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Profesora Carolina Guzmán H.

Lengua y literatura
4º año medio

“GUÍA EVALUADA DISTOPÍAS


LITERARIAS”
NOMBRE:

I. Lee el siguiente fragmento y responde:

Texto 1
“El televisor es ‘real’. Es inmediato, tiene dimensió n. Te dice lo que debes pensar y te lo dice a gritos. Ha de tener razó n.
Parece tenerla. […] Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando las letras de las canciones má s populares, o los
nombres de las capitales de Estado. Atibó rralos de datos no combustibles, lá nzales encima tantos ‘hechos’ que se sientan
abrumados. Entonces tendrá n la sensació n de que piensan, tendrá n la impresió n de que se mueven sin moverse. Y será n
felices. No les des Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino, se encuentra la melancolía […] Má s
deportes para todos, espíritu de grupo, diversió n, y no hay necesidad de pensar, ¿eh?”.

Farenheit 451; Ray Bradbury; 1953

1. ¿Cuál es tu opinión respecto a la cita anterior?, ¿estás de acuerdo con ella? Justifica tu
respuesta con 2 razones (4 puntos)

2. ¿En qué situación de la vida cotidiana o social puede reflejarse la cita? Menciona un
ejemplo concreto. (3 puntos)
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4º año medio

II. Observa la siguiente imagen y lee los textos, respondiendo las preguntas asociadas.

1. ¿Qué diferencias crees que existen entre


utopía y distopía? (2 puntos)

Antes de comenzar tu lectura, busca las siguientes palabras en el diccionario (te sugiero www.rae.es), anota su
significado y, después de la lectura, verifica que sea el correcto para el contexto. (1 punto c/u)
1. Arraigado:

2. Resquicio:

3. Lindar:

4. Matriz:

5. Homó nimo:

6. Secular:

7. Inmanente:

8. Subvertir:

9. Antonomasia:

10. Noció n:

Texto 2
Como asienta Gregory Claeys, lo primero que evoca la palabra distopía en el imaginario popular son imá genes de ciudades
sumergidas, de cadá veres agusanados, de edificios en ruinas, de desiertos sembrados de carcasas de animales, má quinas
abandonadas y torres de basura tó xica. Y si bien la distopía no es exactamente esto —má s bien algunos de sus posibles
escenarios—, lo cierto es que el concepto se asocia siempre, segú n señ ala Peter Sloterdijk, al pesimismo, a una expectació n
catastró fica arraigada en lo má s profundo del á nimo. Sin embargo, las pinturas estremecedoras que la distopía traza en la
imaginació n, ofrecen asimismo una vía de escape estético. A veces, incluso, un resquicio de esperanza de que el mundo o
una sociedad determinada puedan cambiar a mejor, ajustarse a un antiguo modelo utó pico en el que otros hombres
creyeron y que acaso podría concretarse. La distopía con frecuencia linda con lo postapocalíptico. La naturaleza
devastada, el cambio climá tico, las guerras bacterioló gicas y las pandemias alimentan ficciones pobladas de zombis y
vampiros que, si bien contienen elementos distó picos, no son distopías en sentido estricto. Esto remite a un par de
cuestiones medulares para la categorizació n de un producto artístico —sobre todo literario o cinematográ fico— como
distopía. En primer lugar, una distopía debe referirse en ú ltima instancia al poder y sus complejos entramados. En
segundo, debe aludir a las circunstancias histó rico-sociales desde donde el lector o el espectador contempla la obra
distó pica, a pesar de que ésta presente en apariencia un mundo por completo ajeno a los referentes extralingü ísticos. En
definitiva, en cuanto producto de ficció n, la distopía ensaya una pintura parcial del futuro a partir de una crítica de
elementos reconocibles del presente que proyecta hacia una sociedad imaginativamente materializada. Sociedad alterna
que al final resulta ser una metá fora de la sociedad efectiva, sea como un espacio autosuficiente o como una pieza má s del
engranaje de la aldea global.
Para entender mejor el concepto de distopía vale la pena detenerse en la idea matriz de la que surge: utopía, que, a partir
de la obra homónima de Tomá s Moro, publicada en 1516, conforma lo que Raymond Trousson define como un singular
caso de monogénesis. El texto de Moro crea el arquetipo utó pico moderno. Desde entonces, las utopías filosó ficas y
literarias han aspirado a un ideal, pero sin dejar de estar ancladas a una realidad política o estructura de poder
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Ciudad del Sol (1602) de Tomasso Campanella Nueva Atlá ntida (1627) de Francis Bacon apuntan hacia la perfecció n de
un Estado futuro que, paradó jicamente, está siendo en el tiempo de la enunciació n de la utopía. Si se acepta que la
utopía significa la representació n imaginativa de una sociedad benéfica o bondadosa por construirse, como es lugar
comú n afirmar, la distopía —o cacotopía, “lugar malo”, como la llamarían Jeremy Bentham y John Stuart Mill— vendría
a ser lo opuesto: un infierno secular en proceso de consolidació n. Piénsese, por ejemplo, en el estalinismo que arraiga
bajo el sueñ o utó pico de la revolució n proletaria. En principio, nada impide suscribir esta definició n antinó mica de la
distopía frente a la utopía, aunque una mirada cuidadosa a la célebre obra de Moro demuestre hasta qué punto una y
otra son connaturales. A las nociones transfronterizas de utopía y distopía, se agrega lo que algunos teó ricos llaman
eutopía: sociedad buena que en efecto existe o está a punto de existir (otra utopía).
En el terreno literario, la distopía trabaja con los elementos inmanentes a la Utopía de Moro: el insularismo, la
homogeneizació n de la sociedad, la omnipresencia de un orden superior. En suma, la felicidad comunitaria a costa de la
voluntad individual. Y los subvierte hasta transfigurarlos en una versió n pesimista de esos mismos rasgos en el marco
de un relato de ficció n. La distopía literaria cuenta con importantes precedentes que cuestionan el impulso utó pico en
sí, pues el deseo de crear una sociedad perfectamente regulada desenmascara al Estado policiaco. En ese sentido
pueden leerse algunos pasajes de Los viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift o las sá tiras políticas de Voltaire.
Otros temas asociados al á mbito ficcional de la distopía, la suplantació n de Dios como creador, la humanidad amenazada
por sus avances científicos y tecnoló gicos, aparecen ya en Frankenstein (1818) de Mary Wollstonecraft Shelly, en la
literatura anticipatoria de Julio Verne y en los brillantes cuentos y novelas de H.G. Wells publicados a finales del siglo
XIX. Pero la vertiente política por antonomasia de la ciencia ficció n, es decir, la distopía literaria, só lo adopta su forma
genérica y se consolida a partir de textos posteriores del siglo XX.
Es indudable que la conformació n de la distopía responde en parte al desarrollo de una tradició n filosó fica y estética de
pensamiento. La fe de la Ilustració n en el progreso de la razó n y la ciencia muta en el spleen o decadentismo que se
percibe en Occidente en las postrimerías del siglo XIX. En ese cambio de signo también influirán las visiones sombrías de
pensadores como Marx, Darwin, Nietzsche y Freud. Pero la distopía no es só lo una cuestió n artística o especulativa. La
sensació n de crisis que atormenta al hombre moderno se acentú a con la irrupció n de los totalitarismos y las
atrocidades del siglo XX. Los atentados terroristas, antes de cumplirse los primeros dos decenios del siglo XXI,
multiplican los ejemplos de violencia y siguen nutriendo el pesimismo de los universos distó picos. La evolució n a un
horizonte de perfeccionamiento social se traduce hoy en un retroceso hacia formas inconcebibles de salvajismo, hacia
un aterrador medioevo tecnificado. El mundo cambia tan rápido y tan negativamente que en vez de esperanza produce
vértigo y ansiedad. Este catastrofismo ontoló gico parece regir a la mayoría de quienes habitan la civilizació n occidental.
Como explica M. Keith Booker, la distopía ha dejado de ser una noción académica o para lectores o espectadores de
culto y hoy permea todas las capas de la cultura popular.

Distopías literarias, Adrián Curiel Rivera, doctor en literatura española e


hispanoamericana. Para leer el artículo completo puedes ir al siguiente sitio
https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/743b7a3a-
b732-4900-84b0-8ae0267eff9a/la-distopia-
literaria

2. Define distopía literaria y utopía literaria. Si aún tienes dudas, puedes complementar tu lectura en el
siguiente sitio (3 puntos)

3. ¿Conoces alguna película o libro que pueda clasificarse como una utopía? Menciona al menos uno. (1 punto)

4. ¿Por qué las distopías literarias, a pesar de pertenecer al género de ciencia ficción, están tan ligadas a la
sociedad cotidiana? Justifica. (2 puntos)
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5. ¿Qué hechos influyeron en la aparición de las distopías literarias? (2 puntos)

6. ¿Crees que el futuro será parecido a una distopía si seguimos como en nuestra actualidad? Justifica con 2

razones. (4 puntos)

Texto 3
“Pues si todo el mundo disfrutara del ocio y la seguridad, la gran masa de personas que por lo general está n
embrutecidas por la pobreza terminarían cultivá ndose y aprendiendo a pensar por sí mismas; y, má s tarde o
má s temprano, repararían en que dicha minoría privilegiada carecía de funció n y acabarían con ella. A largo
plazo, una sociedad jerá rquica solo era posible si se basaba en la pobreza y la ignorancia.”
1984; George Orwell; 1948

7. ¿Qué opinas sobre la cita anterior?, ¿estás de acuerdo con lo que propone? Justifica con dos razones. (4 puntos)

8. Tu lectura domiciliaria es una distopía literaria. Menciona 2 hechos textuales de ella que puedan relacionarse
con la cita. (2 puntos)

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