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está puesto en la reivindicación en su conformidad con su semblante y la
satisfacción por el reconocimiento del Otro de la identidad declarada.
La diferencia sexual tal como la concibe el psicoanálisis concierne a lo real del
goce, el cual excede al significante, pero al mismo tiempo no es subsumible a
la determinación cultural, como postulan las teorías de género.
La sexualidad no se reduce a un problema identitario.
Lacan va a sostener la imposibilidad de que el psicoanálisis pueda fundar una
nueva ontología, porque el goce del cuerpo específico del ser hablante
(Parletre) no constituye verdaderamente un ser, no constituye ninguna clase de
esencia. Lo real es esa anomalía producida por lo simbólico y que a su vez
produce una deformación de lo simbólico.
Lo que en psicoanálisis llamamos “sexualidad” –que no se limita a una cuestión
de identidades- es precisamente esa anomalía donde tienen cabida todos los
fenómenos que circunscribimos bajo los conceptos de libido, de goce y de
pulsión.
La certeza ontológica del sujeto transgénico constituye en sí misma una
fenómeno singular, como lo es la percepción pseudoalucinatoria de la imagen
corporal en la anorexia. El sujeto transexual rechaza la determinación del
significante, y afirma de un modo hiperbólico su “libertad” de elección.
Podríamos aventurar la hipótesis de que el sujeto transexual no cree en el
inconsciente.
La invención anónima de la consabida frase adoptada como lema de los trans
“He nacido en un cuerpo equivocado” se convirtió en un Significante amo que
comenzó a orbitar en el discurso corriente, e impulsó una demanda
numéricamente inédita.
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puede más que soportar el desacuerdo con el goce y se pierde en la
hiperconsumisión, la repetición y la insatisfacción permanente.
Desde el psicoanálisis lacaniano, la violencia es una respuesta fallida a un
conflicto entre el sujeto en tensión con la sociedad en la que vive. La palabra, lo
simbólico, no bastan para frenar el goce que desborda al ser hablante ante el
imperativo: ¡goza! Es que lo simbólico no logra anudar algo del goce como en
algún momento lo hacían los ideales, como lo intentaba el Nombre del Padre.
La pulsión de muerte hoy se las ingenia para desplegar sus artimañas frente a
la fragilidad de las palabras.
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-Corpus Político
La equivalencia patriarcado/machismo dice de la importancia de los semblantes
masculinos para regular, por la vía simbólica, ese cuerpo de mujer que exhibe
su goce y reclama su usufructo.
STELLA PALMA
stpalma14@gmail.com