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DEFINICIÓN DE COMUNICACIÓN

La comunicación es un proceso de interrelación entre dos (o más) personas donde se transmite


una información desde un emisor que es capaz de codificarla en un código definido hasta un
receptor el cual decodifica la información recibida, todo eso en un medio físico por el cual se logra
transmitir el mensaje, con un código en convención entre emisor y receptor, y en un contexto
determinado.

El proceso de comunicación emisor – mensaje – receptor, se torna bivalente cuando el receptor


logra codificar el mensaje, lo interpreta y lo devuelve al emisor originario, quien ahora se tornará
receptor. Quizás de todos los elementos que definen el proceso comunicativo, sea la
retroalimentación el componente que nos proporcione las claves necesarias para distinguir una
comunicación adecuada y efectiva.

Es eficaz cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor.

La comunicación es dinámica, continua y sistemática. Por lo que plantea una amplia gama de
posibilidades de interacción en el ámbito social, que es allí donde tiene su razón de ser. Ya que a
través de ésta las personas logran el entendimiento, la coordinación y la cooperación que
posibilitan el crecimiento y desarrollo de las organizaciones.

MODELOS DE COMUNICACIÓN

MODELO DE JACOBSON

En los procesos de comunicación intervienen:

Emisor: Persona que tiene a su cargo la emisión del mensaje.

Receptor: Persona que decodifica el mensaje

Mensaje: Conjunto de signos que el emisor transmite al receptor.

Código: Sistema de signos utilizado para producir y recibir el mensaje.

Contexto: Es de lo que habla el mensaje: lo que representan los signos, la realidad exterior a la
que los signos hacen referencia.

Canal de Transmisión: Es La sustancia del mensaje, escrito, oral audiovisual.

Retroalimentación: Confirmación de que el mensaje fue recibido correctamente.

Ruidos, distorsiones e interferencias: Interrupciones en el proceso de comunicación.

En el proceso de comunicación, el emisor decide el mensaje a emitir, el canal y la codificación que


va a usar. El receptor, por otra parte, es quien se ocupa de que la retroalimentación, que es un
mensaje en sí, llegue lo más clara posible. Ya que esta es la vía necesaria para conocer si el
mensaje se recibió con claridad. De lo contrario, la retroalimentación llegará en el momento en
que el receptor incumpla o no realice la tarea indicada en el mensaje, por el hecho de una mala
comunicación o interpretación errónea del mensaje.

La mayoría de los componentes del proceso de comunicación tienen la capacidad de crear


distorsiones. Por tanto, inciden sobre la meta de la comunicación. Las distorsiones dependen
fundamentalmente del estado psicológico del emisor y del receptor; del canal usado y del tipo de
codificación.
EL MODELO DE CATHERINE KERBRAT-ORECCHINI

Catherine Kerbrat-Orecchioni es una de las


principales críticas al esquema de la comunicación
planteado por Jakobson. Sin embargo, su
reformulación parte del esquema del autor ruso,
tomando distintos puntos.

En primer lugar, Kerbrat critica la noción de código


que plantea Jakobson, basándose en la idea de que
no es cierto que los dos participantes de la
comunicación, aun si pertenecen a la "misma
comunidad lingüística", hablen exactamente la
misma "lengua".

¿Qué significa esto? La idea que defiende esta autora es que la comunicación no se funda sobre un
código único compartido por ambos participantes de la comunicación, sino que cada participante
posee su propio idiolecto, (manera particular que cada individuo tiene de hablar una lengua) y que
ambos son compatibles, pero no idénticos. Agrega también que al haberse multiplicado por dos la
noción de código, estos se insertan en la esfera del emisor y receptor. Cada uno de estos dos
idiolectos tiene dos aspectos: una competencia lingüística desde el punto de vista de la producción
(propia del emisor) y una competencia lingüística desde el punto de vista de la interpretación
(propia del receptor). La noción de competencia no es más que la suma de todas las posibilidades
lingüísticas de un sujeto, es decir, todo lo que es susceptible de crear (emisor) e interpretar
(receptor).

Además de criticar ciertos aspectos del esquema, Kerbrat Orecchioni agrega más nociones. Una de
ellas es la de Universo del Discurso. Se refiere con ello a las limitaciones que poseen los hablantes
para expresarse, ya que es inexacto presentar al emisor como alguien que elige libremente tal o
cual ítem léxico, como si los tomara de un repositorio de sus actitudes lingüísticas.

Estas limitaciones dependen de dos factores básicos: las condiciones concretas de la comunicación
y los caracteres temáticos y retóricos del discurso.

Agrega también al modelo las nociones de competencias no lingüísticas, a las que divide en dos:

 Las determinaciones psicológicas y psicoanalíticas, que desempeñan un papel importante


en las operaciones de codificación/decodificación
 Las competencias culturales (que no son más que el conjunto de los conocimientos
implícitos que poseen sobre el mundo) e ideológicos (el conjunto de los sistemas de
interpretación y de evaluación del universo referencial) que mantienen relaciones con las
competencias lingüísticas y cuya especificidad contribuye a acentuar las diferencias de
idiolectos.

En el cierre de la reformulación, la lingüista agrega la noción de Modelos de producción y Modelos


de interpretación, que no son más que los procesos y reglas generales que se ponen a funcionar
cuando los individuos se acercan a un acto enunciativo. Estos modelos son comunes a todas las
personas, ya que todos realizamos los mismos procedimientos cuando emitimos/recibimos
mensajes.

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