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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTA ROSA

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO

MAPA CONCEPTUAL
Deontología de las Profesiones Jurídicas

Estudiante: Arenas, Mariangel


C.I. V- 28696880

Carora, abril 2021


Análisis

Tradicionalmente la abogacía ha sido considerada como una actividad en la cual el profesional se afana por proteger
al máximo los intereses del cliente, prácticamente justificando el egoísmo humano, puesto que el profesional en lo primero
que piensa es en el interés particular de su cliente (e incluso el propio). Aunque también existe la función ética de velar por
la justicia en interés general de la sociedad, que son las funciones del juez.
El actuar del abogado implica la toma de decisiones. Esta decisión habrá de formarla y tomarla sin mediaciones ni
injerencias externas, a través de su conciencia profesional. No se trata de cualquier decisión, sino de la determinación de la
decisión tras un proceso cognitivo reflexivo y crítico. Es por ello que el abogado se encuentra siempre ante una decisión con
una perspectiva ético – filosófica. Se trata de la formación de una decisión libre, posibilitada tanto por un acto de la voluntad
libre, firme y segura del profesional, como un acto de conocimiento (razón) del abogado sobre el y la práctica jurídica. Por
eso, uno de los primeros obstáculos a la independencia profesional del abogado será su ignorancia jurídica y la inexperiencia
profesional.
La figura del juez y la función judicial pueden considerarse como una de las más antiguas de las sociedades humanas.
El juez sirve al derecho y a las instituciones, en tal sentido el juez, como el derecho, son más antiguos que todas las otras
instituciones; existieron incluso antes que las leyes. La reflexión sobre el sentido de la función del juez en la sociedad actual
no es una cuestión que interesa solamente a los jueces y juristas sino a todos los miembros de esta sociedad, porque ella
habrá de responder a la pregunta por el sentido de la Justicia como institución fundamental del Estado de derecho democrático
y de todas las instituciones de una República.
Por estas razones, la representación tradicional de la función del juez lo reviste de una extraordinaria y temible
autoridad que, al interpretar y aplicar las leyes conforme a las cuales vivimos, se extiende a todos los espacios de la vida
social. Las importantes facultades que inviste la función judicial parecen requerir a estos funcionarios también unas
extraordinarias cualidades morales e intelectuales, y las más exigentes pautas de conducta.
La palabra juzgar alude a clasificar lo singular y particular bajo algo general y universal, al medir, acreditar y decidir
lo concreto mediante criterios regulativos. En tales juicios hay un prejuicio, se juzga sólo lo individual pero no el criterio ni
su adecuación a lo que mide. El juez está obligado a abstenerse de intervenir en aquellas causas en las que se vea
comprometida su imparcialidad o en la que un observador razonable pueda entender que hay motivo para pensar así. Respecto
de la profesión judicial destacan las siguientes virtudes: imparcialidad, equidad, congruencia, serenidad reflexiva y humildad
Las reflexiones que he realizado en este mapa conceptual me permiten arribar a la conclusión de que las virtudes éticas
aquí propuestas para los jueces y abogados deben formar parte de su esencia misma, para así alcanzar con su profesión su
finalidad de impartir justicia de forma justa e imparcial, así como resaltar la importante responsabilidad pública y social de
su cargo. La justicia es el fin último del derecho, pero en su esencia, ha sido y será el sustento de toda evolución jurídica, y
para alcanzarla se requiere que los jueces cuenten con virtudes, además de una probada vocación y pasión de jurista.

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