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Bolivia Pluricultural
2009
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A:
Shirley Gladis Clavijo Villarroel,
mi gran y único amor.
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Teoría del valor andino (quechua-aymara)
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Hacemos esta apreciación a instancias de la obra de Enrique Dussel y Franz Hinkelammert.
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Ello presupone un proyecto meta-epistemológico: la “epistemología” que subyace al modo como, por ejemplo en
esta oportunidad, formalizamos los saberes y prácticas del mundo andino a términos conceptuales, lo cual tiene que
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carácter epistemológico, es posible argumentar a favor de una axiología o teoría del
valor desde el punto de vista de las culturas Quechua y Aymara, no obstante el proceso
de colonización del cual fueron y aún son objeto por parte de occidente. Ya en una
tarea de fundamentación filosófica, dicho trabajo se debe iniciar con el siguiente
problema: ¿cuál es el origen del valor en las culturas indígena-originarias Quechua y
Aymara del mundo andino?
§3. A diferencia del origen del valor en el mundo occidental, en las culturas andinas
Kawsay o la vida es el principio fáctico, material y finito que constituye la condición de
posibilidad para que cualquier valor pueda ser valor. Ningún valor es posible al margen
de la vida. En este sentido, no existe o no debería existir conducta humana -con
referencia a determinados valores- cuyo despliegue no tienda a reproducir, promover y
garantizar lo mismo que hace posible que se pueda actuar y, en consecuencia, realizar
determinados valores. Dicho concretamente, ningún accionar humano que cristaliza
valores puede ir en contra de la vida que hace posible que se pueda sentir, pensar,
actuar o decir con arreglo a dichos valores, cualquiera sean éstos, “cualquiera” en el
seno del mundo andino.
§5. En un primer nivel axiológico, por lo tanto, encontramos que es valor sólo aquello
que promueve, preserva y garantiza la vida o Kawsay. La noción de anti-valor,
entonces queda contractivamente perfilada: todo lo que va en contra de la producción y
reproducción de la vida es un anti-valor. Una acción, cualquier acción, se dice que es
humana porque cumple con la orientación de este primer nivel de/en la axiología
Quechua-Aymara de favorecer siempre Kawsay. Una “acción” que va en contra de la
ser visto necesariamente como un despliegue diferente al modo como dichos saberes y prácticas son producidos por
los Aymaras y Quechuas y de lo que en ese devenir se comprende por conocimiento.
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vida, no llega a constituirse ni siquiera como acción ni como humana, mucho menos
como natural.3 El primer nivel de la axiología andina Quechua-Aymara está instituido
por la vida en tanto determinación última de todo lo que consecutivamente puede ser
valor, es decir, de todo lo que existe.4
§9. Ahora bien: en la perspectiva de que las culturas Quechua y Aymara son el efecto
de la traducción de todo cuanto existe en la naturaleza, de lo que ella es, entonces, el
valor que realizan dichas culturas es la que está contenida e indeterminada en la
naturaleza. Dicho en términos culturales, ese valor es el Sumaj kawsay en Quechua y
Suma qamaña en Aymara. El imperativo de estos presupuestos es la vida o Kawsay.
Sumaj kawsay y Suma qamaña son la traducción de Kawsay a términos culturales. A
diferencia de las axiologías, las morales y éticas occidentales, dicho valor no es algo
que la axiología o la ética se dé a sí misma. El valor del vivir bien, Sumaj kawsay o
Suma qamaña, si bien tienen origen en la naturaleza, no está establecida y orientada
por ella, sino por lo que se comprende por Atiy o política en las culturas andinas. 7 La
política, el ejercicio comunitario del poder, asume como valor definitivo y/o imperativo la
vida del sujeto que es la naturaleza, su Kawsay, que se traduce a Vivir bien en la
cultura del Ayllu o comunidad. Desde esta perspectiva, y en relación a la axiología, las
morales y éticas occidentales, no es pertinente diferenciar unas leyes de la naturaleza
de otras leyes, normas o derechos de la cultura, porque la axiología de las culturas
indígena-originarias es efecto de la continuidad, complementariedad o unidad espiritual
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Ahora no es la hora de referirnos a este aspecto, por ahora restringimos el despliegue del argumento sólo a un nivel
axiológico. Ver Víctor Hugo Quintanilla Coro: Política del sumaj kawsay. La Paz: Carrera de Filosofía, 2008.
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entre naturaleza y cultura. Dicha unidad hasta ahora es bien conocida con el nombre
de Pachamama.8
§10. Las culturas realizan cotidianamente el valor cultural del Sumaj kawsay o del
Suma qamaña. Dicha realización asume la forma de proyecto, no en el sentido de se
que trate de una finalidad que se deba alcanzar sólo después de un largo recorrido,
sino como la necesidad de estar bien en comunidad “aquí y ahora”. Este rasgo es parte
de las prerrogativas del valor del Sumaj kawsay o Suma qamaña. Ello explica que no
exista Ayllu o comunidad andina indígena-originaria que vaya en contra de lo que se
encuentra establecido naturalmente y sancionado culturalmente: la promoción de
Kawsay (la vida). El respeto a la vida de la naturaleza es necesariamente parte de este
imperativo, porque ella, al instituir la vida, lo que instituye también son todas las
condiciones de posibilidad para que la vida acontezca de múltiples formas culturales.
En esta perspectiva, una cultura es racional no únicamente porque ejerce la razón, sino
esa razón no va en contra del imperativo categórico insuperable del valor contenido en
la naturaleza de producir y reproducir la vida, como un sujeto más de la comunidad,
sujeto que acontece en la espiritualidad de la Pachamama.
§12. Hasta aquí, quedan claros dos aspectos: primero, que el origen de lo que es un
valor en el plano de la cultura se encuentra en la naturaleza. Lo segundo: que algo es
valor porque produce, reproduce y garantiza la vida de los seres humanos y la vida de
la naturaleza que es, a la vez, origen de la vida de los seres humanos. Esta apreciación
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Esto requiere de otra disquisición acerca de la relación, diferencia o semejanza entre naturaleza y Pachamama, pero
ahora no es el momento para desarrollar la misma.
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se sitúa más allá del debate de si el valor tiene origen en el sujeto (cultura) o en el
objeto (naturaleza). En el origen del valor desde el punto de vista andino, la continuidad
naturaleza-cultura, comprende también la continuidad de aspectos particulares como
sujeto-objeto.9 Así, el agrado, el deseo y el interés del sujeto no pueden considerarse
determinaciones del valor, u origen del mismo, sino tan sólo modos subjetivos a través
de los cuales acontece el valor esencial de la vida. Importa remarcar este hecho para
cancelar la posibilidad moderna de aceptar que todo lo que le puede agradar, desear o
despertar el interés del sujeto sería necesariamente un valor, tal como ocurre en las
perspectivas y conductas posmodernas que, a nuestro juicio, constituyen
exacerbaciones liberales (individualistas) del sujeto trascendental kantiano. En base a
este primer nivel axiológico, conviene avanzar en uno segundo: el origen del valor en el
ámbito de la cultura integrada por seres humanos. Corresponde considerar, entonces,
el siguiente problema: ¿cuál es el origen del valor en el seno de la cultura o en plano de
los seres humanos y su conducta cotidiana?
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“El valor será “objetivo” si existe independientemente de un sujeto o de una conciencia valorativa; a su vez, será
“subjetivo” si debe su existencia, su sentido o su validez a reacciones, ya sean fisiológicas o psicológicas, del sujeto
que valora.” Risieri Frondizi: ¿Qué son los valores? Introducción a la axiología. México: Fondo de Cultura
Económica, 1962, p. 18.
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quiere decir que no se puede realizar ninguna acción que simultáneamente no
presuponga un valor. El contenido de una acción es un valor o la tendencia a uno en
particular. La responsabilidad por los actos significa, esencialmente, ser responsable
por los valores que traen consigo o a los que tienden.
§16. ¿Cuáles son los valores culturales de los quechuas y aymaras que se dan en el
ámbito de la voluntad10, que presupone necesariamente una relación sensible con el
mundo, espiritualmente sancionada, del mundo comprendido como la articulación o
continuidad de naturaleza-cultura? En función del Sumaj kawsay o Suma qamaña,
dichos valores son esencialmente cuatro: Munay o querer vivir bien, Yachay o saber
vivir bien, Ruway o hacer vivir bien y Atiy o poder vivir bien en Ayllu, en comunidad.
Dichos valores se encuentran también mencionados por la Chakana andina y
constituyen los cuatro principios morales de lo que denominamos la ética de la
reciprocidad. Los mencionados valores también sostienen la ética de la
complementariedad o unidad y paridad de contrarios y/o diferentes, la relacionalidad
del todo.11
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Esto significa que el contenido o sentido de la voluntad son los valores. Dicho en términos estructuralistas, la
categoría de voluntad es el continente y el contenido son los valores culturales de Munay, Yachay, Ruway y Atiy.
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“Ya hemos destacado la relacionalidad del todo como el rasgo fundamental (arjé) de la racionalidad andina. Esta
característica se expresa en el 'principio de relacionalidad' o el 'principio holístico'. Este principio afirma que todo
está de una u otra manera relacionado (vinculado, conectado) con todo. Como ya dijimos, la entidad básica no es el
'ente' substancial, sino la relación; por lo tanto, para la filosofía andina, no es que los entes particulares,
adicionalmente a su existencia particular, se relacionen en un segundo momento y lleguen a formar un 'todo integral'
(holon), una red de interrelaciones y conexiones. Al contrario: recién en base a la primordialidad de esta estructura
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§17. La ética de la complementariedad y la ética de la reciprocidad son, por decirlo de
alguna manera, la “conclusión” del devenir del valor en el mundo Quechua-Aymara.
Ambas éticas tienen dos características centrales: por una parte, rigen la conducta de
la naturaleza y de la cultura y, por otra, son esencialmente comunitarias. De hecho,
ambas éticas son fundacionales de lo comunitario. Una de las particularidades que
hace que todo Ayllu o comunidad sea indígena-originario, es decir NO occidental, es
que en ellas se actualizan permanentemente y de modo siempre cíclico 12 la ética de la
complementariedad y de la reciprocidad o Ayni.
§18. Referido el devenir del valor según el mundo andino, ahora corresponde
jerarquizar dicho devenir. La vida o Kawsay es el origen del valor. La instancia de este
primer valor absoluto es la naturaleza. Kawsay o vida deviene en vivir bien o Sumaj
kawsay, el segundo valor absoluto cuya contexto es ya cultural, pero siempre en el
entendido de que no constituye más que una continuidad de la naturaleza. Planteamos
que el cuerpo es el tránsito que articula naturaleza y cultura como continuidad, pero a
la vez también una de las condiciones de posibilidad para redefinir la noción de sujeto
desde la perspectiva quechua y aymara y así comprender que la categoría de Ayllu o
comunidad involucra a la naturaleza como uno más de los sujetos de comunidad. Una
de las implicaciones de esta puntualización es que no puede haber axiología o teoría
del valor al margen de una concepción de sujeto, pero mucho menos sujeto al margen
de una concepción de cuerpo, que aquí definimos inicialmente como una entidad
esencialmente finita.13 En el plano cultural que incluye a la naturaleza, y cuando dicha
relación se encuentra sancionada en términos de Pachamama, el valor del Sumaj
kawsay involucra los principios morales o valores del Munay sumaj kawsay (voluntad o
querer para vivir bien), yachay sumaj kawsay yachay (saber vivir bien), Ruway sumaj
kawsay (hacer vivir bien) y Atiy sumaj kawsay (poder vivir bien). El acontecimiento de
estos valores o principios ya ético-morales de la complementariedad y de la
reciprocidad, tienen el presupuesto histórico-social del Ayllu o comunidad.
relacional, los entes particulares se constituyen como 'entes'.” Josef Estermann: Filosofía andina. Estudio
intercultural de la sabiduría autóctona andina. Quito: Abya-Yala, 1998, p. 114.
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El carácter cíclico se encuentra directa e íntimamente vinculada al ciclo agroecológico del mundo andino que
también se encuentra expresado en el saber de la Chakana.
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Al igual que varias otras nociones, la de cuerpo merece un despliegue que aquí no podemos exponer, razón por la
cual postergamos el tratamiento andino de dicha categoría.
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valores son la comunidad y la comunidad son los valores. Esta característica se debe a
que el Ayllu es esencialmente oral, razón por la cual la memoria de todos y cada uno
de los miembros de la comunidad es la depositaria de dichos valores enseñados-
aprendidos por vía de la educación o Yachay sumaj kawsaymanta. Por decirlo de un
modo estructural, el sujeto colectivo o comunal del Ayllu funge como el significante del
significado de sus éticas, concretamente, de sus valores. Lo más irracional, en este
sentido, es que un comunario vaya en contra de lo que es él mismo cuando ha llegado
a ser Runa o Jaqi, o de lo que viene siendo en el tránsito de la wawa, pasando por erqi,
sipas y wayna hasta qhari o warmi que es el último tramo para ser Runa o Jaqi. 14
§20. En la concepción andina, todo ser humano nace con voluntad. De lo que se trata
es de colmar dicha voluntad con los cuatro valores esenciales o principios morales del
Munay, Yachay, Ruway y Atiy. La educación no tiene otro sentido que contribuir a la
enseñanza-aprendizaje de dichos valores, a la práctica de ellos en y desde el Runa y
Jaqi, lo cual quiere decir que la educación necesariamente se desarrollo con
fundamento axiológico y ético. Lo que de ahora en adelante denominaremos ética de la
reciprocidad consistirá básicamente en el tratamiento de dichos valores y lo que
debería comprenderse por bien en la continuidad naturaleza-cultura como fundamento
de la educación en el mundo andino. La teoría del valor o axiología hasta aquí
esbozada es la condición de posibilidad para llevar adelante esta siguiente tarea.
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Esto es diferente al estatuto de los valores del mundo occidental donde los valores no forman, en estricto sentido,
la memoria de los sujetos. Los valores se encuentran contenidos en la escritura y cuando alguien transgrede valores
no es que se transgreda a sí mismo, sino a los valores fijados en la escritura que se encuentran fuera de la
subjetividad de los ciudadanos y ciudadanas. Esto también explica que la ley no se encuentre en los sujetos, sino
fuera de él, razón por la cual la relación entre los sujetos, los valores o la ley deviene necesariamente dialéctica,
contradictoria. Paradójicamente, la educación es la principal institución encargada de separar a los sujetos de los
valores y de la ley. Esta apreciación puede remontarnos hasta los mandamientos que Moisés recibió de Jehová.
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