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MANIFIESTO CONTRASEXUAL

Paul B. Preciado

¿QUÉ ES LA CONTRASEXUALIDAD?
La contrasexualidad no es la creación de una nueva naturaleza, sino
más bien el fin de la Naturaleza como orden que legitima la sujeción de
unos cuerpos a otros. La contrasexualidad es, en primer lugar, un aná-
lisis crítico de la diferencia de género y de sexo, producto del contrato
social heterocentrado, cuyas performatividades normativas han sido
inscritas en los cuerpos como verdades biológicas.1 En segundo lugar:
la contrasexualidad apunta a sustituir este contrato social que deno-
minamos Naturaleza por un contrato contrasexual. En el marco del con-
trato contrasexual, los cuerpos se reconocen a sí mismos no como hom-
bres o mujeres sino como cuerpos hablantes, y reconocen a los otros como
cuerpos hablantes. Se reconocen a sí mismos la posibilidad de acceder
a todas las prácticas significantes, así como a todas las posiciones de
enunciación, en cuanto sujetos, que la historia ha determinado como mas-
culinas, femeninas o perversas. Por consiguiente, renuncian no sólo a
una identidad sexual cerrada y determinada naturalmente, sino tam-
bién a los beneficios que podrían obtener de una naturalización de los
efectos sociales, económicos y jurídicos de sus prácticas significantes.
La nueva sociedad toma el nombre de sociedad contrasexual al me-
nos por dos razones. Una, y de manera negativa: la sociedad contrase-

1
Judith Butler, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Paidós / Universidad Nacional
Autónoma de México, México, 2001.

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xual se dedica a la deconstrucción sistemática
de la naturalización de las prácticas sexuales
y del sistema de género. Dos, y de manera po-
sitiva: la sociedad contrasexual proclama la
equivalencia (y no la igualdad) de todos los
cuerpos-sujetos hablantes que se comprome-
ten con los términos del contrato contrase-
xual dedicado a la búsqueda del placer-saber.
El nombre de contrasexualidad proviene
indirectamente de Foucault, para quien la for-
ma más eficaz de resistencia a la producción
disciplinaria de la sexualidad en nuestras so-
ciedades liberales no es la lucha contra la prohi-
bición (como la propuesta por los movimien-
tos de liberación sexual antirrepresivos de los
años setenta), sino la contraproductividad, es
decir, la producción de formas de placer-sa-
ber alternativas a la sexualidad moderna. Las
prácticas contrasexuales que van a proponer- Red invisible, 2017
se aquí deben comprenderse como tecnologías
de resistencia, dicho de otra manera, como for- una niña!” o “¡es un niño!”. El nombre propio,
mas de contradisciplina sexual. y su carácter de moneda de cambio, harán
[…] efectiva la reiteración constante de esta in-
terpelación performativa. Pero el proceso no
ESOS INTERSEXUALES... COMO TÚ Y YO se detiene ahí. Sus efectos delimitan los ór-
La primera fragmentación del cuerpo o asig- ganos y sus funciones, su utilización “nor-
nación del sexo se lleva a cabo mediante un mal” o “perversa”. La interpelación no es sólo
proceso que llamaré, siguiendo a Judith Butler, performativa. Sus efectos son prostéticos:
invocación performativa. Ninguno de nosotros hace cuerpos.
ha escapado de esta interpelación. Antes del Este momento prostético que, insisto, tie-
nacimiento, gracias a la ecografía —una tec- ne lugar siempre y en cada caso, aparece más
nología célebre por ser descriptiva, pero que claro en las operaciones de la transexualidad:
no es sino prescriptiva— o en el momento mis- una vez que la asignación de sexo se ha pro-
mo del nacimiento, se nos ha asignado un sexo ducido, cualquier cambio de denominación
femenino o masculino. El ideal científico con- exige, literalmente, el recorte físico del cuerpo.
siste en evitar cualquier ambigüedad hacien- Esta “segunda reasignación” sitúa el cuerpo en
do coincidir, si es posible, nacimiento (quizás un nuevo orden de clasificación y rediseña li-
en el futuro, incluso fecundación) y asignación teralmente los órganos (hemos visto ya has-
de sexo. Todos hemos pasado por esta pri- ta qué punto la obsesión de la cirugía es la de
mera mesa de operaciones performativa: “¡es encontrar un órgano dentro de otro) sin de-

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jar nada al azar, de tal manera que se produz- reproducción sexual de la especie, sino que
ca una segunda coherencia, que debe ser tan son también, y sobre todo, “órganos produc-
sistemática, es decir, tan heterosexual como tores” de la coherencia del cuerpo como pro-
la primera. piamente “humano”.
La mesa de asignación de la masculini- Los llamados cuerpos “intersexuales” com-
dad y de la feminidad designa los órganos prometen el trabajo mecánico de la mesa de
sexuales como zonas generativas de la tota- asignación de los sexos, minan secretamente
lidad del cuerpo, siendo los órganos no se- la sintaxis según la cual la máquina sexual
xuales meras zonas periféricas. Es decir, a produce y reproduce los cuerpos. Los bebés
partir de un órgano sexual preciso, este mar- intersexuales representan una amenaza, al-
co abstracto de construcción del “humano” teran la frontera más allá de la cual hay dife-
nos permite reconstruir la totalidad del cuer- rencia, y más acá de la cual hay identidad.
po. Sólo como sexuado el cuerpo tiene senti- Ponen en tela de juicio el automatismo per-
do, un cuerpo sin sexo es monstruoso. Según formativo de la mesa de operaciones. Ponen
esta lógica, a partir de un órgano periférico de manifiesto la arbitrariedad de las catego-
(la nariz, la lengua, o bien los dedos, por ejem- rías (identidad y diferencia, macho/hembra)
plo) es imposible reconstruir la totalidad del y la complicidad que establece esta categori-
cuerpo como sexuado. Así pues, los órganos zación con la heterodesignación de los cuer-
sexuales no son solamente “órganos repro- pos. ¿Pero dónde se encuentran y cuáles son
ductores”, en el sentido de que permiten la realmente las partes genitales y generativas?

Confrontación, 2017

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¿Cómo nombrar lo que se ve? ¿Cómo hacer un Los protocolos de gestión de los niños in-
órgano a partir de un nombre? tersexuales reposan sobre la teoría desarro-
Curiosamente las tecnologías puestas en llada en 1955 por John Money (profesor de psi-
marcha para la asignación del sexo en el caso copediatría del hospital universitario Johns
de los niños intersexuales responden a la mis- Hopkins de Baltimore) y por el matrimonio
ma lógica que las que se utilizan en el caso Hampson, y puesta en práctica poco después
de las personas transexuales. Ante una in- por el propio Money y por Ehrhardt. Curiosa-
completitud (cuerpos sin vagina o sin pene mente, la misma teoría que defiende la diferen-
visualmente reconocibles) o un exceso (cuer- cia sexual como normal y natural descansa
pos que combinan las características sexua- sobre una hipótesis puramente constructivis-
les supuestamente femeninas o masculinas) ta (y ello antes de que el constructivismo fue-
la mesa de asignación del sexo va a funcionar ra utilizado en las argumentaciones feminis-
de nuevo, pero esta vez como una verdadera tas). La conclusión a la que llegaba Money en
mesa de operaciones , por medio de im- 1955 no podía ser, aparentemente, más revo-
plantaciones, injertos, mutilaciones que pue- lucionaria: el género y la identidad sexual
den sucederse hasta la adolescencia. De este son modificables hasta la edad de dieciocho
modo, lo que he llamado el centro generativo meses.
de la identidad sexual se construye de mane- […]
ra exclusiva y excluyente: es necesario elegir,
obligatoria y únicamente, entre dos variables, PRÓTESIS DE GÉNERO
masculina o femenina. No es extraño que una […]
de las narraciones más frecuentes en torno al Comprender el sexo y el género al modo de
nacimiento y asignación de sexo en el caso de tecnologías permite zanjar la falsa contradic-
un bebé intersexual sea una ficción en la que ción entre esencialismo y constructivismo.
el cuerpo del bebé hermafrodita se desdobla No es posible aislar los cuerpos (como mate-
en dos cuerpos gemelos pero de distinto sexo riales pasivos o resistentes) de las fuerzas so-
que se resuelve con la muerte trágica, pero ciales de construcción de la diferencia sexual.
tranquilizadora, de uno de ellos. Sex making = Si prestamos atención a las prácticas contem-
Sex killing. Suzanne Kessler, que ha estudiado poráneas de la tecnociencia veremos que su
el proceso de toma de decisión en casos en los trabajo ignora las diferencias entre lo orgá-
que la asignación de sexo resulta “problemáti- nico y lo mecánico, interviniendo directamen-
ca”, habla de esta narración: “Los padres de un te en la modificación y la fijación de determi-
niño hermafrodita contaban a todo el mundo nadas estructuras del viviente. Foucault, en
que habían tenido gemelos, uno de cada géne- el último periodo de su vida, llamó “biopolíti-
ro. Una vez asignado el género, difundían la ca” precisamente a esta nueva fase de las so-
noticia de que el otro niño había muerto”.2 ciedades contemporáneas en la que el objetivo
es la producción y el control de la vida misma.
2
La nueva biotecnología está anclada, trabaja
Sex/Machine. Readings in
Culture, Gender, and Technology, Patrick D. Hopkins (ed.), Indiana
simultáneamente sobre los cuerpos y sobre
las estructuras sociales que controlan y regu-

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lan la variabilidad cultural.3 De hecho, es impo- Mientras tanto, durante el siglo xx, la mas-
sible establecer dónde terminan “los cuerpos culinidad se volverá progresivamente pros-
naturales” y dónde comienzan las “tecnolo- tética. Marie Louise Roberts y Roxanne Pan-
gías artificiales”; los ciberimplantes, las hor- chasi han estudiado la reconstrucción de la
monas, los trasplantes de órganos, la gestión “masculinidad” en el caso preciso de la rea-
del sistema inmunológico humano en el vih, la daptación de los soldados mutilados en el pe-
web, etcétera, no son sino algunos ejemplos. ríodo de entreguerras.5 Esta rehabilitación del
[...] cuerpo masculino se inspira en el modelo me-
La invención de la máquina de vapor en cánico del “robot” según el cual el “cuerpo
1765 y el taylorismo que le siguió se tradujeron masculino reconstruido”, considerado “fuer-
por una aprehensión de los cuerpos como ins- za de trabajo”, debería reintegrarse en la ca-
trumentos de trabajo al servicio de la máquina. dena de producción industrial. Jules Amar,
La industrialización del trabajo, en el trans- director del “laboratorio militar de prótesis
curso del siglo xix, invirtió los términos de la del trabajo” durante los años veinte, diseña-
metáfora mecánica: la máquina se convierte rá una serie de prótesis de brazo y de pierna
en sujeto y en organismo. Los obreros pasan cuyo objetivo, por primera vez, no será pre-
a ser simples órganos conscientes que se ajus- cisamente estético: se trataba de reparar el
tan a los órganos inconscientes del mecanis- cuerpo inválido para que se convirtiera en
mo.4 El trabajo resulta de este empalme de uno de los engranajes esenciales de la má-
miembros naturales y mecánicos. quina industrial posterior a la guerra, como
El robot es, entonces, el lugar de una trans- había podido ser un engranaje esencial de la
ferencia de doble vía entre el cuerpo humano y máquina de guerra. En su obra de 1916 La
la máquina: algunas veces el cuerpo utiliza el prothèse et le Travail des Mutilés, Jules Amar
instrumento como una parte de su estructura propone explicar y curar el llamado fenómeno
orgánica (→ prótesis), otras veces la máquina de Weir Mitchell (el hecho de percibir sensa-
integra el cuerpo como una pieza de su meca- ciones en el miembro perdido, lo que Merleau-
nismo. De la imagen del hombre-máquina del Ponty llamará más tarde “el miembro fan-
siglo xviii, donde el cuerpo (masculino) se pen- tasma”) reconstruyendo el cuerpo como una
saba como una totalidad mecánica, se pasa en totalidad trabajadora con la ayuda de próte-
el xix a la imagen amenazadora de una “máqui- sis mecánicas.
na viva” (como en Metrópolis de Fritz Lang) que [...]
se representará como una mujer o como un El estatuto borderline de la prótesis expre-
monstruo. La mujer, el monstruo y la máquina sa la imposibilidad de trazar límites nítidos
que desean la consciencia anticipan el ciborg. entre lo “natural” y lo “artificial”, entre el “cuer-

3
Tal hibridación está clara en los discursos médicos sobre el 5
Marie Louise Roberts, Civilization without Sexes: Reconstructing
Ciencia, y Gender in Postwar France 1917-1927
mujeres. La reinvención de la naturaleza, Cátedra, Madrid, 1995. Chicago, 1994, p. 27. Roxanne Panchasi, “Reconstructions:
4
Christoph Asendorf, Batteries of Life. On the History of Things
and their Perception in Modernity Differences: A Journal of Feminist Cultural Studies,

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Patrón, 2016

po” y la “máquina”. La prótesis muestra que la intercambiar una comunicación. La televi-


relación cuerpo/máquina no puede compren- sión es una prótesis del ojo y del oído que per-
derse simplemente como un ensamblaje de mite a un número indefinido de espectadores
partes anodinas y articuladas conjuntamen- compartir una experiencia al mismo tiempo
te que cumplen una labor específica. En lo que comunitaria y desencarnada. El cine podría
concierne a la modificación de las activida- pensarse retroactivamente como una próte-
des vivas del cuerpo orgánico, la prótesis so- sis del sueño. Las nuevas cibertecnologías su-
brepasa el orden mecánico. La prótesis aluci- gieren el desarrollo de formas de sensibilidad
natoria ya es un ciborg. virtual e híbrida del tacto y de la visión, como
Como Marshall McLuhan había previsto en en el tacto virtual gracias a los ciberguan-
Understanding Media: The Extensions of Man tes... La arquitectura, los automóviles y otros
(1964), las tecnologías del siglo xx se caracte- medios de transporte son también prótesis
rizarán por actuar como suplementos prosté- complejas sobre las cuales otras prótesis-de-
ticos de una función natural. La prótesis, pen- la-sensibilidad, con sus sistemas y redes de
sada como una sustitución artificial en caso comunicación, desde el teléfono hasta el or-
de mutilación, una copia mecánica imperfec- denador, pueden conectarse. En esta lógica de
ta de un órgano vivo, ha transformado la es- creciente conexión, el cuerpo parece fundir-
tructura de la sensibilidad humana en algo se con sus órganos prostéticos dando lugar a
que el nuevo siglo ha bautizado con el nom- un nuevo nivel de organización y generando
bre de “poshumano”. Porque la prótesis no una continuidad (¿individual?, ¿transperso-
reemplaza solamente un órgano ausente; es nal?) orgánica-inorgánica.
también la modificación y el desarrollo de un
órgano vivo con la ayuda de un suplemento Fragmentos de Manifiesto contrasexual, trad. de Julio Díaz y
Carolina Meloni, Anagrama, Barcelona, 2011. Se reproduce
tecnológico. Como prótesis del oído, el telé- con autorización de la editorial y de Casanovas & Lynch
fono permite a dos interlocutores distantes Agencia Literaria.

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