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CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

Declaración: DOMINUS IESUS


Sobre  la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la iglesia

Introducción

Jesús confía el mandato de anunciar y bautizar a las naciones. El que crea se salva. Deben
ser bautizadas en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Menciona el mandato de
Jesucristo.
La misión nace del mandato de Jesucristo y se cumple en la proclamación del misterio.
Como evento para salvación de toda la humanidad. Esa es la confesión de fe cristiana.
La iglesia proclama con fidelidad el misterio de Jesús, aunque aún está lejano el
cumplimiento de este mandato. El magisterio manda a continuar este mandato a la iglesia.

La relación de la iglesia con las religiones no cristianas dice: La iglesia católica respeta los
modos de obrar y de vivir los preceptos y doctrinas de otras religiones. el compromiso de
anunciar a Jesús se sirve de la práctica del dialogo inter religioso. Este dialogo forma parte
del dialogo evangelizador de la iglesia.

Este texto corrobora verdades respecto a la verdad que anuncia la iglesia. quien considera la
razón como única forma de conocimiento no puede mirar en lo alto la verdad del ser.

I. Plenitud y definitividad de la revelación de Jesucristo

La mentalidad relativista que se establece hace necesario ver el carácter definitivo de la


revelación de Jesús. Se debe creer que en Jesucristo se da la revelación de la plenitud de la
verdad divina.
El hijo único revela al padre. El concilio enseña que Cristo habla palabra de Dios y lleva a
cabo la obra de salvación que el padre le confió. Por tanto, Jesucristo es ver al padre.
Confirma la revelación con el testimonio divino.
El evangelio es plenitud de la verdad, la iglesia es misionera por naturaleza, no puede dejar
de anunciar la verdad de Jesucristo.
La verdad sobre Dios no es reducida por ser dicha en lenguaje humana, es única porque el
que habla es el hijo de Dios encarnado. Cristo es la fuente y cumplimiento de toda la
revelación salvífica a la humanidad. El espíritu santo enseña a la iglesia de todos los
tiempos la verdad completa.
La fe e s un don de la gracia, da la suavidad para creer en la verdad. La obediencia a la fe
hace acoger la verdad de Cristo. Es una adhesión personal del hombre a Dios es
asentimiento libre. Implica adherirse a Dios que se revela y a la verdad revelada. No se
debe creer en otro que no sea Dios trinitario.
Se debe distinguir la fe teologal con las otras religiones. La creencia en otras religiones es
una búsqueda de la verdad incompleta. El texto sagrado de otras religiones contiene
elementos por los cuales algunas personas conservan su relación con dios, por eso el
concilio dice que la iglesia enseña la verdad que ilumina a todos los hombres.
La tradición conserva la tradición de libros inspirados por el Espíritu Santo. La iglesia tiene
por santos y canónicos los libros del AT y NT. Tienen a Dios como autor, esos libros
enseñan la verdad que Dios quiso dar.
Los libros sagrados de otras religiones reciben del misterio de Cristo los elementos de
bondad y gracia que están en ellos presentes.

II. El logos encarnado y el espíritu santo en la obra de la salvación

En la época contemporánea se presenta a Jesucristo como figura historia o finita. Es una


forma del logos para salvar a la humanidad.

La fe cristiana afirma que se debe creer que Jesús es el hijo y verbo del Padre, el que estaba
en el principio con Dios. El mismo que se hizo carne. En Jesús está toda la plenitud de la
divinidad corporalmente. Es el hijo único que esta en el seno del Padre, en quien tenemos la
redención.
En Cristo se reconcilian todas las cosas. En las sagradas escrituras el concilio de Nicea dice
que Jesucristo es de la sustancia del Padre. Los padres de la iglesia dicen que Jesús es
perfecto en humanidad y en divinidad, consustancia con el Padre y con nosotros.
El concilio afirma que Cristo es imagen de Dios invisible, es el hombre perfecto que
devuelve a Adán a la imagen divina. En Jesús Dios nos libera de la esclavitud del pecado.
Juan pablo II dice que es contrario a la fe, separar a Jesús del verbo, él es el verbo
encarnado. Es contrario separar el logos, del verbo hecho carne. El único sujeto que obra en
naturaleza divina y humana es Jesús. No es válido dar al logos la actividad salvífica de la
humanidad más allá de la humanidad de Jesucristo.
El magisterio de la iglesia, dice que Jesús es el redentor universal, encarnado para que
salvara a todos y recapitulara todas las cosas. Él es a quien el Padre resucita y pone a su
derecha.
Es contrario a la fe católica no considerar a la acción salvífica como una acción trinitaria.
El concilio vaticano II cuando expone el plan del Padre para la humanidad conecta el
misterio de Cristo con el del Espíritu, Se ve la comunión de ambos. También afirma que
todos los hombres, no solo los cristianos, que la vocación de todos los hombres e s la
divina.
El espíritu esparce la semilla de la palabra en las diferentes culturas. Así se reconoce la
acción del Espíritu en toda la humanidad. El que se hizo presente en la encarnación y que
actúa en la iglesia. no es algo alternativo a Cristo. No llena un vacío. Lo que el Espíritu
obra tienen un papel de preparación evangélica y se refiere a Cristo.
La acción del Espíritu no está fuera o al lado de la acción de Cristo. Se trata de una sola
economía salvífica de Dios Uno y Trino.

III. Unicidad y universalidad del misterio salvífico de Jesucristo

Hay una tesis que niega la unicidad y universalidad salvífica del misterio de Jesucristo.
Esto no tiene fundamento bíblico. Debe ser creído el proclamara a Jesucristo como señor y
único salvador que en su muerte y resurrección lleva a cumplimiento la historia de la
salvación.
Diversos textos neo testamentarios en Pedro y Pablo afirman que el Padre envió a su hijo
como salvador del mundo.
El magisterio de la iglesia propone que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana
se halla en su Señor y Maestro.
Es contrario a la fe cristiana y católica aquellas propuestas de solución que contemplen una
acción salvífica de Dios fuera de la única mediación de Cristo. 
Con términos como unicidad, universalidad o absolutez se expresa simplemente la fidelidad
al dato revelado, pues constituye un desarrollo de las fuentes de la fe.
Se puede decir que Jesucristo tiene para el género humano y su historia tiene un valor
singular y único. Es el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos.

IV. Unicidad y unidad de la iglesia

Jesús constituyó una iglesia como misterio salvífico. Él está en la iglesia y viceversa. Jesús
continua su obra de salvación en la iglesia a través de la iglesia.
Por eso, debe ser creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por él fundada.
Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia católica, pero se mantienen
unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la
Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares.

Hay iglesias que no han conservado el episcopado, pero en cierta forma siguen en
comunión con la iglesia en algún grado en conformidad con los bautizados bajo la formula
trinitaria.
Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y Comunidades separadas tienen sus
defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque
el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud
deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia.

V. Iglesia, Reino de Dios y Reino de Cristo

La misión de anunciar de la iglesia constituye el germen y principio del reino. Por eso la
iglesia es sacramento. Es, por lo tanto, signo e instrumento del Reino: llamada a anunciarlo
y a instaurarlo. Trabajar por el Reino quiere decir reconocer y favorecer el dinamismo
divino, que está presente en la historia humana y la transforma. Construir el Reino significa
trabajar por la liberación del mal en todas sus formas.  el Reino de Dios es la manifestación
y la realización de su designio de salvación en toda su plenitud.

VI. La iglesia y las religiones en relación con la salvación

Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el


camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia. hay que mantener
unidas las verdades de la posibilidad real de la salvación en Cristo y la necesidad de la
iglesia en orden de la salvación.

La iglesia es sacramento universal de salvación. Por estar unida a Jesucristo el salvador.


Es contrario a la fe católica considerar la Iglesia como un camino de salvación al lado de
aquellos constituidos por las otras religiones. Éstas serían complementarias a la Iglesia, o
incluso substancialmente equivalentes a ella, aunque en convergencia con ella en pos del
Reino escatológico de Dios.
Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres. Si bien es cierto que
los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se
hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la
Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos. Sin embargo, es necesario recordar a los
hijos de la Iglesia que su excelsa condición no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a
una gracia especial de Cristo. 

La misión ad gentes, conserva íntegra su fuerza y su necesidad. Dios quiere la salvación de


todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que
obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación.
La Iglesia, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela, la Iglesia debe ser
misionera. Por ello el diálogo, forma parte de la misión evangelizadora.

La paridad es presupuesto del diálogo, se refiere a la igualdad de la dignidad personal de las


partes, no a los contenidos doctrinales, ni mucho menos a Jesucristo. La certeza de la
voluntad salvífica universal de Dios no disminuye sino aumenta el deber y la urgencia del
anuncio de la salvación y la conversión al Señor Jesucristo.

Conclusión

Los Padres del Concilio Vaticano II, al tratar el tema de la verdadera religión, han
afirmado: Creemos que esta única religión verdadera subsiste en la Iglesia católica y
apostólica, a la cual el Señor Jesús confió la obligación de difundirla a todos los hombres,
ellos quedan obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia,
y, una vez conocida, abrazarla y practicarla.

La revelación de Cristo continuará a ser en la historia la verdadera estrella que orienta a


toda la humanidad. Jesús derriba los muros de la división y realiza la unificación de forma
original y suprema mediante la participación en su misterio.  

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