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Cuadernos de Investigación.

Cultura de diseño
Déu Queerness. Opus I
Déu Queerness. Opus I

Cuadernos de Investigación. Cultura de diseño. <Déu Queerness>

Cenáculo de Investigaciones Doctorales. 2019

Unidades de Cultura Científica y de la Innovación (Red UCC+i)

Unidad Prospectiva de Género, Getqueerness WEBLAB /

Correo electrónico: ciencia@uccreativa.org


http://www.uccreativa.org

ISSN 2605-3292

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de esta


obra sin expresa autorización del titular de los derechos patrimoniales.
Cuadernos de Investigación
Déu Queerness. Opus I

Frans Martínez Pintor


Myshell Manflorita i Roses
Michaelle de fran Martínez
Paraula Edicions

< Cultura de diseño. Volúmen II >


< La Massana / 2019>
Déu Queerness. Opus I
Antropología de géneros.pdf

Claves para una definición de género.pdf

El conocimiento práctico. Una interpretación....pdf

La disexualidad en la condición de transgénero.pdf

Queerness bioethics transabled.pdf

Teorías sobre el ser y la sexuación.pdf


Déu Queerness. Opus I

ANTROPOLOGÍA DE GÉNEROS
Notas críticas y antagonimos en la deconstrucción binaria

Martínez Pintor, M. de Fran


Manflorita i Roses, Myshell

Resumen:

En la actualidad, las personas con variaciones intersexuales, sean en su


mayoría de origen genético o construido, con sus cuerpos no-
heteronormativos se enfrentan a identidades de género estereotipadas, al
aislamiento social y al estigma psicosocial respecto al “privilegio cis”. El
término DSD 1 y el marco de trabajo sobre trastornos, lo único que hace es
contribuir a su devaluación ontológica por medio de un eufemismo tan
cursi como la interseccionalidad (Crenshaw, 1991) y a la prolongación y
resistencia por parte de quien no quiere que se modifique nada.2 Desde la
sociología, se atiende a la desencialización del binomio sexo-género, 3 ya
que no se entiende lo primero si no es subordinado a lo segundo, desde la
experiencia subjetiva de sentirse libre. El disfraz de género, ha pasado del
uso de pantalones de forma cruzada 4 a la reasignación hormonal y esteti-
zante, donde el cambio de identidad desnaturaliza la programación de
género.

Palabras clave: Antropología periférica, etnocentrismo, sistema hetero-


centrado, identidad preformativa, realidad mixta.

1
Desde 2005/2006, las personas intersexuales han sido consideradas por la medici-
na como teniendo un “Trastorno del Desarrollo Sexual” (DSD)
2
La mente conservadora peca de involucionista, de una estulticia extremadamente
desafortunada y de una moral bastante hipócrita. Lo que no perdonable es que algún doc-
tor iluminado por los flashes de neón afirme que “Las tasas de prevalencia de
comportamientos autodestructivos y tendencias suicidas en la muestra de personas con
DSD, son dos veces más altas que en el grupo de comparación basado en personas no-
traumatizadas” y eso que nadie ha demostrado aún la evidencia de esa condición.
3
Judith Butler de la teoría de identidad preformativa.
4
Siguiendo el trabajo de Butler, el género avanza a través de actuaciones ritualiza-
das, pero en el travestismo masculino se convierte en una "ruptura" performativa de lo
masculino y en una "repetición subversiva" de lo femenino.
Déu Queerness. Opus I

Resum:

En l'actualitat, les persones amb variacions intersexuals, siguin majori-


tàriament d'origen genètic o construït, amb els seus cossos no-
heteronormatius s'enfronten a identitats de gènere estereotipades, l'aïlla-
ment social i l'estigma psicosocial respecte al "privilegi cis". El terme
DSD i el marc de treball sobre trastorns, l'únic que fa és contribuir a la
seva devaluació ontològica per mitjà d'un eufemisme tan cursi com la
interseccionalitat (Crenshaw, 1991) i a la prolongació i resistència per
part de qui no vol que es modifiqui res. Des de la sociologia, s'atén a la
desencialización del binomi sexe-gènere, ja que no s'entén el primer si no
és subordinat a la segona, des de l'experiència subjectiva de sentir-se lliu-
re. La disfressa de gènere ha passat de l'ús de pantalons de forma creuada
a la reassignació hormonal i estetitzant, on el canvi d'identitat desnaturali-
tza la programació de gènere.

Paraules clau: Antropologia perifèrica, etnocentrisme, sistema hetero-


centrado, identitat performativa, realitat mixta.

1. Si me atribuyen un género y yo lo asumo como propio, o no

Ante el temor primario a la castración y la necesidad de su control,


una conducta patrilineal 5 o androcentrista es permeable a la ambivalencia
y la ansiedad masculina respecto del poder femenino. 6 Jackson visualiza
el antagonismo sexual desde la idea de que el “género” es una estructura
psíquica, cognitiva y abstracta que ordena, de forma jerárquica, los signi-
ficantes femenino y masculino. Las identificaciones de género reflejan
posiciones, de sujeto conflictivas y contradictorias, deviniendo con ello

5
Jean Jackson (1992) ofrece una explicación en ese orden para comprender las ra-
zones que promueven que la violencia masculina esté, simbólicamente, marcada en el
ritual tucano.
6
McCallum propone que, al interpretar la violencia sexual, o cualquier otra forma
de acción simbólica, debemos lidiar con la forma en que la acción individual y la expe-
riencia se modelan en contextos culturales e históricos específicos.
diversas crisis de subjetividad. 7 En la práctica se reconocen sólo dos po-
siciones de sujeto hegemónicas para todos, los cashinahua jóvenes
propiamente masculino (xanen ibu) y propiamente femenino (ainbu ruin)
pero vemos como la modelización de la subjetividad se abre hueco con un
proceso de deconstrucción que podría asemejarse a lo que Judith Butler
denomina deshacer el género. La deconstrucción de la identidad genérica
que habilita el signo teatral ahora ya como algo construido y artificial,
construye y deconstruye a su personaje a conveniencia. Al margen del ser
ambiguo y genérico, el contexto actual demanda caracteres de inverosimi-
litud, donde el género es un accesorio, un objeto o producto de consumo
anexo al cuerpo que conforma una imagen. En cambio, la realidad objeti-
va se perpetúa bajo una idea transfóbica sobre la que se puede
fundamentar cualquier sentimiento a favor del género cruzado.

Para Stoller género significaba el “sexo psicológico” con el que se


dejaba atrás el determinismo biológico y por ello, la construcción social
absorbe cualquier subjetividad y la configura desdibujando sus significa-
dos. No es una connotación simplemente culturalista, o de vanguardia,
sino un ejemplo más de la desigualdad que rige en su diversidad como
humanos. La perspectiva de género es un factor ideológico determinante
para Josep Miró (2017) aunque la única perspectiva crossing es más bien
ácrata o llanamente autónoma e independiente. Así que, la única confu-
sion viene de la negligencia de no admitir antropológicamente, una
realidad mixta que, siempre ha estado solapada y que ya es tiempo de ser
visible. En la era de información global, el género se refiere, no solo a la
categoría gramatical de las palabras, representa la voluntad intelectual del
desarrollo humano en su afán por conquistar la realidad de la materia. A
nadie se le impone el género, pero a todo neófito se le asigna un sexo, por
lo que todo es cuestión de obedecer o discrepar, de reiterarse y reducirse a
comportamiento básico o, por el contrario, conjugar un gran número de
géneros por su capacidad estimulante y descubrir sus matices y variantes,
según se responda individualmente.

Si no se vislumbra un horizonte más vertical, la violencia estructural


(Galtung, 1969) puede dispararse cuando las fantasías de poder masculino

7
En esta nueva perspectiva, el “nativo amazónico” es un ser genérico, único y dis-
tinguible; antes que nada, preocupado por su continuidad ontológica con los seres no-
humanos.
Déu Queerness. Opus I

(Moore, 1994) son desafiadas por una mujer o una figura intersexual. 8
Esto se contrasta con las tesis biologicistas que ligaban el rol 9 y el status
social de las mujeres a su anatomía, de tal suerte que, lo femenino no es
preponderante todavía, sino que el objeto de reclamo resulta incompren-
sible fundamentalmente en aquellas mentes que alienan el pensamiento
en dirección a la Meca o lo propulsan hacia un paraíso atemporal, donde
mira por donde no hay géneros. Por ejemplo, las llamadas listas cremalle-
ra, no son una amenaza, sino una corrección histórica que no hay que
temer repararla. El sentido del término género ha evolucionado, como
consecuencia de su naturaleza específica, o sea sujeta a cambio. Lo que
resulta lamentable siempre, es la cobardía de quien se refugia en términos
cuantitativos, qué según ellos, los cisgénero son mayoría. Por esa razón,
ninguna raza minoritaria sería honorable y esto, sí que es discriminatorio,
antinatural y nada inteligente. Toda vez que, el núcleo fundamental de la
teoría de género 10 tiene sobre sí misma el poder de elección, nada hay que
rebatirle, solo basta con no suscribirla quien no quiera. No está claro que
la democracia no haga aguas y se haga demagogia por medio de sufra-
gios, en vez de derechos, bioéticamente irrefutables.

El fatídico, cuando no diabólico, trinomio Iglesia-Régimen-


Psiquiatría, viene siendo diametralmente contrario al desarrollo y al pro-
greso social, debido a su encierro sistemático. No basta con haber
superado científicamente y socialmente al paupérrimo cesaropapismo y a
la teocracia más rancia; se sigue perpetuando la intolerancia con una psi-
quiatría chirriante, a la que la OMS no le atiza con la razón e
inopinadamente deja a su suerte a quienes no forman parte de esa élite di

8
Galtung señala que “la violencia está presente, cuando los seres humanos están
siendo influenciados, por lo que sus realizaciones somáticas y mentales, están por debajo
de sus potenciales realizaciones”.
9
Según Morgan Carpenter: Mientras que la ‘corrección’ del sexo, es entendida ca-
da vez más como un problema de derechos humanos, el nacimiento de un bebé intersexual
permanece como una ‘desafiante emergencia clínica’.
10
La identidad de género es la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí
mismo en cuanto a sentirse hombre, mujer, o de uno de los muchos géneros no-binarios, y
debe reconocerse como una identidad política portadora de derechos específicos, que
comportan obligaciones de la sociedad y de las instituciones políticas hacia ellas.
una Chiesa, ni de la Troika, ni de ninguna comisión militarizada. Con el
fin de cambiar nuestras sociedades, las organizaciones de mujeres, sindi-
catos y movimientos sociales más amplios no reportan otra cosa que la
debida justicia. La historia es denunciable por abuso continuado y por
cohabitación criminal ante el contubernio de una ciencia oscura, a la que
hay que abrirle los ojos a la evidencia y a la distribución injusta de tareas
y del poder social. El individualismo, junto con su valor complementario,
atribuye sus logros a la capacidad consciente de sus cualidades y la legi-
timidad, para defenderse y desmontar los estereotipos negativos que
inhiben su empoderamiento. La formación de las mujeres en el conoci-
miento científico, así como la de otros géneros invisibilizados hasta hace
bien poco, contribuye a la creación y validación del progreso y de la
igualdad, fundamentalmente, al progreso de la justicia.

El concepto de género era una construcción semiótica, luego una


plataforma sociocultural y se prevé que sea un efecto compuesto de re-
presentaciones discursivas y visuales de apropiación. ¿Pero, por qué, el
género es una marca privilegiada de la identidad? El género no es el im-
plante somático de una excitación psicofísica, requiere una acción de
parte, frente a la diversidad múltiple (Laplanche) de un polimorfismo
refoulement y su sustitución por el género como una categoría más acep-
table para los adultos y su auto-entendimiento incontenible. En realidad,
no hay problema con la denominación de los géneros, el conflicto parte
del uso sexual que tanto asusta a quienes están inscritas no del lado de lo
sexual, sino del lado de lo que reprime lo sexual. Entre una cosa y otra,
las prácticas de deconstrucción del género se identifican con el desmonta-
je de la identidad individual y la obstrucción al progreso que la
civilización misma produce al reprimir lo sexual. Ahora bien, más allá de
la zona de confort del principio de placer, el antagonismo es cualquier
cosa menos antisocial, de hecho, es constitutiva de una sociedad demo-
crática.

2. Madre natura y creatividad

Margaret King se vistió a principios del siglo XIX para asistir a la


escuela de medicina, ya que ninguna aceptaría estudiantes femeninas.
Déu Queerness. Opus I

Hoy, el feminismo analiza el pacto social,11 aquel que estuvo precedido


de un “contrato sexual” desde una óptica de proveedores por la igualdad.
Si el principal cometido político del feminismo es cambiar un imaginario
colectivo, el papel de un padre, tenga hijas o no, deviene sencilla y certe-
ramente en un manual básico de educación. Huelga decir que la historia
es madre de la verdad y el pasado, y aunque esta haya servido a la explo-
tación humana, resta emular al sentido común para que por fin sea el más
común de todo sentido. Aceptamos que nada debe generar la incomuni-
cabilidad y que el acto reconstructivo como creativo, parece ubicarse más
en la dimensión del inconsciente que en lo consciente. No obstante, so-
mos conscientes de cada acción y pulsión dentro del contexto, de nuestro
espacio vital y hasta de una sensibilidad 12 de cierto patrón socio-cultural.
En tanto el cuerpo es sitio de relaciones externas de poder, su matriz de
emergencia emocional, ha sido categorizada dentro del subgénero de la
ficción especulativa. De esta manera, es posible sostener un llamado de
atención sobre la condición deseable, sea binaria o intersexual. De hecho,
en el contexto ficcional los géneros se retroalimentan de la corporalidad y
su expresión tendenciosa, pues se trata de concebir al cuerpo como ele-
mento de control y sujeción que deviene ser normalizado.

La transformación obedece a un espacio de resignificación indivi-


dual donde las ficciones culturales, con su auto-representación, su auto-
imagen y con su práctica cotidiana, ha posibilitado un modelo simplista y
a su vez una multiplicidad de discursos de género. 13 Los feminismos pro-
venientes de espacios propios, como catalizadores de sus dimensiones
corporales/emocionales, transforman la subjetividad de los sujetos, me-

11
Según la RAE se mantiene como una de las acepciones de feminidad “el estado
anormal del varón en el que concurren uno o varios caracteres femeninos”
12
Pierre Bourdieu (2000, 55) narra desde una evocación nostálgica, partiendo des-
de la experiencia sinestésica del aroma del “pecado” que lo lleva a la búsqueda
desesperada del disfrute gozoso de la piel (de Malte) aunque este lo condene a un pecado
infernal.
13
Para Simone de Beauvoir “No se nace mujer, se llega a serlo” para expresar que
la cualidad femenina no deriva de una pretendida naturaleza biológica, sino que es consti-
tuida a partir de un proceso complejo ligado a lo social, cuyo resultado es hacer de una
persona de sexo biológico femenino, una mujer.
diante formas creativas y subversivas de entender y experimentar el pla-
cer. A partir, de las experiencias la antropología feminista, articula y se
pone en diálogo con otros procesos generales, para proyectar una mirada
alternativa a la sociedad. Asimismo, una configuración de prácticas, más
allá de la sexualidad, se presenta en formas y circunstancias ilimitadas.
Partiendo del objeto de estudio etnográfico, los discursos sobre las emo-
ciones (Abu-Lughod y Lutz, 1990) reformulan un cambio social desde lo
corporal. Es preciso, dar cuenta de los espacios de encuentro que surgen
de estas conceptualizaciones interpersonales. Estos planteamientos, desde
la crítica a la heterosexualidad obligatoria, por ejemplo, orientan el deseo
hacia aquellas prácticas performativas en el que explorar el placer a tra-
vés de corporalidades y subjetividades diversas, se conforman en torno a
la lucha de las mujeres y del movimiento feminista fuera la de reapropiar-
se de su vida, su cuerpo, su sexualidad y su autonomía personal.

El hecho de intentar dar respuestas es un acto creativo en el que la


distinción entre sexo y género no existe como tal'' (Butler, 2007: 55) Sería
erróneo dar una visión etnocéntrica de la cultura en el desarrollo de la
creatividad (Diaz…) porque para la comprensión del mundo abstracto,
según Díaz Mor Prieto C. Huerta Mareca R., las distintas partes del cere-
bro trabajan conjuntamente y están conectadas de una manera poderosa,
en sintonía con un mayor flujo cerebral en las áreas que se relacionan
con el procesamiento multimodal y de emociones, y concluyen que la
creatividad es un proceso dinámico que implica la integración de todos
estos procesos, realizándose en un sistema muy distribuido del cerebro.
Con la necesidad de tener suerte el ser humano observa la naturaleza y
necesita comprenderla, con ella un orden lógico y todo ello enmarcado en
un determinado hábitat y un no tan determinado género. La reflexión se
problematiza con una supuesta democratización de la identidad de géne-
ro, debido a la estrecha franja de pensamiento que guía a la masa cultural,
además de empobrecer la especie por esta misma manía de imitar pautas
que no ha dictado la naturaleza. El ser humano ha sido un corruptor de la
naturaleza desde el momento que se hizo bípedo, no dejando a su suerte
algo tan elemental como son sus particularidades. Más allá de una necesi-
dad culturalizada, los contenidos simbólicos, se han tratado en ámbitos
más o menos exclusivos, referidos a los gustos y las prácticas del bienes-
tar humano y de la calidad de vida. Esto significa viabilizar verdaderos
procesos de desarrollo interpersonal y la notoria concentración de natura-
Déu Queerness. Opus I

leza 14 entre términos intrapsíquicos y fuerzas inconscientes que intervie-


nen en el funcionamiento del aparato psíquico.

Bien está, considerar que los humanos no tienen solo sexo, tienen
sexualidad. Nuestros deseos, atracciones y pasiones están condenadas a
pulular por un laberinto de consistente de individuos que se sienten atraí-
dos por un sexo, por ambos sexos, o alternar entre uno y otro.
Creativamente hablando, nuestra reserva mental de recursos ha añadido
muchísima complejidad, desde la desproporcionada manera de concebir
fetos a la manera creativa de tener éxito racional como especie. Ya es
hora de arrinconar categorías biologistas y que todas las conexiones entre
género y sexo sirvan para empoderar a la persona asociada con el género,
según afirma la ciencia que cambiará, como casi todo lo demás, a lo largo
del tiempo. La mezcla de género, lenguaje, diversidad cultural y sexuali-
dad, puede convertirse entonces en un símbolo de la gama diversa de
experiencias humanas. Rebecca Jordan-Young, presenta en sus estudios
importantes diferencias entre los sexos, pero son más semejantes que
diferentes. Entonces, la manera en que modelamos el mundo «masculino»
o «femenino», se desarrolla mediante interacciones entre el mundo ex-
terno y nuestro propio aparato sensorial, que a todas luces puede girar con
absoluta normalidad y estimulado por una sencilla curiosidad natural. La
inteligencia sexual, que no aparece en Harward, cambia su enfoque con el
tiempo a medida que lo hacen nuestros contextos sociales y estructurales,
incluso cuando la sexualidad es esencialmente colaborativa.

Hace dos millones de años, para evitar a los depredadores, hubo per-
sonajes que, a través del conflicto, la imaginación y la colaboración se
abrieron paso entre ambos géneros. Siempre debemos recordar una ten-
dencia al individualismo que se retroalimenta con la cooperación; algo
compatible con la opinión de Megan King cuando dice: "Mis momentos

14
Tal como dijo la filosofía feminista Beatriz Preciado, más que violencia de géne-
ro, el género de por sí es violento, ya que impone y condiciona desde la crianza, la
identidad sexual del niño/a, no dando lugar a expresiones distintas del género y la sexuali-
dad, fuera de lógicas patriarcales-heteronormativas.
más creativos llegan cuando mi cerebro puede descansar". 15 En este sen-
tido, la lógica permite visualizar las oposiciones semánticas en el
aprendizaje, lo cual confiere aportaciones fundamentales dentro de un
sistema social, donde el proceso cognoscitivo, subsume valores y princi-
pios a una forma extensa de comportamiento. El concepto de “sistema
sexo/género” se encuentra dentro de la compleja articulación social, de
manera que unas sexualidades por un lado son consideradas normales o
legítimas; por otro en cambio, justificaría la opresión y el sistema jerár-
quico. Por lo tanto, la realidad propone una alteración estructural en el
lenguaje para poder destruir el género o modificar su uso (Wittig, 1971)
extrapolable al género gramatical. En la brecha de género el proceso para
conseguir la igualdad revela que la anatomía como destino constituye la
medida “neutra” del pensamiento lógico deductivo. Sin embargo, mien-
tras que la diferencia sexual es una forma primaria de diferenciación
significativa, el género se refiere tanto a un accidente gramatical como a
una cuestión relativa a los sexos. Aunque se aborda la identidad de géne-
ro, los cambios manifiestos han aportado la pluralidad de sujetos
irrepresentables. Queda en vilo, el reconocimiento de más de setenta
identidades de género en sus perfiles RRSS. Desde ese momento la reali-
dad deja de ser binaria porque se divide cada día en minorías más
atomizadas.

3. Pensar lo sexual

En este artículo el disciplinar los deseos, las sexualidades y el femi-


nismo son producto del diálogo, contribuyendo a producir identidades
legitimadas y negadas, en relación a normalizar un sistema heterocentra-
do que rompe aguas. La identidad sexual, la identidad de género y la
orientación sexual, son definiciones simplistas y no hay que entretenerse
en clarificar su marco teórico. En cambio, la combinación de estos tres
conceptos, presuponen una combinatorial muy interesante, respecto de las
diferentes realidades y el respeto hacia la experiencia personal y extrasen-
sorial. El término “sexo” es polisémico 16 para todos y cada uno de los

15
La atención se denomina red predeterminada al activase cuando soñamos des-
piertos.
16
Para Carmen Bengoechea nuestra conciencia nos dicta cómo percibimos y vivi-
mos sexualmente, pures nuestro cuerpo nos lleva años de ventaja demostrándonos que la
sexualidad funciona nos agrade más o menos.
Déu Queerness. Opus I

seres humanos, engloba la parte biológica, emocional y afectiva, por lo


que el mayor órgano sexual que poseemos es nuestra epidermis. Eviden-
temente, un ser sexuado interpreta y toma decisiones que en principio
solo le atañe a nivel personal, pero al necesitar a otras personas en el acto
sexual, la toma de decisiones se comparte ponderadamente. La clave se-
xual asertiva plantea por tanto una coherencia entre los principios de cada
persona con la finalidad que confiera al sexo. El comportamiento se redu-
ce a sus deseos sobre un límite inspirado en las distintas relaciones que
tenemos y las personas de referencia que nos rodean.
Enocasiones, las consecuencias de nuestras decisiones, aun cuando
se satisfacen, debe estar libre de toda fuerza externa, incluso de fuerzas
sutiles. Además, la ética sexual asertiva analiza las diferentes funciones
para su desarrollo integral, desde la reflexión estética sobre la belleza de
la sexualidad, hasta nos invita a vernos de otra forma. La sexualidad es
una acción específica, pero su práctica deja de ser universal, en cuanto al
desarrollo de la excitación sexual. Vamos que, la fantasía erótica, par-
tiendo de la necesidad biológica, nos lleva a determinar la mayor
satisfacción a través de sensaciones que multiplican las posibilidades de
su cerebro y los movimientos de su cuerpo. No hay porqué suponer la
realidad por sí mismo, sino que, al dejarse llevar por una serie de intui-
ciones o estímulos, no le inducen a irrealizar las cosas. Una mayor
liberalidad requiere de una protección de la intimidad, y en ese sentido, la
aceptación de una persona que posee independencia, autonomía, libertad,
deseos propios y particulares, contiene los mismos valores y esperanzas
que cualquiera. De hecho, las principales emociones del intercambio,
equivalen por un lado a las generales para todas las acciones.

El grado de libertad ha venido defendiendo el derecho de los jóvenes


a elegir la pareja, la identidad sexual o de género y las formas de amor-
sexual. El nivel de excitación aumenta por un refinamiento de la sensibi-
lidad corporal, de forma que ceder y aprender algo de la sensibilidad del
otro aumenta otro tipo de estrategias de satisfacción sexual. La sexualidad
es razonada por la humanidad bajo puntos de vista diferentes, en particu-
lar es un tanto estricta sobre la mayoría del gremio binario, pero muy
abierta para el resto de identidades de género y condición sexual. Los
hallazgos clínicos, o mejor las señales especulativas sin rigor científico,
llevan a reflexiones sobre los caminos del deseo, poco fundamentados en
la relación entre los géneros. Aunque, se trate de liberar la información,
las categorías femenino y masculino, al no moverse históricamente no
pueden considerarse competencias argumentativas. Como pilares de una
estructura social ha servido perfectamente, pero hoy no es menester refe-
renciarlos como paradigma cibernético. A partir de la década de los
setenta, se inició un proceso de deconstrucción de los contenidos sexistas
y no se acaba de asumir la máxima realidad, sino una especie de mínimo
común múltiplo, bajo el cual la promiscuidad sigue invisible con el con-
sentimiento de la misma orden binaria.

Ya no se pueden ignorar aquellas neosexualidades que conllevan,


según Rosario Allegue, el cambio en los cuerpos, la revisión del concepto
sobre identidad sexual, y los caminos del deseo, todo esto enmarcado en
la crisis de las referencias simbólicas y en el narcisismo como paradigma
de esta época. La diversidad sexual tan solo es una más a elegir o asumir
sin fisuras, siempre que nada obligue a relativizar demasiado a la diferen-
cia sexual como condición determinante para el establecimiento del
sujeto psíquico. Asimismo, la categoría psicoanalítica de la diferencia,
seguirá torpedeando las teorías y políticas de género. Mientras, cada cual
se hará todo tipo de preguntas, como reverso de lo único. 17 Joyce
McDougall señala que no hay diferencias significativas entre el análisis
de pacientes homo y heterosexuales, por lo que deducimos que el goce
que se le da a su partenaire es inversamente proporcional al obtenido de
su orientación e identidad colectiva. No es la confirmación narcisista,
sino el deseo libre de poder ser reconocida en cualquier tipo de identidad
y práctica sexuales, incluido la alternancia.

Pensar en sexo es una parte significativa que se construye sobre


nuestra vida personal. Cada vez que sentimos deseo, se producen reaccio-
nes fisicoquímicas sobre las que se puede enarbolar todo tipo de teorías,
de transformación y vida. Ya es triste que en un primer mundo meramen-
te tecnológico las personas que no encajan en el binarismo apenas tengan
el apoyo de los suyos y con reparos. Es vergonzante que se tenga que usar
la definición de "declaración" para excusarse por no sentir como la hipo-
tética mayoría, aunque hay una cantidad de heterosexuales que usan los

17
En femenino, la relación con una mujer es más fácil, somos amigas, compañeras,
no me siento exigida.
Déu Queerness. Opus I

servicios de otras personas trans y hasta del mismo sexo de vez en cuan-
do. Tampoco es necesario competir ni alterar la siesta intelectual de
nadie, pues las sensibilidades cisgénero son tan susceptibles como indo-
lentes sobre minorías a las que temen y desconocen. Europa trata de ser la
vanguardia en derechos, pero en vano las comunidades son inclusivas, y
no es por el nivel de estudios o la información sesgada, es que el ser hu-
mano es tan cobarde y poco admirable, que solo entienden el respeto
hacia su prole. Este término o el de manada para ser más concretos, es el
más real para calificar a individuos que desprecian a la inteligencia con
sus actitudes intolerantes y se perpetúan en una moral pseudo religiosa
que, ni procesan y a la que faltan el respeto continuamente, de pensa-
miento y obra.

La importancia de hablar de la cualidad sexual depende de las mis-


mas luchas y demandas que históricamente se van articulando, de forma
que, en una ciudadanía predefinida la respetabilidad sexual no puede ha-
cerse cargo, de la crítica y la transformación mucho más profundas que
hace falta promover a nivel de las formaciones culturales. Bajo esta lógi-
ca, una sociedad en términos sexuales y en términos democráticos se
posiciona como evaluadora de los grados de avance en derechos humanos
y esto incluye, las relaciones horizontales de aprendizaje mutuo y un salto
en el campo de las políticas sexuales. En el caso de lo queer, no solo co-
mo término sino como marco analítico y crítico, como descriptor de una
comunidad que reniega de cualquier posición canónica, se asume una
posición extremadamente voluntarista y soberana por causa de reivindicar
una identidad posible. La confusión del diálogo entre las distintas voces
del debate, cuestionaría ese lugar de desconocimiento o de congelamiento
del significado de lo queer, en tanto que, la intraducibilidad del término
no implica que se comprenda su verdadera dimensión, o sea ilimitada.

En lo que respecta al sistema sexo-género el deseo aparece como la


concreción de un goce, luego se podrá aumentar el interés sobre el poder,
entendiendo por deseo no una lógica de la falta, o en su caso18 el proble-

18
La definición del deseo como metonimia de la falta en ser, planteada en "La ins-
tancia de la letra", es muy precisa en términos de las relaciones del significante y la
ma que enfrenta Lacan para articular el agotamiento de la significación
con la dimensión de la sexualidad. El placer implica la constitución de un
campo de inmanencia mediado por una sucesión de objetos estimulantes,
que conforman una situación específica, un escenario de disfrute, un
mundo sugerente. Se trata de un proceso de performatividad entre aliena-
ción y placer, contraponiendo a la aproximación moralista una
comprensión que rompe el binomio alienación/emancipación. 19 En una
nueva idea de autonomía, como de la inmanencia de los derechos aliena-
bles, el ser posidentitario parte de la militancia y la producción en pos de
la liberación sexual. La matriz de producción de subjetividades repara en
las relaciones de género, sexo, raza y clase, y es que la sexualidad siem-
pre será una posibilidad de empoderamiento en su permanente expansión.
Todo esto, nos lleva a preguntarnos, desde una antropología estructuralis-
ta, por el concepto de pulsión en sí y la determinación implicada en la
enunciación inconsciente. 20 Otra cosa sería enfangarse en la nesciencia 21
que se nos impone en un procedimiento ritualizado, y es entonces cuando
el cuestionamiento como causa de estudio, como diálogo con otras disci-
plinas científicas, se transforma en pérdida de certezas. Bien dice Javier
Cantera 22 al afirmar:

“La heterodoxia es un valor para innovar, nadie rompe el


confort de lo sabido con ideas socialmente aceptadas ¿Quién
llama a una idea extravagante? Aquel, que piensa desde el es-
quema habitual de la normalidad. Toda idea nueva en el inicio
produce extrañeza, pero si llega su “tiempo” se volverá en una
idea habitual”.

significación, pero muy impreciso en términos de su relación con la dimensión sexual (la
pulsión), pues al homologar toda la significación con la significación fálica, esta también
se encuentra vaciada de ser.
19
La emancipación es entonces la auténtica humanización, como un ser natural y
práctico que se constituye históricamente en su relación con la naturaleza, que debe reali-
zarse plenamente, determinaciones particularistas (Constanza Amézquita, 2009, 46)
20
El goce, dice Lacan en este texto, es "aquello cuya falta hace inconsistente al
Otro"
21
En las modernas teorías científicas se sabe, y no por experiencia, que cada rama
del saber científico encuentra su propio límite imposible de franquear, tal como: el princi-
pio de incertidumbre de Heisenberg y los teoremas sobre la incompletitud de Gödel, que
Lacan propone como paradigmas del problema conjetural.
22
http://javiercantera.com/no-oro-lo-reluce-la-nesciencia-rrhh/
Déu Queerness. Opus I

4. La alteridad sexual como teoría autónoma 23

La alteridad en deuda de comunalidad frente a las exigencias de la


modernidad, se extiende a todos los ámbitos del ser y se manifiesta en
todas sus dimensiones: fisiológica, psicológica y científica. Aunque
Ludwig Feuerbach diga que la personalidad es, por lo tanto, nada, sin
diferencia de sexo, las verdades antropológicas esenciales ponen de mani-
fiesto que, el derecho a la opción de género y de identidad sexual,
obedece a una realidad incuestionable. Nada, tiene que llevar a una regre-
sión, pues nuevos valores globales se inscriben en una vieja inquietud
humana que, ya se constataba en el conocerse a sí mismo. Según la cien-
cia, la alteridad sexual forma parte esencial, inherente e innata del ser
humano y de la personalidad, así que en la medida en que el sexo es cons-
titutivo de la persona sensible, la asunción de un modelo de persona
sexuada supone un reconocimiento de la verdad material. 24

Bajo la premisa de la arbitrariedad social, la heterosexualidad obli-


gatoria o realidad inevitable, no puede opacar que vivimos encima de un
doble abismo 25 que puede producir, según los sujetos y los momentos,
resultados totalmente diferentes e inesperados. Tal es así que, la singula-
ridad de cada ser, enfatiza la expresión de la alteridad, en tanto que la
representación escapa a los esquemas lógicos más elementales, y es que
no puede ser de otra manera. La imaginación nos sirve para elucubrar el
antes y el revés sin necesidad de someterla a ninguna de las exigencias
del determinismo. Así pues, el desvelamiento de la alteridad nos muestra
el carácter radical del imaginario, del inconsciente que denota la realidad
de la escisión del sujeto y que se rige por el principio del placer. Igual
que Foucault considera la sexualidad como una anatomía que nosotros
mismos creamos, la sociedad normalizadora articula en el mismo cuerpo

23
De Lauretis, Teresa (2015) Género y teoría queer. Mora (Buenos Aires) 21 (2) 0
24
Castoriadis ante el juego repetitivo de las pulsiones relaciona dicho juego con el
sentido, como clausura que conlleva la permanencia en la identidad, así como, por otro
lado, relacionar dicho juego con los momentos excepcionales de ruptura por obra de la
creación humana.
25
Castoriadis con Octavio Paz, Jorge Semprún y Carlos Barral (1991 a)
humano lo biológico y lo histórico. Esta disonancia será superada por la
diferencia sexual entendida como una muerte del género, al indisciplinar
esa anormalidad ya normalizada (Echavarren, 2007) en las relaciones de
género.

La dualidad cartesiana se traslada del cuerpo-mente y puede inter-


pretarse como una tentativa de validación científica, para establecer un
horizonte desde lo que supuestamente antes se llamaba la alteridad. La
justificación antropológica de la dualidad de sexo-género establece un
canon prototípico de las últimas modernidades, fiel y deseante de des-
montar las voces del patriarcado. Ahora el acento mismo activa una fase
“posgénero” que trasciende las fronteras disciplinarias (Braidotti, Subje-
tividad nómade, 139) y se pretende ir más allá de la verdad de mi sexo.
Beatriz Preciado propone una insurrección sexual occidentalizada, que
concierne el cuerpo y los afectos o una autoteoría (Preciado, Testo Yon-
qui, 15) Si los cuerpos no son codificables se debe rápidamente
axiomatizar las sensaciones que tan solo los divergentes experimentamos.
Es curioso como se enreda la madeja entre especulaciones de bajo nivel
existencial, donde la ciencia yerra como siempre al no procesar la verdad
desde la propia transexualidad o disexualidad. A Preciado no le importa
la experiencia individual sino la evolución de los flujos y las claves ins-
tauradas a fuego en la psiquis de quienes nos sublevamos contra la Teoría
del miedo (Panero, 9) y del proyecto sexopolítico.

El fármacon fue la negación de la identidad y de la sustancia y ahora


se disfraza o se reduce al dígito y al cibercódigo de un género sutil (bio-
código) reconocible por su ambigüedad y contradicción latente, víctima
incluso de un exceso biopolítico. Lo cierto es que el sistema de valores se
presenta como nuevo perfil del objeto social y sexuado, siendo difícil de
trazar una línea divisoria. Si los estudios de género entienden el sexo
como un sistema socialmente prescripto, la diferencia biológica no repre-
senta el origen de las funciones cognitivas específicas, sino que la
orientación funcionalista naturaliza las expectativas generadas por la
multiplicidad de discursos en torno a la diferencia del rol sexual en un
concepto clave: 26 el género. Desde la pluralidad de las prácticas sexuales
que orienta una percepción de la sexualidad autónoma, se avanza a tientas
buscando la noción de ser sexuado como construcción colectiva. Por un

26
Fátima Flores. Segunda edición revisitada.
Déu Queerness. Opus I

lado, los estudios de corte psicosocial describen una generalización ad-


versa a estudios de género en pro de una sociabilidad inclusiva, necesaria
para mantener la condición de irreductibilidad entre natura y cultura. El
estudio del sexo no puede convertirse en regulador social, en todo caso
prescribe la conducta en función de prescripciones naturales determinan-
tes de la individualidad.

La euforia del discurso de género conlleva una pérdida de precisión


conceptual, porque su anclaje global recurre a nociones ya conocidas para
otorgar un contenido al objeto novedoso, en vez de travestir la idea del
ser hasta entender la diferencia natural entre lo masculino/femenino, por
supuesto más allá de lo binario. Realmente el sujeto humano sigue preso
de esa subjetividad de la modernidad que identifica el sujeto como neu-
tral, universal y no marcado sexualmente, y desde Foucault se viene
asimilando la novedad que significa la noción de género y transgénero.
De esta forma, las diferentes representaciones del sexo establecen una
frontera discursiva entre sexo y género, alrededor de un núcleo figurativo
en torno a la oposición bipolar, y a una reducción absurda de lo que real-
mente representamos las personas “transgénero”, más acá de la periferia
de un sistema que siempre corrompe desde la base binarista. Por ello, los
significados estables dan vida social al objeto y nuestra capacidad creati-
va nos hace sentir libremente la simultaneidad de un género reconstruido
y una sexualidad abierta a elaciones que el objeto vital y químico estable-
ce con su entorno. En trazos generales, no diseñamos contornos sociales,
sino curvas de reabsorción del exceso de significaciones.

Imaginamos una disposición afectiva que permita avanzar desde la


elaboración simbólica transgresora a la normalización estética y bioética
de nuestra dimensión ontológica. El sistema de género en tanto que nor-
mativiza la diferencia de roles nos deja espacio para adelantar una
representación social multivariada en torno a un núcleo figurativo (Abric,
1984) del todo realista. La teorización del género queda atrás y explícita
en la observación de prácticas implicadas en la reproducción del sistema
de género, o sea distante a la interacción de los intersexos. Ya no son
relevantes ni confiables, puesto que al abrir el señalamiento de elementos
estereotipados hemos descubierto una vaguedad extrema, inmaterial y
que nosotras nos encargaremos de demoler con testimonios personales y
colectivos desde distintos ángulos. Para concluir la constitución del sis-
tema de género, primero habría que disponer de medios racionales que
orienten la estructuración de la identidad sexual; luego de la construcción
del sí mismo, resistir a posibles evaluaciones de la situación por parte del
sujeto y ofrecer un mayor número posible de situaciones de interacción
social, conducentes a la toma de posición del sujeto.

5. Inequidades de las relaciones de género

Las divergencias biológicas aparecen carenciadas, naturaleza versus


cultura, a lo largo de la historia de las relaciones sociales. Las diferencias
en materia de género se manifiestan en las áreas de acceso a las oportuni-
dades y a la sociedad civil proactivista. Por su parte, la antropología
social tendería a valorar las otras culturas a través de sus propios prejui-
cios. El etnocentrismo no llega a evidenciar juicios de valor inconscientes
e inconsistentes, en todo caso, el androcentrismo en su teorización políti-
ca, justifica sin pudor la desigualdad sexual. En la revisión crítica se llega
a constatar una indiferencia por la construcción de los sexos bajo la pre-
sunción de una categorización sexual universal, salvo excepciones, y que
al estudiar una cierta reverberación sobre unos lastres insoportables. El
concepto género ha facilitado el marco donde se construía la relación
entre hombres y mujeres, pero que en referencia a una jerarquización
sexual no se pronuncia más que con los hechos, supeditando un género a
una extremidad machista. Es, precisamente lo isogenérico el medio de
formar parte en una sociedad avanzada, articulándose en términos de
igualdad relativa y en la cual no caben estrategias de poder. Al mismo
tiempo, la antropología del parentesco supondría una limitación de la
incidencia de las mujeres en el ámbito público, y esto que las contadas
excepciones llevó a dar una mayor relevancia social a la capacidad de
decisión y transformación social. No cabe duda, toda perspectiva debe
interpretarse desde la conversión del matriarcado y de un claro discurso
evolucionista que acabe con sus estratificaciones, disimetrías y desigual-
dades en clave de sexo y género.

El mantenimiento de la construcción social pasa por la cosificación


de los géneros dentro de un orden socio-racial cada vez menos jerarqui-
zado. Pero hay que ir más allá de las concepciones aditivas y asumir una
Déu Queerness. Opus I

noción más substancial de la interseccionalidad. En este sentido, una for-


ma de ver y de transformar la estructura patriarcal nos mejora
sustantivamente, pues desde la paridad se pretende dar un nuevo impulso
a las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y am-
biental. En este contexto se entiende que la igualdad entre los géneros no
es solo un derecho, sino que hay que abrir este sentido antropológico a la
infinidad de géneros con capacidad de manifestarse. El presente estudio
redefine construcciones socioculturales que pueden modificarse, no solo
porque han sido aprendidas, es que los aspectos simbólicos y materiales
se constituyen en sujetos y relaciones sociales. Aplicado al proceso de
desarrollo, la transversalización valora las implicaciones que tiene la
identidad libre de género para la elaboración, puesta en marcha, control y
evaluación de las políticas y de los programas de desarrollo.

El análisis simbólico-estructural del ritual y el mito conforma un ca-


pítulo dualista que divide lo “mental” de lo “material”, entre una realidad
potencialmente cognoscible y una realidad efectivamente conocida. El
acierto del avatar intergénero necesita de los lineamientos fundamentales
que, tanto en la esfera local como global, presentan, directa o indirecta-
mente, orientaciones de la antropología simbólica. La teoría de los
círculos culturales, bajo un criterio de forma vincula la utilización de un
elemento con la probabilidad de encontrar semejanzas, aunque por tales
no se entienda la diversidad y las reinvenciones innovadoras o divergen-
tes, compatibles con la convivencia. Para cualquiera el orden social es
definitivamente un orden simbólico, donde los conceptos de performance
enriquecen a la antropología como experiencia. Pues bien, el tramado de
géneros es otro tópico vinculado con la interculturalidad, a pesar de que
atenta contra la intimidad y una competencia cultural desmedida y mal
entendida. En sintonía con sistemas de conocimiento y prácticas médicas,
la fenomenología que llevan a estudios del self, la persona, el cuerpo y su
condición sexual, es oportuno referenciar el concepto de embodiment,
que implica tomar en cuenta el cuerpo vivido como punto de partida me-
todológico, antes que un objeto de estudio. 27

Javier Sáez (2004: 98) plantea un modo provocador de entender la


organización social del sexo biológico cuando apela a la heterosexualidad
como lugar principal del que emanaban la mayoría de estos dispositivos
de opresión. Por ello, cuando se habla de la no participación en la institu-
ción matrimonial, la categoría “mujer” constituye una afrenta a la
heteronormatividad. Y es que toda identidad es inherentemente opresiva y
excluyente para Butler. Así mismo, cuando en el caso de cuerpo y lo cor-
poral, la dimensión abarca al transgénero, los procesos de construcción de
las narrativas históricas y la naturaleza de sus lógicas pierden todo valor
lógico y simbólico. Estamos ante una realidad que se permite diseñar
hasta de manera artificial sus argumentos, virtualizando la posibilidad de
experimentar cualquier elección personal frente a las múltiples compleji-
dades y contradicciones de la modernidad globalizada. Por ejemplo, el
Transfeminismo ofrece imágenes y metáforas que bien se ajustan a un
guión mal llamado ecología simbólica urbana, mientras que los aportes de
la antropología para desconstruir las nociones y prácticas sobre género
puede encontrarse en Mónica Tarducci (2005) y en Segato (2003 y 2007)

Por último, señalaríamos el aislamiento en el que los géneros llama-


dos periféricos han tenido que reinventarse y eludir una realidad de odio
generalizado, que deja a esta especie en entredicho y de poder, nos iría-
mos a otra escenografía o planeta en el seno de su etnología madre. Con
la excusa del antagonismo sexual se ha ignorado secularmente compor-
tamientos que indicaban que había una gran variedad y ejemplaridad
fuera del binarismo. Por última vez, habría que dejar como agotada una
psicología universal signada por el temor primario a la castración, la en-
vidia del falo y la necesidad de su control, porque es tan ridículo como
ofensivo. De todas formas, estas orientaciones han focalizado la estructu-
ra de género en el análisis del ritual, de sus instrumentos y de
sussímbolos; al tiempo que la inteligencia cuestionaba la otredad y la
afinidad para comprender las razones por las que hay que garantizar, tan-
to una ambivalencia sexual como una estructura replegada sobre sí misma

27
(PDF) ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA: Pasado y presente 1. Available from:
https://www.researchgate.net/publication/308516120_ANTROPOLOGIA_SIMBOLICA_
PASADO_Y_PRESENTE_1 [accessed Dec 09 2018]
Déu Queerness. Opus I

y hacia el mantenimiento de un equilibrio interno. Con todo respeto, el


chamán ancestral representa a una sociedad universal que es incapaz de ir
más allá de sus narices y que pone en discusión en forma directa y explí-
cita el estado patológico con el que interpreta sus desórdenes invocando a
divinidades y fuerzas superiores. El chamán-social proporciona un len-
guaje con el que expresar inmediatamente estados informulados o
informulables, pero que le sirven para gobernar bajo una forma ordenada,
toda clase de significantes excluyentes. La eficacia simbólica de Levi-
Strauss con los postulados experimentales de la ciencia positiva, entra en
colisión con la omnipotencia cognoscitiva de la ciencia formal, así que
nosotras ejerceremos un género libre de etiquetas (Artigas, 1992) y sin
necesidad de ser confirmadas por ningún fósil.

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Claves creativas para una definición de género

Michaelle de fran Martínez


Francisco Mtnez. Pintor
Unidad de Investigación Biopsicosocial
MYSHELL.NEXT

Resúmen

Entre las funciones de género se encuentra la integración de la especie


biológica en acciones planificadas, cuya labor comienza en la acción de
los genes, o sea mediante una maduración selectiva y el aprendizaje am-
biental. Desde las áreas cerebrales secundarias, la interpretación de
estímulos motoriza el reconocimiento del mundo a través del cuerpo y de
su posición en el espacio. El concepto de esquema corporal es clave en
tanto que, es donde se asienta la identidad y la imagen psicoanalítica;
pero por añadidura, el empleo efectivo de capacidades y habilidades men-
tales conlleva el acto creador entre los fenómenos de autoorganización.
Por tanto, más allá de una gnosia lógica, la imaginación permite descubrir
la inteligencia práctica, cuya asunción integra al género en una infraes-
tructura esencialmente estocástica; lo que a su vez representa cambios de
paradigma y la argumentación de un nuevo lenguaje integrador y de
cohesión fenotípica.

Palabras clave

Gnosia, habilidad mental, inteligencia práctica, estocástica, lenguaje inte-


grador.
Déu Queerness. Opus I

Resum

Entre les funcions de gènere es troba la integració de l'espècie biològica


en accions planificades, la labor comença en l'acció dels gens, o sigui
mitjançant una maduració selectiva i l'aprenentatge ambiental. Des de les
àrees cerebrals secundàries, la interpretació d'estímuls motoriza el reco-
neixement del món a través del cos i de la seva posició en l'espai. El
concepte d'esquema corporal és clau en tant lloc on s'assenta la identitat i
la imatge psicoanalítica, però a més, l'ocupació efectiu de capacitats i
habilitats mentals comporta l'acte creador entre els fenòmens d'autoorga-
nització. Per tant, més enllà d'una gnosia lògica, la imaginació permet
descobrir la intel·ligència pràctica, l'assumpció integra al gènere en una
infraestructura essencialment estocàstica; el que al seu torn representa
canvis de paradigma i l'argumentació d'un nou llenguatge integrador i de
cohesió fenotípica.

Paraules clau

Gnosia, habilitat mental, intel·ligència pràctica, estocàstica, llenguatge


integrador.

Introducción

La identidad en sí misma involucra la idea de singularidad o distin-


ción, respecto de sentimientos y pensamientos que engloban una
imagen corporal exclusiva. En cuanto al autoconcepto y su com-
petencia social, la identidad de género internaliza en torno a su yo,
la asunción de valores como un conjunto de expectativas culturales
específicas. El constructo “género e identidad” puede implicar un
dilema, cuya expresión pública determina, qué elementos son más
relevantes en la construcción y categorización de constructos per-
sonales ya disponibles (Feixas, Geldschläger y Neimeyer, 2000;
Landfield, 1971)

Money y Ehrdardt (1972) indican que la identidad de género se


define como “la igualdad a sí mismo, a la unidad y a la persistencia
de la propia individualidad como varón, como mujer o ambivalen-
te”. La identidad es en sí misma una especie de dilema singular que
contempla la distintividad (Rocha, 2009) no solo como referencia
social, sino que hacen referencia al sentido del sí mismo o al “yo”.
No se trata de una diferencia estadística, por el contrario, interac-
ciona sobre los sentimientos positivos o negativos que una persona
posee sobre sí misma. En una construcción personal, la unidad de
identidad personal y cultural de un individuo es una tarea larga y
diferenciadora. 28 En ella se van modulando, tanto la condición de
confort de acuerdo a su cuerpo y otras variables, de índole más
psíquica e imaginativa posible.

Cabe definir al feminismo de equidad bajo una concepción híbrida,


al igual que la identidad hace referencia a un proceso de diferencia-
ción, a un proceso de integración y en su caso a la relevancia de los
aspectos sociales que define una identidad social. Hay una relación
abarcable a la hora de hablar de identidad, como resultado de tres
procesos: biológico, psicológico y social. Esto se entiende meridia-
namente de un concepto taxonómico a una dimensión simbólica,
otra dimensión social y la dimensión individual.

Bajo una postura más sociológica, Parsons (1968) refiere que la


identidad es un sistema central de significados de una personalidad
28
Partiendo del sentido personal de continuidad y distinción como factor crucial de
la autodefinición, William James (1952) fue uno de los primeros teóricos en considerar
estas dimensiones, indicando que una identidad estable se deriva de la sensación de conti-
nuidad que la persona experimenta, es decir, el saber que se es de una forma constante y
consistente, por lo que proponía que una falta de esta sensación de continuidad podía
desequilibrar a la persona y alterar su sentido de sí misma.
Déu Queerness. Opus I

individual, que orienta de manera normativa y da sentido a la ac-


ción de las personas. Entre normas y códigos culturales el
desarrollo de una autodefinición está impregnado de prácticas se-
xuales y conducta erótica, de incertidumbre emocional derivada del
instinto y sentido psicológico de sí mismo como hombre o como
mujer; aunque se considera normalizado lo asexual, la transexuali-
dad, lo sin género y cuantas conductas pueda imaginarse a título
personal. En realidad, no debe existir contradicción asociada sobre
el constructo, de género e identidad, puesto que, bajo una perspec-
tiva más biológica, un tratamiento hormonal puede corregir
aspectos estéticos con resultado significativo.

Identidad no genérica

La investigación psicológica ha tratado de explorar aspectos básicos


en la generación de la percepción diferencial entre los géneros, asumien-
do reglas que delimitan el comportamiento. La socialización supone la
inscripción de la individualidad en el mundo social a través de la asun-
ción de ciertos roles, y otras características involucradas con el género. La
postura psicodinámica freudiana va perdiendo fuelle a medida que descu-
brimos la complejidad natural y en tanto que vamos adquiriendo no sólo
roles, sino también estableciendo las bases para la estructura psíquica. El
impacto de las relaciones tempranas apenas representa un estadio identi-
tario, dicho de otra forma, parece involucrar tanto un proceso de
aprendizaje como un papel mucho más activo por parte de quien se iden-
tifica mediante un determinado género.

La historia cambia cuando observamos las habilidades sociales nece-


sarias, en primer lugar, para determinar un perfil psicológico razonable y
luego en cuanto a la tendencia inspiradora y consumista, o sea el ansia
por experimentar sensaciones contradictorias, pseudo salvajes en sentido
metafórico y en concreto incalculadas. A este respecto, vale la pena indi-
car que, de manera diferente, las personas intercambian pareceres y
singularidades mucho más sugerentes que la reafirmación en la identidad
de un género u otro. Bajo tales posturas el niño o la niña reconoce su
género y actúa con respecto a éste de manera más o menos arbitraria en el
fondo, a pesar de la carga costumbrista y los estereotipos. La curiosidad
está muy por encima de su rudimentario entendimiento del género para
jugar ciertos papeles y entablar una comunicación y una serie de conduc-
tas que piensan van de acuerdo a las etiquetas que han recibido y
aprendido.

La Teoría Multifactorial de la Identidad de Género esboza posibili-


dades en superficie, pero lo interesante es cómo procesar la información
física, emocional y subjetiva, cada vez que obviamos una realidad de
género empobrecida históricamente. Nos hallamos así ante la paradoja29
pseudo binaria y por ser "desexualizado" el desarrollo psicosocial del
género. Además de cuestionar la denominación de masculino y femenino,
en el campo de la psicología, se ha perdido el tiempo construyendo esca-
las para medir la feminidad y la masculinidad. En ese sentido Juan
Fernández propone que, si la sexología se ocupa del desarrollo del mor-
fismo sexual, es decir, del sexo que evoluciona como sexualidad, ya que
la generología, nada o poco tiene que ver con comportamientos propia-
mente sexuales. Desde la polaridad naturaleza/cultura, al género habría
que categorizarle de naturaleza multidimensional, en este sentido, el gé-
nero es un organizador de las estructuras sociales y de las relaciones
posibles e imaginarias.

El enfoque psicológico se ocupa deconstructivamente de la vivencia


personal del género, de la subjetividad de la historia de las relaciones y de
la armonización de una multiplicidad de zonas erógenas. Entendiendo a
Freud, la fisiología no puede dar cuenta de los procesos subjetivos, pues
al sugerir la identificación de feminidad con pasividad, se apresura a re-
chazarla. El auténtico enigma se refiere a la imposibilidad de describir lo
que la persona es, pero si a la libidinización de sus objetos por las varia-
ciones individuales. Freud rechaza las generalizaciones que operan como
modelos o paradigmas de género. Considerar al cuerpo como natural
representa un privilegio ontológico a la construcción biológica del cuer-

29
Rol de género es todo lo que una persona hace o dice para mostrar a los otros o
a sí misma en qué medida es masculina, femenina o andrógina; esto incluye
excitaciones y reacciones sexuales y eróticas, pero no se limita a ellas.
Déu Queerness. Opus I

po, pero lo natural y lo significante son indiscernibles. Lo real no puede


ser nunca totalmente simbolizado, en todo caso responsabilizado y, en
consecuencia, circunstancialmente sodomizado. Freud destaca la difusión
de la nerviosidad en la sociedad cuando el estudio de la subjetividad pone
en evidencia el campo de las tensiones sociales y la restricción nociva de
la vida sexual. Merced a esta capacidad de sublimación, la satisfacción
sexual legítima no entiende de marcas de género.

Los estudios de género han sido propuestas, ideas y argumentos que


han llegado a formar un marco teórico y conceptual, sin referencias ex-
clusivas, que varían intra e interculturalmente. Según se cree en
INSTRAW, la diferencia sexual entre hombres y mujeres ha implicado un
proceso de socialización, a través de construcciones sociales sujetas a
cambio. En suma, la utilización electoralista de la equidad de género,
pone remedio a injusticias previas o sesgos excluyentes, pero no solucio-
na el conflicto de intereses en cada esfera de bienes. La ciudadanía se
recompone de los derechos para la libertad individual, abarca todo el
espectro de géneros y re-conceptúa el reconocimiento en la práctica como
una condición neutral. Está fuera de toda duda, que la alternancia de gé-
nero es irrelevante a la hora de la interpretación genérica, es decir, la
referencia exclusiva a los dos sexos, indistintamente. La cuestión princi-
pal versa sobre el principio de accesibilidad mixta, sin determinantes de
género, por lo que conviene recurrir a la aposición especificativa.

Razón biosociocultural

Puesto que las personas aparecen identificadas en un mero producto


sociocultural, donde el género es un artificio de base estructuralista (natu-
raleza/cultura) y del pensamiento binario, la idea de que el intelecto y la
vida humana son universalmente binarios, viene a resultar cómoda y vin-
culante con la homogeneidad normativa. Para Derrida (1967) es necesario
deconstruir nuestro sistema de pensamiento binario para comprender
mejor la multiplicidad de la realidad humana, pues los individuos se en-
cuentran cerrados en una estructura social que no les permite desarrollar
su acción social subjetiva. En ese sentido, nuevas formas se configuran
sin perder su propia unidad, que permiten, de una forma u otra, explicar a
través de oposiciones la multitud de subjetividades que se dan y actúan en
el mundo real.

Es necesario, rediseñar una continua combinación de acciones colec-


tivas e individuales, lo que permite la incalculable renovación de
identidades, de estructuras y de simbolismos alrededor de las dimensiones
de sujetos más o menos queer. Actualmente, estas diferencias en la di-
mensión de género, no ayuda a nadie, peri si contrapone lo masculino a
un femenino, igualmente. En esta conjetura, la individualización del suje-
to está siendo fuertemente criticada por las nuevas subjetividades
andróginas. Mañana, la forma reflexiva subjetiva de la identidad en un
proceso de individualización, permitirá considerar las identidades perso-
nales en las decisiones colectivas. Una alianza de sensibilidades frente a
otra de civilizaciones, serán contingentes y se nos invita a subvertir los
géneros deshaciéndonos de rasgos de los géneros ya establecidos cultu-
ralmente y redistribuyéndolos para así constituir unas subjetividades
genéricas diferentes" (López Pardina 2002: 8-9)

No existe una relación univoca entre posición social y acción social,


esto significa que no se puede categorizar al sujeto social y sexuado en
base a categorías de género delimitadas y homogéneas; en todo caso,
pensarse a sí mismo es una manera de modificar la estructura social y el
sistema de pensamiento. Para una sociedad plural, el sujeto se encuentra
obligado a superar momentos de todo tipo de crisis, entre las que las con-
diciones históricas promueven la continua metamorfosis de su espacio
simbólico/cognitivo y de su espacio social.

Más allá de del estado de conciencia, situada según Sartre, o proyec-


tada en relación a un proyecto que la fundamenta, la razón ontológica del
ser, difiere de cada personalidad social y adquiere todo un significado,
particularmente creativo. El pensamiento es dinámico y, en consecuencia,
el género no puede estar categorizado como único y absoluto. Cabe seña-
lar que una construcción neohegeliana de género, no solo implica una
construcción intersubjetiva de lo social, la norma También ayuda a desa-
rrollar una concepción ética de aplicación, mediante la competencia
comunicativa. Expresar la condición digna de vivirse valida al ser para
responsabilizarse en su derecho diferenciado de propiedad y de proposi-
Déu Queerness. Opus I

ción heterogénea, o por el contrario si se prefiere admitiendo fragmenta-


ciones sincréticas.

Lo dominante bien carece de titularidad, así, lo condicionado exime


de cierta responsabilidad, no de culpabilidad de autor al seguir tendencias
autoritarias. La libre elección personal se explica mediante acciones de
coherencia sobre los diferentes enfoques que, en todo caso, han ido con-
figurando una nueva conceptualización acerca del término género.
Afortunadamente, los estereotipos cada vez con más frecuencia, son obje-
to de sesgo intelectual, además, las normas de interacción social y las
rutinas culturales caducan, desde su puesta en escena y caer en el tópico.
El paradigma sociocultural conjuga la razón y la analogía de sus procesos
con el sistema de información, y en ese sentido podemos ubicar alguna
clave, relativamente creativa, que otorgue a la identidad de género un
aprendizaje psíquico, a ser posible sin condicionamientos.

Lo cierto es que, la sociedad en la que vivimos aboga por el cum-


plimiento de los derechos ciudadanos, de lo que vamos naturalizando una
manera de ver y de hacer el mundo en función de la cultura de diseño.
Nos enfrentamos a retos solidarios de alto calado social, de apreciaciones
sugerentes para generar nuevos horizontes y adaptar a la razón. Entre las
formas de resignificar la realidad, la dimensión de la intimidad ocupa el
primer estadio sobre el que representaremos la identidad social. Aún, da
que pensar la simplicidad de acceder a un modelo singular de vida, que
asumimos con convicción en el seno de grupos de pertenencia. La singu-
laridad en cambio contempla las condiciones simbólicas que hacen
posible la ruptura y divergencia que caracteriza al ejercicio de la libertad,
según Restrepo (1989) Se trata pues de enfrentarnos e introducirnos a una
verdad no contaminada, en la potenciación y articulación auténtica de los
deseos individuales.

El trabajo por una conceptualización defectiva nos hace presuponer


que se ha priorizado la mera información desconfirmatoria como estrate-
gia de cambio, desatendiendo así la funcionalidad identitaria a la que
sirve. 30 Si los prejuicios están habituados en la conformidad y en la pro-
longada despersonalización, la consecución de la autoestima decae en pro
de lo sistémico, y no a favor del endogrupo. El cambio social o creativi-
dad social, son subjetivamente percibidas como seguras, por tanto, la
discriminación solo ha de ser ejercida en las dimensiones irrelevantes. A
este propósito, la asunción de que la homogeneidad sea negativa per se,
dada la dependencia del contexto cultural, sugería la simple categoriza-
ción social de los individuos hacia el favoritismo endogrupal. El hecho
social total confirma, más allá de la tradición, que una antropología de
género bien entendida, no significa que las restricciones biologistas pue-
dan condicionar en modo alguno. Basta con iniciar su mirada interrogante
hacia la cultura y comprender el alcance social que significaría poner fin
al viejo dilema binario.

Con todo, muchas de estas iniciativas o líneas de reflexión, si existe algu-


na interlocución posible sobre la materia de género, tienen consecuencias
directas sobre la naturaleza de la identidad cultural. Es probable que el
adjetivo social se deje de tutelar psiquiátricamente, desde el momento que
se proclamaron los Principios de Yogyakarta 31 en 2006. A simple vista,
cada persona puede considerar a título personal, un abanico en el que se
despliegan múltiples identidades sexuales, pero la ausencia de reconoci-
miento es la mayor de las exclusiones sociales. Mientras que la sociedad
determina en qué condiciones se tolera la libertad, la asimilación del
transgénero y todo lo alternante, trata de flexibilizar los protocolos a la
verdadera realidad de las personas.

La elaboración de procesos pro-equidad de género y de cooperación por


integrar el enfoque de género en la cooperación al desarrollo, se funda-
menta e inspira en la transversalización de la perspectiva de género.

30
Oakes, P.J., Haslam, S.A., y Reynolds, K.J. (1999) Psicothema 2008. Vol. 20, nº
1, pp. 80-89
31
La Comisión Internacional de Juristas y el Servicio Internacional para los Dere-
chos Humanos, en nombre de una coalición de organizaciones de derechos humanos, han
puesto en marcha un proyecto encaminado a desarrollar una serie de principios legales
internacionales sobre la aplicación del derecho internacional humanitario a las violaciones
de derechos humanos por motivos de orientación sexual e identidad de género, a fin de
imbuir una mayor claridad y coherencia a las obligaciones de los Estados en materia de
derechos humanos.
Déu Queerness. Opus I

Cuando se plantea el Mainstreaming de Género se apunta al hecho de que


el trabajo por la igualdad contribuirá de manera decisiva al progreso en
todos los objetivos. Es indudable que los avances, tanto metodológicos,
como tecnológicos, han aportado estrategias diferenciadoras de una ma-
nera singular. Respecto a una actividad gnosopráxica, sea en condiciones
estimables, realmente decrementa la información, pues por el motivo que
sea, las funciones corticales superiores dicotomizan el resultado de
las conductas y en función de fenómenos vivenciales. Ser, marca el
modo de respuesta (SNC) que es localizada y modificada mediante la
plasticidad sináptica e integrando tareas creativas.

Relaciones interpersonales

En una visión más integrativa, Rossan (1987) hace referencia a la identi-


dad global, como resultado de los diferentes roles que los individuos
juegan en la sociedad. En las últimas décadas ha cobrado énfasis en la
psicología, la visión multifactorial de la identidad de género, a través de
las conductas y actitudes correspondientes, que tarde o temprano se con-
solidan en rasgos o estilos de personalidad y que se manifiestan en los
roles y en las redes sociales. La conducta intergrupal debería proporcio-
nar al sujeto estrategias exitosas de afirmación identitaria, principalmente
en la praxis científica y en el ámbito psicosocial.

La identidad es en sí misma una especie de dilema en tanto involucra por


una parte la idea de singularidad o distintividad, que permite ubicar a la
persona como parte de un grupo de referencia y hacen referencia al senti-
do del sí mismo (Rocha, 2009) En lo que respecta al autoconcepto la
conciencia surge en relación estrecha con la interiorización de valores,
normas y códigos culturales, y de cómo se observa y cómo actúa. Tal
como la variabilidad intercultural se hace evidente, una persona aprueba y
participa de un conjunto de sentimientos y conductas consideradas como
apropiadas para sí mismo en su género constituido culturalmente. Pero
cuando difiere del grupo en tanto en cuanto, el sexo biológico entra en
conflicto morfológico, la identidad de género otorga el rol de subidenti-
dad, mientras que se interactúa a través de las conductas y actitudes,
libremente desarticuladas. Para Dillabough (2001) la identidad es tan
natural y evolutivo como otro cualquiera, o sea un proceso inconcluso.

La postura psicodinámica establece las bases para la estructura psí-


quica, el inicio de un amplio proceso de socialización y la
motivación y disposición para identificarse con alguien elegible. Ade-
más, el aprendizaje social, centra su atención en el papel que juega la
comunicación, entre la base de la diferenciación y el proceso de interac-
ción. Vamos, que el interaccionismo simbólico viene desarrollando un
comportamiento propio, más bien de índole reflejo o mediador, respecto
al estímulo-respuesta frente a los demás. Otra forma de expresión posible
es el concepto de androginia psicológica propuesto por Bem (1974) pues
quizá favoreciera una mayor salud mental, lo importante es cómo evaluar
rasgos masculinos y femeninos en relación con diversos indicadores de
salud y bienestar. Sería un error catalogar al género bajo un esquema
determinante, de lo que puede rescatarse la interdependencia y consonan-
cia entre el tipo de rasgos, conductas, motivaciones y cogniciones
placenteras. Aunado a ello, el proceso de socialización resulta fundamen-
tal en la adquisición de los estereotipos de género, a partir del cual el
lenguaje y los símbolos repercuten directamente en el tipo de identidad
autónoma. El futuro diseñará una endoculturación con el énfasis de la
autoasertividad, la sensibilidad interpersonal y claves para funcionar a
través de señales interpersonales.

Transversalidad de Género

En una sociedad libre, de genero abierto y liberación de nuevas versiones,


el volumen de usuarios de nuestro quehacer democrático, además de tener
preferencias pueden optar por la declaratoria de consumir ideales de
transversalidad y seguridad identitaria. Las recomendaciones para ratifi-
car nuestra intención de lograr la igualdad, cobran especial relevancia a la
hora de fomentar la competencia en comunicación lingüística y social. En
el mismo sentido, una sociedad libre programa las líneas generales a
Déu Queerness. Opus I

desarrollar, siempre que la responsabilidad, el respeto y el rechazo a todo


tipo de discriminación e intolerancia, deben favorecer, tanto la adquisi-
ción de información relevante y significativa, como el desarrollo de
estructuras de pensamiento y de acción orientados a formar personas
competentes.

Es importante considerar que, en la realización efectiva de la igualdad, la


libertad, la ignidad y el derecho a la vida, se nos implica para aunar todos
los esfuerzos sobre las funciones establecidas por la Ley 1620 de 2013 en
Colombia. 32 De otro modo, el sexismo, la homofobia, la lesbofobia, la
bifobia y la transfobia o cualquier cosa que represente desmarcarse de lo
tradicional, no dejará que la evolución continúe por construcción de la
ruta de atención y empatía necesarias. Dar respuesta a interpretaciones y
acciones que pueden llevar a la vulneración de derechos en el marco de
construcciones socioculturales es una razón de Estado. Es muy importan-
te la difusión inteligente de imágenes y mensajes para acompañar su
actualización en la que se definen los procesos y protocolos para trabajar
en la educación para la sexualidad, la formación de los derechos huma-
nos, la prevención y atención de la violencia en el interior de los
establecimientos educativos, y para gestionar todas aquellas situaciones
que afecten la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos
sexuales y reproductivos.

Otra comprensión en razón del prejuicio puede definirse como fácilmente


superable, ya que la garantía de los derechos humanos sexuales, será fun-
damental y plantea los mensajes necesarios para la movilización de las
formas de pensar. El desarrollo del Gender Mainstreaming intenta probar
la efectividad de colocar al género en el centro y apunta a superar la dua-
32
Los comités de convivencia escolar deben fomentar los procesos de sensibiliza-
ción, reflexión y transformación de los imaginarios existentes con respecto a los roles de
género, este documento brinda elementos para esta tarea: ofrece algunos conceptos bási-
cos, estrategias y recomendaciones puntuales para el ajuste de los manuales de
convivencia, para la construcción de la ruta de atención de cada establecimiento educativo
y para la reflexión sobre el tipo de comunidad educativa.
lidad del mundo masculino y femenino (Rees 2005) Si bien existe con-
senso, una agenda setting 33 desafia a los paradigmas existentes, evitando
posiciones esencialistas que harían inviable una acción continua y conse-
cuente en este sentido.

La implementación de los procesos de diseño requiere una alta medición


de impactos (Walby, 2003-04) en base a la transversalidad operativa,
dejando sentenciado su foco en la política pública, en forma más o menos
articulada. Se trata de democratización del género y el diseño e imple-
mentación de la política pública de género (Rai, 2004) En el proceso de
implementación práctica en la UE la constitución de redes de garantía,
apenas cubre sus organizaciones cruzadas, lo que en su defecto se han
explorado formas de producir consensos de políticas a través de innova-
ciones deliberativas en temas de la agenda pública. Al tiempo que se
manejan términos y tecnicismos para dimensionar la capacidad de len-
guaje sobre el género, el debate ha integrado como se ha visto
anteriormente, a otros actores menos visibles, pero no menos singulares.
Solo hay una estrategia transformadora, y eso reduce las posibilidades de
diseñar estrategias diversas, más efectivas y transversales para su conse-
cución.

Límite y Consumación

Las instituciones de la Unión Europea reconocen que los tres estadios (no
discriminación, acción positiva y transversalidad de género) se atropellan
y se solapan, ante una falta de compromiso real por abarcar de una vez
por todas la coordinación interadministrativa para la igualdad de género.
Las Unidades de Igualdad de Género se prevén en el artículo 68 de la
LCIMH, de hecho, las unidades de modernización administrativa están
plantando cara al sistema. La responsabilidad de la promoción de la
igualdad de género se fundamenta en funciones de género integradas 34 y

33
Emanuela Lombardo intenta “deconstruir” la construcción discursiva que “gene-
riza” a los sujetos, proponiendo políticas de diversidad más allá de una política de
igualdad de oportunidades o de diferencia radical.
34
El Tratado de Amsterdam (1999) en sus artículos 2 y 3, formaliza el compromiso
de la Comunidad con el mainstreaming o “corriente principal” de género, al establecer la
Déu Queerness. Opus I

en la definición de prioridades y competencias sectoriales. Esta na-


turaleza vinculante identifica y visibiliza la consecución de los
objetivos establecidos en el Plan de Desarrollo de cada país.

La Estrategia común europea se estructura a lo largo de los siguientes


ejes, con los correspondientes objetivos estratégicos:

Eje A. Implantación de la transversalidad de género en la Administración


de la CAC.
Eje B. Información, imagen y comunicación dignas e igualitarias de mu-
jeres y hombres.
Eje C. Igualdad en las condiciones laborales de mujeres y hombres.
Eje D. Prevención y eliminación de la violencia de género.
Eje E. Igualdad en las condiciones de inclusión social de mujeres y hom-
bres.
Eje F. Corresponsabilidad de ambos sexos en los ámbitos público y pri-
vado y conciliación de la vida laboral, familiar y personal.
Eje G. Participación y representación pública equilibrada de mujeres y
hombres.
Eje H. Educación para la igualdad entre ambos sexos y la plena ciudada-
nía.
Eje I. Vida saludable y atención a las necesidades de salud diferencial
debidas al género.

Siguiendo un esquema o exis corporal como principio de intelección de la


realidad, la degradación simbólica basada en una lógica del honor (Bour-
dieu, 1962: 107 y1989: 33) previene de que la lógica de la vida práctica,
no puede ser articulada adecuadamente en ningún modelo teórico general.
Por tanto, una cierta noción de individualidad es necesaria para escapar

igualdad entre mujeres y hombres como una labor específica de la Comunidad, así como
un objetivo horizontal que repercute en todas las labores comunitarias.
de analogías aprendidas. Las sensaciones corporales 35 se encuentran mu-
tuamente entrelazadas, pero no tiene por qué, ejecutarse automáticamente
un programa de socialización previo. Bourdieu (1991: 410) concibe el
sentido de un símbolo si sólo está completamente determinado, en y por
las acciones en las que se lo hace intervenir. En concreto, la construcción
teórica de un lugar en el espacio social-género para el autor, muestra la
potencia de organización sociológica de su visión del cuerpo. Esta socio-
dicea sólo puede sostenerse a partir de la utilización cuidadosa de la
atracción y el rechazo, de encuentros inconsolables, aunque la servilidad
interesada ha ido construyendo la diferencia entre la cara nocturna y de-
testable y la cara diurna e infinitamente respetable de la escuela
(Bourdieu, 2001b: 213-214)

No es complicado imaginar la aleatoriedad que se dispone, toda vez que


concretemos exactamente lo que se quiere obtener. La identificación de
patrones sociales en una infraestructura esencialmente estocástica, quizá
represente un espacio de estados en el que priman los valores de las va-
riables, no el aspecto formal biológico. Según avanzamos en torno a una
tecnología virtual, los incrementos de todo tipo se realizan en un proceso
de tiempo continuo, de tal manera que la asunción de valores e identidad,
se fundamenta más mediante una variable aleatoria e independiente de la
historia. Hasta ahora las cualidades observadas en todas las sociedades
denotan la frecuencia relativa acumulada, sin embrago, una función de
distribución empírica en clave de género, no cabría o no sería uniforme
en un histograma medio. El género como célula social garantiza su po-
tencial de desorden, al igual que la entropía describe lo irreversible de los
sistemas termodinámicos.

Ahora bien, si el género es un organizador de las estructuras socia-


les 36 que admite cierta desincronización. Pero si la sincronía, como orden,

35
Según Bourdieu, los esquemas de percepción del grupo, sexuales y sociales, han
labrado la corporalidad y de esta manera impulsan movimientos de homología entre los
diferentes espacios sociales.
36
La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres, establece que “La ordenación general de las políticas públicas, bajo la óptica del
Déu Queerness. Opus I

no es sólo posible, sino inevitable ¿Habría que ubicar en entornos de in-


certidumbre al tercer género y sus variantes? El comportamiento del ser
humano puede alternar objetivos elusivos y contenidos genuinos, por lo
que, para afrontar sus dilemas, cabe reseñar la urgencia por diseñar una
cultura behavioreana. La nueva metafísica incluye la disforia de género
como una transferencia de información de dudoso origen genético, es
decir, el alma, la mente y el cuerpo-espíritu queer, reclaman un mejor
conocimiento de su esencia y presencia. Una ciencia de género parte de
conceptos y significados diferentes, al tiempo que se transforma en una
serie de prácticas, por desgracia, despojadas a veces de todo sentido cul-
tural. De cualquier manera, hay esperanzas de una mejor calidad de vida
humana, éstas no están en la tecnología sino en la nueva dimensionalidad
biopsicosocial.

Una accesibilidad mixta, sin determinantes de género, incluye a subiden-


tidades y gnosis de psicogénero para lograr un consentimiento universal
de conceptos y prácticas, que nos ayuden a cambiar el sentido que tiene
lo etimológico, es decir el verdadero significado de la identidad de géne-
ro. Si lo absoluto es el espíritu total en sí, la identidad se permite diferir
en tanto en cuanto es una mera agregación de individualidades, que exis-
ten como mónadas independientes. En consecuencia, la identidad de
género como entidad abstracta departe información cualitativa, de tal
modo que al conversar consigo mismo, ninguna otra entidad puede resul-
tar significada. 37 En calidad de testigo, por ejemplo, un potencial
axiológico se difumina con la acción referencial o continua, 38 luego, la
conformidad o la no conformidad, pueden tener uno o varios valores mo-
dales entre los elementos de sus estereotipos o de sus núcleos. Es por esta

principio de igualdad y la perspectiva de género, se plasma en el establecimiento de crite-


rios de actuación de todos los poderes públicos”.
37
Kwasi Wiredu. Perspectiva filosófica sobre el concepto de comunicación humana.
Revue internationale des sciences sociales. Unesco, Paris. Vol. XXXII (1980) n.° 2.
38
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos102/sistemas-estocasticos-y-
entropia-remedios-fuerzasque-cona-trolan-nuestras-vidas/sistemas-estocasticos-y-
entropia-remedios-fuerzas-que-cona-trolannuestras-vidas.shtml#ixzz58IpGiXlA
razón que la categoría de género se sustantiva en la concordancia y se
distribuye en la asimetría, socialmente construida. 39 La verdadera dife-
rencia realmente es infrecuente, ya que el binarismo de género coexiste
en origen con la posibilidad de las personas de alternar su comportamien-
to.

Referencias bibliográficas

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mismo autor, Nuevas perspectivas en la medida de la masculinidad y
feminidad, Madrid, Ed. de la Universidad Complutense de Madrid, 1983;
Varones y mujeres. Desarrollo de la doble realidad del sexo y del género,
Madrid, Pirámide, 1996; Género y sociedad, Madrid, Pirámide, 1998.
Freud, S. Studienausgabe, Francfort, Fischer, 1982, IX, p. 9-32. (O.C.,
t.II) James, W. (1952) Principles of pschology. New York: Henry Holt.

39
El concepto fue incluido en la edición de 2014 del Diccionario de la lengua espa-
ñola, indicando que el tercer significado de la palabra "género" se refiere al "grupo al que
pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista socio-
cultural en lugar de exclusivamente biológico".
Déu Queerness. Opus I

López Pardina, T. 2002 "De Simone de Beauvoir a Judith Butler: el géne-


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rado en 25 de febrero de 2018 de:
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S003496902
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humana. Revue internationale des sciences sociales. Unesco, Paris. Vol.
XXXII (1980) n.° 2.

ANEXOS

• "Manual para la perspectiva de género en las políticas de empleo,


de inclusión social y de protección social". Comisión Europea.
• Pacto Europeo por la igualdad de género 2011-2020. Consejo de
la UE.
• Estrategia para la igualdad 2010-2015. Comisión Europea.
• "El mainstreaming de género en la Unión Europea". Aequalitas
(mayo-diciembre, 2003) • "Protocolo de implantación del mainstreaming
de género en la Administración Pública". IMIO, Fundación Mujeres y
Likadi. • Unidad de Igualdad de Género (web). Junta de Andalucía. • "El
mainstreaming de género en la práctica: experiencias ejemplares y buenas
prácticas". Junta de Andalucía.
• Manual de recomendaciones para incorporar la perspectiva de
género en la actividad de la Diputación Foral de Bizkaia.
• "Mainstreaming de género y análisis de los diferentes 'marcos
interpretativos' de las políticas de igualdad en Europa: el proyecto
MAGEEQ". Bustelo, M y Lombardo, E. UCM.
• "Los 'marcos interpretativos' de las políticas de igualdad en Eu-
ropa: conciliación, violencia y desigualdad de género en la política".
Bustelo, M y Lombardo, E. UCM.
• "Guía para la elaboración de proyectos desde una perspectiva de
género". Fundación Mujeres.
• "La igualdad entre mujeres y hombres tras el Tratado de Lisboa".
Velasco Portero, MT. VLEX.
• "Mainstreaming o enfoque integrado de género. Manual de apli-
cación en proyectos de empleo". Likadi.
• "¿Qué es la perspectiva de género y los estudios de género?".
Mujeres en Red.
• "Un enfoque para la igualdad de género". Nueva Sociedad.
Déu Queerness. Opus I

• "Guía metodológica para la incoporación de la perspectiva de


género en las agendas 21 locales y en los planes de urbanismo de Cana-
rias". Gobierno de Canarias (2005)
• Diagnóstico de situación de mujeres y hombres en la Administra-
ción General autonómica (ICI, 2017)
• Guía metodológica para la aplicación de las directrices para la
elaboración del informe de impacto de género (ICI, 2017)

TABLAS
Tabla 3. Variables biopsicosociales

http://www.elsevier.es/ficheros/publicaciones//02116995/0000003400
000006/v0_201502091330/X02116 99514054835/v0_201502091332/
es/main.assets/12477_19904_60329_es_12477_t4.jpg
Déu Queerness. Opus I
Conocimiento práctico. Una interpretación
queerness sobre la subjetividad

Practical knowledge. An interpretation


Queerness of the subjectivity

FRANS MARTÍNEZ PINTOR


Escuela Superior de Diseño
Consejería de Cultura y Universidades de la Región de Murcia.
esd@uccreativa.org

Resumen: Entre una concepción aristotélica del conocimiento prác-


tico y la ineludible desintegración existencialista, renace una posición
que, sin llegar a ser relativista, aparece dispuesta a profundizar en las más
diversas formas del subjetivismo queerness. Se trata, asimismo, de salva-
guardar la interpretación cognitiva frente a la distancia insalvable del
conocimiento teórico respecto del práctico.

Palabras clave: Aristotelismo, praxis, existencial, subjetividad


queerness.

Abstract: Between an Aristotelian conception of practical


knowledge and the inescapable existentialist disintegration, a position is
reborn, without becoming relativistic, appears willing to delve into the
most diverse forms of queerness subjectivism. It is, also, to safeguard the
cognitive interpretation against the insurmountable distance of the theo-
retical knowledge with respect to the practical one.

Keyword: Aristotelism, experience, existential, subjectivity queer-


ness.
Déu Queerness. Opus I

INTRODUCCIÓN

No se puede hablar de nada esencial cuando admitimos lo abstracto entre


lo existencial y lo subjetivo, pues al igual que lo socrático se apropia de la
identidad del conocimiento como virtud, la racionalidad práctica, además
de ser un conocimiento integrador de la acción, de partida se distingue
por su objeto independiente del teórico. Sin embargo, a la luz del estado
actual la ciencia evidencia que parece considerable una atención más
específica, no solo de los distintos tipos de conocimiento; en particular,
como realidades distintas sobre las que podemos construir el sentido de
estar en el mundo. Se trata de que la relación del individuo consigo mis-
mo no sea distorsionada, sino una consideración subjetiva de una misma
crítica, objetivada dentro del itinerario intelectual del cual brota. Ser la
finalidad que ella misma se traza, supone modificar la imagen en su re-
presentación paradigmática, al punto de interpelar la elección de una
forma de vida estética, es decir, la totalidad de su vida a partir de su pro-
pia voluntad. En lugar de pensar en la autenticidad sería más acertado
hacerlo en la autonomía, ya que lo identitario se hace visible en el trans-
curso de ejecutar la elección de sí mismo. En la auto-relación frente a su
realidad singular, el ser individual permanece indiferente ante sus realiza-
ciones incomprensibles, pero gozando de su libertad infinita. Esta
disociación de la subjetividad nos permite no escindirnos, sino comple-
mentar la existencia ética en un cumplimiento de auto-elección que lo
incumbe personalmente y, dada su indeterminación en su intimidad, tam-
bién en el caso de opacarse en las dimensiones de la esencia y de la
naturaleza humana.

Por otra parte, la propia realización sensible de disponer de su naturaleza,


está presente en el acto de ser esencialmente personal, no sólo en térmi-
nos de ser responsables, porque la persona en tanto en sí misma,
subjetivamente está en la misma libertad originaria. La diferencia estriba
en tomar alguna decisión de forma vinculante, pero al margen de haber
provocado la irracionalidad en algún momento. Si aplicamos el derecho
subjetivo en las ideas, toda vez que el concepto del derecho subjetivo está
ligado a la obligación (Dalbin, 2006) y enmarcarse en un sistema jurídico
determinado, el cumplimiento de un deber se disocia frente a las posicio-
nes argumentativas y, coloca al individuo en la posibilidad del interés,
más que de promedio (Kelsen, 1987: 499) de su lícita voluntad. Inicial-
mente, una diversidad de posibilidades busca el contrario para tener en
cuenta la influencia de la autonomía de la voluntad, que es como se en-
cuentra en un espacio de libertad, sensiblemente subordinada a las
exigencias de las necesidades sociales, cuando menos. En cambio, los
límites impuestos no garantizan de manera importante el principio de
autonomía privada o de determinarse contractual, tampoco de los valores
innominados. El derecho subjetivo, lejos de sucumbir a la nueva realidad
del mercado, dispone de plena autonomía en sus actos, que luego el posi-
tivismo jurídico tratará de conciliar entre la facultad de los singulares40 y
el conjunto de principios y valores fundamentales de la comunidad. En
este orden no es coherente dejar de lado la exigencia de la imparcialidad,
cuyo sentido contraoferta el laudo derecho subjetivo, ya sea en su forma
más desaforada o constituyendo espacios de fraternidad y de realización
del arbitraje.

40
Verba Iuris 36 • julio-diciembre 2016 • pp. 71-91 • Bogotá D.C. Colombia •
ISSN: 0121-3474
Déu Queerness. Opus I

ENFOQUE REALISTA

Entre los conceptos de objetividad y sus actividades de relación cog-


noscitivas, por el hecho mismo de existir, se tornaría imposible hablar de
conocimiento subjetivo y viceversa. Al hablar de relación nos encontra-
mos con una oposición de lo múltiple, de la identidad y de la diferencia,
algo que no puede estructurarse atendiendo a los rasgos de sistematicidad.
Cuando miramos al plano de un espacio de coexistencia, lo que importa
en sí mismo, por su relación de oposición y ambigüedad, se tiende a em-
parentar rasgos recurrentes en función de las semejanzas. Pero esto no es
coherente con el modo en el que los modos de composición, de tal suerte,
aparezcan tan solo como el producto de transformaciones que permiten
pasar de una variante a otra. Una invariancia sutil se refiere al sujeto
mismo de la relación, en tanto que, es lógico preguntarse entonces para
romper con una relación ideal, por ejemplo. La explícita apelación o
esencialidad en el sentido preciso de la relación, no es una determinación
tan esencial, más bien, relación real en la que se admite discrepar como
en cualquier otro estado. La diversidad es la unidad impía de la identidad
a un nivel de desigualdad, del que es necesario nutrirse, pues la eficacia
de la simple objetividad, no siempre es suficiente ni deseable. En la cien-
cia y en la bioética, este modelo de objetividad pone al individuo a
experimentar con el peso de la subjetividad, de forma que contrasta e
informa de la verdad de las cosas observadas. El conocimiento previo es
una parte, la otra se diseña sobre la afinidad por descubrir propiedades del
ente, de lo físico y de todo cuanto se sustancie superficial.
Es incierto pensar en una objetividad pura, tampoco sirve de mucho
representada en las ciencias humanas como realidad vital, y ni mucho
menos puede iluminar al sujeto del que emerge. 41 El presente artículo
cuestiona la concordancia de lo subjetivo con lo existencial, dada su irre-
levancia sobre una posición relativista, en la medida en que quepa hablar

41
Marcelino Ocaña en Anales del Seminario de Historia de la Filosofia,
V-1985.
de modo invocado de otra realidad que no sea clarificar una existencia
disyuntiva, la cual viene rozando lo abstracto en una sociedad llena de
incertidumbre. En primer lugar, la afinidad permite entender en qué me-
dida el conocimiento establece una genealogía de las ideas, que por
antonomasia resulta fácilmente documentable. Sin embargo, no se busca
aquí establecer paralelismos de referencia, sino aclarar cual posición me-
diante expresa voluntad, nos condiciona a ser vehementes con todo
aquello que pueda iluminarnos. Desde luego, por parte de quienes se ca-
racterizan por la ausencia de sistematicidad, lo mismo puede de modo
retrospectivo, derivar en algo imprevisto o simplemente integrador de la
acción. El resultado no depende tanto de la recepción posterior en el
campo de la filosofía práctica, pero atisba sus focos de interés en un sen-
tido medianamente informado. Para Kierkegaard, no hay interés
estrictamente sistemático, porque ya es sabido que lo especulativo nunca
llega a ser una verdad, aunque la menciona directamente cuando parece
más considerable.
En cualquier caso, las determinaciones relaciónales ocupan propiamente a
la afirmación y la negación sin ninguna dificultad en el plano lógico. Por
eso, en lo concerniente a la relación real por ser contraria de otra, no en-
traña referencia de una doble equivalencia, salvo cuando la inconsistencia
es manifiestamente alta y entonces toda relación es por consiguiente recí-
proca. Quiere esto decir que parece evidente en la oposición de los
relativos, razón por la que la idea de estructura se absorbe mejor en la
relación entre el ser y el no-ser. Para entenderlo, también se pueden con-
siderar como nexos las razones de vida en función de los múltiples
condicionantes, toda vez que la idea de mejoramiento social no entre en
conflicto de intereses y del propio bienestar personal. A nuestro entender,
toda distinción real sobre la identidad de los opuestos no puede ser solo
algo particular, ya que la realidad múltiple, desprovista de sustancia y en
clara discordancia por lo general, concierne sólo a algunas cosas en cuan-
to se encuentran unidas a las otras en la relación de oposición. La
oposición por tanto responde al estado subjetivo y no puede inscribirse en
un principio intelectual, sino contractual y refractario en todo caso. Por
mucho que Heráclito atribuya a lo común una sabiduría vigilante, la mo-
tivación para reflexionar, pensar o adquirir más conocimiento, está
abierta a la creatividad, no tanto subjetiva en el proceso de describir la
Déu Queerness. Opus I

realidad, sino a provocar en la crítica un estado de ánimo queerness con el


que ajustarse a la evidencia.
Acerca del supuesto desarrollo, verdaderamente humano, además de que
hay demasiada presunción de conocer la verdad unilateralmente, nos ce-
ñimos al afán de poder como fuente de toda desventura. Por su parte, los
atributos de existencia en pugna con las condiciones puestas para su apli-
cación, pretenden objetar el principio de identidad; de ahí que, por mucho
que para ser diferente a los demás damos por hecho una serie de identifi-
caciones subatómicas de naturaleza contradictorias, se las busque
emerger a costa de ser pensada de una manera más compleja. De nuevo,
entre el blanco y el negro, una lógica pensable o racionalista está exclui-
da 42 en una rotación de la cual se encuentra ignorante para dar preferencia
a la racionalidad y la mesura. Todo parece encorsetado bajo la unidad
primordial que intuitivamente es el medio fundamental para acceder a la
vida misma, o sea, al ápice de la sabiduría socrática y de ese saber que no
sabe, pero que se manifiesta en la negación de la vida en general. Posee-
mos, no obstante, la manera de ocultarnos en sí mismos cada vez que una
contradicción insoluble ha asumido autonomía y, en una distorsionada
incomprensión de la pretensión de saber pasamos a no sumar conocimien-
tos. Menos mal que, en el fluir de las conversaciones fortuitas el progreso
de la ciencia resulta una dimensión natural de la vida, de otro modo, nin-
guna definición se afanaría más en la destrucción de las verdades, que en
una búsqueda sensata y artística de ellas.

Para no ser ingenuos en términos aristotélicos, lo que hay que hacer en la


realidad sabiendo, lo aprendemos haciéndolo, pero en el instante en que
se la comprende, se aprecia una pérdida de interés en ella. Asistimos a un
horizonte de posibilidades y de idealidad subordinadas, a más de una
decisión y a la acción esencialmente inteligente y cada vez más desapa-
sionada. De esta manera, para Kierkegaard estos síntomas en forma de
migajas filosóficas, tarde o temprano provocarán una vuelta subjetiva del

42
Un atributo no puede pertenecer y no pertenecer al mismo sujeto (principio de no
contradicción)
pensamiento antisistemático y más profundo que cualquier intento de
sistema. Por este motivo si vemos la categoría de subjetividad ligada de
continuo a la existencia, cualquier reflexión no es puramente objetiva,
sino más bien una reflexión dirigida a la interioridad y a la subjetividad.
Sin embargo, este patrón corre la suerte de comprender concretamente lo
abstracto, pero no es consumible, luego tiene los días contados. Otro tipo
de subjetividad, menos filosófica se acerca con un apasionado aferrarse a
una incertidumbre objetiva, no solamente porque parece una paradoja que
cuanto más aumenta la verdad objetiva, más se aleja de la inmortalidad
del alma y de la adhesión metafísica. Desde un profundo sentido y con
ningún interés en el contenido, la era global irrumpe deteriorando la
transformación del sujeto en sí mismo, luego se verá cómo algo que sólo
piensa en términos de infinitud, aquella que por cierto nos trajo a este
mundo.

CRITERIOS Y PROPOSICIONES

El proceso sensorial se excita y descodifica bajo una interpretación cultu-


ral, pero cuando se trata de aprehender verdades como auténticas, la
experiencia sensible se abstrae hasta el punto de considerarse suprasensi-
ble. Quiere esto decir, no sin objeción por parte de lo inteligible, que una
imagen sensible universaliza la psicología del conocimiento, previo ca-
non del entendimiento sobre la voluntad. Un sentido integrado de
inteligencia, razón, memoria e intuición, ordena conforme a su grado de
perfección, en tanto que la armonía prevalece dentro de una misma e
inequívoca unidad. De hecho, de la particularidad a la generalidad se
modula el conocimiento, bien en su criterio y juicio como en sus diferen-
cias específicas, tal que, la proporcionalidad en una comunidad genérica
se fundamenta sobre alternativas estratégicas. Pues, si el efecto es algo así
como una experiencia avanzada, la causa revela el rendimiento y su con-
sistencia, pero la consecuencia de la forma establecida, diferencia la
imposibilidad de apreciar la verdadera naturaleza. El orden social es la
necesidad de control, siendo efectivo todo sistema organizado, resuelto a
priori por muestras formales e identificado para ejercer las funciones de
nuestra peculiaridad. Son muchos los criterios que pueden ser tomados en
consideración por el género o clase a que pertenecemos, cualquiera que
sea la naturaleza o servicio para llevar a cabo su individualización, de
modo que presentar excepciones es una proposición endiabladamente
indeterminada.
Déu Queerness. Opus I

Lo más habitual no hace de los restantes criterios, otra cosa que ramifica-
ciones de consentimiento o sentencias de su deterioro. El principal
propósito del conocimiento debe ser capaz de alcanzar la evidencia de los
diferentes puntos de vista, tal y como están definidos por una retórica de
habilidades en un determinado contexto. Otra competencia es por lo tanto
un concepto más amplio, deliberadamente abierto a desarrollar su propio
pensamiento. Esta subdimensionalidad, no solo trae consigo, algunos
desafíos de comportamiento que, por una parte, promueven un intercam-
bio o interacciones entre los individuos (Bourdieu, 1996, p. 21) sino que,
además se convierten en favorables para sí mismas. Es importante anotar
ahora la preocupación por las acciones de las personas en su cotidianidad,
marco en el que emergen las diferencias sociales (Lindh & Dahlin, 2000)
y estrategias con las que resistir el embate permanente del discurso cen-
tral de la modernidad, frente a un tejido de disciplinares apuestas
consumistas, cebado sobremanera con modelos económicos “racionaliza-
dores” y donde apenas aparecen alternativas de solución a la crisis social
de la gran comunidad. De este modo, las posibilidades estéticas acopian
todo cuanto suele darse en intensidades y frecuencias diferenciales, en
relación con las opciones de cada individualidad. Pensemos mediante un
saber simbólico apropiado, una suerte de condiciones específicas por las
que merezca la pena favorecer el establecimiento de habitus en razona-
mientos plenos, donde se busca articular y dar coherencia social del
interés.

El sentido gratuito sobre una posible interpretación, en las acciones prác-


ticas está contenido y regularmente protegido. Sobre esta base la relación
práctica ha estribado como válidas, las leyes fundamentales, pero inde-
pendientes del intercambio argumentativo, según lo cual, un universo de
posibilidades se configura como un lugar constituido por sentidos figura-
dos, basados en su conocimiento utilitarista. A partir de la perspectiva de
la acción social, cada sujeto alcanza sus objetivos, identifica la existencia
de recursos de intercambio y, además, previa significación del mundo
material, obstruye vías que no cumplen con un mínimo común de sus
posibilidades bioéticas. Así, el análisis de la planeación social contribuye
a cierta propensión garante en las transacciones sociales, axioma funda-
mental en la reciprocidad, y el intercambio social personal. Estos compo-
nentes y habilidades en la descripción del pensamiento crítico, se han
construido sistemáticamente y con la complicidad de respuestas abiertas
donde se explica argumentativamente la situación (LaFuente, 2009) o se
la podría tildar de etario de confiabilidad. De ahí que, la mente entrenada
está preparada para ver las realidades más profundas, opuestas incluso al
desarrollo del pensamiento crítico, pero en la medida en que, pudiera
utilizar sus conocimientos en las habilidades cognitivas, nada que temer
para el desarrollo multiplicador del pensamiento creativo.

PENSAMIENTO RIGUROSAMENTE INCIERTO

En este contexto reflexivo el torrente de ideas subraya el conocimiento de


la realidad como algo no previsible, sino en forma de conclusiones obte-
nidas a partir de una cadena de pensamientos, cuando menos derivado de
diversos tipos de conocimiento. Este en tanto que, aborda la definición de
pensar como centro de la acción cierta o intelectual, sería una facultad o
capacidad que se desarrolla a través de diversas capacidades específicas.
Por otra parte, puede darse el caso de diversas capacidades específicas,
cuyo origen transforma en una habilidad lo que en principio difería de
nuestro contexto. Realmente, cuesta entender el conocimiento de forma
más eficiente, si no es para enseñar habilidades del pensar y conquistar
espacios de creación, donde la inteligencia expone las diferentes clasifi-
caciones. Depende también de la intención o de un mayor conocimiento,
que resumimos elocuentemente como imprescindible, para facilitar la
aplicación y el uso correcto del conocimiento. La taxonomía no se com-
prende desde el punto de vista queerness, sin embargo, su semejanza y
desemejanza forma parte de la dialéctica de la complejidad, hasta el punto
de realizar nuestro análisis mediante la generación de ideas innovadoras.
Total, las inteligencias múltiples interactúan, regulan la cognición y se
exponen a crear marcos holísticos cuando la motivación y emoción en
relación con el conocimiento, impregna y monitoriza la calidad del pen-
sar. A modo de ideas originales, este conocimiento construye realidades
ambivalentes, en esta misma línea, dos tipos de pensamiento suman sen-
tido y como no puede ser de otra manera se superponen (Moseley et al.
2005, p.119)

Consultamos con asombro que hay que conectar ideas, al menos, en todas
las unidades y habilidad de crear, en la descripción y práctica de análisis,
Déu Queerness. Opus I

así como completar enunciados que plantean preguntas con las respues-
tas. La ciencia nació de la duda y de identificar, describir, discutir o
comparar, por lo que la función de desarrollo ultima destrezas lingüísti-
cas, saborea como búsqueda de información o de observación, lo que de
otra forma no entendería. No dispone la ciencia de cuadernillo crítico
avanzado, salvo los análisis de las actividades que se describirán hipotéti-
cas razones de peso. En ese contenido expuesto, la comprensión relaciona
a la estructura como fuente y a la revisión como árbitro conocedor y re-
productor con criterio complementario. Para la mayoría de investigadores
la introducción física y mental en la materia, no dificulta la interpretación
de lo que espontáneamente se observa, ya que un total desconocimiento
nos haría volubles y visiblemente contrariados en los procesos cognitivos,
de manera que, la utilización de otros medios es una variable didáctica
esencial (Bouleau, 2001) en un mero transmisor de información. Una
alternativa posible se fundamenta sobre el conocimiento, debido a la fra-
gilidad de la memoria y la distancia intelectual de la verdad, nunca
determinada si no es sobre una estructura de interacción comunicativa.
Por ahora, el escenario de aprendizaje sigue agazapado sobre una losa de
Convergencia ficticia, aunque unos criterios comunes, fundamentalmente,
basados en competencias se anuncian como paradigma del mito resabiado
e infalible de formación permanente.

Para algunos críticos, todos los conflictos se conjugan logrando la reinge-


niería mental, lo que significa una utopía conveniente y necesaria que
ingenuamente pretende estandarizar la calidad, incluso una perspectiva
dialogante para todo cuanto se pueda imaginar rentable. Después de todo
vivimos al borde de un colapso de realidades, por un lado, el desempeño
pleno de la ocupación sobre la materia y en frente un mundo lleno de
posibles y virtuales futuribles, cuya razón de ser no es otra que la deriva-
da en una sociedad de la información desdentada y perversa en sus
formas. Observamos que la capacidad de construir es equiparable a la de
destruir y en ese dilema, dinámico y autorregulado (Eurydice, 2002, p.57)
se ciñe una sombra que está presente cada vez con más frecuencia, no
solo en las universidades. Lo que nadie puede afirmar es que no es inmu-
ne a tres grandes desafíos: la equidad, la calidad y el poder desaparecido
ya de la excelencia. Para darle una oportunidad a la verdad, tiene sentido
llegar a la certeza construyendo seguridades, pero eludiendo toda convic-
ción o cárcel, según Nietzsche, como excusa interior para no aflorar esa
otra posibilidad de bienestar.

DE LO QUE SUPONE LA PRÁCTICA DE LA RAZÓN

Antes de analizar el conocimiento en función de las distintas teorías de la


verdad, un hecho en la realidad, cuya verdad intuimos intelectualmente,
nos sensibiliza como fenómeno representante de una razón fundamental.
Esta discriminación encubierta dentro de la cual, no solo creamos rela-
ciones de convivencia, sino que estimamos como propia para realizar una
necesaria suma de todas las tendencias al cambio, en definitiva, supone la
afirmación del yo colectivo en detrimento de la condición nata de igual-
dad y del ser único e indivisible que nos decían. En su uso teórico la
Razón es torpe, por qué no decirlo, si en su uso práctico se atreve a for-
mular imperativos. Toda vez que razonamos en los distintos formatos, sin
necesidad de reconvertirlos o encabezarlos en un cuadro de diálogo, se
abre automáticamente un espectro de valores similares a un problema
filosófico. Es decir, el sujeto cognoscente dispone de herramientas sufi-
cientes para problematizar un objeto de estudio, así como de soluciones
afines y contradictorias con las que maldecir cualquier entuerto psicoló-
gico. El hecho de encontrarse con las facultades necesarias, nos previene
de entrar en la mente por determinado objeto de conocimiento. Depende
de cómo diferenciemos las cuestiones porque, un problema que no tiene
solución definitiva no es más que un conflicto estúpido que trasciende al
sujeto cognoscente o, en el mejor de los casos, le relaciona en términos
lógicos con un objeto por conocer.

No hay otra verdad más cierta que la que se dibuja en una presunción
filosófica relativista, pues de todos es presente, conceder que lo que díce-
se ser verdadero es lo útil, En este berenjenal lo individual pinta menos
que el subjetivismo, por lo que nada se adapta mejor a la realidad que la
razón y los sentidos en connivencia con la tarea de la crítica. Quienes
resuelven el problema de la posibilidad del conocimiento se dicen docto-
res, utilizando la razón de forma dogmática y amparándose en la quietud
de la realidad, allá ellos si no saben salir de ahí. La verdadera ciencia no
necesita consenso, pero si disciplina y movimiento, dado que la verdad
cambia en tiempo y aspecto hasta revolcarse en la arena de una validez
Déu Queerness. Opus I

limitada a cada sujeto. 43 El círculo derivable de la razón da respuestas


efímeras e irresolubles, como no puede ser de otra manera, su causa, por
cierto, no reside en la falta de inteligencia sino de decisión o de perpleji-
dad, en el caso de no entender una solución que no convence a nadie. La
relación de conocimiento y la pasión más natural,44 entre la nada y el todo
y viceversa, dio lugar al advenimiento de la ciencia, tergiversando el
equilibrio que existía y condenando al discente a creerse heredero de la
razonabilidad. No hay mal que por bien no venga, la calle habla cuando
una racionalidad moderada no llega a oídos ajenos, tanto para la idea de
un orden independiente de observaciones como en aquellas aspiraciones
de generalidad o validez universal. No obstante, aún hay razones encima
de la mesa con las que echarse una partida de dados, en esto Einstein
sangraba por su propia herida. Al orden decodificado corresponde situar
las palabras a la derecha del páter de la lógica, nos referiremos siempre a
sostener su posibilidad y ejemplificarla en cualquier forma de pensamien-
to respecto de la cual no existan mejores alternativas (Nagel, p. 79)

Reconocida la impotencia del saber en términos cuantitativos, la correc-


ción práctica acude a dotar de racionalidad sus procedimientos y
conclusiones, eso sí, desde diversas perspectivas que no le comprometan
hasta el punto de definir la racionalidad como algo poco práctico. Si bien
lo dicho ofende, lo que no se expresa lo convierte en inmoral, entonces la
idea de que la racionalidad consiste en un sencillo método, no puede con-
tener el rumbo del conocimiento o a lo sumo, de un acto de fe en nuestra
propia razón, con la idea de tocar el horizonte con arreglo a transmitirla y
en función de la maña de cualquier contaminación ideológica. A medida
que relativizamos mediante el ejercicio intelectual, la realidad se determi-
na de acuerdo a ciertos conceptos y reglas del entendimiento.45 En la

43
Es pertinente apelar al sinsentido cuando Protágoras afirmaba que el hombre es la
medida de todas las cosas y se quedaba tan ancho. Schopenhauer con menos soberbia se
limita a considerar como simple representación, el papel efímero de un ser, ya condenado
a muerte desde su nacimiento y desvalido por sus creencias mientras vive.
44
Pascal precisa: "Cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente." 6 Hoyos,
p. 23
45
Es pertinente apelar al sinsentido cuando Protágoras afirmaba que el hombre es la
medida de todas las cosas y se quedaba tan ancho. Schopenhauer con menos soberbia se
razón práctica, se hace referencia a la capacidad de razonar en los distin-
tos sentidos y en operaciones mentales menos rígidas, cuya ponderación
asume un carácter relativo. En cambio, una racionalidad material o sus-
tancial es tan práctica que apenas necesita relación alguna con el
resultado o, dicho de otro modo, de su naturaleza incondicional extrae-
mos cualquier matiz denotativo para la justificación interna y listo. Sea
razonable o fruto de nuestra discrepancia, la racionalidad en sentido es-
tricto ni es evidente ni maravillosa, a veces tristemente se declina por la
tortura o la codicia y así, poco fiable parece que su contenido prevalezca
más allá del sentido común y punto.

En la base de cualquier razonamiento el pensamiento confiere la normati-


vidad como un compromiso de uno mismo y en ese alegato importa
defender razones incondicionales. De modo pertinente estas razones bási-
cas participan al mismo tiempo de proposiciones, acerca del papel de las
virtudes intelectuales y de la plasticidad sensorial con la que determina-
mos una apariencia tan real a nuestros ojos, que se nos convierte en
símbolo a poco que un fin universal nos queda muy lejos. En realidad, la
prolongación de la propia inteligencia se direcciona sin prever si la disci-
plina del juicio razonable nos premia o, por el contrario, las propias
deliberaciones nos pueden atajar para concluir una salida de este laberinto
impropio en el que la sociedad nos coloca a nuestra suerte. Por supuesto,
al teorizar perdemos energía de la razonabilidad práctica, y es a partir de
esas reflexiones que nos complicamos y apocopamos a las directivas de
las razones básicas. Cuando pensamos seriamente en esa misma proposi-
ción práctica, identificamos la naturaleza de una realidad dinámica y su
poder para entender cada uno de esos aspectos o modos deseables, con
los que quizá estaríamos satisfechos. La aventura es ser muy conscientes
en un espacio infinito del que poco ha de ser indagado con celo, de lo
contrario el resultado de su equivocada comprensión del comprender, nos
haría gravitar sobre estratos de interés genérico y confundirnos en esa
marea de las capacidades radicales que vamos corporizando a través del
espacio o del tiempo. No, no somos imprescindibles ni tan importantes y
por ello inventamos la democracia y método científico en último término,
pues los aspectos prácticos de una ciencia formal, además de constituir

limita a considerar como simple representación, el papel efímero de un ser, ya condenado


a muerte desde su nacimiento y desvalido por sus creencias mientras vive.
Déu Queerness. Opus I

una afrenta común, nos deja huérfanos ante un esteticismo reactivo cada
vez más depredador e irracional.

DE LA PRUDENCIA FÉRTIL

La ciencia, en buena parte cartesiana, descubre lo que está ahí frente a su


aspecto constructivo, lo cual habilita para imaginar una noción adecuada
de razón práctica y las consecuencias en actos genuinamente técnicos. En
un ambiente enriquecido por infinidad de publicaciones continuas, la
certeza se diluye al punto de que atribuimos al conocimiento una propor-
ción estadística con la que apostar en los ámbitos kantianos de la realidad.
El reconocimiento de la razón humana, en el terreno práctico no cuenta
con fronteras inexorables, más bien, parte de un indicio, pero sin llegar a
construir una base filosófica al uso. En general, la prudencia46 busca la
sabiduría que establezca mayor sentido a este devenir incierto y acabe
con el dilema entre el exceso y el defecto, pues en el justo medio lo parti-
cular llega a familiarizarse por experiencia. Luego, el criterio de
aplicación sobre la prudencia constituye también la parte intelectual, sin
el cual poco se construye y mejora a sí mismo. Vemos como la verdad
propia de la ciencia ayuda a comprendernos un poco mejor y no ceder
hacia cualquiera de los extremos, entre los más conspicuos, por ejemplo.
La felicidad aristotélica no tiene por qué estar en el saber, pero si hay una
relación directa en tanto que sirve su curiosidad acerca de la realidad. Por
regla general entendemos la vida en términos razonables y eso entre los
llamados valores epistémicos y prácticos, va generando confianza y un
alejamiento de la actitud falibilista. La tecnología es un campo de descu-
brimiento y de justificación para la mayoría, además lo hace de forma
exponencial y sin alternativa ni competencia a la vista. Queda por saber si
ofrece con cierto margen de error, una respuesta estimable que contribuya
en la evolución de la especie o al final no exista criterio de verificación,
dada su irresistible velocidad y pragmatismo.

A lo largo de la búsqueda de la verdad objetiva se nos presenta todo tipo


de incertidumbres en virtud de la duda universal, no de la máxima carte-

46
Ética a Nicómaco, N 1141b 21.
siana, pues la mente trabaja intensamente con una inteligencia emocional,
más a flor de piel y tiene una razón positiva 47 para ello. La prudencia nos
hace reconocer que no fue muy explícito el origen del universo y no por
ello desordenamos un cierto conocimiento obtenido de la experiencia, del
cual más bien debemos orientar nuestras acciones. Esta actitud tan prácti-
ca como cómoda, puede expresarse de forma compendiada porque tiene
como fin el desarrollo del conocimiento verdadero. Esta misma razón de
ser filosófica auto legitima los compromisos meta-éticos que nos asiste
sobre el papel de la razón, so pena de realizar una acción irrazonable en el
fulgor de las pasiones. Tampoco sería un problema asumir convincentes
razones más complejas, que en lo concerniente a su naturaleza pudieran
confundir a las únicas funciones del entendimiento; todo lo contrario,
pues entre objetos de experiencia la razón no desempeña ningún papel en
la realización de la acción (Malvieso, 2011) y con ello, podemos eludir la
aversión hacia un objeto que solo nos concierne a nosotros. En este caso,
la norma última consistirá en no impedir la acción resultante de una pa-
sión, sino dotarla de razones genuinas con la variación de no someterlas a
nuestra razón práctica.

En múltiples ocasiones, según Carlos Massini, todo el razonamiento prác-


tico adquiere un carácter deóntico que le permite concluir lógicamente en
premisas normativas o imperativas, de cuya razón se debería guardar una
conducta estrictamente controlada por criterios morales. En el caso de
que la moralidad sea proclive a una apariencia de impropiedad manifies-
ta, la prudencia no cumple la función de causa formal, sino de bálsamo
que mueve a la voluntad en un sentido justo. De la gama de opciones
sobre una eventual especulación, se exige un diálogo complejo y aclara
muy bien Joaquín García Huidobro, que la noción de bien sea el ser pre-
sente en todo juicio práctico. En todo caso, la razón práctica no es un
ideal que se fundamente en la naturaleza misma de las cosas, en todo caso
sería bajo el criterio de la ley natural, o sea connatural con el análisis del
conocimiento. La objetividad, a todo esto, encarna una ideología utilitaria
que asume la forma expresa de afirmaciones temporales en el lenguaje de
verdades, eso sí, finitas y complementarias, dotadas de suficiente entidad
como para predecir y deducir ciertos hechos. En contraste, el objeto esen-
cial del conocimiento es siempre un puro cuerpo de aceptabilidad, a veces

47
Peirce al respecto decía: No pretendamos dudar en filosofía lo que no dudamos en
nuestros corazones.
Déu Queerness. Opus I

al margen de la prudencia y en parte inmune a la ideología. Es oportuno,


por definición, recuperar el concepto de progresión como una naturaleza
en camino que no posee su estado de plenitud (Naturaleza, 42-43) puesto
que el juicio práctico debería inclinar hacia la inclinación virtuosa del
sujeto.

Con todo, la objetividad del juicio moral procura la unidad de una acción
común, compartida lo suficiente y en beneficio de la eficacia de su cum-
plimiento. Así, las contingencias del conocimiento no definen la
conducción inteligible con apropiado rigor, aun cuando antes de ser
aprehendido racionalmente, hagan imperativa la necesidad de una expli-
cación 48 relativa la virtud y la prudencia.49 En definitiva, para René
Simon el conocimiento teórico busca lo universal, y el conocimiento
práctico lo singular y concreto, bajo una verdad en la acción (Cf. supra
cap. 1, parágrafos 1.3 y 1.4.) que puede liberar del juicio controvertible
de la moral, de manera neutra en todo el orden práctico. Si privilegiamos
a la razón sobre la naturaleza podemos emitir juicios de valor objetivo,
aunque esto incluye adaptaciones subjetivas sobre el concepto práctico,
por pura identidad material y con el perfeccionamiento de la voluntad.
Desde lo primario, el principio de conservación de la vida, en tanto ente o
agente racional, el sentido diferenciador actúa de acuerdo o en contra de
las tendencias que le son naturales y claramente convenientes. De otro
modo, la particularización es un acto especulativo 50 con licencia para
todas las facultades, inclinaciones y de manera independiente de la natu-
raleza. Esto significa encarar los distintos problemas tratando de
establecer los límites de nuestra acción en otros ámbitos filosóficos.

48
(Knowledge, 97) 10
49
Según Kant, es el sujeto quien proyecta sus categorías sobre el objeto, entonces
no se entiende cómo la ciencia es capaz de hacer hoy en día aseveraciones científicas
sobre el pasado ancestral, en el que no había sujetos que pudieran proyectar dichas catego-
rías y sin embargo sí que hablamos de objetos.
50
La metanoia es un concepto que nos obliga a recuperar una concepción sintética
de la experiencia, más allá de la actividad crítica, en tanto que la estructura de la realidad
establece los límites de nuestra acción. Al estar vinculada indisolublemente a la particula-
ridad de un sujeto, su condición subjetiva supone una contingencia donde la realidad
recursiva altera el pensamiento y su corresponsabilidad dominante.
EN CONCLUSIÓN

Es evidente, al menos implícitamente, la imposibilidad de obtener certeza


más allá de una inspiración científica, pero no importa si el progreso hu-
mano ha sobrevenido en diversas formas donde no esperamos absoluta
certeza. Estamos en todos sus extremos, pues hemos recorrido en cuanto
a nuestra concepción de la razón, una senda empirista, positivista y analí-
tica, y de cuya conexión vemos que, siendo venerables tópicos
filosóficos, no alcanzan a determinar el lugar y el modo adecuado para
entender e integrar la racionalidad científica. La novedad no se puede
reducir a la propia ciencia como acción, sino entendiendo que la sugeren-
cia de la racionalidad se combina con otras, digamos declaraciones
contractuales, por ejemplo, en unos términos comparables a la regla peir-
ceana de no bloquear la investigación ni la imaginación. En este caso, una
buena respuesta estaría orientada hacia el descubrimiento creativo, sin
que por ello la mejor opción contenga más o menos razones técnicas. La
búsqueda de la certeza expone a quien discrepa, a la responsabilidad y al
riesgo calculado desde raíces psicológicas que, exige por nuestra parte
atañe únicamente al conocimiento en el orden de la certeza.

Por paradójica y extraña que sea una reducida noción de razón, vale la
pena pretender otra misión de validez lógica, quizás menos científica para
imaginar una noción adecuada de razón sostenible, pero principalmente
requerida para dar consistencia al uso práctico de la razón. La exigencia
de racionalidad y verdad se complica a medida que deslindamos la pru-
dencia de la sabiduría, en tanto que es un simple instrumento para la
obtención de la misma. De cualquier manera, la experiencia merece ser
buscada por sí misma, dado que se trata de una virtud táctica, ciertamente
limitada, pero será memoria de un tiempo pensado y violado sistemáti-
camente, por unas razones u otras. El fenómeno del escepticismo en
contraste con la virtud moral es conocimiento con capacidad de virtud
política, conocimiento al que recurrir en sentido moderado. Si por casua-
lidad la deliberación existe meramente de hecho, lo que parece ser el
Déu Queerness. Opus I

único criterio en el orden ideal podría significar una alternativa conti-


nuamente rehecha 51 entre aquellas decisiones retóricamente persuasivas.

Un conocimiento práctico debería ser un saber obrar en consecuencia, por


muy infusa que la individuación resulte conforme a una elección recta.
Las palabras se encuentran en parte indeterminadas para documentar ob-
jetivamente ciertos principios de orden especulativo, por cuanto su
naturaleza individual, ya proclive a una incoación de los hábitos cognos-
citivos prácticos, no tienen parangón como naturaleza específica. De ahí
que el individuo contribuye íntimamente a la rectitud de la acción y de
adquirir el hábito que la perfecciona. Más aún, este hábito ha llevado a
diversas interpretaciones como garantía del juicio recto de la conciencia,
según el último juicio práctico en Aquino, además de nuestra razón lúcida
de situación. En cuanto a la libertad en el juicio práctico el acto de la
voluntad es una premisa universal y objeto de silogismo existencial. Así
tanto su punto de partida como su contenido, en cierto modo contienen el
germen de todo el conocimiento siguiente 52 que, junto con el juicio de
elección y una analogía en el modo de proceder, nos logra elegir en senti-
do derivado, tanto la conclusión como la concordancia con algo electo y
operativo.

Aquello que sabe una persona requiere del lenguaje en relación con una
habilidad práctica, apelando a un pensamiento compuesto de otro tipo de
saber, especulativo y práctico a la vez. El fin que especifica uno y otro
saber en la acción concreta, parece deducirse de algunos pasajes dé las
obras de Santo Tomás, como también es común a las ciencias especulati-
vas y prácticas. Entendemos que, desde sus primeros principios hasta sus
últimas conclusiones, la verdad considerada en sí misma es un fruto de la
alquimia ordenada a dirigir la operación, aun en ausencia del acto. Pen-
samos, sin embargo, en razón de su perspectiva formal, que no todo posee

51
Para Aristóteles, si bien bajo otro aspecto: el hombre ecuánime está por encima de
la justicia legal, pero no de la justicia como tal, debiendo corregir la ley escrita de manera
que sea aplicada correctamente a las circunstancias que eventualmente se le escapan.
52
[...]ita in ipsa anima humana est quidam habitus primorum principiorum operabi-
lium quae sunt naturalia principia iuris naturalis.
virtud de fin, pues la contemplación de su aspecto implica cierta referen-
cia al objeto de la voluntad. Por otra parte, el ser haciendo frente a la
inteligencia antepone juicios de valor entre la realidad y el sujeto, para
modificarla y satisfacer los requerimientos personales y colectivos, me-
diante subterfugios anímicos y emocionales, cuyo patrón carece de
verdades dinámicas. Para perpetuarse, el conocimiento puede o no ser
práctico, pero develado por la ciencia ya es objeto de ser platonizado en
una relación tácita de perpetuación.

El desarrollo de nuevos enfoques no está obligado a reconocer la existen-


cia en el pensamiento con la existencia en la realidad, si tenemos en
cuenta que comprender lo real, estimula el análisis de la misma y el poder
de intervención dialéctico. Este método permite una explicación incorpo-
rando nuevos elementos de mediación para obtener conocimiento, por
tanto, la cúspide de desarrollo lógico cuenta con una enorme herencia de
información y proyecta el conocimiento para ser utilizado, o sea trans-
formado. Esta primera y última relación está influenciada por su
apreciación, lo que le confiere a la interpretación el estímulo fundamental
que provoca la acción de búsqueda entre la persona y su realidad. El pro-
ceso investigativo nos permite dibujar los aspectos formales de lo real, la
inteligencia determina su existencia y la libertad nos deja abierto el ca-
mino para honrar la inconformidad con argumentos requeridos para su
comprobación. El interés mismo de utilizar el enfoque epistémico en la
interpretación de la realidad, al sumarse en la colectividad, mantiene me-
nos independencia en un sistema teórico que su permanencia sobre el
trabajo de campo. El habitus cientista expresa, además de una posición
objetiva en la realidad social, los conceptos de espacio social explorables
en la producción de las realidades objetivas y subjetivas. En la misma
línea esta investigación, aun cuando se apartase de las tendencias teleoló-
gicas, reafirmamos la validez de las palabras de James V. Schall:

«Cuando una época va por caminos equivocados, es impor-


tante contar con un pensador que entienda el porqué de los
errores cometidos, a la luz de un centro que mantenga su cri-
terio y validez intelectual. Yves R. Simon puede ser para
nosotros este pensador que apunta directamente al centro, a
las causas primeras, a las verdades que deberíamos mantener
si queremos permanecer sanos y honorables»
Déu Queerness. Opus I

REFERENCIAS

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Déu Queerness. Opus I
La disexualidad en la condición de transgénero
Michaelle de fran Martínez
Unidad de Investigación Biopsicosocial (Myshell NC)
________________________________________________

RESÚMEN

Para una identificación biológica, cuya orientación se podría consi-


derar como sexualizada sin género, hay constructos bien definidos y otros
compartibles. No se puede reducir a groso modo la condición sensible a la
conformidad del aspecto biológico ni a conductas de género cruzado,
entre otras cosas porque la naturaleza nos muestra en su creatividad la
composición de microestructuras a través de conexiones cerebrales “in-
termedias” entre ambos géneros.

Tampoco es menester tratar dereducir el problema del transgénero a


una explicación orgánica de diferenciación hipotalámica prenatal ni a
niveles más o menos reducidos de tetosterona. El cerebro no feminiza por
carencia de nada sino por ampliación de conocimiento y de expresiones
voluntarias e intuitivas, o sea que la disexualidad es simplemente una
opción razonada ante la aparición de nuevos estímulos.

PALABRAS CLAVE: Género cruzado, transgénero, diferenciación


hipotalámica, disexualidad, estímulo.

ABSTRACT
For a biological identification, which orientation might be consid-
ered like sexualized without kind, it is structures definite well and
different shareable. The condition that is sensitive to the conformity of
the biological aspect or to cross-gender behavior can not be reduced to a
great extent, among other things because nature shows us in its creativity
the composition of microstructures through & quot; intermediate & quot;
brain connections between the two genders.
Déu Queerness. Opus I

Nor is it necessary to attempt to reduce the transgender problem to


an organic explanation of prenatal hypothalamic differentiation or to
more or less reduced levels of tetosterone. The brain does not feminize by
lack of anything but by expanding knowledge and voluntary and intuitive
expressions, that is, that the disexuality is simply a reasoned option before
the appearance of new stimuli.

KEYBORS: Cross-gender, transgender, hypothalamic differentia-


tion, disexuality, stimulus.

INTRODUCCIÓN

Al vivir con caracteres ambiguos hay factores hormonales, estéticos


y ambientales que pueden ofrecer cambios de opción 53 y aplicación se-
xual, tras haber definido en una etapa anterior el acuerdo con el género
asignado biológicamente. No se trata depriorizar posturas biologicistas,
sino de coordinarlas con actitudes psicológicas y psicosociales alternan-
tes, que ayuden a una salud mental sui géneris, autónoma y compatible
con los valores universales definidos por la UNESCO. El aprendizaje
adquirido en una etapa cronológica apenas influye en la libertad sexual ni
en la asignación de género, pues es de sentido común que la voluntad
nunca puede ser impuesta ni condicionada de manera determinante. De
hecho, la atracción o rechazo por un tipo de género concreto es igual de
evidente en la heterosexualidad como en la intersexualidad, por lo que
hablamos de matices de forma que no deberían ser al día de hoy ni noti-
cia.

El único trastorno mental que se puede descifrar y evidenciar en es-


tos momentos es la obsesión de mantenerse en la intolerancia y la
incomprensión, lo que conlleva la falta de compromiso humanístico por

53
Hipótesis planteada por el equipo de género de Ámsterdam, en virtud de la cual
no debería considerarse la transexualidad como un problema o trastorno psiquiátrico como
tampoco se incluye la intersexualidad.
las culturas ajenas, en tal modo que conduce al ostracismo y la degenera-
ción intelectual, tan visible en las redes sociales. No hay que ir más allá
del manual DSM-IV para entender la simpleza de una raza deprimente,
que por otra parte asegura que la transexualidad es un trastorno mental y
de la identidad de género, dado que daría lugar a un conjunto de síntomas
psicológicos... que producen malestar... y discapacidad. Pero esto es apli-
cable a la mayoría de situaciones personales y sociales en la vida real, ya
que no hay ninguna sociedad ni estado que se defina por la igualdad y la
justicia social. Basta mirar cómo se castiga socialmente mediante diferen-
tes mecanismos de represión y control social, incluso a los a’afafine o los
hombres tchambouli por una divergencia de la estandarización de funcio-
nes en cuanto a género.

La cuestión no es enfrentarse a nada ni a nadie, en todo caso aclarar


las ideas y compartir los sentimientos afablemente, simplemente aceptan-
do la ambigüedad en torno a una línea de género, o si se quiere a una
tercera vía, la disexualidad ética y estética en torno a un estado de con-
ciencia que solo obedece a la razón de ser y el sentido de una vida,
propios del ser humano. Hay que alejarse por higiene de las ideologías
retrógradas y provocadoras, así como de connotaciones minimalistas de
calado intelectual irreflexivo. Lo que algunas fieras incendiarias conside-
ran un genocidio cultural es el inicio necesario de vacunación para
solapar la hipocresía de la curia universalista, inclusive capitalista e impe-
rialista, aquella que lleva tantos siglos prometiendo un paraíso celestial a
la obediencia. 54

El proceso de diferenciación entre una cultura biológica y otra social


se consigna en la interacción de la experiencia individual con la cultura
referencial. La continuidad de la especie no exime de una evolución so-
ciológica diversificada e incrementada por agentes no reproductores de
genes, pero sí de ideas y de fines analíticos. En cuanto a la asunción de
54
Américo Castro al hacer referencia sobre lo que es querer que la Historia sea co-
mo nunca fue, relata de manera evidenciada, lo que supone un claro fiasco de quienes
dicen tener la satisfacción de haber combatido el mal (todo aquello que provenga de la
igualdad) y se atrincheran en cimentados valores ultraconservadores, en esencia anticris-
tianos por mucho que los canonicen.
Déu Queerness. Opus I

una sexualidad adaptativa y su competitividad, la recombinación aleatoria


y diferencial nos conduce a explicar los universales humanos en términos
de eficacia inclusiva. La ingeniería genética ayudará sin duda a perfec-
cionar la raza, a crear opciones de identidad de género con resultados
estéticos impresionantes, pero también permitirá dar cabida y forma a una
condición acientífica como producto de la realidad social, la disexualidad.

BIOGÉNERO CULTURAL

En un futuro poco lejano se hablará de pre-sociedad en base a una


patológica promiscuidad que en teoría aseguraba la descendencia, pero
que con el tiempo socializaría los procesos biológicos. En esta construc-
ción evolutiva del cuerpo la reflexividad social partió de un significado
erótico-simbólico (Mead, 1934) ajeno a lo reproductivo y más dirigido a
la organización social-simbólica y la definición del lenguaje de género.
Hay un origen de verticalización y desarrollo de manos y cerebro que en
el devenir de los tiempos ha complejizado el panorama, los sentidos y los
modos de relacionarnos. La habilidad analítica, por ejemplo, permite
realizar cambios en la manera de actuar e influenciar sobre el entorno, de
tal manera que los procesos químicos relacionados con las funciones
hormonales del cuerpo, no siempre encuentran la concordancia con el
dimorfismo cerebral.

Sabemos que ambos géneros la progesterona les es similar, salvo en


la ovulación y desde el punto de vista del patrón relacional y factores
educacionales o económicos. Materialmente un biotipo social es un pro-
ducto codificado y jerarquizado, que se construye entre una dicotomía
identitaria con finalidad estructural. Partiendo de una asimetría entre los
géneros, las proporciones de seducción y atracción por el otro, se decan-
tan hacia un 65% y entre la homosexualidad y la bisexualidad se reparte
el resto. Aparentemente es una mayoría del todo insuficiente para deter-
minar como válida la gobernanza del dimorfismo y, en consecuencia, no
tendría sentido aplicar criterios normativos sobre la condición y valora-
ción de género. Mientras que el cuerpo femenino se considera paradigma
estético de la erótica para ambos sexos, el lenguaje como intermediario
social mantiene una relación de equilibrio intensional.

El comportamiento se ha limitado a un locus dominante de uso habi-


tual, de creencia machista y orden patriarcal hasta el exceso y resaca
ilegítima. La superioridad ficticia y antinatural permanece afianzada en lo
altisonante y en lo sexista, muchas veces consentida por ambas partes.
Hay una batalla contra la terminología que conforma una expectativa
beligerante en la que se pierde energía y sobre la que bastaría con neutra-
lizar el aspecto simbólico y peyorativo de las expresiones alienantes y
además malsonantes. Toda una ritualización de caracteres desafortunados
que no ayudan a comprender la verdadera dimensión del género, por ello
hay que recurrir a la metáfora y la performance cuando describimos a una
entidad biológica esencial, cuya existencia no necesita del inconsciente ni
su lucha por ser el otro género como una relación de poder. Basta con
atribuir una definición científica respecto de un análisis multifactorial,
donde tenga cabida y expresión una sexualización diferente y abierta, tan
práctica y armónica como la tradicional.

En estos tiempos de cambio acelerado las conductas propias y dife-


renciales se retroalimentan, de tal modo que la actividad mental y lo
psicosocial predomina sobre lo biológico. La correspondencia entre la
estructura del yo y su vivencia sensorial abre un espacio de polimorfismo
sexual que para un tercio de la población se va actualizando en el sistema
cerebral. Se piensa que los universales cognitivos al abandonar la posi-
ción heredada se compagina con un proceso filogenético de adaptación
estimular. El pensamiento dicotómico ha sido un pilar categórico de man-
tenimiento y consolidación de la fuerza. Claro que, al referirse a la
reproducción, lo asexual no era favorable en términos de fecundación, sin
embargo, frente al dimorfismo sexual y la polarización de unos gametos o
Déu Queerness. Opus I

gónadas tan elementales, la libertad subvalorada secularmente obra a sus


anchas entre grandes áreas de conducta gender conquistadora.55

GEOPOLÍTICA DE GÉNERO

Desde una perspectiva género sensitiva la centralidad es equidistante


de cualquier forma o denominación sexual y de género. Interpelando una
reflexión sobre la noción de campo de Bourdieu (1997) no cabe duda que
los alcances de esta categoría en cuanto al género, no solo sirven en opi-
nión de Valcuende (2003: 10) como referentes de actuación en los que se
oculta la práctica social y la heterogeneidad de estas conductas; la mayo-
ría de modelos son estereotipados a través de normas adaptadas a las
particularidades de las organizaciones sociales, no con el ánimo de tras-
cender el determinismo anacrónico de una biología que hace aguas en la
práctica. Por otra parte, para superar la politicidad del género hay que
abandonar la base de ideal regulatorio y desarrollar pautas performativas
que acaben con la subalternización e innoven en el sentido biopsicoso-
cial. Ya no es hora de sesgos, en todo caso la explicación de las
desigualdades de género determinará su propia cientificidad.

Los sistemas de género favorecen las consecuencias y significados


de pertenencia a un tipo se sexo convencional, por lo que un debate serio
permitiría rebatir a estos visualizandola masculinidad y la femineidad a
través de vínculos no jerarquizados ni discriminatorios. A medida que se
reconozca la dignidad transgenerista con o sin reasignación post-op, el
cuerpo y su relación con el mundo en pro de la subversión, se expresará
libremente frente a una insostenible identidad derivada de una heterodoxa
contra-sociedad. No es necesario polemizar si los estímulos son única-
mente naturales, ya que la inhumación de la historia ha vulnerado las
diferentes identidades que se derivan del cuerpo y de su sexualidad. La

55
Heleieth Saffioti (págs. 183-87) considera que las personas al nacer son transfor-
madas, a través de las relaciones de género, en mujeres y hombres, de manera tal que cada
una de estas categoríasidentidades, excluye a la otra.
relación existente entre lo biológico y lo cultura lo binarismo (Butler,
2004) acepta la multiplicidad en cada sujeto, independientemente del
imaginario heterocéntrico.

EL CUERPO COMO SIGNO CULTURAL

Los términos que rigen la realidad 56 van definiendo un nuevo tipo de


subjetividad posthumana y ciberfeminista, primero como como finalidad
de conocimiento y también como significante creativo. La persona es
inconformista y tiende a descubrir posibilidades en las identidades críti-
cas, desnaturalizadas o estrategas. Aclimatar un nuevo conocimiento
situado y el transconocimiento como signo cultural ontológico, más allá
de lo cibernético, significa invocar efectos performativos de transforma-
ción y de práctica social. El único delito del cuerpo sería no obedecer a su
sensibilidad ante el poder del colectivo disciplinado (Torras, 2007: 45) y
los intereses heteronormativos. Esto representa romper las líneas duras
del ser 57 para hablar sobre su contingencia y el reto que supone la conyu-
galidad líquida e indefinida.

Una cabeza o cuerpo modelados en la práctica cultural de modifica-


ción del cuerpo, desde los clásicos tatuajes a trepanaciones craneales de
fin simbólico, contienen un conjunto de significados culturales que suce-
den y se manifiestan en la cultura. Este tipo de lenguaje metafórico
jerarquizaba un ideal andino para lograr la forma bilobulada en la anti-
güedad, mientras que en la actualidad el análisis del texto óseo se
fundamenta en la acción comunicadora del representamen sociocultural.
La antropología posmoderna desentraña el alcance del campo social so-
bre las estructuras de significación autoevidentes. Según Geertz la mezcla
de géneros representa el reto pendular de la refiguración en el pensamien-
to social.

Sobreviene la crisis de la representación realista por la inmediatez de


las tecnologías de poderal penetrar materialmente a través de una red de

56
Butler (2004, 309)
57
Citado en LarraurI-Max, M. El deseo según Deleuze, Ed. Tandem, Valencia,
2000.
Déu Queerness. Opus I

biosomatopoder, de donde emerge el dispositivo de la Sexualidad 58 y la


liberación ante tantas represiones. La nueva institución feminista inter-
viene primando el uso de los placeres, el cual fue consagrado a la forma
en que la actividad sexual problematizada suponía para los filósofos y los
médicos latinos. La experiencia de la sexualidad circunstancia evitar la
alternativa de un poder concebido como dominación o denunciado como
simulacro. El valor del acto sexual mismo está dotado de significaciones
positivas entre las que ejerce el maestro de verdad socrático y para el cual
está calificado por la soberanía que ejerce sobre sí. Una moral organizada
implica la exigencia de una simetría y una reciprocidad en la relación
amorosa (erasta y erómeno) en base a una abstención de género. La inter-
dicción hacia la práctica de la "libertad sexual" no impone la abstención
de las aphrodisia, sino que estimula una percepción del tiempo muy dis-
tinta de la que encontramos a propósito del cuerpo, porque como decía
Michel Foucault: El cuerpo es la superficie grabada de los acontecimien-
tos. En definitiva, el sujeto puede y debe reconocerse como sujeto sexual
que reinterpreta los rasgos físicos marcados por un sistema social, cada
vez más cambiante y globalizador. Cuando el género es performativo del
sexo (Butler, 2013) queda desencializado y abierto a la resignificación y
renegociación de la normatividad. La disexualidad abre vías de “capaci-
dad de acción” en las que se reclaman nuevas visibilidades y derechos
eróticos.

ESTÉTICA DEL GÉNERO

Convenimos en la idea de que el género es el primer espacio valido


de enunciación y acción para los sujetos políticos de la diversidad sexual
(Money) donde intervienen lo “bio” y lo “trans” diferenciadamente. En
realidad, hay un nexo de valoración empírica que interpreta ambos géne-
ros como un mero instrumento de juego sexual, de mezcla química

58
Foucault designa como invención de una subjetivación a una línea de fuerzas que
pasa por la rivalidad entre personas libres definiendo quienes son libres y cómo deben
organizarse las relaciones entre ellas, es decir, sus modos de existencia. Es lo que Deleuze
llama el dispositivo.
inducida por los estímulos disexuales. Tanto es el poder afectivo en la
transexualidad que se visualiza como rebeldía de género, perouna educa-
ción crítica y liberadora desde un enfoque humanista entiende que la
sexualidad es entendida como una expresión del ser humano total, 59 de tal
manera que la identidad de género va más allá de lo que Money considera
cuando afirma que es la experiencia privada del rol de género y el rol de
género es la manifestación pública de la identidad de género.

Una identidad de género femenina identifica modelos de socializa-


ción diferencial, en parte aceptada por una estética orientada a
ornamentar aspectos superficiales, pero que va siendo compartida con
nociones lacanianas de construcción identitaria más complejas. La estéti-
ca que mejor define la teoría de género queer es el activismo intelectual,
o sea que lo sexual es múltiple y polimorfo y además ayuda a equilibrar
el vector de la identificación intersubjetiva. Para Freud (p. 133) lo ho-
moerótico en cuanto al sujeto, hace que se siente mujer y se comporta
como tal, en cambio el homoerótico en cuanto al objeto es enteramente
masculino y no ha hecho más que permutar el objeto femenino por uno
de su mismo sexo. Tras esta formulación parcial un proceso activo de
apropiación (Simone de Beauvoir) supone mirar por encima del horizonte
y descubrir una función performativa con capacidad de ir creando reali-
dad.

El futuro será recreador de imaginarios culturales desde la disidencia


sexual o diversidad sexual, donde seres abyectos se permitan obtener
placer erótico entre el travestismo y el transexualismo. Estas formas hi-
perbólicas de género 60 disputarían una supuesta feminidad natural en
relación a sus usos y contextos a modo de artificio para los aficionados a
la realidad virtual y como nuevas identidades en personas verdaderamen-
te disexuales. La representación estereotipada se identificaba a veces con
una sexualidad disidente, cuando lo más sencillo es ignorar los aspectos

59
Londoño M.L. (1989, pág.16) ve a la sexualidad como un proceso biofisiológico,
emocional y experiencial de la función erótica y genital, es decir, el conjunto de lo que
sentimos, creemos, pensamos, y vivenciamos, acerca de nuestra genitalidad y erotismo.
60
Butler, p.184
Déu Queerness. Opus I

aparentes y experimentar resultados compartidos.61 Al tiempo que El


travestismo de Maizani despliega la movilidad del género y desnaturaliza
lo femenino y lo masculino al disociar el vínculo entre género, vestimen-
ta y voz” (Montenegro, 179) los personajes transgenerizadospara Beatriz
Preciado (Manifiesto 20) amenazan la coherencia del sistema se-
xo/género...”

ENCAJE DEMISEXUAL

Las personas son más diversas que las categorías y por eso la res-
puesta fisiológica del cuerpo apenas implica necesariamente atracción o
deseo sexual. A pesar de que las personas necesitan categorizarse, no
basta con tener afinidad y confianza en el ideal emocional, pues sus cos-
tos de renuncia y postergación del placer le hacen pertenecer de cualquier
manera a la comunidad. Entre cualquier orientación sexual, la capacidad
de sentir atracción sexual y no vivir arrastrando hándicaps, no afecta su
etapa de sexualidad activa; la discrepancia entre los estímulos al fin y al
cabo puede llevar a ideas equívocas y no por ello se deambula de un gé-
nero a otro. La atracción sexual después de una fuerte vinculación
emocional con otra persona no es causa de una demisexualidad o de un
deseo recóndito, simplemente una atracción sexual bajo ciertas condicio-
nes.

No hay medios caminos para definir algo ni se conoce a la persona


"adecuada" con la que previamente se ha desarrollado lazos emocionales
estables, los factores que conducen a una conducta dependiente se mani-
fiestan en una aparente orientación sexual y una atracción sexual
secundaria, es decir no indica hacia qué género sino a qué persona o bio-
tipo concreto nos lleva la intuición. Habría que dirimir entre una
sexualidad que no existe y una sexualidad inventada para creer que esta-

61
El Seminario de Cultura Visual y Género: estéticas, cuerpos y afectos (Sala de
conferencias | MUAC) se trata de construir conocimiento colectivamente, a través de
metodologías participativas que propicien un espacio de intersubjetividad, afectación y
transferencia de ideas y metodologías de trabajo.
mos en el umbral de lo asexual con vínculos emocionales profundos.
Mientras que lo demisexual se entiende como una reactivación de la se-
xual, la disexualidad pulula libremente entre ambos géneros. Si el aspecto
o la personalidad no afectan a la atracción sexual primaria, tampoco la
intersexualidad supone prejuicio alguno, como cualquier otra manifesta-
ción en el momento de aplicar la sexualidad asociada.

Podríamos referir la demisexualidad de manera utópica (demi-


romanticismo) en coincidencia con la predisposición disexual, dado que
el primero antepone la esencia a la forma y en el segundo tipo el género
se unifica biunívoca y esencialmente, en tanto en cuanto converge desde
la dualidad y lo ficticio. Véase como se puede nacer y crecer con aspecto
y acciones masculinas que llevan implícito el desarrollo de una tendencia
fémina incipiente y emergente, primero en forma de deseo viril por la
acumulación de tetosterona, proyectada sobre la admirada efigie femeni-
na; luego poco a poco relativizando las relaciones sexuales con el
incremento de estrógenos y hormonas en un cuerpo que reclama ser fe-
menino. El hecho es que una persona disexual puede hacer el amor con
un hombre desde el convencimiento de sentirse mujer-hembra en toda su
dimensión psicológica y con ellas en forma más física, más o menos
pseudoviril y pseudolésbica.

Valga la plasticidad de la naturaleza sexual humana como referencia


para mostrar contextos de vida no binaria. Una mirada psicosocial sobre
la nueva realidad emergente nos plantea la identidad de género como un
bienestar psicológico y emocional que corrige una discriminación ances-
tral. El género ha pasado de la teoría a la sustantivación objetiva
mediante realizaciones performativas, sin alterar el orden establecido y
las costumbres al tiempo que han permitido investigar nuevas subjetivi-
dades sobre cualquier aspecto de la realidad. Si bien como dice García
(2009) no se nace mujer, es la feminidad y haber seguido una convicción
lo que constituye a una mujer trans. De cualquier manera, la disexualiza-
ción es un producto de prácticas personales, que se realizan como dice
Wong (2000) por razones que subyacen a una conducta ante la aparición
de nuevos estímulos.
Déu Queerness. Opus I

IMPLICACIONES INTERVINIENTES

La intersección de aspectos biológicos y culturales se concreta en la


interacción entre un organismo y su ambiente. Los patrones de conducta
motivada por una distensión en la sexualidad producen consecuencias
gratificantes, siempre que la obtención de objetivos incremente el bienes-
tar emocional, hasta ahora ignorado sistemáticamente. La estimulación de
los sentidos, en general favorece la recepción e interpretación positiva de
los diversos estímulos ambientales. Se trata de activar el sistema nervioso
autónomo con la adaptación de señales o impulsos intuitivos a un proceso
innato y universal, estimulante y sexualizado sobre deseos personalizados
y progresivamente menos estereotipados. Ante la sensación de una im-
pulsividad inmediata y potencialmente intensa, la experiencia subjetiva se
fundamenta en términos de poseer y ser poseídos básicamente. Quiere
esto decir que las fluctuaciones fisiológicas generan en ocasiones apren-
sión, desasosiego y malestar, pero no implica variabilidad en las
condiciones identitarias de género.

Existe gran variabilidad cultural en la manera de interpretar las rela-


ciones humanas, lo que debería bastar para entender el mismo oponente
sobre el dimorfismo y su parcial espacio de estabilidad. De hecho, apare-
ce como instigador un nuevo estado de conciencia frente al cisgénero,
que hipoactiva la transferencia de la excitación (Zillman, 1978) al reac-
cionar de manera difusa y controvertida, para sorpresa de los mismos
agentes, cuando la consolidación afectiva combina la variación temporal
de la respuesta emocional y la homeostasis. La reacción hormonal infiere
en principio la inmovilidad corporal defensiva cuyos efectos compensato-
rios se refleja en la similitud de expresión en los individuos de la misma
especie. Lo que no se dice es que las respuestas adaptativas son asertos
ontogenéticos con capacidad de renovación y de innovación erótico-
proximal, tal que se derivan otras variables psicofisiológicas de género
fluido o líquido, entre las que hay una percepción de lo disexual como
una respuesta parasimpática, cuya naturaleza solo obedece a patrones,
más bien poco evolucionistas. Una sexualidad exclusivamente autonómi-
ca es fruto directo de la conductancia psicosomática, de ahí la necesidad
de invertir los modelos y la estética tradicional en clave intersexual, ajena
a la preponderancia biológica y en base a la relación virtual entre activa-
ción y emoción neural.

En la actualidad podemos hablar de la dimensión fásica (Palmero y


Chóliz, 1991) asociada a un estímulo que reproduce reacciones o excita-
ciones breves, en un sentido sexual o en otro, donde la conducta operante,
según M. Chóliz (1994d) se inspira en la consideración de causas inter-
nas, ficticias e imaginarias. Por otra parte, si la transferencia de
excitación es más fuerte para las emociones con validez hedonista, aque-
llas con las que la persona tiene relativamente menos experiencia, 62 se
confirma primero que las personas son más atentas cuando se enfrentan
con estímulos que son menos familiares (Pennebaker, 1997) y, en segun-
do término, una conducta extrovertida transfiere sin complejos reacciones
positivas. Aun así, hay resistencia a reconocer la verdadera dimensión en
una experiencia desconocida, asumida de forma moderada, pero cuya
trascendencia se manifiesta en la necesidad de repetirla o intensificarla.
Aunque se pretenda diseñar medidas de personalidad, ningún fotopletis-
mógrafo en el pulgar puede traducir en datos la sensación agónica de los
estímulos y menos el alcance de la diversidad que el pensamiento puede
modelar con cada pulsación en el acto sexual.

DISCUSIÓN

Las medidas de reducción sensorial respecto a la disexualidad no


tienen efecto práctico, ya que el estado cardiovascular en consonancia
con la sensibilización estética multiplica la atracción mediante la extra-
versión y el tono hedónico del estímulo. A mayor excitación de géneros,
mejor digestión sexual, eso sí, susceptible de contravenir sentimientos
agradables más familiares. Cabe cuestionar todo tipo de estructura de
género cruzado, ya que un paradigma experimental no necesita de códi-
gos ni condicionamientos futuros. Una de las razones para entender la
complacencia en términos de género la produce el bienestar, cuya reali-
dad se configura gradualmente al tiempo que experimentan un continuo

62
Scoot, C. Bunce y otros, 1993
Déu Queerness. Opus I

entre la completa felicidad 63 del momento y la más absoluta inseguridad


en relación al resto del tiempo. Por tanto, los estímulos y una perspectiva
estética son parámetros que pueden llevar a otras categorías independien-
tes y soberanas, perfectamente compatibles para la sociedad que pretende
experimentarlo todo mediante realidad virtual.

La satisfacción de necesidades más intrínsecas, entre las más impor-


tantes, el crecimiento personal, la autonomía y la libertad, no resulta tan
perjudicial ni peligrosa cuando los vínculos particulares no afectan a na-
die ni a nada interpersonal. Realmente cabe un compromiso mental en
positivo dentro del proyecto vital, pues hay evidencias de que, si en el
trabajo y en actividades sociales hay una alta satisfacción, en la intimidad
se sublima de manera altamente atractiva cada detalle y experiencia ines-
perada. Aunque los niveles de bienestar emocional pueden variar, la
postura más noble se centra en la valoración del mismo bienestar con la
autopercepción multideterminada. Significa esto que no hay conflicto
entre objetivos y las discrepancias en las que su resultado fuera la insatis-
facción, pues un enfoque naturista permite dilatar los estándares hasta el
extremo de no poder compararse. El camino en un sentido agéntico, a
todas luces pasaría por iniciar la acción psicológica mediante el desarro-
llo y cumplimiento del objetivo, siempre que sea coherente con las
necesidades y motivaciones vitales (Brunstein, Schultheiss y Grassman,
1998)

CONCLUYENDO

En cuanto a la línea del bienestar emocional, no cabe duda que tanto


la esperanza de un sujeto completo como la presunta armonía entre los
sexos (Sáez,2004) forman un binomio feminista que ha de convertirse en
consigna universal. Mientras hay quien afirma que el sexo evolucionado
es pasión afectiva dirigida a otra persona, 64 la imaginación ya ha llegado

63
Diener, Larsen, Levine y Emmons (1985)
64
Del libro: Amores altamente peligrosos de Walter Riso. Editorial Océano.
al paroxismo tautológico. En un mundo globalizado por una tecnología
de naturaleza más bien sinérgica, la única frontera abierta a la nostalgia
se difumina como un azucarillo, mientras tanto la identificación biológi-
ca, sexualizada con o sin género determinado, se verá sometida al análisis
sobre comportamientos de género cruzado.

En primer término, se plantea la “asignación de género” bajo crite-


rios dispares e inconexos, con dejadez y sin garantías científicas. El
Biogénero cultural es una realidad según la cual la cultura biológica no
alcanza a situarse en el universo, incapaz de comprenderse y tolerar lo
que no es concluyente. De todas formas, si la espalda no está correcta-
mente diseñada para soportar el peso que mantiene con el único soporte
de dos piernas, no hay razón para que dicho cuerpo se conforme con la
sexualización en términos de involución cultural. Esta condición acientí-
fica promueve un desarrollo de conductas encaminadas a poder adquirir
una elevada capacidad por sucesivas innovaciones que permiten la evolu-
ción cultural, incluso al margen de una educación integral de la
sexualidad en sus planes de estudio. Si bien desde esta perspectiva, edu-
car en sexualidad es educar para aprender a ser, el estado de salud mental
de la persona debe estar en concordancia con la preferencia de género y
ser consecuente con la inteligencia sexual, de naturaleza placentera y
consolidada por la libertad de expresión.

En segundo término, la “convicción de género”se construye por en-


cima del sexo y se refiere a la identidad construida de la persona,
desligándola de la dimensión natural. Se puede decir que el reto pasa por
transformar las definiciones "esencialistas" mediante una nueva antropo-
logía, cuyo género sea independiente de la anatomía sexual al ser
irrelevante en cuanto a la determinación de su propia identidad.65 La hu-
manidad de manera incondicionada ha llegado a identificar más de veinte
géneros diferentes y a considerar que el término "género" se ha ideologi-
zado al fundamentarlo como derecho libre en cuanto a su identidad de
género y su orientación sexual. Es por ello que los comportamientos atí-
picos son intensos en el caso de disforia y parece mentira que se pierda el
tiempo tratándola como travestismo fetichista, debido sin duda a que se

65
Gayle Rubin, pp.95 – 145
Déu Queerness. Opus I

habla de lo que no se siente ni conoce. Tampoco es cuestión de afirmar


que la naturaleza ha cometido un error, sino que es un error pensar que la
naturaleza obliga estar de acuerdo con lo que se es por su fenotipogenital.

En tercer término, hay que aclara que la disexualidad se escribe en


clave de mujer y liberación permanente, no emergente. En este sentido la
categoría género adquiere matices inadvertidos que relacionan el proceso
social con el individual, hasta el extremo de producir una organización
reivindicativa que acabará con la desigualdad y una participación estrati-
ficada. El paso de una invisibilidad manifiesta a lainvestigación
postsexista coloca al transgénero en la parrilla de salida para diseñar una
perspectiva bioética y plusdemocrática. A raíz de este hecho, las relacio-
nes de poder en la asimétrica distribución de tareas, permutará y girará
sobre valores y comportamientos universalistas, merecedores de la obten-
ción de los derechos políticos plenos. Llegado el momento la libertad
sexual será una asignatura de facto con aportaciones similares a las auto-
metamorfopsias referidas al propio cuerpo.

Un relativo hermafroditismo psíquico ganaría en verosimilitud si se


viera como habitual, en vez de desvirtuar la imaginación continuamente.
Socialmente tampoco es la desorientación del modelo mismo lo que lleva
a algunas personas a considera la intersexualidad lo más erótico y exci-
tante, sino la respuesta parasimpática es la que se reproduce abiertamente
y con un sentido pleno de autopercepción multideterminada. Efectiva-
mente, si hablamos de disexualidad ética y estética en torno a un estado
de conciencia que solo obedece a la razón de ser y el sentido de una vida,
estamos reconociendo que los estímulos disexuales obedecen a una fun-
ción performativa con capacidad de ir creando realidad. La sexualidad es
parte integral de la vida a la que no se le puede condicionar ni etiquetar
de manera alguna, por consiguiente, la posibilidad de desarrollar más de
una personalidad en clave de género, sexual, motivacional, profesional y
otras confluencias, nos serviría para comprender que la diversidad es una
competencia que permite alcanzar un mayor grado de efectividad.
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Déu Queerness. Opus I

Queerness bioethics transabled

Martínez, Michaelle de fran 66


Manflorita i Roses, Myshell 67

Resumen

Los valores humanistas significaron la sustitución de una generación


normativa por otra verdad del género, que de facto representó un cambio
radical de la estructura ética, académica, política y social, acerca de las
categorías identitarias. Esta transformación posibilitó la creación de una
nueva conciencia popular para las generaciones venideras, mediante un
intento superior de desarrollo y un enfoque distinto en la educación en
general, y en la médica, en particular. Esto viabilizó el crear un sistema
de salud que respondiera a las necesidades de los diferentes y diversos
tipos de género. La transexualidad como práctica y categoría médica vie-
ne operando como producción despatologizante, mientras que contempla
al colectivo de discapacitados transgénero en situación de riesgo total.
Los autores de este estudio quieren significar el hecho, por cuanto resume
en sí mismo, la expresión y comienzo de las transformaciones en materia
de salud pública y su implementación social.

Palabras clave: bioética de género, función reguladora; transgénero;


despatologización; identidades adicionales.

66
Diseño Científico. Investigación Psicosocial. Cientista social. Pasantías. Node d´
Investigació. Bioethics Observatory UCC. G. Psicología y Diseño, Master en Bioética,
Master profesional en Diagnóstico y Terapia (Psicología educativa) Dr. en Ciencias Socia-
les y del Comportamiento.
67
Analista científica. Experta Universitaria en Actualización en Estudios de Género
y su Aplicación en Ámbitos Sociales. Técnico Superior Universitario de terapia Psicoso-
cial. G. Antropología y Psicología, PhD en Comunicación Social. Dissabtes de ciencia.
Abstract

Humanistic values meant the replacement of a normative generation


by another gender truth, that suddenly represented a radical change in the
ethical structure, academic, political and social, about the categories of
identity. This transformation enabled the creation of a new popular con-
science for future generations, through a superior attempt at development
and a different approach in education in general, and in medicine, espe-
cially. This made it possible to create a health system that responded to
the needs of different and diverse types of gender. Transsexuality as a
practice and medical category has been operating as a depathologizing
production, while it contemplates the group of transgender disabled peo-
ple at risk. The authors of this study want to mean the fact, because it
sums up itself, the expression and beginning of the transformations in
matters of public health and their social implementation.

Keywords: gender bioethics, regulatory function; transgender; de-


pathologization; additional identities.

Intro

Algunas personas trans, y aquellas identidades adicionales que pue-


den sufrir diferentes tipos de discriminación68 de naturaleza fóbica,
experimentan el acoso, la agresión verbal y la denegación de la atención
sanitaria, prácticamente con total impunidad en todas las sociedades, sean
democráticas o unilateralmente hegemónicas. Las violaciones de los de-
rechos humanos están por doquier, por lo que otros abusos conexos nos
plantean un escenario en el que la discapacidad se ve totalmente desam-
parada, sobremanera si es en personas transgénero. Aquí proponemos un
análisis constructivo que aporte un discurso revisionista, fundamental-
mente creativo, ya que es la única fórmula para encontrar atajos hacia un
bienestar social integral. Por otra parte, la discriminación por motivos de
identidad de género es ilegal de conformidad con lo dispuesto en el dere-

68
Una encuesta denuncia que aproximadamente el 70 por ciento de los pacientes
transgénero y de género no conforme se han enfrentado a graves discriminaciones en el
entorno de la asistencia médica. Los porcentajes de experiencias como estas son aún más
altos en personas transgénero de color o que tienen algún tipo de discapacidad.
Déu Queerness. Opus I

cho internacional de los derechos humanos, por lo que la endemoniada


patologización de género constituye una de las causas perdidas que se
deben derogar definitivamente. Una de las medidas concretas para que se
respete la identidad de género, 69 se articula sobre el cese de la discrimina-
ción por discapacidad, en lo laboral, la vida emocional, social, sexual, ya
que por ser transgénero era como tener una discapacidad, o incluso doble
discapacidad. 70

No hay ninguna razón para que las personas con discapacidad o con
diversidad funcional, no colaboren en acabar con el silencio de estas mi-
norías, no ignorando la dimensión sexual de la persona con discapacidad
o del desarrollo y, reivindicando participar con testimonios y acciones en
la línea de acabar con todo tipo de discriminación. Cada proceso de se-
xuación es peculiar, incluyendo a aquellas con más necesidades de apoyo,
por lo que las personas con discapacidad requieren preservar su capacidad
jurídica. Actualmente existe la necesidad de incorporar una perspectiva
de género en todas las actividades destinadas a promover el pleno goce de
los derechos humanos y las libertades fundamentales por las personas con
discapacidad. 71 Para llegar a los grupos de excluidos o de marginados y
proporcionarles una calidad de vida es indispensable elaborar y aplicar
políticas y programas inclusivos. La UNESCO colabora con los gobier-
nos y sus asociados en la lucha contra la exclusión y las desigualdades en
el ámbito educativo, mientras que la OMS y el Grupo del Banco Mundial
han producido conjuntamente este Informe mundial sobre la discapaci-

69
En el Art. 1. de la Declaración integral para personas trans se declara de interés
general el diseño, promoción e implementación de acciones afirmativas en los ámbitos
público y privado y políticas públicas dirigidas a la población trans. Lo dispuesto tiene por
propósito promover la equidad de género como combatir, mitigar y colaborar a erradicar
todas las formas de discriminación que directa o indirectamente constituyen una violación
a las normas y principios contenidos en la Ley N° 17.817, de 6 de setiembre de 2004. De
este modo se contribuirá a garantizar el pleno ejercicio en condiciones de igualdad de sus
derechos y libertades, promoviendo el respeto de su dignidad, buscando lograr la integra-
ción social a nivel cultural, económico-laboral, en el ámbito de la salud y la educación, así
como en cualesquiera otros ámbitos de la vida ciudadana.
70
Palmera Bothi (mujer transgénero) Doble discriminación. 14/01/2017. Recupera-
do en https://discapacidadmotriz.org/doble-discriminacion/
71
Convención de los derechos de las personas con discapacidad (2006)
dad, para proporcionar datos destinados a la formulación de políticas y
programas innovadores que mejoren las vidas de las personas con disca-
pacidades y faciliten la aplicación de la Convención de Naciones Unidas
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2008)

De la prevalencia sobre la discapacidad

La discapacidad forma parte de la condición humana, denota los as-


pectos negativos de la interacción entre personas con un problema de
salud y, además, las personas con discapacidad sufren discriminación de
género. La discapacidad, afecta de manera desproporcionada a las pobla-
ciones vulnerables, puesto que hay clasismo en cada etapa sensorial y
prejuicios que constituyen obstáculos para la educación, el empleo, la
atención de salud y la participación social. En cuanto a las deficiencias
que presentan los servicios tales como la atención de salud, la rehabilita-
ción y la asistencia y apoyo, hacen inviables servicios de bienestar social,
así como su escasa competencia productiva. Un estudio efectuado en los
Estados Unidos de América encontró que el 80% de los asistentes socia-
les no tenían formación ni cualificaciones formales, por lo que el
problema es doble dirección. Esta distancia, casi insalvable, desalienta a
las personas con discapacidad a buscar trabajo o que les impide acceder a
la atención de salud. A pesar de representar el 15% de la población mun-
dial, la teoría de menor participación económica, pone en jaque al sistema
capitalista y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Eco-
nómicos (OCDE) De tal forma que, las personas con discapacidad, en
comparación con las personas sin discapacidad, tienen una probabilidad
un 50% mayor de enfrentarse a gastos sanitarios ruinosos.

La mayor parte del apoyo procede de familiares o el apoyo informal,


incluida la rehabilitación, aparte para superar los obstáculos en la aten-
ción de salud, son la redistribución o reorganización de los servicios
existentes, la única alianza de valoración de la discapacidad y criterios
claros de elegibilidad. Para avanzar en el acceso a la tecnología de la
información y comunicación habría que fomentar la sensibilización,
aprobar leyes y reglamentos, elaborar normas y proporcionar formación.
Generalmente, la reglamentación debe seguir el ritmo de la innovación
tecnológica, en todos los ámbitos. Luego, los sistemas educativos inclusi-
vos dependen en gran medida del compromiso del país para adoptar una
legislación apropiada, proporcionar una orientación normativa clara, ela-
Déu Queerness. Opus I

borar un plan de acción nacional, establecer infraestructuras y crear capa-


cidad de ejecución y asegurar una financiación a largo plazo. Crear un
entorno de aprendizaje inclusivo requiere acceso a servicios adicionales
de apoyo, como maestros de educación especial, auxiliares de aula y ser-
vicios de terapia. Aparte de la formación profesional convencional, la
formación inter pares, la tutoría y la intervención temprana son opciones
prometedoras, por lo menos para modificar las percepciones acerca de la
aptitud de las personas con discapacidad para ser trabajadores producti-
vos. En principio, estos idearios solo están presentes en dicho informe
mundial sobre la discapacidad.

Lo sexual forma parte de la mejor información

Entre las discapacidades hay las visuales, auditivas, de las secuelas


de amputaciones, de enfermedades neurológicas, psiquiátricas, etc., en
sus diversos grados, del leve al moderado y profundo. Aunque para en-
tender este artículo, primero hay que dejar de ser un discapacitado
intelectual, segundo conocer de cerca el día a día de las dificultades en
materia de relaciones que enturbian la sensibilidad social y, en tercer
lugar, padecer alguna amputación física o emocional, junto a unas ganas
de expresarse con el cuerpo con una cierta libertad. Tras la vida sexual de
las personas discapacitadas existe una especificidad, un modo de traducir
las señales motoras que estimulan el pensamiento erótico y la lívido, tan
significativo o más, que afecta de una u otra forma el funcionamiento
cognitivo. Los valores axiológicos condicionan de una u otra forma la
expresión de la sexualidad, así como la identidad de género trata de abrir-
se camino en cualquier proyecto de vida. Se tiene derecho a la propiedad
del cuerpo, porque aun con el mismo nivel de discapacidad pueden tener
una vida sexual diferente. Es verdad que se dan más limitaciones en estos
aprendizajes, por ejemplo, cuando deben diferenciar sus deseos de las
posibilidades reales, pero la materia prima se relaciona entre la libertad
sexual, la promiscuidad y las relaciones de pareja. Contar con prejuicios o
alguna anomalía nos discapacita para emprender una sexualidad muy
normalizada, pero a su vez, la adecuada educación de los sentimientos,
permite diferir de los roles binaristas y plantear alternativas sexuales,
conyugales y de prácticas liberales.
Las personas con un retraso leve tienen capacidad para aprender los
contenidos básicos de la educación sexual, al igual que quienes sufren de
impotencia sexual, y así, respetando a los demás y haciéndose respetar, la
discapacidad se pronuncia en favor de la autoestimulación en privado, de
no abusar y no permitir ser abusados. Las dudas de funcionamiento son
un obstáculo, pero superable y adaptable sobre cualquier tipo de género.
Es fundamental comprender que la respuesta de género es más actitudinal
y cultural que técnica, por lo que algunos estudios reflejan que hay difi-
cultades objetivas y sociales (resistencias de la familia y de la sociedad)
que hacen difícil o imposible la formación de parejas y todo lo que ello
implica. Por no ser informadas, las personas no son educadas en un senti-
do positivo, recibiendo únicamente mensajes negativos sobre la
sexualidad, y esto si que supone un reto puente antes de que la robótica
trate de sustituir la naturaleza por expectativas no realistas. Tienen menor
poder de autonomía y mayor vulnerabilidad, de manera que, las personas
que no reciben información sobre sexualidad tienen que descubrirla a
tientas en un contexto de carencias afectivas.

En el caso trans* se puede ser varón si tienes dos cromosomas X, pe-


ro tu corazón y tu cerebro son masculinos o viceversa, según Grace Ann y
su visión nada reducionista sobre una biología, ya evidenciada como fali-
ble en casos de género. En el espectro de transgéneros una persona opta y
punto. Ahora bien, ante la falta de competencia clínica y cultural entre los
proveedores de salud, la diversidad de elección y posibilidades materiales
en la autoidentificación, se abre camino a fin de reducir o evitar una dis-
foria de género que solo existe en el miedo de quienes se aferran a la
costumbre de forma religiosa. En realidad, no es necesaria una formación
apropiada de expertos para los médicos en todas las etapas de sus carreras
para que reconozcan y eviten prácticas discriminatorias y para que pres-
ten una atención médica apropiada y sensible a los transgéneros, basta
con respetar los derechos humanos, que no es poco. El objetivo de ser un
sistema de salud receptivo que atienda a cada transgénero, especialmente
discapacitado en parte, obliga a los servicios de salud para combatir los
prejuicios en esta materia.
Déu Queerness. Opus I

Diseñando una cultura queerness

Cuando una persona transgénero se da cuenta de que no encaja en su


cuerpo, no es que sienta discapacidad, sino una circunstancia transitoria
contractual. En ambos casos, se pueden sentir más cómodas manteniendo
su anatomía corporal o modificando las partes y funciones claves, de
acuerdo a su canon de género y una estética combinada. Todo parte de
una compleja combinación de factores biológicos, psicológicos y ambien-
tales, y solo se enturbia la convivencia por la falta de normalización de
todo aquello que no se comparte.

Es débil temer a nadie que invierta el sentido de una orientación y


del todo patético, apelar a dogmas retrógrados para afrontar situaciones
de hostilidad e injusticia. Los grupos de defensa solo sirven al sentido
común, de hecho, permite desmarcarse del modelo patológico y hacer
énfasis en la multiplicidad del conocimiento. Por analogía el bucle se-
xo/género y el de sexualidad/discapacidad se considera una perspectiva
de reivindicación para transformar el sistema dominante por otro más
realista y sin duda más justo. Se habla de la figura de trans-
conocimientos 72 vinculados al fenómeno transgénero, de comprensiones
localizadas, en tanto nos permite generar abordajes teóricos alternativos
para comprender la práctica transgénero. 73

Las comprensiones situadas que debaten en torno al TIS permiten


hacer frente a las características del contexto, abrir espacios inéditos o
transformar el estado de las cosas. De las teorías, al ser concepciones que
funcionan como tecnologías, y que permiten abordar el mundo social, se
considera que tratan de moverse en él para transformarlo. En este sentido,
buscamos proponer una aproximación sobre las identidades y discapaci-
dades en personalidades trans. Desde esta posición se aborda las

72
Martínez-Guzmán A., y Montenegro, M. “Narrativas en torno al Trastorno de
Identidad Sexual” #4 prisma social nº 4 | junio 2009 | revista de ciencias sociales 6.
73
A pesar de reconocer los límites de conocimiento en este campo, los profesionales
médicos tienen confianza en que la etiología aun confusa del trastorno vaya cediendo ante
la investigación científica (Asociación Profesional Mundial para Salud Transgénero,
2001)
categorías convencionales de las ciencias psi, de una nueva narrativa del
trans-conocimiento y de discernimiento, menos autoritaria e impositiva.
Ahora bien, para explicar el transgénero y la transexualidad se recurre a
la definición que ni el comportamiento desviado ni los conflictos entre
individuo y sociedad son trastornos mentales salvo que sean síntomas de
una disfunción”. Según esta definición la transexualidad y otros trastor-
nos de la identidad de género, si son un trastorno mental porque daría
lugar a un conjunto de síntomas psicológicos que producen malestar y
hasta discapacidad, según alguna mente desorientada. Claro que, al com-
probar tanta bajeza humana y con estudios, nos podemos sentir tan
molestos como para considerarles a estos nada eruditos del conocimiento
como presas de un virus cegador, que habría que tratar por el bien de la
civilización.

Rimas en torno a una discapacidad de género

La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y también


social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, según la defi-
nición presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su
constitución aprobada en 1948. Desde esta posición no hay experiencia
de exigibilidad ni generización con respecto al derecho a la educación
sexual integral, sino una mera transversalidad o impregnación del apren-
dizaje y la adquisición de valores humanos y competencias queerness.
Estas en concreto, diríase que habían sido restringidas a un solo objetivo,
muy pertinente si abre la puerta para que, en el tema de género, aquellos
indivisibles derechos humanos sean alineados con la razón misma de
organizaciones sociales. El frente común, comprende al derecho a la edu-
cación integrada mediante aprobación del mecanismo constitucional
correspondiente; de tal manera que, la red por ejemplo es un espacio de
compromiso militante con capacidad regulatoria, compatible con tan alto
nivel de desafío y enriquecimiento intelectual.

Si la discapacidad física no va acompañada de discapacidad psíqui-


ca, su capacidad mental para aplicar los criterios de salud sexual es
similar a la del resto de la población, por lo que el problema se reduce a
que se acepten sus derechos y decisiones. Especialmente en el contexto
más cercano con el objetivo de que se le presten las ayudas sociales y
técnicas que pudiera precisar a fin de ayudarle a lograr aquello decidido
responsablemente y no pueda lograr por sí mismo. Para la mayoría social
Déu Queerness. Opus I

sería un aliciente sufragar la educación sexual en términos constituyentes,


indivisibles, integrales, interdependientes, complementarios, irrenuncia-
bles, imprescriptibles, o de forma inalienable. Conviene recordar que la
Conferencia de Derechos Humanos de ONU en su Declaración de Viena,
por allá en el año 1993, consideraba como patrimonio innato, derecho y
libertad como objeto también de promoción y cuidado. La evidencia cien-
tífica muestra el conflicto derivado de la conformación psicológica con la
felicidad personal, lo que supone una pérdida de tiempo improductiva,
que no hace más, que aumentar la brecha cívica bajo un pseudo argumen-
to revestido de tecnología reparadora.

Desde el punto de vista fisiológico, la sexualidad no debería marcar


una especificidad definida, pero sí lo hacen sus capacidades mentales, sus
características emocionales y su historia de comportamientos, su entorno
familiar y social, quienes condicionan de una u otra forma la expresión de
la sexualidad. Aunque este tema buscará en sus pares la forma o encaje de
la libre opción sexual, la realidad no dispone de la suma necesaria de
neuronas en los cerebros actuales. Tal como es propugnada la desinfor-
mación, no solo subterránea, sí como parte interesada que revela la falta
de compromiso de muchas organizaciones no gubernamentales, inducidas
más bien a desdibujar la realidad, no a transfromarla. A pesar de la infini-
dad de declaratorias y proclamas electorales, la teorización de género
sigue planteando distancias insalvables debido a resistencias de una su-
premacía patriarcal degenerada en sí misma, cuando simplemente una
educación integral es garantía de un ambiente democrático y plural.

Para lograr un estado de bienestar, tan garantista como elemental e


incapaz de entenderse universalmente, las estrategias educativas diferen-
ciales y flexibles ayudan a disuadir del ostracismo, mal llamado familiar,
con frecuencia por falsas concepciones que hay que modelar con respues-
tas a las necesidades especiales, de calado social y de una vida sexual
plena. En opinión de expertos cuasi creibles, los valores y actitudes pro-
pios en la construcción de la toma de decisiones, habilidades de
comunicación y reducción de riesgos, la persona adquiere un protagonis-
mo en relación con una sexualidad, imprescindible para fortalecer la
educación en general e incentivar una cierta calidad de vida. Una perspec-
tiva menos rígida deja en claro que, a la diversidad le sobran razones y
actitudes para garantizar el derecho a la salud, proporciona el sentido de
dignidad y autoestima en todas las esferas privadas y públicas, pero sin
olvidar que los enfoques más eficaces sobre educación tiene la obligación
de asegurar que los programas de educación sexual no refuercen los este-
reotipos ni favorezcan los prejuicios respecto de la orientación sexual. 74

Adoptar una perspectiva de género

El género es una categoría de análisis cuya lógica no es otra que el


reconocimiento explícito de los sistemas de relaciones sociales o sexua-
les, de una tentativa formulada para reivindicar un territorio definidor y
ajustado a derecho. En este sentido, la teoría del género deja se serlo para
convertirse en cosa fáctica que dentro de una misma sociedad cultural-
mente definida varía de unos periodos a otros. La construcción social y
cultural marca la diferencia, pero no el rumbo, es decir, afecta a valores
en los que apoyarse por comodidad y rentabilidad, con remite a la expe-
riencia y vivencia de los cuerpos y de las relaciones de poder. Esta
perspectiva nada aritmética, varía en el devenir histórico y apenas adopta
tintes reaccionarios, pues tiene una impronta determinante en la configu-
ración del estatus en relación solo a la identidad. Otra cosa se aprecia en
dimensiones subjetivas, donde la acción colectiva tiene una impronta
queerness determinante, pero cuya filosofía no termina de conjugarse
para la irrupción en la escena de nuevos sujetos, como decía la vieja
guardia, indivisibles en los modelos de ciudadanía. En particular, en ma-
teria de autonomía encaminada a demandar igualdad, tanto en la
redistribución social de recursos y capacidad decisoria como en la obten-
ción de reconocimiento cultural. 75

El proceso de globalización unido al desarrollo tecnológico, a escala


humanista pretende dar una dimensión gigantesca e irreversible, ajena a
cualquier veto o paradigma que dé respuesta a las exigencias de un mode-

74
La Educación Sexual Integral es una herramienta fundamental para lograr muchos
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y la igualdad entre los géneros.
75
http://www.inmujer.gob.es/areasTematicas/educacion/publicaciones/docs/guia_
didactica_ciudadania_FUHEM.pdf#00%20INTRO.indd%3A.4964
Déu Queerness. Opus I

lo urbano-agro-industrial, sumamente energívoro. 76 Partiendo de la idea


deCapel yRapoport de que el comportamiento y los usos del espacio están
condicionados por la percepción y la cognición del mismo, el diseño de
las ciudades remodela actitudes humanas que a su vez van modificando.
Desde un enfoque de género la sociedad como telón de fondo, se sitúa en
el centro de la nada, en tanto que no potencia ni favorece, sino que testifi-
ca sobre su uso y a veces su abandono, ante tanta imparcialidad moderna.
Respecto a sus efectos directos sobre las personas, en cierta medida, las
excluyen de su representación más simbólica y menos esquemática. La
estrategia de contentar a las particularidades de todos los colectivos,
cuando menos, preocupa evidentemente porque se corroboran diferencias
patentes en la percepción medioambiental y su herencia. La transversali-
dad efectiva pasa por repensar el modelo de ciudad más tolerante con las
singularides y de coexistencia.

Conclusividad y representaciones sostenibles

En el extremo, la ciencia se ve alterada por su carácter omniacapara-


dor, incluso marca una nueva conceptualidad vigente a cambio deun poco
de notoriedad, además abre la posibilidad de una vinculación comprensi-
ble a un factum, a todas luces preconcebido. En última instancia, la
realidad especulativa en el pensamiento incardinaría el horizonte último
del conocimiento, salvo que, de forma puramente contingente nos obligue
a renunciar a la necesidad puramente lógica. Cuando la lógica de nuestros
conceptos, nos permite ver la correlación entre las formas de experiencia
(aisthesis, noiesis y poiesis) y asimilar las sutilezas de otras experiencias
metanoiéticas, nos toca elegir la posibilidad de ser afectados por este
cambio de perspectiva. En un cierto orden se manifiesta expresamente la
mayor responsabilidad consigo mismos, o por añadidura, en establecer
nuevos referentes queerness mediante desplazamientos semánticos.

76
Olga Abasolo y Justa Montero en esta guía pretenden ser una ayuda para quienes
están en las aulas partiendo del concepto de que la educación no consiste solo en la trans-
misión de conocimientos, sino en la generación de saberes nuevos que transformen en
torno a los conceptos de democracia, ciudadanía y género.
A nivel de una soberanía husserliana de término medio, que garan-
tizase por ejemplo el derecho de volver a construirla, y deformando de
paso todo el sistema sociometabólico o afuncional, podría sobrellevar las
demandas diarias de la supervivencia. Ciertamente, la reconstrucción de
una noción de futuro satisface aquellos escenarios en los que la mente
obtusa se sumerge de manera ligera y romántica, allí cobra su atracción y
vuelve a la periferia donde preyace la idea resistencia. Carecemos de
incomunicación, por tanto, cualquier proyecto reclama atención y sosie-
go, de tal suerte que, una específica y autónoma manera de ser la
entendemos por su profundo sentido y manera desregulada de hacer pre-
sencia. 77 En esta medida del continuum, de las características culturales
como un escenario común, el correlato autogestionario puede llegar a
incidir, como consecuencia de la práctica social. La cuestión será, si co-
mo el modelo espacial estratifica o, por el contrario, la periferialización
identitaria contestataria respecto de los parámetros de uso crítico.

A pesar de todo, cualquier intento de intervención sobre las contra-


dicciones sociales, de manera definitiva, lo asociamos con una dificultad
derivada de una falta de claridad global. Con el aumento de la fragilidad
social, toda distancia de género precariza el incremento de la informali-
dad. Estamos viendo como se virtualiza la protección social en una
realidad ficticia, de masificación instrumental para englobar la incerti-
dumbre generada en un aaplicación informática. Esta escala de estupidez
atomizada, lejos de constituir pequeños reductos de identidad singular, lo
que está determinando es el propio empobrecimiento de la persona-
Estado. Dicho de otro modo, las necesidades individuales se imponen con
la misma fuerza que las de la producción, o sea, a la orden de la cuota que
se les asigna en un modelo basado en el opuesto aniquilador de la pro-
ducción 78 Así pues, la producción ofrece el objeto del consumo desde
tiempos inmemoriales, como impulso y como finalidad 79 suprema, pero si
la naturaleza entiende que su lugar de residencia no altera los profundos
efectos de tal movimiento autoregenerador, mi materia se da hecha polvo.

77
Derrida (1989) La Deconstrucción en las fronteras de la filosofía, donde en aten-
ción a la especificidad de su diferencia, la marginalidad se encontraría en el margen del
centro.
78
K. Marx: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (bo-
rrador) 1857-1858, Siglo XXI, Madrid, 1971, pág. 10.
79
Ibídem, pág. 12.
Déu Queerness. Opus I

No obstante, la capacidad de destrucción habilita una predisposición


imaginativa ante lo posible, efímera, pero puede que intensa, al enfatizar
la imaginación con la lógica brutal, por cuanto la reconstrucción disec-
ciona en su totalidad toda esperanza de recompensa. A menudo, una
distinción conveniente tiende a reducir la naturaleza con la menor altera-
ción posible, en un párrafo cáustico para señalar que la universalidad
comprende las diversas estructuras, articulaciones y mediaciones viables.
Esta dispensación orgánica lanza a una insumisión justamente por esta
separación entre lo real y lo ideal, lo que hace revolucionario encontrar
un punto de bifurcación 80 con la lógica del convencimiento y la reforma
moral e intelectual. Gramsci, 81 que considera la educación como el desa-
rrollo de algo ya existente bajo la forma de una fuerza latente originaria,
aboga por dejar fluir las fuerzas latentes sobre ternas de conocimiento
adquirido e iniciativa autónoma del individuo. Para Gramsci, al igual que
la escuela única constituye una gran exigencia y al propósito de arraigo
primordial, la verdadera independencia del individuo se consigue con la
intuición y la observación directa de las leyes de la Naturaleza, o sea,
recuperando de la colectividad y del racionalismo extremo de la Ilustra-
ción, nada menos que la libertad individual.82

Como bien estéis abiertos a colaborar desde la universalidad a la par-


ticularización, la intención de ruptura debe ser atendida a partir de un
plexo axiológico 83 y de arriba de suas vidas, por lo que concierne a la
posterior reflexión. El diario de investigación combina las observaciones

80
Álvaro García Linera, «Estado y revolución: empate catastrófico y punto de bifur-
cación», en Compendio. Discursos oficiales del 22 de enero y 6 de agosto (2006-2012) La
Paz, Vicepresidencia del Estado Plurinacional, 2012, pp. 35-44.
81
Antonio Gramsci: La alternativa pedagógica. Selección de textos e introducción
de Mario A. Manacorda. Nova Terra. Barcelona. 1973.
82
Beatriz Calvo Villoria. THOREAU La Naturaleza tiene la palabra. En
http://theecologist.net/thoreau-la-naturaleza-tiene-la-palabra/#
83
Carlos Manuel Villabella: El iter de los derechos: de la universalidad a la particu-
larización. Los derechos en situación como clave constitucional para la protección de los
grupos vulnerables. En IUS, Revista de Ciencias Jurídicas de Puebla A.C. Año IV, NO.
26
Julio-Diciembre de 2010, PP. 222-241.
de la propia práctica, sistematiza una idea frente a las materias y además
construye su diagnóstico atendiendo principalmente a la teoría, de la que
no puede desprenderse como hecho pasivo. Podemos exorcizar la carga
emocional con la muerte del cuerpo y en ese inventar y fabricar concep-
tos; aun tendremos la posición crítica sin descanso, a fin de que el
pensamiento preconiza una filosofía de la afirmación y la pretensión de
absoluto en cada átomo. Una idea adecuada, distinta o determinada, la
cuestión es engendrar los límites del concepto al que pertenecen e inven-
tar un mundo abstracto con el fin de identificar lo esencial de la tesis
sostenida.
Déu Queerness. Opus I
Teorías sobre el ser y la sexuación gender

Michaelle de fran Martínez


Frans Mtnez. Pintor
Unidad de Investigación Biopsicosocial
MYSHELL.NEXT © UNESCO 2018

La reflexión del horizonte fundamental, de lo masculino y de lo fe-


menino y su sometimiento al campo de la diferencia sexual, a través de la
propuesta psicoanalítica, nos hace entrever que el proceso de sexuación
permanece inacabado, y requiere de más significaciones, en función de la
desigualdad y, por ende, de esta situación existencial en el que opera una
desagregación respecto al devenir, hombre o mujer. Para ello acudimos a
la reconversión de teorías y relaciones que algunos autores han ido mani-
festando, respecto de esta problemática.

Simone de Beauvoir

Si partimos de un análisis cultural sobre la masculinidad y la femini-


dad, las relaciones sociales serían vistas como reduccionistas, en base a
una desigualdad y a una falta de libertad sexual histórica. Hoy, la reforma
política se opone a continuar con valores antropocéntricos, dada la gran
capacidad feminista para movilizarse, de intentar legitimizar derechos y
homologar discursos heterogéneos. Esta realidad comparativa, que no
obedece a ningún orden natural, en principio, da a entender que existe una
estrategia unificada en el sentido de considerar el sexo como algo no ori-
ginal, sino como un papel social más transversal y autónomo.

Los aspectos de género se refieren a los rasgos psicológicos y cultu-


rales que la sociedad atribuye, no al estatus purista de ser hombre o
mujer, según la teoría beauvoireana. Quiere esto decir que, a partir de
datos corporales genitales, la existencia de relaciones de jerarquía y de-
sigualdad sobredimensionan una falsa naturaleza. Para diseñar una
planificación participativa con enfoque de género, las variables que inter-
Déu Queerness. Opus I

vienen se identifican en áreas priorizadas, donde se promueve alcanzar la


autonomía económica, social y política con equidad para mujeres y hom-
bres. Otro estatus es posible en una interacción dinámica y balanceada, de
tal forma que los beneficios de la sociedad y la naturaleza, por lo menos
estén por encima de las inequidades genéricas.

Hay que considerar que el despliegue del poder es dialéctico, de gé-


nero singularizado y en el que la forma ideal de su ser adquiere
conocimiento sensorial. Desde lo individual, el pensamiento lógico sus-
tancia sensoriedad, en relación con la complicación de sus relaciones,
entre lo abstracto y lo complejo, para determinar normalmente escalones
elementales, no precisamente grandes acuerdos de interacción. Hablamos
de un largo desarrollo de la práctica social, de un impulso de fuera como
acción unilateral que concluye en mera contradicción. De hecho, la posi-
bilidad de convertirse en el contrario, permite al ser, el movimiento del
objeto de lo simple a lo superior, algo que es aplicable a la condición de
género. Si bien es cierto, dada la diversidad, que no tendría sentido atri-
buir creencias a seres incapaces de poder expresarse en un lenguaje
dado, 84 lo natural sería que para comprender hay que discurrir acerca de
la reflexión filosófica a lo largo del tiempo. Simone argumentaba que, si
el ser humano no tiene una esencia fija, sino que es "existencia", entonces
es fácil dispensar el papel de la identidad, dado que "No se nace mujer, se
llega a serlo".

Mark Blechner

Un grupo de conciencia cataloga al psicoanálisis como la «ciencia


queer pasada y futura». En su opinión, existe un fetiche de género en la
sociedad occidental, donde se le da una enorme y desproporcionada aten-
ción al género de las parejas sexuales, sobre otros factores que

84
En las creencias o actitudes sentenciales, Rorty ve que no son más que disposi-
ciones de parte de los organismos, o de herramientas para coordinar nuestra conducta con
la de los demás, de tal manera que «asignar una creencia a alguien es simplemente decir
que esa persona tenderá a comportarse como nosotros y de una manera determinada»: d.
Relativismo: descubrir e inventar, a.c., pp. 58-59.
intervienen en la atracción sexual, como la edad o la clase social. Blecner
propone que las palabras «homosexualidad» y «heterosexualidad» sean
prefijos, dependiendo del nivel de diferencias o semejanzas existentes
entre quienes conforman la pareja. La «edad heterosexual» indicaría una
atracción entre personas de diferentes edades, por ejemplo. Lo que con-
vencionalmente se llamaba «heterosexualidad», pues simplemente podría
llamarse «heterosexualidad de género».

El pasado nos da recuerdos y conocimientos adquiridos, allanando el


camino para Sánchez Ron (2013) y destacando la incertidumbre de cada
biografía en particular. Lo que podría estar definido de antemano, de in-
mediato se rebate bajo un correlato evidente, 85 la paradoja de las
probabilidades. Hay una fuerza que anima a la naturaleza del ser, que
antes de considerarse cuántica, se limitaba a descubrir sistemas lógicos
con capacidad de predicción, en un sentido de consecuencias triviales,
pero otras pueden ser profundas. Para Albert Caraco, no existen excusas
ni vías intermedias para, no acometer con seriedad el desenvolvimiento
de nuestra sociedad, a partir de lo que somos y hacemos individualmente:

Si somos un carácter finito en un laberinto del absurdo, que


mejor razón para que nosotros mismos diseñemos una superficie en
la que nuestra sensibilidad refleje la luz.

Queramos entonces lo imposible, aunque sea sobre la sombra de lo


posible, pues no hay conformismo sobre la base de la falsa verdad histó-
rica, sino variaciones fisiológicas con ánimo de lucro, por antonomasia
módico y disociativo.

Las expresiones representan nociones complejas del dominio siendo


descripto, en función de las características y restricciones que los repre-
sentan. El axioma queer tendría una especialización en la especificación
estructural del lenguaje, que obtiene respuestas correctas para otra onto-
logía menos estándar, pero de igual categoría semántica. Antes, desear

85
Para Pierre-Simon de Laplace (1814) “Una inteligencia que en un momento de-
terminado conociera todas las fuerzas que animan a la naturaleza, así como la situación
respectiva de los seres que la componen, si además fuera lo suficientemente amplia como
para someter a análisis tales datos, podría abarcar en una sola fórmula los movimientos de
los cuerpos más grandes del universo y los del átomo más ligero.
Déu Queerness. Opus I

era la única cosa que todos los entes singulares podían hacer, pero la
igualdad cívica, 86 en su afán determinista, rechaza el estatus ya presu-
puestado que disfruta la heterosexualidad, entrampada en su sistema
reproductivo. En un marco de trabajo basado en la premisa de que las
mentes humanas interactúan de muchos modos diferentes, la persona
emerge y se desarrolla en contextos y campos interpersonales. Por mu-
chas dimensiones de organización interaccional que nos presenten
(Mitchell, 2000 c, p. xvi) nunca sabemos dónde está el comienzo de ge-
nerar vivencias en su valor heurístico. La neutralidad analítica, supone la
comprensión del conjunto de las relaciones y una mejor posición para
demostrar el fenómeno de la transferencia, o fantasías inconscientes deri-
vadas de su pasado (Arlow y Brenner, 1990, pp. 680-681)

La Psicología del self, 87 ante situaciones en las que falta la idea de


que, el entorno familiar es el proveedor de experiencias que irán defi-
niendo el patrón de apego, responde adecuadamente a necesidades
internas, con ciertos patrones relacionales. El resultado de estos modelos
operativos en la construcción social del cerebro, somete sus hipótesis a
contraste, recurriendo siempre a un enfoque experimental en un momento
de excitación por algún estímulo de atracción o aversivo. Esta particulari-
dad de la regulación emocional, 88 requiere de respuestas afectivas y de
interpretar y regular la información que nuestro cuerpo expresa con seña-
les y modos de ser visualizadas. Otra cosa actúa como pantalla en un
orden narcisista que va más allá de la líbido, para explicar sus descubri-
mientos más íntimos.

86
Caraco, sentido en primera persona expresa: Mi amor sólo se dirige de la santa
indiferencia y ya me confundo con ella.
87
Esquemáticamente se puede reproducir un sentimiento de cohesión y valía respec-
to a si mismo, desde los selfobjetc que estructuraron el self en la infancia. Otra función del
self descrita por Kohut (1977) es la de mantener una experiencia continua para el sujeto
de ser el mismo en diferentes momentos, creando esa sensación subjetiva de continuidad y
autorregulación de la vida mental.
88
Es la capacidad para autogenerarse y experimentar de forma voluntaria y cons-
ciente emociones positivas (alegría, amor, humor, fluir) y disfrutar de la vida. Capacidad
para auto-gestionar el propio bienestar emocional en busca de una mejor calidad de vida.
Psicoanálisis feminista (Gender Clinic)

La asunción de nuestro carácter finito y brevario no debe hacernos


infelices sin remedio, como pensaba Albert Caraco, sino que es tiempo de
frustrar la tendencia la idea de salvación, envuelta entre corrupción y las
más oscuras ambiciones humanas. Este pesimismo radical se ha modifi-
cado, siendo radicalizado con los estudios sobre Género, a veces de
manera neurótica, donde la neurosis favorece, a su vez, la creación de
nuevos elementos de cultura (Brousse, 2013, p. 43) y sin perder de vista
la disimetría radical.

Por una parte, el inconsciente tiene que ver con la lógica y con el
lenguaje, véase el resultado de pensamientos, de pensamientos activa-
mente pensantes, frente a lo que procede del exterior. Hoy hay una
resistencia férrea, no necesariamente feminista, en asumir la formación
del yo a partir del otro, puesto que la personalidad como cognición, quizá
tenga un límite frágil, pero introduce formas del malestar contemporáneo,
que son vinculantes con la necesidad de preservar la privacidad del sujeto
al entrar en contradicciones.

Por otra parte, teóricas feministas como Juliet Mitchell, Nancy Cho-
dorow, Jessica Benjamin, Jane Gallop, Bracha Ettinger, Shoshana
Felman, Griselda Pollock y Jane Flax han argumentado que la teoría psi-
coanalítica es vital para el proyecto feminista y debe, al igual que otras
disciplinas, ser reformulada desde el feminismo para liberarla de los ves-
tigios del sexismo. Si no hay excusas para justificar el beneficio de
muchos ante el sufrimiento de una sola persona, 89 tampoco es factible que
aparezca la verdad del sujeto, bajo síntomas o la palabra hablada.

Lo que no se entiende que el concepto de género se identifique como


ideal secundario, en clara ruptura hereditaria y sometido a los cánones de
la sexualidad. Género y feminismo convergen en la oposición al doble
identitario, por lo que reformulan el conjunto de interiorizaciones como
libre de lo simbólico. Esta asociación permite entender la socialización en
términos psicoanalíticos y no devaluatorias de la feminidad. Por tanto, no
hay temor a la dimensión de la subjetividad, ni a un saber sobre si misma

89
Schopenhauer explicaba que la felicidad de toda una humanidad no justificaría el
dolor de un solo ser.
Déu Queerness. Opus I

que le conflictúa. Toda persona busca el desarrollo personal sin tantos


costos psíquicos, al igual que no acepta su propia castración, ni deja lugar
a etiquetas que coagulen una identidad. En términos científicos, diríase
que el feminismo se vale del argumento de reflexividad (Haraway, 1991)
para fundamentarse a sí mismas como objeto de estudio y como paradig-
ma de futuro, dada la violencia histórica sobre el Derecho personal e
internacional y la Justicia Social. No solo resulta imprescindible romper
cadenas con el poder machista y político, sino que una modalidad de par-
ticipación social y política, de índole etocrática, ecuánime y no enconada
en valores retrógrados, grita entre saberes convalidados con júbilo y de
modo colectivo.

La teoría de Lacan sobre la sexuación intenta organizar la feminidad


y la masculinidad de acuerdo a las diferentes estructuras inconscientes.
Tanto los sujetos masculinos como los femeninos participan en la organi-
zación «fálica», y el lado femenino de la sexuación es suplementaria, no
principal ni complementaria. La sexuación cuestiona los conceptos de
identidad de género, como innatos o biológicamente determinados, siendo
estos el resultado de la lógica significante en juego y la satisfacción aso-
ciada 90…“pousse a la femme” que da cuenta de una tendencia
feminizante de la sexuación en la psicosis. Aún va más allá en su desfa-
chatez y se atreve a catalogar la posición del transexual al suponer dos
momentos, el primero la posición femenina inducida por la carencia del
Nombre del Padre, y el segundo consiste enencontrar como límite de la
función paterna, como suplencia, la feminidad bajo la forma de la Mujer
imposible. 91

Lo femenino elevado a la segunda potencia, ni es real o imaginario,


ni tan siquiera simbólico, en todo caso subjetivo de ser liberado. Aquí el
narcisismo dista lo mismo que el binarismo, de ser manipulado, identifi-

90
Para Butler el género como una variante postestructuralista del feminismo sicoa-
nalítico es interpretativo, en relación con 1os imaginarios masculino y femenino,
inconscientes estructurados por las normas heterosexuales.
91
Una definición es demasiado amplia si se aplica a cosas que no son parte de la ex-
tensión semántica de la palabra definida, pero además es objeto de ignorancia cuando se
afirma lo que se desconoce, simplemente porque no se es.
cado y ejecutado por los mismos intereses y ocultaciones de otra verdad.
En cuanto a la fase del espejo, apenas escinde la subjetividad y en conse-
cuencia no es parte del sujeto consciente. La realidad y sus espejismos
presupone estructuras de parentesco, que solo sirven para brindar al sol y
no reconocer el sujeto escindido, sin categoría de virtud y perdiéndose
con los tiempos en las diferencias transversales. Es cuestión de arrancar
de raíz todo vestigio de mascarada gnóstica y orígenes místicos y de pro-
mesas celestiales, que tanto daño y sufrimiento han infringido
despiadadamente por los siglos de los siglos.

La singularidad del Uno o de cada cuerpo, lo único que cree tener de


verdad el sujeto, es a la vez un significado simbólico que va más allá de
lo individual; no es sino la singularidad de la invención de los aparatos de
goce (Puig Sabanés) hasta la culpabilización del sujeto que se deje llevar
por alguna satisfacción. Para justificar el determinismo psíquico, el psi-
coanálisis está orientado al hueso y núcleo de lo real, a lo que aún no está
escrito, con lo cual el cuerpo funciona por su relación con los otros. El
forzamiento de ese Uno permite situar el lugar del Otro y la emergencia
del sujeto en esta dialéctica. La experiencia analítica de la transferencia es
una dialéctica crucial para comprender la responsabilidad del sujeto en
relación a los tiempos lógicos, donde Lacan modifica la axiomática, y la
introducción de eones en la razón, quizá sirviera como instrumentos del
lenguaje.

Se trataría de distinguir lo particular de lo singular y aislar efectiva-


mente lo que hace al nudo del síntoma, que sea algo singularísimo. En
tanto que, el sujeto de una singularidad imborrable encuentra matarifes
sobre lo disjunto de la totalidad, un agente del poder en la filosofía se
opone a la imagen tradicional del pensamiento y pretende, trasladar el
lugar del fundamento del ser a una reconstrucción de la subjetividad. Con
todo, tanto el valor de una filosofía como de una identidad se mide por lo
que puede hacerse con ella. Lo uno en un sentido puede significar una ley
aceptada de antemano, y en lo otro, lo diverso se acerca más a lo que
puede ser que a lo que es (Esteban, 2006) En una realidad compleja e
incompleta, ha de enfrentarse sin dilación un ideal revolucionario, pero
no tanto por necesidad como por la radical conciencia de la soledad. Al
sentirse a sí mismo como ausencia de otro, la acepción autorrealizable
está contenida de la alteridad interna, por lo que el ser del sujeto está
siempre en Otra parte; como dice Lacan:
Déu Queerness. Opus I

la cuestión está en saber si, por el hecho de Cuerpos escritos,


cuerpos hablados e ignorancia en la cual es mantenido ese cuerpo
por el sujeto de la ciencia, habrá derecho luego a, ese cuerpo, de
hacerlo pedazos para el intercambio.

Stoller. G. Morel

En tanto sexuados, somos diferentes, y por ende las teorías del géne-
ro son conceptualmente insuficientes. Hay demasiada ambigüedad sexual
y en demasiadas personas para que sea posible pensar en un núcleo de
identidad de género. Pensando más bien en la existencia de un vacío real
inicial en relación a la sexuación (más que en la famosa bisexualidad
freudiana) Stoller opina que lo que es fundamental es la ambigüedad:
Ambigüedad/ bisexualidad. Si los seres humanos tienen tantas dificulta-
des para orientarse respecto a la sexualidad, si les resulta tan difícil
situarse del lado hombre o mujer, ¿no es más lógico suponer al inicio un
vacío real, en lugar de un núcleo de identidad? Pascal Quignard por su
parte, nos introduce a la temática de la posición subjetiva frente al sexo
en una lógica significante, de manera que toma como último término la
imagen ausente acerca de su origen. De forma que lo invisible está situa-
do en lo real y viceversa (Quignard, 2007: 136) o sea, una asexuación 92
en la que nada habría de certero y que, además se alejaría definitivamente
de la unión de las células genésicas como fin.

Al liberarse de los criterios fálicos del discurso sexual, la corriente


transexualista del core gender identity, cuestiona a la sexuación porque en
ella el sujeto forcluido 93 no tiene parte alguna. En el otro extremo, los

92
Existe la convicción sobre la necesidad de época de repensar nuestra condición,
en tanto que la clínica psicoanalítica puede enriquecer el debate, pero sin aportar nada
sustancial, ya que es ajena al hecho y opaca al sentir de quienes optan por la liberación, no
solo sexual sino también de género. De hecho, los estudios Queer plantean que, mantener
identidades de género es caer en la misma trampa que se critica, ya que cada colectivo
tratará de sostener su espacio con toda la autosegregación, que esto provoca.
93
Carmen Lafuente señala la importancia del deseo y la ambigüidad imaginaria de
la moda andrógina, debido al vacío real inicial en relación a la sexuación.
determinantes biológicos del sexo, se debaten entre la elección de ser
hombre o mujer, dependiendo de sus modos de goce en relación al otro
sexo. El discurso sexual no vale sin un significante, considerado como el
mediador de las relaciones, es decir, que puede estar sumergido de forma
imaginaria en una construcción individual, la del goce y sus modalidades
en la relación al otro sexo. La herramienta lógica se vale de la aporía de
una sola función evírica, por ejemplo, para explicar la tendencia hacia lo
inútil desde el narcisismo, como diría Yankelovich. La feminización in-
ducida la podemos situar a nivel del mito de que exista como suplencia,
pero no es menos cierto que su soporte formal rechaza, por razones de
ser, una incierta identidad.

Desde la plastinación del cuerpo, no hay necesidad del "¿por qué?"


subordinado al conocer. Cualquier forma de emocionalidad que nivele la
interrelación del cuerpo, los sentimientos y la conducta, son prácticas que
dan cuenta de las modificaciones y nuevas coordenadas que toma el cuer-
po en la actualidad. 94 Tal es el caso, los atributos positivos de la vida no
tienen condición de género, sino más bien de generadores del sentido de
su vida. Por consiguiente, un ser responsable de su vida y de sus actos, no
solo es capaz de encontrar su propio camino hacia la libertad, sino de
expresarla mediante su impulso vital. Tras haber nacido en una situación
limitada, determinados fines sencillos acaecen sobre el hacer. Si bien las
identificaciones han perdido su valor orientador, la modernidad que iden-
tifica a la era actual, absorbe a partes una expansión sin límite. La
hipermodernidad produce la fragilidad y una pérdida de la distancia, co-
mo si la referencia pasara a ser buscada en el cuerpo mismo,
reduciéndose a su ser corporal a partir de demandas dignas de ser interro-
gadas. 95

94
La indagación filosófica sobre nosotros mismos representa un dilema importante
en la construcción del mundo, si se quiere ser independiente de los espacios ideológicos y
sistemas operativos, que aseveran un continuo conflicto entre similitud y diferencia.
Véase el cambio de lecturas sobre el cuerpo, en base a la idea de "tener" por la de "ser"
esencialmente valencias corporales (biogénicas, sociogénicas y noogénicas o personales.
Las valencias personales marcan nítidamente nuestra diferencia respecto a otros cuerpos,
señalando nuestra posición y destino (Rico)
95
Ib, Así, el sujeto contemporáneo se halla exigido por un imperativo de goce de
consumo ilimitado y, al mismo tiempo, impulsado a una búsqueda constante de aquello
que garantice o limite dicha exigencia.
Déu Queerness. Opus I

El ser tiene capacidad de elección al ser libre y decidir conforme a


cada una de las circunstancias que se le presenten a cada momento de su
vida, (Bugental, 2000) pues se ha pasado de una economía basada en la
represión a una economía organizada por la exhibición del goce, según
opina Melman (2005, p. 16) que se presenta en crudo en una estética que
se orienta en la lógica del espectáculo. En este concurren la interrelación
entre los conceptos de deseo, voluntad, sentido, valoración, consciencia e
intencionalidad, así como la propia experiencia a partir de la relación y
contacto con la realidad objetiva (Romero, 2003) El ser humano toma
decisiones concretas y tiene conocimiento de que sabe que sabe (p. 3) en
un margen de elección.

El deseo siempre apunta a un significado o a características distinti-


vas y muy específicamente humanas: decisión, creatividad,
autorrealización. Crea en su entorno un dilema que se origina en la capa-
cidad de sentirse como sujeto gratificado y como objeto al mismo tiempo.
Razón de más para como un producto de su ambiente, testifique a nivel
experiencial el mantenimiento de sus deseos orientado coherentemente
hacia fines altamente constructivos, según May (1990b, p. 171)

Sin la voluntad, el deseo se convierte en un impulso infantil ca-


rente de libertad, organización y madurez; pero sin el deseo, la
voluntad se convierte en autocontradicción, pierde su vitalidad.

Teoría de la Personalidad de Rogers

Los organismos pensantes nacen con tendencias hacia la actualiza-


ción mediante la experimentación. Ante un cambio en el modo de
experimentar, el individuo comienza a percibir muy alejado de su viven-
cia, hasta que progresivamente la va aceptando como un referente al que
se puede acudir en busca de significados y, finalmente, la persona se
permite vivir de manera libre y permisiva. Esto quiere decir que toda
intencionalidad está dirigida u orientada hacia un valor como una ganan-
cia afectiva. Luego, habría que atender a la forma que pueda captar y
conocer, para sustentar sus actos. Se enfatiza la posibilidad y capacidad
de cobrar conciencia acerca de su posición experiencial y respecto a
aquello que le ocurre y exige la integración del saber racional con el co-
nocer vivencial.
De acuerdo a Carl Rogers (1959) la Teoría de humanista enfatiza el
libre albedrío y la auto-determinación, consistentes con la autoimagen. La
psicología humanista enfatiza el rol activo del individuo en dar forma a su
mundo, acorde a una tendencia a la actualización, para convertir en la
mejor persona que puedan llegar a ser. Ante el peligro de retroceder por
las limitaciones exteriores que invalidan el proceso de alcanzar el poten-
cial, dado un auto-concepto pobre personal, el deseo y objetivo ha de
apostar por la finalización del itinerario, mediante la totalidad humanísti-
ca, 96 cuando son llamadas personas plenamente funcionales. Sí por otra
parte, el conocimiento humano es un acto de segundo orden, la carencia
de significación requiere de otros observadores y sus significaciones, para
construir así la realidad en el nivel de primer orden (Luhmann, 1995: 16)
El debate actual de un paradigma de las ciencias de la complejidad en-
frenta un conjunto de sucesivas alternativas, no leyes universales, por lo
que sobra cualquier determinismo y despeja el camino en el sentido pro-
batorio, de la concurrencia de la certidumbre con el azar y el camino de
apelar a la unidad múltiple del ser, del pensar y sentir, del logos y mito.

La antropología filosófica que subyace al modelo rogeriano percibe


la realidad construyendo una representación de aquello que lo constituye
como un yo diferente. Obedece, sin duda, a una tendencia formativa,
cuando menos confiable y fenomenológica. El hecho de ofrecer la pro-
puesta de una psicología comprensiva antes que explicativa, reconfigura
una estructura fija susceptible de ser explicada en términos absolutos y
definitivos. El conjunto de experiencias busca actualizar todos sus poten-
ciales de desarrollo, y evitará convertirse en objeto de percepción, ajena
al fondo perceptual del sí mismo, nucleándose en torno a un todo signifi-
cativo y coherente. Conforme el organismo se desarrolla, se orienta de
acuerdo a experiencias muy simbolizadas, por lo que un papel preponde-

96
De esta forma, la diversidad de sujetos participa en la síntesis de la totalidad so-
cietal, y la totalidad a su vez participa en la síntesis de los sujetos. La sociedad es
producto del patrón de las interacciones de manera activa, entre las que la dimensión
objetiva y macrosocial se distancian de las propiedades emergentes. El todo se encuentra
en las partes en las que hay un continuo flujo, renovación y cambio permanente, según
sujetos heterogéneos y rasgos de una totalidad articulada por un conjunto de relaciones y
procesos en acciones múltiples, diversas y, hasta, conflictivas.
Déu Queerness. Opus I

rante a esta necesidad, evita toda experiencia o conducta que pueda signi-
ficar un rechazo.

Teoría de Género y su Principio de Demarcación Científica

De acuerdo a la tipología de género, las cuestiones intelectuales o


cognitivas internas a la teoría, retoman una y otra vez una determinación
pseudocientífica sobre este concepto que, ante todo es abstracto, y en este
sentido se han desarrollado diversas disciplinas, todas ellas subyacentes a
la teoría sociológica y el desarrollo de herramientas metateóricas. De
acuerdo con el grado de generalidad y abstracción, la consecuente catego-
ría de género empodera el papel feminista y en general a los científicos
sociales, aquí reseñables. En torno a la simple razón de no parecer posi-
ble, la igualdad y la libertad tienen posibles falsadores, de acuerdo con el
ancho mayor o menor de los sectores que, respectivamente excluyen y
auto comprometen. Una teoría científica válida, afronta su capacidad para
cumplir las funciones a las que está llamada, pero alumbra otras hipótesis
de nivel superior, a veces acientíficas o intuitivas, que previenen de lo
relevante y del control de las demás hipótesis del sistema.

A medida que se desarrolla la investigación, resulta fundamental una


teoría que contenga sus propios mecanismos de contrastación empírica,
que este tema ha venido haciéndose sobre la victimización de la mitad del
género humano y un metalenguaje aún no desarrollable. Junto a ello, el
criterio de falsabilidad que Popper (2001: 291) evidencia, podría llevar a
no bien significar cualquier reivindicación fácilmente refutable. El crite-
rio de demarcación clave para la causa de género, ha resistido las
contrastaciones y se prepara para la observación, la medición y el proce-
der peculiar de la ciencia empírica. Solo así, la mejora de la situación
feminista y entes afines, descansaría sobre una noción dinámica de la
objetividad y proporcionaría una imagen más compleja e interactiva. El
problema planteado tiene que ver el papel del desarrollo, tanto antropoló-
gico como tecnológico en cuanto a la liberación y la justicia social que,
de ninguna manera, puede quedar al margen ni polarizada; en todo caso,
la neutralidad de la tecnología margina las cuestiones de la desigualdad
social, pero al mismo tiempo dispone de plataformas y enlaces para di-
fundir la expresividad femenina frente a la instrumentalidad masculina.

Parte del análisis constituye la estratificación de sexo y la diferen-


ciación del rol de género, de modo informal y con prejuicios de gran
ignorancia, por lo que diversas situaciones de interacción han de ir
abriendo camino a constantes pruebas empíricas que desarrolle el compo-
nente de género (Ritzer, 2002:388) en una sociedad abierta y compleja,
en la que hay relaciones masculino-masculino, femenino-femenino, y sus
múltiples variaciones que implican estudio y análisis que las actuales
teorías no alcanzan a comprender. 97 Popper ha elaborado la teoría de la
sociedad abierta, conspiradora de la sociedad científica, mostrando los
equívocos de aquellas interpretaciones totalizantes de la historia y el antí-
doto frente a esa línea de demarcación entre una democracia y una
tiranía. Igual que concibe una adecuada y fecunda concepción de la peda-
gogía, el mejor signo de buena voluntad cuando se desea decir algo,
consiste en hacerlo sencilla y claramente, algo aplicable a exigencias
criterios de validez, acerca de las formas del conocimiento de género.
Como se advierte, no cabe especulación teórica y conjetural, cuando se
trata del ser y su libertad de expresión.

Teoría Queer

Afirmar que la orientación sexual y la identidad sexual o de género


de las personas son el resultado de una construcción social, resulta anti-
guo 98 pues no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente
inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de
desempeñar uno o varios papeles sexuales. Riki Wilchins, elabora una
refutación categórica de la teoría universitaria sobre los queers, señalando
que trabaja siempre al estilo bottom-up. Kate Bornstein utiliza un cua-
derno de ejercicios (My Gender Workbook) para ayudar al lector a
deconstruir sistemáticamente sus nociones de los papeles masculino y
femenino, y ha sido el primer transexual en proponer el establecimiento

97
http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/moebio/30/guzman.pdf
98
Margaret Mead puso de manifiesto la variablidad de los roles genéricos, lo que
sin duda apunta a su carácter no natural.
Déu Queerness. Opus I

de una categoría que reivindique la identidad queer o transexual en lugar


de la del sexo adoptado.

A partir de esta idea, la dimensión cultural es crítica en torno a la he-


teroseuxalidad cómo régimen de poder y disciplinamiento, ya puestos,
actos y gestos, deseos actuados y articulados en función de una deidad
insolvente y abusadora. El género no es natural, sino performativo y hasta
utópico, una manera de ser que nunca acabamos de desarrollar totalmen-
te, y es de recibo, la propia construcción a través de las prácticas
paródicas performativas, abriendo una grieta irreparable en los estereoti-
pos de género. El nomadismo de género libera una apuesta política por la
proliferación de prácticas individuales, que se identificaba como práctica
en la que proliferen los espacios en los que las relaciones de poder muten
constantemente. Butler individualiza la opresión de la identidad y respon-
de con la apertura de nuevos espacios políticos alternativos, como
planteamiento de soberanía de género y equivalencia universal. Un hori-
zonte generador de puntos de contacto, de atención al plano del discurso
y del lenguaje como lugar de definición de la identidad de género o como
diría Teresa De Lauretis, un proyecto teórico que tuviera aplicaciones
iguales para la sexualidad y la raza, la clase y otras categorías.

Al poner en relación identidad y política, la subjetividad proporciona


más que identidad una división (163) en el saber de un cuerpo narcisista y
pulsional contrastado con la voluntad política o social. La búsqueda de
formas alternativas que desafíen las convenciones sexuales, como factor
decisivo, resulta altruista y un modelo de desafío, ya que como dice
Dworkin, toda vida humana tiene un tipo especial de valor objetivo. Su
principal consecuencia puede que sea un veto radical a cualquier tenta-
ción paternalista, pues la opinión de otros conferirá algo parecido a lo
que ocurría en la teoría del Derecho. El ser queer adquiere entidad por
solapamiento, es decir, si sólo se puede llevar una vida verdaderamente
deseable en un ambiente de homogeneidad moral, no existiría razón algu-
na para reconocer la libertad de culto ortodoxo y no reconocer, asimismo,
la libertad de elección de género.
Los planteamientos pro-life y las obligaciones generales se verán
pronto rectificados, de todo lo que es natural, de quienes sostengan lo
contrario y podrían realizarse en un nivel mínimo de subjetividad. En
cuanto al principio de dignidad humana y el de responsabilidad especial,
es imposible diseñar un sistema de control regulativo 99 sobre la condición
de género, porque representaría asumir los costes de mantener el binaris-
mo y no proporciona un entorno ético diferente al de aquella otra en la
que la condición sexual está prohibida. 100 El obligado individualismo
ético da una idea del hombre movido por su propio interés y se completa
con una inhabilitación para que pueda interesarse por cuestiones que des-
borden la presunta neutralidad laicista. O, lo que es viable, determinar el
mínimo ético a garantizar en la sociedad, de todas, siempre viciadas dis-
crepancias morales. Queda en consecuencia determinar que más allá de
las sexualidades periféricas, la transgresión institucional de esta filosofía
de vida, apenas trata de cambiar el sentido de la injuria para convertirla
en un motivo de estudio, e incluso de orgullo (Fonseca y Quintero, 2009)
por lo que finalmente, el discurso queer expropia la injuria y recrea una
identidad particular basada en la satisfacción de sus deseos y anhelos. El
estado serológico de la identidad tolerante o como representativa e imita-
tiva, solo se entiende desde una contemplación desinteresada, de
resistencia a la opresión y de una forma más totalizadora y completa Di-
versidad Sexual. 101

Teoría de los estadios sexuales intermedios

Magnus Hirschfeld hace un acercamiento a la comprensión del sexo


y la sexualidad humanos y constituirá una base sólida para su reclasifica-
ción de la supuesta patología sexual. La teorización de las diferencias
sexuales se pierde en sí misma entre demasiadas dimensiones o niveles,
como son genital, somático, psíquico y del impulso sexual. Sería acertado
hablar de prácticas en todo caso, no solo porque se manifiesta a través de

99
Dworkin, R. Virtud soberana (cit. nt.5) pp. 134, 233 y 235.
100
Si una institución política sólo es coherente cuando repite sus propias decisiones
anteriores con mayor fidelidad o de una manera más apropiada, entonces integridad no es
coherencia (Dworkin en La lectura moral y la premisa mayoritarista (cit. nt. 49) p.106,
110 y 111.
101
Rafael Mérida (2002: 13-14) sostiene que el sujeto que plantea la Teoría Queer
rechaza toda clasificación sexual. Ser queer no significa combatir por un derecho a la
intimidad, sino por la libertad pública de ser quién eres, cada día, en contra de la opresión.
Déu Queerness. Opus I

los sentidos, y no tanto en datos biológicos sobre la sexuación humana,


por lo que la presencia de caracteres sexuales latentes del otro sexo, viene
a ser simplemente una oportunidad de ciencia aplicada y no la cualidad
final del organismo (Kruzenecky, 1918: 273-274) que se caracteriza co-
mo sexo femenino o masculino. Hoy estamos a un paso de no necesitar la
colaboración sexual de nadie y de procrear a voluntad, lo cual tan solo es
una derivación de la necesidad humana y ciberhumana. Tampoco es pre-
ciso que se recurra a la esencia de los sexos como teoría de la
intersexualidad, pues la mente no necesita fronteras, sino afluentes que se
alejen de la evolución filogenética.

Pese al miedo o culpabilidad, 102 la transgresión también provoca en-


canto y placer, razón por la cual nadie está obligado ni debe desear a una
persona de un género distinto. De hecho, el binarismo no es más que una
lógica imaginaria que continuamente reproduce su propia ingobernabili-
dad. La naturalización de la heterosexualidad no es más que un
espejismo, según Fuss (1989) y un constructo artificial, pero que funciona
al sistema y es fácil de fiscalizar, por lo que se deja un pequeño margen
para forjar nuestras ideas sobre la sexualidad a través de metáforas (Mar-
tínez Expósito, 2000) cuyos efectos no siempre son predecibles. Nunca
debió prevalecer este modelo zoológico de la sexualidad, pues ha retrasa-
do a la especie entre la naturaleza animalesca y el absurdo utópico del
concepto de amor. Así que ni la persona lesbiana es una mujer caída ni el
arcaico varón es un hombre de verdad.

CONCLUSIONES

La anatomía analítica no es ni la anatomía natural, ni el género; es la


sexuación y la conclusividad antropológica con la que develar la singula-
ridad de una cultura. A pesar de los cambios de orientación sexual o de
género, la centralidad explicativa de cultura es un obstáculo que no deja

102
Butler (2000a) sostiene que la insatisfacción provocada por el incumplimiento de
la norma heterosexual se transforma en el sentimiento de culpa que generan el terror de
perder el amor del prójimo; el castigo de los padres; y la censura social. El error es que se
niega a sí mismo, ya que la resignificación de queer se vuelve siempre sobre sí misma.
entretejer un conocimiento tácito sobre la interacción social ordenada.
Claro que persiste la confusión entre diferencias de sexo y diferencia
sexual, cuya sexuación produce una simbolización específica en una cul-
tura determinada, y sobre la que hay que postular la existencia de un
sujeto relacional, que produce un conocimiento filtrado por el género. Al
sostenimiento del orden simbólico se añaden la aplicación del campo de
la subjetividad y la subordinación femenina como un fenómeno multicau-
sal. Al ignorar un sistema total de relaciones que incluye la subjetividad y
la sexualidad, cambia el “script” con pura voluntad, pero plantea la exis-
tencia de una realidad psíquica distinta a una esencia biológica, y esto es
de difícil traducción psicoanalítica. Butler lanzó la provocadora idea de
que el género es un proyecto para renovar la historia cultural en nuestros
propios términos corpóreos, pero podría incluir acto subversivo en el que
lo genuino avala la propuesta feminista para distinguir el comportamiento
de género del cuerpo biológico que lo alberga.

Establecido como conjunto objetivo el habitus del ser en la sexua-


ción, el orden social se considera universal de la oposición binaria, con
insistencia de división ajustados a divisiones preexistentes que van cadu-
cando por sí solos. Desde su perspectiva, una construcción social
biologizada refrenda el conflicto epistemológico, pero anuncia un mo-
mento histórico de ideas híbridas y de la razón de ser del feminismo.
Lacan señalaba que la complementariedad es imaginaria y siendo así,
toda expresión simbólica se disocia cada vez más del dilema: ¿quién es
hombre o mujer? Encarar de manera crítica una construcción social críti-
ca no implica una anestesia de la disimetría biológica, sino una relación
contingente entre cuerpo y mente, en la que cabe reconocer los esquemas
inconscientes como agentes de asesoría embodiment, donde se plantea al
cuerpo como representación y como forma de ser en el mundo. En cam-
bio, Bourdieu opera sobre el habitus sexuado y sexuante y las condiciones
de su formación, dando validez al vínculo emocional del sujeto con su
cuerpo, o sea la razón psicoanalítica e inconsciente como causa sexual
indiferenciada. Si la diferencia sexual no es cultura y en cambio si lo es el
género, el ámbito psíquico requiere diferente abordaje que el ámbito so-
cial, para ir más allá de la descripción de lo simbólico.

La expresión freudiana “la anatomía es el destino” (1924/1979: 185)


no parece tener demasiado sentido, cuando la combinación de una gran
variedad de factores, tales como identidad de género nuclear, identifica-
Déu Queerness. Opus I

ción con los roles de género, elección de objeto amoroso, factores bioló-
gicos constitucionales, relaciones de objeto, conflictos en el desarrollo,
sexualidad, agresión, funcionamiento del yo y del superyó, entre otros,
determinan la configuración de la identidad de género definitiva. Según
esto, Ariel Martínez nos abre un abanico de confluencia de múltiples
líneas del desarrollo, apelando a Tyson y a los nuevos roles que combinan
la sexualidad con las relaciones de objeto. Es decir, la anatomía es evi-
dencial, el comportamiento es otra cosa más sofisticada y transformativa,
incluso podríamos decir que mental. De hecho, en el momento que existe
la bisexualidad no hay verdad binarista que defender y, en consecuencia,
la vulnerabilidad narcisista y necesaria en el ser humano en condiciones
óptimas, constituye el objeto menos contaminado. Los estímulos aplica-
dos al cuerpo, por muy complejos que parecieren han de gozar de una
disposición instintiva (sexual) y una disposición innata de género, sin
peaje. 103

Desde una dimensión social de género se ofrece como otra opción


posible el abordar la creación de determinadas representaciones de poder,
de resistencia feminista y un reino de libertad sexual que proporciona una
fuente de resistencia contra la legalidad y las prohibiciones edípicas. Ya
que en todos lados hay transiciones que nos hacen dilucidar la multiplici-
dad de la realidad, pues ninguna manifestación está aislada en la
naturaleza, en todo caso, cada una muestra las innumerabIes conexiones
con los demás cuerpos naturales. Bajo esta construcción cultural de la
sexualidad, Butler asevera que la performatividad del género sexual no
consiste en elegir de qué género seremos hoy. Performatividad es repetir
las reglas mediante las cuales nos concretamos. En consecuencia, el géne-
ro es performativo y opera a través de la repetición ritualizada de las
normas.

El sexo no constituye un asiento natural que precede a la interpreta-


ción cultural del género, como tampoco se mantiene que la apariencia
imaginaria de inmutabilidad naturalizada sea la mejor definición de cuer-

103
La experiencia intelectual y emocional no dejan lugar a ningún substituto (Mas-
low)
po sexualizado. Sería más bien un análisis crítico en que pensamos la
corporalidad como fundamento último, a partir de los cuales se construye
la idea de sexo naturalmente dimórfico. La organización social de género
arraiga en las subjetividades mediante la constitución de las identidades
de género y las identidades sexuales, por tanto, diversifica la naturaleza
subjetiva 104 bajo la ficción de esencia genérica y sexual preexistente, la
cual organiza los actos del sujeto. La identidad de género y la identidad
sexual se instauran a cada instante mediante performances, cuya morfolo-
gía le corresponde como fundamento armónico, desde donde la teoría de
género concluye en la praxis liberadora y el ejercicio dialéctico. 105 Para
Butler, el desafío consiste en minar el cuerpo como base sustancial del
género, exponiendo el carácter discursivo del mismo para, desde allí,
instalar nuevas formas posibles de concebir el cuerpo e instituir nuevas
morfologías, alternativas.

Desde aquí, el cuerpo como objeto repudia los componentes pura-


mente racionales de la identidad propia del humanismo, se ocupa
principalmente de las restricciones heterosomáticas y en la necesidad de
las revalorizaciones onto-epistemológicas, diseña la tendencia hipercons-
tructivista (Femenías, 2003) con un lenguaje de base neutral, y desde una
cadena asociativa de la razón, la mente, la cultura y la actividad. No hay
división radical, sino la voluntad de poder que podría ser el lema para-
digmático genderiano: soy la persona en la que me he convertido, al
margen de que mi primera tendencia biológica estuviera determinada por
un cúmulo de tetosterona incontrolada. Y es que al experimentar otras
formas de sensibilidad y de pensamiento se puede descubrir que es com-
patible con otras fuentes de atracción y de curiosidad en las que, todo
nuestro cuerpo se lanza a la conquista de lo desconocido o prohibido.
Desde la fenomenología lo que percibimos como real es la realidad últi-
ma, además de una manera absoluta o escogida forma de elección
aleatoria y complementaria; en última instancia hasta podría aparecer un
estado transitorio de cambio de género por apetito psíquico, lo que es
científicamente comprobable es la presencia de la curiosidad y su respec-

104
El hombre completo y la mujer completa son en realidad sólo formas imaginarias
que tenemos que llamar en nuestra ayuda para poseer un punto de partida para los estadios
intermedios (Hirschfeld, 1903: 127)
105
Para los eléncticos socráticos el mayor bien es precisamente tener conversacio-
nes (toias lógous poieisthai)
Déu Queerness. Opus I

tivo espectro emocional dándole color al cuadro. Por ejemplo, cuando se


juega a la bisexualidad, se aprende del mismo género, del contrario y de
cómo estar entre líneas de ambos. En ese sentido el imaginar se ha con-
vertido en el único recurso que no tributa y la forma más elegante de ser
un insumiso biocibernético.

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