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ISIIN 958-0,1-7160-6

ill[ffixnilffit]llil
Heredia. M¡rfa Fcm¡ndá
ANiso se cscrih (,'¡ I I /M¡rr¡ lrmiunh IlusJ i il"srrt'( i¡,'r(s
rlcC¡rlosManucl l)lr. &¡[(,rÍ,(;rutxrlilrrrlxlNor u,200].
127 p, r ll. i 11, cor. ^ ('li,rrc r[: ¡,,r¡cl. 'li,rrr azul)
A prutir Jc i» 9lños.
¡sllN 951t.04.7t60-ó
l. (i¡rnnr5 ,nl¡ntiles €cuaiorianos 2. Anrisr¡t! - Cucn¡r
inl¡ntilcs
l. Lxu, Carlor M¡nt¡<1, rl. ll. Tir. IIL S(ri(
1861.6 cd l9 ed.
AHPI92I

CEP-Banco de la República-Ribln'fu.a Luis-Ary..(l Arans,¡ Contenido

A Edu.ardo 1 Elena, por nuestros largos 7


abrazos. H 9
A mis amigas Ana Lucía y Maisa. El vecino 17
Ar-rt 27
EI dicci,¡nario )')
La geografía 45
El mied«r 57
Copyright O María Fern¡nda HrreJia, 2001
Copyright O Editr¡ial Norma, S.A., 2003, ¡ara Lñirdos Lrnid(N, La verdad 67
México, Guatemal¡, Putro Ri.o. ()'strr Rirr, Nicrrrr:tr¡. Ho¡r.h¡ms.
San Salvatli4 Rc¡úl'lic,r t)on¡n¡icnn¡, i,¡n¡nlí,(i!l trr'liia. Vc,ic:u.l¡. La llesta 75
Ecu¡tlor, Perú, &rlivia, Paraguar thrrqur¡, Ari:cnr!na r Chile
.A..A. 5)550, Bogotá, (i,L,mhir
El Borja B7
El listado 97
Resen,¡el,s tr os los Jerechos.
PnhihiJ.r la reproduccrrin rotal o f,u.¡nl Je ¡.r,¡,,l)ra rin rr¿rntiri, El fin ile clases r0l
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El tienrpo ltl
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Ifiegramacn5n y árnl¿Ja: S,¡nia l{ut,rr

c.c ¡ 1697
ISB:'¡ 958-04-7160.ó
il

i Yo, a ias ararlas. JY túJ

hmt,ién a los irvio¡res. lY túi


(l
-No.
--, A l;r ,,r,-Llrr.lrrJl
--No,
A tlucdarrue sola. iTú ¡rol

And¿, contesta.
No, talttpoco.
No te Io creo, H, Jrt-.e hrl¡r-r rrlgo que
tc ilr,'!llr.(r r¡itJ,'. N,, iinl,' \',,nn) jEr)
i:rcaso no somos antigos? Cuént:rmc.
H permancció en silencio por varios rni- ffi,*)t
)-J
nutos, continuamcls caminando
atrcví ¿r decir nada más.
y yano me jel
Una cuadra antes de llegar a la escuela
me dijo:
m\
-vefl
-A la memoria. .aÁ
Yo no comprendí y entonces descubrí
otro miedo en ní: el miedo a preguntar, H
cuando la respuesta pudiera no gustarme.

A ,"rr, .lc saberme una pers()n¿t car-


gada de temorcs, pienso que el primer mie-
do que perdí fue a confesar cada una de
mis debiliJades ante H.
Llevábamos muy pocr) tiempo como
compañeros de aula, coll)(, vecin s v an)igos.
Aunque habfamos asistido al mismo
jardÍn de inlantes y a la mitad del primer
grado, H tuvo que dejar [a escuela porque
su familia debió trasladarse a otra ciudad.
Su regreso, cinco añ.rs Jespués, nt r cls5pq¡-
tó ninguna atención especial en nosorros,
sUs ¿lntiguos compañeros. personalmentc,
admito quc'casi no lo recordab¿. T.,u. en [a fotografía como c{os colas de ratón
q,," ataclas con cintas para clue no escaparan
recurrir al ¿ilhum de lotos.r.,,l".
¡,u.n de mi cabeza. El ¿rsunto se volvía más no-
intentar ul¡icar a H.
La visita a este álbum rne resulfir mtrl, torio porque a mi lado derecho aparecía
i4gr¡ta, el rect¡rritkr por ¡riiginas páginas Claudia C., una niña que, sin duda, era la
1,
de fbt«rgrafías con recuerdos.1",rrll; p.i- reencarn:rción de Ricitos de Oro. Sobre el
l0 lneros itños .le escLrel¿ terntrrtri p()r niño que se enc()ntraba a mi lado izquierdo
reve-
larme rris¡cs realícl¿rtles r¡rre creía olr.i,l¡das. rxr puech habhr mucho, el lirzo de tni trcn- l1
Mc rCficr,, ¡ t]efllles (.rrr)l t)ll itsf(.Ct(), za era tan grande que le tapaba casi toda [a

mis zapatos o nrí Lrnchera. cara. Imagino que cada vez que ese niño
Al mirar nri iirrografiir cle gra,-luaciírr.r tlcl mira la fotografía, no pueLle sentir otra cosa
que un odio profundo hacia mi o por lo
¡ardín cle int¿lntes, no ¡rur-lc cr.,itrrr scr.rtir.
cierto fistitlio hacia mi nratlre, y es Llrrc menos a mi peinado.
l)()
sé qué cosits pasabau Y sigo con más detalles: los zapatos. Esto
por str c,,1..,".u a,,,,,.,.1,,
me peinó pirra la ccrenronilr: r.ios amerita una explicación horriblemente mi-
trenzas
( , rl.l ¡ l. tIt. r ., rl.rL. r
ll.lrr I r, ,l lr I,r, ,,
nuciosa. Siempre escuché a mis padres
,l rcntilt¡ bill) tn
il.[ttrttsirs decir que necesitaba zapatos ortopédicos.
lazos de cinta roja. Esta palabreja me sonaba a chino, pero creía
Hasta ahí ningún imaginar que mis pies debían tener algún
problcnt¿, iciertol, desperfecto leve que podía ser corregido
Itnr dc.bo iniJicar. con los zapatos especídles que año tras año
clue jamiis me he me compraban
c¿rracterizado L.xrr Thmpoco esto suena grave. Pero debo
tener unil abun- aclarar que los zapatos "especiales" eran
tlante c¿ltllera, sencillamente espantosos. Todas las niñas
con kr cui¡l el l¡ar usaban zapatos con una o dos correasi las
tle trt.rrzas lucí:ln más rnodernes lrrcían elegantes mocasi-
nes. . . y y(), la ortopédica, usaba botines con
c,rrtlt»res que me hacían sentir como si ca- reprendió por set' poco cr.ri.liriJos'.1 -v me llevó
nrinara sobre dos tanques de guerra. a la ircuela para que buscara mi Barbie-
suerte, mis pies se corrigieron en el
P<-rr loncher¿r en el cuarto cle los obietos per-
plazo de un año, de lo contrario mi historia ,lidos.
había sido además de incómoda, vergonzosa. La única que ahí existía era una de Thr-
La lonchera no apa.recía en la fotografa, zán. El portero de la escuela le dijo a mamá
pero soy capaz de re«ndarla de manera lúci- que nadie 1u 1¡¿l-ría reclamado en mucho
t2 da. En aquella época, yo era una liel admi- tiempo, y que si nos servía, podlamos to-
radora de la muñeca Barbie, terla una mc¡chila marla. Y) supliqué que xr... mamá dijo que
,.le Barbie, una camiseta de Barbie, un paraguas sí.
de Barbie... y una lonchera de'Iárzán. Y para n-ri buena-mala suerte, aprendí a
En mi cumpleaños númcro seis, la abuela ser más cuida,losa y Tlrzán me dttró hasta
me había regalado una lonchera hermosísi- segundo air<t.
ma. En ella aparecían Barbie y Ken en un Para recordar mis lentes, me bastó con
precioso convertible color rosa. Pocos días mirar la famosa fotografía de la gradua-
después, perdí mi regalo de curnpleaños en ción... eran tau grandes que me cubrían
algún lugar de la escuela y lloré casi hasta media meji[la' y sus marcos de
tanto que la abuela llegó a casa plástico eran tan gruesos como mi dedo
con otra lonchera exacta- mehique.
mente igual a la original. Siempre quise deshircerme de ellos, in-
Pero como nadie está venté muchísim os accidentes hrcsperados
libre de una desgracia, pero parecían fabricados con hierro fun-
volví a perder mi lonchera dído, porque, a pesar de todos los maltratos
y volví a llorar como loc¿-r. a los que los sometía, lucían como nuevos'
Esta vez, aunque la Recuerdo haber donnido sobre ellos,
abuela lne dijo que ncr haberkrs escondido en lugares sorpren-
lne preocupara porque dentes (como la nevera o las botas de
ella lne comprafla una llue- papá), pero siempre había alguien que los
va, man;,i se lo prohibió, n-re encontraba y los devolvía a mi rostro'
Recuerdo que en una oportunidad los en- rostnt de niño bueno, pero sus piernas
terré en el jardín de Ia casa y cuando estaba habían crecitlo lo suficiente com() para
a punto de ganar la batalla, nii gentil y indicarnos qtre estaba a pul1to de conver'
hermos.¡ perro Crrco, un sabuesrr viejo que tirse en un adtllescente.
tenía pánico atroz a los gatos, apareció con Luego de su regreso, no Pasó mucho
mis lentes en el hocico. tiempo hasta que algunos compañeros le
Aquel día mamá premió a Cuco con ahrieron un espacio. Yo no lo hice; para
15
14
comida especial. . . y yo me di pur vencida. entonces los niíros y los dentistas nie pare'
Por suerte, muy poco tiempo después, cí¿n detestables y los ignoraba por com-
logré que papá me comprara un nuevo par,
pleto, pero a los segundos por ohligación
y esto se dio gracias a una sugerencia del debía visitarlos de cuando eu cuando'
oftalmólogo, quien consideró que nece- Al poco tie mpo de su llegtrda, H ya se
,-{estacaba en los partidos de fútbol y en las
sitaba unos con diferente medida. Los nue-
vos eran bastante más pequeños y no tenían
c()mpetencias de silbi.los ct»r los tledosi
los oscuros y pesados marcos negros.
además, las maestras lo ant¿rban' No sé a
clué escr.rela asistió cuando viviti en otra
En fin... esa era yo en el jardín de in-
ciu,-lad, pero strs conocimientos en Historii¡
fantes, y no reniego de mí, pero preferiría
y Geogra{ítr eritn mttcho más profundos que
que no existiera mucho material que re-
l()s nuestros.
velara mi condición de niña pequeña, con
trenzas de cola de ratón, zapatos orto-
Yr pensaba que H era un niño más del
pédicos e inmensos lentes. moutón y n() nle detenía a lrostrar ningún
A[ revisar detenidamente la fotografía de interés en é1, pero esa visit'rn tendría un
la graduación, cuatro filas más arriba de mí,
ciimbio inesperado.
encontré a H. Lucía impecable, nruy bien
presentado y con una sonrisa ct»rro ia quc
ponen sólo aquellos que se saben fotogé-
nicos a toda prueba.
Cinco años después, se veía muy distinto
a esa última imagen. Conservaba aún el
Elvecino

I LJnn *nñono descubrí que Ios padres

i de H habían comprado una casa en la mis-


'ma cuadra de la mía, y eso nos obligaba a
compartir el trayecto de ida y vuelta a la
escuela. Cuando descubrí que vivía tan
cerca de mí, me horroricé. El motivo era
simple, no me gustaba que mi espacio fuera
invadido por extraños, y en aquella época
mi espacio era todo lo que arbitrariamente
había decidido que me pertenecía: mi ha,
bitación, mi casa, la calle en la que vivt.», el

{.
l)ilrquc dc krs eucaliptos que está ccrcil lle En cuanto comprendí todo el rollo de
lu cscuela, el kiosco cle revistrts.le la es- cómo llegan los niños al mundo, y íui capaz
tluina, [:r tienda de milscotas y la casa de de entender el papel que juegan hombres,
mis ¡rt r.rekrs. rur-rjeres y xmor, todo nle resultí¡ sencillo
Admito quc toclo ellt¡ revel¡ unir parti- de asimil¡r.
cular olrst'sión ir-rftrntil, y ante esto deh() Sin cnrbargo, deb,r aclarirr clue sentí una
irclzrrar quc tt-iis pa,.lres tto tuvicrou ltl más protunda solidaridad con [:rs pobres cigüe-
18 r.nínimir rcs¡,..rnsabili.lit,.l. Crc..r .1ue ellos ñas. Ignoro quién fue el responsable de esta 19

pusierotr totlo lo eltre esttrvo rl st¡ alcittlce firrsa, pcro creo que se mancilki lil ptrlcra,
¡.,r,, 1t.,..'t (l( llli llll.l frl\, rll.l \lll( lll( til I',orrdircl,rsa y desínteresada imagcn de un
por la vi,-la con los strijcientes 1¡u.'nos pírju«r que rl¿da tícl)e .1ue ver ci»r el sexo.
ingredietrtcs (tuft:;res, clecían ellos). Opor- Luego rne tranc¡uilicer, pensancLr rluc si
tunanlente r.tie hablartttt de mtrrrtl,.le ge- l¿ Naturaleza era sabi¿r, debíir tender al
trt't,'.i.I;I.L Jr. rt sl\t l,r, \' llrr. Ir,rll\llliti( l¡)lr equilibrio, i'las cigüeñas seguranrentc di-
t:r¡rbión tur:r limtt¡tla .Lrsis Je eJttcacitit't rí¿r'r u srrs hijos que a krs bebés cigiieñitiis
scxrrrl, Ito ¡rot trittgútr tipo tle reprcsitiu tr [r)s trae un serior que viene tle ParÍs. L)e
lrrc¡rricio rr ptopírsito,-lcl tcllla, sín() porqllt: esa firrma, páiaros y hunrauos se llrnzarían
!I('r,(lll( lll(rr)tl l(, \utiCi('lltCIllLlltC'ilHil(c: la pelotita, fiara n() cirer en los ittcrimrtlrs
c()nl() parlr c()llprender dc una urirada, clttc territorios tle las explicacitxres solrre elscx,r.
cuan.L¡ n,rs sent¿llll()s parir tocar eldc¿id¿¿Jo t.n fin, no rluier() cntrar a lrrcul¡r:rr si mis
:tsrrnto, ui scguri.lail delataba que tcuílr ¡l- patlres lograrorr hrcer..le mí c[ scr hunrano
gunos c()Ilr)cir)lientos sclbre la ruateria. A que soriaron, por hoy blsta cott irgradecer
mis diez años, krs chisnrcs s,rbre sex,r c¡ue 'u: huctl:1., tttttl l.LtCtttts il)lcl)( l,\ll('\.
nrerrl.leat,au por los c,.rrre.lores .le la cs- Asistía a quínto año cuitndo dcscul¡rí a
cuela, mÍrs las clascs.le anatotrtírt .1.-: Ios rIli invir.(rr-\ (L I I)( 1- L ( )lnlirll( I( ) J(',lll l-
nriércoles (a las c¡rre n¡.1ic irrlt,rl,l), nre trular)dr) por mi calle. Corrí a la hirbit:rcirin
habían provisto dc un¿ iclea trllis () Illcllr)s tlc mis pa.lres y les.lije,
cl¡rt ,.it .1rr.' Lr senrillira eril ttnrr lltttrilirr¿ -iL)cl¡cn hecer algLrJ Mi scgurid:rd cstá
|()c() crelltivil l sint¡1, rna. en riesgo.
-lQué ucetle, Antonial
s *presrnrta) personal e íntima cle anribienvenid¿ a los
mam:i sobresa ltatla. vecinos Je l¡ crrsa 1 12.
Es trtt t i,lttpr¡nt'r',, tlc lrt t'si ¡cllt, ttyrmít, El sírbadt¡ siguiente, ruuy p,rr l:r
lll) C()l)ll)illl('t() Il t ¡C\'( ). mirhan.r, cr¡an(l() siilí ¡ c()mprar cl
- l)ero iquó sucetlcl rAcaso te ha hecl-ro ¡ran y lir lechr 1,,rra el .lesayuno,
dañol lTé ha golpeailo? enconrrf ir l¡ lllrrlnir Je Ll t¡Lrc
No, mamá, es peor que eso! se ha l',rrri,, l.'. lr,'¡ ,. ..',,,. , ¡tt, llr-
trasladado a vivir en la casa del frenre. l.í¡rr cliítio s()l.re l¡r :rar:riL
-lY1y1ryry1 -preguntti mamá con gesto de Me lrr:crqLró nrrry .tmiga-
fastidio-. lCuál es tu problema/ l',lenrentc 1' Ilr seluclú:
-Que no cluiero vivir cerca cle ningún Hola, scñola, 1,,r Itrt Ll,ttrr,l Atrtotiia y
niño de la escuela. Los odio, n.rarná, los oclic,. vivo cn l¡ c¡s,r.lcl i-etrte.
*Por favo¡ Antonia, estás hablar-rilo -l loll, ,Antonirr rlij,r le ma.lrc ,.lc I I ,
puras boberías, kr mejor será que tc vayas tlle Llli gLlsto c( )lloceftc. 0
acostumhrando a tu lluevo vecino. Nuestra .{ nrí tunil¡ién, y es[]cr() que se
con versaciírn fenninri aquí. .lrretle nrucho tieurp() en cstc bi1-
Salí de la hahitacicin muy deccp- I llr r. l.r'.:rl)l\'llr'rr\ III\llllllll, '5 ll( )
cionada, con aquella serr- lr,ttr 1', n, rrr\. i,l,) Ili-,i-.1.
',,.,.
saciírn muy poco original de nres y me(li(). Al Irrrece¡ ttrr
nadie me entiende. Mi {a- tr¡rlos ntrctltn s()p()rtrlr [¡ llre-
milia y yr: hahíamc¡s vivido sencia tlc los trurt;rsnlrs t¡ue
en esa calle desde quc r.nis viven elt sLl cilsiI.
padres se l-rabían casaclo y, i Fl rn titsnr rts l
por antigiiedad, debíatnos Alr., r¡,, l,'.,'l i r.'. L¡rrL' l.i.-
tener derecho a elcgir a llllliL, llr) (rir lrii illl(lrLl,ili
nuestros vecinos. Sabía c¡re ¡rsr.rstarla, oh. írlcl, r. A.liírs.
r-ro lograría nada si pedía la Oreí tlue esrr noticir seríir
ayuda de mis padres, por Lr lrt.rtf¡l.'¡.,,r(.',,',.,rt( tl( l I. r-
c¡ue inicié una campaña d,rru conrLr pirrir Lllle -«v§
ln fhmilia de H decidiera mudarse, pero no --Nnr-rt,, cn rc:rlr,-lir,.l no.
fue asÍ. Va1,.r, iquó sr:cr¡c ticncl Pero, si nre
Una semana después, volví a encontr:ll-- ¡rermite,-larlc rrn corrscjo, tortrt, .lcsr.le ya
me con su mamá. La verdad es quc lucía las precauciorrr-s llcccsarias; si ret¡uicrc algo
tan simpática, que no puedo negar el cargir dc la fcrrctcríir, c(n gust() ia l,uc.l,r 'rl u,.l rr.
de concíencia que sentía cada vez clue me ( ir:r,. trrs, AIrlrrl)iir, .j l() t)r\e:it{r tC il\i-
acercaba con un nuevo plan para desani- saró, ¡r.liiis.
22
marla de su casa nueva. [),,. ss¡¡¡.¡¡;¡. .l¡.1.r¡1'.. 1,,. 1..1 ¡¡¡.,' r, -
Ella se encontraba lavando slr auto, en- gLríln ahí. Mis esperan:as sc tlesr':rnecíulr
tonces pasé por ahí y grité: dí¡ ct¡r clía. Finalnrentc, pensó qrre mi vid¡
-Buenos clías, señora, /se acuerda de míi clcbí¡ cor-ltintr¡lr, )- qrre la mejor,.lciens¡
-Claro que sí, Antonia, lccimt¡ estás? sería cvit:rr cLrllqrricr c()ntact() c()n H.
-Pues bien. . . c¡ no tan l¡ien. Vry cirlino Lo quc nrírs tnc prcoctr¡rabl cra el nro-
ir la terretería pc'trque nuevat¡ente las ri¡tas tnclrto tlc sirlir null,,, a la esctrr'lrr. (l¡da
han invadido el barrio y mamá me ha pc- nrañana nrc ocultab¡ tras la cortina del
.lido c¡ue compre algunas trampas. c()me(l()l-), cspcraba. A las 6li 15, nlrry pLrlr-
1¿Rator/ tual, r,cía a H s¡lir haciu la,:"cuela; a partir
-Sí, nos visitan cada dos nreses y ap:r- dc t st nromcnto, vo r:¡rnt:rhtt lentir v pirusa-
rccer pol'nliles. lNo han cntrirckr en sr-r tlrnrcnte Jcstlc el 1 lrasta cl 250: sí¡lo en-
casa / torrccs salía tle casa 1 tle encanrinal,a nl
misnro tlcstino, tonrnndo mucho cr-ritlatlo
cn haccrl,, por la acern c()lltr:rrix a la clrrc
H lr¡hí¡ c[-gi.lo. Me rsustel¡a l¡ idea de
que n()s vicrrrn cr¡minando o llcg:rndo juu-
tos. Mc incomocl¡b¡ ¡rrr',ftmclameute rlue
ll()s puJicr.lrl rel¡cionar dc ,rlgun:r mancra.
Si L,ien éramos conrp:rñcros tlt- s¡lrin, H me
rr'.r¡llrrh¡ ul) til)() rth.ulttt.tlrtrnte ajcltr,.
dist¡nte.
l,ucgo cle algunas semanas, me aburrí de tipo de posibles reacciones cruzó por mi
c()l)tilr hasta el 250, por kr que me vi mente:
obligada a cantar una canci<in pzrra gastar "Si rne saluda seré muy parca y frla,
tiempo y no provocar el er-¡r:ontrón con H. bastará con responder hola y poner cara de
Debo decir que atravesé por los más ogro. Si pretende conversar conmigo, le
variados géneros musicales. desde el hirnno diré que voy repasando mentalmcnte la
nacional hasta las cancioncs que en los leccÍón de Geografía y que necesito silen-
comerciales de tele'visión acompañaban a ci<¡. Si me comenta sobre lo frÍo y gris de la 25

la publicidad de detergentes y pañales. mañana, le haré señas para indicarle que


Finalmente n-re hastié también de canta¡ estoy afrinica. Si, a pesar de todo, decide
además, mi madre fue muy sutil al decirme caminar junto a mí, le advertíré que el
que me amaba pr,rfundamente, pero que mér.lico piensa que tengo varicela. . . "
mi talento musical le provocaba dolor de Nada de eso fue necesarío, los pasos que
cabeza. ibar-r detrás de nf aceleraron su velocidad
Sí, creo que el cansancio nre venció y un hasta rebasarme. Era H, que en nuestro
dla desperté dispuesta a asumir rni realidad, primer encuentro rumbc¡ a la escuela me
H había invadido mi espacio, mi calle, mi ignoró olínlpicamente.
vecindario y dehía apr ender a vivir corr su A la nlañana siguientc, a
rostro muy próximo al mío. las 6 y 15 salí con la
Aquella mañana salí /)) mejor sonrisa que ha.-
sin contar y sin bía logrado luego de
cantar, y al rato una hora de. prac-
escuché unos pa- ticar gestos frente
sos que seguÍan a al espejo. C--rucé la
los mír¡s. Me ohli- acera hasta donde
gué a no voltear la H se encontraba y lo
mirada porque te- asfixié con un mon-
il .ríu l, ..rtára de tírn de frases ami-
+\ que era é1. Todo t gablcs:
-Hola, H, ite has fi¡adol Somos vecinos
y var¡ros al mismo curso. S»bes quién soy,
iverdadl Soy María Antonia, me sicnto en
la segunda banca, trirs Ignacio, el que usa
anteojos. Bueno, krs J,rs usanros i¡nte(ú()s,
por eso estamos en las banc¿rs de adelante.
Tú eres H, iverdad? Te he visro, eres e[ que
se sabe todas las czrpitales de Eu«rpa y Asia.
hnagino que tu nombre no es I{, debes Ant
llanrarte Hugo o quizá Horacio. Tirl vez
Fft¡mero o bien Htiscar. No, óscar nt¡ va
con H. Es curioso, no he escuch¿dc¡ tu
nombre cuando la rnaestm corre la lista.
En todo caso, ya sabes que ¡ne llamo María
Antoni¡, María por mi mar.n¿í y Ar.rronia
por Antonio Carlos J«rbinr, un músico al
r¡uc nri ¡rupií idol¿tra... tú puedes llanrarme N,,,,',,, er¡ Lrn tipo c¡lla,,l.. Er:r uttit
l
A o, colno todo el mundr>, Tirni. iTé tumba.
nr«rlest¿ si te acompañ«rl Creo clue prefiero utilizar otra metáfora
-No -dijo H-, no nre molesra. porque la palabra tumba me remite direc-
Y estl me prreciti, porque durante las tamente a muerte, y nluerte, ¿r fantasma, y
siguictrtes trcs scrnJt.r.ts que can)inat)t()s fantasma, a oscuridad, y oscuridad, a ce-
juntos run)bo :r la escuela, no descubrí eD menterio, y cementerio, a tumba... y aquí
él ningún gesr() qu( Jcnor;rra fi"ti.li,, tr sí que llegamos a un escollo.
Jisgusr.,; cn reirliclaJ ¡6 Jescubrí,ada, H hal,laba muy poc(), pero reía mucho y
porque H jamiis pn»runció más palahras creo que eso me bastaba para guardar un
I
que Hola, Anr. cariño especial por é1. Pienso que me sentía
atraída por H, y con cso no me refiero a
que me derretía de amor por él sino que

l
llarnaba mucho nri atención su manera de príncipe y tuvo que besar a la pesada de
hablar y su manera de no-habla¡. Andrea, que hacía de Blanca Nieves, mien-
A vcces pcnseba que habíl ur) viej() guar- tras yo miraba el romántico espectáculo
dad,¡ dentro de una cáscara de niño, incluso disfrazada de enano gruñón.
llegué a imaginar que era un enano, pero evi- H era además muy delgado y llevaba el
dentemenE era demasiado alto para serlo. cahello cortísimo. Tenía Jr rs ojos, una nariz,
Bueno, qLizá n,) cra tan alt,r, pt'r,r Jebía una boca y dos orejas. Con esto quiero decir
29
alcanzar al menos 2Ll ccntímetros más arri- que era bastante normal, sin embargo,
ba que yo. iY yo? Irues dcbo decir que tenía Andrea, Carolina y Claudia, las detesta-
r¡n tam¿rño bastante compacto y manejable. bles, pensaban que era eI mejor exp(]nente
Me refiero a que t()rlo me quedaba rnuy a masculino de la historia de la primaria del
Ia mano. Efraín, un anrifático corupañern Instituto San Isidro.
de la escuela, solía decir que mi cara estaba Para mí, él era H y punto, mi amigtr
relativ¿rmente cerc¡, r-le mi onrl¡ligo, rni cue- silencit-rso.
llo muy próximo ¿r mis rodillas, mis orejas El camino a la escuela y el obligatorio
al sr-¡elo. . . compartir del aula de clases nos convirtieron
No lc., puedo negar, yo era de las pequeñas en huenor antigos. Lo que en un inicio fue
del curso; la número dos de la fila. Desde un intercambio de satuCos, de a poco fue
siempre fui tamairc mascota. transformándose en palabras, en gestos co-
Conservo todavía los disfraces clue usé munes y en mucha risa. Sin da¡me cuenta,
en las fiestas especiales cuando estuve en un día cualquiera yo había olvidado que H
el jardín de infantes. Jamás pude ser prin- era un insoportable niñr¡ y lo había adop-
cesa o bruja o rey mago, siempre me tc¡có tado como nri amigo.
hacer de ratón, abeja o pollito, sin olvidar Siempre llanó mi atención su manera de
el estúpido disfraz ,,le Pulgarr ito que nre expresarse. Y es que lo hacía utilizando
otorgír el apodo durante algur-ros nrcscs. palabras muy poco conocidas para mí;
Al ver una fotografía en el álbt¡m, recuer- recuerdo que una vez mientras hacíamos
do indignada que, en una de l:rs presen- una iarea en casa me di¡o: -Ant, me gusta
taciones del iardín tle infantes, H hizo de nrucho clrre tu madre sea tan desprendida.
¡\l r':,r rrr lr.l ,..¡r lr;rsr., )r, ( r(.r (luc nri dos rne llamaban Toni, pero H era el único
trIr,llt t.(5titl)il l(.sl)l.cl )(licl r,.lt I cn peclazos
(
que había decidido llamarme Anr.
un:r ¡;lrcd, pclrsé que c¿rnlinab¿t tor-
r'( )r))( ) Cuando caí en cuenta de su patraña, fui
pcmenre y que daba la impresión de que hasta su casa y toqué la puerta, H abrió y
caería en cualquier momento. Creí, inclu- antes de que pronunciara ninguna palabra
so, que su blusa se había descosido y que irrumpÍ ccln un ofensivr-r griterío:
se le notaba la ropa interior. lmaginé que
-iSabes lo que es estol -le pregunté'
H se refería a que mi manrá le parecía muy mientras le enseñaba un pequeño libro' 31

despistada; en fin, no supe qué decir. H me


-Sí -dijo inmutable-, es un diccionario
miró y concluyó: inglés-español.
-Quiero decir que tu madre -Pues sí, y isabes lo que encontré en la
es muy generosa, Ant. primera página3
Sí, H me hablaba con -La letra A, supong«r.
palabras muy diffciles, y a -Lee ac1ui, zoquete, dice: Ant Hor-mi-
veces lne sentía tan aver- ga. l-fú lt.l sabías, verdad/ Lo sabías y te bur-
gonzada que evitaba pre- labas de mí, y yo como idiota celebraba tu
guntar sus significados pa- originalidad, incluso he firmado en mi pu-
ra no lucir tan ignorante. pitre como Ant, sin saber que me estabas
Pero hubo algo que no tr¿rtando c()mo a un bicho. iG odio!
debl dejar pasar'. . . nunca Fue la primera vez que vi a H reír escan-
cuestioné su manera de dalosamente, mientras repetía la palabra
llamarme. lnrmiga, homúga.
I
En un ini- -Bien -dijo entre risas-. No me parece
I

I
cio, llegué a Jcl toJt, JescabellaJo, eres pequeña,
pensar que lo delgada e hiperactiva, pero creo que, si ele-
decía de cari- giste ese camiho, deberías investigar un
ño, incluso poco más, Ant.
me parecía -No me vuelvas a llamar Ant, bicho
original, to- malagratlccid.r.

.|;--¿¡}¿
*Bicl'ro... biclro... l¡icho...
bonira pala- eliminar el diccionario y echar todo al ol-
bra, tre gusta.
vido; pero no podía, lo uno porque el
Salí como un trueno de casa de H y pensé
diccir¡nario era de mi papá y lo otro porque
que esa sería la úlrima vez que hablaría
con aún recordaba la risita burlona de mi ve-
é1.Sólo que algo retumbaba en mi cabeza:
cino al que ya ni siquiera quería nombrar.
lqué quería dec ir con muestigar tut poco
nusl Los días pasaron sln que H y yo volvié-
En todo caso, pensé que más me valía
olviclar ramos a hablarnos. Si de casualidad nos
aquel episodio si no quería arruinarme
el encontrábamos en la misma ¿rcera rumbo
resto de la vida.
a la escuela, tracíamos como si fuéramos
Pero no Io logre fácilmente, aquella
tarde dos desconocidos.
estuve a punto de llorar de pura rabia,
me Jamás se lo dije, pero aún con la rabia, lo
seniía decepcionada; luego de haber
acce- extrañaba.
dido a conipartir mi terrítorio, mí calle,
mi
pitrquc, mis hisrorias
c0tl H, descubría
por pura casua-
lidad, que se había
burlado d'e mí.
Si ese diccionario
inglés-español no se
ll-rbiera cruzado por mis
rnanos, janiás habría entra-
do en é1, no habría rondado
por su prímera página en la
que aparecía en letras ne-
gritas, como las hormig:rs, Ia
horrorosa palabra Ant.
Por un insunte, me pro-
vocri destruir, q uenl¿tr,
,J
- .' ,i.', i .."
r','.q
,/_G<r¡a+,-o
'zv¿ca@fu-

ii

diccionario

Po.o ti.-po después, H llegó hasta mi


casa. Abrí la puerta dispuesta a proferirle
todos 1os insultos que alfabéticamente tenía
guardados en mi memoria (desde asno, ba-
boso y canalla, hasta zopenco) y, antes de
que lograra hacerlo. nre Jijo: \"
-iSabes lo que es esto, Ant I -y levantó\
con su mano derecha un libro grande, de
pasta dura y con al menos siete millones
de páginas (está bien, exagero, quizá no
eran mds de 800).
-lCrees que soy tonta? -le contesté con
rni infalible risa irónica-. Es un diccionario.
lr'Irrlr.i,r, ¡rr [,rr ttu lrrry rrlgo rlr¡c puede rrmiga que jamás he tenido. Por favor,
¡ lct(,iiIl§,
devuélveme la alegría tle tu amistad. Tü
St, ireclcrl, nrc cr)tregó el rliccionario, y
arrepentido vecino: H".
sc lirc, tan tranquilo e indiferente como
La idea de que el elemento que estuviera
sicntpre.
separando las páginas del diccionario fuerá
-No lo haré, no lo haré, no kr haré .-pensé una carta se desvaneció en mi menre. H
yo, r.nientras dab¿r
'¡ueltas alrededor del iar- tenía rrna letra fatal y era un chico de muy
dín--. No .lhriré cstc Jie cir rn¿rriu, nt, lo huré.
pocas palabras, por lo tanto sería muy ma- 37
Tianscurriert¡r cinco ntinutos y, para e¡r-
lo a la hora de esc¡ibir.
t()nces, ya tenía Ia certeza cle que nre
daría Ent<>nces, otra idea surgió en mí: quizá
por vencida, la curiosídad nre l.rabía.lerro-
aquello que se escondía entre las páginas del
t.rdo. Tbmé el grueso lihro y senrí que rraía
diccionario era una rosa roja. Esa escena la
algtl en su interior que seprrraha sus pági-
había visto en numerosas telenovelas: una
l)as.
rosa aplastada que hacía suspirar a ql¡ien la
De inrnediato, nri coraztir.t sc aceleríi v
encontraba. De inmediato, me imaginé
pensé que H hal¡ía ir-rtroducirkr c,r.-l
lib.,, entre ¡rétalos rojos aceptando con cierto aire
un¿l (.ilrlJ lrilril l)lí. Lrt int;rgirrr.; etr
un ¡apcl de seriedad las disculpas del arrepentido y
t'litrrco,_ inr¡ec:rhle, perl nrl.l(), (.,¡n
per- adolorido corazón de H. Llegué a pensar
fecta caligrafía L"n rinta azul, cerrri mis
ojos que, de a.aó.rrrr. la rosa, la conservarfa
y pretendí imaginar lo que H hLrhiera
es- junto a mí por el resto de mis dlas. Dormida
c rito para nrí:
con ella bajo mi almohada y aspirarfa su
"Pt:r favo4 perrióname, María Anronia,
delicioso aroma, hasta cuando comenzara a
despedir el espantoso olor a aliento de perro
, sl es necL.sari0, im- que arrojan las flores secas. Y pensé qu¿ si
plorarte, que vuelvas a
alguien alguna vez me preguntara: "lQuién
ser rui atniga. Té ex-
te regaló esa rosa, 'forri?", yo sonreirla y, I

tr¿tñ( ), tenece- adoptando el papel de mujer rnuy impor-


sit(), tc a(lmiro,
in tanre, contestaría como en las telenovelas:
IV eres ia mejor "Es un secreto, no te lo puedo decir".
l
",
Tánrbión t'slrt i,lr,r ,, , ,lrrr¡1,i, II era mar y con ut-ta frase sobre la arena cluc .li-
clcltr¡sir,l| ,,,,i,,I,t..I,r ( ()n)r) [)lIrzl c()rtaf Ia iera simple y llanarnente Perdón.
lL,r ,Ic rrr¡r¡I,Irrrrt;¡. No Iriegt) que esta última C)omo siempre, anduve muy lejos de la
r('ll(\r,,ll ¡n(] l)r(rv()c(i ciertri llislczir. fer,] reálidad.
tilnihién un gr¿rn alivio. Me refiero a que si iCrar-,do abrí el diccionario, encontré un
el espírrtu ecokigico .le H kr convertíil en palo de helado que hacía las veces de sepa-
rador de páginas Muy emocionante, lnol
38
un chico incapaz de cortar Lrna rosa, para
mi suerte, tampoco se atrevería il irpl¿rstilr Muy divertido, lnol Muy ingenioso, inol
il
dent«¡ de un cliccionario a r.lna lagartija o Sentí nuevauettte qLre la fi-rria invadía cada
a una araña. uno de mis 132 centímetros de estatura.
Mis posibilidadcs tle encontrar alguna Estuve a punto de salir cle casa y lanzar
prueha románticrt dr'l rtrrc¡rctttin)icnt(| pr()- el pesado libro de kilo y medío contra la
veniente de H casi desapirrecicron, inst:r ventana ile la habitaciírn de H; pero' por
que otra brillante i,.lea me asaltír; sLrerte, la cordu¡a nte contuvo y subí rápi-
"lCómo no se n1c hahíe rrcrrrriil, rtntcsl damente las gradas hasta llegar a mi habi-
Un tipo tan c()rt() de ¡rrlahnrs srguntnrcntc tación.
recurri(i a rrr)r tllrjctil ,.lc l,rs r¡rre vcndct-r Cerré la puertir y me dispuse a descubrir
en los ccntr()s conrcrcialcs, ,.lc ir..¡Lrcllas clrre qué rayos qLrería H que investigara en el
ya traen lcls ntctts:tjcs cscrilos", |cttsti etutt- diccionario de la lengua española.
cionada. El palo de helado marcaba la página 52
Con cl libro torlavíir ccrrlr.L) cr)trc rlris
y una I.uancha de chocolate había caído
manos, intenté imaginar c(rnui scrírt Lt tllr- sobre la palabra anticuario.
jeta. Quizá llevaría la ilustracióIr rlt urt,rsittr Revisé detenidamente todo el listado de
palabras que aparecían en esa página:
o de un perrito o dc Lrn gatito o,-le utt ¡,rt-
jarito o de un elefnntito t¡ cle uu... il¡ustu ¿,nttcípar, anticuLtdo, ttnticuario, dntícuerpo,

de bobedasl, sentí ilue tantr¡ climiltLrti\'(r IDc


dntídoto, d¡ttif dz, antipctsto, dntipático, dntoio,
syl¡r,1,,*rt, at¡orcha, d\úurb... en fin' no me
provocaba náuseas. Preferí imtrginarllr cort
sentí capaz de comprender el mensaje.
una fotografía; tal vez un atardeccr cott s,rl,

-qth '

I
'lorLr
ti¡ro.,[' lrirrlr,¡ri.'l;rtlc§ (.r.u:(i Ix)r nri Por suerte, unas líneas más arriba del
n¡('ntc: "lSct li (ll tc I I nlc r¡triso tlccir t¡rrc lc
complicado dmor, encontré la palabra
l)iuczc() Lt¡úipúticLt! lScr.:i quc sc lc anuyrr a;mistrrd, y su significado me devolyió el
Irurlarsc Jc nríi , () {lrizj lc ¡r:1r¡71¿ ¡¿¡ ¡¡¿
aliento:
que me sugiere usar un dn[i/¿rz],,.
Poco faltri paril que me volviera loca al
Amistad (del lat. Amiciria) s.i. Relación
tratar de arar los cabos sueltos que nle colt-
afectiva ), desinteresada entre personas.
dujeran a descubrir el mensaje oculto clue 41
H me había entregado. Aquella noche me acosté con la cabeza
Llegué a pensar que se había equivr.rcaclcr repleta de ideas y palabras; sólo una cosa
y que ell lugar de ta 52 debió nlarcar una me hacía falta: claridad.
página anterio¡ la 46, porque en ella apa-
A la mañana siguiente. a las 6 y 1-5, pun-
recía claramente [a palabra anror. Leí
¡rlusa- tual como c¿lsi siempre, salí rumbo a la
damente su definiciítn comrr ir-ttcntanrl() una
escuela. Il apareció Ce inmediato y me dijo:
salida a mis dudas sobre [a intención de H:
-Hola, Ant.
Amor (del lat. -Hola --contesté, y a partir de enton-
Amctr, -oris) s.m. Con-
ces permanecí en silencio durante varios
junto de fénóment¡s aibctivos, emocir»rale.s
minutos.
y de conocüniento que ligan una pcrsona
Antes de que llegáramos a la escuela, me
a otra, o bien a una obra, objeto o idea.
detuve en el parque de los eucaliptos y le
di¡e:
Sí, está bien, había escuchado a lt,s ma-
yores que el amor era complicado, pero -Tlaje tu diccionario para devolvértelo,
nunca imaginé que lo fuera tanto. Aquella H. Lo siento, no encontré aquello que tú
piensas que me podría interesar.
tarde decidí que jarnás me enanroraría tle
nadíe, porque rne desagradab:r imagínar Saqué el pesadlsimo libro de mi bolso y
gue alguien pudiera provocar cn mí lo puse sobre sus manos. Él me miró y no
fenó. dijo nada. Se sentó en la banca y comenzó
menos afectíuts.
a pasar las páginas lentamente.
Dcspués detuvo su declo índice en una
ser una hormiga o una flor. Tír cliges. Y<-,
palabra, me pidíó que me acercara y me
sólo espercr que siempre elijas aquella que
di.¡<.r:
sea mejor.
-lSabes qué dice aquíl De vuelta a casa, esa noche, volví a re-
Me incliné y Ieí en voz aka la palabra visar en mi pequeño diccionario todas las
anturío. palabras que iniciaban con dnf, y luego de
-iSabes lo que es/ -me pregunró. pasar muchas páginas pensé que amigo
42
-No. debería escribirse ct¡n H.
43

-Es una flo¡ como esas -dijo, señalando


a un sector del parque donde había cientos
de unas hermosísimas flores de color
rosado.
-Ah... ,respiré aliviada-. Enronces lo
que quieres decir es que soy como una
hermosa y delica.la flor silvest. . .
H colocó abrupramenre la pahna de su
mano sobre mi boca, impidiér-rdome que
conti¡luara con mi discurso y, muy firme,
me dijo:
-La palabra ant¡¿rio comienza con anf . Lo
que quiero decir es que tu nombre puede
LaGeografía

La 1".ci4,,, que H tne,-lio con lo .lcl


diccionario .lcjó muc[r:rs inqr.rietudcs etr tní.
LI¿tstir eDtonces, mi ctlutacttl ct¡ti ese li-
bro se halría limitackr a las tilreirs..]e
la escuela, es clccir, a consullar
srilo atlLrell:rs palahras
qrre ll nu,:stra sugería.
Janrás se t¡c oc urri(t
,-lirigirrne espontánea-
mentc nl tiiccionario para
enterirrnle de lrl que traía
r-lentro. llueno, debo liacer
tunir correcciritt, sí hubo una
oportunidad en la que recurrl a él en busca
Él me miro, sonrió v nle contcstó con un
del signilicado de una palabra.
sonoro "acePttl".
No me atrevo a repetirla. . . em una pa[a-
H era uno Ce esos alumnos que haría
brota, de esas que se escuchan cn cl cst¿dicr
sentir realizado a cualqtrier m¿restro en su
o en un insulto de auto a aut() () cn itlgutrirs
tarea desbrutalizadt»a en favor de la
películns que pasan por televisiírt.r. Es urrir
humanidad; pero estoy segura de que todo
que hace referencia a. . . No, pcrciín, no
Io que H sabía no necesariamente corres-
me iltrevo ¿ repetirla. S(rlo lo conlieso por- 47
ponclía a una diligente y notahle contribu-
que n() cre() ser lil única persona en el
ci(rn de los profesores. H leía' Con frecuencia'
nruntl,, que ha pasado páginas y pírginas
lo veía entregando buena parte de su tiem-
dc un .liccionario en busca del significatlo
po a los libros. Nc¡ me refiero a los libros de
r'lc rsir palabrota.
la a krs de Ciencias e Historia'
Y lo pcor ile todo es que cn ac¡uella t,¡rnu- "r.u.lr,
hablo de los otros... de aquellos que ha-
niilad llegué h:rsta la p:iginl (rt3.f y nre en-
bitalr en las hibliotecas o en las librerías'
c()ntrc< c(»r r-rna descripcitin Llr-rc n)e rlcja) nr¿is
Cuando un día me preguntó si yo leía' le
ct»rti¡nclid¿ que al inici,r.
Cuandt: [e comenté ¿r H sohre esta his- contesté con un "por supuesto" que retum-
toriir, me clijo que alguna vez él tanrbién ha- hó en toda la escuela. Luego me dijo:
leer, quiero
bírr lrecho lo mismo, pero que en el caminrr -No te he preguntado si sabes
se r"rlcontr(i con ()tras palahras qUe le srhcr si sr¿eles leer c,'n frecuencia'
pirrecicron mucho más interesantes. Me La utilización de ese sueles me resultó
rc¡ritió térrrrinos c':utto púrpura y puntul. simpática, era una más de esas palabras
extrañas con las que H acostumbraba sor-
-l Las conoces I me ¡rrcguntri.
Un poco ilverg,rnzada, tuve que decirle prenderme. f

con se-
que no. Días m¿is tarde, me acerqué orgu- -Claro que suelo -ler'tontesté
llosísima y le ..li¡e enfática: I guridad, para luego retroceder y admitir
-Nccesilr ) que seas mi puntal en el .leher que leía mtty Poco o casi nada'
dijo relaja-
rle Geografia. -No te preocupes, Ant -me
dcr, algún tJía los libros serán tu puntal'

I
tltttlle de la distribi¡cíón política, física e
Yr no cra una mala alumna, lo jtrsto sería [ ¡l ¡1,grírfica Jel rnaParnundi'
decir que estaba en el promeciio, mis llotas Sin err-rbargo, continuamente yo 1o en'
eran lo suficientennente buenas como ptrr:r frental,t ¡ stt fracaso como maest[()' Aú11
no repetir el año, y lo suficientemente ma- recucld() lir r¡casitin en la qtle cotltestó, etl
las como para que mamá sufriera un po- ¡rlena cluse, con total
convicción y stll-
quitín en.cada período de exámenes. Sólo .,cncia, q,," e[ río más importante de Asia
49
una materia se había convertido e¡r mi m¿ir- era el Et'erest.
tirio permanente: Geografía. Cada vez clue El mío crt un caso perdido, sien'rpre lo
me enfrentaba al nombre oficial de un país s r-rf L'.
o de un río, de una montaña, de un conti- Y ir pesrrr de tt'das las explicircioues'
nente... caCa palabra me sonaba a chino. ¡1'¡l;¡1i¡ ¡¡,r c,)lllfrend() el ltán pttr etrnr-
Y a esto hay.lrrc surtt¿trlc utr plicar l:ls ctrsas: pienstr que si ttn país se

llama Re I tit'tic a de
do itrrlicahrr t¡rrc cl Ilalunra. su caPital
maest[() c1e Geo-
/i-
..lt't,erÍ¿ ser Cir«L¡tl de
grafía, e[ señor Ol- \ f .¡.[rr,¡.r. r' el PnnciPal
medo, se había ¡í.'Jel¡eríe ll¿l nr.r ¡se
planteado comcr
reto (ie vida que
yo comprendiera
y aprendiera cada
Gran Malumu, y su moneda deherí:r scr r:l de
la b cle burro y la t' ,le vaca Estoy seguro
iteso nnlumittr, y los habitantes dcl,crían se r
que la vaca no se cnojaría si a partir de hoy
llamados malumítas, y sr¡ m()ntaña nl:is
la llanrár'rturos brrca, y el burro no se mo-
represcntativa debería scr el Alto N4r¿l¡¿r¡r¡.
lestaría si hoy lo denon-rináramos vurro'
Pero no, he llegad,r :l convcn('c¡ nte (l(' de la
que hay una intcnci(rn rrnivers¡l ¡ror l.rrrr- Que H compretr.liera y disfrutara
Ceog.ufi,' ttle restrlt<i n-ruy práctico e[ día
tizar a los paíscs, rí()s y mo¡rtrilrs corr Irs
etr que cl nlaestr() C)lmedo tne enviír una
nonlbres más coniplicados y tlil'ícilcs tlc 51

recordar.
,rr"" .,rpaaiul ptlril Lluc pLrcliera recuperar
v,rni,. pr.,,rt<r. perdi,'los en un examen' El
Para H, por el contrari(), lu (icografía no
Ilabajo ctlttsistía en.libtrjar en Lln gran
sókr [e resultaba fácil, sino (esto cs insólito)
.".t.i urapanttrncli, con nombres de
le parecía fascinante. Y es qLre H teníl "l
países, caflitales, océilnos, mares, paralelos
espíritu de viajcro, el planeta no lc ¿rlcan-
y n,eri Jirn,rs; y e tr e l extremo inferior del
zaba para cun.r¡.rlir con todos st¡s i¡nhelos
cartcl .1ehía escrihrr la cifia aproximada de
de viajar y cor)()cer lugrrrcs (y nr()ntañas y
la poblaciírn mLrndial.
ríos y demás).
A sinrple vista, parecía
Sólo había una materil que lo ilsustahl. . .
tl tl trabajo sen'
[o espeluznaba, estoy segura c]e t-lkr, mc cillo y fá cil
¡efieft) a Ortografía, y para conrpcnsnr a l,r de resolr'et
atüraleza, en ella yo mc sentí¡ torla ur-r¡ pero no
triunfadora. fue así.
H no tenía idea del lugar clt,ntle .le[,ía
colocar una tilde o una coma o r¡11 punt()
seguido. No podía diferenciar entre una s,
unacyunaz.
Suenan iguirl, Ant nlt'.lÍjo Lrn tlílr , ntr
sé por qué tanto interés en buscarles I¡s
diferencias. Y si te fijas, kr nlismo sucede con
Enciclopedb de «tmputaciím: fascbub 2'
El
En cuanto llegué a casa, me acerqtré ir l:r
d"lhr r, Abnaruu4ue mundi'4l' " ¡Ahí
biblil¡ecu quc tcníanlrs er.l una hirbilrcii»r ^*ro
[amada estudio, per() que en r-calrclad esmba! Ese libro salvaría mi tarea' Lo tomé
albergaba todo tipo de elenrentos irjcnos al emocionada y cuando me dispuse a eDtrar
la
estudio, entre ellcls u¡ra clrñ¡,.1e ¡resclrl y en é1, un gran número que se dibujaba en
porta.la me sorprenJiti ingratamentc: 1987' ,t
--

una colecciórt de sourl¡rertls cle rni papii.


La biblioteca de rni casa era rnrry linri- Pitra mi ma[.r suertc, ltt: dat<ls más ac-
-e5
52 tada.,. extremadamcnte limitada... cra tuales que ll¡dc enc( Intrar en mi casa sohre
verdaderamentc una vergüenza. Mi parlre la p,oblación del mundo, eran más viejos
era un superlector .le[ periÍrdico y cle lus que yo. .

revistas de deporres. Mi nra,,lre le írr nove Lrs Antes .le caer en angustias, llamé por
de las que venían en Ias rcvistas de rnoclir y teléfono a H y le recordé que haLría acce'
clidc» a ayudarme- En menos de
cinco
todos los libros dc cocina que sc cruzrrl,;u.l
por sus manos. Mís tias solteron¿rs tcrríir¡r minutos estuvo en mi casa con un grueso
lo c<¡leccitin conrpleta.le l,rs holrisco¡r,rs 1 libro bajo el brazo.
una gran cantidat.l de libr,rs s,rl¡rc ve lits c,»r Ties horas después habíamos concluido
olores y ()tro5 C()n guíirs grl'iticas l)ilrJ nl¡- el tleber. El dibuio del inmenso mapamundi
que-
sajear los pies. en un pliego de cartulina nos \ábla
La salvación lectora de nli fanrilia r:ran dado de malavilla. Tbdos los paíse§ tenían
mis abuekrs que devoraban tc¡da clase de su nombre y su capital con un circttlito roio'
libr< s de aventuras, de condes y cluques, Anrérica se veía particularmente hermosa'
de investigadores, de policías y juzgados, quizá por la intensidad de los colores con
etc. los que la Pintamos.
Durante muchos años, elkls realizaron Lrs En el extremo inferior de la cartulina
principales aportes pard nuestra [)ibli(rteca. coloqué la cifra solicitada y .previamente
Cuando rne acerqué a[ librero, pasé cl .ortrulrud, .l almanaque attualizado de
"r,
dedo por cada tírulo: lvlecúnic Lt popular, H: el planeta tiene seis mil millones de ha-
Algebra de Buldor, Ct¡cinemos con Krrsty, bitantes (eso quiere decir un 6 acompañado
ErrciclLtpctlfu de con\»ttucitirr: liscícuüt l, de 9 ceros). ,.;i:

/'
I , Agotados por tanta energía derrochada
pintado de color verde, y mi dedo casi lo
en la horrible Geografía, me tumbé sobre
tapó por completo.
un viejo sillón mientras H se recostti sobre
H volvió a recostarse sobre el mapa-
la cartulina que yacía en el píso. Ét nb.ií,
mundi, cerró sus ojos y comenzó a mover
hru:,1' y nrer..li¡,1:
'rrs sus brazos como las manecillas de un reloj;
-Ant... len qué lugar del mapanlunlli de pronto se detuvo y dijo:
te gustaría vivir?
Me arrodillé junto a é1, le pedí clue se
-Aquí, Ant, aquí me gustaría vivir.
Abrió sus ojos y miró el-punto que al azar 5s
retirarrt para tener una visión conrpleta de
su dedo l-rabla señalado: era Portugal, una
It¡rltr Cl ltru¡tJtl y C()rtlenCé il rec()rrer C()n
franjita color marrón al lado de España.
rni dedo índice algunos países.
Junto al circulito rojo decía Lisboa.
-Los polos quedan descartad,rs, H, me H sonrií¡ y comentó:
morirí¡ del fiío. Las islas tam[..ién estrin
-Por aquí, por aquí comenzaré mi viaje.
eliminadas, soy claustrofóbica y r'nc sentiría
No me resultti nada fácil comprender por
atrapada por el mirr. Thmpoco prdría vivir
qué H querría vivir en otro país; pensé que
en krs ¡'raíses selváticos de América o Áfri-
quizá este no le gustaba.
(,1, recuetJil que tcr)g() nrieJt, tt llt5 arañils
Me levanté, kr tomé de Ia mano y lo llevé
y li todos los bichos. Ahora tlescartaré
hasta [a ventana de Ia habitación de mis
aquellos en los que se habla un itlioma que
padres.
yo desconozco: aditis Francia, a.liris Itali¿r,
adi<is Rusia, Holanda, Japtin, China, «rda
-iVesl Ahl hay una montaña que tiene
nieve, ino te parece hermosal Mira el cielo,
Afiica, toda Asia, ciisi toda Euro¡ra, toda
/te fijasl Es más azul que el azul de las cajas
Oceanía. Finalmente eliminaré aqrrellos a
de colores iY los árboles! iNo te parece
los que se llega por vía aére:i, yar sahcs que
fantástico que vengan con pajarito y nido
teugo miedo a k¡s aviones. . . Oreo que me
incluidosl
gusta vivir en mi país, H, r'ro rnc l.novería
-Sí, Ant, claro que me gusta todo eso,
.ie aqrrí.
pero yo quiero conocer otR)s lugares, otros
Cuatrdo se [r: dije, coloqué nri tlcdo ín-
árboles y otras personas, qttiero recorrer
dice eu rni pequerio ¡raís, :rl r¡uc hrbírr
todo el mundo.
Támpoco entendí esta vez. Ycr no conocía
el mundo, pero no sentía la falta. Aquí
tenía mis amigos, mi farnilia, mi calle, mi
parque, mis abuelos, mi kiosco de revistas.
Aquí tenía a H, y ese e¡a otro de los motivos
para no querer moverme de mi pequeñcr
país pintado de verde.

Elmiedo

Mi t..,h.,i,, J., (itr ¡gratia me (ltt)rgó dos


punt()s miis en la ti,.,t¡.1e1 exan¡en menst¡al.
(.,'n e.,' . rlrti lr:r .lrcni.l,r.l. n¡i nresaJa, el
huen iirr¡1r,, ,|' nris ¡aJres \' for cierto...
mi inriigen antc del lnaestro Olntedo.
Sirr enil,irrgo, ca(la vez qtre miraba el
cartel con ci mapumundi y Rrrtugal se cru-
zaba por mis ojos, irn escalofrío extraño me
sacutlía. No quería pensar en que H se fuera
y ¡nenos aún a Lisboa, donde, luego me
enreré, sL- ha[,la un idioma qr.re ni él ni ycr
C(Jtl(r( Cl'i1( )§.
En este punto podría parece r t¡r.re H y ycr De regreso a casa, aquella tarde en que
habíamos logradcl un diákrgo ¡rcrmirnente decidí m.rstrarme absolutamente honesta
y fluitlo, pero admito que aún el p¿lr)()ranla sobre mis miedos, nuestro diálogo fue lo
no se presentaba tan halagador. En muchas más parecido a un pacto de confianza. Me
oportunidirdes me parecía quc se comu- prol-ribió clue comentara con alguien sobre
nicaba nrás fácilmente con ()tros chicos y su tenor a la meuroria y, a cambio de mi
c hicas ile la clase. silencio, aceptó ayudarme en las tareas de
A H no le avergonzrba, c()rn() a mí, ins- Matemáticas. P<¡r todos era conocido que
cribirse en todas [¿s olrrus dc teatro que mi peor debilidad en el a-ul¡ después de la
invrntah¿¡n los maestr,rs. En l,,s recreos, se Ge, rgrafía, erarl l..rs números.
la pasal'r:r metido e n las canchas dc f út[¡ol, Nuestra conversaciíln surgió a propósi«-r
como si kl únicr¡ que existierir etr el planeta de una tarea quc n()s envió la maestra de
fuer¿ un baltin blar-rco y l)egr(). En las abu- Lenguaje, en [a que nos pcdía esclibir una
rridas ficst¡ts cle cut.np[eaños e r¡ cl l',ailador rcclacción de uriixinto 20 líneas, sugerida
¡rrlr cxcc'lcncia; y est() nlc cost:rb¿r mu- p()r ullir ftrtogr itfil quc aplrecía en nuestr()
clrísinro trab:rjo,,1e com¡rrentle6 so[¡re toclc, libro, a la que e I irutot había denorninadtl
porquc y() t.ue considerrha la hermana niettr¡. Lt imagcrt tttostraba un amplitr
gemela de un poste de altrmbra.ür. Jirdos espacio blanco,
me decían que yt¡ bailaba al nuís puro estilo con un hombre
irlemárr. en medio, vestido
F{ r-ro dejaba de sorprenclerme, i, en más de negro. El hom-
de utta oportunidad n-re molcstír el hecho bre posaba con el
.le pre,rcuparme tanto por é1, por sus gustos c uerpo comple.
y,.lisgustos. tamente rígido,
Algrin tiempo tlanscurrió hirsta que H y Por un efecto de
yo pucliéranros mantener una c()trversación retoque fotogrri-
fluida. fico, su ros tro
aparecía sin boca.
Los ojos estaban
tc¡davía. Y es que esos desgraciados bichos
completamente deso¡bitados, y no sírlo me parecen aterradores. El movirniento
mostraban miedt¡ sino terror. cíclico de sus patas, la red macabra que
Aquella tarpil nos obligó a pensar en las tejen para cazar a las moscas y a los débiles
cosas o situaei()nes que podían pr(rv()c:lrn()s zancudos, y el aspecto titn poc() atractivo
esas patéticas sensaciones. de su forma, me producen pánico' Mi mie-
Para mí no ftre nada difícil porque le do llegaba a tal punto, que cuando encon'
tenía, y tengo aún, miedo a casi totlo, traba en r.ln libro una fotografía de una 61
60
El miedo rnás. . . (perdón por Ia redur-r- araña, arrancaba [a página para no vol-
dancia, pero lo a¡ierita), el miedo más vérmela a encontrar. A diferencia del caso
miedoso que sentíar era el quc sufría cada de los aviones, en que había pensado algu-
vez que me strbía a rrn avión. nos detalles que podrían salvar mi miedo y
Aún no puedo comprender cómc¡ diablos cambiar mi visión sobre ellos, en cuanto a
hace un armatoste de va¡ias toneladas para las arañas no encontraba salid¿1.
mantenerse en el ciclo como si n¿rdn. Ade-
Que los ecologistas sepan disculpar, pero
más, como ya lo he dicho antes, la claui- me darí¿r p()r satisfecha st las arañas se
trofobia me ahoga. Quizá si, durante el extinguieran.
vuelo, el pasajero pudiera abrir la ventanilla
y dejar que el viento entral-a y le moviera Cuantlo H me habl(r de su miedt¡ a la
el cabello; si puc-liera sacar la cabeza como menr()ria, no supe qué decir. Err principio
las mascotas cuando van en el auto; si en me parecki tlue me estaba «)mal)do el pelo,
lo mejor del paisaje el piloto- cliofer pudiera por l() que lo miré y lo miré, esper:rntlo que
detenerse en la orilla del ciel,-, y permitír una sonrisa lo traicionara, pero no, defini-
que todos bajetr a estilar srrs piernas y ver tivamente hablaba en seri<-¡.
de cerquita la cima de los nevados, las nu-
-iA l¿r memori¿rl Extraño, iehi
bes blancas y las grises. .. quizá así, con esas
-Nr¡ -ctlntest ó él , no es extrañ().
pequeñas variables, sería menos desa- Y dando media vuelt:r levautír su mano,
gradable el acto de volar en avión. me revolvií¡ el cabello como todos los días
El segundo nlicdo era el que nre pro- y se despiditl.
ducí¿in las ¿rrañas. Lo mantengo intacto
\
Antes de cruzar la calle, nte di¡o: no pudo ser míts
Andreíta la indeseable
-Oyi, Ant, ya sabes que s()y I»uy nralo convencional. Ctltlfesti en su lectura cursi'
para la C)rtografía, ipt rías rcvisrlr uri ttrrea
que su más grande miedo era a perder e[
antes de entregársclir a l¿ tuaestrlI Días
cariño de todos st¡s amigos de curst¡'
Rrr supuesto contesté quc sí [sil crtr ttn¡l
después se postularía p:rrar la presidencia
superoportullidad para .lcvt',lve t el f¿voi
del consejo estudiantil'
que H nte halría lrech,r cort cl tnapatllundi,
62
Debo áecir que muchas lecturas restll-
y para enter?lrme, antes que el resto de la
taron t¡illadas y monótonas; ciertos temas
clasc, Jc l()s r))irdos Je ttti :rrttigo.
como la soledad, las ratas y la oscuridad
La curiosidad me al¡t¡rclír dtlrunte toda aparecían con cierta frecuencia '
la tarde. Me moría por sirbt'r r.¡tré escribiría En cambio, otras tantás redacciones me
H en st¡ redacción sob¡e c[ Irtietlt¡i cirmo sorprendieron por lo entretenidas creaívas'
y
podría explicar clue le atenl()t'izxb¡ e§il cosil
Edrrardo Borja, Por cjemPlo,
tan etérea tlue es la meurtlria. escribici sobre el rniedo que le
Durantt ttxla Ia tarclc espcró, coli diccio- proJucían las s,'Plt'. A l¡ t''re'r
nario en mano, a que H llegara ct»r su deber que presentó le ptrs, ' el títtrlt'
para quc yrr ltr puJicra rcvisJr y corregil'. Súluame SuPerPostre' Y en
Esperé en varlo; jar-nás Ilegó esta contó un sueño repe-
Al día siguiente, antes de errtrar a la clase,
titivo, que ha sufrido desde
le di¡e: que era casi un bebé, en el
*¿Y,..I Té estuve esperxnLl(). que se ve Iiente a un Plato
-Discúlpanr., AItt, lcllltillé h trre,,r ntuy de sopa de fideq. Cuando
tarde y le pedí a mi mautá quc mc ttyudara está a Punto de llevarse a
con la Ortografía. la hra la Primera cucha-
Ya en la clase de Lenguaje, cada uno pasír rada, la sopa se convierte
en su turno a leer stl brcvc ct »lt¡-rosiciíln. en un monsmlo acuoxl que 1o
La mía, que he relatado ya, se titulaba O¿]irr atrapa con sus ffdeostY lo lanza
-
los atsíones, dentro de un abismo de coles
y'espinacas.
Lo único que le salva de esa 1-.r'5¡¡¡¡¡1, .t FI cr »rcltryír su ex-
la aparición repentina de un hél',re Il¡r.niidcr p()s ic i('r 11 c()n una
Superpostre, que es un gran l.trnrl,rc de fr¿rse t it I-r c()múlt y
helado con capa de chocolate y nariz de corricnte que me
cereza, que le extiende su musct¡krso ['rrazr¡ decepc it,nti en lrr
para salvarlo de los tentáculos del nrrns- míis profr.rnclo. Ntr
t.ruo de sopa. niego r¡rtc su frase
64
"No todos celebra¡on la rerl¡ccir',n cle era att(tittticir Y iuttY
Eduardo, probablemenre porr¡ue uo la sr'ntitla, pet() cre()
entendieron, pero qrrienes hemos sufriclr tluc cs,, lo htthicra pttdido ciecir cualquiera'
[a persectrción de la sopa espesil ,.lc hurina Dijo irluo cotntr: "Ti'tlto llluchtl a la guerra
de maíz podemos solidarizarnos y suLlñ() con trtl ttltlllclt, tle paz para esta y
col.l st-t ten]()r. las ¡,rírx itnas getlcrilc iotres".
Para buando llegír elturno Srr ttrhljo nlcr('ci(i cl irplauso de todr¡s'
cle H, la curíosirlad me Lr nurestra lo felicitó tanto por el tenla como
-Ii¡nri por su nragnífica capacidad de redacción.
hahíir invatiirlo.
su cuatlerno, sc rr l¡icír Ytr t.r. lplatrdí Ace¡'to que su lectura me

en lrente dt-l sirlí,n v co|U]t0r'iti, Lrer() nrc sentí engairatla' Sólo


leyó el títukr tle sr¡ com- yo sa[',ía rluc H hahía rehuido al tema que
posición: Las abominublcs err r clrlicl:r,-l kr atcmorizaba: la memoria' Al
guerras. misnr() I iempo, ttn¡ mayot ctrriosidtrd me
De inmediato, pasri a lccr un asaltír: ,'prrr qué Ll octtltaba?
breve relatr> en e[ t¡ue tocaba Es¡,cró lrasta la lrora c]el recre(), me acer-
temas como los bombarrleos, [a qrré a [i e, irónica, le dije:
muerte cle scres inocentes, la -Bicn. H, ntrry hit'n, te felicito, nos con-
destrucciírn y el horror que, día vcnc istc citsi ir todrls.
a día, retrata y transnlite la H nrc nrirír, grtardó itrs libros en el ptrpitre
televisirin sohre l,,s países qrre ) .lli,i sin tlecirnrc n¡da. \ir [o segtrí, lo
se encuentran en esa situaci(in. Itlcllllct< en el f¡tio v lt'recllmt<'
-iPor qué mentiste, Hl
-No he menrido -contestó-. La idea de
vivir una gue¡ra me da mucl-ro miedo.
-Sí, a mí también, pero tú me habías
dicho que...
-Que nada, Ant, no quiero hablar más
sobre el tema.
66 -Pero, H...
-Por favor, Ant. La verrlacl
H continuó caminando hasta la cancha
de fritbol, donde se juntó con orros chicos
y se alejó hasta que lo perdí de vista.
En los días siguienres, H no volvió a
lr
referi¡se a ese asunto. Cuando cualquiera
lo felicitaba por la supernota que la maestra
le había asignado, él agradecía, sonreía y Dí,', J"rl,,,ér, cu:rtr.lo casi l.rabíamos
cambiaba abrupramente de tema, más aún olvidado cste inciclente, H me invitír a a[-
cuando yo me encontraba presente. lr)orzaf ir su casa. No había Irada de extraño
En un principio, la intriga y la incerti- en este gcsto: en múltiples oportuniclades
dumbre me dieron oportunidad de pensar yo habírr ct»lido en su casa y él en la rnía.
en los cientos de razones por los que H -[ Iry rrlgui,-'n J Lluicl) tc quicro pre:en-
habría preferido no referirse a su temor tar -n)c clijo cmocion:rdo.
real a la memoria. Luego pensé en la posi- quiénl *le pregurrté-. iTienes zrlgún
-iA
bilidad de que H me hubiera menrido y primo guapo tle l2 años cn adelantel
li de que, en realidad, sintiera miedo única- *Nacla de eso, Aut, es una sorpresa.
mente a las guerras. Aquclla tarde fui a su casa; la mamá de
H ter-ríu listo el alnluerzrt para los dos. En
ningún uromcnto vi a nirdie ajeno a la familia.

li

I
Pensú'cntonces que quí:á esper:tbltr a un
la cas¡ ,.lel irentc v jlrntÍs nte casarL< c()11
inr.'itrr,.Li c¡ue a últinra lrtrra no había llega-
ella, tc lo pireLlo :rstrglll ltr.
.lo. Oulrndo n,rs levantantos.le l¡ Irresa. le
Yr lr)( ;r(('l(lll(1, ( xl( lr.ll lrri l)l.rl)t'\ frrr-
Ji¡e,
nuncié la nrilniija y fi,rrttrll itrlse tltte se
i A quién querías presentarmc I
neccsita eÍl L'st()s cilso-§: i
Verr conmigo -.lijo H, y mr hizo señas ,lrt-1,,.,,1:,r..
I lr,l:r, : r.¡r ¡t:r, Ilt( rl.r r1,1.
franl que lo sigu iera. Ell¡ nre ¡rirír c()rl dlll:tlr¡ v llle cr)nttsta):
Strhinros las gr,r.lus y nos.lirigimos hacia
Ll:intaurc E..lelrnir¡ l dattte t¡n l'csi,,
ullir l\ll(l(ir(( l r,¡J.r. H t,,. ' i ¡¡¡¡¡1 \tlJ\'( L il( t
Ant, » rirt.
1,, sirr r'sper¡r c( )n tcstací(')n1 ¡hriít lll puerta Luego se volviír f¡ar:r tnirar a H v le tlijt¡,
1'entrir. L)etrís tlc ól pasé 1'o.
L.n LL hlhit:rcitin, sentx(lil frcntc ir Irt vetr-
-iYa has contitLr, Nicrnorl Té vet, nltl-v
delgad,r. Sí tienes hitnrl're , tcllg() ilnils gll-
trrnrr, estahl una mujcr muy rlclgada de
llct::s dc irvcnll en el cajírtt tle mi nlesita.
c¡[¡eil.., f,l¿nc,r ]' l)r¿n()s .rn uga.lísiuras.
-Soy H, ll,tr,:la, )'1t() tc pre()ctlpcs, ilc¿l-
-H,lrlrr, ri[.rrell, icrimo estirs/ Jijo [1. h,-r tlc ir hlor:ar.
L.r mr-rjer voltrir, sonriir, abliúr sus br¿zo¡
No pLrde soportrir la ctlric,si.latl y nlc ilccr-
v c()llt cst a): qrré tliscrerenrcrltc a H y le prcgtrnté prir
_Nicrrxrr', l'rijit,,, .1ué ulegría nrc (la verte.
qué stt uhtrelrt 1,, ll¡tral¡rl Nicano¡.
]--l sc r¡crrcLi, lc.lr,, rrn bcso en la mcjilh
y c( )n t ír] ua);
-Lit ¡l¡Lrellr es mtty ntlll:i pafal los n(lm-
hres ntc c()nttst(') cll \/o: mlly bajita-, rltr
Soy i1, ahrrcla y hc tr:tíek; rt Ini rrnrig:r
krs rect¡crd¡r colt flciliJatl. Bueno, la vet-
Antoniir parlt que tc c(lr)():cl.
dad es cltre la ¡l.Lrcln recrter.l¿r nlil)'p()c¡s
-iAntonial iEs tir Irovia, Nic¡rrorl iTL co.;r.. h,r ¡er..li,l,, l.r l)'( lrr')riJ
vas a c.lsirr con elllr l -pre guntti l,r ¿htrela
[] tomír utr pesit.lo lil,ro que reposabil
rurrl,serie.
sohr.- la mesa .le n,,che 1'dijo:
[ [ r, ).',r n0 I,udinros corrtcrler ll carcrrj[,.lrr.
PontL' cómoda, ahuela, el capíttrl() (le
Él .li¡,.,
",rt,,,,..,r, hcly es un pt,co largo.
-No, irt rre l¿, nl,.la de eso, Alrt()r)iu es uri Y r me setrtti .'n le allirrtthr:t y n-re decliqué
illlligil; \'rlr)()s jrrntos .t la cscLrcla, r,ive clt :r ohservar catla.let:rlie tllle se presentabzr
ante mis ojos. FI se colocír iicutc a Ellelnrira ll lectura. Se itcercci a ll veutat'ra, corrií:¡ [a
en un banco de mader¡ 1' conrcrrzri a leer c()rtinil y colocó uua nrtlnta sol¡re Las pier-
en voz alta página tras página cle un lil¡ro nas de su ahucll. Erl silet-rcir¡ mc sugiriti que
que, segúu su portirtla, se II¡rlabu Morr¿,. saliéramt¡s de la habitacií¡n.
No soy capaz de repe tir o dc tle scril¡ir [¡ Nos dirigimos hacie el jar,.lírl 1'ellt()llcL-s
historia que H leyó. No puse [¿ miis nínima H contcstír rr totlas las pregtllltiis que 11()
atenci¿)r a sLrs lúreas. lirtlos rnrs sentidos ¡lcat'rcé ¡ fr¡rmula! per() LlLle ilotal¡ati en
70 estaban despiert()s y oricrltall()s rl rostro de mi c¡rl¡cz¡.
71

la abuela Jc H, rlrrr' ,rlrl í¡t .tt" lr( (lrr( ir( '\ rj( ,r
' -Mr ,,l,ttcl., h,r ¡,. lJi.l,' lir Irlell)t'riir,
cuando quizá algún pase.je lL- 1¡i leetrrlr Me cLrnentti clue no hubo uu incidetrte
llamaba su atetrciótr. Luego coLrcabir srr especial Llt¡c pr()voc:rra esa situlcióll y t¡tre
arrugado y l1aco dcd,r ínr,lice a l¡ ¡lrur¡ rlL: si Lr hal¡í¡, él rro [o conocíir. Sitnplentetlte,
su mejilla y, poco a poc,r, el dcclo rec,r¡ríe un.1í¡ su ¡l,ttell coutenzti a olvi,-larse dc
su propio carlino hasta tr()pczlr c()n un() las c,rs¡s.
de sus lal¡ios. Mc corrtt'r r1lre, el principio, olviJ¿ih¡
H no h.rbía :rlcanzacl r ni la c¡rintr prigirirr ilcintle hal,ía rlcjado l:rs llrlves, sr-r llolso, el
del libro, cuando el sucrlo vcrrció rr E,lt.l- peine; luego se tlier.»r cttenta.le c¡ue le ctls-
mrra. trrba trabltjo rccor.lar a.ltrcllo cltre había
Un rt»rquido leve ale rtri a II, succtlido Lrrlrls l-)or'¿s atrirs, aye¡ la senratr:l
que de innre diato ín tc rrrrnrpiti ¿ntcrior.
-\ir caí en ctlenta de ltt que pasaba cuan-
do l¡r,r[,trcla,.lclti tlc.lecirnre qtlc y() er] stl
nieto prcteritlo. Quizli ya tr,r [o recucrllir.
Cuanclo yo eru uriis chico, ca.la Jomitlgir
iba ct»l ullmíl a visit:rrla Apeuils llegaha il
su c:rsrr, corrí¿t hasta la cocitta y llle ¡brazaba
tle sus piert-ras y 1e tle cíl: "lMc has
exrlrrñatlo, ¿buela/". Ell¡ nre subía en sus
[,r¡:os y rlre (lccí¡: "(]irtllii tlo extrlñarte si
ercs mi preferido". Er¿t un sccre to
Al decir esto, H se alejó y camin(r por el
entre los dos, un secreto que el jardín. Yo preferí no seguirkl; en la riltima
resto de Lrs nietos sitbíÍ1, pcro
frase qrre había pronur-rcia.lo la vt>z se [e
la abuel¡ kr ncgaba c()n rrnil
había cortado. Imagirré que lloraba y que
\ mentrrri concilied.,r¡: " Los quería estar solo.
l'd qrricr, r ;r toJos p,rr iguul". Lir
Me incorporé y dije:
abuela nre enscñó ¿¡ leer, a
juga¿ Las tardes
-H, yo creo que tu abuela sabe quién eres
escribir, a dibuja¡, a y cuátrto la quieres. Estoy segura de eso' I
de vacacio¡res l.ne sentaha en sus En ese momento, creí que lo más con-
rodillas, abría un cuenro y me lo leía en
veniente era retirarme. Dije un "gracias por
vc¡z alta. Solíamos ir junros al par<¡ue tiel
la invit¿rción", acompai'rado de un "adiós",
pueblo y esperábamos a qr¡e [a lranda tocara
y nre detuve rtn seguntlo frente a la puerta
y tocara y tocara su música para t()do el
del jardín.
pírblico que se reunía en las calles. Me
H, aún cle espaldas, levant(r su nr:¡n() y
contaba historias, me pein:rba ci.n mucha
entendí ese gesto como una despedida.
agua, me compral,a tc,das las gol.r5i¡n5 ¡1¡s
Aquella noche en nri cama lo comprendí
mamá me prohibía para evitar krs aguieros
todo.
en las muelas. ivfi abuela amaba los iihrr.,s:
H tcnía n'Liedo a ser olvidado.
por eso, ahora que ella ncr los puede leer r
no recuerda ninguna historia ¡asa.la. srrr.
yo el que leo en xrz alta para ella. No sé si
mañana lo recuerde y eso me entristece.
Cada dla cuando entro a saludarla, me
siento frente a ella, y aunque me llama
Nicanor, Armando o Gabriel, sólo pretendo
que grabe en su mente mi rostro, que no me
olvide y que, si exisre un espacio en su
memoria, conserve una sola frase: "Té
quiero, abuela".
La fiesta

Lu.; ,.,rrr,r. ,iguientes intenté persua-


dir a H para que habl¿irarnos sobre los
recuerdos, sobre el tamaño, la fuerza y e[
lugar J.,n,.le habita la nru)l()ria, per() cn
cada oportunidad H encontrír la manera
de escabullirse del tema. Finalmente, tlecidí

,, que quizír era mejtlr no presionarlo. Ade-


r.r.uis, pensé que a mí tampoco me gustaría
,/ hablar y hablar sobre arañas, avioues o -J- j
fantasmas, aunque debo admitir que, para .-, -
ese momcnto y luego de todo lo que había:.
viviJo junto a H, mis mieclos m"."rrltrbí.,
ri.líc u l, 's, lthsttrd,,. c in:iglrilir.rnlcs..r'
olvidar el asunto. Si bien no lo
logié, al menos pude dejarlo de lado.
7'Una mañana H salió de su casa con
una
fonrisota y camino a la escuela sacír de su'
bolso un sobre y me dijo:
-Toma, Ant, esto es para ti.
Abrí el sobre y recordé aquella ilusiírn
76
de meses atrás, cuando soñaba con recibir
una carta o una tarjeta romántica de H. ¿1 llcns¿rr que el
único personaje que no es-
Saqué la tarjeta y nuevamente nli ilusi<iu tarí¡ ir.rvitaclo era San Isidro, porque con)o
se desvaneció. cstab¡ convertido elt r¡llt estatua a la en-
La tarjeta tenía una ilustración del H<¡m- trad¿r tlc l¿i cscuclu, lc resultaría difícil
bre Araña y decía en letras rojas y azules irs is t ir'.

"Te invito a mi fiesta". V,lví a s¡car la invituciín del sobre y, al


-lQué es esto, Hl ver rrl Honrhre Ararla, scntíque me ¡rareal.t.

-iNo lo vesl El sábado cumplo 11 añ«>s Jarnis imaginé que H, cor toda su ima-
y voy a dar una fiesta. . . eStás invitada. gen tle clrico inteligentísinro y casr adulto,
-Cracias. escogicrir para su fiesta ¡ u11 tipo con ridí-
No pude pronunciar una sola palabra cr¡l() trnje rojo-azu[, lanzant]o telarañas h¿r-
más, En cuanto llegamos a la escuela, FI se ci¿ los cclificios cercan()s para trepar a las
dedicó a repartir in- az()tcas de l:r m¿rnera ntás cor.nplicada, en
vitaciones a todo Iug,rr .1,.' utilizru urr i(ll]lliD y c(trri('lltu
el niundo. Llegué a sce n sor.
Arle mírs, me pareciri dc muy mal gusro
qtte su héroe Lrreferido fuera una represen-
tacirin dcl biclro que más mieCo me pro-
voca: la ¿rraña.
'lirclos krs chicos y chicas de la clase
tenían su in.¡itaciíln para la fiesta.

... - -- :- -i
-1Quién es, H? lDe quién estás enamo-
Il conlentaba ¡ror t,rdos la.l.rs cosils r:rdo/
col (): H n-rc ahrazri por primera vez en la vida,
-Va .livcrsióll
a lraber couri.la, música y me dio un beso er-r la frente y me dijo:
por horas y horas. l'ueden llevar traje tlc Tr.l,rvírr n( | tc I' ' nrreJ( ) JCC il rllri(,r( ) qr¡e
baño, mi papá tendrá lista la piscirla. Miuttii sea una s()rpresa; por favor, espera hasta
alquilará dos pelícrtlas del Honihre Araha' nlañana. Sírlo te pucdo atlelantar que me
La fiesta comeuzani ¿r las dos de la tiudc. gr¡st¡ L1e vcrdacl y que nos comprenciemos
7B
Yr odiabir [¿s fiestas. A ltts.liez rtños, t)tt muy hien.
sabes si asistirás a uua ficsla ctl lit tluc r:tr Nos clcspcdimos y llegué a casa hecha
estúpido payaso te ttbligará a h:rce r uríl pa- un putiaeür tle nervios. No ¡rodía evitar
pelones tlelante de los invita.l, rs o si, ptlr cl pensar Llr¡e esa niira ¡rodía ser yo. Cuando
contrario, llegarás a una liesta en Ia clue trr H h;rhía rt calcadr¡ "nos comprenclemos
compañero dc escucla itttentitr¿i l,tsarte mrry l,icn", eslr frasr. parccía
Dr¡rante totla la scmatra, H ntt ltizo InÍts .lirigi.l., rirrie;ur:errtc l ru í.
que hablar de sus preparativos, que si la lntelltó Iracer rncnroria y
música, que si las hamburguesas, que si la rect,rrl:¡r si alguna vez hahía
ropa que llevarír... en fin, duratrte csos clírts, vis«r a II ircercílndose a otra
H se pareció a cualquier chico, uretros a é1. niña con particular aten-
El día viernes, cuando t-rc¡s tlespcdíanit,s ción, ¡rero no lo tenla pre-
al regresar de la escuela, H me tonr(r de las sente. Siempre me había
manos fuertemente y me dijo: parecido que H se acercaba
a todos por igual y c¡.re con
-Ant, no te lo lrahÍa dich,r antes, pero
tienes que saberlo. Estoy enantorado. Es a[- la única c¡rre hacía una dife-
guien quc me gustit muclr., y Inañ;tllr, elt renci¿r em contligo.
mi fiesta, le pcJiré Llue scir nli lloviit. Durirnte la tnr.le probé to,Jos
l
Me quedé como la estatua de San IsitLo: los peitrrJ,,r ¡',.,sihles ctt tni
blanca, fría y palalizada. Lo único r¡rre atiné com¡lic,rclo cabcllo de corte hon-

a decir fue: go. Dcsharaté ttxh el armario en


mi cuerpo. Lo sentía latir en mi frente, en
mis roclillas, en mi garganta y en tnis brazos.
No sé si los cardiólogos hayan estudiado
este fenómeno patológico, pero la verdad
es que cada vez que nriraha a H, sentía que
e[ coraz(rn se escapaba de nris dominios.
lmagino cl ue si
esto en realidad
sucede, lo m¿ís
probable sea
busca de algúr-r traje que me f¿l\'()reciera. que el corazón
Hasta ese día nt, nre hahía pre,,crlfaJr', de pida a cua l-
mi ropa, de nris:apatt,s ni de nli peina.h: quiera de los
tr¡do eso siempre nre hahía pareci.Lr cu¡si otr()s órganos
v ridículo. que lo cubra
.{l día siguiente, Jie: nrinut,.'.:rnte. Je durante su ¿rusencia.
las do-. de la tarde, llesué a su cils¿:ume¡- No tne sorpreutlería qtre el hígat1o, el riir(rrl
gida en una falJa ens l un¿ l-lu¡¡ a:ul que o t¡nt, de los pult.nones tt¡vieran qtre aban-
me quedaba dilina. H estaba raJiante. donar temporalmente sus puestos de tra'
No atiné a decir otra cosa que: bajo para suplir al corazón que estaría com«r
-iFeliz cumpleaños, H I loco, dando vueltas por el estómago.
H me miró con unos ojos en los qtre creí Sí. . . ahora que lo recuerdo también sentí
adivinar su gran amor, me dio un luerte una especie de latídos dentro del est(rmago,
abrazo y me dijo: y c()mo nunca creí el cuento cle las mari-
-C¡acias por venir, tú no podías faltar posiüas, asum«r que finalmente enc()ntré mi
en este día tan especial. ¡ropia res¡uesta. Luego tle este primer en-
Luego de esa frase, mi corazón se -.alió cuentro, le entregué su regalo, lo abrió y
de su lugar y recorriír to,l¡s los g-.pacics cle pus() cara de me gtsta mucho, aunque creo
que le debiír parecer patético. Era un libro
Por primera vez, quise tomar una actitud
titt¡lado Trucos de magia paru atlolesccntes.
fcmenina. Caminé por todo eI jardír-r imagi-
Durante toda la semana previa a la fiesta,
nando el lugar más romántico que de segu-
le pedí a mi papá que me llevara a buscar
ro H elegiría para confesarme su amor.
un regalo para H, pero al parecer anduvo
En silerrcio, mientras H continuaba con
corto de tiempo y el viernes en la noche
krs últimos detalles de decoración, n:re re-
llegó a casa con amplia sonrisa de padre
petía mentalmente la frase adecuil.la con
generoso y comprensivo, y me dijo que había B3
82 la que contestaría a su propuesta:
encontrado el regalo perfecto para mi amí-
guito. -Vaya, H, nle tomas por sorpre'sa, jamás
imaginé que tú...
El libro elegido por mi padre me pareció
Esa frase me pareció muy frívolar, entt»r-
horrible, nada más lejano a las intenciones
ces pensé en una actitud más ingenua e
de lectura de H. No añadiré más detalles,
insegura; qrrizá eso resultaha a(ractivo:
sólo puedo decir que entendí perfec-
tamente aquel concepto tan trillado de la -Oh, no sé, no sé, tengo miedo, H.
No. Sonaba horrible, además H tendría
brecha generacional.
un miecb más que sumar en mi larguísima
Entré a la casa de H y comencé a des-
lista. Luego pensé en algo que denotara ntás
cubrir toda la decoración azul y rojir con
seguridad como:
globos y telarañas en cada esquina. La
ffgura del Hombre Araña aparecía en todas -No nre sorprende tu petición, H, me
hahír tlrrJ,, cuent,r JesJ. Iritce ticnrp, '..
.

las ventanas, junto al equipo de sonido, en


el pastel, en los platos, en los vasos, en el Berlg.t¡l lnsoportahle. Quizá algo más
cr¡nvencion:rl fuera rrportuno.
mantel, en su camiseta. Había, además,
cientos de arañas de cartulina negra que -No sé qué decirte, H. Rrr favt¡¡ déjame
pensar y el Iuues te avisaró.
complementaban esta sin&ll¿r decoración.
Parecía qrre esa frirse, uuiversalmente
Desde ese momento, preferí mantenerme
c<¡nc¡cida y utilizada, ya había pasado las
a la máxima distancia posible de esos ani-
suficientes pruebas, y por ese motivo resul.
malejos, que, aunque los sabía de papel, me
taba ct>nveniente. Me deciclí por ella y la
provocaban cierta repulsión.
repasé cien veces h¿rsta aprendérmela de
lrlem()r-irl prlra n() lr:llbuce1rr ti l¡ ll()ril dc sll
fantil. Me di cuenta de que tenía dibujos
c()l)tesi(il].
de animalitos en todo el f::ente y una sobre-
La getrte c0ntellzti a llegar Protrto totl,-rs
falda con vuelos de colores rosa y celeste.
krs conrpaireros de ciasc, lt,s Jel cltrl..Ic
Disimulaáamente me acerqué a un ba-
tL'ltr(), los vecittt)s, ,rlgtrtr,s chicos y chicrs
surero y lo eché sin piedad, no sin cierto
eL'otros crrrsos, l,rs primos tlc l1 1'trtr tltoll-
resentinriento con mi madre que a esa hora
t(il) lle.lesc()n()ci.los (¡¡r¡¿ urí) cstrth.ttt e Ir-
no había descubrerto que yo ya tenía casi
tru l,r piscina, lii pcl()t:r tlc iúrbol, el ct¡rripo rvio E5
1 I año: y esl ab¿ a punt, de lener n(
.le strni,.Lr y lrrs ¡,e lícLrl,,",-lel Hotnhre Arlrñrr.
Tbdos estaban disfrutando muchísirno de
Yrr nrc st'nté jttnt,r rt Ill rtl,rtclrt EJclntila crl
la fiesta. La írnica que no lograba relajarse
el jar,-lírr, cir¿r[¿ur,r. r.lll lilt!) s,r[¡rc srls
era yo. Igr-roraba el mt¡mento en el que H se
cscitsÍsinios recririrJrJs .lt gcrtte Llut l'() ll()
acercaía a mí con la tan ansiada propuesta.
a,ur,r|ír, y lrcg,, se tlctuv,r etr tttrit lirrg,r, [ar-
Minutos despLrés, escuché un barullo es-
g,,. Lrrq., :!\llll\il \lll(' ll,,,llll\( ittttltttttt¡'it:
pccitl, t,,d.r: cUrr͡n hacia Ia pi'cinu.
P, lr i, ¡ r, 'tt ¡ ,.i lrl \(ll.llllil!'(l)l( r'lr(,t. r\ i\ 1,.'
Pensé que alguien se estaba ahogando.
ril () recreirr¡ ¡lgrnta t¡cctt,t,,1c srr ¡,lisl.l l lcli:.
En el trayecto, a toda carrera, me frjé que
No me nretí cn lrt ¡riscitrrr. Llevó rtri trrije
en la banca de la ahuela Edelmira no había
.lc l,¡ñ,t, l\rr() nr) l)lr' sa,ltí ctitDrlJit 1' rttt
nadie. Avancé cluitándome los zapatos y
excrrsé .lie íelldo !lrle llre serrtíii llgo rtsiiiirtLr.
los calcetines de lana. Estaba segura de ser
L¡ r,er.]l.l es qrre ¡rcusé ¡rrrtcrtrte el trlje
la única en toda la fiesta que había tc¡m¿rdo
.le baño, penr de-.ctrbrí que Arrritc,t, Olro-
cinco cursc'rs de natación y esta era la opor-
lina 1' Clirrr,-lia, l¡s,ie¡esr¿blcs, totultl¡atr cl strl
tur-ridad de salvar una vrda y de que.larme
jrinto it la piscitur critr escttlturirlcs iigttt'ts
rran(luila por cl Ie\t,l Jc mis anos c"n cse
dc clrsi-rr trjeres.
recuerdo valeroso.
Yr rnc'nriró tl-cntr,- rt un,t.le lils vclltall¡s
Llegué al borde y entre e[ tumulto grité:
quc me sirvi(r ct»rro cspcjo, v salvo por Itti
"Retírense, déjenme pas:rr". Sin pensarlo
lirlJJ itri., l.\irrc(l.r rlll l\(rle(l(r l)lli(,.
dos veces, me lancé a la piscina con mi
Atlenrás, el traje qLrc 1'o llcvaha cn nti
blusa azul y mi falda gris, y el más espan-
h,rlsrl era.le un tn,r.lt'|rl c, rt»ple trttle tr te irt-
,) toso silencio invatliti el jardín. H, afuera
me

ha-

-Pensé t1r-re al-


guir:n se alrogaba,
esctiché ei ru i.lt¡,
vi el tunrrrlto, no
sé, pensé que. . .
El Borla
Ante la hurla de todos, E.luar.Lr "el l]or-
ja" se acercír :r mí, me extencliri su 1llll1lor
rne ayudó r s:llir y me dijo,
-Qué lástínia, Tini, el ruitlo y el tumul-
t() se deben a que Anllrea irceptó ser l¡
novia de H y tockrs están felicitrin.lokrs.
Solté la mano del Borja 1'sor1é corr o quise volvcr a s:ll,cr dc H. Lueglt
r.o lv er a lu piscir-ra,
de sLr flcst¡ tle cttmple:ii'tos, sentí qtle ll()
convertirme erl ren:l-
,.1ut'rt'.r i crL'. .tl ¡llt'lt"' 'ltlrnltlc ttlr Iielltl''r''
cuajo y no salir .le El lunes siguien," .,,1i ¡¡¡rbo a l:r escuela
ella jamris. y dccidí clue no lir esperarí:r, caminirría sola'
A partir de i: se nl()rlcllt(), H del'''cría ;rsttmir
la responsahili.la.l de str decisirln' Si nt¡ me
c¡uería en su vidn, ¿rl mcnos deberítr apren-
dcr a rc-c,.rrrer soLr cl canrino hacia l¡ escuela'
Car.níné clcspacio, desprlcio, tlespacio;
creo (lue guardaha l¿r secreta intcrlci(ln Je
que H tnc nlcnnzara, pirra enttlnces yo darle
nri carl .le ogrtt.
-
=---=:
.-" !
Debí atraVcsar tocla la clase escuchando
Luego de 15 minutos de avanzar sin en-
sus comentarios sobre la importancia de la
contrarlo en mi camino, decidí correr de
puntualidad y sobre el respett.r por los com-
vuelta a su casa. Cuando llegué, toqué la
pañeros de aula, rnientras serltía clavados
puerta y grité:.

en mi cuerp<.r decenas de ojos burkrnes.


-iH, estás retrasado! iSal yal iTe estoy Cuando Ia hora del recreo [[egó, supuse
esperando!
que H se acercarÍa ir mí para darme las
La madre de H salió y me dijo:
88 explicacior-rcs que yo requerÍa, pert> no fue
-Marfa Antonia, querida, H salió esta así. Sonó la campana, lo vi acercarse hasta
mañana a las seis en punto. Me dijo que
pasaría por casa de una amigriita, creo que
el pupitre de Andrea y salieron junt<-rs
tom¿rdos de la rnano.
su nombre cs Andrea. iQué lástima que
Aquella ftre la prinrera vez que sentí la
no te haya avisado!
urgenre neccsídad de que el niundo se de-
Por segunda ocasión, en inenos de tres
tuviera hasta qr.re yo pudiera comprender
días sentí que me convertía en un bicho
lo que estaba sucediendo.
miserable. Corrí con todas mis fuerzas, pero
Me sentía st¡la como una ga[ina.
no pude llegar a la escuela a tiempo. El
Bueno, en realidad no sé si las gallinas
maestro Ohnedo me recibió con su mir¿ida
se sientan scllas, pero la comparaci<in me
severa y con la poco creativa pregunta: "iSe
resultó bastante convincente.
le pegaron las sábanas, María Antonial".
Carlliné hasta la biblioteca y
me senté en una banca. Tomé un
libro que se encontraba en una
mesa cercana y lo puse frente a
mí para que la gente pensara que estaba -Yo sé lo que t.. pasa, Toni, estás celosa.
leyendo. Pero no estaba leyendo, qué va, Me tomó varios segundos entender l¿r
estaba pensando en mi turbulento fin de palabra que el Borja había pronunciado:
semana y en mi espantoso lunes. Pensaba celosa. Cuandt¡ la comprendí, sentí que l¿r
en H y tenía ganas de llorar. sangre subílr de ternperatura en micuerpo.
A partir de ese día, todo cambió radi- -ildiotal lQué estás dicientlo? iYol lYo,
calmente en mi vida. Debí acostumbrarme celosa/ iDe qué, o de quiénl lDe Hi lDe
90 !)l
nuevamente acaminar sola hasta la escue- Andrea? Vaya que no me conoces... pero
la; si acaso me encontraba en la ruta con a quién se le <¡cu. . . icelosa, y«r! . . . esto era
H, él corría, me saludaba de pasada y dobla- lo último que rne faltaba.
ba en la esquina de la calle 17 para luego
-Discúlpame, Tirni, pero es que nle
tomar la avenida en la que vivía su novia, pareció que. . .
Ya no charlábamos. Ya no nos yisitá-
-iQue nadal H puede hacer de su vida
bamos. Ya no hacíamos las tareas juntos ni lo qtre cluiera y a nrí no me importa. Inclus«r
reíamos como antes. puede enamorarse de esa tonta que jamás
Cada vez que lo veía con Andrea sentíii ha visto un diccionario o un mapamundi;
una rabia infinita. Y es que no entendía peor aún, un irlmanaque. Puecle salir con
cómo había podido enamorarse de ella. ella y hablar de cualquier cosa... de cual-
Un día, mi salvador y tímido amigo Borja quier cosa menos de las capitales de krs
se acercó a mí y luego de abrir una conver- países de Europa, porque estoy segurísima
sación sin importancia, me dijo: de que An.lre,r ni siquiera irnagina que
Lisboa es la capital de Portugal y que
Portugal está en [a Península Ibérica, junto
a España. No me importa lo que H haga,
no me importa que deje de hablar conmigo
como lo hacíamos antes ni que deje de
acompañarme cada mañana camino a la
escuela. No me interesa que me ¿ryude a hacer
las tareas de Geograffa ni las de Matemáticas.
No quiero saber nada de é1, porque... r c dieras cue nta de que H es mi mejor
porque. . . porque lo odio. ,rll'tlg¡r nr) t(j l\crn)il,) (lrl( JiAir. qu( (: un
y
Salí corriendr¡ mientras 1as lágrimas de idiota, porque ni¡ lo cs. Y si irc:rso kr lirera,
rabia me inundaban el rostrc¡ y las manos. l¿ única utrtorizacla pare rlccírsckr seríl yo.
Sin embargo, me sentf muy importante Tir.Lr Io.1ue lc strceda me imprlrt:r mrrcho,
porque aquella escena,.ie furia-llanto-tris' i en rieniles ?

,, teza-rabia me resultaba muy parecida a una


-Pero nre acahas de r-lecir c¡ue kr ixiias. . .
92 que había visto tiempo atrás en la teleno- iPero no es ciertol Lo odio, ¡rero no [o 9J
vela Los desamct¡ es de ltlia Azucerui. oclio, iestri cllrro/
Terría diez años y ya mi vida se parecía a
-Mnrrnnrno, la ver.lad es que nri te
una telenovela. cnticrrdo, pcro. . .
Minutos más tardc, e[ Borja volvió a Pero nada, r'ro qr:iero hahlar cr»rtigo y
acercarse a mí y, como siempre, tfmi- y,r t)l( r.rll:ti ,.lc e x¡lie trt. y .llt( .iq.r\
damente me dijo: ll¡cir'ntltr pregurrtas l¡obas. Ailitis.
-Ii,ni.
-PerJóname. n,, quise r¡uc tc sin- Pt¡r sul.tresto, horas nrírs tarde, crrlirclo
tieras mal, sólo pretendía quc charláramos lLrgré digr'rir mi triste diákrgo con cl Borja,
un poco y que, si querías, nte contaras lo solrtí urlir vcrgrien:a horrible. El pol,rt sc
que te estaba sucediendo. Pero, por favo¡ hahía accrcacl,, con la nrejor intcrrcirin tle
n() te enojes cot-unigo, ya he hrintl¡rnlc srr solidrirítla,.1 y yo
enterrdido clue H no te in'r- Io había tr¡tadt¡ con.ro a rrn
porta, que su noviazgo con trap!) rle cocifl¡.
Andrea te resulta indife- Al día siguiente 1legLré
rente, que es un idiota y que a la escuela, me irproxi-
lo mejor que pudo pasar es lnti ¡ él con c¡ra..:le arrc-
que se alejara de. ti. . .
l)entimiento y le pedí
- iiQue r-ro me irnporta?! .¡ue me .lisculpara. E[ Borja
iiQue no me interesaJ l st¡rlriír dLrlcemente y me ,-lijo,
iiQue me ¡esrrlta indi- _No hiry problemir, Tbni,
ferentel ! Pirrece quc no y:r es url rtsunto olvi,.l¿do.
Me alejé más tranquila, pero su última
frase me martilló en le i.abeza durante horas
y horas; "Ya es un asunto olvidado" . iCó-
mo era posible? lSe podla realmente olvidar
un recuerdo desagradable ?
No tenla muchos amigos, me sentía ho-
rriblemente sola. El único rostro amable
que me rodeaba era el del Borja, pero ya ha-
bla sido 1o suficientemente ridícula con é1, El listado
y pensaba que seguramente ya no estaría
interesado en escucharme.
Por suérte, estaba equivocada, el Borja
no sólo me extendió su mano cuando tuve
que salir de la piscina en casa de H, sino
que, en medio de mi soledad, aceptó escu-
charme y ser mi amigo. De alguna manera,
volvió a extenderme la mano.
Insistí, con toda la terqueclatl ima-
ginable, en clue yo er:t capaz.le sacar de mi
Una tarde, a la salida de la escuela, me
cubeza todo aquello clue pudiera afect¿rrme
atreví a preguntarle:
o simplemente molest:rrme. El Borja, sutil
-iCrees que sea posible que yo olvide
c()llro era propio en ó1, [o dudaba.
ciertas cosas que me hacen daño?
-Y bien, Toni, iqué es exactamente lt'
-iEsas cosas tienen r.¡ue quieres olviclarl
que ver con H?
-En realirlad, un poco de todo.
-Mmm, diga.
mos que sl. -Quizá exista una posibilidad de que
puedas olviclirr a H. lTé parece si escribes
-.Entonces la res.
,c11. !¡l plrpel «rdo [o que quieres olvidar de
puesta es no. Creo
ó1 y lrrego lo discutimos?
que no podrás ol- 'nte
Si, ¡, rrecc.
vidarlo.
-Prres entottces, nan()s a lll otrrlt, tlrliira- -Cuando me
n¡ u()s verenlt)s. tú cor) tu lista r'1,¡.r lraró saludaba cc»l ut'r
un¿ nrí1.r. . . sacudón de cabe-
-,( ierlial, B,,rj.t' A.í crlmlr:rllircllri,' il)- tlo.
lirn.n¡ci(ln sobre nuestros prírxürtos olt itlos. {uando me presen-
A.luclla tarJe escribí t»i list:til,r t'tt tllt:i tó a su abuela Edelmira.
h.ljir tluc lrrego se tr¿nsli-.rurír t'lr ilos v -Cuando me
lLrcg,r en tres. Irl proceso no firc n¡tlli llicil, dijo que yo no le
.1.'r,. r tl,ri,ltl.. l rtt lr r,.lc rt r.,,til.tr [i( t r( r(, )llt- parecía t2rn pc -
[\,|liil.l,' (l(. l l nr, rtrl¡,t] \l\' -,,t)ri\.r- ( \l), 'll- queñ¿1.

tiineas, que lrrego sc convierteu elr tlost:l]- -Cuando nle ayud(i


gi¡s trist()nas. a dibr-rjar cl nlap¿rmun-
Unll tras otra, l¡ls líne,rs se sttlll,l[.,tn ell .li.
nll l irl L.r .le llt,t r:sti!,l. irjl¡,1,' Lt nt.'rrl,,r't,i. CuanJo cargó
(luan.lo irl ilía siguiente ure jtttrtó cotr el mi mochila hasta la
Borja, me prJíir qrre yo itticiar.r cotr la escuela porque yo me hirbía l¡rstimado Ia
enut¡lerilci(in. rodilla en un juego .le hasquetbrtl.
No conrent:rré todos los rccuerllos incltri- -Cuando decidió crnvcrtirse en el no-
.1,,r.lI rI 1'r1r¡ l. ¡,q'¡. '.[ l1¡s t¡ li: tlt tf, rrlrttrlr... vio de Andrea.
Mi papel ,.lecía: -(luando me guardó el secreto de...
Y,, Mar Ant,'¡ti.¡,.-r ttri-.lir':.¡¡l1rr f .i¡ ¡¡
il hueno, un secreto que sólo H conc¡ce.
meses, c¡uicro t¡lvirlltr: -Cuar-rdo nie prestí) su blcl para ir a
-Cuanllo H decirliúr llamamre Anr. c()mprar el azírcar, pan, queso y leche que
-Cuando H y yo hal¡lábanios st¡hre nr¡cs- Itt:rnlri net t :ifrhir par,r r )fr(L( r ul r c:rlé ;t ltrtt
trr¡s nriedos. tírt:.¡uc llcglr,,n dc s( 'rlrL.J.
-Cu¡rndo, en el exrmen de Mtrtr: nt¿iticas,
me pilsó trn papelito c()n lás respuestas de Lcí dcte nidamente mis recuerdos mien-
todas las preguntas. t ras cl Borja me esc,:chaha .()n atellcí(in.
( )r¡ando tenniné, me dijo;
-CulnJ,, nre prt.sl(i stt Jicci,rt|irrt,,.
-No entiendo, Toni, /Por qué c¡uieres )ir rro soy tan espontáneo como H.
olvidar a H si ha sido ttn buen tipol Y() ttnlp(|L() \(') ttlr lenlenill.r Ct,l)l,t
-No pretend.r clue lo enrienr.las, Bi¡rja, Arr..lrca.
sólo quiero que me :ryrrtles a olr,idar toclr Ahora no quiero saber nada .lc ella.
eso. H no existe en mr vida, ya no es nt:is Y) tampoco quiero saber naila de I'1.
mi aruigo, está detnasiado octr¡raclo en ser Quién lo hubiera dicho, el Borja y yo trni.
el novio.le Andrcrr. QLriero rtlviclar qr.ie ltr ,k rs ¡ror la misma desgracia: e[ amor in'Lptt-
99
cxtnlil() y que me hirct'f¡rlta charlar ctrn é1. sil¡ lc.

Quier,-r olvidar que 1o quiero mrrcho. Mcjor l)esde aquel día nos pnrmetimos no ha-
léeme tu listado. lrl:rr ni de H ni de Andrea; pensában.ros que
El B,,rj.r rhri,i ru'l ¡r¡clir, ' nrrv ncrlLrcrjr ) ..'s,r nos ayudaría a olvidarlos. Ntt sé si lo

v cscrito c(»r perÍr'cta caligralía. Mc nrini, Iogramos o no, sírlo sé que al ment¡s había
se sonrojír y dijo: cncontrado un nuevo irmigo y ya no me
Yir, E,-luardo, rqrrienr olvi,-lar a Au.lrca. scntíx sula c,-,nlo una gallina.
iQuéee eeel iA Andreal iJ'1i... ? No lo El Borja y yo teníamos un pacto que ha-
puedo crcc¡ lpor c¡ur< no me tlijiste antes? híamos sellado un medio día, afuera de la
-Por f¿rvor, Tirnr, no ,.ligirs rr,i.ll, no se lo cscuela, con un helado de chocolate. Ese
he conta.Lr it naLlie. La únic¡ tluc lt, sabe pacro era real y ultrasecreto, jamiis nadie
('rc\ l ll. s¿rhría de nuestro ¡rrimer fracaso en el an'rt¡r.
H.l Borja estahu enamoruth tle ,A.n,.lrea t)e hecho, catla vez que queríamos reférir'
Lr ¿.lcte-s¡,rblc, Y vo... enamora.l:r .le H el nt¡s a H o a Andrea, lo hacíamos utilizando
.lctest,rblc novio ele l:¡ .letcst:rhle. Aquella un cócligo creado especialmente para e[los:
ltre la prirnera vez qrre lt, recoturcí, y kr [rice cn nuestros cliálogos llamábarnt¡s a H "el
con mhs r¿bi¿ rle la rlt¡e halría senti.lo el Hombre Araña" y a And¡ea "la mosca"
,.1ía de l.r fiesra tlel Homhre Ar¡ña. (porque había caído en las redes de la ara-
-An.lrea nunc¡ 5c fijó cn mí. ña); con ese lenguaje, estábamos seguros
-H tampoco se tijír en mí. ..le que nadie sabría jar:rás a quiénes nos

-Yr n0 soy tan alto como H. rcferíamos.


-Yr tampoco s()y tan alt¡ cor.l-to Antlreir.
Es justo señalar que e[ Borja insistiti en cres nruy ¡requeña.
que llamáramos a Andrea "ln mariposir" ya *IY tú, Tbni? iMe habrías elegido a míl
que ambas, mosca y mariposa, podían -Támpoco. Eres bastante orejtin.
cumplir con el simbolismo que habíamos Esas dos confesiones fueron la mejor
utilizado, es decir, las dos eran susceptibles de que el Borja y yo seríamos ami-
de caer en las redes de la araña. Entendí g,rs por ntucho, mucho tiemptl.
perfectamente la intención del Borja, pero,
100 por más enamorado que estuviera, no l0l
podlamos perder la visión que nos juntaba
en contra de nuestros enemig()s emtrcio-
nales.
Con la misma fuerza Cel Borja, yo re-
chacé su propuesta de un sobrenornbre tan
dulce, colorido y poético para Andrea.
Luego de horas y horas de discusiones, y
de un salomónico juego de cara o cruz gané
la batalla y "[a mosca" se consolidó en su
posición.
Cuando alguna vez sentí que la nostalgia
me rondaba, recuerdo que le pregur-rté al
Borja:
-lPor qué el Hombre Araña no se fijó
en míl iSerá que la mosca es mejor qrre
yor,t
-La mosca es la mosca, tú eres tú, y
punto.

-iTú me habrías elegido a mí, Borja?


fin de clases

Trur,r.u.rió uproximadarnen,. u., *a,


y medio, y aunque no había ctlvidado a H,
al menos me sentía mucho rnejor. Ya no
me afectaba en lo más mínÍmr'¡ carninar sola
hasta la escuela y de vuelta a casa. Ya no
me ponía tan furiosa cuando veía a Andrea
asfixiando Ia mant¡ cle H en el recreo.
El Borja se había c()llvertido en mi amigo
del elma, r)os entclrLlíamos casi periec-
N u estras ¡requeñas diferer-rcias se
'ían h¿isicamenre a su gusto por los bi-
Y cs .¡r.re no io hc dicho, pcro e I Borja
trtt coleccir-¡uista irpasionirc1o tle t,rdr¡ lt,
qLle n)illier,l n)enos de cinc() centínlctr()s y
tr¡vicra scis () n)íl¡ |irfas; c()n ell() y() en- ¡r'cnrkr fuera una bicicleta nueva pDrque
lir r-¡ue tenía, la que alguna vez me había
tcn(lí¡ periectirnrente qLle toJ:rvía sintier¡
r.¡na cspeci¡l atriiacia)n por lrt ilcttst:rtLrle l)r(.srado, ya estaba vieja y quería sustituirla
ltl()sc a. l)or una más rápida y moclerna.
Mu1, cerca .le .1rr.'tcrminarr el lño csco- -lMás rápida/ rPara qué quieres más
vclocidad? lPara llegar tan pronto como sea
lar, t,rdos nr¡s :rlistriiraurt¡s Pirr:l lir Ir¡di-
104 (ir)tr.rl liL:l:r¡.lr'lllr lr .t1,,,. IL (\ir,,l")t ltt. I,, ,sil'lc a c¿-¡ de AnJre¡ l

ni.laJ, l:r gnrrr retrni,irr ser-írr urr srii-lJo en


Il sonrió discretamente con mi comenta- 105

[i(, v v(, me murdí Ia lengua para nr) \eguir


cas¡,-le C)l¡Lr.li,r, crr llri aiircrls.ie l;i cru,-l:rrl.
..liciendo l,oberías. Luego añadió:
Un .líl ant'ss.lc Irr ticstr¡, n)c s()rprellrlia)
qrrc H se accl cirrir a trií ¡rlrr:r ch¿r'[ar: Si l¡ien -2lrás a la fiesta de fin de añol
no habíe Jcjatlo tlc ser nruv irtento ),c()rrlilrl -Pol supuesto.
Lr )nl)ti{i,.1.
-lTé llevará tu papá?
',1. .1,1. 11Ii,,i,i stl lI,\i.r-,',)r.(,ll ..Sí, supongo que sí.
l¿ Ilr,sc¿r, nuestr¡ rlistancia era eviilcnte.
lCrees que pueda ir contigo, Ant? Mis
Se ¿crrcir a l¿ s¿li.ia.le lr escuel¿ v urc
.'1i.¡o, ¡r;¡pá' ticnen un cUmpromiso nrañana y no
Flola,,,\nr, iyrrs rr tu casirl iPrcd. ca- ¡rodrán llevarrne.
nrin:rr contigo? -Claro, H, iremos con mi papá.
Sí, cl¿r,r. -Y. . . ipuedo pedirte otro favor?
El coraz,in nlc llrtílr a tlicz niil por hora, -Sí, dime.
lRrd¡íamos pasar por Andreal
!.e ro Io,.lisiurulilt ¡ perfe.: tunrente. Me nrrr-
lest¡b:r nrr¡cllísinro .¡ue cs() nrc suceJierir
Mi respuesta debió ser:
iNi pensarlol iPero qué es 1o que te has
Jes¡'rués de tanto tienrpo.
inragir-radoJ Que la mosca se vaya volan-
Ett cl trr:1..t,,l,.,l,l'rrr,,,' lq .1'';¡'.i¡¡ i¡¡¡-
portrrnci:r. Me contír LlLlc sus ex¿inrr-:ucs tlo, ese bicho que es tu novia no pondrá
jrrrnás un pie en el auro de mi papá que,
finales I'rabían itlo uruy [,ie n y quc su ¡ra.lre
le había oiiecitlo rrn ¡rrc¡rio 1.,,r su ren.li- ¡ror herencia farniliar, es mi auto, ¿lo en-
tiendes?
¡¡riento. Me dijo c¡rre él rspcrabrl clu('csc
I'cro nri respuesta sorprendentc fue:
l)csde que vi a H en [a tarde, creí notar
-Clalr, H, mi pa-
pá no tcndrli ningún crr su rostro clne algo [e preocupaba, pero
rro cluise clarle importancia. Sin enrbargo,
¡rrohlerna. A las cuir-
tro de l¿r trlrde pirsr,l- cn el transcurso de l¿r fiesta kr noté distante,
rerlos ptrt ti. con-Lo extraviado.
Cerci:r de las 9 de la r-roche, hora en clue
-iGracias, Ant, sabía clue pt,.líri contar
rrri papá pasaría por nos()tros, H se accrcó
contigol
ir ¡ní como h¿rce mucho tiempo no Io hacía t07
( I)l() ('n Illlcill"\ \ icj¡ i- ll( lr)11(r§, .rlr ll-
y nre dijo'
diír mi c¡be lkr, r¡c,.lii¡ ttn beso cn lir frente
Anr, rre,. c. it, r hl bll r r ,,ntigo.
). illrl r'. (lc ,lc.l,e.ltr".. Illc .lll( ':
--Y tus exámcnes finalcs, iquó tali lCuán- Dirne, ;.r r( cJe ,rlg,,/
r.() s¡caste en Geografial Mc piJi,i que silliérrr))(,{ JljarJírr, .r' prr'o
Sut¡rré 9, sírlo ure erluivoclrté etr l:l nruy serio y continuó:
cxlellsia)n de Oceanía. Adiírs. -lRecuerdas que te dije que mi papá me
Ir ¡[,íl prometitlr uu premio/
No, no cluise amitrg:rrlne la t¿rrle. Yr sírlo
nos iluedaban di,s tlí¡rs de clnsc y ltregtt -Sí, lo recuerdo.
\,cnLrhíarl 1as nlar¡r,illoslis v¡caciot-rcs sin H, -Pues esta m¿lñan:r rne kr ha da.io.
siri n'roscn, sin naestnr C)lnredo, sin Cieo- -Té f'elici«r, H, lclué t¿l Ia blcl nueval
grall.r y sin Matemílticas. Ver ir AnLlree tel-) -No, nt¡ es Lrna blcl. Es un boleto de
irvií¡r't.
tcrc.r Llt tní r'lrI Ll rlltitllr, .rreriftt ir) ,llll('s
..lel grat.r descanst, de dos mescs. -lDisneyl iTe vas a Disney de vacacio-
tl .:il',rd,r [,'r llt ir¡rrle H. slr t't()viÍt \'\'() rrcs/ iQué emoción, Hl No olvides enviar-
rlrc ur¡a fc¡to tllya con Pluto.
hicinlrs la cntra.ia triunfnl a la fiesta tlc
fin clc año. No me tletencltó en cletalles, la -No, Ant, no comprendes: mi papá nle
hrr inscrito en Ia escuela en los Estados
reuni(¡n resultci mís rlivertida de ltt que
[ ]nidt¡s, estudiaré todo el próximo año allá,
yo esperirba. AI Borj:r se le rtcrrrri(t llevar
u rr a cír rrrar¿¡ fo to grii ti c a p';r tt innor taliTar
viviré en casa cle mi tío.
(conro él dccía) ,.:a,.1a dct alle de uuestril Yr cor-rtinual¡¿r sienclo muy torpe para la
(;c()urafíir, perrr sabír rreríectxmente en clué
,-lespedida.
lugar Jcl mrrpa hu[.ía ¡riut.rtlo Lstar]os lltrbo un largo silencio quc. paicciti clu-
Uniclrs, con citcttlito rojo ctr'Wltshitlgtott, nril hor:rs. Vrlví a pont rme c1e frente y
1'eso estaba trtuy lcjos tlt- trti 1-,¡i5.
Quise.lecir algo, 1,¡¡,¡ tnr lltlJ() ctl la g[Ir- Té voy extraña¡.
i,r
gentir rl)c ltt impirliri. LLreg0 clc lttl()s scgr.lll' I{ me rniró y dijo:
\l( )5, ,rtill( .r u tl)lr Il(,rf; -Prométerne quc no te oh,idarás dc mí.
I]... cs,, cs uttl lt()ticirl, ill()l
hLlct-t,t Nos abraz¿rmos tan fuerte con)o pudim()s
108
St. .rtl,.'tr,.:,,.ltl( ( \ Jl.rlrtll, r', . y cn cse moment() el l}rrj:r salió al j:rrdín e, 109
'11 r'.rs. H.
itttcrrumpiendo esta escenir, gritii:
-Sí, crL'() iuc
( sí. -Tbni, tu p:rpá está aftrera. Antes de que
--l( lLr.in.Lrl 5( nrJr( llcn. , ¡ue,lOsrrr;rrle. unl lrrt gr¡tia.)
La prirxinra scnlalnll, e! sril¡ir.lo. -Sí -dijo H , claro qrre sí.
Me,-li nrt,-lia vudlta llor(lue sentíil (llrc H se inclinti, me puso un brazo sobre el
no 1,,,.1ía nir¿rlc ir krs r,1os. Tilrgtté ctr stc..r hotnbro y sonrió.
y Ic.lije: Yr no pude hacer kr nrisnxr. Scgundos
- Puts Ilte alegrt, ttrttcltt, ¡ror ti, I1, tstrr- .lcspr,ós sonri un click.
,-liirr r'n Lrs Esta.los Unitlos.lcl¡e str nltlv Lr volví a mir:rr lijanrentc y le dije;
bue n, r. r\prctr,.lcrris.t Té Io promcto.
decir cosas el1 inglés,
entenderíls las pelí-
culas del cine si,]
necesidacl de leer las
letritas qr-re van el) lD
l¡ill tr rle rrl¡¡l(), rtp]cll-
.lerá: muclr¡s clutr. ir ir)cs
.1. mr.r.l:t, \'e rii -' otrtls
tttotttitñas, ()trr gente. . .
lLr r¡uc rt ti tc grrstl, Il, lo
(lut a ti te gLlstr.
Eltiempcr

To,Jo .lc¡ri .le tener inlportancia. L)csile


que slrpr' que H se iría, cualquier cosa me
purecía.lemasi¿rt]o peq uciitr, incluso la
nlrsca des:lpareciír de lti ¡tltnoratua mentirl.
Sentía quc' antes de I{ no había teniclo ja-
nlis r-ringún lrnigo y cur rrií claro espíriru
ofrfinlsfa sentía quc no volveríir a tener ()tr()
ct¡nxr é1.
Luego de l¿ fiesta de iin de airo, rro lo
vr,]ví r vcr cltrrtnte cuatro o cillco dí¿s. Nil
l))e atrc\'í a Visit¡rkr porque n() sabía qué
ile[¡í¡ .lecir o hlcer Pensó qire quizá querrír
cstar solo, con su familia o cr-r Lrs pre-
tivos dc su viaje.
En más de diez oportunidades me ¿rcer- cl rnundo terminarían de esa manera, pero
qué al mapamundi que estaba en mi viejo uún así las escribí con completo agrado.
almanaque y revisé el tamaño, el color y la Entrada la tarde, tomé fuerzas, crucé la
forma de lc¡s Estados Unidos. Era absurdo, calle y golpeé la puerta de la casa de H.
lo sé, pero cada vez que miraba el nrapa Su rnadre abrió y, luego de un saludo muy
pretendía que la distancia entre ese país y el bréve, gritó:
I
mío se acortara, aunque fuera un poc¡uitir. -H, María Antorria está aquí.
112 113
El viemes por la tarde, un día antes c1e la Al rato bajó H con una s()nrisa que, no
partida de H, desperté con un agujerote ¡lrcdo negarkr, me llamó mucho I¿l atenci(in.
en el estómago; pasé todo el día caminando Durante todo el día había imaginado que
sobre las nubes sin saber qué hacer. Rrr fin, él estaría tan conmovido como yo, que
se me ocurrió que una carta me ayudaría a incluso habría pensado en la posihilidad de
expresar lo que estaba sintiendo, y en un clos ¿tarse a una silla para inlpedir que sus
por tres la escribl. No me preocupé de revisar padres Io condujeran aI aero¡ruerto... pero,
la ortografla porque sabía que, si tenía algtr- conro siernpre, H me sorprendió: no tenía
na falta, H jamás se percataría de ella. No ninguna huella de haber llorado por horas
transcribiré la carta, sólo puedo decir que y tampoco lucía demacrado por el dolor de
escribí muchas veces "te voy a extrañar", la partitla.
"eres el mejor amigo que he tenido" y "vuelve -Hola, Ant, qué hueno (lue viniste, y:r
pronto"; cursilerías, lo sé, pero todas ellas tengtr clsi roJo listo para el viaje; ac,rnr-
eran profundamente sinceras. páñame por si olvido algo importante.
Lo que más me costó fue encontrar un FI me toniti de la manr¡ y me llev(r hasta
final adecuado para mi carta. Pensé ypensé su hal.ir,rci.'irr a lrrJl carrer¿, ttticrrtras nlr
en la frase más adecuada y apareció un: decía atropelladamente:
Te recordaré siempre. -Un ¿rño pasa volando, Ant, no ver', Ia
Con todo mi cariño, l'rora de llegar a Estados Unidos. Ya tengo
María Antonia. [a nraleta lista... Para cuando nos volvamos
Esa frase me resultaba muy común e ima- a ver prométeme que crecerás arl nrenos dos
giné que millones y millones de cartas en centímetros. . . lCrees que deho llcvar mis
z¿rpatos de fútbol?... Y que cambiarás esos un tiempo y [a visites para que, en ini lugar,
Ir'ntes p,:r un,.rs de c()rlt:lctL)... ¿ Dtinde §()ntinúes con la lectttra de esta novela.
habré dejado mi traje tle barl«r1... Ah, no Vrmos en el capítulo ctlarto, aquí, en esta
Jeir's Jc cscribirtrtc si cr)tlsi¡lt¡cs ll(rviu: ¡:rigina, la 52.
prométemelo, Ant, pronrétemelo. Asentí y tomé el lihro sin decír ni una
Mr'senté en su cirma nricntr¡rs lo veía ¡rllabra. H añadió:
correr rle lado a latlo. Su nradre entrilha -Ah, y por favo¡ haiblale de mí siempre 115
114
ct»r fiecuencia y le ¿ryudll,ir it ortlenirr «rpir t¡ue puedas, Ant. Ayúdame a que mi abuela
y objetos c¡rre aírn no h:rhíir¡r ocupirtlo su trrc guarde en un rinctin de su memoria.
sirio en l¿¡ maletir. En csc rrtrltrento me HuL,o un pequeño espacio de silencio y
entcré de c¡ue viajarían !rrtrtos; I.r matlre Iuego H continuó:
.le H lo acotnpañaría los d,rs ¡rriureros -Y el último fávor... no te olvides de mí.
n)€ses hasta que todo tonlirril sr.l crlrs(). No te olvides de mí'
Minutos tlespués, H se sent(r jur.rto a rl. í No te olvides de mí.
y me dijo: Nr¡ te olvirles cle mí.
-tugo que pedirte un gran favo¡ Ant. No tc olvides de urí.
Tonró un libro c¡uc re¡rosalra sobre la
'cilnla )' n)e lo entregti. H pronunció la última frase seguida pt'rr
-iLo recuerdasl Es el libro qLrt, le leo en un eco inexplicable y algo extrañt¡ sucedió.
voz alta a mi abuela. Quiero pedirte t¡ue Io No soy capaz de explicarlo, sírlo sé que de
c()nserves, y que de vez en cualillo te des pr()nto sentimos ttn estrernecimiento muy
fuerte, como si un sismo sacudiera la ciudad.
Nos tomamos de lirs tnanos y cerramos
los ojos inundados de pánico. Un par de
segundos después, todo volviíl a una ap:l-
rente calnra. Digct d,parente, porque e[
nmbiente lucía distint(), com() impregnad,.r
de un color y una textura muy especiales'
-lQué fue eso, H/ iUn temblorJ
-Sí, creo que sí, pero ya pas<i. (irnro en un acto de telepatía, H y yo
Nos levantamos y nos acercamos ir la t¡ririrnros simultáneamente elgran reklj que
ventan¿t de la habitación de H, que dejaba r.st¡rlraen medio de la plaza y la sorpresn
ver el amplísimo jardín con árboles y t¡rrc nos llevamos fue aterradora: eI tiempo
piscina. Todo lucía calmo, comr¡ dormido rr,, rrvanzaba ni un seguntlo después cle las
y extrariamente silencioso. No se escu- 4 y 19 rninutos de [a tarde.
chaba el motor de ningún auto cercan(), Vrlvimos a casa de H tan rápicio comc>
116
no se escuchaba el canto de los pajaritos prrclimos y, ya en ella, nos detuvimos frente 1t7
del jardín. . . no se escuchaba nada. Nues- a cada reloj que encontrábamos: el cucú
tros pasos emitían un ruido seco que desir- r¡rc cstaba en el comedor; el ile pared rluc
parecía casi de innrediato. FI salió de [a cstaba en la cocina; el del horno micro-
habitaci<'rn en busca de su madre. Cuando ondas; el del aparato de vídeo; el del reloj
volviti, nre dijo so¡p¡s¡¿i¡.. tlcspertador que reposaba sohre la mesa de
-No está por nirrgún lado, debió salir y lurche de H. . . todos marcaban las 4 y 19.
olvidó avisarme. A¡,rté+ de que pudiéramos entrar en la
H nre conJujo hasra la calle p,rr si encrrn- ,,,-,g,,sti, y desconcierto a krs que [a situa-
trábamos a alguien que nos ex¡rlicara lo que cií»r obligaba, otro acontecir¡iento, más
sucedía. Pensábamos que quizá sería natu- irrexplicable aún, nos sorprendi,i.
ral que, después de un temblt.l¡ el ambiente De repente, como si asistiéramos a un:i
quedara afectado de alguna manera; pero firncitin de cine, una imagen muy familiar'
no encontramos a nadie. proyectada en [a pared se nos presentó. Era
caminamos cerca de cuatro manzanas, It¡minosa, tridimensional y con una nitidez
hasta el parque de los eucaliptos, y ncr ¡rsombrosa. En ella, apareclamos H y y<r
pudirnos encontrar ni a una sola persona; cirminando por la calle rumbo a la escuel¿.r.
la ciudad lucía atjarrdonada. Yr lo recordaba perfectamente, era un«r de
-lQué está pasando, H? tngo miedo. Lrs primeros días de clase, cuando H y y()
-No kr sé, Ant, es como si el tiempo se nos hablamos por primera vez.
hubiera detenido v todas las personas Luego, una sucesión impresionante de
hubieran desaparecido. inrágcnes, como si viviéramos un sueño,
nos deslumbró. Podíamos ver cl¿rramente
escenas de lo que H y yo habíamos compar-
tido desde el día en que nos ct¡nocimos: la
mañana en que descubríIa ptlabra anturio
en e[ diccionario que él me había prestado;
la ilusión de que en medio de ese gordo
libro yo pudiera encontrar un¿r carta de
118 en esta especie de
amor; la ocasión en que presentamos en la
sueño-película que vivíamos, las
clase de Lenguaje nuestra redacción sobre
los miedos; la tarde en que me invitó a ¡ralabras no hacían falta, tengo la certeza
tle c¡ue en nuestras mentes H y yo éramos
conocer a la abuela Edelmira, para luego
ca¡races de reproducir las palahras, los diá-
confesarme su temor a [a merm¡rizr; mi tarea
l( ),1( )s que en 9 neses hahí¡nlos conrplrtitlo.
de Geografía y nuestros dedos recorriendo
el maparnundi pintado con «rdos los colo-
H tenía los ojos inundados de lírgrimas,
y yo... mucho antes había comenzado a
res y con circulitos rojos en cada capital.
ll,
Vimos, en medio, imágenes de algunos de 'r:rr
La habitación y las imágenes fueron per-
los helados que conlpartimr¡s cami¡ro a
diendo luz y brillo poco a poco, htrsta que
casa; los dos
todo quedó en completa oscuridarl.
conciertos
Y¿r no sentíamos miedo. No éramos ca-
de Los Ater-
ciopelados ¡races de decir ni una palabrtr, hahía un
innrc'nso nudo en la garganta que uos lcl
que habíamos
inrPgl;¿. Sabíanros qúe cstáhtnrrrs rsistien-
visto en la gran
,.lo aun :rcro portentoso, a un recorrido má-
pantalla del te-
levisor de su ca- ¡lico P1r¡ los recuer.l.rs. Nt) luvintos tientp,r
tlc ct¡esti,rnarn, rs cuál serí¡ el siguiente pl-
sa...yaunqueno
so; er"r medio de [a oscuridad nos t(»r]am()s
había sonido
clc las manos y de prontcl c()menzanlos a
cscuchar un eco muy vag() que venía de
1,,,¡rr, l, tl,l tl¡r,,, t ¡1¡,1,,, 1.r rr(, { ¡,r lr(

-'e ffi
_é.,ffi G
I :r r t,lrr r,,,, l,,,l,r,r ¡, Jl,'1.,,1,, r,t, r ,,,1,
la memotia imposible de explicar; estr
srrl,cra[¡u cualquier papel, cualquier
on.
ffiW Me levanté y le dije:
-Creo clue me deho ir.
algún lugar' Era una frase que se repetía íil sc inc,,rl,orir y ittrtcs ..lc qtrc tlijer,r l2l
hasta lograr un sonido claro y contundente: nltla, yo airadí:
-No, H, jamás podría olvidarme de ti.
No te olvides de mí. Nos dimos un abrazo muy fuerte, é1
No te olvides de rní. srcrrtlió nli cabell,-r, c, )m( ) siempre, y n()
No te olvides de mí. lirimos capaces de decirnos adiós.
Crucé la calle y encontré al jardinero
La puerta de la habitación de H se abrió ¡,,,.lando un árbol en la acera.
y con ella volvió toda la luz que por segun- -Hola, don Julián, irne podría decir la
dos habíamos perdido. Era su madre'
H? No ipor quél
-lYa guardaste todo en la maleta, -Hola, Antonia, son las 4 y 24,
te olvides del Pijarna. -No... por nada, simple curiosidad.

-Anda, contéstame'
-jQué hora es, mamál
-Po¡ Dios, son las 4 Y ZA Y aún
no a

comienzo con mis cosas.


La madre de H salió apresurada y volvi'
mos a quedarnos solos.
Metí mi mano en el bolsillo y sentí la
carta que había escrito para mi arnigo H ' '
ya no se la entregaría. Pensé que, luego de
[-lr memoria

Y¡, a las arairrrs. lY tri]


N() -c( )ntesta) el Borja.
ffi 'lrrnlhién ¿r los aviones, lY
túl
No.
lA la oscuritladl
No.
A queclarme sola. iTú nol

-Anda, Borja, conte$a.


N(r, tJ¡t)n( )C(,.
,S',1...1 Tcng,, tiiirffi nluch,, ntieJtr
nIcl ll()nil.
iA la uremori:r, Tirni/J No entiendo.

I
ffi
I l. Me lcv¿rntó cle la acerir en la que
-Desde que H sc fue, lo piet-rso c()1) llltl- sacu.lí cl c:rbelkr del Borja y
cha frecuerrciir. Mc ctrcatltaría que supicra ,lt'sl¡cdí.
que la abuela Edt'lntira y )'o lo rcc()rLlilnlos
sierupre con tttclo l)trestro cariño. Me l-re pasado algún tierr¡-xr desde que H se
.la.'lt¡ cuenta de que utilizo palabras Jiticiles muchas ho¡'rs .le eucalipto han caído
corno las qr,re él utiliz:rba. Ayer, por cjerlr¡'lo, s,,hre la acera y nuevos anturios han nacido
Jisfruté mr.rcho al rcpetir Ia palabra purrral. cn ntcdi, r .lcl p,rr,1uc. N, , sé :,i strn semanaj
124
Currndo h:rblo, tengo gestos muy similitres ( ) n)cscs. La tristeza y [a ilillranza no cuen-

a krs de H; ir veces parecería como si htlbie- tlrrr cl tiempo con la medida de un c¿¡len-
ra robado sus m¿lncrils de erpresarsc. Etl tl:t ¡'io.
muchas oportunirlaeles me desctrbro rcvi- Ayer, medio dc una mañana muy fría,
cr-r
s¡ndc¡ libros de Oeograítía, rc¡ritientLr nlctí n1i mano en el bolsillo del abrigo que
capitales 1'uourbreslle rírrs... Borja, mc en- llcvaba puesto, y de él saclué esa arrugada
cadraríii c¡ue H sttpiera cltre lo rectter.ltl con fotografía en la que aparecemos H y yu.
nruclr¡ lircrz.r, qtt. Je rtn.-, r)t,rncl J e rlsi l'lrrcc tiernpo que no la veía y ya la consi-
niágica él vive en Ilí. Me encantaría gritar; tlcr¿rl¡a extraviada. Me senté en la banca
",H, tt,r trng:ts ItticJrr ¡ lr lrt,. lllr,rirt: )t, llir dcl parque, miré de frente la imagen de am-
te he oh'i-la,.l,r!", p"r.,... lros y di¡c cn voz baja:
-Pero c¡ué. .
-Alrora tú, H, dondequiera que estés, pro-
.

-Pe(r tatlbién teu¡1tl nrietlo,


es que y,t nróteme que no te has olvidado de mí.
Borjrr. Descle quc H se iue, he stttuatlo tttt
miedo ml1s rr uri larga lista, ah,tra tettgtl
mic'do de c¡ue H mc haya olvi.1a.lo.
E.lBorja sollriti 1' nre Jl j.r,
-Nrl lo crco, Tixri, estoy segttr<,.Ic.¡ttc
en alguna palabra, en algúu gesto y ett ntu-
chos recuerdos dc H, debcs estar tú.
Nuevanrr'nte sentí ese utt.lt, cr-r ltr gtr-
ganta que Irtc ataclth:t cada vcz,-ltre Ilal.lirba

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