Está en la página 1de 9

Jean Guichard

LA ESCUELA Y LAS
REPRESENTACIONES
DE FUTURO DE LOS
ADOLESCENTES

Dirección Orienl::.;jn !: E"tu,:jiante


. .. L , a:, ', ';
$2L,,,2'LErlEi
-.p .. ' , . ~>,,;:\,.-,
, La.: < .~,.,'.! .*,,,,..,.,, c,
$:
~/~~~'~:c:~ , : ~ ~ !g~ c (j Aire;:;
~ ~ $ ~
J. E. Uriburu 950 - 4538-3620

EDITORIAL LAERTEs
i
5.2. «Clasificarse, para no ser obrero y para poder I
encuadrar a hombres» ...................................... 225
6. Las categorizaciones de las profesiones .................. 229
6.1. Aspiraciones profesionales diferenciadas según
el bachillerato que se prepara .......................... 229
6.2. Selectividad, prestigio. masculinidad, femini-
dad, creatividad, dinamismo, salidas: dimensio-
nes simples para categorizar las profesiones . 232
1 Proyecto. Proyectos de futuro.
6.3. Representaciones diferenciadas según el bachi- Psicopedagogías del proyecto
llerato que se prepara ....................................... 234
6.4. ¿Categonzaciones diferentes según los estudios
cursados? ........................................................... 237
i
1. E L PROYECTO: LCATEGOR~AFUNDAMENT AL
7. Conclusión: excelencia. cualidades escolares y sen- EN EL PENSAMlEhTO DEL SIGLO XX?
tido .............................................................................. 238
1
¿Es el *proyecto» una de las categorías fundamentales
CONCLUSI~N.Taxonomía escolar. sentidos y proyec- del pensamiento en el siglo XX? Es legítimo formular esta
tos ................................................................................ 241 ! pregunta si observamos que ese concepto constituye una de
las nociones centrales en la obra de dos de los filósofos mis
importantes de nuestra época y que, además. está hoy en boga
de un modo bastante extraordinario.
I fndice de nombres propios ........................................... 267
!
Es probablemente en 1927, con Heidegger, cuando el
uproyectow adquiere por primera vez un puesto esencial en
la historia del pensamiento. porque queda referido a la cues-
tión central de la metaffsica: la posibilidad de la compren-
sión del ser. Unos años más adelante, con Sartre. el «pro-
yectow encuentra su puesto en el seno de una filosofía de la
acción en la que se concibe que el hombre se convierte en
aquello que él mismo se hace. En esa concepción, todos los
proyectos particulares de un individuo se muestran como fun-
ciones de un proyecto fundamental: la manera que elige de
estar en el mundo. Ese proyecto primordial se oculta en cada
una de sus intenciones particulares. «Por ejemplo. si estoy
remando en el no. no soy otra cosa (ni aquí ni en otro mun-
do) que ese proyecto concreto de piragüismo. Pero ese pro-
yecto (...) expresa mi elección original en unas circuns-
tancias particulares: no es nada más que la elecci6n de mí
mismo como totalidad en esas circunstancias» (Sartre, 1943,
pp. 623-625).
Así como en la primera mitad del siglo XX el «proyec- 2. E L PROYECTO: UNA I N T E N C I ~ NREFLEJA, INSCRITA EN EL
to» se revela como una categoría esencial para pensar las TIEMPO Y EN LA ACCI~N, SITUADA MÁS ALLA DE TODOS
cuestiones de la verdad y la libertad, en los afios más recien- LOS OBJETIVOS QUE SE AUTOASIGNA
tes esa noción adquiere un gran empuje en los ámbitos más
diversos de la vida cotidiana. ¿No será Csa. a fin de cuentas, De ese «proyecto», tan central en nuestra ideología, el
la suerte de todos los conceptos que tienen alguna pertinen- etimologista no encuentra el rastro hasta el siglo XVI. Esa
cia? palabra designa la acción de «lanzar hacia adelanten (del bajo
Ahora se habla de proyectos de sociedad, de proyectos latín projectare). El proyecto remite, pues, primordialmente
de empresa, de proyectos educativos, de proyectos de esta- a la acción. Designa la acción que uno se propone realizar y,
blecimiento, de pedagogías del proyecto. de proyectos pro- por tanto. no se refiere a la actividad presente o pasada más
fesionales, de proyectos personales, etc. Tanto en la esfera que en la medida en que se articula con ese futuro hacia el
de lo general (la sociedad) como en la de lo privado, el pro- que se apunta.
yecto representa hoy la afirmación de un valor. El proyecto El futuro es esencial en el proyecto. Como «brote hacia
es lo que remediará un estado presente caracterizado por in- delante de uno mismos (Heidegger, 1927) de un futuro de-
suficiencias: tasa de desempleo, falta de competitividad. des- seado, da por supuesto el tiempo. El proyecto pertenece
organización de la producción. fracaso escolar. angustia ante necesariamente a un ser que inscribe su actividad en una
el futuro. etc.
La escuela estA lejos de ser ajena a ese movimiento. Dis-
determinada concepción del tiempo. Se establece en una pers-
pectiva temporal determinada, más o menos larga. El pro-
!
1
posiciones reglamentarias imponen a los colegios y los liceos yecto. por consiguiente, puede definirse como un poner en i
la determinación de los proyectos de establecimiento. En relación, de modo significativo, el pasado, el presente y el I
cuanto a los alumnos, no faltan los mCtodos para llevarlos a futuro, quedando privilegiada esta última dimensión. Es ese
uactivar su desarrollo vocacional y personal», a seguir sesio- futuro al que apunta la acción el que. en un momento dado,
nes de upsicopedagogia del proyecto personal y profesional» da sentido concreto al presente y al pasado. La determina-
o de «descubrimiento de las actividades profesionales y com- ción de un proyecto constituye siempre una reinterpretación,
promiso en proyectos personales». Tiende a difuminarse la una relectura, un dar perspectivas al pasado y al presente.
idea republicana de una escuela única en la cual. por ponerlo Reinterpretación, relectura, puesta en perspectiva: otras
como en la caricatura, todos los alumnos de un mismo nivel tantas categorías que remiten, por una parte, a un supuesto, a
deben hacer la misma cosa a la misma hora. Frente al centra- algo que ya está ahi:a determinismos y determinaciones de
lismo, a la unicidad, la noción del proyecto de establecimiento todos los órdenes; a una «situación», según diría la filosofía
o de proyecto pedagógico contrapone, al menos en cierta existencialista. Pero tambiCn suponen, por otra parte, que el
medida la diversificación de los públicos, los mCtodos y los actor puesto en proyecto pueda distanciarse de 61 al menos ¡
objetivos. en alguna medida.
El concepto de proyecto se refiere, pues, a una concep-
ción filosófica en la que el hombre no está completamente
determinado por esa situación «de ser lanzado* (Heidegger,
1927) por su pasado y su presente. Eso presupone que dicho
hombre puede conocer su puesto en «esa situación»; puede,
de algún modo, distanciarse un tanto respecto a ella, perci-
!
PROYECTO. PROYECTOS
O E MURO. PSICOPEDAGOC~AS
DEL PROYECIO 19

birla. analizarla y comprenderla. La puesta en obra de una situación presente en la medida en que orienta la construc-
cierta libertad humana supone, de este modo. tanto la repre- / ción del proyecto. Examinaremos (en los capítulos 3 a 5 ) cier-
sentación de lo que es. aquí y ahora, como la de lo que se 1 tos conceptos que (como los de hábito, representaciones so-
desea hacer que ocurra. ¡! ciales, racionalidad limitada) permiten comprender el proyec-
La noción de representación (que encontramos tanto en ; to como una elaboración cognoscitiva del presente suscepti-
sociología como en la psicología social o cognoscitiva) es, ble de evolucionar en el curso de su puesta en obra.
pues, probablemente. la que mejor permite hoy abordar, des- En la medida en que el proyecto es una acción, puede
<
de un punto de vista científico, la cuestión del proyecto y su topar con resistencias en el momento de su realización. (Po-
elaboración. Ese proyecto se configura, ya lo hemos visto. dría invocarse, al respecto, la noción de práctico-inerte de
en un futuro que se desea alcanzar, es decir, en un conjunto Sartre.) Cuando se inscriben en lo real. los acontecimientos
de representaciones de lo que todavía no está ahí pero se con- tienden a la prevista originalmente. Viene a ser lo mismo que'
sidera más deseable de lo que se percibe en la situación pre- decir que, en función de las resistencias. pero también de las
sente. El proyecto se basa también. pues, necesariamente, en etapas efectivamente cubiertas, el proyecto y las representa-
representaciones de ese mismo presente que se pretende su- ciones que lo constituyen evolucionan necesariamente. Se-
perar. gún subraya Boutinet (1981). el proyecto. por consiguiente.
Por cuanto que es una representación de una situación I no puede reducirse a la posición de un objetivo y a la deter-
presente y pasada, el proyecto constituye de ella un conoci- ! minación de los medios para alcanzarlo. Su puesta en pricti-
miento, una lectura, una interpretación determinadas. Puede ca, el primer paso hacia lo que puede concebirse brevemente
decirse, pues. del proyecto que es una selección y conforma- como un simple objetivo, lleva siempre a interrogarse acerca
ción de hechos pasados y presentes a la luz de una intención de la validez del objetivo al que el proyecto apuntaba ini-
futura. cialmente. En algunos casos, el proyecto puede verse alenta-
Al mismo tiempo. el proyecto apunta hacia un objeto ! do. Pero, en otros. la interrogación puede traducirse en un
pendiente de constituirse: es una anticipación. Ahora bien. cuestionamiento radical de las intenciones originales. El pro-
esa representación anticipadora está marcada por la confi- yecto esth pues, por esencia (porque forma ese círculo repre-
guración del presente que ella misma constituye. Por eso pa- sentativo de lo que ya esta ahí y del futuro que se inscribe en
rece difícil analizar el proyecto si no es considerando que una acción), más allá de todos los objetivos determinados que
forma una circularidad representativa. Es la conformación se propone alcanzar.
representativa del presente la que permite que el individuo Eso no comporta que el proyecto sea susceptible de re-
determine ciertos proyectos. Pero, al mismo tiempo, esa con- ducirse, pura y simplemente, a un deseo o una intención va-
formaci6n está marcada por la intencionalidad. Dado que me gas. Se diferencia de ellas en que comporta una reflexión de
represento «la situación* de tal o cual modo, tiendo a cons- orden triple: sobre la situación presente, sobre el futuro de-
truir tal o cual proyecto. Paralelamente, dado que elaboro tal seado y sobre los medios a emplear para Lograrlo.
o cual proyecto. tiendo a representarme así la situación. Esto se hace especialmente claro cuando el proyecto es
Hay ahí, innegablemente, dos ángulos de enfoque del referido a la persona y entonces se examinan los «proyectos
proyecto. Los filósofos de la intencionalidad pondrán el acen- personales». Si bien, lo mismo que la intención de futuro, el
to, sobre todo, en la autonomía del sujeto. Los enfoques del proyecto personal apunta hacia un futuro determinado, el pro-
economista, el sociólogo. el psicólogo. incluso el psicoana- yecto personal comporta, por añadidura, una búsqueda y una
lista, tenderán a subrayar la elaboración representativa de la evaluación de los medios disponibles y eficientes en vista a
su realización. Esta deliberación sobre los medios es tan esen- constituyen, para un individuo dado, un mundo con sentido.
cial para el proyecto como las que se refieren a lo <<yapre- Enfocar los proyectos de futuro y su elaboración desde una
sente» y al futuro deseado: lo mismo que éstas, lleva a perspectiva científica supone. pues, interrogarse acerca de
reevaluar y redefinir los objetivos hacia los que se apunta esos elementos significativos, su naturaleza, su procedencia
(Boutinet, 1990). y sus articulaciones recíprocas.
De hecho, de modo general, se estima que no existe real-
mente un proyecto personal más que cuando el individuo ha
desarrollado por sí mismo (con o sin ayuda ajena) una ciena 3. PREPARAR A E LA B O RA R SUS
A LOS A D O L E S C E ~ S
reflexión relativa no sólo a los medios a emplear sino tam- PROYECTOS DE N T U R O ; UN NUEVO OBJETIVO EDUCATIVO
bién a los motivos que apuntalan su intención. El proyecto
de futuro tiene, pues, una naturaleza diferente del «tengo ga- Que la determinación del proyecto pueda concebirse
nas de ser o hacer». Cieno que se forma en base a una ex- como la conformación de un conjunto de rasgos representa-
pectativa de esa clase; pero, si hay proyecto, ese deseo más tivos no significa que el proyecto resulte de inmediato claro
o menos determinado, esa intención más o menos precisa y accesible para el individuo. Hoy se considera generalmen-
quedan cuestionados de tres maneras. Ya hemos aludido a te que lo cieno es más bien lo inverso: ¿no ha sido califica-
una de ellas: el cuestionamiento de los medios. Pero, antes do el siglo XX de era de duda? Lo que constituye a ojos de
de llegar a eso, se diría que han de haber tenido lugar otras la persona, «una buena razón». un motivo determinante para
dos deliberaciones íntimas para que una intención de futuro su proyecto, resulta ser a veces, una vez analizado. una ra-
pueda considerarse un proyecto. La primera se refiere al va- cionalización o un medio de evitar, por ejemplo. «una
lor presente de la espera. En cuanto a la segunda, se remite a disonancia cognoscitiva» (vease capítulo 3, apartado 5.1). Por
la validez futura. otra parte, quizá la mayoría de los adolescentes no adoptan
El proyecto personal se basa en una interrogación de la siempre una actitud reflexiva respecto a sus intenciones de
persona ante lo que hoy le impona: ¿realmente tengo ganas futuro. Parece que, por el contrario (así lo veremos en los
de eso? ¿No hay, para mí. otros deseos más fundamentales capítulos 4 y 5 ) . sus <<opciones»se basan mas a menudo en
que podrían configurar mis verdaderos proyectos pero que- unas aspiraciones sumamente generales que en proyectos real-
dan más o menos enmascarados por las «ganas d e actuales?
~ mente deliberados. No sorprende, pues. que, en esta civiliza-
Esas dudas sobre la intención actual remiten a un segundo ción del proyecto , los establecimientos escolares «en pro-
conjunto de interrogantes: lo que hoy deseo como caracte- y e c t o ~se hayan confrontado al desarrollo de la idea de que
rístico de mi futuro, ¿lo querre mañana como característico los alumnos deberán reflexionar sobre sus proyectos de fu-
de mi presente? Dicho de otro modo: iquC me imponará real- turo (proyectos de estudios. personales y profesionales) y
mente en el futuro: lo que hoy me parece fundamental, u otra convendría ayudarles a hacerlo.
cosa? Esa concepción tiene casi, en nuestra opinión, la fuerza
El proyecto, reflejo por definición. no puede, pues, elu- de lo evidente. ¿Sera necesario, con todo, recordar que ese
dir ni la cuestión del sentido de la existencia ni de la identi- modo de ver no caía por su propio peso a comienzos de si-
dad. Es porque tal cosa me parece esencial para la realiza- glo? Para constatarlo, basta con examinar el prefacio de Binet
ción de lo que quiero ser que tal proyecto tiene valor para (1908) a su escala métrica de inteligencia y el programa de-
mí. Viene a ser lo mismo decir que, en el proyecto personal, sarrollado por Parsons, el año siguiente, en los Estados Uni-
opera siempre el conjunto estructurado de los elementos que dos, en su obra Choosing a vocation. Para esos autores, la
PROYEOO.PRoYECXOS DE FUTURO. PSICOPEDACOG~*S DEL PROYECTO 23
cuestión del proyecto personal y profesional no se plantea: las prácticas de orientación en la persona, en la explicitación
el asunto está en indicar a los escolares qub ocupaciones son de sus proyectos y en las competencias que podría desarro-
apropiadas para ellos, cosa que es obra de un especialista que llar.
utiliza una metodología y unos instrumentos pertinentes: ante Esa evolución, claro está, no es independiente de los cam-
todo. la medición de las aptitudes y, luego. la de los intere- bios económicos, sociales y profesionales en las economías
ses. El objetivo social está claro: conseguir una ciudad ideal más ricas en el curso de este siglo. El paso de una sociedad
en la que todo el mundo sea feliz ocupando el puesto que le en la que los oficios y los roles sociales estaban definidos de
corresponde. un modo relativamente estable a una economía en rapidísi-
ma evolución y con mutaciones repentinas ha tenido como
consecuencia la aparición de esas nuevas prácticas y esos
4. UN NUEVO OBJETIVO EDUCATlVO Y SOCIAL QUE CARACTERI- nuevos conceptos. ¿Qué sentido tendría hoy, nadvertir al
ZA LAS ECONOM~ASDE LOS PA~SESD~ARROLLADOS individuo. desde la escuela, de qué profesiones le convienen
más» (Binet, 1908). si se tiene presente que, en el curso de
Dentro de la concepción actual, la intervención del prác- su vida profesional, tendrá que ejercer otras de las que toda-
tico se ancla en el individuo. El papel del experto ha cam- vía no sabe nada?
biado: ya no expone al consultante las profesiones que le con-
vienen, sino que es una especie de acompañante que le lleva
a descubrir (por decirlo de un modo particularmente vago) 5. UNA C U E S T I ~ NCRUCIAL: ¿C6MO SE FORMAN
el mejor modo de realizar sus potencialidades («su persona- ESPONTÁNEAMEN~E LAS REPRESENTACIONES DE FUTURO?
lidad») en el ejercicio de una profesión y, de modo más ge-
neral, en su vida en su conjunto. Ese cambio de perspectiva plantea un problema funda-
En apariencia, el eje se ha desplazado de la Ciudad al mental: el de la articulación entre las expectativas del indi-
individuo. Pero sólo es una apariencia. La idea rectora de la viduo y la necesidad económica y social. En el marco del
mayor parte de los discursos sobre la inserción de los jóve- modelo de la psicología de las aptitudes, esa cuestión no es
nes es que la solución a las dificultades actuales pasa por la tan apremiante: es el experto el que dice al individuo qué
cualificación. Problemas sociales tales como el paro, la de- «vocación» le conviene, teniendo presentes sus aptitudes y
lincuencia, la droga, etc., podrían, según esas concepciones, las realidades del empleo. La articulación se monta en su
encontrar solución en el desarrollo máximo de las competen- mente. Su consejo no es el que podría conseguir el mejor
cias, los saberes y los saber hacer individuales. De un modo emparejamiento, en el ámbito d e lo absoluto, entre un oficio
todavía más radical. se ha hecho corriente la idea de que el ideal y el individuo, sino entre este último y un oficio real-
crecimiento económico supone el desarrollo de las potencia- mente existente.
lidades de cada cual (al menos. de parte de las potencialida- En el modelo actual, ya no es el práctico de la orienta-
des). Esas tendencias son perceptibles en todos los países ción el que sabe qué constituye el bien para el individuo; un
desarrollados. Lo mismo que comparábamos a Parsons con bien que es, al mismo tiempo, el de la sociedad. El especia-
Binet, puede establecerse un paralelismo entre lo descrito por lista ignora que puesto conviene hoy (y afortiori mañana) a
Gysbers (1984) para los Estados Unidos y el balance hecho aquel que le consulta. un puesto que es también aquel que
por Watts, Dartois y Plant (1988) para la Comunidad Euro- debe ser ocupado según las necesidades económicas, socia-
pea. Tanto el primero como los segundos subrayan el centrar les y tbcnicas. El postulado de los enfoques educativos en
cuanto a orientación que la persona más a adecuada (o la que 6. L AO R G A N I Z A C I ~ NESCOLAR COMO DISPOSITIVO S OCIAL DE
puede llegar a serlo) para sintetizar las informaciones perti- LAS REPRESENTACIONES DE ESTRUCIURACI~N DE FLTURO
nentes para elaborar un proyecto es el consultante.
Cierto que. para que sea necesario un enfoque educati- La hip6tesis que desarrollaremos para contestar esta pre-
vo, hay que suponer que ese saber del individuo no es ni cla- gunta es que la organización escolar, como sistema, consti-
ro ni exhaustivo. y que puede ser incluso erróneo. Con todo. tuye hoy un dispositivo social que tiene, en especial. como ¡
la concepción básica es la de un sujeto que posee un cierto objetivo implícito la estructuración de las voliciones de la per- ¡
numero de representaciones más o menos precisas, mls o sona. La escuela, desde luego, no es la única experiencia de
menos estructuradas, mis o menos integradas y más o me- socialización que conocen los jóvenes; pero s í es una de las
nos exactas; unas representaciones que pueden permitirle principales, y el puesto que ahora le corresponde no tiene
concebir su futuro de tal o cual modo. medida común con el que ha podido tener anteriormente en
La practica del consejero es, pues, mayéutica. Su objeti- toda la historia de la humanidad.
vo es ayudar al sujeto a localizar, entre sus representaciones. Esta hipótesis (que se precisará en el capítulo 3, aparta-
los trazos que puedan desvelar los proyectos implícitos en do 6) se basa en la constatación de la prolongación del pe-
ellas. Esa maytutica tambien puede tener por objetivo el per- ríodo de escolarización tanto de los buenos como de los ma-
mitir que la persona se distancie de esos esquemas espontl- los alumnos, y en la de la extrema diversificación actual de
neos, estructurarlos de otros modos, incluso elaborar otros las ramas de formación. A comienzos de siglo, un adolescente
nuevos (por ejemplo, estimulando al «joven sin cualificación» de quince años era o bien un joven trabajador, aprendiz o
a que emprenda ciertas actividades). Las perspectivas edu- parado. o bien un alumno que preparaba un bachillerato de
cativas. en la orientación. presuponen, por consiguiente, que filosofía o matemáticas. Hoy, a esa edad, está escolarizado
la socialización ha generado en el individuo un cierto cono- en alguna de las numerosas ramas que conducen a un CAP,
cimiento acerca del «puesto que le conviene en la sociedad». un BEP o alguno de los distintos bachilleratos de cierto tipo.
Postulan, tambien. que ese conocimiento a menudo no es cla-
ro, que a veces es muy incompleto y que puede obstruir toda
posibilidad de que el sujeto elabore proyectos. Consideran,
Puede tambien que todavía no haya salido del colegio o este
en la enseñanza especializada.
Si es cieno, como asegura Bourdieu (1978). que existe
i
.por Último, que esas representaciones de futuro espontáneas una historicidad de las modalidades de herencia y si la trans-
son susceptibles de evolución y, en particular, que pueden misión de un capital educativo es hoy la modalidad do-
hacerse más exhaustivas y más complejas. minante, es f k i l imaginar que la reproducción social tiene
Esa concepción tiene como consecuencia la determina- lugar a traves de la diversidad de los títulos que la escuela
ción de una problemltica que renueva el área de la psicolo- concede o deja de conceder. Parece, con todo, que tambien
gía del consejo. La pregunta básica de Binet era: ¿cómo pueda postularse que las representaciones, relativamente du-
interrelacionar las aptitudes de cada individuo y las específi- raderas. que estimula a formular al individuo desempeñan un
cas para el ejercicio de tal o cual profesión? Ahora, el papel no negligible. Semejante afirmación equivale a consi-
interrogante primordial es éste: ¿que factores intervienen en derar que el determinismo social no es un mecanismo, sino
la construcción de las representaciones del futuro (espontl- I
que tiene como base la representación que el sujeto se forma
neas o elaboradas de un modo mis reflexivo)? de la situación en la que desarrolla un conjunto de conduc-
tas.
Ese postulado tiene dos consecuencias. La primera es que, i
l
26 Imnoouccid~
P n O Y E ~ o .F?~OYECIOS DE FUTURO. PSiCOPEDAGCdAS DEL PROYECIO
27

para comprender las conductas, es decir, las elecciones (las 7. AUNQUE CONSTITUYA UN DISPOSITIVO SOCIAL
cuales pueden abarcar la completa ausencia de elecciones y FUNDAMENTAL EN LA CONSTRUCCI~NDE PROYECTOS
tomas de decisión) de una persona (en este caso: de un jo- DE W U R O DE LOS I6VENES. EL SISTEMA ESCOLAR
ven), hay que analizar de que modo esa persona se represen- NO ES LA ONICA INSTANCIA DE DEERMlNACldN
ta la situación en que se encuentra: cómo la ve, en qué di-
mensiones la estructura, que criterios de valoración aplica. I Hasta ahora hemos insistido en el puesto que podía ocu-
En concreto, nos aplicaremos a exponer las mediciones por par la organización escolar en la determinación de las inten-
las que la experiencia social y escolar lleva a un joven deter- ciones de futuro. Es evidente que la escuela no es la única
minado a formarse tal o cual idea sobre sus competencias y instancia que proporcione a los jóvenes unos marcos que le
sus preferencias, a hacerse una determinada imagen de sí permitan estructurar sus intenciones de futuro. La familia. el
mismo y a representarse lo que le es lícito esperar. conjunto de las experiencias socialmente controladas del in-
La segunda consecuencia de ese postulado es que el dividuo, desempeña un papel. Por lo demis. es esa organiza-
determinismo social no es absoluto. El proyecto supone la ción familiar (por lo tanto, social) de las experiencias del
libertad del actor. Al mismo tiempo. se basa en el sentido que j
sujeto la que puede invocarse para explicar la aparente para-
tiene la situación para el individuo: en sus representaciones
de ella. Ayudar a la persona a descubrir que esas son sus re-
presentaciones, que hay otras que privilegian otras catego-
1 doja del proyecto: el individuo tiene la sensación de elegir
libremente ((iuichard y otros. 1988. pp. 150-151) algo que.
por otro lado, se muestra inscrito en unas regularidades esta-
rías (por ejemplo, mis numerosas o estructuradas de otros disticas. (Así lo revelan los estudios relativos a las trayecto-
modos) y que, por consiguiente, la cuestión puede abordarse rias sociales que, todas ellas, muestran fuertes vinculos entre
de maneras distintas. es una intención que apunta claramen-
te a aumentar su libertad. Habría tambien espacio para una 1 el origen social, el sexo del individuo, su formación, y el
modo como se representa su futuro. Vease. por ejemplo, Ko-

I
pedagogía del proyecto inscrita en una filosofía de la liber- kosowski, 1983, o Dubar (ed.). 1988.)
tad. Esa concepción emancipadora postula que la imagen que La primera parte de este estudio está dedicada al papel
el adolescente se forma de su futuro no es una adquisici6n de esa organización familiar de la experiencia social del in-
definitiva y que debe situarla en relación a otros planes y otros ! dividuo. en la medida en que le conduce a estructurar su pro-
valores. En la prictica, el asunto estará en obrar una especie yecto de tal o cual modo. Se examinan cuatro teorías. El
de acatarsis» que conduzca al joven a interrogarse sobre sus
primer capítulo expone el modelo de toma de decisión de ca-
construcciones cognoscitivas y afectivas relativas a su futu- rrera de Krumboltz (1979) y el de la formación de la identi-
ro. Ese paso se orientará a permitirle ya sea a dirigirle con dad, desarrollado por Enkson (1972). El segundo capítulo
mis seguridad hacia lo que de entrada parecía convenirle, ya ofrece una lectura crítica de dos enfoques que conciben la
sea a llevarle a configurar proyectos relativamente diferen- escuela como un determinante relativamente simple de las
tes. elecciones profesionales de Los jóvenes. Se trata de los tra-
I bajos de Ginzberg y otros (1951) y de Gottfredson (1981).
En la segunda parte pretendemos validar la hipótesis de
la especificidad del papel de la organización escolar en la
estructuraci6n de las intenciones de futuro de los adolescen-
tes. Ésta se desarrolla en el tercer capítulo, partiendo de una
combinación de conceptos procedentes de la sociología y de
la psicología social y cognoscitiva. Ese papel del sistema es-
colar se examina luego (en el capítulo 4) en relación a los
jóvenes que salen de 61 sin cualificación. El quinto capítulo,
por último, estudia el puesto de la experiencia escolar en la
PRIMERA PARTE
formación de las intenciones espontáneas de los que triunfan
en la escuela: los liceístas, los estudiantes.
Experiencias familiares y sociales
y formación de las intenciones de futuro

También podría gustarte