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del género
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Arqueología del género
En la unidad anterior planteamos las rupturas y debates entre el feminismo
de la segunda ola y el de la tercera ola con relación al concepto de género.
Retomamos este debate para dar cuenta de los movimientos que el
concepto ha tenido a lo largo del desarrollo del pensamiento feminista y
por la diversidad sexual.
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Las motivaciones de Money muestran que lo que nosotros
llamamos “sexo”, biológico, estable, evidente, siempre
implica un excedente respecto de la sexuación de los
cuerpos. Lo que llamamos entonces “el sexo de los
individuos”, vale decir, la bicategorización sexual de los
individuos en “machos” y “hembras” sería más producto de
factores exógenos que de una determinación endógena.
(Dorlin, 2009, p. 34).
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epistémicas y sociales. Se historizó sobre la relación de saber/poder en la
construcción del sistema bicategorial del sexo y los esquemas
clasificatorios que fueron dispuestos a partir de las ciencias médicas para
comprenderlo, basados en la exposición bicategórica del sexo en diferentes
manifestaciones relativas al temperamento, la anatomía genital y gonadal,
la diferencia hormonal y posteriormente, la genética. Se fue conformando
una representación científica de correlación causal entre a) el
temperamento de lxs sujetxs (sexo humoral); b) la morfología genital y
gonadal: pene-vagina/testículos-ovarios (sexo gonádico); c) las hormonas
femeninas y masculinas (sexo hormonal); y d) los cromosomas XX, XY (sexo
genético); para dar explicación a los procesos de sexuación en cuerpos
masculinos y femeninos.
A pesar de los esfuerzos de estas relaciones de saber/poder por demostrar
acabadamente la reducción del cuerpo a dos procesos de sexuación
diferenciados, la realidad rebasaba los mismos instrumentos de estudio de
la sexuación en más de las dos categorías fundamentalmente aceptadas, lo
que llevó a otrxs investigadorxs a considerar que reforzar la incólume
bicategorización sexual se convertía en un obstáculo epistemológico para
la compresión de los procesos de sexuación que existen más allá de lo
macho y lo hembra (Dorlin, 2009).
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cualquier posibilidad orgásmica que la persona pudiera tener. Lo expuesto
permite comprender el carácter político y social del sostenimiento de la
bicategorización sexual, pues descansa en ella la encarnación de la
heterosexualidad compulsiva y como tal, la estabilidad de todo el orden de
intercambio en las relaciones normativas de la división sexual social.
La problemática de la sexualización
Ahora bien, si el género es utilizado bicategorialmente para condicionar las
posibilidades polifónicas del proceso de sexuación de los cuerpos, cabe
preguntarnos a la vez cómo la sexualidad interactúa con el género. En este
sentido se apunta a que “el concepto de género es a su vez, determinado
por la sexualidad, comprendida como sistema político, para el caso la
heterosexualidad reproductiva, que define lo femenino y lo masculino por
la polarización sexual socialmente organizada de los cuerpos” (Dorlin,
2009, p. 49).
En este sentido, se afirma que puede desestabilizarse el orden natural del
sexo sin resquebrajar por ello el orden simbólico que en ciertos discursos
presenta la heterosexualidad, como paso a través del cual lxs individuxs
adquieren la categoría de sujetxs. Es decir, sin resquebrajar una forma de
gobierno sobre la sexualidad, que requiere de las identidades la coherencia
biológica, de género y sexual, que posibilita la heterosexualidad como
norma y como ley simbólica de construcción del orden social.
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Al formular la existencia de dos sexos y, según un
razonamiento finalista, pensando la reproducción con el fin
de la sexualidad, se suponía que los dos sexos estaban
necesariamente sometidos a una ley de la atracción sexual
donde el Mismo es atraído por el Otro, e inversamente… La
disposición jerárquica de los órganos genitales machos y
hembras proviene de las definiciones de la situación: la regla
de la heterosexualidad obligatoria y la asignación de las
mujeres a los hombres… Hombre y mujer, pues, no son sino
significantes que adquieren cuerpo por y en la instauración
del orden heterosexual reproductivo. (Dorlin, 2009, pp. 52-
54).
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colonizados o de los esclavizados alternaron entre un deseo de
dominación, por un lado, y una pulsión interior de barbarie que venía a ser
civilizada, por otro.
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El entrelazamiento de las relaciones de poder del género, el
disciplinamiento de la sexualidad y la normativa de sexuación del cuerpo
adquieren en la norma de la masculinidad hegemónica dimensiones
propias y características que nos permiten comprender por qué resulta tan
difícil su deconstrucción. No remite solamente a siglos de imaginarios de
construcción del sujeto medida de lo humano, sino que en ella descansa la
moralidad social, sexual y la medida del orden político de dominación de la
subalternidad. Podemos en este contexto entender cómo se accionan las
fuertes resistencias a la deconstrucción del sistema
sexo/género/sexualidad como el fin del equilibrio social y psíquico que
afectará fundamentalmente a «los niños».
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Referencias
Dorlin, E. (2009). Sexo, género y sexualidades: Introducción a la teoría feminista.
Buenos Aires: Claves.