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La actividad sancionadora de la Administración Pública permite sancionar a particulares por infracciones que no son delitos, siguiendo ciertos principios para protegerlos. La actividad normativa consiste en emitir reglamentos secundarios para complementar las leyes o crear normas autónomas, sin interferir con la función legislativa del Parlamento al ser normas inferiores.
Descripción original:
Título original
ACTIVIDAD NORMATIVA Y SANCIONADORA DE LA ADMINISTRACION PUBLICA
La actividad sancionadora de la Administración Pública permite sancionar a particulares por infracciones que no son delitos, siguiendo ciertos principios para protegerlos. La actividad normativa consiste en emitir reglamentos secundarios para complementar las leyes o crear normas autónomas, sin interferir con la función legislativa del Parlamento al ser normas inferiores.
La actividad sancionadora de la Administración Pública permite sancionar a particulares por infracciones que no son delitos, siguiendo ciertos principios para protegerlos. La actividad normativa consiste en emitir reglamentos secundarios para complementar las leyes o crear normas autónomas, sin interferir con la función legislativa del Parlamento al ser normas inferiores.
ACTIVIDAD NORMATIVA Y SANCIONADORA DE LA ADMINISTRACION PUBLICA
La actividad sancionadora goza actualmente de especial singularidad, puesto que permite a la
Administración sancionar a los particulares por la comisión de determinadas infracciones, las mismas que no poseen la calificación de delitos. La actividad sancionadora de la Administración posee ciertos principios que tienen por finalidad proteger al particular de posibles actos arbitrarios. Asimismo, esta actividad no implica impartición de justicia, toda vez que la Administración no penaliza delitos, ni puede aplicar penas privativas de libertad.
La actividad normativa de la Administración consiste en la emisión de norma jurídicas de rango
secundario – es decir, inferior al de la ley – denominadas en forma genérica reglamentos, los mismos que en principio sirven para complementar o hacer operativas las leyes, y que incluyen los llamados reglamentos autónomos, los mismos que no requieren de una ley a la cual reglamentar. A estas normas haremos referencia más adelante al tratar del sistema de fuentes del derecho administrativo. Es necesario señalar que esta función no implica una intromisión en la función legislativa otorgada originariamente al Parlamento, puesto que la actividad normativa de la Administración siempre va a implicar la emisión de normas de rango inferior a la ley y subordinadas a ésta.