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Capitulo 5

Noemi Aizencang La inclusion, guna problematica actual?


Betina Bendersky
Desdc cl momento en que estoy en tclacion con el rostro
del otro, en que hablo al otro y en que escucho al Otto, la
dimension del respeto esté abierta. Después resulta preciso,
naturalmente, hacer que la ética esté en consonancia con csa
situacién y que resista a las violencias que consisten en repri-
mir cl rostro, en ignorar el rostro o en rcducir el respeto.
Escuela y JAQUES DERRIDA, 1997

précticas inclusivas
Intervenciones psicoeducativas En este capitulo volveremos a trabajar sobrc una situacion
escolar. Esta vez no se trata de un alumno, dc un grupo o dc
quet posibilitan un docente, sino de una problematica que atraviesa la escue-
la en su conjunto, cnrnarcada en politicas educativas y en un
marco juridico que las regula. Hoy las escuelas cncuentran la
demanda dc ser “inclusivas” o en el mejor dc los casos “mas
inclusivas”, poniendo en tension, bajo esta nominacién, for-
mas de funcionamiento y concepciones que histéricamente
han dado scntido a la institucion escolar.
gQué nos pasa en las escuelas frcnte a este pedido? ("De qué
hablamos cuando pensamos en inclusion educativa? gQué es-
pacio tenemos para pensar oportunidades, tensiones y limites?
gQué nos pasa a los profcsionales psi, que podriamos lide-
rar la tarea de mirat, revisar y llevar adelante algo dc esta tra-
vesl'a? Nuevamente, apostamos a un recorrido que nos permi-
ta desnaturalizar précticas y nos oriente a rcvisar el proyecto
educativo que proponemos a nuestros alumnos.
Ante una bibliografia cxtensa sobre este tema, diferentes
perspectives, opiniones encontradas y discursos prometedores
MANANTIAL muchas veces alejados dc la realidad escolar, dccidimos orga—
Buenos Aires
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LA INCLUSION, (‘UNA PROBLEMATICA ACIUAL? 107
nizar el capftulo de la siguiente manera. En primer lugar, remi-
Por otro lado, la Lcy Nacional de Educacién (2006) trae
tiremos al marco juridico nacional que da cuerpo y entidad al
con fuerza el concepto dc inclusién educativa, y enmarcadas
debate por 1a inclusién educativa. Luego, procuraremos pro-
en ella, sucesivas disposiciones (la vigente disposicién 25) y cir-
fundizar en el concepto mismo de inclusic'm, su historia y sus
culares técnicas que especifican esta apuesta. Asi, se explicita
reformulaciones en distintos émbitos, recuperando diferentes cl propésito dc disefiar en cada escuela proyectos individuales
significados que se asocian a este concepto y las tensiones que para los alumnos que los necesiten. Una propuesta centrada
atraviesa, analizado por diferentes enfoques y disciplinas. En en el sujeto del aprendizaje, que le permitiria participar junto
un terccr momento, intentaremos entrar en diélogo abriendo con otros dc un proyecto escolar, contemplando sus derechos
nuestras preguntas, esbozando algunas respuestas, compar- y sus obligacioncs. Para ello se estipula una acreditacién gra-
tiendo malestares. Finalmentc, traeremos las voces de diverst dual de los saberes, se ajustan las formas dc ensefianza a las
autores que nos ayudan a pensar y repensar el tema de la in- capacidades y formas dc aprendizaje particulates de cada suic-
clusién y nuestro quehacer en relacién con ella. to, y sc respctan y sostiencn las difercncias entre los alumnos.
En cse scntido, cobran fuerza las referencias a los “apoyos y
ayudas” que cada institucién facilita, “evitando que Ias nece-
(‘QUE SE LE PIDE HOY A LAS ESCUELAS sidades educativas dc un nifio sc conviertan en barreras para
DESDE LAS NUEVAS NORMATIVAS? su aprendizaje y participacién”.2
Ahora bien, gquiénes son estos alumnos pensados para la
En la actualidad circulan por las instituciones escolares integracién escolar? En el marco de las politicas inclusivas na-
resoluciones oficiales que proponen la inclusién de todos los cionales y jurisdiccionales, la Disposicién N° 25/DGEGP/11
alumnos al sistema educativo, o mejor dicho, que hacen re~ refiere a alumnos con discapacidad. En cl ancxo sc aclara que
ferencia a un sistema educativo inclusivo. Se insta a que el “se considerara integracién dc un alumno con discapacidad en
sistema, con su diversidad de ofertas, logre albergar a todos la educacién comr'm cuando rcquicra recursos especificos para
los nifios en edad escolar y dar respuesta a sus necesidades
educativas.
Hasta hace muy poco, se definia a las escuelas que se pro- cducativa” rcsponde a difercntcs paradigmas conceptualcs que alu-
ponian acompafiar alumnos con necesidades educativas es- den a diversas formas dc concebir al suiero y su educacién. En cl caso
peciales (NEE, como se denominaban hasta no hace mucho) dc la denominada integracién, sc espera que cl alumno “integrado”
sc acomode o se aproxime rodo lo posiblc a las formas cscolarcs
o alumnos con alguna discapacidad como “escuelas integra-
imperantes. En cl caso de la inclusién se espera que la institucién
doras”. Actualmente, esta categoria tiende a dcsaparecer y se educativa modifique sus formas para alojar al alumno “incluido”.
espera que todas “se vuelvan inclusivas”, dispucstas a atender Hoy se propone pensar ambos términos y sus relaciones, procuran-
diferentcs neccsidadcs de los distintos alumnos.‘ do haccrle lugar a la integracién en el marco dc un sistema educativo
inclusivo.
2. Direccién General de Educacién dc Gestién Privada. Circular
Técnica Disposicién N 25/11 (pag. 1).
1. La distincién entre los términos “integracién” e “inclusién
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LA INCLUSION, {UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 109
aprender, reciba educacién en un ambito que guarde la mayor
y capacitacién docente, intercambiar con profesionales exter-
semejanza posible con aquel que se desarrolla la educacién
nos que acompafian al nifio para construir juntos las mejores
dc sus pares del mismo curso”. La Circular Técnica N° 25/11
para Nivel Primario amplia esta nocién haciendo referencia a
formas dc sostén y ensefianza, e informar periédicamente con
una “diversidad posible: alumnos con dificultades de apren- claridad a los padres del nifio sobre las decisiones pedagégicas.
dizaje, alumnos con situacioncs dc desventaja por problemas Cada escuela puede evaluar las condiciones con las que
emocionales o madurativos, alumnos en desventaia por razo- cuenta para acompafiar estas trayectorias escolares, pues
nes socio-culturales y alumnos c0n discapacidades diversas”. “Manejara criterios en relacién con la cantidad de alumnos
Asi, el ahora llamado “alumno integrado a la escucla co- integrados por curso o division”.4 Una vez que matricula a un
mfm”, o “alumno dc escuela comfin con caracter dc integra- alumno, deberia poder asegurar que e1 pequefio 0 joven apren-
cién”, se define como un suieto de derechos y debcres como da en ella, que cuente con los s0portes necesarios para apro-
todos y se convoca a las escuelas a diagramar estrategias de piarse de los conocimientos, y pueda construir su ser alumno
ensefianza propicias para acompafiar y posibilitar su trayecro- en un aula iunto con sus pares.
ria cscolar (tal como seria deseable para todos los alumnos). Al respecto, en la Circular Técnica para Nivel Inicial se
Ademas, se solicita a las escuelas informar sobre este proceso enfatiza que “ninguna institucién del nivel inicial deberia pen-
a los padres del alumno en cuestién y a la supervisién escolar, sarse como no inclusiva [...]. La escuela puede y debe analizar
dando cuenta de los avances, los logros y las dificultades que cada caso singular y resolver si esta en condiciones de recibir
se van sorteando sobrc la marcha. De ahi que los proyectos a esta familia, con este nifio, en este grupo escolar, este afio”
pedagégicos individuales (PPI) para la integracién de alum- (Pég- 2)-
nos con discapacidad deberian ser elaborados por los equipos Pero gestamos en condiciones de afrontar este desafio en
docentes y ser ajustados en forma permanentc en funcién del las escuelas? glmplica esto un posicionamiento diferente, un
proceso que muestra cl alumno. Asimismo, estos proyectos de- cambio dc perspectiva respecto del nifio y sus aprendizajes?
berian contemplar “las configuraciones de apoyo pertinentes Parece desprenderse de las nuevas normativas la idea dc que
en cada caso y las adecuaciones que correspondan al desarro- todas las escuelas incluyan a los alumnos postulantes, pues
llo dc las capacidades y competencias dc cada uno dc los nifios ya no existe encuadre legal para sostener -c0mo hasta hace
y jévenes que pudieran bencficiarse con la integracién”? Por un tiempo- afirmaciones como “nosotros no integramos” o
lo tanto, e1 seguimiento es responsabilidad del equipo escolar “no somos una cscuela que hace integraciones”. Se espera que
en su conjunto, y esto supone trabaiar en espacios de reflexién todos puedan pensar en clave de inclusion, dejando claras,
cada una de las instituciones, sus posibilidades y también sus
limites. De ahi la necesidad dc construir estructuras de apoyo
3. En la circular dc] 6 dc octubre de 2011, de la Direccién Gene- internas y externas, criterios claros, explicarlos a la cornuni-
ral de Educacién de Gestién Privada (DEGEP), Ministerio dc Edu- dad educativa y saber orientar hacia otras ofertas del sistema
cacién de la ciudad dc Buenos Aires, baio cl titulo “lntegracién de
alumnos con discapacidad”.

4. ldem.
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LA INCLUSION, {UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 111

cuando se evalfia que una determinada propuesta pedagogica “Los condicionamientos materiales, la esfera subietiva (repre-
no es la pertinente para un determinado alumno; siempre en sentaciones, expectativas, sentimientos) y las estrategias, no
el marco de una politica dc inclusion, que sostiene que todos siempre racionales, que con cierto margen de autonomia van
deben escolarizarse con alguna propuesta, sin por ello indicar armando los agentes en el delineado de sus recorridos” (Ka-
una misma escuela para todos. plan, 2006: 38). Por consiguiente, si las trayectorias escolares
no estén fijadas de antemano y comprometen més que las con-
diciones sociales de partida, podemos darle batalla al fracaso
CONCEPTO DE INCLUSION Y EDUCACION como destino inevitable.
En este sentido, vale la pena advertir que la escuela, en
Como venimos planteando en las paginas anteriores, el tanto institucién social, es portadora de formas y mecanismos
concepto de inclusion cobra fuerza en el ambito educative, en que tienden a reproducir las condiciones sociales y a reforzar
tanto categoria polisémica y en evolucién que expresa sentidos asi las desigualdades de origen. Cuando los mecanismos y las
diferentes y hasta contradictorios. Dos recorridos diferentes formas son develados, tenemos la posibilidad dc acentuar los
nos permiten aproximarnos a esa idea: la inclusion en relacién mérgenes de transformacién, ya que conservacién y cambio
con la exclusion social o en relacion con la discapacidad. son fuerzas siempre presentes en las relaciones sociales institu-
cionales sobre las que podemos echar luz.
Inclusion educativa y exclusion social Asi, el par relacional exclusién-inclusidn cobra un senti-
do particular que posibilita lecturas y marca rumbos en las
A partir del enfoquc critico de Pierre Bourdieu (2000) y politicas de intervencién. De hecho, la situacién acuciante de
Richard Sennett, consideramos las relaciones dialécticas entre los afios noventa traio como efecto una significativa exclusién
las condiciones obietivas y las condiciones simbélicas de la estructural frente a esta realidad, la inclusién educativa se
produccién de la subjetividad para revisar, en las trayectorias presenta como una suerte de reaccién o resistencia desde las
escolares, las tensiones entre los determinantes materiales y aulas, como intento de sostener la pelea por ofrecer a los suic-
las expectativas subjetivas; dos dimensiones que, cuando pue- tos otros destinos posibles.
den pensarse en relacién, permiten cuestionar las visiones li- Entonces, gde qué hablamos cuando hablamos de inclusién
neales que suponen inevitables destinos de fracaso tanto en el
en la escuela desde estos marcos? Justamente, de atender a
ambito social como en el escolar.
esta dimensién simbélica para torcer destinos que podrian
Si bien es cierto que los sujetos cargan con las condiciones
presentarse —desde una lectura lineal o determinista- como
sociales de exclusion que los atraviesan y que se pone en juego
inevitables. Hablamos de ayudar a los sujetos a no quedar
la distribucion desigual de bienes econémicos y simbélicos, no
lo es menos que los sujetos pueden generar estrategias, mas o
atrapados por la dimensién material y apostar a trabajar en
menos conscientes, que permiten distanciarse de esta determi- aquella que nos da mayores margenes de libertad: la construc-
nacién. Estas afirmaciones se desprenden del reconocimiento cién de estrategias que les permita constituirse como alumnos
de tres dimensiones en las trayectorias sociales y escolares: capaces de aprender y de participar de forma mas activa en el
devenir de sus propias trayectorias.
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que parece inexorable. La inclusion educativa propone adaptar
Por otro lado, el concepto cle inclusion educatan se empa- los sistemas de ensefianza para dar respuesta a las necesidades
renta con el problema del fracaso escolar masivo. El concepto de las poblaciones e individuos, asi como modificar las condi-
va ganando un espacio en las politicas educativas en la medida ciones bésicas que hacen a la especificidad de la escuela, como
en que incita a revisar los efectos de las précticas escolares; y los tiempos para aprender, las diferentes formas de aproxi-
que nos alejamos de las lecturas que tienden a atribuir el fraca- marse y acceder al conocimiento, las formas de ensefiar y el se-
so a las condiciones individuales cle los suietos, caracterizadas guimiento de las trayectorias escolares. Algunas modificacio-
por las explicaciones del modelo patolégico individual. Las nes pueden reconocerse en programas que tienen vigencia hoy,
posibilidades de aprender en una escuela no dcpenden ya solo como por ejemplo, aquellos dependientes del Ministerio de
y especialmente dc las condiciones o capacidades del nifio 0 Educacién del Gobierno de la Ciudad dc Buenos Aires, como
joven, sino de las condiciones pedagogicas que se le facilitan “Maestro + Maestro, grados de nivelacion y aceleracién”.$ En
en sus experiencias escolares. definitiva, se busca propiciar précticas inclusivas que permitan
Al respecto, Flavia Terigi (2009: 5) plantea que, frente a a muchos nifios y jévenes, que ya han sido socialmente exclui-
las dificultades que se evidencian en los sectores mas pobres dos, al menos recuperar sus derechos educativos.
cle nuestra sociedad para ingresar y permaneccr en el sistema
educativo, la inclusion educativa resulta “una condicién para
Inclusion educativa y discapacidad
el pleno cumplimiento del derecho a la educacién”. La idea dc
inclusion educativa cobra sentido, entonces, en tanto politica
que procura generar condiciones de aprendizaie para todos, y
Una fuerte proclama por las escuelas inclusivas se hace oir
en especial, para aquellos que mas lo necesitan, y que fueron a partir de importantes debates de los iiltimos afios sobre el
excluidos anteriormente. concepto de inclusion. Basicamente, proponen albergar a ni-
En general, suelen ser los suietos mas vulnerables los que fios y jévenes con diferentes discapacidades en las escuelas.
tienden, desde su condicion dc excluidos, a atribuirse la res- Historicamente, discapacidad y educacién especial han ido de
ponsabilidad dc sus fracasos. Son estas politicas inclusivas las la mano. La educacion especial‘ surge en un primer momento
que vienen a decirles que no son ellos los finicos responsables
de las interrupciones en sus trayectorias escolares, y lcs ofre-
cen oportunidadcs que procuran otros destinos posibles. En 5. La informacion sobre estos programas esté disponible en la
otras palabras, pensar una escuela que lejos de reproducir la pégina del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires <www.buen0sai-
exclusion social de los alumnos hace de las diferencias una res.gov.ar/educacion>.
oportunidad y favorcce la construccion de subjetividades ha- 6. “La Educacién Especial es la modalidad del sistema educativo
bilitadas a ingresar y transitar con éxito la cultura escolar. destinada a asegurar el derecho a la educacion de las personas con
discapacidades, temporales o permanentes, en todos los niveles y
En esta linea, se entiende que podarnos tomar el desafio
modalidades del sistema. [...] Brinda atencién educativa en todas
de haccr algo diferente en el encuentro con los alumnos desde
aquellas probleméticas especificas que no pueden ser abordadas por
nuestra participacién en las aulas porque la escuela es una de la educacién Comiin” (Resolucién CFE N 144/11, Consejo Federal
las instituciones que puede contribuir a transformar aquello de Educacion, 2011).
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organizada en torno a planes educativos que en su mayoria se niveles. Esto se traduce en una “reorganizacién que permita cl
sostenian en cl modelo biomédico dc intervencién. En ellos pre- acompafiamiento de las trayectorias escolares de los/as alum-
dominaban los saberes en torno a la especificidad de los cua- nos/as con discapacidad en los niveles del sistema educativo y
dros y las patologias que debian ser atendidos, a las cuestiones promueva que las escuelas especiales se constituyan progresi-
organicas que explicaban los diferentcs trastornos en el desa- vamente en un espacio destinado especificamente a aquellos/as
rrollo, dando paso a clasificaciones de distintos tipos y niveles. nifios/as que, por la complejidad o especificidad de su proble-
Si bien la educacién especial se inicia para dar respuesta matica, requieren este espacio educativo especifico”.7
a cuadros particulates, patolégicos, en verdad se constituyc Sin embargo, afin no estén resueltas cuestiones bésicas ne-
como un circuito alternativo de escolarizacién que alberga a cesarias para la inclusién escolar y social que se espera. Vi-
aquellos nifios y iévenes que por sus condiciones, o por sus vimos en una sociedad poco tolerante a las diferencias, y no
fracasos, quedan fuera de la escuela comfin, ofreciendo verda- resulta sencilla la llegada de los nifios con discapacidades a las
deras oportunidades dc aprendizaie para muchos. aulas “comunes”, cuando se suman a otros que no portan las
La escuela siempre reconocié las diferencias entre los suje— mismas condiciones, atravesados por sus prejuicios y temores.
tos, el problema radica en el trato que ha decidido para ellas. El problema resuena hace tiempo en el nivel teérico, en los
La mirada puesta en la construccién de los diferentes (y no en émbitos de discusién académica, pero sigue siendo en lo coti-
la aceptacién de las diferencias) ha contribuido, en algunos diano un problema no resuelto.
casos, a la mirada peyorativa que responsabiliza al suieto, de La inclusién cobra fuerza de ley en nuestro sistema edu-
sus dificultades. lncluso, muchos nifios provenientes de cultu- cativo como queda demostrado, y ya hemos visto, con la Ley
ras diferentes comenzaron a integrar los establecimientos de Federal de Educacién del afio 2006 y en las diferentes resolu-
educacion especial porque no se acomodaban a los formatos ciones que se desprenden dc ella. Formulada la ley, y una vez
de actividad propios dc la escuela comfin. La escuela especial, hecha pfiblica y conocida, se gestaron movimientos de fami-
vista la mayoria dc las veces como una opcion “dc segunda”, o lias que intentaron ejercer el derecho de integrar a sus hiios
para aquellos que “no pueden aprender en la escuela”, en rea- en las aulas de las escuelas de educacién comfin; pidieron un
lidad deriva en una opcién potenciadora para muchos nifios. lugar para sus bijos como lo estipula la ley. Pero la posibilidad
Cuando de organicidad se trata, cuando se observan altera- de atender con seriedad a las necesidades singulares de cada
ciones importantes en la constitucién subietiva y cognitiva dc nifio se complica en muchos casos por la presencia de esta
un nifio o joven, la escuela especial puede constituir un lugar misma normativa que universaliza. La intervencién temprana,
apropiado para ofrccer la ayuda que facilitarian aprendizajes oportuna y cuidadosa se pierdc en numerosas ocasiones fren-
que la escuela c0mi'm, aun modificando estrategias y forma- te a la formulacién de una legislacién impecable que poco se
tos, no puede propiciar. acompafia dc condiciones reales.
En el marco dc diversos intentos por construir una cul-
tura inclusiva en todas las instituciones educativas, el siste-
ma educativo plantea la necesidad de revisarse, con el fin de 7. En resolucién CFE N 144/11 del Consejo Federal dc Educa-
profundizar la articulacién entre sus diversas modalidades y cién, 2011.
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116 ESCUELA Y PRACTICAS TNCLUSIVAS


mfinmente sucede con la discapacidad fuera de ella, en una
Al respecto, Carlos Skliar (2010) sefiala la brecha existente sociedad cruel que poco reconoce las singularidades. Estas
entre la razén iuridica, asumida por un conjunto dc derechos formas tienen importantes consecuencias en la constitucién de
fundamentalcs (a la educacion igualitaria, a la escuela para las subjetividades, que muchas veces —impulsados por causas
todos, a educar para la diversidad) y la propuesta real dc inclu- nobles o buenas intenciones- no sc advierten ni se reflexionan.
sion en nuestro sistema educative. Aquello que parece perder- Vemos familias que no hablan del tema porque no pueden,
se en el medio —que marca la distancia entre uno y otro- pa- escuelas que bajo discursos ambiguos de igualdad tampoco
rece ser la discusion primera y ética que potencie condiciones dan lugar para trabajar con la singularidad y las necesidades
para la inclusion en tanto proyeCto politico y escolar; esto es, particulates de los alumnos.
darle fundamento a la ley desde practicas y revisiones concep- Hoy, en cambio, la escolarizacién de los alumnos con dis-
tuales que lo llenen dc vida y sentido. Las leyes, las cuestiones capacidad supone ciertos recaudos. Tal vez superamos los ex-
iuridicas posibilitan caminos que no se transitan sin una real tremos de un debate poco fructifero en materia educativa. Ya
acogida, sin sujetos dispuestos a recibir, a hacer un lugar para no es cuestién de abogar por el cierre de la escuela especial,
que un suieto se sienta incluido y pucda incluirse. por la idea indiscriminada de “todos a la escuela comfin”, un
En el marco dc esta ley, las escuelas de a poco abren sus lema que suena como ideal pero que no se acompafia de con-
puertas a los alumnos que histéricamente eran excluidos dc diciones reales. Como sostiene Silvia Dubrovsky (2005: 36):
las aulas de educacion comfin y matriculados por la educacién “El compromiso es el respeto por la diferencia; el riesgo, la hi-
especial, pero esto no es suficiente para hablar dc inclusion o pocresi'a”. En lugar de eso, ahora se presenta un sistema edu-
de escuelas inclusivas: se impone ahora pensar en los aprendi- cativo inclusivo que pr0pone diversos zimbitos para la cons~
zaies que alli deberian generarse. truccién de conocimientos con el fin de brindar verdaderas
Hoy muchos nifios con diversas discapacidades integran oportunidades a cada uno de los alumnos. Un finico sistema
las aulas de educacion comfin y reciben certificaciones escola- que supone una oferta amplia de escuelas que dependen de las
res, pero en numerosas ocasiones no pueden dar cuenta de sus Direcciones de Educacién Comfin y de Educacién Especial, y
aprendizaies. En efecto, escuelas que se definen inregradoras o en todo caso, la cuestién es apuntar a un trabajo compartido
inclusivas, en reiteradas ocasiones se enfrentan al problema de entre ellas, que permita edificar sostenes respetuosos de las
no contar con las condiciones y los saberes para posibilirar el necesidades singulares de los alumnos, y que podria dar paso,
aprcndizaje dc los alumnos. en algunos casos, a una transicién cuidadosa y paulatina de
Seguimos sumando preocupaciones a este panorama ini- los nifios a la escuela comfin.
cial. Una vez que estos alumnos ingresan a las aulas de escue- En ocasiones, esto se traduce en proyectos de escolari-
la comfin, se alienta una convivencia que en ocasioncs oculta dad compartida que llevan a revisar formatos para albergar
[as diferencias o las sobredimensiona, y esos alumnos quedan al alumno en un aula en la que se trabaje realmente sobre el
dentro pero fuera dc la conformacion grupal. Estan pero no aprendizaie y el respeto por las diferencias en el marco de lo
estan, son parte pero no dejan de ser extranieros en el nuevo grupal. Esto implica también un dialogo genuino y permanen-
territorio. te entre educacién especial y educacién comi'm, la construc—
En este sentido, se reproduce en la escuela aquello que co-
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cién de verdaderos planes de integracion escolar sostenidos la articulacion entre inclusion e integracion educativa. La in-
en el propésito de dejar atras los programas que piensan en clusion como principio politico hace foco en la mejora de las
clave de déficit o limitaciones del alumno, para hacer foco en condiciones dc los entornos educativos para acoger a todos/
posibilidades que abre la situacién pedagogica. as. La integracion escolar, como estrategia educativa, tiendc a
El hecho de que nifios que tradicionalmente han sido alum- la inclusion especifica dc todos los alumnos con discapacidad,
nos de educacién especial puedan realizar sus trayectorias en siempre que sea posible, en la escuela de educacién coml'm,
contando con las configuraciones dc apoyo necesarios.
aulas de escuela comfin, se presenta como una posibilidad mas
(no la {mica ni en todos los casos) para la plena inclusion edu-
gQué sucede en las escuelas boy frente al proyecto de
cativa (Dubrovsky, 2010).
inclusion?
Nuevamente, planteamos con insistencia que la cuestion es
generar las condiciones pedagogicas cuando se trata de reflexio-
Como hemos visto, en los filtimos ticmpos hubo modifica-
nar en torno a los proyectos de inclusion de los alumnos en las
ciones en matcria dc politica educativa: se sancioné una nueva
escuelas. La clave esta, como sostiene Carlos Skliar (2010), en
ley dc educacion nacional, se redactaron mfiltiplcs rcsolucio-
estar disponibles para ensefiar a ese otro, en encontrarnos en nes, se desarrollaron programas con el objetivo dc construir
una escena pedagégica que nos permita a todos aprender, cual- un modelo educativo inclusivo e igualitario que diera acceso a
quiera sea el modelo de escuela del que se trate. En efecto, la una educacion dc calidad al conjunto dc la poblacion. En linea
problematica principal no debe centrarse finicamente en definir con los planteos que fuimos desarrollando, nos interesa pen-
si “escuela comfin o escuela especial”, sino en pensar los pro- sar cémo impactan estas decisiones en las practicas cotidianas
yectos pedagégicos que convoquen, en recuperar instituciones escolares y en los distintos actores que llevan adelante la tarea
educativas que sostengan y retengan a los alumnos con disca- dc ensefiar.
pacidad en el sistema escolar. La problematica no se agota con En lo que resta del capitulo, recuperaremos nuestra expe-
la definicién del tipo o la modalidad de institucién. Los altos riencia que de seguro guardaré puntos dc encuentro y desen-
porcentaies de nifios con discapacidad fuera del sistema edu- cucntro con otras miradas y vivencias. Nos detendrcmos en
cativo y los altos indices de desercion obligan a reflexionar y a las tensiones que observamos con el ingreso dc nuevas expec-
ocuparse también del seguimiento de las trayectorias de estos tativas —o tal vez no tan nuevas pero ahora explicitadas y for-
alumnos. Es decir, responsabilizarnos por la permanencia y el malizadas- que irrumpen y marcan diferencias. Ya no se trata
aprendizaje de estos chicos en el sistema. solo del deseo o dc la conviccién de algunos, de experiencias
La inclusion no es un tema de matriculacién, sino un desa- aisladas innovadoras y desafiantes, sino dc una realidad que
fio, una apuesta, una conviccion que parte de devolver a cada toca la puerta a todas las instituciones educativas, que harén
sujeto sus derechos, aquellos que le fueron quitados y provo- l0 que puedan en cl marco de esta legalidad.
caron la exclusion. En medio de despliegues en los nivelcs macro de nuestro sis-
A modo de sintesis, y para recuperar la esencia de las discu- tema, elegimos hacer foco en la dimension escolar, en aquellas
siones aqui esbozadas, pensar las relaciones entre inclusion y cscuelas que se revisan para ser inclusivas, en las concepciones
discapacidad significa pensar las formas como hoy se propone
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es
y los discursos de los mismos suictos y en las intervencion En este punto, creemos necesario acompafiar la pregunta
de-
psicoeducativas alli involucradas. En otras palabras, nos central, aquella que imprime la cualidad de inclusiva a la es-
dc
tendremos en lo que puedc parecer pcquefio, en cada uno cuela en tanto institucién que procura ensefiar al otro, con
s de
los alumnos, en cl padecimicnto dc algunos, en los dilema otras que consideramos nodales. Son claves aquellas que per-
estrate-
algunos docentes, en sus malestares y temores, en las mitan anticipar formas concretas, ensayar estrategias y accio-
que
gias singulares en tanto gestos o pequefias posibilidades nes, esto es, pensar los cdmo en cada proceso de acompafia-
se abren, a veces fallidas y otras en tanto inicios de revisi ones miento.
mas grandcs. Sabemos que la decision de albergar a un nifio o joven que
En principio, advertimos dos escenas similares pero bicn desde su presentacién muestra la necesidad de apoyaturas es-
diferentes. En primera instancia, a alumnos que en un deter- pecificas para aprender genera temores que una institucién
que
minado momcnro comienzan a necesitar ayuda particular que se pretenda inclusiva deberia poder mirar, escuchar y po-
on
antes no requerian. En segundo lugar, situaciones dc admisi ner a trabajar junto con las preguntas iniciales.
os y for-
en las cuales la escuela debc revisar sus propios recurs (‘Qué le pasa al maestro que recibe a este alumno? Muchas
mas para albergar a ese nifio o joven como alumno. veces aparece un malestar importante cuando e1 docente siente
La primera instancia ha sido motivo de analisis en los ca- que no puede, que no sabe, que ocuparse de este alumno impli-
du-
pitulos anteriores, como eiemplos dc intervcnciones psicoc ca desatender al resto de la clase. (‘Qué le pasa a este maestro
cativas en situaciones escolares concretas, atendiendo siempre que a pesar de contar con sostenes institucionales sabe que en
a la singularidad en cl marco del colcctivo grupal e institucio- la intimidad del aula es el responsable de ensefiar a este nifio
nal. La segunda instancia involucra las mismas convicciones y de que sea parte de un grupo clase? El maestro se enoja,
y ademas implica una toma dc decisiones altamente significa~ se frustra, siente que con todo esto que se le viene no puede,
:
tivas para e1 alumno, los profesionales, la familia, la escuela y entendemos todas estas sensaciones frente a las exigencias
“gEs esta escucla para este alumno y este alumno para esta institucionales, a lo que cambia y se impone, a veces sin los
escuela? gQué proyecto cscolar podemos ofrecerle?”. Si bien tiempos necesarios para asimilarlo.
la pregunta pucde aparecer varias veces y en cualquier mo- Cada vez mas estamos convencidas de la necesidad del tra-
mento de la escolaridad dc un nifio o ioven, representa un bajo conjunto con el docente, la generacién de espacios para
momento fundante cuando aceptamos el reto dc incluir a un pensar, para permitirse decir y sentir, para pedir ayuda, para
nifio que anticipa Ia necesidad dc contar con variados apoyos probar, para revisar las propias concepciones y mostrarnos
con-
especificos para aprender, cuando definimos un primer en confianza tal cual somos. Esto resulta una condicién clave
supon e
trato entre todas las partes participantes. El contrato
ional para ir construyendo modos y deseos que luego se “contagian”
un proyecto pedagogico y un compromiso ético y profes
al grupo de alumnos, que no casualmente sostienen y acompa-
para no quedar atrapados en valiosas intencioncs, en lindos
fian mas cuando encuentra adultos decididos a hacerlo.
cnunciados. No se trata solamentc dc cumplir con un marco
s Se requiere un docente que se autorice a ensefiar, a buscar
normativo, que en pos dc la inclusion genere nuevas forma
dc exclusion. formas alternativas, que crea en sus posibilidades, que se ani-
me a fallar y volver a probar. Es habitual escuchar a los maes-
LA INCLUSION, (‘UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 123
122 ESCUELA Y PRACTICAS INCLUSIVAS

os, ferencias y no para discriminar al diferente es, sin duda, un


tros decir que no se sienten preparados, que son solo maestr valor incuestionable en la escuela. Ahora bien, y una vez més,
no fueron forma dos
que no saben tratar las diferencias, que los discursos y las normativas no siempre van dc la mano con
a
para esto. Muchas veccs la situacién los excede y los llcva las vivencias cotidianas. Cuando en un aula, algnn alumno
depositar la expectativa y el saber en otros profesi onales, for-
e ha- requiere dc ma's ayuda que la mayoria para aprcnder, cuando
mados en otras disciplinas, que suponen podrian sicmpr
se despliegan estrategias en esa aula que difieren de las que se
cerlo meior que ellos.
utilizan habitualmente en el resto dc la escuela, suclen hacerse
gCémo transformar cstos discursos corrientes y por mo-
ofr algunas voces que no sicmpre coinciden.
mentos obstaculizadores en verdaderas oportunidades para
habilitar otras formas dc ensefiar, para habilitar a los maes- Las ayudas no son secretas, se muestran y explicitan, y los
tros a ensefiar en las difercncias? El maestro es cl experto, esta alumnos suelen mostrar sus sensacioncs, sus sentimientos, sus
formado para ensefiar, y de esto se trata en todos los casos. temores, sus celos y, por qué no, sus prejuicios. Es fundamen-
Posiblemente no sepa dc patologias, no conozca particular- tal que los alumnos puedan comprender y compartir el senti-
la
mcnte la especificidad de cada trastorno, ni el significado de do dc aquellas herramientas qne se incluyen especialmente en
etiqueta con la que un alumno se puede presentar. {Seria esta el aula para que algfin integrante del grupo pueda aprcnder.
in-
una condicién necesaria? En algunos casos, puedc sumar En ocasiones los pares interpretan que algfin compafiero ticne
formacién fitil; en otros, puede asustar y hasta alejar. En todo “privilegio” porquc se lo ayuda o no se lo sanciona, que a
y
caso, implica haccr un uso dc la informacién que se integra determinado alumno todo se le permite porque “no puede”.
aporta al saber pedagégico para hacer foco en disefia r formas A vcccs, incluso puedcn desvalorizar alguna produccion dc un
reales de enscfianza atentas a la singularidad. compafiero porque a él le cxigcn menos o porquc le roman una
Podemos incomodarnos con las rcacciones dc los maestros prueba “més fécil”. Otras veces, por el contrario, suelen mos-
frente a las diferencias o podemos acompafiarlos, sumar vo- trarse solidarios, brindan su ayuda, acompafian a hacer, se
ces, herramientas, pcnsar juntos, complementar saberes, cnsa— ofreccn como mediadores. Esto resulta muy vélido y enrique-
yar précticas diferentcs. Nos involucramos con la compleiidad cedor si no se instala como mancra estanca, si se flexibiliza. Es
dc las situaciones y miramos las interacciones quc se van dan- decir, ayudar y scr ayudado no dcberian ser posiciones fijas,
do en cl aula, pues es en esa interaccién donde e1 aprendizaie en principio porquc nadie puede todo ni nadie no pucde nada,
acontcce o no. ademés, porque los roles asimétricos generan la pérdida dc
(‘Qué les pasa a los nifios que conforman un aula en cl mar- la paridad. A veces incluso, la solidaridad vienc acompafiada
co dc estas normativas? Trabajar con la singularidad no impli- dc léstima y desvalorizacion, y ello, no cabe duda, no resulta
ca dc ninguna manera perder de vista lo colectivo, los vinculos enriqueccdor para nadie.
e impactos que las decisiones pedagégicas tienen en los niveles gQué sicnte, qué vive, qué le pasa a ese alumno que en su
individual y grupal en la construccién dc las legalidades que trénsito por la escuela recibe ayudas particulares para apren-
organizan un aula “para todos”. der y convivir? La experiencia nos llcva a pensar que las ayu-
Convivir con las difercncias es, o deberia ser, un obietivo
di- das abren a posibilidades pero, en numerosas ocasiones, sin
curricular y una practica escolar. Educar para aceptar las
intencion, pueden dejar marcas indcseadas, exponer, cuando
124 ESCUELA Y PRACTICAS INCLUSIVAS
LA INCLUSION, (UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 125
no son lo suficientemente cuidadas. El riesgo constante de que
en la atencion de las diferencias se transforme en un sefiala- reclamos e interpelaciones a los directivos y docentes: “gQué
miento del diferente. Hay algo del orden de lo doloroso que se van a hacer con estos chicos?”; “nadie me dijo que en esta es-
pone en juego, que posiblemente no se trate de acallar o tapar, cuela aceptaban chicos depravados”; “quiero que me aseguren
sino por el contrario, hacerle un lugar. Las interacciones de los que no va a abusar de mi hijo”. Cuesta escuchar a adultos que
pares, los vinculos, los conflictos son objeto de mirada, son —o piden “la cabeza” de nifios frente al temor de que algo pueda
deberian ser- obieto de intervenciones psicoeducativas. suceder, sin pensar, por un instante, que estamos hablando de
gQué les pasa a los padres que conforman un grupo? Este un nir'io que sufre y que necesita del sostén de los adultos para
es por cierto un punto algido para revisar, aunque no mas que armar otras formas de vinculo, otros modos de aprendizaje y
los anteriores. En la escuela educamos y formamos a los nifios participacion en las escenas escolares.
y jovenes, pero el trabajo con las familias que acompafian es Entendemos estas reacciones. Los miedos, los prejuicios
todo un desafio, y cuando no lo contemplamos en nuestras forman parte de lo humano y lo social y, en este sentido, no
agendas, solemos encontrarnos con serias consecuencias. Los podemos ni queremos ignorarlos en la construccion de un
padres no conocen los cambios en educacién, los propositos modelo inclusivo, por eso necesitamos pensar —para cada si-
de un sistema inclusivo, a menos que nos propongarnos com- tuacion particular- en cémo acercar a los otros adultos a las
partir esta informacién con ellos. Si a nosotros, educadores y escenas reales de la escuela. Somos una institucién social que
profesionales psi, nos cuesta asimilar este proceso, gcémo no recrea en su interior los acontecimientos que la sociedad vive,
entender las resistencias de quienes siguen creyendo que el cre- y por ello mismo, no podemos garantizar que no sucedan c0-
cimiento de sus hijos en un grupo deberia darse en un marco sas. Preferimos posicionarnos en una linea cle hacernos cargo
de armonia y sin conflictos? Un ideal de normalidad que tiene y trabajar las escenas grupales escolares para que puedan ser
historia en nuestras escuelas, en las que la mayoria de los pa- entendidas por toda la comunidad educativa como parte dc lo
dres han parricipado en tanto alumnos. “En mi época no era cotidiano y real, de los objetos e intervenciones que hoy nos
asi”, gcuéntas veces habremos escuchado esa frase que afiora convocan en tanto escuela.
un pasado supuestamente meior? ('Y los padres de los nifios que muestran mayores necesi—
A diario nos encontramos con reacciones de lo mas di- dades? También supone un trabajo serio y cuidadoso. La mis-
versas entre las familias. Algunas de profunda comprensién ma ley y sus diferentes circulates se refieren a la necesidad de
y cooperacion para la convivencia de los nifios en un aula. trabajar constantemente con la familia en el seguimiento del
Otras, donde la idea dc nifio parece perderse y por momentos proceso del alumno, para promover aprendizajes de calidad. Y
se escuchan discursos que se refieren a “violentos”, “chicos agregamos, la necesidad de ayudar a los padres a pensar a es-
con serios problemas” y hasta “perversos”, cuando aparecen tos chicos en tanto alumnos, que necesitan incluirse en cierta
reacciones indeseadas, o diferentes a las que se sostienen o se legalidad y maneiarse en un “con y como todos”. Los pedidos
desean en los hogares. Y los tonos suben cuando nos encontra- de contemplaciones excesivas, de pertenecer a una institucién
mos con lo mas temido o dificil de tratar: la sexualidad entre aun a costa de estar por fuera, no ayudan a un nifio a cons-
los chicos, escenas de descontrol, de padecirniento. Aparecen tituirse en tanto sujeto de derecho. La escuela deberia poder
revisar permanentemente el proyecto que propone a la familia
LA INCLUSION, (‘UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 127

126 ESCUELA Y PRACTICAS INCLUSIVAS cion politica de hacerle un lugar a la inclusion, su sola presen-
cia no garantiza que estos derechos se vuelvan reales. En efec-
plan
y ayudarla a contemplar el sentido pedagogico de todo to, la ley misma, en tanto producto cultural, expresa largas
acepta r limites a los deseos de
que se le brinde. Y esto significa discusiones y pretende definir algo coml'm frente a posiciones
o que va sucedi endo, lo préxi mo y
todos para compartir aquell antagonicas, pero apenas es un punto de partida, pues el de-
lo leiano, lo deseado y lo real, los tiempo s.
safio radica en traducir las disposiciones iun'dicas en practicas
(‘Que nos pasa frente a la necesidad de sumar a otros al ar- efecrivas en cada una de las tantas y tan diferentes escuelas
mar equipos? Estas nuevas realidades nos convocan a pensar que conforman nuestro sistema.
en la posibilidad de modificar formatos de actividad que hoy En este marco, una escuela que se piensa y se anima a tra-
ir
resultan por momentos imposibles. Tal vez haya que conceb bajar para la inclusion necesita, ante todo, cierta apertura
la idea de que en un aula o sala deban aparecer otras figuras para apreciar la diversidad de situaciones que, en principio,
a que
que acompafien, no solo el maestro como (mica person podrl'an resultar distintas a las conocidas; apertura a percibir
debe responder a todo lo que sucede. Cada institucién en fun-
y sostener diferentes caracteristicas personales de sus alum-
cién de sus propésitos y recorridos podra pensar estas figuras
nos, no solo para acompafiarlos o hacerles un lugar. La cues-
y sus intervenciones tomando, como ya hemos mencionado en
s, tion primordial gravita en la oferta educativa de calidad y los
este libro, la situacién pedagogica como unidad de analisi
iidad y las nece- modos de acceso que podamos construir. Ciertas précticas
haciendo foco en reconocer primero la comple
curriculares rigidas dejan por fuera a aquellos alumnos que
sidades, para evitar caer en argumentos y bastones que hacen
una especie de “como si individual”. Podemos hacer algo mas requieren dc un curriculo mas flexible; sin embargo, esto no
la quiere decir que una escuela inclusiva sea aquella que puede
que mirar y ayudar en la individualidad. Podemos pensar
singularidad en la especificidad de lo grupal. Quiene s estemo s pensar proyectos individuales y generar tanta variedad de apo-
interesados en la construccion de practic as inclusiv as, tenemo s yos como alumnos tenga, sino aquella que puede repensarse a
mucho para hacer en este terreno de plena invenc ién y poco s1’ misma, flexibilizando sus practicas, formatos, curriculos y
camino andado. formas de evaluacién para que todos puedan participar y for-
marse en ella. Es decir, hacer efectivo el derecho que todos los
En didlogo con diferentes autores: nifios y jovenes tienen de acceder a una educacién de calidad.
équé es una escuela inclusiva? Una escuela inclusiva podria ser aquella que, advertida de
las formas de exclusion que las instituciones educativas gene-
Para cerrar este capitulo, traeremos algunas voces que sir- ran -la mayoria de las veces sin conciencia o intenci6n—, se
ven de marco para leer situaciones escolares cuando trabaja- detiene a pensar en sus posibilidades de armar condiciones
rnos para la inclusion educativa y con ella. La inclusion es ante diferentes, se anima a romper con las configuraciones didac-
todo un signo de época que se expresa mediante discursos va- ticas tradieionales y construir alternativas. Compartimos la
rios en el sistema educativo; es un derecho social y pfiblico que apuesta que abre Kaplan (2005b) cuando plantea que la escue-
va tomando cuerpo en un sistema que esta intentando cons- la puede constituirse en un espacio con la capacidad de “torcer
truir una trama o una matriz inclusiva. destinos” que se presentan como inevitables, cuando atenta a
Si bien la formulacién de una ley da cuenta de una inten-
12.3 ESCUELA Y PRACTICAS INCLUSIVAS LA INCLUSION, (‘UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 129

las determinaciones que delimitan las trayectorias estudianti- asume la responsabilidad de guiar, cle orientar, motivar, en
les, se permite revisar los margenes dc libertad de quc dispone definitiva, de ensefiar.
para forzar esos limites. En esta linea, las intervencioncs psi- El maestro es quien pucde donar a sus alumnos la pasion
coeducativas pueden colaborar con el fortalccimiento dc la es- por cl saber, en tanto via dc cntrada a otros mundos posibles.
cucla como un cspacio dc integracion social, dc subietivacién
Es quien ticne un enormc poder simbolico en la configuracion
y dc filiacién, que permita desmentir el preiuicio o argumento
tan sostenido dc quc cl suieto cs cl principal responsable dc sus dc la identidad dcl ser alumno, que los cstudiantcs conquistan
fracasos. Esto es, una escuela que pucde pensar que a pesar en su participacion cotidiana en las escuelas (Kaplan, 2006).
o -mcior dicho— con todo lo que el suieto trae, su historia, su En este punto, sumamos los planteos de Violcta Nfifiez
familia, sus carcncias, puede armar y aprcnder, sostcnido por (2007: 5) rcspecto de la formulacion dc una premisa bésica
otros que apuestan por él y lc ofrecen modos de desplcgar sus para imprimir la cualidad de inclusiva a una escuela: procurar
potencialidades, a veces inéditas. formas de acceso a la cultura para todos.
Podemos rcflexionar en las cxperiencias pedagégicas para “Se pueden disefiar las prestaciones educativas a la medida
quc estos destinos cscolares marquen otros rumbos en las au- de la pobreza y la exclusion, o bicn apostar por propuestas
las, y somos responsables dc que asi sea. Podernos pensar al de democratizacion dcl acceso dc amplios scctores sociales a
suieto dcsde sus potencialidades, reconocer su voz, sus nece- los circuitos dondc se produce y se distribuye cl conocimiento
sidades; acompafiarlo en la bfisqueda dc intereses cuando no socialmente significativo. Estos son hoy los vcrdaderos retos
se encuentran facilmcnte en la construccion de interrogantes dc la institucion escolar: o inventa nuevas y efcctivas maneras
y de sabcres; ayudarlo a reconocerse y constituirse en tanto dc posibilitar la democratizacion del acceso dc todos los ni-
alumno o sujeto del aprendizaie. Esto supone la enorme posi- fios y adolescentes a los legados culturales o sc transformara
bilidad de quc estos suietos aprendan a valorarse a sf mismos
en una institucién de contencién, donde la violencia estallaré
como personas, a darsc el permiso dc imaginarse un futuro inevitablemente. La violencia dc los que perciben la injusticia
con posibilidades, aun con todas las adversidades reales y dc
distinto tipo que ya conocemos. Las potenciales se constitu- dc haber quedado fuera dc toda csperanza. [...] La apuesta
por la educacion, escolar y social, suponc otorgar a los nifios
yen como tales solo cuando se revisan las condicioncs dc la
actividad pedagogica para que algo difcrente suceda y solo y adolescentcs cl estatuto de suietos dc derecho”.
pueden desplcgarse cuando la situacién cscolar las convoca Tal vez parczca obvio, pero una cscuela inclusiva seria
haciéndoles un lugar. Pero no nos confundamos: la poten- aquella que siemprc, y frente a las situaciones mas dificiles,
cialidad no es un don que se trae o se porta en los genes, no sostiene con firmeza y conviccién que “excepto en condiciones
se trata de una propicdad de los sujctos que se posee o no. muy extremas de lesiones u otros compromises biologicos, to-
Las potencialidades se construyen, se dcvelan en cl marco de dos los nifios, nifias y adolescentes pueden aprendcr” (Terigi,
las interacciones con otros, participando dc situaciones que 2009: 8). Esto no implica pcnsar la condicion dc posibilidad
abren puertas para quc ellas se vuelvan perceptibles y se for- como inherente a] sujeto, dada de manera natural o csponté-
talezcan; derivan de una intencién y una accion de otro qm nea, sino, una vez mas, en funcion de condiciones pedagogicas
propicias para que sea posible. En este marco las interven-
ciones psicocducativas invitan al trabajo entre varios, a revi-
LA INCLUSION, (‘UNA PROBLEMATICA ACTUAL? 131
130 ESCUELA Y PRACTICAS INCLUSIVAS
atendida por quienes nos guian en la apropiacién de la cultu-
sar concepciones docentes, a construir cultura inclusiva en ra y en nuestra posibilidad de armar nuevos caminos, puesto
el hacer institucional, a sentirnos parte central y responsable que: “La imposicion continuada de un tiempo finico, la pre-
porque concebimos al suicto y su aprendizaje en permanente sion para que se aprenda segl'm el ideal del educador, acaban
construccién, en funcic'm dc las experiencias de las que parti- agotando las bfisquedas, es decir, yugulando los procesos edu-
cipa y dc las oportunidades que se le ofertan en la interaccién cativos. Los proyectos tecnocraticos han producido curiosos
con otros y con nosotros. ejemplos de devastamiento cultural y ‘fracasos’ personales”
Escuela inclusiva remite, entonces, a un modo particular (Nlifiez, 2007: 15).
de entender las difcrencias y trabaiar con ellas en tanto in— Una escuela inclusiva es aquella que puede superar el dis-
herentes a las personas, entre ellas y en los grupos. Remite a curso del “no estamos formados para eso”, expresion de las
pensar en situaciones pedagégicas y recursos o apoyos para resistencias que nos provoca el trabajo con las diferencias. En
el aprendizaje de cada uno dc los alumnos en tanto clave cen- general, se cree que para trabajar en pos de la inclusion edu-
tral. Remite a un desain constante que supera los ideales dc cativa es preciso estar especialmente formados y preparados.
armonia y “sin conflictos” que muchos consideran para sus Coincidimos con Carlos Skliar cuando plantea que “es un im-
practicas y reconoce lo complch dc las formas y dinamicas posible e1 saber, el sentirse y el estar preparado para aquello
escolares. Una escuela que se siente parte responsable en sus que pudiera venir [...]. Mas que estar preparados, anticipados
intervenciones para el cumplimiento del derecho a la educa- a lo que vendra, que nunca sabemos qué es, de lo que se trata
cién dc todos. es cle estar disponibles y ser responsables. La idea de disponi-
Una escuela inclusiva no equivale a penSar en la omnipo- bilidad y responsabilidad es una idea claramente ética, claro
tencia dc poderlo todo. Implica si poder revisar los alcances esta, estoy disponible para recibir a quien sea, a cualquiera, a
y también los limites dc sus practicas a fin de procurar redes todos, a cada uno” (Skliar, 2010).
para atender a desafios que la superan, porque suponen ac- Tal vez se trate de una preparacién, no tanto del estudio
ciones que no esta en condiciones dc sostcner por sf sola. La disciplinar o de modos de hacer preestablecidos que se ad-
escuela neccsita un tiempo para interrumpir la voragine dc si- quieren en tanto habilitacion para intervenir. No es cuestién
tuaciones que la interpelan, con el fin de repensar sus posibili- de volver a légicas que nos permiten sentirnos mas seguros en
dades reales de generar aprendizaies, acompafiar las infancias nuestras practicas, pero que —como ya hemos visto- producen
y construir los modos dc hacerlo, y en esta planificacién arti- poco, no hacen lugar a movirnientos ni cambios contunden-
cularse con otras instituciones para abrir nuevas experiencias tes. Mas bien entendemos esta preparacion como la construc-
formativas (Nfifiez, 2007). cion de espacios para comenzar a pensar con otros sobre las
La escuela inclusiva es ademas aquella capaz de revisar su ideas de encuentro, de apertura, de tiempo para sentir, pensar,
propia nocién de tiempo para que maestros y alumnos pue- conmoverse y armar. Romper con el supuesto y la expectativa
dan ensefiar y aprender con otros; para cl encuentro con los de que en tanto profesionales debemos saber intervenir, para
propios intereses y necesidades, para la bfisqueda de alternati- aceptar lo incierto, la palabra del otro, darle vida a aquello que
vas, para ofrecer y recibir los apoyos. Tiempos para construir
va pasando. La intervencién deviene de ese mismo encuentro.
la propia modalidad de aprendizaie y que sea bien rccibida y
132 ESCUELA Y PRACHCAS INCLUSIVAS LA INCLUSION, gUNA PROBLEMATICA ACTUAL? 133

Una escuela inclusiva tal vez sea aquella que pueda permi- 2010: 125). En dcfinitiva, es lo que los propios protagonistas
tirse construir saberes en torno a los vinculos dc aprendizaje, conciben y hacen con ella en el espacio escolar. Y esa es la di-
rar
en las mismas situaciones dc aprendizaie; que pueda recupe mensién que en nuestro quehacer psicoeducativo nos interesa
aquello que va pasando entre las person as y darle un lugar
tome
capturar.
como motivo de reflexion y trabaio en un grupo; que Tal vez hablar dc escuela inclusiva sea hoy més un dc-
lo afcctivo y lo vincular como parte importantc del aprendi- seo que una realidad; un obietivo ambicioso al cual llcgar.
zaje escolar, sin perder de vista los obietivos curriculares que Estamos en camino, haciendo, repensando, rearmando. Nos
marcan la especificidad dc estc espacio. Una escuela que se convence més, mientras tanto, hablar de prdcticas inclusivas,
permita abrir la pregunta y dialogar en torno a “que no hay como aquellas que suponcn modificaciones reales, posibles y
hecho pedagégico si no ponemos dc relieve, si no colocamos singulares que posibilitan a los alumnos aprender, entendien-
en el centro de la escena cl ‘qué pasa entre nos0tros, (y ya no cl do el aprendizaje en situacic'm y con sus particularidades. Un
‘qué pasa con e1 otro’)” (Skliar, 2010: 134-135). animarse a acompafiar y cuidar a los alumnos aunque no se-
Una escuela inclusiva supone, entonces, desde diferentes pamos exactamente cémo, en cl marco dc un trabajo conjunto,
puntos dc analisis, todo un cambio dc perspectiva y, iunto con asistido y dc construccién permanentc. Sin certezas pero
con
ello, una mirada hacia adentro de cada uno para reconocernos sélidas convicciones.
y pensar qué nos pasa a nosotros frente a algunos dc nuestros Para ello, la situacién cle aprendizaje escolar es nuestro
alumnos. foco, nucstro espacio dc intervencién y nos lleva como profe-
Carlos Skliar propone pensar la inclusion en términos de sionales a disefiar y llevar a cabo estrategias especificas. Por-
pequefios gestos que posibiliten encuentros entre los sujetos que para quienes pensamos en térrninos dc précticas inclu-
mas que dc grandes proezas o hazafias que suponen prepara- sivas, ningfin sujeto esté imposibilitado para aprendcr, para
ciones y saberes ligados a los diferentes y sus afecciones que format parte, a1 decir dc Ranciére (2007) dc “tencr su parte”.
los limitan para aprender. Un recorrido que implica pensar— En esto estamos...
nos dentro de la situacion, como parte central y rcsponsable,
capaces dc atender a nuestras propias afecciones, dc dejarnos
afectar por ese otro, por aquello que le pasa, por aquello que
me pasa cuando lo acompafio, cuando hacemos juntos. Solo
asi acercaremos la brecha entre aquello que debe sucedcr, cla-
ramente planteado por las decisiones iuridicas y las situacio-
nes reales de inclusion que nos convocan a pensar y a actuar a
diario en las escuelas.
Finalmente, un planteo que ilumina constantemente nues-
tro hacer inclusivo: “La inclusion ‘es’, al fin y al cabo, lo que
hagamos dc ella, lo que hagamos con ella. No ‘es’ en si misma,
por si misma, desde si misma por propia definicién” (Skliar,

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