Está en la página 1de 17

Clínica y Salud, 2000, vol. 11 nº. 1 - Págs.

81-97

ESTUDIO DE CASOS
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso
de trastorno dismórfico corporal
Cognitive-behavioral treatment of body
dysmorphic disorder: a case report
J. BARRACA MAIRAL*

RESUMEN

Se presenta el tratamiento de un sujeto diagnosticado con Tras -


torno Dismórfico Corporal (TDC). La intervención incluyó entrena -
miento en relajación, exposición en vivo con prevención de respues -
ta y reestructuración cognitiva. Tras la intervención aparecieron
cambios notables en tres medidas pre-tratamiento: depresión (BDI),
ansiedad (STAI-A/E) y en una escala de cinco items de percepción
subjetiva del problema (EPSP). También se redujeron considerable -
mente tres conductas problema identificadas. Un breve seguimiento
mostró que los beneficios terapéuticos se mantuvieron durante los
siguientes cuatro meses.

ABSTRACT

Treatment for a patient with Body Dysmorphic Disorder (BDD) is here


put forward. Therapy included relaxation training, in vivo exposure plus
response prevention and cognitive restructuring. As a response to this
treatment remarkable changes in three pre-treatment measures appea -
red: depression (BDI), anxiety (STAI-A/E) and in a problem subjective
perception scale of 5 items (EPSP). Three target behaviors were also
reduced. A brief follow-up (4 months) showed that therapeutic benefits
persisted.

* Grupo Alcalá 117. C/ Alcalá 117, Bajo Derecha. Madrid 28009. Tlf.: 91 435 15 30. Fax: 91 435 47
56. E-Mail: jbarraca@correo.cop.es

CLÍNICA Y SALUD 81
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

PALABRAS CLAVE

Trastorno dismórfico corporal, estudio de casos, terapia cognitivo


conductual, exposición con prevención de respuesta.
KEY WORDS

Body dysmorphic disorder, single case reports, cognitive-behavioral


therapy, exposure plus response prevention.

82 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

INTRODUCCIÓN preocupaciones más frecuentes


se relacionan con defectos facia-
El Trastorno Dismórfico Cor- les (arrugas, granos o manchas,
poral (TDC) se define, básica- cicatrices, marcas vasculares,
mente, como una preocupación acné, palidez, enrojecimiento,
desmedida por un defecto imagi- asimetría o desproporción facial,
nario o muy exagerado por el excesivo vello, calvas y temor a
sujeto, de la apariencia física. la calvicie); igualmente, son
De acuerdo con Neziroglu y Yar- fuente de insatisfacción los
y u r a - Tobias (1997), en el TDC defectos en la forma, tamaño y
se encuentran dos síntomas otras características de la nariz,
nucleares: (1) una percepción los ojos, los párpados, las cejas,
distorsionada de la propia ima- las orejas, la boca, los labios, los
gen, y (2) ideas sobrevaloradas. dientes, la mandíbula, la barbilla,
Los criterios diagnósticos del las mejillas o la cabeza. Pero
DSM-IV (APA, 1994), que inclu- casi cualquier otra parte del
yen algunas modificaciones cla- cuerpo puede convertirse en
rificadoras respecto a los del o b j e t o
DSM-III-R, se recogen en la de preocupación (genitales,
tabla 1 senos, nalgas, abdomen, bra-
En su exhaustiva revisión de zos, manos, pies, piernas, cade-
la literatura, Phillips (1991) ha ras, hombros, columna vertebral
puesto de manifiesto que las o piel). Aunque lo más frecuente

TABLA 1
Criterios del DSM-IV para el diagnóstico del TDC

A. Preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico.


Cuando hay leves anomalías físicas, la preocupación del indi-
viduo es excesiva.
B. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo.
C. La preocupación no se explica mejor por la presencia de otro
trastorno mental (p. ej., insatisfacción con el tamaño y la silue-
ta corporales en la anorexia nerviosa.

CLÍNICA Y SALUD 83
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

es que las quejas de los pacien- etapa adolescente y el curso


tes sean muy concretas, tam- suele ser continuo con pocos
bién resulta habitual que aparez- intervalos sin síntomas, aunque
can sujetos con preocupaciones cabe la posibilidad de que su
corporales más inespecíficas o intensidad varíe a lo largo del
vagas. Se han descrito algunos tiempo (APA, 1994).
casos en que la zona del cuerpo A pesar de que el DSM-IV
objeto de malestar cambió al incluye el TDC entre los trastor-
cabo del tiempo. nos somatoformes, algunos auto-
Los pacientes con TDC (ante- res estiman más conveniente
riormente denominado dismorfo- caracterizarlo como un problema
fóbico) pasan mucho tiempo de ansiedad, singularmente vin-
examinando sus “defectos” y tra- culado con el trastorno obsesivo-
tan de ocultarlos con maquillaje, compulsivo (Hollander y Phillips,
ropas, sombreros o peinados 1993; McKay, Neziroglu y Yaryu-
especiales (Rosen, Reiter y Oro- ra-Tobias, 1997; McElroy, Phillips
san, 1995b). Habitualmente, y Keck, 1994; Neziroglu y Yaryu-
solicitan de sus familiares o ra-Tobias, 1993a, 1993b; Simeon,
personas de confianza pala- Hollander, Stein, Cohen y Arono-
bras tranquilizadoras (Warwick, witz, 1995). Debe señalarse, al
1995), pero estos comporta- respecto, que el TDC se agrupó
mientos sólo parecen tener un en las primeras ediciones del
efecto de alivio a muy corto DSM entre los trastornos fóbicos
plazo. La evitación social y labo- y obsesivos. Por otro lado, tam-
ral por causa del trastorno pue- bién existe una literatura que lo
den resultar muy acusadas; asi- relaciona con el mundo delirante
mismo, son normales síntomas –trastorno delirante, tipo somáti-
de depresión, baja auto-estima, co– (de Leon, Bott y Simpson,
obsesiones y compulsiones, ais- 1989; Modell, Kurtz y Hoff, 1996) y
lamiento y trastornos de perso- con los trastornos alimentarios
nalidad (Neziroglu y Ya r y u r a - (Raich, Soler y Mora, 1995; Rosen
Tobias, 1997; Veale, Gournay, et al., 1995a, 1995b).
Dryden, Boocock, Shah, Willson A causa de su comorbilidad
y Walburn, 1996). Si bien existe con depresión, psicosis, hipo-
todavía poca información al res- condría, estados obsesivos,
pecto, parece que la incidencia trastornos de personalidad
por sexos es más o menos equi- o anorexia nerviosa, Thomas
valente, su inicio se localiza, sal- (1984) propone matizar el diag-
vando raras excepciones, en la nóstico y diferenciar entre el

84 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

TDC como síndrome (dismorfo- nos casos tratados desde el


fobia primaria) o como síntoma enfoque psicodinámico (Bloch y
de otro diagnóstico (dismorfofo- Glue, 1988; Freeman y Kells,
bia secundaria). 1996; Philippopoulos, 1979),
La primera recomendación tera- una combinación de varias tera-
péutica en este trastorno consiste pias (Vitiello y Deleon, 1990;
en detener la peregrinación del Watts, 1990) y, fundamental-
paciente por médicos especialis- mente, desde el modelo cogniti-
tas tales como cirujanos plásticos, vo-conductual. Dentro de este
dentistas, dermatólogos, así como enfoque, existen algunas evi-
limitar el uso abusivo de productos dencias de la eficacia del entre-
de tratamiento estético potencial- namiento en habilidades socia-
mente peligrosos. De acuerdo con les (Braddock, 1982), de la
las investigaciones de Thomas desensibilización siste-mática
(1990) y Phillips, McElroy, Keck, (Giles, 1988; Munjack, 1978) y,
Pope y Hudson (1993) la cirugía singularmente, de la exposición
no soluciona el malestar de los con prevención de respuesta
sujetos con TDC; por el contrario, (Marks y Mishan, 1988; McKay,
a veces puede incluso empeorar- Todaro, Neziroglu, Campisi,
lo. Moritz y Yaryura-Tobias, 1997;
Neziroglu y Y a r y u r a - To b i a s ,
Los tratamientos terapéuticos 1993a, 1993b; Neziroglu,
principales han sido los farmaco- M c K a y, Todaro y Ya r y u r a -
lógicos y los psicológicos. Den- Tobias, 1996). Rosen et al.
tro de los primeros, se han (1995b) han incorporado, tam-
empleado frecuentemente los bién con efectividad, la exposi-
neurolépticos, los antidepresivos ción con prevención de res-
y las sales de litio; pero, en con- puesta –junto con la terapia
creto, los fármacos que parecen cognitiva– en un tratamiento en
mostrar mejores resultados en la grupo. Veale et al. (1996), con
actualidad son los inhibidores una intervención amplia en la
selectivos de la recaptación de que se enfatiza la comprensión
la serotonina (clomipramina, del modelo por parte del
fluoxetina, fluvoxamina) (Hei- paciente, han destacado, asi-
mann, 1997; Neziroglu y Yaryu- mismo, la efectividad de la
r a - Tobias, 1997; Perugi, Gian- exposición con prevención de
notti, Di-Vaio, Frare, Saettoni y respuesta. En general, la expo-
Cassano, 1996). sición en este trastorno implica
Respecto a las terapias psico- enfrentarse durante un tiempo
lógicas, se han publicado algu- prolongado a situaciones socia-

CLÍNICA Y SALUD 85
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

les en las que el sujeto tiene temprana y factores culturales.


que mostrar a las claras su La preocupación por el aspecto
“deformidad”; el terapeuta o co- una vez que la distorsión se ha
terapeuta impide cualquier desarrollado se mantiene gra-
intento de ocultación o camufla- cias a una serie de mecanis-
je. Además, se bloquean las mos: el paciente repite sus
conductas de acicalamiento auto-afirmaciones negativas
cuando resultan excesivamente hasta volverlas automáticas e
duraderas, las auto-comproba- incuestionables, con lo que
ciones continuas en espejos o impide el procesamiento de
superficies reflectantes y la soli- cualquier dato en contra de su
citud de palabras tranquilizado- creencia. La conducta de evita-
ras por parte de otras personas. ción imposibilita acostumbrarse
Dentro del marco cognitivo- al propio aspecto, especial-
conductual, Rosen et al. mente en situaciones de inte-
(1995b) y Veale et al. (1996) racción social. Finalmente, las
han propuesto unos modelos conductas de auto-comproba-
explicativos para el TDC con ción (ya sean las palabras de
bastantes puntos en común. tranquilidad de sus familiares o
De acuerdo con estos autores, la contemplación en espejos)
el inicio del problema se sitúa proporcionan un alivio inmedia-
en la adolescencia por ser ésta to –y refuerzan así el compor-
una edad en que las preocupa- tamiento– pero provocan, a
ciones por el aspecto físico y el largo plazo, el mantenimiento
desarrollo social llegan a su de la atención sobre los aspec-
cenit. Las experiencias traumá- tos de la apariencia que elici-
ticas en las que los sujetos tan la ansiedad. Como conse-
sufren humillaciones por algún cuencia de toda esta cadena,
aspecto de su físico o bien se desarrolla una hipervigilan-
padecen abuso sexual, pueden cia a cualquier mínimo cambio
originar asunciones distorsio- del aspecto físico.
nadas o exageradas y esque- Partiendo de este modelo y de
mas en los que se cuestiona la acuerdo con los buenos resulta-
normalidad de la apariencia dos manifestados por la terapia
externa. Veale et al. (1996) cognitivo-conductual, el presente
señalan como posibles factores artículo describe la intervención
de vulnerabilidad predisposi- llevada a cabo con un sujeto con
ciones biológicas, experiencias TDC.
traumáticas durante la infancia MÉTODO

86 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

Sujeto Igualmente, había dejado de


El paciente es un varón de 22 hablar con su madre, pues ésta
años. Vive con sus padres y con se negaba a reconocer que se le
sus dos hermanos mayores. Está caía el pelo y que “iba a peor”.
preocupado por la cantidad de Por fin había empezado a salir de
pelo que ha perdido (y sigue per- cuando en cuando, camuflado
diendo) y la posibilidad de que- con una gorra que continúa usan-
darse calvo en un período de do ahora cuando no le gusta el
tiempo breve. A su juicio, su pro- aspecto de su pelo. El paciente
blema se revela de forma más ha sido tratado con Trankimazin y
notable en el nacimiento del Anafranil a dosis bajas, pero ha
cabello; por esta razón lleva abandonado ya su consumo. En
siempre la frente cubierta con el la actualidad, ha retomado los
flequillo. Desde hace un par de estudios, va a clase todos los
años se aplica tratamientos capi- días (estudios de F.P.) y obtiene
lares (minoxidil) dos veces al día buenas calificaciones. Sin embar-
y extrema su cuidado lavándose go, afirma que las preocupacio-
el pelo, invariablemente, tres nes por el cabello no han cambia-
veces por semana. Con objeto de do, sobre todo cuando se mira al
no dañarlo, no se frota con la toa- espejo. Considera que el trata-
lla tras el baño y tampoco utiliza miento capilar no está surtiendo
peines ni cepillos. Pasa mucho ningún efecto y está convencido
tiempo colocándose el pelo de de que se quedará calvo antes
forma que se disimule su “defec- de los treinta años. Muy cohibido
to” y se mira a los espejos con y retraído, manifiesta una gran
asiduidad. Antes de salir de casa dificultad para expresarse (alexiti-
pregunta siempre a su madre mia) y parece poco abierto a
qué aspecto ofrece. Está conven- cualquier explicación psicológica
cido de que los conocidos apre- sobre su problema. Sale algunos
cian su pérdida progresiva de fines de semana con tres o cua-
cabello, aunque no lo manifies- tro amigos de confianza y no
ten. Seis meses antes de venir a entabla relaciones con descono-
la consulta no quería salir de cidos.
casa. Durante ocho meses no El problema se inició dos años
había bajado a la calle ni una antes de acudir a la consulta,
sola vez. A lo largo de este tiem- después de realizar unas prácti-
po había sufrido algunos episo- cas de trabajo durante el verano.
dios de agitación psicomotriz y En el desarrollo de éstas, se
violencia, siempre hacia objetos. ensuciaba mucho y tenía que

CLÍNICA Y SALUD 87
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

lavarse continuamente. Un com- escala especialmente sensi-


pañero de trabajo le decía que si ble a los cambios en el esta-
su padre era calvo él también lo do de ánimo. Teniendo en
sería. Comenzó a tomar unas cuenta que la depresión es el
pastillas que su madre utilizaba diagnóstico más común aso-
para cuidarse el pelo, la piel y ciado al TDC (Phillips, 1991),
las uñas. Un médico de cabece- el empleo de este instrumen-
ra le indicó que esas preocupa- to resulta especialmente ade-
ciones por su cabello “eran ton- cuado.
terías”; y un dermatólogo, des- – STAI-A/E (Spielberger, Gor -
pués de dos consultas, le expli- such y Lushene, 1982). La
có que su problema “no tenía subescala de Ansiedad-
solución” y que “al final se que- Estado (20 items) del cues-
daría calvo; sólo podía retrasar- tionario de Spielberger y
se el proceso con algunas sus colaboradores es un
ampollas para el cabello”. Consi- buen índice para conocer el
dera que durante las prácticas nivel de ansiedad transitoria
sufrió “malos tratos psicológicos” de los pacientes. A causa
por parte de su jefe. Asimismo, de la ansiedad comunmente
cree que unos amigos, anterio- provocada por el TDC pare-
res a los que tiene ahora, se ce una medida apropiada
burlaban excesivamente de él. para valorar los cambios
Las relaciones con sus padres y terapéuticos.
hermanos son en general frías y
distantes. El paciente no mani- – E P S P. Escala de percep -
fiesta una buena motivación por ción subjetiva del problema
la terapia y cifra las expectativas del cabello. Ante la ausen-
de mejora en la eficacia de cia de material tan específi-
algún nuevo producto para el co, el autor de este artículo
cabello que detenga finalmente elaboró una escala de cinco
su caída. items a fin de que el pacien-
te pudiese valorar la impor-
tancia de su problema de
Materiales cabello. En espera de futu-
ros estudios de validación,
– BDI (Beck, Ward, Mendel - la puntuación de esta esca-
sohn, Mock y Erbaugh, la debe tomarse como algo
1 9 6 1 ) . El Inventario de meramente indicativo (ver
Depresión de Beck, com- apéndice).
puesto por 21 items, es una
– Auto-registro de las conduc -

88 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

tas problema. Previamente al tra- Una vez aceptada la condición


tamiento –como línea de base– y descrita, el paciente completó las
a lo largo de él, el paciente com- medidas pre-tratamiento y fue
pletó un auto-registro muy sencillo rellenando los auto-registros.
en el que hacía constar cada día Como primer paso, se le indicó
el número de veces que aparecí- que debía deshacerse de todos
an los pensamientos sobre el los productos capilares y la gorra
pelo, las conductas de auto- con la que se tapaba. Tampoco
observación y las veces que utili- debía preguntar nunca a su
zaba el producto capilar (ver tabla madre qué aspecto tenía. (Se
2). solicitó ayuda a la madre para
que, con su falta de respuesta,
extinguiese la conducta). Ade-
Procedimiento más, el paciente no debía pasar
Dada la baja motivación del más de tres minutos al día delan-
paciente al inicio de la interven- te del espejo. Se peinaría duran-
ción y considerando que, de te esos tres minutos y evitaría,
acuerdo con su creencia, el pro- en lo posible, contemplar su ima-
blema era puramente físico, se gen en cualquier superficie
le sugirió la posibilidad de consi- reflectante, especialmente cuan-
derar la terapia como una prue- do tenía que salir de casa. Tras
ba que duraría tres meses. ducharse debía usar la toalla y
Puesto que durante dos años ponerse el pelo hacia atrás.
había acudido a dermatólogos y Durante tres semanas se le
se había aplicado diariamente instruyó en la relajación muscu-
productos capilares sin resulta- lar de Jacobson a fin de facilitar
do, podía ahora comprobar, el control de ansiedad que le
exclusivamente durante este producía no contemplar su ima-
tiempo, si las consultas surtían gen y no poder arreglarse el
algún efecto para mejorar sus pelo o aplicarse los productos
preocupaciones.

TABLA 2
Auto-registro de las conductas problema

FECHA PIENSO EN MI PELO ME MIRO EL PELO ME ECHO «LACOVIN»

CLÍNICA Y SALUD 89
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

capilares. La relajación también debía continuar por su cuenta


se consideró conveniente de las exposiciones sin camuflaje.
cara a preparar las sesiones de Durante las últimas semanas se
exposición. comenzó, simultáneamente a la
Una vez dominada la técnica exposición, una terapia cognitiva
de relajación –el paciente se en la que se pusieron en cues-
aplicó en su aprendizaje y la tión las creencias sobre el
valoró muy positivamente– se aspecto externo y la importancia
pasó a la exposición con preven- relativa de quedarse calvo, así
ción de respuesta. Junto con el como lo subjetivo del atractivo
terapeuta, el paciente, siempre físico. Finalmente, se volvieron a
con el pelo recién peinado hacia cumplimentar las tres escalas.
atrás, salía de la consulta y se Cuatro meses después se reali-
dirigía a lugares públicos (gran- zó una sesión de seguimiento.
des almacenes, parques y cafe-
terías, fundamentalmente). Allí
se impedía que se tocase el pelo RESULTADOS
o se tapase la cabeza con las
manos. Además, se alentó la En la tabla 3 se detallan los
conversación del paciente con resultados obtenidos por el suje-
empleados y dependientes, e to en las tres escalas utilizadas
incluso se propició el mantener (BDI, STAI-A/E y EPSP). La pri-
breves charlas con desconoci- mera columna corresponde a las
dos. En estas situaciones debía medidas alcanzadas en las tres
acercarse lo más posible a las variables antes de iniciar el tra-
personas con quienes hablase. tamiento; en la segunda, se
Las sesiones de exposición muestran las puntuaciones tras
duraron tres meses, a razón de el tratamiento (3 meses más
una exposición de 45-50 minu- tarde); en la tercera, las puntua-
tos por semana. Como tareas ciones en el seguimiento (4
entre sesiones, el paciente meses después).

TABLA 3
Puntuaciones directas (pre-post- y seguimiento) en el BDI, STAI-A/E y SPSP

ESCALAS PRE-TRATAMIENTO POST-TRATAMIENTO SEGUIMIENTO


BDI 14 11 9
STAI-A/E 33 21 23
EPSP 42 25 32

90 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

El punto de corte establecido tar una estimación cualitativa


para el diagnóstico de una dada la ausencia de estudios de
depresión moderada-severa por validación, que la puntuación
medio del BDI se sitúa en torno máxima posible es 50; por consi-
a los 19 puntos. Las puntuacio- guiente, los cambios tras el tra-
nes entre 10 y 15 se juzgan pro- tamiento resultan, a primera
pias de depresión leve. Los suje- vista, considerables.
tos entre 0 y 9 puntos se hallan Las figuras 1, 2 y 3 recogen
con toda probabilidad libres de los cambios acaecidos en las
depresión (según criterios del conductas problemas identifica-
DSM-IV). En el STAI-A/E una das (pensamientos sobre el
puntuación directa de 33 (en pelo, auto-observación del pelo
adultos) corresponde al centil 85 y aplicación del producto capi-
o al decatipo 8 (ansiedad estado lar). En las tres figuras, el primer
muy alta). La puntuación directa tercio de las puntuaciones
de 21 corresponde al centil 60 o corresponde a la línea de base.
al decatipo 6 (ansiedad estado La primera barra vertical señala
media-alta). La puntuación direc- el momento de inicio del trata-
ta de 23 corresponde al centil 65 miento (comienzo de la exposi-
o al decatipo 6 (ansiedad media- ción); la siguiente indica la eva-
alta). Finalmente, para la EPSP luación de las conductas proble-
puede indicarse, a fin de posibili- ma en el seguimiento. En la hori-

FIGURA 1
Evolución de la conducta problema: pensar en el pelo

CLÍNICA Y SALUD 91
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

FIGURA 2
Evolución de la conducta problema: auto-observación del pelo

FIGURA 3
Evolución de la conducta problema: aplicación del producto capilar

92 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

zontal los números reflejan las eran, en principio, bastante


semanas transcurridas. Los bajas. En realidad, el actual des-
niveles en la vertical son la conocimiento sobre el TDC y la
media del número de conductas escasa ponderación experimen-
por semana. tal, hasta la fecha, de su trata-
Tras la intervención, se obser- miento hacían presagiar un
va una disminución significativa panorama menos alentador. Por
de la conducta problema cogniti- tanto, al valorar el caso, se
va (pensar en el problema capi- imponen las mismas conclusio-
lar) y de la conducta problema nes que ofrecen Veale et al.
de auto-observación del pelo. (1996): un tratamiento efectivo
Ambas se mantienen en unos debe incluir la exposición a
niveles bajos durante el segui- situaciones sociales sin ningún
miento. La conducta de aplicar- camuflaje, la prevención de res-
se el producto capilar desapare- puesta para todas las auto-com-
ce completamente tras iniciarse probaciones en espejos, rituales
el tratamiento, tal y como se de acicalamiento y peticiones
prescribió al sujeto. Si bien en verbales de aliento de aquellas
las dos primeras conductas la personas cercanas al paciente.
exposición se inició antes de No obstante, estudios posterio-
que la línea base alcanzase la res con mayor número de suje-
estabilidad deseable, por razo- tos permitirán dirimir si una tera-
nes terapéuticas no se creyó pia eficaz requiere complemen-
conveniente aplazarla más. tar la exposición con el entrena-
miento en relajación y la rees-
tructuración cognitiva aquí inclui-
dos.
DISCUSIÓN
El beneficioso efecto sobre la
Los llamativos cambios apare- ansiedad que, a poco de comen-
cidos tanto en las puntuaciones zar la terapia, supuso el entrena-
de ansiedad, depresión y preo- miento en relajación progresiva
cupación subjetiva por el cabello (valorada de forma excelente
cuanto en tres de las conductas por el paciente) facilitó, presumi-
problema objetivo llevan a valo- blemente, que el sujeto modifi-
rar la intervención de forma muy case sus prejuicios. Sin embar-
satisfactoria. Resulta un tanto go, debe constatarse que los
sorprendente esta excelente res- niveles de ansiedad, al final de
puesta en un sujeto cuya moti- la terapia y en el seguimiento,
vación y expectativas de cambio siguen por encima de la media

CLÍNICA Y SALUD 93
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

poblacional; quizás sea ilusorio vo, tal y como ya pusieron de


esperar cambios más radicales manifiesto algunas investigacio-
en cuadros de curso temporal nes (Hollander y Phillips, 1993;
tan pronunciado. McKay et al., 1997; McElroy et
Aunque las puntuaciones en al., 1994; Simeon et al., 1995).
depresión no se hallaban tan dis- Ciertamente, se hace necesa-
paradas como las de ansiedad y rio desarrollar una instrumenta-
su descenso tras la terapia no ha ción específica y sensible para
resultado tan notable, debe apre- este trastorno. Habrá que espe-
ciarse su cambio de nivel: si al rar a la adaptación española de
principio del tratamiento el sujeto las escalas y entrevistas clíncas
rozaba el diagnóstico de depre- ya aplicadas en EE.UU. (Phillips,
sión, al término de aquél éste Hollander, Rasmussen y Arono-
queda descartado. witz, 1997; Rosen y Reiter,
El cumplimiento de las consig- 1996). También resultaría intere-
nas terapéuticas por parte del sante obtener medidas de fiabili-
sujeto y su entorno familiar propi- dad y validez de la escala elabo-
ciaron una pronta disminución (e rada para este caso.
incluso desaparición, para el El breve seguimiento (4
caso del producto capilar) de las meses) que se ha podido llevar
conductas problema. Esta impli- a cabo ofrece buenas perspecti-
cación en el tratamiento, no obs- vas futuras, pero resulta clara-
tante las reticencias antes seña- mente insuficiente. Se requieren
ladas, llevan a pensar en la aper- seguimientos a más largo plazo
tura del sujeto hacia las explica- para observar si se producen
ciones y alternativas “psicológi- recaídas. Debe recordarse que
cas” de su problema, lo que en los trastornos obsesivo-com-
supone un argumento a favor de pulsivos –que acabamos de
la distinción entre el TDC y el relacionar con el TDC– la proba-
trastorno delirante, tipo somático. bilidad de recuperar las conduc-
Por otro lado, la buena respuesta tas problema es siempre muy
al combinado de exposición más elevada.
relajación parece indicar, al
menos para el sujeto que nos
ocupa, la conexión entre el TDC
y el trastorno obsesivo-compulsi-

94 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

APÉNDICE
Escala de percepción subjetiva del problema (EPSP)

Fecha: ______________________

1. Respecto de mi pelo creo que ahora mismo...


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
No hay nada incorrecto. No hay duda de que
Es absolutamente normal tengo un defecto real
para mi edad. y visible para la gente

2. Si no me pudiera ver y arreglar el pelo antes de salir me sentiría....

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Nada nervioso. Totalmente nervioso.
En absoluto. No saldría.

3. La verdad es que pienso en mi pelo...

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Todo el tiempo. En ningún momento del día.

4. Cuando estoy con personas desconocidas...

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
No puedo evitar pensar Nunca pienso en
que están fijándose en que estarán fiján-
mi pelo. dose en mi pelo.

5. Aprecio muy bien los cambios en mi pelo...

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Absolutamente Absolutamente
cierto. falso.

CLÍNICA Y SALUD 95
Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de trastorno dismórfico corporal

REFERENCIAS

American Psychiatric Association (1994). McKay, D., Todaro, J., Neziroglu, F.,
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Campisi, T., Moritz, E.K. y Yaryura-Tobias,
Disorders: DSM-IV. Washington, DC.: APA. J.A. (1997). Body dismorphic disorder: A
preliminary evaluation of tretment and main-
Beck, A.T., Ward, C.H., Mendelsohn, M., tenance using exposure with response pre-
Mock, J. y Erbaugh, J. (1961). An inventory vention. Behaviour Research and Therapy,
for measuring depression. Archives of Gene - 35, 67-70.
ral Psychiatry, 4, 561-571.
Modell, S., Kurtz, G. y Hoff, P. (1996).
Bloch, S. y Glue, P. (1988). Psychothe- Dysmorphophobia: Differential-diagnostic
rapy and dysmorphophobia: A case report. aspects. Psychopaphology, 29, 126-130.
British Journal of Psychiatry, 152, 271-274.
Munjack, D.J. (1978). The behavioral tre-
Braddock, L.E. (1982). Dysmorphophobia atment of dysmorphophobia. Journal of
in adolescence: A case report. British Jour - Behavior Therapy and Experimental Psy -
nal of Psychiatry, 140, 199-201. chiatry, 9, 53-56.
de Leon, J., Bott, A. y Simpson, G.M. Neziroglu, F., McKay, D., Todaro, J. y
(1989). Dysmorphophobia: Body dysmorphic Yaryura-Tobias, J.A. (1996). Effect of Cogni-
disorder of delusional disorder, somatic tive-Behavioral Therapy on Persons With
subtype? Comprhensive Psychiatry, 30, Body Dysmorphic Disorder and Comorbid
457-472. Axis II Diagnoses. Behavior Therapy, 27, 67-
Freeman, R. y Kells, B. (1996). A dys- 77.
morphophobic reaction to cosmetic dentistry: Neziroglu, F. y Yaryura-Tobias, J.A.
Observations and responses to psychothe- (1993a). Body dysmorphic disorder: Pheno-
rapeutic intervention. Psychoanalytic Psy - menology and case descriptions. Behavioral
chotherapy, 10, 21-31. Psychotherapy, 21, 27-36.
Giles, T.R. (1988). Distorsion of body Neziroglu, F. y Yaryura-Tobias, J.A.
image as an effect of conditioned fear. Jour - (1993b). Exposure, response prevention,
nal of Behaviour Therapy and Experimental and cognitive therapy in the treatment of
Psychiatry, 19, 143-146. body dysmorphic disorder. Behavior The -
Heimann, S.W. (1997). SSRI for body rapy, 24, 431-438.
dysmorphic disorder. Journal of the Ameri - Neziroglu, F. y Yaryura-Tobias, J.A.
can Academy of Child and Adolescent Psy - (1997). A Review of Cognitive-Behavioral
chiatry, 36, 868. and Pharmacological Treatment of Body
Hollander E. y Phillips, K.A. (1993). Body Dysmorphic Disorder. Behavior Modification,
image and experience disorders. En: E. 21, 324-340.
Hollander (Ed.), Obsessive compulsive rela - Perugi, G. Giannotti, D., Di-Vaio, S.,
ted disorders (pp. 17-48). Washington, DC: Frare, F., Saettoni, M. y Cassano, G.B.
American Psychiatric Press. (1996). Fluvoxamine in the treatment of
Marks, I. y Mishan, J. (1988). Dysmorp- body dysmorphic disorder (dysmorphopho-
hophobic avoidance with disturbed bodily bia). International Clinical Psychopharmaco -
perception: A pilot study of exposure the- logy, 11, 247-254.
rapy. British Journal of Psychiatry, 152, 674- Philippopoulos, G.S. (1979). The analysis
678. of a case of dysmorphophobia. Canadian
McElroy, S.L., Phillips, K.A. y Keck, P.E. Journal of Psychiatry, 24, 397-401.
(1994). Obsessive-compulsive spectrum Phillips, K.A. (1991). Body dysmorphic
disorder. Journal of Clinical Psychiatry, 55, disorder: The distress of imagined ugliness.
33-51. American Journal of Psychiatry, 148, 1138-
McKay, D., Neziroglu, F. y Yaryura- 1149.
Tobias, J.A. (1997). Comparison of clinical Phillips, K.A., Hollander, E., Rasmussen,
characteristics in obsessive-compulsive S.A. y Aronowitz, B.R. (1997). A severity
disorder and body dysmorphic disorder. rating scale for body dysmorphic disorder:
Journal of Anxiety Disorders, 11, 447-454. Development, reliability, and validity of a

96 CLÍNICA Y SALUD
J. Barraca Mairal

modified version of the Yale-Brown Obsessi- obsessive-compulsive disorder. A m e r i c a n


ve-Compulsive Scale. Psychopharmacology Journal of Psychiatry, 152, 1207-1209.
Bulletin, 33, 17-22. Spielberger, C.D., Gorsuch, R.L. y Lushe-
Phillips, K.A., McElroy, S.L., Keck, P.E., ne, R.E. (1982). Cuestionario de Ansiedad
Pope, H.G. y Hudson, J.I. (1993). Body dys- Estado-Rasgo. Madrid: TEA.
morphic disorder: 30 cases of imagined ugli- Thomas, C.S. (1984). Dysmorphophobia:
ness. American Journal of Psychiatry, 150, A question of definition. British Journal of
302-308. Psychiatry, 144, 513-516.
Raich, R.M., Soler, A. y Mora, M. (1995). Thomas, C.S. (1990). Stress and facial
A cognitive-behavioral approach to the treat- appearance. Stress Medicine, 6, 299-304.
ment of body image disorder: A pilot study.
Eating Disorders, 3, 175-182. Veale, D., Gournay, K., Dryden, W., Boo-
cock, A., Shah, F., Willson, R. y Walburn, J.
Rosen, J.C. y Reiter, J. (1996). Develop- (1996). Body dysmorphic disorder: A cogniti-
ment of the Body Dysmorphic Disorder Exa- ve behavioural model and pilot randomised
mination. Behaviour Research and Therapy, controlled trial. Behaviour Research and
34, 755-766. Therapy, 34, 717-729.
Rosen J.C., Reiter, J. y Orosan, P. Vitiello, B. y Deleon, J. (1990). Dysmorphop-
(1995a). Assessment of body image in hobia misdiagnosed as obsessive-compulsive
eating disorders with the Body Dysmorphic disorder. Psychosomatics, 31, 220-222.
Examination. Behaviour Research and The -
rapy, 33, 77-84. Warwick, H.M.C. (1995). Trastornos
somatoformes y facticios. En: V.E. Caballo,
Rosen J.C., Reiter, J. y Orosan, P. G. Buela-Casal y J.A. Carrobles (Dirs.),
(1995b). Cognitive-Behavioral Body Image Manual de psicopatología, Vol. 1 (pp. 526-
Therapy for Body Dysmorphic Disorder. 548). Madrid: Siglo XXI.
Journal of Consulting and Clinical Psycho -
logy, 63, 263-269. Watts, R.N. (1990). Aversion to personal
body hair: A case study in the integration of
Simeon, D., Hollander, E., Stein, D.J., behavioural and interpretative methods. Bri -
Cohen, L. y Aronowitz, B. (1995). Body dys- tish Journal of Medicine Psychology, 63,
morphic disorder in the DSM-IV field trial for 335-340.

CLÍNICA Y SALUD 97

También podría gustarte