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3. ENURESIS Y ENCOPRESIS
3.1 INTRODUCCIÓN
Es sabido que los bebés y niños muy pequeños no tienen un control voluntario de la
uretra ni de los esfínteres anales. Cuando nacemos los esfínteres se relajan ante la
presencia de determinada presión en estos órganos (cuando están llenos), y así se
evacuan los restos de la comida que se ha ingerido previamente.
Ya sobre el año y medio o dos, o incluso un poco antes, los padres empiezan a enseñar
al niño a controlar sus esfínteres, a identificar las señales de cuando tienen ganas de ir
y a que lo pidan. Algunos niños aprenden antes que otros, sobre el año y medio
aproximadamente, otros a los dos años, y otros incluso a los dos años y medio o tres.
No hay un momento específico, ya que cada niño tendrá su propio esquema mental y
su proceso de aprendizaje. Casi siempre lo primero que se enseña a los niños es al
control del esfínter rectal, primero durante el día y luego por la noche, acabando con
el control voluntario de la orina hasta que el niño o niña ya es capaz de saber cuándo
necesita ir al baño y esperarse hasta que esté en el WC para depositar.
Generalmente se supone que sobre los cuatro años de edad la mayoría de los niños ya
deberían controlar el acto de orinar y el rectal, pero no todos conseguirán este control
a esa edad, igual tardan un poco más. Tampoco es debido a una causa física que
explique este problema, lo más probable en casi todos estos casos es que se trate de
un trastorno de la eliminación, siendo estos la enuresis (descontrol de la orina), y la
encopresis (descontrol de las heces). Si hubiera una causa orgánica se llamaría
incontinencia.
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ENURESIS
Para realizar un diagnóstico, los episodios han de pasar al menos dos veces por
semana durante un periodo de unos tres meses seguidos aproximadamente. Es decir,
mucho más frecuente dentro de lo que se consideraría normal, ya que a veces niños
pequeños que empiezan el colegio o la primaria pueden mojar la cama, puntualmente,
y se considera un hecho normal. La enuresis también se diagnostica cuando afecta al
niño y le provoca un gran malestar, afectando a varios aspectos de su vida, como el
social, académico o el familiar. Al niño con enuresis se le considera cuando tiene cinco
años o más, y el trastorno no ha de ser causado por el consumo de alguna sustancia,
como productos diuréticos o por alguna enfermedad, como la diabetes, el trastorno
convulsivo, etc.
Enuresis nocturna:
Enuresis diurna:
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Lo habitual es que la enuresis nocturna ocurra entre unos treinta minutos después de
acostarse hasta las tres horas. Aunque en algunos casos puede ocurrir en cualquier
momento de la noche. En la enuresis diurna el episodio, como hemos dicho antes,
aparecerá en momentos no adecuados.
La mayoría de los infantes con este desorden suelen pasarlo muy mal, a nivel de
impotencia y estrés. Normalmente son a causa de la irritación o de la vergüenza para
los padres y los niños, sobre todo la diurna, en la cual podrán recibir bromas y burlas
de los otros niños o reprimendas de los profesores, cuando el niño a veces no sea
capaz de entender por qué o ponerle él mismo solución. La autoestima es lo que más
sufrirá.
Por otro lado el miedo a que los demás se enteren o por los problemas que puede
ocasionar, el infante la mayoría de las veces no participará en excursiones o salidas
nocturnas, como campamentos con sus compañero, ni ir a dormir a casa de amigos o
que los otros niños vayan a la suya. En el caso de la enuresis diurna, el problema es aún
mayor, ya que ocasiona problemas en su confianza y autoestima, llevándole incluso al
aislamiento social o comportamientos agresivos por la ansiedad y estrés que supone
para el niño.
Este desorden suele desaparecer conforme el niño va creciendo, aunque en los casos
más graves puede llegar hasta el principio de la adolescencia, entre los doce y catorce
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años de edad; e incluso hasta el final de esta, afectando en otros casos durante la edad
adulta.
Decir también que la mayoría de los infantes con enuresis no presentan algún otro
trastorno mental. La enuresis se puede y suele estar relacionada con pesadillas,
terrores nocturnos, infecciones del tracto urinario, sonambulismo o incontinencia
urinaria. La enuresis suele persistir después del tratamiento si es causada por una
infección de orina o cualquier otro tipo de infección. Se han propuesto otros factores
predisponentes, entre ellos está un adiestramiento del control de los esfínteres
retrasado o laxo, el estrés social, disfunción de la capacidad para concentrar la orina,
etc.
ENCOPRESIS
Para diagnosticar este trastorno hace falta que pase al menos una vez al mes durante
tres meses seguidos o más. El infante ha de tener aproximadamente unos cuatro años
de edad y el desorden no tendrá que ser a causa de una enfermedad médica
(exceptuando el estreñimiento), o al uso de alguna sustancia farmacológica como los
laxantes.
Como pasa con la enuresis se podrá clasificar también en encopresis primaria, cuando
el control intestinal no ha sido aprendido por el infante; y la encopresis secundaria,
cuando ha demostrado que sabe controlar el esfínter anal o ha sido capaz de controlar
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- Endurecimiento de las heces, lo que hará que sea más difícil y doloroso
evacuarlas, reforzando todavía más el problema.
- Retención, la cual producirá dolores de estómago, pérdida de apetito,
distorsión intestinal, fisura anal por el endurecimiento de las heces, etc.
- Megacolon: Agrandamiento del colon. Si no se trata a tiempo puede llegar a ser
irreversible en el niño e incluso peligroso para su salud física.
Los problemas psicológicos son incluso más severos que los que provoca la enuresis:
- Los padres o cuidadores del niño suelen tener una reacción negativa, lo que
hace que el niño lo pase mal a nivel emocional.
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Los niños, por su parte, no suelen sentir la necesidad de defecar, no parecen notar el
mal olor, así como tampoco parece importarles demasiado estar manchados mucho
tiempo. Pero sí saben muy bien las consecuencias y los efectos en los demás que
produce su problema. Suelen ser víctimas de las burlas, las humillaciones y el rechazo
de sus amigos y compañeros de clase, suelen ser más castigados por los padres,
tienden a aislarse y a no participar en acontecimientos sociales, etc.
El embadurnamiento con las heces puede ser deliberado o accidental, resultando del
intento del niño por limpiar u ocultar las heces que expulsó involuntariamente. Cuando
la incontinencia es claramente deliberada, cabe observar características del trastorno
desafiante o de trastorno disocial, como hemos dicho antes también en el caso de la
enuresis.
En general los infantes con este trastorno tienen una autoestima muy baja,
explosiones de ira, son negativistas y manifiestan quejas somáticas (dolores, malestar
general, etc.)
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Cuando los niños se aguantan mucho tiempo sin orinar, pueden generarse problemas
en la forma cómo funciona la vejiga o pueden empeorar los problemas existentes.
Algunas de las causas fisiológicas que producen enuresis son las siguientes:
La vejiga hipoactiva
Los niños solo vacían la vejiga unas pocas veces al día, y tienen poca urgencia o ganas
de orinar. Las contracciones de la vejiga pueden ser débiles y es posible que el niño se
esfuerce al orinar, o que tenga un flujo de orina débil o con interrupciones.
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Es posible que los músculos y los nervios de la vejiga no funcionen juntos de manera
correcta. A medida que la vejiga se vacía, los músculos del esfínter o del piso pélvico
pueden cortar el flujo de la orina demasiado pronto, antes de que la vejiga se vacíe
completamente. La orina que queda en la vejiga puede escaparse de manera
accidental.
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La mayoría de los niños con encopresis tienen estreñimiento. Las heces duras y secas
se atascan en el colon, comienzan a acumularse y a compactarse (lo que se llama
retención fecal). El estreñimiento por lo tanto es la causa principal de este trastorno,
pero hay otros muy importantes a tener en cuenta y que no siempre será debido a un
estreñimiento crónico, como por ejemplo:
A parte de estas causas más comunes, debemos tener en cuenta ciertos factores de
riesgo que pueden hacer que el infante padezca de encopresis. Estos son:
- Ser varón: Estadísticamente los varones son más propensos que las niñas a
padecer encopresis.
- Estreñimiento crónico. Como ya se mencionó anteriormente, el niño que
padece estreñimiento crónico tiene más probabilidades de sufrir este
trastorno.
- Situación familiar o social crítica. Los profesionales de la salud sostienen que en
contextos socioeconómicos complejos, los niños son más propensos a sufrir
trastornos emocionales diversos, y entre los que está la encopresis.
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elementos que se han propuesto por una u otras interactúan con el infante, dando
origen a la enuresis.
No se puede concretar una edad determinada para que los padres inicien a los hijos en
el control de la orina y las heces, ya que el niño ha de estar en condiciones físicas,
tanto a nivel nervioso y biológico, suficientemente maduras como para que aprenda
este control sin sufrir grandes esfuerzos, pues esto podría ser negativo si se aplica en
malas condiciones del niño.
Pero aunque no exista una edad determinada sí que se ha fijado una edad media en la
que los niños han adquirido la suficiente madurez física y nerviosa para controlar sus
esfínteres, aunque se debe conservar siempre un gran respeto por el infante y no
obligarle nunca a hacer algo a lo que se niegue o no pueda hacer. En estos casos lo que
se debe hacer es ser pacientes y esperar.
En la vida el autocontrol tiene que ver sobre todo con la voluntad de aplazar acciones
inmediatas propiciadas por los impulsos; el control de los esfínteres hace madurar al
infante en este sentido. El niño con este aprendizaje abandonará el orden natural y
llegará a un orden artificial de la naturaleza humana mediante el aprendizaje de los
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Este aprendizaje de transición no será fácil de lograr, ya que será una cuestión de gran
envergadura dentro del aprendizaje. Por eso, estos hábitos de limpieza son delicados
de adquirir, y es esencial que los padres sepan sobre las características de este
fenómeno con relación a sus hijos, a nivel fisiológico y psicológico.
3.4.1 Diagnóstico
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ANAMNESIS:
La anamnesis es la parte clave para sospechar de tal diagnóstico. Los datos que
recogeremos cuando estemos en la primera entrevista con la familia serán los
siguientes:
- Edad de control y edad que surgió, circunstancias que envolvieron esa recaída.
- Hábito intestinal: Encopresis, estreñimiento, etc.
- Consultas previas por su problema, si recibió tratamiento y si consiguió
resultados.
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EXPLORACIÓN FÍSICA
Aunque con la historia clínica del niño tengamos una orientación etiopatogénica más o
menos clara, es relevante hacer una exploración rutinaria en la que se haga un examen
genital y abdominal, una posible observación del chorro miccional y una sencilla
evaluación neurológica: reflejos periféricos, sensibilidad perineal, tono del esfínter
anal, etc., sobre todo en los casos que se relacionen con enuresis diurna y encopresis.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
3.4.2 Tratamiento
JUSTIFICACIÓN
Una enuresis con base patológica necesita un tratamiento en concreto, ya que se trata
de un problema que tiene una alta prevalencia en la población infantil (más del 10% de
niños mayores de cinco años). De este modo, una de las justificaciones para intentar
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un tratamiento con estos niños son las consecuencias que puede tener tanto para él
como para la familia.
El infante con frecuencia se ve sometido a reproches, sobre todo de sus padres, no les
comprenden y sus compañeros de clase se burlarán de él. Todo esto creará
inseguridad y malestar en el pequeño, sintiéndose con poca autoestima e
incomprendido, formando además una imagen muy negativa de él mismo y perdiendo
autoestima. Esta imagen junto a la tensión familiar que habrá entre todos puede hacer
que el niño también pierda motivación en sus estudios, introversión, aislamiento
social, etc.
También a los padres y hermanos el problema crea algunas incomodidades; hay que
lavar la ropa, acondicionar una cama, secar el colchón y limitar determinadas
actividades como campamentos, vacaciones, etc.
Hoy en día hay un gran abanico de terapias para tratar la enuresis infantil.
Nombraremos los métodos que más se usan y más resultados han dado.
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- Le diremos y haremos que sus padres le digan lo que bien que se sentirá
cuando él mismo consiga controlar el pipí y lo importante que es que él
colabore.
PASOS A SEGUIR
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Manejo de cuaderno:
Es probable que el niño sea aún pequeño para dominar cifras y letras, así que se podrá
hacer lo mismo con un calendario e ir poniendo pegatinas de colores:
Al final de la semana el niño tendrá que sumar las pegatinas de cada color o los puntos
que haya obtenido, para comprobar si ha llegado a la meta marcada o no. Si no lo
consigue una semana se tendrá que repetir todo el proceso hasta que el niño deje de
mojar la cama.
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Pipí Stop
El pipí stop es un método que fue diseñado por Mowrer en la década de los años
treinta. Es un aparato que consta de un sensor pequeño con una plaquita que tiene un
circuito eléctrico impreso y un timbre que suena cuando el sensor detecta humedad.
Con el artilugio que suena cada vez que moja la cama el niño lo detectará, se
despertará y será consciente, corrigiendo así su comportamiento.
El niño con el pipi stop se motivará, ya que querrá estar seco toda la noche para que
no suene el aparato. No es un tratamiento en el cual el infante vaya a tener problemas
de comportamiento, ya que solamente es para controlar la diuresis nocturna. A
continuación veremos una tabla sencilla para usarla como ejemplo y entregársela al
niño.
Se podrá crear una tabla en tamaño grande, indicando al niño que indique con una
pegatina NEGRA las noches que haya mojado la cama y una pegatina VERDE las noches
que no la haya mojado. Comenzaremos proponiendo dos semanas hasta un máximo
de doce, aproximadamente.
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Incluso podríamos añadir sub-columnas para cada día, concretando aspectos tales
como si esa noche el pipi stop sonó, si el niño se despertó cuando sonó, si se levantó a
orinar sin que el aparato sonase o si pasó toda la noche entera sin hacer pis.
Se harán otras envistas con los padres al final de la sesión, de corta duración. Cada
semana realizaremos un pequeño informe y los padres tendrán que saber en todo
momento el progreso que lleva su hijo y cómo va encaminando la terapia. No nos
olvidemos que ellos han de participar en todo el proceso, ya sea ayudando al niño a su
auto higiene, motivarle, reñir pero no enfadarse bruscamente porque moje la cama,
etc.
Cuando el niño ha conseguido la meta final y estar una o más semanas sin mojar la
cama, los padres le harán entrega de una recompensa o regalo previamente acordado
al principio del tratamiento. Deberá ser un regalo asequible y a ser posible práctico, ya
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que es importante no acostumbrar a los hijos a los estímulos materiales y nunca estos
deben sustituir a los afectivos.
Una vez que veamos que el niño ha estado muchos días sin mojar la cama sin la
necesidad del pipi stop, se le quitará del todo, siempre controlando todo el progreso y
estando pendientes.
Poco a poco iremos distanciando las entrevistas a cada quince días, luego cada mes,
cada dos meses, cada tres meses, hasta acabar a cada seis meses o una vez al año,
para dejar siempre la puerta abierta para que los padres o el niño puedan consultar
cualquier problema, preocupación, etc.
Es un programa de tratamiento diseñado por N.H. Azrin, T.J. Sneed y R.M. Foxx, y se
desarrolla en tres fases:
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Este método, publicado por H.D. Kimmel y E. Kimmel, consiste en decirle al infante que
avise a los padres cuando sienta muchas ganas de orinar, los padres tendrán que llevar
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a su hijo al baño y pedirle que aguante las ganas de orinar durante un rato, empezando
por veinte segundos, por ejemplo, hasta poco a poco ir incrementando el tiempo de
retención, nunca más de 45 minutos.
Una vez que el pequeño comience a hacer pipí los padres tendrán que pedirle que vaya
aguantando la orina, de modo que orine en intervalos, los máximos que pueda el niño.
Es recomendable que este ejercicio se haga por la mañana y por la noche
preferentemente.
¿Se ha
orinado?
¿Cuántas
veces?
Minutos
que ha
aguantado
Ha
cortado la
orina
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Tratamiento farmacológico
DESMOPRESINA
- Número de recaídas después de dejar de tomarlo. Aunque hay que dejarlo, hay
que hacerlo paulatinamente, no de un día para otro, sino rebajando la dosis y
las cantidades.
- No olvidar restringir el aporte de líquidos, al menos una hora antes de tomar la
medicación. De esta forma se evitará el efecto indeseable, como hiponatremia
o intoxicación hídrica.
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Niños mayores, casos menos severos, capacidad funcional vesical normal, enuresis
primaria, episodios enuréticos durante las 2 primeras horas de sueño, historial familiar
de enuresis y poliuria nocturna.
OXIBUTINA
Es eficaz en el 50% de los niños enuréticos, pero la tasa de recaídas tras su retirada es
bastante alta. La dosis que se les tendrá que dar será de 0,9-1,5 mg /kg/día en una sola
dosis por vía oral una o dos horas antes de irse a dormir. La duración será la misma que
la anterior, entre unos tres y seis meses aproximadamente.
PRINCIPIOS TERAPÉUTICOS
Las siguientes variables deben tenerse en cuenta para elegir el tratamiento más
apropiado para cada niño:
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ÁREA COGNITIVA
- Informar tanto al niño como a sus padres todo sobre la enuresis (evitando
siempre la palabra enfermedad o trastorno y cambiarla por problema) y
ofrecerles los consejos y procedimientos básicos para que lo manejen
correctamente.
- Se les dará toda la información a partir de una exposición con dibujos, por
ejemplo, con cuentos sobre el aprendizaje de la micción, la inadecuación del
castigo y el tratamiento que se llevará a cabo.
- Recomendar a los padres una serie de libros que les será de gran
ayuda como son:
Cuaderno de educación para la salud: Si nuestro hijo moja todavía la cama. Madrid:
Concejalía de Salud y SS del ayuntamiento de Madrid (Costa y López; 1995).
ÁREA AFECTIVA
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ÁREA SOMÁTICA
ÁREA INTERPERSONAL
ÁREA CONDUCTUAL
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3.5.1 Diagnóstico
Un enema opaco también es una de las muchas pruebas que se le practicarán, el cual
servirá para comprobar si hay bloqueos, zonas estrechadas (estenosis) u otras
anomalías en el intestino del niño. A través del enema se administra un líquido que se
llama bario y el cual se distingue en las pruebas por imágenes.
3.5.2 Tratamiento
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El pediatra podrá recomendar o prescribir un edema que los padres podrán hacerle en
casa al niño para ayudar a que pueda extraer las heces acumuladas correctamente. El
enema es un líquido que se ha de introducir en el recto del niño para ayudar a aflojar y
humedecer las heces impactadas y duras que hay en el recto o al final del intestino.
Nunca administrar un edema casero o de la farmacia sin el consentimiento del
pediatra.
El médico con frecuencia recetará medicamentos que ayuden a mantener blandas las
evacuaciones intestinales del niño durante varios meses. Esto ayudará a evitar que se
repita la impacción.
CAMBIOS EN LA DIETA
Casi siempre al modificar la dieta del pequeño y que pase a tomar una dieta rica en
fibras ayudará a eliminar el estreñimiento y la constipación. Será una dieta rica en
frutas y verduras, sin carbohidratos ni grasas procesadas y con más cereales y panes
integrales.
Tabla de las fibras aptas para dar al pequeño en su dieta rica en fibras
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aguacate
En el cuadro siguiente veremos un plato de comida típica que se suele dar a los niños
con una comida rica en fibra que los padres podrán sustituir
DESAYUNO DESAYUNO
COMIDA COMIDA
MERIENDA MERIENDA
CENA CENA
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Estas tablas las podremos idear y preparar para entregárselas a los padres y que
modifiquen la dieta de su hijo.
- Sentar al niño en el WC u orinal al menos dos veces al día durante unos diez
minutos, preferentemente después de una comida.
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- Hacer que este momento sea agradable para él, como por ejemplo no
regañarle si no evacua o le cuesta. Darle pequeñas recompensas también es
adecuado, como por ejemplo dibujos o posters que representen sus progresos
para que se motive y se anime a evacuar.
Hasta que el intestino y el recto recuperen su tonicidad muscular, los niños pueden
seguir teniendo accidentes y manchando ocasionalmente la ropa interior. Los niños
que asisten a preescolar pueden usar ropa interior de entrenamiento descartable
hasta recuperar el control intestinal. Llevar una muda de ropa interior y, o pantalones
a la escuela puede ayudar a minimizar la vergüenza del niño y mejorar su autoestima a
medida que progresa el control intestinal, ya que si se le escapa algo sabrá que tendrá
una muda limpia y él mismo o su profesora podrá ayudarle a cambiarse y seguir con su
vida normal.
En el caso de niños con fobia a los lavabos, suele ser muy útil reforzar las
aproximaciones sucesivas a estar sentado en el WC. Es decir, se refuerzan los
acercamientos del niño al orinal (o water), hasta que finalmente haga de vientre.
También se puede decir a los padres que premien la ausencia de episodios
accidentales. Para lograr que la evacuación se produzca cuando el niño está sentado,
se suelen utilizar supositorios de glicerina, los cuales no están prescritos por los
médicos, pero no conviene abusar de ellos, ya que el niño puede coger terror al
momento de evacuar, pensando que es un momento en el que su madre o su padre le
colocan un supositorio, una experiencia casi siempre traumática para los hijos.
Por otro lado, las intervenciones familiares son a menudo necesarias. Muchos padres
son excesivamente perfeccionistas, sienten un rechazo exagerado hacia las heces, se
preocupan demasiado o castigan mucho. Es importante pues, aprender a considerar
este problema de manera justa y reducir los prejuicios o las vergüenzas, ya que es algo
normal en el día a día, y hay que entender que hay niños que por una mala
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