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A pesar de avanzar en diversos ámbitos: tecnología, comunicación, medios,

herramientas, transporte entre otras cosas. El hombre de hoy sigue dudando sobre lo
trascendental.
En esta ocasión nos centramos en la religión cristiana, por eso es interesante aclarar
algunos elementos de dicha fe:
Principalmente confesamos que creemos en un Dios que es uno y trino. Dicha relación-
división, principalmente podemos encontrarla en el primer capítulo el libro del génesis
nos habla de una comunión, cuando Dios al decidir crear al hombre pronuncia una
palabra en conjunto: “hagamos al hombre” (Gn 1,26). Es claro que es el Padre quien se
dirige al hijo y al espíritu santo. De aquí se desprende una economía de salvación:
Por una parte, el espíritu santo es la inspiración por medio de quien los profetas
hablaron y escribieron. Es el soplo de Dios, el mensajero del Padre.
Por otra parte, en la plenitud de los tiempos, el Padre envió al Hijo -pues así lo tenía
recapitulado, todo fue pensado en Cristo mismo por quien fueron hechas todas las
cosas-. Cristo se convierte en el nuevo adán; él es donde se manifiesta Dios, ya que esté
en el padre y tiene en sí al Padre. Por él el hombre ha recuperado lo que había perdido
en Adán “su imagen y semejanza”, su relación con él, el amor, la salvación.
Sabemos que Jesús nació de una Virgen, María, quien por su parte se convierte en la
nueva Eva, pero a cambio de la primera -que engendro desgracia y muerte- ella por su
obediencia fue causa de salvación y vida; Muchos de nosotros hemos tenido la
oportunidad de vislumbrar una advocación de María denominada como “la
desatanudos”, quienes no la hayan visto tiene la facilidad de los medios están al alcance
de la mayoría. Esta imagen evoca lo que es María, aquella que por su obediencia desató
el nudo que Eva ato con su desobediencia, convirtiéndose en madre de todos los
creyentes, madre de la humanidad.
Claramente la salvación tiene un medio y es la iglesia, pues cristo mismo es la cabeza
del cuerpo de la iglesia. Mediante ella se realiza la obra de salvación. Por medio de ella
se realiza la salvación y su tradición es conforme al mandato que ha recibido del mismo
cristo y de las enseñanzas dadas por los apóstoles y sus sucesores que hoy en día las
tenemos consignadas y sintetizadas en el credo de los apóstoles.
Es claro reconocer que hay mucho hoy en día que predican el nombre de Cristo, sin
embargo, dichos personajes no son parte de la tradición, por lo tanto, su enseñanza no es
auténtica, pues la verdadera iglesia tiene una sucesión, de quienes poseen el don seguro
de la verdad. Según esto, las demás doctrinas son extrañas y varían con la tradición
apostólica.
Por otra parte, hay quienes critican a los obispos designados por los apóstoles, aquellos
que les han sucedido hasta nuestros días. Centrémonos especialmente en la figura del
papa, muchos reniegan de sus enseñanzas y de su veracidad olvidando que él es el
sucesor de una tradición apostólica, específicamente de San Pedro incluso la
infalibilidad pontificia constituye un dogma, según el cual el papa estaría preservado de
cometer un error cuando él promulga a la Iglesia una enseñanza dogmática en temas de
fe y moral bajo el rango de «solemne definición pontificia» o declaración ex cathedra.
La fe católica celebra la eucaristía, donde reconocemos que se manifiesta la presencia
viva de Jesucristo en las especies del pan y del vino y de la palabra compartida y
meditada.
Por una parte, compartimos la palabra de Dios, las sagradas escrituras en sus libros
canónicos, tanto del antiguo testamento (46 libros) como del nuevo testamento (27
libros). Ambas partes poseen el mismo valor, sin embargo, nos centramos en la persona
de Cristo y su enseñanza consignadas en los evangelios de Mateo -discípulo del señor,
representado como un hombre indicando la venida-, Marcos -discípulo de Pedro,
representado con un águila en vuelo representado al espíritu que vuela sobre la iglesia-,
Lucas -compañero de Pablo, representado como un novillo significando el sacrifico-
Juan -discípulo del Señor, representado como un león representando el vigor-.
Únicamente son cuatro evangelios verdaderos, las cuatro columnas, los cuatro puntos
cardinales.
Por otra parte, la liturgia de la eucaristía, contiene dos elementos: uno terreno, (lo
material) y otro celestial (lo espiritual). Más que celebrar un misterio tan santo, nos
alimentamos de él y nos fortalecemos configurándonos como templos del Espíritu que
se nos da; lo que la iglesia recibió de los apóstoles lo ofrece en todo al mundo a Dios. Es
un sacrificio puro y verdadero.
Todo el misterio esta puesto delante del hombre, que no es solo un animal racional, sino
que, al contrario, el ser humano trasciende la dimensión corporal y racional, ya que está
compuesto de tres partes fundamentales: cuerpo, alma y espíritu. Si negamos algunas de
estas dimensiones, el hombre es un ser incompleto. Es claro que El espíritu mezclado
con el alma es unido al cuerpo, y el ser humano se hace un ser espiritual. Sin embargo,
por su mortalidad se ve condicionada por su desarrollo moral, es decir por sus
decisiones, conducta y acciones en el mundo.
Por otro lado, el hombre siempre tendrá la necesidad de una continua búsqueda de lo
trascendental, pero especialmente centrados en la cuestión ¿Qué pasará con nosotros
después de la muerte? Ciertamente los que confesamos la fe cristiana, creemos que
seremos redimidos y salvados del pecado. Dicha redención se realiza en el nombre de
Cristo, la Iglesia y sus sacramentos. Entramos a formar parte de dicho proyecto de
salvación por medio del bautismo.
Finalmente tratamos un tema que se encuentra muy presente en la mentalidad humana:
el final de los tiempos, denominado como escatología. Muchos autores nos hablan de
que vendrá un anticristo, la réplica demoniaca de Cristo, que traerá maldad y desorden
haciéndose pasar por cristo. Pero todo el mal será borrado.
Se habla de la bestia con el número 666. Pues realmente habla de la maldad, pero
también de un tiempo, algunos lo referían a seiscientos años, otros tenían ideas
milenaristas comentando que sucedería seis mil años (ideas milenarias), cuando ello
pase, el mundo se restaurara, los justos vivirán porque superaron la prueba, mientras que
los injustos serán condenados.

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