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Colocación de sonda
para drenaje urinario
Hugo Wingartz
INTRODUCCIÓN
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56 Manual de maniobras médico–quirúrgicas (Capítulo 5)
fines tanto diagnósticos como terapéuticos. Un dato muy importante es que debe-
rá limitarse el uso de la cateterización a las situaciones clínicas en que los benefi-
cios superan a los riesgos.
Los objetivos fundamentales de la colocación de una sonda vesical son pro-
veer un continuo drenaje vesical, mantener la continuidad anatómica de la uretra
y servir como método diagnóstico y terapéutico.
INDICACIONES
Las principales indicaciones para colocar una sonda vesical se enlistan a conti-
nuación:
CONTRAINDICACIONES
S Absolutas:
S La presencia de anormalidades anatómicas de la uretra que dificulten
el paso del catéter.
S En caso de paciente traumatizado en el que se sospeche lesión uretral
(comprobada por la presencia de sangre en el orificio externo de la ure-
tra y desplazamiento prostático en el examen rectal, o al observar hema-
toma perineal).
S Relativas:
S Infección en el tracto urinario.
S Pacientes con diabetes mellitus.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Pacientes inmunocomprometidos.
Los catéteres difieren en tamaño, forma, tipo de material, número de luz y meca-
nismo de retención. El calibre (grosor) se consigna según la escala francesa de
Charrière (unidades de 0.33 mm = 1 francés [Fr]; por lo tanto, 3 Fr = 1 mm de
diámetro, y 30 Fr = 10 mm de diámetro). El diámetro del catéter seleccionado
depende del paciente y del propósito de la intervención; los catéteres de grueso
calibre se utilizan para evacuar posibles coágulos sanguíneos. Los catéteres de
triple luz (un puerto para inflar y desinflar el balón, uno para introducir líquidos
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y otro para retirarlos) tienen una luz más estrecha que los catéteres de dos vías.
Otras variables relacionadas con el catéter son la magnitud del balón y el material
con el que están construidos. Los balones grandes, por ejemplo de 30 mL, se pue-
den inflar hasta 50 mL, y de ese modo reducir la probabilidad de que el balón se
desplace al interior de la fosa prostática, sobre todo luego de resección transure-
tral de la próstata; también pueden emplearse como dispositivos para efectuar
tracción contra el cuello de la vejiga, con la intención de controlar una hemorra-
gia originada en la fosa prostática y asegurar drenaje.
Con el fin de evitar irritación de la mucosa y mejorar la biocompatibilidad, se
han empleado catéteres con bajo coeficiente de fricción; sobre el catéter se colo-
can sustancias hidrómeras para el recubrimiento transitorio, permitiendo crear
una interfase entre los tejidos biológicos y el material extraño del catéter; esta
interfase dura aproximadamente cinco días. El recubrimiento permanente de hi-
drogel permanece durante toda la vida útil del catéter.
El catéter de Foley es el más comúnmente utilizado para la cateterización pro-
longada. Es un tubo flexible que permanece en la vejiga por medio de un balón
inflado con agua estéril ubicado en su extremo, lo que impide que se deslice hacia
afuera; el catéter puede ser insertado a través de la uretra o de una incisión en la
pared abdominal baja (cateterización suprapúbica o talla suprapúbica). El catéter
de Foley más común tiene dos canales interiores: uno para drenar la orina y otro
para inflar el balón de suspensión (figura 5–1). Hay muchas variantes en su di-
seño: con tres canales, para instilar fluidos, para irrigar la vejiga, etc. Este tipo
de sonda se encuentra disponible en los tamaños de 8 a 30 Fr, y la capacidad del
balón oscila entre 5 y 30 cc; el balón más pequeño se emplea para retención,
mientras que el más grande se usa para hemostasia posoperatoria. La longitud del
A
C
Figura 5–1. La sonda de Foley de dos lúmenes mide 38 cm de longitud; está constituida
por: A. Un globo y dos lúmenes (vías). B. Un lumen para conectar con bolsa de drenaje
y C. Otro lumen para inflar el globo.
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Consideraciones anatómicas
Para realizar este procedimiento se deberán tomar en cuenta las diferencias en
cuanto al sexo, por lo cual, al realizar la cateterización, se deberán recordar las
siguientes consideraciones anatómicas:
Sexo femenino
Se deberán separar los labios mayores y menores de la vulva e intentar visualizar
el orificio de la uretra; éste estará localizado inmediatamente por delante del ori-
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ficio de la vagina y a 2.5 cm por debajo del clítoris, pudiendo presentarse en forma
de orificio circular fruncido o como una depresión. Si no es posible localizarlo,
se puede intentar buscarlo con la punta del catéter; esto se debe realizar con suma
delicadeza, pues constituye una experiencia incómoda tanto para la paciente
como para el ejecutante. No debe olvidarse que la uretra femenina es de aproxi-
madamente 4 cm, y el balón y resto del extremo distal del catéter aproximada-
mente suman lo mismo, por lo cual la orina empezará a fluir por el catéter antes
de que el balón desaparezca por el meato. Será necesario introducir el catéter
otros 4 cm una vez que el catéter desaparezca, para así poder empezar a inflarlo
con la certeza de que está completamente dentro de la vejiga.
Sexo masculino
Material e instrumental
S Jabón antiséptico.
S Lubricante hidrosoluble (KY).
S Tela adhesiva o MicroporeR.
S Tijeras.
S Todo el material que a continuación se describe debe estar estéril:
S Recipiente (riñón o budinera de acero inoxidable o de plástico).
S Gasas.
S Campos quirúrgicos.
S Dos pares de guantes.
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PROCEDIMIENTO
Técnica de instalación
Técnica en el hombre
Figura 5–3. Se introduce la sonda de Foley con la mano derecha, y con la mano
izquierda se sostiene el pene con una gasa.
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Figura 5–4. Corte transversal en el que se observa cómo queda el globo en la unión
uretrovesical.
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Figura 5–5. Instalación de la sonda de Foley con fijación al muslo y conexión a la bolsa
de drenaje.
S Es muy importante cubrir el glande con el prepucio, para evitar una parafi-
mosis.
S Finalmente, se fija con tela adhesiva y MicroporeR el extremo distal de
la sonda al muslo (figura 5–5).
S Si no pasa la sonda por ser de calibre grueso, se elige una de menor calibre
y se inicia nuevamente todo el procedimiento.
Técnica en la mujer
Meato
uretral
Clítoris
Figura 5–6. Con la mano izquierda, el médico separa los labios mayores para exponer
el meato uretral, y con la mano derecha introduce la sonda.
CUIDADOS DE LA SONDA
COMPLICACIONES
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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2. Campbell: Urología. 6ª edición. Buenos Aires, Panamericana, 1994:584–596.
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