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Colocación de sonda
para drenaje urinario
Hugo Wingartz

INTRODUCCIÓN

Sin lugar a dudas, uno de los procedimientos más utilizados en hospitales es el


sondeo vesical, entendiéndose por sondeo la introducción de un tubo dentro de
otro de mayor calibre; las sondas o catéteres urinarios están diseñadas para inser-
tarse dentro de la vejiga, pasando a través de la uretra, ya sea en forma permanente
o intermitente, para drenar la orina o administrar medicamentos. Desde 3 000
años a. C. existe el registro del uso de catéteres intermitentes cuando éstos eran
hechos de cobre, estaño, bronce y oro. En el año 100 a. C., los chinos utilizaron
tallos de cebolla huecos, tubos de caña seca y hojas de palma tratadas con aceite
de linaza, secadas al sol y posteriormente barnizadas con laca. Dos catéteres cur-
vados de bronce que datan del año 79 d. C. fueron encontrados en una casa de
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cirujanos en Pompeya. Hacia el siglo XVI, Heirich Kullmaurer atestiguó a un ci-


rujano cateterizando a un paciente con el fin de aliviar una obstrucción urinaria.
En la actualidad se manejan catéteres hechos de látex, acero inoxidable y plata.
El catéter de Foley es el más comúnmente utilizado para la cateterización per-
manente; fue diseñado por Frederick Eugene Basil Foley en 1934. La palabra ca-
téter deriva de la palabra griega que significa introducir. Esta tarea pareciera ser
fácil; sin embargo, pueden surgir dificultades en su ejecución y, por lo tanto, com-
plicaciones graves. La importancia de la correcta ejecución de este procedimien-
to radica en que permitirá tener un parámetro de gran valor, la diuresis por hora,
la que, junto con otros datos clínicos y de laboratorio, ayudará a conocer el fun-
cionamiento renal y el estado hemodinámico del paciente. El catéter cumple con

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fines tanto diagnósticos como terapéuticos. Un dato muy importante es que debe-
rá limitarse el uso de la cateterización a las situaciones clínicas en que los benefi-
cios superan a los riesgos.
Los objetivos fundamentales de la colocación de una sonda vesical son pro-
veer un continuo drenaje vesical, mantener la continuidad anatómica de la uretra
y servir como método diagnóstico y terapéutico.

INDICACIONES

Las principales indicaciones para colocar una sonda vesical se enlistan a conti-
nuación:

S Retención urinaria aguda o crónica.


S Hiperplasia prostática.
S Drenaje de una vejiga hipotónica.
S Antes y después de cirugía pélvica y en pacientes con cirugía urológica.
S Pacientes en estado preoperatorio.
S Para medir volúmenes urinarios.
S Para obtener orina no contaminada.
S Vaciamiento de vejiga durante el parto.
S Para irrigar la vejiga.
S Para estudios en el tracto genitourinario.
S Para el manejo de la incontinencia urinaria.

Como se ha mencionado anteriormente, la cateterización vesical cumple con fi-


nes tanto diagnósticos como terapéuticos, la obtención de orina tan estéril como
sea posible para la realización de urocultivos, para determinar si la falta absoluta
de micción o una cantidad disminuida se debe a la incapacidad de expulsar la ori-
na por la vejiga (retención) o a la falta de excreción renal (supresión). La obstruc-
ción infravesical puede ser consecuencia de un aumento del tamaño de la prósta-
ta, de la presencia de coágulos sanguíneos en el interior de la vejiga, de estenosis
posquirúrgicas y de procesos inflamatorios uretrales, como en la litiasis vesical.
Justificado está el uso del catéter en casos en los que se quiere evitar que el pacien-
te evacúe la orina, voluntariamente o no, si existen heridas quirúrgicas, úlceras
de decúbito u otras afecciones en las que es necesario mantener limpios y secos
los genitales y las zonas circundantes, como en los pacientes postrados. Los caté-
teres uretrales se emplean para drenar la vejiga después de procedimientos qui-
rúrgicos que involucran el tracto urinario inferior y para el monitoreo preciso de
la excreción urinaria en un contexto clínico o quirúrgico. La cateterización inter-
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mitente, llevada a cabo por el propio paciente o por un ayudante, representa un


método común para el tratamiento de una disfunción vesical neurogénica arre-
fléctica, cuando la vejiga es capaz de funcionar correctamente como órgano de
almacenamiento, pero no se vacía de manera normal. En ocasiones, cuando se
quiere conocer el volumen de orina posmiccional, es necesaria la cateterización,
sobre todo si no se cuenta con estudios ecográficos adecuados. Igualmente, es in-
dispensable cateterizar con el fin de instilar medios de contraste en la uretra y la
vejiga durante la cistouretrografía y diversos estudios urodinámicos para evaluar
la función vesical, o para instilación de fármacos para tratamiento de tumores ve-
sicales. En la práctica urológica, los catéteres uretrales se emplean a menudo
como dilatadores después de una intervención quirúrgica, a fin de permitir la cu-
ración de una anastomosis o de una incisión relacionada con el cuello vesical o
la uretra.

CONTRAINDICACIONES

S Absolutas:
S La presencia de anormalidades anatómicas de la uretra que dificulten
el paso del catéter.
S En caso de paciente traumatizado en el que se sospeche lesión uretral
(comprobada por la presencia de sangre en el orificio externo de la ure-
tra y desplazamiento prostático en el examen rectal, o al observar hema-
toma perineal).
S Relativas:
S Infección en el tracto urinario.
S Pacientes con diabetes mellitus.
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S Pacientes inmunocomprometidos.

CARACTERÍSTICAS Y TIPOS DE SONDAS Y CATÉTERES

Los catéteres difieren en tamaño, forma, tipo de material, número de luz y meca-
nismo de retención. El calibre (grosor) se consigna según la escala francesa de
Charrière (unidades de 0.33 mm = 1 francés [Fr]; por lo tanto, 3 Fr = 1 mm de
diámetro, y 30 Fr = 10 mm de diámetro). El diámetro del catéter seleccionado
depende del paciente y del propósito de la intervención; los catéteres de grueso
calibre se utilizan para evacuar posibles coágulos sanguíneos. Los catéteres de
triple luz (un puerto para inflar y desinflar el balón, uno para introducir líquidos
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y otro para retirarlos) tienen una luz más estrecha que los catéteres de dos vías.
Otras variables relacionadas con el catéter son la magnitud del balón y el material
con el que están construidos. Los balones grandes, por ejemplo de 30 mL, se pue-
den inflar hasta 50 mL, y de ese modo reducir la probabilidad de que el balón se
desplace al interior de la fosa prostática, sobre todo luego de resección transure-
tral de la próstata; también pueden emplearse como dispositivos para efectuar
tracción contra el cuello de la vejiga, con la intención de controlar una hemorra-
gia originada en la fosa prostática y asegurar drenaje.
Con el fin de evitar irritación de la mucosa y mejorar la biocompatibilidad, se
han empleado catéteres con bajo coeficiente de fricción; sobre el catéter se colo-
can sustancias hidrómeras para el recubrimiento transitorio, permitiendo crear
una interfase entre los tejidos biológicos y el material extraño del catéter; esta
interfase dura aproximadamente cinco días. El recubrimiento permanente de hi-
drogel permanece durante toda la vida útil del catéter.
El catéter de Foley es el más comúnmente utilizado para la cateterización pro-
longada. Es un tubo flexible que permanece en la vejiga por medio de un balón
inflado con agua estéril ubicado en su extremo, lo que impide que se deslice hacia
afuera; el catéter puede ser insertado a través de la uretra o de una incisión en la
pared abdominal baja (cateterización suprapúbica o talla suprapúbica). El catéter
de Foley más común tiene dos canales interiores: uno para drenar la orina y otro
para inflar el balón de suspensión (figura 5–1). Hay muchas variantes en su di-
seño: con tres canales, para instilar fluidos, para irrigar la vejiga, etc. Este tipo
de sonda se encuentra disponible en los tamaños de 8 a 30 Fr, y la capacidad del
balón oscila entre 5 y 30 cc; el balón más pequeño se emplea para retención,
mientras que el más grande se usa para hemostasia posoperatoria. La longitud del

A
C

Figura 5–1. La sonda de Foley de dos lúmenes mide 38 cm de longitud; está constituida
por: A. Un globo y dos lúmenes (vías). B. Un lumen para conectar con bolsa de drenaje
y C. Otro lumen para inflar el globo.
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catéter se estandarizó en tres medidas: para hombres, para mujeres y pediátricos.


La longitud mínima de un catéter para hombre es de 38 cm, y para mujer de 22 cm.

Elección del catéter


La elección del catéter dependerá de las necesidades del paciente; puede reque-
rirse cateterización intermitente, cateterización prolongada o drenaje suprapú-
bico, entre otros.
Usualmente a los catéteres se les clasifica para largos o para cortos periodos;
el material con el cual está hecho el catéter determina el tiempo en el que se puede
dejar colocado; en ocasiones sólo se especifica si es de corta o larga estancia; el
hecho de que se mencione que es de larga estancia significa que puede permane-
cer por más de 12 semanas, y el de corta estancia entre 14 y 28 días.
Catéteres de corta estancia: los catéteres de clorhidrato de polivinilo (PVC) o
los de plástico no son tan comunes por la rigidez que presentan, pero pueden per-
manecer por 14 días. Los catéteres de látex hechos con una cubierta de silicón son
más flexibles, y pueden permanecer por más de 14 días.
Los catéteres de látex cubiertos con teflón (politetrafluoroetileno, o PTFE) son
más alisados, y pueden permanecer por más de 28 días.
Catéteres de larga estancia: los de silicón tienen paredes más delgadas, lo que
significa que la luz del catéter suele ser más amplia que la de los de látex; son más
rígidos, pero útiles en pacientes con alergia al látex. Pueden permanecer in situ
por 12 semanas. Los catéteres cubiertos con hidrogel son altamente compatibles
con los tejidos humanos, y pueden permanecer por más de 12 semanas.
Elección del catéter de Foley dependiendo de su grosor:
S Calibre 16 a 18: varones adultos.
S Calibre 12 a 14: en estrechez uretral.
S Calibre 18: en caso de sospecha por obstrucción.
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S Calibre 14: en jóvenes o cateterismo temporal.


S Calibres 5 a 12: en niños.

Consideraciones anatómicas
Para realizar este procedimiento se deberán tomar en cuenta las diferencias en
cuanto al sexo, por lo cual, al realizar la cateterización, se deberán recordar las
siguientes consideraciones anatómicas:

Sexo femenino
Se deberán separar los labios mayores y menores de la vulva e intentar visualizar
el orificio de la uretra; éste estará localizado inmediatamente por delante del ori-
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ficio de la vagina y a 2.5 cm por debajo del clítoris, pudiendo presentarse en forma
de orificio circular fruncido o como una depresión. Si no es posible localizarlo,
se puede intentar buscarlo con la punta del catéter; esto se debe realizar con suma
delicadeza, pues constituye una experiencia incómoda tanto para la paciente
como para el ejecutante. No debe olvidarse que la uretra femenina es de aproxi-
madamente 4 cm, y el balón y resto del extremo distal del catéter aproximada-
mente suman lo mismo, por lo cual la orina empezará a fluir por el catéter antes
de que el balón desaparezca por el meato. Será necesario introducir el catéter
otros 4 cm una vez que el catéter desaparezca, para así poder empezar a inflarlo
con la certeza de que está completamente dentro de la vejiga.

Sexo masculino

En el varón, por lo general es más fácilmente localizable el orificio externo de


la uretra que en la mujer. Pero, sin embargo, la cateterización implica un mayor
riesgo. La uretra masculina consta de cuatro porciones: la prostática, la membra-
nosa de característica débil y delgada, la bulbar peneana y la porción conocida
como esponjosa, que es más resistente y dilatable.
La uretra, de aproximadamente 20 cm de longitud, no es uniforme en diámetro
ni en dirección, por lo cual se deberá tomar el pene y colocarlo suavemente en
ángulo recto con respecto al cuerpo, e introducir el catéter debidamente lubrica-
do; con esto, solamente se tendrá que pasar una curva en la uretra membranosa
para llegar a la vejiga, y no una “s”, si es que el pene se mantiene en situación
anatómica. Se debe introducir el catéter unos 24 cm, aproximadamente; en la clí-
nica se acostumbra introducirlo hasta la empuñadura, teniendo así seguridad de
que no se insuflará el balón dentro de la uretra. La orina comenzará a fluir al estar
la punta del catéter en la uretra membranosa, y deberá hacerse pasar unos 3 a 4
cm más para así llegar a la vejiga.

Material e instrumental

S Jabón antiséptico.
S Lubricante hidrosoluble (KY).
S Tela adhesiva o MicroporeR.
S Tijeras.
S Todo el material que a continuación se describe debe estar estéril:
S Recipiente (riñón o budinera de acero inoxidable o de plástico).
S Gasas.
S Campos quirúrgicos.
S Dos pares de guantes.
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S Una jeringa de 5 cc.


S Una bolsa de drenaje (DrenovacR).
S Solución de irrigación o fisiológica.
S Sonda de Foley de tamaño adecuado a cada caso.

PROCEDIMIENTO

Técnica de instalación

Preparación del paciente

El paciente debe saber que el procedimiento es molesto y en ocasiones doloroso.


No se harán movimientos bruscos; la sonda se introducirá con suavidad y lenta-
mente, con la finalidad de disminuir las molestias que causa. Se le pide al paciente
su cooperación para hacer el procedimiento menos traumático. La aprensión y
desconfianza por parte del paciente pueden hacer imposible el paso de la sonda
por espasmos en el esfínter externo.

Posición del paciente

Al hombre se le coloca en posición supina y a la mujer en posición ginecológica,


con una adecuada iluminación.

Pasos a seguir para su instalación

S Todo el material deberá estar listo antes de iniciar el procedimiento.


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S En un campo estéril el médico coloca el material estéril.


S Se debe abrir el material estéril con técnica aséptica
S El médico se coloca los dos pares de guantes (uno es para realizar el lavado
y el otro para la colocación de la sonda).
S Colocar los campos estériles sobre el paciente.
S Comprobar la integridad de globo; a través del extremo distal de la sonda
insertar con la jeringa 5 cc de agua destilada. Una vez comprobada su inte-
gridad, aspirar el agua.
S Lubricar la sonda con lubricante hidrosoluble.
S Se procede a lavar el glande o la vulva cuidadosamente con gasas, agua y
jabón; al terminar se retiran los guantes (figura 5–2).
S A continuación se especifican los pasos a seguir de acuerdo al sexo del pa-
ciente.
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Figura 5–2. Lavar la vulva con gasa y jabón.

Técnica en el hombre

S Se coloca una gasa alrededor del surco balanoprepucial con el objetivo de


sostener el pene y colocarlo en posición perpendicular al cuerpo del pa-
ciente, para evitar la redundancia de la uretra (figura 5–3).
S Con la otra mano se sostiene la sonda de Foley previamente lubricada.
S La sonda se introduce a través de la uretra, hasta llegar al esfínter externo,
donde puede haber dificultad; en este momento se le pide al paciente que
respire profundo, y se introduce la sonda con firmeza hasta pasarla com-
pleta.
S En este momento se obtiene orina, la cual se vacía en el recipiente.
S A continuación se coloca la jeringa con 5 cc de solución fisiológica o de
irrigación en el extremo distal y se infla el globo, teniendo cuidado de que
ensamble la jeringa al extremo distal de la sonda y no se escape la solución;
si no se infla bien el globo existe la posibilidad de que se produzca la salida
de la sonda.
S Se retira la sonda hasta notar resistencia, lo que indica que el globo está
en la unión uretrovesical (figura 5–4).
S Se conecta el extremo distal de la sonda de Foley a la bolsa de drenaje de
la orina (DrenovacR).
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Figura 5–3. Se introduce la sonda de Foley con la mano derecha, y con la mano
izquierda se sostiene el pene con una gasa.
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Figura 5–4. Corte transversal en el que se observa cómo queda el globo en la unión
uretrovesical.
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Figura 5–5. Instalación de la sonda de Foley con fijación al muslo y conexión a la bolsa
de drenaje.

S Es muy importante cubrir el glande con el prepucio, para evitar una parafi-
mosis.
S Finalmente, se fija con tela adhesiva y MicroporeR el extremo distal de
la sonda al muslo (figura 5–5).
S Si no pasa la sonda por ser de calibre grueso, se elige una de menor calibre
y se inicia nuevamente todo el procedimiento.

Técnica en la mujer

S El médico toma con la mano derecha la sonda de Foley previamente lubri-


cada.
S Con la mano izquierda separa los labios mayores, para identificar el meato
urinario, teniendo cuidado de no confundirlo con el clítoris, que tiene una
localización más arriba que éste (figura 5–6).
S Una vez localizado el meato, se introduce la sonda de Foley.
S En este momento se obtiene orina, la cual se vacía en el recipiente.
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Meato
uretral
Clítoris

Figura 5–6. Con la mano izquierda, el médico separa los labios mayores para exponer
el meato uretral, y con la mano derecha introduce la sonda.

S A continuación se coloca la jeringa con 5 cc de solución fisiológica o de


irrigación en el extremo distal y se infla el globo, teniendo cuidado de que
embone la jeringa al extremo distal de la sonda y no se escape la solución,
ya que existe la posibilidad de la salida de la sonda.
S Se retira la sonda hasta notar resistencia, lo que indica que el globo está
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en la unión uretrovesical (figura 5–7).


S Se conecta el extremo distal de la sonda de Foley a la bolsa de drenaje de
la orina (DrenovacR).
S Finalmente, se fija con tela adhesiva y MicroporeR el extremo distal de
la sonda al muslo.

CUIDADOS DE LA SONDA

S Mantener estéril y cerrado el sistema de drenaje.


S Cambiarlo cada cinco a siete días.
S Vaciar constantemente (de preferencia cada 8 horas), sin romper el sistema
colector.
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Figura 5–7. Corte transversal en el que se observa el globo en la unión uretrovesical.

S Mantener limpio y utilizar técnicas asépticas en el cambio del sistema.


S Mantener fija la sonda para reducir la contaminación e irritación uretral.
S No irrigar rutinariamente la sonda.
S Aumentar la ingesta de líquidos y acidificar la orina, para evitar la forma-
ción de sales de calcio y magnesio.
S Si hay síntomas urinarios, realizar una evaluación genitourinaria adecuada
para determinar la causa.
S Evitar que la bolsa colectora entre en contacto con el suelo.
S La sonda de drenaje debe colocarse de tal manera que favorezca el descen-
so del flujo urinario, y no debe estar debajo del nivel del recipiente colector.
S Se pone atención a la sonda y al tubo colector durante el movimiento del
paciente, para evitar compresión o doblamiento.
S Si el recipiente debe elevarse por encima del nivel de la vejiga, se pinza
o dobla el tubo colector hasta que el recipiente se baje y asegure debajo de
la mesa quirúrgica o de la cama del paciente, para evitar contaminación
retrógrada y flujo de la orina hacia atrás.
S Limpieza del meato uretral.

COMPLICACIONES

Las complicaciones de la instalación de una sonda Foley son:

S Infección de vías urinarias.


S Obstrucción producida por el catéter (estenosis).
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S Lesión de alguna porción uretral.


S Sangrado.
S Formación de falsas vías.
S Parafimosis.
S Absceso periuretral.

Infección de vías urinarias asociadas al catéter

Cerca de 15 a 25% de los pacientes hospitalizados se encuentran cateterizados


en algún momento de su estancia, y de ellos 5% desarrollan bacteriuria por cada
día de colocado el catéter.
Con una técnica estéril durante el sondeo y un sistema de drenaje cerrado, es
posible conservar estériles la mayor parte de las sondas durante 48 a 72 horas.
Los principios generales deben ser los siguientes:

S Los catéteres permanentes deben emplearse cuando sean absolutamente


necesarios.
S Los catéteres deben ser insertados con técnica aséptica estricta.
S Se recomienda un sistema de drenaje cerrado, de preferencia con válvula
unidireccional.
S Es esencial un drenaje no obstruido.
S Se debe evitar la irrigación innecesaria del sistema.
S Si se requiere cateterización por un periodo prolongado, debe cambiarse
cada dos o tres semanas para minimizar la formación de costra y cálculos.
S Se obtendrá cultivo de orina previo a la manipulación en los pacientes que
tienen sonda.
S A los enfermos que tienen colocada sonda y que tienen colonización asin-
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tomática se les administrarán antibióticos justo antes de retirarles la sonda,


no durante el periodo de cateterización, a menos que se presente un infec-
ción asintomática.

Lesión de la uretra anterior

La uretra anterior en los hombres es la porción distal del diafragma urogenital.


La instrumentación por sí misma o la instrumentación iatrógena pueden causar
ruptura parcial. Una lesión grave de la uretra puede producir laceración de una
parte de la pared de la uretra, lo que ocasiona extravasación de orina. Si no se
identifica, la extravasación puede extenderse hasta el escroto, a lo largo del cuer-
po del pene y arriba por la pared abdominal, y a menudo produce septicemia,
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infección y morbilidad importante. No debe intentarse pasar un catéter por la ure-


tra y, si la vejiga del paciente está sobredistendida, deberá realizarse la cistosto-
mía suprapúbica percutánea como un procedimiento temporal; debe ser realizada
por el urólogo
Otras complicaciones son formación de falsas vías y absceso periuretral.

CONCLUSIONES

1. La instalación de una sonda para drenaje urinario es un procedimiento que


todo médico debe saber realizar.
2. El procedimiento debe realizarse con técnica aséptica.
3. Conocer el tipo de sonda a colocar y sus indicaciones evitará complicacio-
nes, las cuales pueden llegar a ser muy graves.

REFERENCIAS
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