el hambre ya no coge mi alma
acéfalos de mi intelecto
perdido he andado
voces que ahuyentado con mis velos.
98
Divino Infierno
Y Dante
cerró el círculo
quebrando su conciencia.
99
100
101
102
CHRYSTIAN ZEGARRA
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Irradiación culminante
105
Naturaleza muerta
106
(Cojo una piedra,
su desnudez envuelve en polvo
las cuencas vacías de mis ojos).
Marina
107
He de cerrar los ojos, palpar
la luz que arde dentro de mi pecho;
la daga sacrificando
mi cuerpo abierto.
He de volverme silencio.
En la noche marina,
el mar ruge como un animal convulso
y desangrado.
Quién podrá surcar sus venas bermejas,
atenuar su súbito aliento,
ofrendarse al sacrificio florido
con el secreto ritual del abandono?
108
Paisaje sumergido
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alta caída
en la raíz inmemoriada del origen.
Hierogamia
110
Tú de pie entre la lava de tu sangre,
acéfalo buitre engullendo fuego en tus entrañas;
pulsa
la daga que repta como sierpe en los altares.
111
de un cielo sepultado por el velo de los astros.
De cierto
112
2
113
en el cetro del cielo.
Díptico
114
Huyo con mi cabeza segada
bajo la lluvia.
Ecos; un animal embalsamado se incrusta entre mis
flancos,
súbito rodar entre arenas rezumantes
de savia y soledad.
No basta el olvido si un cuerpo se revuelve,
no bastan las costillas, el cráneo, los ojos
marchitos escondidos en el musgo.
Alguien descuelga astros de la cúpula de acero,
astros que iluminan un torso a contraluz
creándose en el barro. Ahora,
su desnudez me ciega
y este cielo no existe.
Trinidad
115
hurgando furtivo el lecho del caracol
al centro del naufragio.
Volver al polvo
no es volver al origen:
es crear el polvo del origen.
116
Edén
117
Ahora todos los lechos son fauces escondidas
en la tierra, cielos no tatuados
en los ojos.
Ahora la voz se alza sobre su propia estela.
118
Cántico
119
La Amada cruza un cerco de pájaros y lirios,
se tiende de bruces sobre el cuerpo verde
de su Esposo, sobre sus miembros sosegados.
Al alba, aves de sangre entierran el pico
en la maraña de los huesos;
el silencio se enhebra con furia
entre la vida recobrada.
Infancia
120
Mudez de oráculos, abrevaderos,
piel sobre aguijones; el púlpito en verde
olivo abrazo,
el alma incrustada de maleza.
El vaso vacío para lo que huele a cebo,
a tierra, a sangre, a orilla.
Lo hecho trizas en levedad o pavesa.
Lo perfumado tras un vientre que no vuelve:
memoria dibujada en un vidrio, sola,
polvo.
Lo inmaterial, lo inmarchito, lo incendio,
lo nada.
121
Madre
122
la anulación del agua o tu sexo.
123
sobre la tierra caníbal.
124
Soliloquio
125
bajo el jadeo de peces aún ciegos;
cuando la tarde se consume en rescoldos
y él sigue mirando al cielo de su éxtasis.
Embriagarse, entonces, en cicatrices que rasgan
las costuras de una imagen o un cuerpo;
aunque el verdor inflame,
aunque las venas no cesen
de agitar
el horizonte en la marejada de los árboles.
126
Antimemoria
127
Almácigos de lluvia, aves incubando
frutas tejidas por el sol.
Y en el deseo hay un tiempo otro,
una mesa sin baraja
donde el cuerpo se expone en desnudez,
aún antes de los ídolos
y la oscuridad de los disfraces.
128
Resucita en ti mismo el cadáver de lo absoluto,
habítalo sin miedo en su morada.
Tú procreas todo desvarío,
toda transparencia
más allá del cielo inubicable.
129
130
Inmanencia, una poética del desencanto
132
emprendidas en décadas anteriores por Estación
Reunida, Hora Zero, La Sagrada Familia, Kloaka u
Ómnibus. Esta actitud [...] enfrentaba una inocultable
sensación de agotamiento [...]. Aún algunos
representantes de Neón, el grupo de mayor notoriedad y
convocatoria, reivindicaron “la libertad de hacer la
poesía que yo quiero” [...]. Hay que mencionar que al
llegar a los noventa, los colectivos de todo cuño se
encontraban en retirada o, cuando menos, probaban ya el
sabor del desprestigio. Todo esto explica la corta, en
algunos casos cortísima, duración de los grupos poéticos
surgidos, y da luces para entender que la aparición de
Inmanencia, -hecho que de por sí resulta paradójico-, a
fines de la década, haya tenido signo opuesto: poética
espiritualista y no "urbana", rituales y no actos, y poco
afán de convocatoria (aunque sí de notoriedad, como sus
pares inversos) permiten su caracterización más como
un antigrupo: el reverso de una experiencia agotada. (3)
133
acta de defunción la poeta y crítica Rocío Silva
Santisteban en 1998 al iniciar el prólogo del primer libro
del novísimo grupo Inmanencia. Aunque algunos meses
después -y luego de comentarios-respuesta de otros
críticos a propósito de la aparición de libros de jóvenes
poetas identificables dentro de la clave coloquial- señaló
que no debían tomarse tan en serio las palabras citadas,
lo cierto es que la aparición de los libros de Inmanencia
y la frase en cuestión daban cuenta de un hecho central
que se sellaba a fines de la década: no la muerte de la
poesía conversacional, no su agotamiento como registro
válido para la poesía (que lo sigue siendo, incluso entre
los jóvenes), sino el cuestionamiento de su posición
como centro del canon poético peruano post-cincuenta.
(Chueca 4)
134
más importante que otra [...]. Sólo el principio de
múltiples entradas previene de la irrupción del enemigo,
el significante y de aquellos intentos por interpretar un
trabajo que está abierto a la experimentación. (Deleuze,
Kafka, 3, traducción mía)
135
Inmanencia busca desterritorializar los límites artificiales de
la escritura poética pero termina restaurándonos en ellos. Es
decir que la propuesta liberadora de la poesía ritual de
Inmanencia ya traía como germen su sistematización y por
consiguiente, el desencanto y el agotamiento de la tesis
fundacional de su poética:
136
Ahora bien, Inmanencia no acaba en un desencanto final
que clausura al gesto liberador utópico de su propuesta
poética. Todo lo contrario, su misma composición
rizomática, más bien es campo de batalla donde despliegan
sus fuerzas tanto los flujos liberadores de sentido y el afán
codificador de la reterritorialización. En este sentido, en la
ciudad rizoma que crean los poetas a ocho manos, en sus
centros alternativos, unas veces vence el autoritarismo del
significante, el cuerpo sin órganos, que busca sumir el
experimento en la desolación y el desencanto; sin embargo,
las más de las veces regresa y prevalece sobre la muerte, la
utopía liberadora de sentido:
[...]
El disolver de la conciencia
El disolver de mí mismo
el disolver del Todo
[...]
Y Dante
cerró el círculo
quebrando su conciencia
[...]
no más hay que borrar las huellas no más
no más espejos hay que quebrar los rostros no más
espejos. (Inmanencia 20, 76, 91)
137
tampoco reterritorializó el lenguaje de su poesía con
pretensiones de generar una nueva práctica canónica. Todo lo
contrario su gesto estético desterritorializador reafirmaba una
opción plena por la experimentación y la libertad creativa a
fines del siglo XX.
Obras Citadas
Bernales, Enrique y otros. Inmanencia. Inmanencia: Lima,
1998.
Deleuze, Gilles y Félix Guattari. Anti-Oedipus: Capitalism
and Schizophrenia. Trad. Robert
Hurley. New York: Viking Press, 1977.
- - -. Kafka: Toward a Minor Literature. Trad. Dana Polan.
Minneapolis: U of Minnesota P, 1986.
Chueca, Luis Fernando. “Consagración de lo diverso: una
lectura de la poesía peruana de los
noventa.” http://www.letras.s5.com/lp160105.htm.
Consulta: 1 de Octubre de 2006.
138
El Grupo Inmanencia y la poesía peruana de fin de siglo
(una conversación)
140
Chrystian Zegarra: El GI se origina a partir del diálogo y la
discusión entre un grupo de conciencias individuales que, en
los años de la segunda mitad de la década de 1990,
meditaban acerca del valor de la palabra poética y el hecho
mismo de producir poesía. La tónica general del ambiente
intelectual de ese entonces era la apatía, la dispersión de
propuestas, la falta de enfoque para concretar un proyecto
valedero y vital, en términos literarios. Se ha pensado que el
significado del nombre del grupo apunta a una experiencia
encerrada en la palabra descuidando lo exterior, a la manera
de las teorías inmanentistas del formalismo ruso. Nada más
lejos de esa pretensión. La propuesta del GI debe leerse como
una subversión en contra del platonismo, siguiendo la línea
trazada por Deleuze en su lectura de Spinoza y Nietzsche. Es
decir que no existe un mundo de esencias imperecederas
hacia las cuales el poeta -o el creador en general- deba
remitir su producción estética. No existe tal preeminencia
trascendental. Estamos inscritos en un universo signado por
el devenir y el tránsito. Y esto es lo real: la constante
movilidad de la naturaleza, el hombre y los elementos. Esta
es la auténtica inmanencia: percibir lo inmediato movible en
contra de un recurso de fuga hacia una esfera donde lo
estático permanente sería la finalidad de la existencia.
141
Carlos Villacorta: A finales de los noventas, los diferentes
discursos en la sociedad (políticos, económicos, sociales o
literarios) sean o no verdaderos, cayeron en un balde vacío
pues la sociedad desconfiaba de cualquiera de ellos siempre y
cuando estos no proviniesen del dictador Fujimori. Esta
sensación deviene en un malestar generalizado del que poco
o nada se extrae. Volver a confiar en la palabra era, pues, un
llamado de urgencia en una sociedad que sólo ha aprendido a
usarla para repetirse incansablemente en el fracaso, para
sacar provecho de sus mismos ciudadanos. De este proceso
nace el GI.
142
Chrystian Zegarra: El GI consolidó una revolución estética
cuyo radicalismo apuntó a despertar del letargo al ambiente
literario peruano de fines del siglo XX con el fin de despejar
su estado de “fatiga intelectual”. Para lograr este objetivo, se
enfocó sobre la base de referentes míticos, esotéricos,
filosóficos e incluso místicos -sin ninguna connotación
religiosa particular, más allá de la que sugiere la etimología
del vocablo, en el sentido de religar al individuo con alguna
esfera de mayor alcance-. La idea fue plantear un regreso a
las fuentes primarias de la palabra -sacralizar la experiencia
verbal- con el fin de hacer frente a la constante
fragmentación y pasividad de una realidad asfixiante. Se
postulaba una interacción entre el sujeto y el objeto
nombrado por el lenguaje lírico, antes que su total deslinde y
arbitrariedad. Todo esto estaba respaldado por una firme
convicción en el poder de la poesía como vehículo para
generar un espacio que enfrentara al hombre con el ámbito
contemporáneo alienante para cuestionar, a través del
fenómeno poético, la dimensión de su ser y estar en el
mundo.
153
Enrique Bernales: El balance del GI, después de su
disolución, fue positivo. Una entrada en escena espectacular
con mucha expectativa por parte de la gente y de los medios
periodísticos. Dos años maravillosos e inolvidables, recitales
por todo Lima, desde la Noche hasta el Averno, pasando por
diferentes universidades. Un viaje a un festival de poesía en
Ciudad de México en el 2000, un público que nos acompañó
hasta el final, un par de libros que resumen el ascenso y caída
del hombre, una propuesta que fue una cachetada al
coloquialismo y al conversacionalismo para que reaccionara
y se reinventara, una propuesta sin precedentes en la
tradición poética peruana que combinaba texto y
performance, en fin, para mí, el mejor grupo de poesía
peruana de la década. Lo negativo, en mi opinión, fue el
final, quisimos matar el grupo en silencio, sin discutir, sin
agarrarnos a trompadas, sin furia, fríamente, con indiferencia,
y creo que eso es lo que más me duele, que el GI no murió
bien y es por eso que queramos o no, al menos yo, sigo y
seguiré arrastrando su cuerpo hasta que muera, porque ese
cadáver sigue clamando por venganza. Por otro lado, casi al
culminar la segunda década del siglo XXI, se piensa que la
obra se reduce al texto leído, los tiempos han cambiado,
ahora se necesita de una experiencia interdisciplinaria entre
las diferentes artes y discursos artísticos para completar la
obra, la obra poética necesita del diálogo con la imagen, con
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la fotografía, con el rito, en fin, y desde que el GI se disolvió,
no ha habido ninguna propuesta seria de poesía en el Perú
que combine texto y performance pero lo peor de todo es que
la institución literaria peruana, conservadora por
antonomasia, sigue consagrando el mimetismo rancio de
tradiciones trasnochadas. Sin embargo, los trabajos de los
poetas que se iniciaron en la década de los noventa, como
Ildefonso o Guerrero, están dando sus mejores frutos en este
nuevo siglo y creando su propia tradición, creo que eso es lo
más rescatable de la poesía peruana de los últimos años.
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