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JOSÉ CARLOS
FACULTAD DE CIENCIAS
MARIATEGUIY
EMPRESARIALES
JURÍDICAS
C.P. DE DERECHO
PEDAGÓGICAS
TEMA:
LA ÉTICA DEL ABOGADO
Moquegua – Perú
2020
ETICA DEL ABOGADO
Dice Ángel Ossorio, que en la abogacía actúa el alma sola, porque cuando se hace es
obra de la conciencia y nada más que de ella.1, esto refriéndose a la rectitud de la
conciencia, a la que conocemos y nos conoce. Aquella cuya voz no siempre se sigue.
El dilema ante la opción o la opción por no tener dilema. Pero, por sobre todo ello, la
ética, como ciencia del bien y del mal, o de los actos humanos o de la filosofía moral. 2.
Así, aunque la ética se traduce en un comportamiento del ser humano que se
caracteriza por ser unilateral, inherente a la conciencia del sujeto y solo imperativo
para él, resulta de vital importancia para la sana convivencia dentro de una
colectividad, y particularmente en la profesión del abogado.
En esa misma línea, se debe señalar que, si bien no solo los estudiosos del derecho
confían en ella, sino “en todas las profesiones existen valores éticos que nos permiten
afirmar buenas conductas, tanto en el plano interno relacionado con la rectitud de
conciencia, así como en el plano externo”3, sin embargo, es la ética del abogado la
más relevante, pues partiendo de que el derecho es tradicionalmente definido como el
conjunto de normas que regulan la conducta del hombre en sociedad, sus
profesionales deben enfocarse en que este objeto se cumpla. Siendo el abogado, en
primer término, un servidor del derecho, tiene un compromiso directo con la sociedad y
el Estado de derecho, ya que ninguna sociedad puede funcionar sin él, toda vez que
este comprende la razón que suple la violencia para la resolución de conflictos,
además que define las reglas para lograr, una convivencia en armonía.
Es aquella parte de la ética profesional que se ocupa de los deberes morales de los
abogados, de los deberes de estos servidores del derecho.
1
Ossorio Gallardo, Angel. El Alma de la Toga, editorial Flores editor y distribuidor, México. 2008
2
Irigoyen, Raúl Eduardo, Ética de los abogados, Biblioteca virtual universal. Buenos Aires, Argentina.
1994. http://www.biblioteca.org.ar/libros/8158.pdf
3
Osorio y Gallardo, Ángel, El alma de la toga, 2a. ed., México, Porrúa, 2005, p. 19.
3.-¿Cuáles son los valores del Abogado?
El abogado no es, por lo tanto, una pieza aislada e independiente del aparato
institucional de la aplicación del Derecho por el Estado, sino que se integra en él. Pero
esto no quiere decir que el abogado sea un mero servidor del Estado.
Así los valores que siempre deben perseguir el pretendiente a ejercer la ciencia del
derecho son la justicia, la seguridad jurídica y el bien común.
3.1.- Justicia
Disposición de la voluntad del hombre dirigida al reconocimiento de lo que a cada cual
es debido o le corresponde según el criterio inspirador del sistema de normas
establecido para asegurar la pacífica convivencia dentro de un grupo social más o
menos amplio. Aristóteles nos habla de una justicia distributiva, que exige que en el
reparto de los bienes y honores públicos cada cual sea tratado según sus
merecimientos, y de una justicia correctiva, que puede ser conmutativa (referida a las
relaciones contractuales) o judicial (referida a la aplicación judicial del derecho). El
sentimiento de justicia es común a todos los hombres. Tradicionalmente, la justicia ha
sido considerada como el valor jurídico por excelencia.4
La seguridad jurídica, por tanto, es uno de los valores más preciados que el Estado
debe de garantizar, mediante la actividad jurisdiccional, con la cual busca facilitar a la
sociedad, unos medios eficaces para conseguirla. Además, esta seguridad jurídica, se
refiere a que toda persona debe contar con la seguridad de que en todo momento sus
derechos y posesiones serán respetados en todo momento.
Asimismo, se define a la seguridad jurídica como “es la certeza que debe tener el
gobernado de que su persona, sus posesiones o sus derechos serán respetados por la
autoridad, pero si ésta debe producir una afectación en ellos, deberá ajustarse a los
procedimientos previamente establecidos en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y las leyes secundarias.6
4
De Pina, Rafael, De Pina Vara, Rafael, op. cit., nota 14, p. 343
5
Pérez Fernández del Castillo, Bernardo, Deontología Jurídica: ética del abogado y del servidor público,
editorial Porrúa, México, 2003, p.55
6
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Las Garantías de Seguridad Jurídica, Colección Garantías
Individuales, SCJN, México, 2003, p.9
sin la determinación de lo que cada uno corresponde dar y recibir, y en este sentido el
bien común es un principio jurídico.7
Aquí mencionaremos, solamente, algunos deberes del abogado, dado que el tema es
muy amplio y requeriríamos una investigación específica del contenido.
El secreto profesional es una obligación tacita en función del ejercicio profesional, por
tanto este es un deber que no se pacta, nace jurídicamente de la propia relación
profesional.
“En la guarda del secreto profesional tiene interés la comunidad y no solamente quien
hizo la confidencia”9
Esta posición distintos autores nos lleva colegir que la naturaleza jurídica del secreto
profesional tiene como fundamente el orden público, interés a la sociedad para darle
7
González y González, Felipe, El bien común como principio jurídico, Investigaciones Jurídicas de la
UNAM. México. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/469/25.pdf
8
Cuadros Villena, Carlos Ferdinand. “Etica de la Abogacia y de Ontología Forense”, Editorial Fecat. Lima
– Perú 1994. Pag. 193
9
Cuadros Villena, Carlos Ferdinand. “Etica de la Abogacia y de Ontologia Forense”. Editorial Fecat. Lima
– Perú 1994. Pag. 199.
seguridad y evitar que las relaciones sociales resulten caóticas. Los abogados no
debemos olvidar que el secreto profesional es inviolable y que por tanto tenemos la
obligación de o revelar lo que en virtud de nuestra profesión al atender a un cliente que
conozcamos.
Es deber de todo estudioso del derecho escuchar a su cliente, quien le confía hasta el
mínimo detalle respecto del caso correspondiente, donde el profesional expondrá lo
necesario para la defensa del mismo.
Es tal la importancia que existe en la relación entre defensor y defendido, que ningún
supuesto normativo permite vulnerar esa comunicación, tal como se aprecia en el
artículo constitucional citado.
Dar cumplimiento a este deber, implica que el abogado se exprese de forma sincera
con su defendido, explicándole claramente la situación en la que se encuentra, las
posibilidades de éxito, sin alentarlo infundadamente o asustarlo innecesariamente.
En ese sentido, se presenta una nueva pregunta: ¿Cuál sería la actitud que ustedes
como abogados tomarían, a sabiendas que el caso que llevan se va a perder y la
contraparte les ofreciere mayor remuneración para asistirla legalmente?. Muy
probablemente encontremos opiniones encontradas.
Dice Eduardo J. Couture, en los 10 mandamientos del abogado: “Se leal. Leal para
con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti.
Leal para con el adversario, aún cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez,
que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú dices; y que, en cuanto al derecho,
alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas”.
10
Pérez Fernández del Castillo, Bernardo, Deontología Jurídica. Ética del abogado y del servidor público,
19a. ed, México, Porrúa, 2012, pp. 83-85.
los ignora, forzosamente debe creer de buena fe en lo que el abogado e dice, más, en
cuanto al derecho, ahí actúan en igualdad.
Como podemos percibir, el conocimiento técnico jurídico es un ins- trumento que debe
encaminarse siempre para descubrir la verdad y así poder concluir con resoluciones
justas.
11
Pérez Fernández del Castillo, Bernardo, Deontología Jurídica. Ética del abogado y del servidor público,
19a. ed, México, Porrúa, 2012, pp. 86-87
- Principios de lealtad procesal
- Principios de colegialidad