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Carrera de Literatura-Programa de Licenciatura en Educación Intercultural Bilingüe-UTO

Asociación de Investigaciones Educativas en Lenguaje, Literatura, Comunicación y Culturas-AIELLICC

Teoría del valor andino (quechua-aymara)

Víctor Hugo Quintanilla Coro

Bolivia Pluricultural
2009

1
A:
Shirley Gladis Clavijo Villarroel,
mi gran y único amor.

2
Teoría del valor andino (quechua-aymara)

Víctor Hugo Quintanilla Coro

§1. No existe cultura a la que no subyazca una concepción de valor, de lo que es o no


un valor, de lo que debe o no serlo. No existe conducta humana, culturalmente
validada, que no contenga implícitamente un origen de lo que es un valor. El trasfondo
de esta precisión es que no existe criterio por el cual se deba suponer a priori que lo
que es un valor en una cultura, deba también serlo en todas las demás. Esta tesis no
niega las relaciones entre las culturas, relaciones que deberían ser vistas básicamente
como relaciones pedagógicas, no en el mero sentido de que unas sólo deben enseñar
y otras sólo aprender, sino en el sentido de que todas están esencialmente convocadas
a enseñar-aprender. Una cultura o civilización que renuncia a aprender de otras no
puede ser cultural, mucho menos civilizada. Ya no estamos hablando entonces de
aquella interculturalidad que condena a las culturas sólo a aprender del mundo
moderno, sino de una interculturalidad redefinida en términos intra y pluriculturales. No
puede haber interculturalidad al margen del respeto a la diferencia cultural. En el plano
de lo histórico-social, ello quiere decir que todas las culturas se encuentran
básicamente predispuestas a aprender de otras, pero definitivamente no al precio de
olvidar su cosmovisión, su cosmogonía, su racionalidad, su lengua o sus tradiciones,
en especial si respecto a los saberes y prácticas del mundo occidental-moderno las
mismas aparecen como más racionales.1

§2. La consecuencia de los anteriores argumentos es la emergencia de una


interculturalidad con sentido descolonial. Concretamente, de la descolonización
comprendida como reconstitución de saberes y prácticas, a partir de la aprehensión
crítica y del diálogo con los fundamentos de la modernidad occidental. La
descolonización tampoco sería posible ni tendría razón de ser si no existiera el
referente de la conquista y la colonización modernas, respecto al cual constituirse como
proyecto de autodeterminación y liberación de las culturas. Es en este sentido que de
pronto cobra relevancia la constitución de filosofías no modernas, como la andina, que
no buscan volver al pasado ni mucho menos, sino más bien traducir a términos
conceptuales lo que quedan de las prácticas y saberes ancestrales. 2 En este marco de

1
Hacemos esta apreciación a instancias de la obra de Enrique Dussel y Franz Hinkelammert.
2
Ello presupone un proyecto meta-epistemológico: la “epistemología” que subyace al modo como, por ejemplo en
esta oportunidad, formalizamos los saberes y prácticas del mundo andino a términos conceptuales, lo cual tiene que
3
carácter epistemológico, es posible argumentar a favor de una axiología o teoría del
valor desde el punto de vista de las culturas Quechua y Aymara, no obstante el proceso
de colonización del cual fueron y aún son objeto por parte de occidente. Ya en una
tarea de fundamentación filosófica, dicho trabajo se debe iniciar con el siguiente
problema: ¿cuál es el origen del valor en las culturas indígena-originarias Quechua y
Aymara del mundo andino?

§3. A diferencia del origen del valor en el mundo occidental, en las culturas andinas
Kawsay o la vida es el principio fáctico, material y finito que constituye la condición de
posibilidad para que cualquier valor pueda ser valor. Ningún valor es posible al margen
de la vida. En este sentido, no existe o no debería existir conducta humana -con
referencia a determinados valores- cuyo despliegue no tienda a reproducir, promover y
garantizar lo mismo que hace posible que se pueda actuar y, en consecuencia, realizar
determinados valores. Dicho concretamente, ningún accionar humano que cristaliza
valores puede ir en contra de la vida que hace posible que se pueda sentir, pensar,
actuar o decir con arreglo a dichos valores, cualquiera sean éstos, “cualquiera” en el
seno del mundo andino.

§4. La relación entre Kawsay (vida) y valor es de determinación. Kawsay determina al


valor y el valor contiene el sentido mismo de esta determinación, sea cual sea el valor
que se miente. El sentido, la significación o el contenido esencial de todo valor es que
Kawsay es la determinación última, el fundamento de todos los fundamentos. Todo
valor contiene el hecho de que Kawsay lo determina todo. Todo valor contiene este
sentido en el mundo andino. Ningún valor puede tener ningún otro sentido. Valor quiere
decir, entonces, determinación de la vida hacia todo lo que es. Todo lo que es lo es por
y con la vida o Kawsay. Todo lo que se encuentra más allá de la determinación de
Kawsay, no es valor o lo es en una dimensión “extraña”, “ajena” a las culturas Quechua
y Aymara.

§5. En un primer nivel axiológico, por lo tanto, encontramos que es valor sólo aquello
que promueve, preserva y garantiza la vida o Kawsay. La noción de anti-valor,
entonces queda contractivamente perfilada: todo lo que va en contra de la producción y
reproducción de la vida es un anti-valor. Una acción, cualquier acción, se dice que es
humana porque cumple con la orientación de este primer nivel de/en la axiología
Quechua-Aymara de favorecer siempre Kawsay. Una “acción” que va en contra de la
ser visto necesariamente como un despliegue diferente al modo como dichos saberes y prácticas son producidos por
los Aymaras y Quechuas y de lo que en ese devenir se comprende por conocimiento.
4
vida, no llega a constituirse ni siquiera como acción ni como humana, mucho menos
como natural.3 El primer nivel de la axiología andina Quechua-Aymara está instituido
por la vida en tanto determinación última de todo lo que consecutivamente puede ser
valor, es decir, de todo lo que existe.4

§6. En la cosmovisión andina, Kawsay articula naturaleza y cultura. La naturaleza se


encuentra en el seno de la cultura y la cultura en el seno de la naturaleza. La cultura es
el efecto de la traducción de todo cuanto existe en la naturaleza. 5 Debido a ello, no es
posible que exista cultura al margen de la naturaleza. La naturaleza es el principio de
toda cultura, de la “vida” de toda cultura. El sentido de todo cuanto es cultural, entre
quechuas y aymaras, viene de la naturaleza. Esto quiere decir que la naturaleza es la
que determina a la cultura, al igual que Kawsay al valor. Tan es así que nada es más
racional y coherente que aceptar que las culturas indígena-originarias Quechua-
Aymara se expresan con el lenguaje de la naturaleza, dicho en términos de religión,
con el lenguaje de la Pachamama, el lenguaje de la vida-Kawsay. La cultura, entonces,
no dice nada que ya siempre esté contenido, definido o determinado por la naturaleza.
Todo lo que la cultura es, en este caso, viene de la naturaleza.

§7. El hecho de que la naturaleza y la cultura sean realidades que se presuponen,


implica una particular comprensión de la categoría Ayllu o comunidad. Ya no estamos
hablando sólo de la comunidad (o sociedad) restringida al ámbito de los seres
humanos, propia del radical antropocentrismo occidental-moderno. En la concepción
andina, la comunidad o Ayllu incluye a la naturaleza como parte fundamental de ella. La
naturaleza es la causa de que haya vida en comunidad. La naturaleza, por lo tanto,
tiene estatuto de sujeto, lo cual implica que la categoría de Ayllu o comunidad
presupone una comprensión también particular de sujeto. 6 Desde el punto de vista de
la axiología Quechua-Aymara, que aquí vamos reconstituyendo en un nivel ya
filosófico, esto quiere decir que la naturaleza despliega un valor de carácter instituyente
entre los miembros de la comunidad: la producción y reproducción de la vida. Así, la
vida o Kawsay es el valor definitivo en un Ayllu, porque dicho valor constituye el sentido
esencial de la naturaleza.
3
Esto significa que se requiere de una nueva teoría de la acción desde el punto de vista de las culturas indígena-
originarias quechua y aymara.
4
Una de las implicaciones de esta afirmación es que todo lo que existe como efecto de la vida es bueno por ser
expresión, por poseer, esencialmente, el sentido mismo de la vida o Kawsay.
5
La relación entre Naturaleza y Cultura, que se da en términos de traducción y ya no de determinación, presupone
necesariamente una nueva u otra epistemología que esbozaremos en otra oportunidad.
6
Ahora, sin embargo, no es el momento de desarrollar una argumentación acerca de lo que es o sería el sujeto entre
las culturas indígena-originas quechua y aymara.
5
§8. No puede haber religión (espiritualidad), educación, ética o política sin sujeto,
mucho menos una axiología. Toda la filosofía occidental-moderna se erige en una
versión conceptual de sujeto que no incluye a la naturaleza. La filosofía andina,
particularmente la axiología quechua-aymara, no puede erigirse como tal si no se parte
de otra concepción de sujeto, de una concepción de sujeto cuyo fundamento no sea
únicamente el de razón, conciencia, pensamiento o lenguaje. Hablamos de una
concepción material de sujeto, una concepción finita de sujeto que presuponga una
teoría del valor diferenciada de las teorías del valor occidentales, las que se erigen
sobre la base de una concepción “metafísica” de sujeto. La teoría del valor que
referimos presupone una concepción material, finita, sensible, de sujeto que es la que
nos permite argumentar a favor de una concepción de valor que se funda en la
naturaleza comprendida como sujeto de comunidad, de Ayllu. ¿Qué constituye a la
naturaleza como sujeto? La subjetividad espiritual del ser humano, que suele ser
denominada también como mítica o ritual. La Pachamama es el efecto de esta
espiritualidad o respeto por el origen del tiempo y del espacio (Mama) que son
consustanciales a toda forma de vida, de Kawsay (Pacha).

§9. Ahora bien: en la perspectiva de que las culturas Quechua y Aymara son el efecto
de la traducción de todo cuanto existe en la naturaleza, de lo que ella es, entonces, el
valor que realizan dichas culturas es la que está contenida e indeterminada en la
naturaleza. Dicho en términos culturales, ese valor es el Sumaj kawsay en Quechua y
Suma qamaña en Aymara. El imperativo de estos presupuestos es la vida o Kawsay.
Sumaj kawsay y Suma qamaña son la traducción de Kawsay a términos culturales. A
diferencia de las axiologías, las morales y éticas occidentales, dicho valor no es algo
que la axiología o la ética se dé a sí misma. El valor del vivir bien, Sumaj kawsay o
Suma qamaña, si bien tienen origen en la naturaleza, no está establecida y orientada
por ella, sino por lo que se comprende por Atiy o política en las culturas andinas. 7 La
política, el ejercicio comunitario del poder, asume como valor definitivo y/o imperativo la
vida del sujeto que es la naturaleza, su Kawsay, que se traduce a Vivir bien en la
cultura del Ayllu o comunidad. Desde esta perspectiva, y en relación a la axiología, las
morales y éticas occidentales, no es pertinente diferenciar unas leyes de la naturaleza
de otras leyes, normas o derechos de la cultura, porque la axiología de las culturas
indígena-originarias es efecto de la continuidad, complementariedad o unidad espiritual

7
Ahora no es la hora de referirnos a este aspecto, por ahora restringimos el despliegue del argumento sólo a un nivel
axiológico. Ver Víctor Hugo Quintanilla Coro: Política del sumaj kawsay. La Paz: Carrera de Filosofía, 2008.
6
entre naturaleza y cultura. Dicha unidad hasta ahora es bien conocida con el nombre
de Pachamama.8

§10. Las culturas realizan cotidianamente el valor cultural del Sumaj kawsay o del
Suma qamaña. Dicha realización asume la forma de proyecto, no en el sentido de se
que trate de una finalidad que se deba alcanzar sólo después de un largo recorrido,
sino como la necesidad de estar bien en comunidad “aquí y ahora”. Este rasgo es parte
de las prerrogativas del valor del Sumaj kawsay o Suma qamaña. Ello explica que no
exista Ayllu o comunidad andina indígena-originaria que vaya en contra de lo que se
encuentra establecido naturalmente y sancionado culturalmente: la promoción de
Kawsay (la vida). El respeto a la vida de la naturaleza es necesariamente parte de este
imperativo, porque ella, al instituir la vida, lo que instituye también son todas las
condiciones de posibilidad para que la vida acontezca de múltiples formas culturales.
En esta perspectiva, una cultura es racional no únicamente porque ejerce la razón, sino
esa razón no va en contra del imperativo categórico insuperable del valor contenido en
la naturaleza de producir y reproducir la vida, como un sujeto más de la comunidad,
sujeto que acontece en la espiritualidad de la Pachamama.

§11. El valor de Sumaj kawsay y Suma qamaña, por lo tanto, no se restringe al


comportamiento de los seres humanos localizados en determinados contextos
culturales. La axiología de los Quechuas y Aymaras incluye a la naturaleza. La
naturaleza es sujeto de valor. Su valor consiste en reproducir, en preservar la vida.
Este hecho sanciona de una manera particularmente espiritual la relación entre cultura
y naturaleza. La cultura tiene fe en la naturaleza y ella responde dicha fe siendo
recíproca con la cultura: garantizando la vida de sus miembros. Esta particular relación
espiritual entre la naturaleza y la cultura ya la referimos con el nombre de Pachamama.
Dicho una vez más, la Pachamama articula naturaleza y cultura. El efecto de dicha
articulación genera la religión de las culturas andinas, lo cual quiere decir que la
religión, lo espiritual no se restringe al ámbito de lo cultural, sino esencialmente a lo
natural.

§12. Hasta aquí, quedan claros dos aspectos: primero, que el origen de lo que es un
valor en el plano de la cultura se encuentra en la naturaleza. Lo segundo: que algo es
valor porque produce, reproduce y garantiza la vida de los seres humanos y la vida de
la naturaleza que es, a la vez, origen de la vida de los seres humanos. Esta apreciación
8
Esto requiere de otra disquisición acerca de la relación, diferencia o semejanza entre naturaleza y Pachamama, pero
ahora no es el momento para desarrollar la misma.
7
se sitúa más allá del debate de si el valor tiene origen en el sujeto (cultura) o en el
objeto (naturaleza). En el origen del valor desde el punto de vista andino, la continuidad
naturaleza-cultura, comprende también la continuidad de aspectos particulares como
sujeto-objeto.9 Así, el agrado, el deseo y el interés del sujeto no pueden considerarse
determinaciones del valor, u origen del mismo, sino tan sólo modos subjetivos a través
de los cuales acontece el valor esencial de la vida. Importa remarcar este hecho para
cancelar la posibilidad moderna de aceptar que todo lo que le puede agradar, desear o
despertar el interés del sujeto sería necesariamente un valor, tal como ocurre en las
perspectivas y conductas posmodernas que, a nuestro juicio, constituyen
exacerbaciones liberales (individualistas) del sujeto trascendental kantiano. En base a
este primer nivel axiológico, conviene avanzar en uno segundo: el origen del valor en el
ámbito de la cultura integrada por seres humanos. Corresponde considerar, entonces,
el siguiente problema: ¿cuál es el origen del valor en el seno de la cultura o en plano de
los seres humanos y su conducta cotidiana?

§13. El cuerpo es el lugar donde acontece la vida. Entonces, el cuerpo es el primer


destinatario del valor natural y cultural del Sumaj kawsay o Vivir bien. Todas las
acciones del cuerpo son acciones humanas y naturales sólo si no van en contra de la
vida. Las acciones obedecen a una voluntad, pero ésta a la sensibilidad o percepción
del mundo. De tal modo que no puede haber acción al margen de la voluntad ni
voluntad al margen de la sensibilidad. Puede no haber razón, conciencia o
pensamiento en el acontecimiento de la vida en el cuerpo, pero no puede no haber
sensibilidad y voluntad en este hecho originario del valor a nivel cultural. El sentido de
ser de toda acción del cuerpo viene de la voluntad o Munay. El contenido o valor de
toda acción viene de la voluntad, se encuentra esencialmente en ella.

§14. Ya en el plano de lo cultural, los valores tienen principio en la percepción sensible


de lo que ordinariamente se conoce por realidad finita, concretamente en la
contemplación de ella que no es más que la naturaleza. Dicha relación estética,
sensible, del ser humano con su entorno genera el Munay o voluntad. Munay es la
determinación o condición de posibilidad de toda acción, conducta, estado o actividad
del ser humano, como ya anticipamos. No puede existir ser humano sin voluntad,
Munay. Puede no haber razón, pero siempre hay y habrá Munay, voluntad, lo cual

9
“El valor será “objetivo” si existe independientemente de un sujeto o de una conciencia valorativa; a su vez, será
“subjetivo” si debe su existencia, su sentido o su validez a reacciones, ya sean fisiológicas o psicológicas, del sujeto
que valora.” Risieri Frondizi: ¿Qué son los valores? Introducción a la axiología. México: Fondo de Cultura
Económica, 1962, p. 18.
8
quiere decir que no se puede realizar ninguna acción que simultáneamente no
presuponga un valor. El contenido de una acción es un valor o la tendencia a uno en
particular. La responsabilidad por los actos significa, esencialmente, ser responsable
por los valores que traen consigo o a los que tienden.

§15. La voluntad, por lo tanto, es la instancia donde se configuran los valores. La


voluntad determina a los valores, y esta determinación es anterior a la determinación
de la voluntad por parte de la razón, por parte de la conciencia o por parte del
pensamiento, aún del lenguaje. La voluntad es instituyente y los valores son
constituidos. El fundamento del valor en las culturas quechua y aymara, entonces, no
son los factores metafísicos de la razón o la conciencia. El fundamento del valor en el
mundo andino es la materialidad del mundo finito o natural, todo lo que se da en el
tiempo-espacio, sensiblemente percibido. Los llamados valores culturales, los valores
ya con un específico contenido histórico-social, tienen este principio que también
constituye un valor, sólo que en un primer nivel. Aquí hay un tránsito que considerar: el
devenir del cuerpo y su sensibilidad hacia la voluntad y el contenido de sus valores y de
estos hacia el acontecimiento de las acciones que ya son sujetas de ética. Dicho
tránsito tiene el antecedente del devenir del Kawsay natural hacia el Sumaj kawsay
cultural.

§16. ¿Cuáles son los valores culturales de los quechuas y aymaras que se dan en el
ámbito de la voluntad10, que presupone necesariamente una relación sensible con el
mundo, espiritualmente sancionada, del mundo comprendido como la articulación o
continuidad de naturaleza-cultura? En función del Sumaj kawsay o Suma qamaña,
dichos valores son esencialmente cuatro: Munay o querer vivir bien, Yachay o saber
vivir bien, Ruway o hacer vivir bien y Atiy o poder vivir bien en Ayllu, en comunidad.
Dichos valores se encuentran también mencionados por la Chakana andina y
constituyen los cuatro principios morales de lo que denominamos la ética de la
reciprocidad. Los mencionados valores también sostienen la ética de la
complementariedad o unidad y paridad de contrarios y/o diferentes, la relacionalidad
del todo.11
10
Esto significa que el contenido o sentido de la voluntad son los valores. Dicho en términos estructuralistas, la
categoría de voluntad es el continente y el contenido son los valores culturales de Munay, Yachay, Ruway y Atiy.
11
“Ya hemos destacado la relacionalidad del todo como el rasgo fundamental (arjé) de la racionalidad andina. Esta
característica se expresa en el 'principio de relacionalidad' o el 'principio holístico'. Este principio afirma que todo
está de una u otra manera relacionado (vinculado, conectado) con todo. Como ya dijimos, la entidad básica no es el
'ente' substancial, sino la relación; por lo tanto, para la filosofía andina, no es que los entes particulares,
adicionalmente a su existencia particular, se relacionen en un segundo momento y lleguen a formar un 'todo integral'
(holon), una red de interrelaciones y conexiones. Al contrario: recién en base a la primordialidad de esta estructura
9
§17. La ética de la complementariedad y la ética de la reciprocidad son, por decirlo de
alguna manera, la “conclusión” del devenir del valor en el mundo Quechua-Aymara.
Ambas éticas tienen dos características centrales: por una parte, rigen la conducta de
la naturaleza y de la cultura y, por otra, son esencialmente comunitarias. De hecho,
ambas éticas son fundacionales de lo comunitario. Una de las particularidades que
hace que todo Ayllu o comunidad sea indígena-originario, es decir NO occidental, es
que en ellas se actualizan permanentemente y de modo siempre cíclico 12 la ética de la
complementariedad y de la reciprocidad o Ayni.

§18. Referido el devenir del valor según el mundo andino, ahora corresponde
jerarquizar dicho devenir. La vida o Kawsay es el origen del valor. La instancia de este
primer valor absoluto es la naturaleza. Kawsay o vida deviene en vivir bien o Sumaj
kawsay, el segundo valor absoluto cuya contexto es ya cultural, pero siempre en el
entendido de que no constituye más que una continuidad de la naturaleza. Planteamos
que el cuerpo es el tránsito que articula naturaleza y cultura como continuidad, pero a
la vez también una de las condiciones de posibilidad para redefinir la noción de sujeto
desde la perspectiva quechua y aymara y así comprender que la categoría de Ayllu o
comunidad involucra a la naturaleza como uno más de los sujetos de comunidad. Una
de las implicaciones de esta puntualización es que no puede haber axiología o teoría
del valor al margen de una concepción de sujeto, pero mucho menos sujeto al margen
de una concepción de cuerpo, que aquí definimos inicialmente como una entidad
esencialmente finita.13 En el plano cultural que incluye a la naturaleza, y cuando dicha
relación se encuentra sancionada en términos de Pachamama, el valor del Sumaj
kawsay involucra los principios morales o valores del Munay sumaj kawsay (voluntad o
querer para vivir bien), yachay sumaj kawsay yachay (saber vivir bien), Ruway sumaj
kawsay (hacer vivir bien) y Atiy sumaj kawsay (poder vivir bien). El acontecimiento de
estos valores o principios ya ético-morales de la complementariedad y de la
reciprocidad, tienen el presupuesto histórico-social del Ayllu o comunidad.

§19. La relación entre valores y Ayllu no es dialéctica en el sentido de que la


comunidad deba subordinarse a los valores establecidos o que estos cumplan una
función normativa de la conducta de la comunidad. Ocurre algo más bien particular: los

relacional, los entes particulares se constituyen como 'entes'.” Josef Estermann: Filosofía andina. Estudio
intercultural de la sabiduría autóctona andina. Quito: Abya-Yala, 1998, p. 114.
12
El carácter cíclico se encuentra directa e íntimamente vinculada al ciclo agroecológico del mundo andino que
también se encuentra expresado en el saber de la Chakana.
13
Al igual que varias otras nociones, la de cuerpo merece un despliegue que aquí no podemos exponer, razón por la
cual postergamos el tratamiento andino de dicha categoría.
10
valores son la comunidad y la comunidad son los valores. Esta característica se debe a
que el Ayllu es esencialmente oral, razón por la cual la memoria de todos y cada uno
de los miembros de la comunidad es la depositaria de dichos valores enseñados-
aprendidos por vía de la educación o Yachay sumaj kawsaymanta. Por decirlo de un
modo estructural, el sujeto colectivo o comunal del Ayllu funge como el significante del
significado de sus éticas, concretamente, de sus valores. Lo más irracional, en este
sentido, es que un comunario vaya en contra de lo que es él mismo cuando ha llegado
a ser Runa o Jaqi, o de lo que viene siendo en el tránsito de la wawa, pasando por erqi,
sipas y wayna hasta qhari o warmi que es el último tramo para ser Runa o Jaqi. 14

§20. En la concepción andina, todo ser humano nace con voluntad. De lo que se trata
es de colmar dicha voluntad con los cuatro valores esenciales o principios morales del
Munay, Yachay, Ruway y Atiy. La educación no tiene otro sentido que contribuir a la
enseñanza-aprendizaje de dichos valores, a la práctica de ellos en y desde el Runa y
Jaqi, lo cual quiere decir que la educación necesariamente se desarrollo con
fundamento axiológico y ético. Lo que de ahora en adelante denominaremos ética de la
reciprocidad consistirá básicamente en el tratamiento de dichos valores y lo que
debería comprenderse por bien en la continuidad naturaleza-cultura como fundamento
de la educación en el mundo andino. La teoría del valor o axiología hasta aquí
esbozada es la condición de posibilidad para llevar adelante esta siguiente tarea.

Jueves, 05 de marzo del 2009

14
Esto es diferente al estatuto de los valores del mundo occidental donde los valores no forman, en estricto sentido,
la memoria de los sujetos. Los valores se encuentran contenidos en la escritura y cuando alguien transgrede valores
no es que se transgreda a sí mismo, sino a los valores fijados en la escritura que se encuentran fuera de la
subjetividad de los ciudadanos y ciudadanas. Esto también explica que la ley no se encuentre en los sujetos, sino
fuera de él, razón por la cual la relación entre los sujetos, los valores o la ley deviene necesariamente dialéctica,
contradictoria. Paradójicamente, la educación es la principal institución encargada de separar a los sujetos de los
valores y de la ley. Esta apreciación puede remontarnos hasta los mandamientos que Moisés recibió de Jehová.
11

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