Está en la página 1de 136

SEGUNDA SERIE t.

1, n: 2 FEBRERO

Revista de 1·a
Biblioteca Nacional

Lilia Castro de Morales


DIRECTORA

LA HABANA
P. Fernández y Cía. S. en C.
1950
,;EGUNDA SERIE t. 1, n 2 FE BRERO

Bibljoteca Nac~io1JaÍ

l .tlia Ca st ro de T\ Joral es
DIR ECT OR A

1.A HABANA

P. f ern ón d ez y Cío . S. en C.
19 5 0
Aquí está la paz frente al rumor atropellado de
la vida; aquí está la paz junto a la mar sin
límites; aquí hombre de paz, encontré yo nue,
vas nonnas de vivir, nuevas seguTidades de
contento, nuevo y dilatado amor humano.
Jost M. C1-1ACÓN Y CALVO.

[Palabras escritas en el libro de visitantes de


l la Biblioteca Nacional, el 11 de mayo de 1910.}
'
l
·\1 •

Ab lnitio
El seg1tndo 1i1ímero de la REVISTA DE LA BIBL IOTECA NA-
c1o·N AL es u.na pru,eha de que nuestro em.peño respo1idía a

causas 111,ás profitndas que las que gen.eralmente deterniinan


estfls enipresfls y es prueba ta11ibié1i del i1iterés de los act1iales
dirigentes del Ministerio de Ed11,cación por los problenias
c11lt1trales cubanos.
El esfiterzo que realizáramos para reanu,dar la P1tblíca-
ció1i de este órgano. literario ha sido compen.sad-o co-n la
ayuda oficial y el aliento de 1nitltiples cubanos que n.os
i1icita1i a con.tinuar la obra. Es así que torna1nos a la pa-
lestra, con 1i1te'l/OS bríos y las armas br1t1zidas par<t la lucha.
Nnestra Re1nsta ofrece sus páginas a los intelectuales para
qu.e a través de la crítica bibliográfica o del artículo de
fon.do vengan, co1no Don, Al&nso Q11,ijano el Bue-no a lim-
piar bon.ras y desfflcer entuertos, que en, este caso serían
honras y e1iti1,ertos C1tlt1trciles. Porque la crítica se·ria-q11,e
a 1,•eces parece haber desaparecido en Citba-es la for1na
1nejor de levautflr el interés J>or lfls cosas del saber. U1ia re-
vista co111,o la nuestra es a fin, de cuentas itn órgano de re-

[3J
visión intelcctital J' cotno tal ha de 'l'!ia11,te1ier en, alto este
espíritu crítico sin, el cital definitiva11ie1·ite muere.
No cree1nos que esta publicación llene aú1i el vacío que
existe en. la literatura bibliográfica cu,bana, rii ·siquiera alen,-
tatno_s el op>ti1nismo de p·e1isar qite hemos alca1izado 1tna
.
111,eta cultural. Las tareas cult1,¡;rales se se,mejan a aquel Manto
de Penélope e1i el qite todo es tejer y destejer, 11,cha diaria sin,
posibilidades de 1tna cul1"'-i1iación, sin esperanzas de llegar a
lo defúiitivo. TJa R EVISTA DE LA BIBLIOTECA es ta11ibién eso
y no 1ios e11.ga1ia·1nos al respecto: no es fin, sino 11ieclio, aglu,-
tinación de tareas individiwles es 'Un es/1terzo de revisión, de
nuestros valores.
Por todas estas razones comprende1nos la co11iplejidad de
la tarea a realizar. La REVISTA DE LA BIBLIOTECA ha de apar-
tarse rotitnda1ne1ite del peligro de transformarse e1i 1u1, ór-
gano <le propagan.da editorial o en itn 11iedio de· i·1npartir elo-
gios al iiso. Sabe11ios que la crítica, por serena qu,e sea, i1icita
odios y conforrna enemigos, y para que ello 1io siiceda es que
rec2trri11ios a pl1i1nas respo,nsables cuya autoridad esté a cu,-
bierto de i1nputaciones mezqu.inas. Sabemos ta1·nbié11, qiie 2t1i
órgano conio este ha de ser orientador en el 1'nás amplio sen-
tido de la palabra. Así, la Revista presenta tres aspectos
diversos en ajJariencia pero ín.timaniente u:nidos a_raíz; la
revisió1i ele obras que por la época de su edición, ya tengan.
carácter histórico; la crítica ele libros recie1ites y, por úl-
ti11io, artíciilos de fondo que de1i a conocer aspectos ig1io-
rados ele ·nuestra cu.lt1tra así c01no la p1tblicación de docu-
1nen.tos y obras inéditas o reediciÓ1i de las qite por su raréza

[ 4]
lo merezcan. Como parte co11iple1nen,taria te-ne11ios, al igttal
que el nú,11iero anterior, la publicació1i de aquellas 1ioticias
de 1nayor interés referen,tes al dese1ivolvi11iiento de -nu,estra
Instit1tció1i. .
FinaZ.,nente sólo qu,ere1nos expresar el enipeño de llevar·
por ca·m in,os de triun,fo esta Revista dando a ella n,1testros
11iaJ1ores esfuerzos. Quede presente esta st1·n a anib-ición cul-
tural, y el agradeci1niento ple·n o a los disti1itos in-telecfuales·
que clesinteresada1ne1ite· 1ios han bri1idado sit colaboració:n .

La Habana, enero 1950 ..

.'
FRANCISCO DE PAULA CORONADO.
1870- 194 6.
La Biblioteca Nacional: su flis-
..
toria y Propósitos
Francisco de Paula Coronado ..

El autor de este artículo fué Director de la ·


Biblioteca N acional desde 1920 ha~ta su muerte
acae~ida el 30 de noviembre de 1946. Muchos
de los conceptos vertido~ en c.stas páginas t ie nen
hoy completa actualidad, sobre todo al hallarnos
en una nueva fase de engrandecimien to de la
I nstitu ción con motivo de la construcción del'
ni,evo edificio. Por ello hemos creído conve•
niente publicarlo.

Correspondiendo a invitación gentil de S. E. el señor Mi- -


nistro de Educación, para que en la noche de hoy present e
en esta Primera Feria Nacional del Libro un trabajo breve
sobre la historia y propósitos de nuestra Biblioteca Nacional,
como Director que soy de esta Institución de cultura ,.
cumplo gustoso encargo que tanto me honra.
El general Leonardo W ood, siendo Gobernador militar de ·
Cuba, fundó la Biblioteca Nacional a instancias repetidas del
señor Gonzalo de Quesada, el 18 de octubre de 1901, y tam -
bién por recomendación de este patriota insigne, non1bró
Director del nuevo Establecimiento al señor Domingo Fi-
garola Caneda.
Antes que el señor Quesada consiguiera del valeroso jefe
de los Rough Riders el loable acuerdo de crear la Biblioteca,.
habíanse hecho con ese mismo propósito, después del cese de-

[7]
la soberanía española, tres gestiones que, a la postre no re-
sultaron infructuosas del todo. Debióse la primera al ilustre
bibliógrafo l1aba11ero Lic. Néstor Ponce de León, quien al
encargarse del Archivo General en 1899, obtuvo del Go-
bierno la formal promesa de que en breve plazo fundaría
la Biblioteca y el Museo Nacionales; pero la muerte inespe-
rada del l.ic. Po11ce de León y el súbito relevo del Gober-
nador Brooke, qu.e era quien tenía contraído aquel compro-
miso, impidieron que iniciativa tan generosa alcanzara w1
éxito inmediato. La segunda gestión f ué del meritísimo his-
toriógrafo Dr. Vidal Morales y Morales, sucesor del Lic.
!)once de León en la jefatura del Archivo; el Dr. Morales
recogió el proyecto, que había quedado huérfano, lo hizo
suyo, y laboró tenazn1.ente por realizarlo. Y la tercera y ú l-
tima gestión corresponde al eminente médico Dr. Diego Ta-
mayo, que en 1901 desempeñaba la cartera de Estado y Go-
bernación en el Gabinete del general \Vood. Prestando, al
fin, oídos a las constantes recomendaciones del Dr. Morales,
decidióse el Dr. Tan1ayo a actuar en el asunt0, y puesto .al
habla con los esclarecidos polígrafos Sres. Enrique José Va-
.rona y Manuel Sanguily, el primero de los cuales era a la
sazón Secretario de Instrucción Pública, y el segundo Di -
rector del Institu to Provincial de La Habana, resolvió con
ellos constituir una Jiinta Organizadora de la Biblioteca y
Miiseo Nacionales de la Isla de C1,ba. Como medida previa,
que por los acontecimientos posteriores resultó la única
adoptada, redactaron en inglés y en castellano una circular,
que distribuyeron profusamente dentro y f uerá del país, so-
licitando donaciones de libros. Así las cosas interpúsose el
·s r. Gonzalo de Quesada, haciendo valer su influencia con el
general Wood para que éste fun dara en se_guida la Biblioteca
y nombrase Director de la misma al Sr. Figarola Caneda, y

[8 J
cuando sólo faltaban siete meses para que el mando de la Isla
fuera traspasado al Presidente que eligieran los cubanos, y
cuando estaba desenvolviéndose un plan. patrocinado por dos
de los Secretarios del Despacho, el Gobernador Militar, por
1nedio de una orden verbal dada al Sr. Quesada, creó la Bi-
blioteca y lo no1nbró Director.
Donde primero se estableció la Biblioteca f ué en una nave
anexa al Castillo de la Fuerza, nave que desapareció ya, y
allí estuvo hasta julio de 1902, que fué trasladada a una
parte de los altos de la antigua Maestranza de Artillería, por
la calle de Chacón, permaneciendo en ese local hasta que en
19 38, habiéndose cedido la Maestranza a la Policía Nacional
para que en su solar coristruyese el edificio de la Primera. Es-
tación, n1udóse la Biiblioteca al Cuartel de la Fuerza, cedido
a ese objeto por el entonces coronel Batista, y donde actual-
mente se encuentra. Por una iniciativa del senador pinareño
Dr. Emeterio S. Santovenia, se ha dotado a la Biblioteca de
un patronato constituído por representantes de 11uestras
principales instituciones culturales y se ha establecido un i1n-
puesto de medio centavo por cada saco de azúcar que se fa-
brique, a fin de reunir fondos para construir el edificio de-
finitivo de la Biblioteca.
A consecuencia de sus achaques de salud el Sr. Figarola
Caneda se retiró con licencia, en 1918, de la Dirección de la
Biblioteca Nacional, y le sustituyó, interinamente, el Biblio-
tecario Sr. Fernando Miranda, en los asuntos administrativos,
co11fiá11dosc las labores técnicas, e11 con1isión, al Sr. Luis Ma-
rino Pérez, que era Bibliotecario de la Cá1nara de Represen-
tantes. Jubilado por fin el Sr. Figarola Caneda a 1nediados
de 1920, nombróme e11 propiedad Director, el Mayor Ge-
neral Mario G . Menocal, a la sazón Presidente de la Repú-

[ 9]
· blica, y por indicación de los señores Cosme de la T orriente,
Rafael Montoro, Enrique José Varona y Manuel Sanguily.
Mi priinera labor fué componer una clasificación que
nombré Racional, después de consultar las que rigen en el
Musco Británico, de Londres, en la Nacional de París y en
la Biblioteca del Congreso de \V/ ashington, y luego de exa-
minar detenidamente las populares clasificaciones denomi-
nadas de ,'\suntos, debida al gran bibliotecónomo inglés Mr.
Brown, que está muy vulgarizada en Inglaterra; la -~xpan--
siva, de la que es autor el eminente bibliotecónomo norte-
.americano 1\1r. Cutter, y la decimal compuesta por el inge-
11ioso Mr. De,vey, basta11te usada en los Estados Unidos. Con
arreglo a mi clasificación Racional, que tiene más de la del
Congreso que de ninguna otra, fueron clasificados por ma-•
terias, clases y subclases todas las obras que constituyen los
fondos de nuestra Biblioteca Nacional y colocadas en sus
sitios respectivos por riguroso orden alfabético de autores.
Una vez clasificada la Bibliotec a , se acometió, con los
pocos elementos dispo11ibles, la catalogación de los libros, lle-
gando a catalogarse las secciones de Derecho, Medicina, His-
toria de Cuba y literatura española, cubana, francesa e
inglesa. El trasiego de empleados, debido a los cambios po-
líticos, in terrumpió varias veces la catalogación, hasta que
la paraiizó por completo.
Hacia 1929 antojóse alguien de las estanterías de la Bi-
blioteca N acional, y con objeto de llevárselas al Capitolio,
ento11ces en construcción, unos delegados de Obras Públicas
vinieron a la Biblioteca, metieron la mayor parte de los libros
en cajas y se llevaron éstos a una nave del viejo Presidio, en
la calle del Prado. Un incendio que alli se produjo destruyó
29 cajas que contenían libros 1nuy importantes, sobre todo
de historia de Francia. Este despojo de las estanterías de la

[ 1O]
Biblioteca, trastor11ó la clasificación y ocasionó que muchas
obras que no habían cabido en las cajas estando sin estantes,
quedaron amontonadas en rincones de la Biblioteca. Fué
aquei despojo un desastre para el Est ablecin1ient o.
Pero, a pesar de todo, ei daño recibido entonces no fué tan·
grande como el que causó la mudanza de la Biblioteca de la
Maestranza de Artillería al Cuartel de la F uerza, porque esta
mudanza se hizo precipitadamente, hostigada p or el entonces
Jefe de Policía que lo que quería era dc:;,1}o jar en seguida el
lugar de la Maestranza, llega11do hasta comenzar el derribo
de los techos cuando los libros estaban todavía en los salones
y echándolos en los carros, sin ningún cuidado como si fuesen
ladrillos. Esta mudanza acabó de desarticular la clasificación,
mezclando unas obras con otras y regar,do las tarjetas del
catálogo. Fué realmente una catástrofe, perdiéndose la labor
de dos años y teniendo que empezarse de nuevo.
Con el propósito de que reorganizara la Biblioteca se
nombró Asesor T écnico al Sr. José Antonio Ramos. La pri -
mera labor de este Asesor fué suprimir la clasificación de la
B,iblioteca, sustituyéndola por la llan,ada decimal, con las
n,odificaciones dichas de Bruselas y algunas de cosecha pro-
pia; emprendiendo después la catalogación, con mucho más.
personal del que n unca tuvo la Biblioteca .
Los propósitos de nuestra Biblioteca, como los de las otras
nacionales, son : Primero, reunir toda la producción in1presa
del país, libros, folletos, opúsculos, revistas y periódicos; se-•
gundo, acumular cuantos 1nanuscritos cubanos pueda ob-
. tener, lo mismo científicos, que literarios, históricos que ar- •
císticos; forn1ar la más r ica colección posible de estan1pas, .
láminas, grabados, dibujos y fotografías; coleccionar todos
los n1apas y planos que le sea posible adquirir; y formar la
1nejor colección de medallas cubanas, lo 1nismo conmen1ora-

1 11 J
tivas que decorativas, militares que bautismales y con1er-
ciales, para ofrecer así al investigador todos los elementos
precisos para la erudición, puesto que las Bibliotecas Nacio-
nales son principalmente para los eruditos ya qtte consti-
tuyen el gran depósito de la producció11 intelectual de la na-
ción, su tesoro cultural.
,cumpliendo estos fines, la Biblioteca ha prestado verda-
deros servicios a cubanos que, hoy son notables figuras de
las letras, las ciencias, las artes y la vida pú.blica entre otros
los señores Emeterio S. Sa11tovenia, Emilio Roig de Leus-
chenring, Jorge Mañach, Raimundo Lazo, José Antonio
Fernández de Castro, los h.ermanos Juan y Herminio Portell
Vilá, José Manuel J>érez Cabrera, Francisco González del
Valle, Félix Lizaso, José María Chacó11 y Calvo, Emilio Ba-
llagas, Ezequiel García Enseñat, Enrique Larrondo etc. En
la Biblioteca compusieron también sus brilla11tes tesis doc-
torales alun1nos notables de nuestra Universidad como las
señoritas María Gó1nez Carbonell, Graciela Barinaga, Fany
Azcuy, María Teresa Piñera, María Josefa Beltrán y el se-
Ji.or Hurnberto Valdivia.
Para concluir diré que una de las formas como la Biblio-
teca ha contribuído más a la cultura, ha sido suministrando
a los escritores las bibliografías de que habían menester y
orientándolos en sus investigaciones con las luces del saber
y de la· experiencia, y de estos son testigos de 1nayor excep-
ción las personas antes nombradas y otras muchas que sería
prolijo enu1nerar, que co11 razón ha dicl10 un celebrado es-
critor argentino que las bibliotecas son a ma11eras de uni-
versidades libres, en las que los lectores son los alumnos, el
bibliotecario, el profesor y íos libros, los repasadores o
adjuntos.

[12 )


El nuevo edificio de la Bibliote-
ca Nacional
Palabras pronunciadas por el Dr. Emeterio Sa n•
tovenia y Echaide ante la Junta d e. Patronos de
la Biblioteca Nacional , con ocasiún de la corn•
pra de los te rre nos en donde ha de levan tarse
el nuevo edificio de esta JnHituciún.

El de hoy es u.n día que debemos marcar con piedra blanca


en el camino que desde hace ya mucho tie1npo estamos re-
corriendo en pos de la adecuada y definitiva instalación de
nuestra Biblioteca Nacio11al. Nos hallamos al cabo de ocho
afios de la tarea emprendida en busca de un terreno sobre
el cual se levai1te el condigno edificio autorizado y favore-
cido por una ley de la República. En. hora feliz, que t anto
significa la que ahora vivitnos, podemos decir que Cuba ha
encontrado en lo n1ejor de la ciudad de La Hab«na un lugar
ideal para eriiir una de sus más necesarias y fecundas casas
de cultura.
Para llegar al otorgamiento de la escritura pública que
,,cabamos de firmar, la que nos pone en situació11 de iniciar
sobre la marcha la const rucción d,e la B,iblioteca Nacional,
no ha sido poco ni fácil lo que ha habido que indagar y ges-
tionar. Ha sido difícil dar en La Habana con un lote de
., . ., .
terreno qt.:e por su extens1on, pos1c1on y otras circunstan-
cias-y circunstancia potísima ha sido la del precio de la
compr:1venta--satisficiese los deseos de la Junta de Patronos
de la Bi blioteca Nacional, empeñada en conseguir lo mejor

[ ¡ _; ]


al más leve costo, de manera que un contrato como el que
dejamos consumado llegase a merecer la unánime aproba-
ción de interesados y observadores.
La acelerada expansión de La Habana durante los últimos
años conspiraba contra nuestros mejores anhelos. Cada vez
eran menores las posibilidades de obtener en excelente lugar
el área indispensable para la Biblioteca Nacional. Y en la
medida en que crecía esa dificultad, por razón de ella misma,
subían los precios de terrenos utilizables para el expresado
fin. En este punto es de obligada justicia advertir que 110
andaba sólo nuestro desasosiego. Lo comprendieron, y qui-
sieron eliminarlo, el .actual honorable Presidente de la Re-
pública, su Primer Ministro, su Ministro de E.d ucación y su
Ministro de Obras Públicas. Sin su asentimiento y su calor,
prestados con altísimo sentido del bien común y de la cul-
tura popular, no habríamos podido llegar a la bienventu-
rada solución que hoy celebramos.
En el seno de la Junta de Patronos tuvimos la fortuna di-
chosa de contar con las luces guiadoras y la diligencia ejem-
plar de los doctores Fernando Ortiz y Antonio M. Eligio de
la Puente. A·m bos tornaron con ahinco el empeño de en-
contrar lo que tanto necesitábamos: un magnífico paño de·
terreno a un . precio razonable. Además, no perdieron de
vista la general co11veniencia de que la B:ibl-ioteca Nacional.
forme parte de la Plaza Cívica ideada con vista a la llamada
Meseta de los Catalanes y contribuya al embellecimiento y
realce del lugar en cuyo seno ha de levantarse un gran mo-
11umento a José Martí. Sus gestiones culminaron en un éxito
t an feliz coxno loable. Les debemos, les debe Cuba, honda y
larga gratitud.
El inmueble adquirido por la Junta de Patronos, como es
sabido, ha sido vendido por la Soc-iedad de Beneficencia de

[14]
Naturales de Cataluña. Silenciaría yo algo digno de ser bien
conocido si no expresase nuestro agradecin1iento por la liin-
pieza y altura con que los dirigentes ·y demás componentes .
de esa benen1érita asociación de asistencia social han condu -
cido con la Junta de Patronos la negociación que dejamos
ter1ninada en. los presentes instantes.
La operación concluída se ha llevado a cabo sin el menor
gasto por concepto de comisiones, ya que la iniciaron y ade-
.lantaron directamente con la parte vendedora los doctores
Ortiz y Eligio de la Puente, ilustres n1iembros de la Junta
de Patronos. Por lo den1ás, hemos procurado que los dineros
que la Junta recibe, en su totalidad procedentes de la in-
dustria azucarera, que vale decir de la Nación, sólo sean
empleados en pagos absoluta111ente ineludibles. Cubanos aje-
nos a la Junta comparten este deseo nuestro, co1no lo prueba
el notario autoriza11te de la escritura pública ahora fir1nada,
el doctor i'.\lf redo Castellanos Serra, quien generosame11te ha
renunciado al cobro de sus honorarios.
Con el presente acto queda iniciada una nueva etapa de las
actividades de la Junta de Patronos de la Biblioteca Nacional.
Acabamos de entrar en el lapso dentro del cual no habrá
tregua en los trabajos enderezados a dotar a la Biblioteca
N:?cional del edificio que dema11dan su decoro y J;,. trascen-
dencia de sus servicios. Estan10s seguros de que nuestro or-
ganismo autónon10, puesto que lo es del Estado, seguirá con-
tando con los mejores deseos y decisiones del Gobierno. La
Biblioteca Nacional, labrada sobre parte del terreno hoy ad-
q uirido, está llan1ada a ser elemento fundamental e11 el em-
pci'ío de esperar el ya próximo centenario del nacin1iento de
Martí con obras de cultura y arte que merezcan bien de la
1ne1noria del Apóstol, del ornato de La Habana y de la dig-
nidad de Cuba.

[15)
Los Textos Escolares de ''Estu-
dios de la Naturaleza''
Manuel G. linacero

En esta era atómica, acabada de estrenar, todos se han


sorprendido de la maravilla insospechada. Los más sabios y
los más ignorantes saben de un poder mágico oculto bajo el
vulgar aspecto de las cosas fa miliares . Con gozo y con
miedo, todos hacen fantasías sobre la aplicación de las nuevas
fuerzas que ha encontrado el hombre y han sentido el placer
de estrenar e1nociones sobre lo que hasta hace poco era des-
conocido.
Sin u11a gran fantasía , esos hombres disciplinados y s01ne-
tiendo su trabajo a un cuidadoso n1étodo, no hubieran rea-
.l izado el descubrimiento. Esta novedad no ha sido más que
una ampliación en el "descubrimiento de nuestro mu11do".
El niño está, frecuenten1ente, haciendo sus descubrin1ie11-
tos, disfrutando con la repetición de lo que encuentra )' ve
cada novedad en sus dos aspectos : una realización 1nágica
y una aplicación útil en el quehacer de su vida. Novedad
y belleza son los dos carriles por donde el ansia inquieta del
niño corre espoleada por su necesidad de acción. La vida de
la i11fancia es un continuo a1npliar en el descubrin1iento de
nuestro mundo y cuando le faltan los enlaces para el razo-

[16]
namiento, que une unas cuestiones con otras, Jo salta para
fantasear a su gusto; es la manera de dominio cuando no se
tiene la base experimental y del razonamiento.
Jugar es tejer lo sabido con lo fantástico, dando a las cosas
una realidad que no ven los hombres que perdieron los es-
pejuelos del poeta y están encadenados a no despertar, por-
que no creen que el hada vuelva a vivificar las cosas con que
tropiezan todos los días.
No es el arte otra cosa que el juego de niños más crecidos
que tienen fe en el mundo y siguen creyendo que pueden
descubrir uno nuevo mientras deleitosamente hacen piruetas
con los juguetes de la humanidad. Por entre lás cosas viejas
que vivifican, siguen creando ilusiones, trabajando gozosa-
1nente, para seguir descubriendo su inundo y repartir an10-
rosan1ente con los den1ás sus hallazgos, sin que por esto dis-
minuya su tesoro.
Y, sin einbargo, muchos padres son los responsables de
matar ilusiones y esperanzas en sus hijos, condenándolos a
vivir solainente ei1tre la fealdad que n.o pueden dominar y
les an1arga su existencia.
Es hoy la radio el mal en que se ahogan muchos niños y
muchos padres, que sin darse cuei1ta del daño, contribuyen
a cerrar las puertas del buen gusto, de la delicadeza y poesía
en que el 11iño pudiera sentirse feliz y nadar librc1nente.
El siguiente ejemplo es tristemente real. Dos pequeí'íos
viven en una casa de la ciudad. La n1adre grita, todos gritan,
el vendedor de lotería con voz de barítono desinayado se
pasa horas y horas en la esquina próxima. Los dos niños en-
tretienen 1nuchas horas imitando el ruido de las descargas
de la an1etralladora. Todavía no van a la escuela estos pe-
queños. El peor ambiente les rodea. Delante de ellos se lee

[ 17)
y se comen_ta el último crimen y el último robo. Viven los
niños a su capricho, pero no salen de casa. ¿Qué hace la so-
ciedad para salvar a tantos otros aplastados por la fealdad?
Este cuadro, a veces, es peor. Muchos nifios disfrutan de
libertad para ir ahondando una huella trágica para su fu t ut·o.
Antes de que a un niño se le entregue un libro que le
agrade, no se le ha deleitado con cuentos, esta1npas y can-
cio11es. Y cuando ese primer libro llega es para que vaya a
la escuela, es compañero desa gradab le en el trabajo de
aprender a leer.
Si destacamos una pequeña minoría, el nifio no tiene pre-
paración para entrar en relación con el libro. Aprendió al-
gunas cosas de la naturaleza y de la sociedad que tenía re-
lación con su vida: conoce el _r.--;undo que le rodea, lo que,
por su continua actividad, chocó con él.
Si la radio no le valió para nobles entretenimientos, ha
visto muchas películas que contribuyeron a endurecerlo más
y pocas que le llenaron de sano gozo.
La radio y el cine son como los dos pri1neros libros y no
le han valido para encauzar sus actividades.
Una buena escuela, un jardín de niños ( eso de kinder-
garten suena 1nal) puede orientarle y compensar un poco lo
desafortunado del ambiente que le tocó. Después, durante
todo el tiempo de la escuela primaria, entra el libro a des-
concertarle con den1asiada frecuencia.
La escuela de hoy sufre una crisis grave: la dificultad de
aplicar las nuevas técnicas, que, siendo instrumentos deli-
cados, no pueden ser manejadas hábilmente por todos los
maestros.
Puede ser, en muchos casos, el libro el que ayude al niño a
encaminarse en la vida noblemente. La trascendental f un-
ción del libro no puede ser mayor.

[ 18)
Según va el niño creciendo, halla nuevas relaciones, se
alegra con las cosas nuevas, uniendo al conocer el encanto
y ahonda en su vida y en la de su ambiente. La sociedad le-
facilita escuela y le obliga a f recue11tarla, la familia le da
comida, vestido, habitación y cariños.
Pero ¿no necesita nada más? Si el cine y la radio quisiera
emplearlos la sociedad en favor del niño, la vida de todos
can1biaría y muchos se habrían salvado.
El niño llega a estar más en contacto con la vida de la
calle. Lee y oye explicar en la escuela algo que es contrario
al proceder de muchas personas que conoce. Lo n1enos que
puede pensar es que hay dos mundos en oposición.
El libro y el maestro le pueden allanar el camino hacia la
vida humana, cordial, de convivencia, de ayuda y de mejora.
Entre el hogar, a veces bueno, desastroso con más fre-
cuencia y la escuela, hay un salto imposible, un vacío que
no se llena con nobles actividades. Oír música y cuentos,
modelar materiales plásticos, colorear dibujos, ver estampas
y libros que le gusten son ocupaciones agradables, pero a las
que no todos pueden entregarse. Algunas películas cortas,
en colores, es lo único que, a muchos, les queda de bueno.
¿No podría también la radio llevarles recreo, ilusión,
cuentos, leyendas, aventuras, biografías que fueran de su
gusto? El comercio es el que ha sabido aprovechar, desgra-
ciadamente mal, algún tiempo que debiera ser mejor em-
pleado, utilizando la repetición de frases acompañadas de·
música, con fea letra ocupando el tiempo que debiera ser
de buena música y canciones; al oír los anuncios, los ni11os
cantan acompañando al voceador invisible. ¡Y si alguien
hubiera intentado formar coros con radio oyentes le habrían
tomado por loco!

[19]
Sigue siendo el libro escolar uno de los pocos asideros para
traer al niño al verdadero camino del mundo y de la ilusión.
Entre los muchos libros que se hicieron con la intención
de enseñar de todo al niño en la escuela, nos fijaremos prin-
cipalmente en los que, según la nomenclatura oficial, son de
"estudio de la naturaleza". Todo el mundo que rodea al
niño lo tiene que ir descubriendo, como los medios de evitar
el dolor.
Cada año más que va contando el niño, ampliará stt pa-
norama del mundo por la experiencia de su vida y por la
orientación del libro, que debe servirle para descubrir, si-
tuarle en su camino, darle noticia de cómo hacer una expe-
r iencia que le interese, .sorprenderle con una novedad , hasta
ponerle en condiciones de buscar y aprei1der otras cosas por
. . . . .
su propia iniciativa. .
El libro de estudio de la naturaleza le itnpulsará a un
mayor contacto con el mundo, a profundizar más, com-
probar cón10 se desarrolla una semilla y algunas leyes que
se repitan frecuentemente a su lado.
El aprendizaje comprenderá muchas experiencias, pero
algo inás: todas las otras actividades que acompañan al
nuevo conocimiento y el ·gusto de ver lo bello del inundo;
gusto de apre11der, ejercicio y arte. El conocimiento de los
seres no puede separarse del recreo de contemplar sus formas
caprichosas, como en los corales; la simetría de una flor, un
hermoso paisaje, una puesta de sol y, en los niños mayores,
la adiniraciói1 por las formas inaravillosas de los animales
inferiores co11 la ayuda del n1icroscopio.
Belleza y utilidad, relación entre los seres vivos y su medio,
influencia de la luz y el calor sobre los cuerpos, etc.
La suprema calidad del libro está en abrir nuevos hori-
zontes, acoxnpañar en el hallazgo y contribuir a la alegría

[ 20)
de descubrir. No pueden fa ltar los dibujos correspondientes,
coleccionar hojas y flores, hallar motivos para decoraciones
de libros, pañuelos, platos, frisos ...
Y ese inundo real que va adquiriendo vida a los ojos del
niño no será bien conocido si no le aco1npañan las creaciones
de la imaginación: cuentos y fábulas, leyendas de flores, ani-
males y cuevas, ampliando la vida, haciéndola n1ás profu11da.
No confunde esto al niño que sabe dónde acaba lo real )' em-
pieza la fa11tasía. Co1npleta este cuadro la poesía en toda la
escuela primaria y, en las primarias superiores, aventuras de
exploradores y descubridores.
Si el libro debe ser un colaborador del niño, tan1bién el
niño ha de saber completarlo con el resultado de sus obser-
vaciones, breves relatos de sus actividades, noticias sobre
plantas y animales; con espacio en blanco para esquen1as y
dibujos o p royectos en que desarrolle su origi11alidad.
El libro )' el cuaderno de trabajo han de formar un todo
completo. 1"endrá las n1ás bellas ilustraciones, donde la sen-
cillez y la gracia se den la n1ano y sin que todo dibujo se
limite siempre a la estricta rigidez cient ífica. Y la más es-
merada in1presión.
Libros de tal calidad, en que tantos factores intervienen,
han de ser escritos por quienes conozcan la escuela, pues la
mera información científica no puede lograr obras escolares
útiles, sino compendios áridos que producen una repulsión
del libro para toda la vida.
Si tal libro se pudiera lograr, se jw1tarían el placer y el
trabajo. Que el aprendizaje sea a1neno, no impide la inten-
sidad de la acc-ión. Debe realizarse el trabajo con gozo, pero
con la misma intensa actividad que el niño realiza en el
.
Juego.

[21 ]
Orígen,es de la De11iocracia Cuban.a

Las Tumultuosas Elecciones Ha-


baneras del· mes de Diciembre
de 1822
Juan Luis Martín

Uno de los períodos de nuestra historia que menos interés


ha despertado, a despecho de su grandísima importancia, es
el relativo a las repercusiones que en la isla tuvieron los mo-
vimientos constitucionalistas peninsulares del primer cuarto
del siglo XIX. Las tumultuosas elecciones de diciembre de
1822, en el curso de las cuales se producen ,las tendencias
políticas disímiles más marcadas, se traman sediciones mi-
litares y están a punto de chocar batallones criollo y es-
pañoles y en medio de las cuales parece que resonó por vez
primera el grito de ¡Viva l<t i1idepende·ncia y abajo los godos!,
exigen un hondo estudio monográfico, realizado con la
abundancia de materiales de que se dispone. Posee aquel pe-
ríodo grandísima significación, porque de las fuerzas que en
su desarrollo culminante se manifiestan, están los gérmenes

(22]
de las conspiraciones posteriores. Estudiándolo veremos que
n1uchos patricios habaneros, merecedores por otros concep-
tos de los mejores aplausos, se señalaron con antipatía incon-
fui1dible hacia las tendencias democráticas y se comportaron
con la n1ás aferrada fidelidad a la causa del absolutismo fer-
nandista, y que muchas agrupaciones, que luego en su deno-
minación ge11érica se ha11 descrito como favorables a nues-
tra libertad, usaron de toda su influe11cia para describir
como nocivo el ideal separatista y como inconn1ovible fatal-
mente la esclavitud. Los progran1as contenidos en los gritos
¡Mueran, los godos! y ¡Miieran, los 1nulatos!, con todo lo que
expresan, apenas han sido analizados. (Los escritores espa-
ñoles aseguran que en Santiago de Cuba, en septiembre de
1837, se gritó : ¡Mzf.eran los godos!)

Levemente, Pezuela, califica11do con dureza al cura exal-


tado, Gutiérrez de P,iñeres, nos dice que éste falseó los he-
chos de su día, en la arrebatada dernagogia que desarrollaba,
haciendo creer a los españoles que los habaneros proyectaban
proclamar la independe11cia de la Isla. ¿Qué hubo de cierto
en todo aquello? ¿Deben1os aceptar por definitivo el juicio
de Pezuela? Recordemos que de mucho antes se agitan, en
terribles pugnas, asimilismo y federalis1no en A1nérica,

Sólo a título documental vamos a reproducir parcialmente


una interesante relación contenida en el periódico integrista
El Español Libre, publicad~ en forn1a de carta en los nú-
meros 64 y 65, del 11 y 13 de febrero de 1823 (un solo
cuerpo impreso), con la firma de José Carrión, Dice :

[23 )
r ;umcros (i.t y j;,. ( Do, reales.) Pág. t
..... --------- -
I

- ·~

------...~------
ª"
Jlfártr.s J l y j icé iJeS · 13 •11.,rer·o de 1823.
-----------
F.ste _pcrió<! 'co coi.ata. por a/tora. , ,le un 1, li egu ca.d a nr.mcro, y sale los ,n1r.
tes, Jlléves y ,ába,l.o~. Tiunc su •usc ricimi n.hic rta por uiJ peso mensual en la nue-
va lilircría de 1'{:tir . calle ,le Mc rc;aJ cn.:~; y en esta.;~preuta, calle de la Lr.m•
r,arilla, n. 20 . Los 1,,Jcmpbrcs sueltos se dcspad,au 1, n los puestos ac;osu1111IH'ado~.

5<' no~ h!! suplicado la inqercion en nuestro peri6•.1 ico do


la siguiente cc1rt.a, que publicao10s con placer, tonto
por b1 .esti1nacion <¡uc no-. •nerece s u autor, ruanto poi·
apruvechar la ocusi<,n d<' p re:ientar ni· público 1 11A re-
laciou ·c ircunataucia<la de hethos tliguoi út: bU lH,ticia.

CA.RTA.
Habana '!J eñero 3 de 1823.

Señor don A. M. y mi npreciado amigo: CuanJo cier-


tos hechos pú·blicos se reiiPren con variedad, pueJe pa•
dPcer <'I ho11or y opiuion Je un bo1nbre que ten~a el rne-
s,or cnr¡.{o ó ,nanJo, y mucho n1ns el de un militar Pje r-
cie11.l o· IIJ-10 ¡ ot~o en críticas y apuradas c~rc.1111slancios.
!VJ, d('sgrac1a me h.,ce coular e11 este uh11no 'taoo ; y
pnra rrecnvPr que la ie;11orancia ó la calumnia intente
'lSPsL11" suij tiros contra rni reputacion, que esti1no en mna,
q11'! 1ó1· '1•xi~te11cia, ruf!go a u&tPd i;e sirva hacer puh'.ienr
}~ t<Í!!;uie11te reropila~ion de lo::i suCt·'Sos ocurridos e11 el
Ca8tillo de la Cabana (<,51 <lias 5, 6 y 7 d e diciembre. !\'l e
ei. &ensible al eetremo tener que Loe.ar,. _\ bomb:ea, cuy~

l24J
Habana :)1 enero 3 de 1823.

Seiior Don A . M. y 1ni apreciado a·,nigo:

Citando ciertos· hechos públicos se refieren con variedad,


puede padecer el honor y opinión de 1t1i h011ibre que tenga
el 1nenor cargo o 11iando, y m1tcho 111,as el de it1i 1nilitar ejer-
ciendo itno y otro e1i críticas y apiiradas circunstancias.
Mi desgracia nie hace contar en este últinio caso; y p ara
precaver que la ignorancia o la calit·mnia inten.te asestar sus
tiros contra mi repiitación, que estinio en 1n11s que ·mi exis-
ten.cía_. riiego a Vd. se sirva hacer publicar la siguiente reco-
pilación. de los sucesos oc·urridos en el castillo de la Caba1ia
los días 5, 6 y 7 de dicie1nbre. M e es sensible al estrenio t e11er
que tocar a hombres, cuyo -,nanejo pu.eda ser tachado; p ero
mi ho1zor lo e,,_ije, y ante este jiisto deber desaparecen todas
las consideraciones. Co11io a las 1iiteve de ,la 11iaña1ia del 24
de novie11ibre s11-bí al castillo de la Caba1ia, en. calidad de
destacado, con cinco sargen.fos segu ndos, cuatro cabos )'
v einte soldados de ·nii batalló·n priniero de Cataliiña, tocán-
donie por el turno de escala de destacanientos.
A 1ni llegada al fu erte dí a la tropa ( cu,ya f ·u.erza total as-
een.día a 101 plaz as, incl-usos sargentos, cabos y cor1ietas)
las órdenes cond1icentes para que 1io hnbiese entre ellos di-
sensiones, qiie acarrearían sin. duela consecuencias fiinestí-
simas a la causa de la patria, en.cargándoles al ,nisnio tie,npo
u1ia buena ar1no1iía co1i los deTnás sius conipañeros e indi-
viduos que se haltaba1i habita1ido en la fortale z a; todo lo que
/Ja1i c11,11iplido a satisfacción 111-ía, jJudiendo asegitrar que no
he recibido ~ '. 11ie1zor queje/. de ellos, antes f,or el co1itrari.o,
he visto tribittar los 11'tayores elogios a s1t buena conipor-
tación.

[25 )
En virtu,d de asegurarse en la Caba1ia el día 5 1ioticias
desagradables, q1,te a11ienazaba11, la ruin,a de esta isla preciosa,
pasé toda la ·noche en, vigila·ncia al lado de 1ni tropa, la qite
veía entusüis1nada fJOr la catf.sa de la ,11,ació1i, disp1,tá11,dose la
fatiga y dá1idonie las 1nayores seguridades de s1t deseo de
sacrificarse en pro de la tranq1tilidad del fidelísinio piteblo
habanero, a quien intenta asesi1iar una facció1i perj1tra y
patricida.
Nada ocu,rrió de partic1,lar; pero las noticias corrían, er
día 6 con carácter de niás f1ositivas y fitnestas, y así es qite·
hube ta,mbié1i de jJasar toda esta 11.oche ( aconipañado def
corn.eta José Rivera) "recorrierido a cada insta1ite las 11i1trallas
y deniás J>ttntos por donde pu.diera te11ierse la sorpresa que
se decía in,ten,taban los traidores.
Al anianecer del subsecue1zte día 7 1ne dirigí áe co1isitno·
con, Don Jacobo Du.broy, o Du.bervil, a la puerta del So-
corro, con el objeto de esperar en ella a los que viniesen de la
1-Iabana, e inf orniarnos del estado de cosas en, esa plaza; y,
con efecto, se conf ir1'/'taron las 1nalas 1inevas de los días a1i-
teriores.
Conio a las siete de esta 11iis1na 1na1iana entró e1i el castillo,
el asistente del teniente don Fra1icisco Se11,t11ia1iat, con, un.a
baqueta, 1tn.a o dos alniohadas, it1i par de zapatos de a1ite y
nna 1·n uda de ropa blan,ca, todo lo qite dejó depositado en er
c1terf10 de g1,tardia del Socorro, dicie1ido que sit a111.o ven.dría
por 11·i01ne1itos a la fortaleza, a pesar de 11-0 tocarle de guardia,.
lo que nos puso e1z cu.íclado, pues de ante'llian,o sabía11ios la
úidisposición de Sent1na1iat con in,fin.id(td de siigetos de la
Habana, que parece que Tnir<iban a aquel c01i algo 111.as que
des con fian,za.
Bien, fJro·n to se presentó en el fiterte el citado Se11,i11ianat,.
y poco r,ntes, o después, su conipañero, do-n Jua1i I11.fa1ites,.

[ 26 1
los q11,c a la hora y 1n.edia salieron precipitada11ierite co1i di-
rección a la ci11dad, diciéndonie el jJ'ri111,ero que pasaba a la
casa de su señora tíci, ofreciendo s1i pronto regreso. Consi-
derando co·1npro11ietidos a anibos sujetos, les s1ipliqué no
11iarchasen del castillo y nie concediesen. el honor de acom-
pa1iar1ne al desayu1xo '.)' coniida, lo qne no aceptaron..
A las ocho había '.)10 entrado de g1iardia en, la puerta del
.Socorro '.)' a lcis diez se 11ie trajo a ella la noticia de que el
tenien.te Sentn·i anat había sido herido a su arribo a la
.Habana.
A eso de las 01ice, hallándonos 11ii co1npañero Duvervil y
yo sobre la 1n·u.ralla de 1ni guctrdia, 11i11ios llegar con precipi-
tación, cd ten.ie1ite Infantes, el cual 1ios habló e1i los tér1ni1ios
.sigitientes: "Señores : al desenibarcar en. la Pu,11,ta Sentnicrnat
y '.)'0, f11,i1nos en derechura para casa de sii tía, y al estar ya
en ella le dije: "Dentro de niedia hora, o tres c11.artos de hora,
vendré a buscarte y nos ire1nos al insta1ite al castillo, J>ues
.si no tuviera que hacer 110 me separaría de ti" y 11ie despedí
.en seguida. Luego que '1/0Íví a sii casa, que sería con·i o ·cerca
.de 1i11a hora de haber salido de ella, 11ie enco1itré con la n.o-
vedad de no estar 1ni a1nigo '.)' co·tnpa1iero Se1it1nanat en casa,
dicié1id01ne sit seiiora tía qiie dos siigetos se lo había1i llevadó
por el brazo, sin haber sabido quien-es eran, ni a donde iban.;
y por 1,lti1no 11-0 sabiendo yo donde en.contrar a -,ni ttniigo,
he venido in1nediata11iente al castillo, <-7ue es 111.i destino, por
estar destacado en, él con. 11ii con1.pa·ñero Sentnianat".
No tardó 1·n ucho en presentarse el 1nenci01iado Se1it-1na-
nat; se des1i1tdó; se frotó las piern.as y 1niislos co·n aguar-
diente, que al efecto le proporcioné yo 11iis1·n o; vistiose co1i
la ropa que an,tes le había traído Stt asistente; y ya no vol-
v ieron a salir del castillo 1ii él 11.i Infantes.

[27]
l{eh:re1ne en,ton,ces a 1ni cuerpo de guardia y en, él se me
fJresentaron algitnos sargentos de los destacados en, m,i ba-
tallón, dándo11ie parte de que lff. tropa y ellos, 'no querían
hacer 111.as guarclia con el oficial do-11, Francisco Se1it1nanat,
j,or saber ciertanien.te que en la Habana se pedía, entre otras
111uchas, sit cabez a, por el horrible cri11ier de haber gritado:
"Viva la indej,ende·ncia y 111,11,eran, los godos"_,:- Les contesté
de confor11iidacl a s1t petición, y consegití tra17,l]iúlizarlos,
pro'!netié11-doles con, las veras de 1·n i al11ia, qite, en el caso de
ser cierta la acusació1i que se hacía a Sent11ianat, no tendrían
el dolor de for11iar en 1tnas 1nis11ias filas ni obedecer a u,n
oficial que así h1tbiera faltado a sits jura11ie11,los.
An,sioso de lle·nar 1-nis deberes, i'nfor1né de todo al señor
brigadier gobernaclor del castillo, para que se sirviera provi-
denciar lo CO'nveniente en beneficio de la tranquilidad de 1ni
destaca·,nen,to y servicio de la n.ació1i. En efecto accedió el
dicho seiior a la sitfJlica de 111,is soldados co1itestá:ndo1ne de
esta suerte: "No hará gitardia 1nas en, la fortalez a el te,nien,te
Sent·1nanat co1i la tropa de usted".
A las o·nce y citarlo de la noche del 11iisnio día 7 esta11,do
J>aseándo1·ne por frente de la piierta de nii gu,ardia, se me
presen.tó el cor1ieta José J{ivera, y 11ie dijo qite de orden del
gobernador del castillo partiese in1'nediata11iente a cal-,nar la
r,gitación q1{e se n.otaba en los soldados de 111,i regi11iie1ito.
Sorprendido con s11,ceso tan, inesperado exigí alg1tnas acla-
--------
e ¿Por qué desgracia ha de dar ma·rgen el jove11 $e11tmanae con sus malas cnm,
pañías a que así padezca su nombre y reputació11 1 A él más qtte a nadie
le ofende la suposición de que sus fobios haya,t pro11unciado el ominoso grito
de : Mu ERAN LOS conos, ¿Acaso d padre que le dió el ser no está compren,
dido en tan injusta proscripción? ¿O será que en el Mglo de las h<ees se
manchen las páginas de la historia con las tristes relaciones de infames parri,
cidios . .. ? Imposible . imposible es persuadirnos que el joven Sentmanat des,
conozca que si llegase a cometeT tan punible estravío, sepultaría en la huesa
" impulsos del pesar ')' el deshonor, al ancia;10 a quien debe su existiT. D eseamos
que se justifique, y lo esperamos por momenros; sti honor lo demanda, y el
de un militar se empa,ía con e! más leve soplo , - R,

[28 ]
raciones a Rii:era, y éste dijo qzte la tropa estaba desco·n -
ten.ta a presencia del gobern.ador por haberla noticiado q1te
ctl día sigitiente entraba Se11.t11ianat de gitardia, en cuya vir-
tud se co1isideraba necesaria allí 11ii presen.cia,. Para e-vitar
un. daño cityas co11.seczie1icias es dado a todos prever
corrí a las ouadras de mi batallón, pronto a siifrir por 111,i
celo, y no por delito ni ig11orancia, la pena que señala la
ordenanza en su, títiilo V artículo 62 (?) : "P()r ningit·n pre-
testo se separarán los oficiales, sargentos, cabos, ta1nbores ni
soldados de su g1.iardia, ditrante las veí-nte y cuatros horas,
o el tie1npo que deben estar en ella; pues de esto será respon-
sable el que la 1nande, a qitie1i por la ausencia de 1,1,n solo
soldado se 1nortificará con veinte '.)' cuatro horas de arresto,
porque en, la exactit-ud 111,ilitar cualqu,iera falta es grave".
Apenas empecé a desenifJeñar 11ii coniisió1i, se retiró el
señor gober11ador, sin saber yo a donde, reco11iendándo11ie
a su despedida 11,0 111,e 1narchase si1i dejar la tropa en co1,¡,1,-
pleta tra1iquilüla.d.
CumJJliendo estaba aún con este jitsto J>recepto cuando
entró el soldado José Galván,, diciéndonie : "Mi te1iiente
Socorro, y por disposición del señor gobernador de la
fortaleza, sin co·nocimiento 111,ío; e1i tal apuro sin. saber yo
el 11.zí.mero y la calidad de las J>ersonas qzte se había1i in.tro-
dzicido, dispiise qite los soldados francos de 111,i batallón ( que
estaban e1i las citadras) cargase1i con. jJ'rontitztd s1,ts fusiles y
for11iasen e1i, batalla a dos de fondo, e1i la plaza ele armas [,ara
no ser sorpren,didos, en caso de haber entrado en el castillo
algitna fu,erza de co1isicleración, y 1nandé reforzar con cúzco
o seis soldados las guardias de las J>uertas Principal y
de la Surtida, todo lo qite se verificó sin pérdida de un ins-
tante. Permítase1·ne aqu.í elogiar el celo, patriotis1no y subor-
di1iación. de 1ni tropa que 1iada 1ne dejó que desear; co·n sol-

[29]
.dados ta11 valientes bien p1ieden descan.sar los fieles haba11e-
ros, seguros de que esta despreciable (?) facció-n advenediza
.que hoJ, los aflige tardará 1nás en arrancarse la 1náscara q1,e
en clesaj)arecer de la haz del 11oble pueblo que qu,iere envolver
en los estragos de iina guerra fratricida. ¡ l1ifames! ¡ Para ellos
el llanto de 1i11a nación, en.tera es el mayor placer!!! ¡Nada les
importa el 17,to eterno de millares de familias, con. tal q1,e
sus in,ícitos corazones apaguen. la sed de sangre, que de con-
tinuo los devora!!! Pero temblad, 1nalvados: vuestros pla-
11es p1,ede que a la hora esta se hallen descubiertos; y al es-
piar vu.estro ·negro crinien vereis a los sen.satos habaneros
maldecir 1,11iestra 1ne·111,oria. Siga1nos la relació11 de los su,-
cesos.
T 01nad,is estas niedidas volé a ·1ni guardia, y en, ella si,pe
(?) que los qu.e habían. pen.etrado en el castillo eran. sólo tres
.i11dividuos, 1.,110 co·n el carácter de tenie11te coronel, otro con
el de soldado 11 el iíltimo co·n el de paisano. Mandé en el acto
retirar la tropa for1nada en la plaza de Armas, la qite 1ne sit-
plicó encarecida1'nente la permitiese pasar toda la 1ioche en
vela, patritllan.do e11 el castillo. ¡Cua11ta satisfacción nie pro-
.di,jo esta patriótica oferta, que acepté .si11 dudar!
A pocos 1non1entos de acaecer lo relacionado, se prese11-
taron en nii c1ierpo de g1tardia el se1ior gober1iador de la
Cabaña y los se1iores Don To·más Llorente (?) y Don. F. de
Leiva, ayudante interi110 del castillo, don Anto1iio Sen.tma-
1iat, teniente coro-nel y conia1idante segitndo del regi1nie11to
de infa1itería de la Habana, don Salvador de la Luz, en trage
de paisano, ayudante del capitán gen.eral, y it11- soldado ( estos
tres 1Í,[ti111os f1,ero1i los qite e1itraron poco antes e1i la for-
taleza). El señor gobernador me ordenó que abriese la
puerta y permitiese la salida ele estos seii.ores y a los tenientes
]11.fantes y Sent1nanat, que a la sazÓ1n se paseaban en el

(30)
cuerpo de gitardia. Vie1ido el gefe que nii contestación:
era el silencio, repitió su 1nandato c011. voz i1nperiosa, a qu,e
1ne vi precisado a con.testar con estas ter111,i11,a11,tes esj>resiones:
"Se1'íor gober1iador : me es sensible sobreman.era decir a ;usía
que no p1,edo n.i debo per1nitir se abra la puerta del Socorro,
tanto por las actitales circu1'tstancias, cuanto por estar osc11,-
rísi11ia la noche JI habérsenie ín.struído por algitnos soldados
de 111,i gitardia que en,tre este castillo '.)I el del Morro se ha di-
visado 'U1i pelotó11- de ge1ite. AdeTnás, 1iu,estras orde1ianzas
previen.en, q1te de 1ioche no se abra fortificación alg1t1ia".
Co-n esta co1itestación 1nía se retiró el gober1iador y de1nás
se-ñores que le acO?tt pañaban.
Creía yo poder descansar un nionien,to del tropel de cir-
Cu1'istan.cias estraordin,arias que se -habían ac1t11i1tlado, cuando
vino a sacar1ne de 1ni error 1t11a orde1i del 1ne·ncio1iado señor
gobern.ador, con.cebida en. estos tér1ninos: "El cottiandante
de la g1iardia del Socorro man.tenclrá en calidad de arresto a
los tenie1ites do1z Francisco Sent-,nanat y Don, Juan, Infantes,
entregá1idole al oficial entran.te (?) hasta la deter11iÍ1iació11:
del señor capitá11 gen-eral, t01nando las precau,ci01ies que
ten.ga a bien, a fin. de que no se qitebrante dicho arresto. Ca-
baña 7 de dicie1nbre de 1823. Litis Roca de Togores". l)or
niás que 111,e había propuesto hacer una aislada narración, de
los hechos, -no puedo 1ne11.os de lla11iar la ate1ició1i del pú,blico
hacia la Ú-nica sit1tación, e1i qite 1n.e hallaba. ¡Aú1i reso·na.ba
en, niis oídos el precepto de abrir las p1iertas de la fortaleza
y per1nitir la salida de los 1nis1nos oficiales qite ·u1i 1no-me1ito
después it1ia orden haría 111,andar arrestar'.)' aseg-urar! Confieso
que 11ie pierdo en este laberúito ... 110 1ne es dt1,do pe11-etrar con-
ducta tan enig1nática... pu,ede q1te algií.n día q1,tiera la suerte
revelar estos arca-nos. En.tretanto c01iviene a 1ni propósito,
copiar los artícu.los de la orde1ia11,za que 11ie inipidiero-n obe-

[3 1)
,

decer a Don, Luis Roca. Dicen así: "Títiilo VIII. Formalidad


con, que se ha de hacer la descubierta y abrir las puertas de la
plaza. Artfciilo 19 - Al amanecer, de 1nodo qne ya se disti1i-
ga·n los objetos, se tocará la dian,a en la guardia principal, y
sncesi·va11ie11.te en todos los demás piiestos y cuarteles de la
plaza, y al a11iso de este toque, harán la desciibierta las pa-
tru,llas de caballería que quedasen fu.era por la ·noche, regis-
t-rando los parages que el gobern,ador hubiere señalado, avi-
sando de s1t reconoci11iien.to al oficial de la respectiva puerta,
qi,e se le hubiere prevenido. 29 - Los centi·nelas de los baluartes
ú1111,ediatos a las p1iertas de la plaza recon.ocerán. con observa-
ción y citidado, la canij)aña qite les correspo1ide hasta do1ide
alcan.zfrre la vista, y avisarán, por su cabo de escuadra al ofi-
cial de si hay n.ovedad o no. 3'' - En las plazas donde no haya
caballería, registrará1i la ca1npaña desde los baluartes, lo} ofi-
ciales q1.,e 1na·nden, las giiardias que haya en ellos, y con el
sargento pasarán aviso al -oficial de la J>uerta de si hay 11-ove-
dad o 11,0; fJero si la guardia de ella tuviere en, la 1nitralla ce1i-
tinelas harán. el reconoci111,iento los s·ubalternos; '.)' e1i caso de
giierra o sospechas, la ejecutará personahnen.te el coman.-
dante de la gi,ardia. 4!' - I-Iecha la descubierta, y satisfecho
el oficial de g1tardia de la puerta de 11,0 haber 11.ovedad,
man.dará tocar llaniada, para que a este aviso se incorporen
en la guardit1 los ce·ntinelas '.)' puestos establecidos para la
11-oche, y se pondrá toda la tropa sobre las ar1nas, aguardando
al capitá1i de llaves, que ha de abrir las pi,ertas, el qite se
dirigirá f>ara recibirlas ( citando sea ya día claro) a casa del
gobernador, aco-mpaii.ado de ·u n cabo y cuatro soldados del
principal. 59 - T01nadas las llaves, 111,archará a la puerta, y
si el oficial de guardia en ella advirtiere alg1tna novedad, 11.0
f1er111,itirá se abra, hasta particij>arla al gobernador, y te·ner su
orden; />ero si 11-0 ocurriere cosa especial, abrirá it1i postigo,

[32 ]
saldrá por él el in.n·iediato sitbalterno del q1.te 1nanda, con. seis
soldados, para hacer n1.teva1'nente la descubierta; y a propor-
ción. que vayan. /itera de u,na puerta o puen.te levadizo, se
irá cerra1ido y levan.tando, hasta qu.e rec01iocido por dicha
partida el terre110 del frente de la puerta, barrancas, zanjas,
ruinas, ribazos, casas y dernás parages qu.e el gober1iador
haya 1nandado, e1ivíe el sitbalter1io qite salió u,11, soldado al
coniandtnite de la guardia, dándole parte de quedar segitro
el ca1npo. Gt:> - ,4.dquirida esta notici(I., e1npezará11. a tocar
1narcha los tanibores, y se irá-n abriendo lcis puertas y ba.-
jctndo los puentes levadizos, de f or1na que ¡,ara abrir la se-
gu.nd a quedará cerrada la prirnera; o leva·ntan.do el J>ue·nte,
y así de lo de1nás hasta abrir el rastrillo de la ca·1npa11a, en
cuyo caso se introditcirá el... )' quedarán. abiertas todas las
pnertas, y pasará el capitán de llaves a e1'itregarlas al gober-
nador, J' darle citen,ta de todo, aconipafiado del cabo -v solda-
dos que sacó del principal, JI deberá1i retirarse a él desde allí".
Luego que a1n.a1ieció '.V se abrió la puerta de 111,i giiardia,
única por donde se entraba y salía al castillo, di parte ver-
bal-ntfnte de todo a 111-i seg1.t1ido co1nanda11.te do-n Ign.acio
Castellá, por 1nedio del sargen.to segit1ido An.tonio Castro,
en.cargándole a éste se infor11iase bien, por dicho seiior co-
1nanclante y oficiales del cuerpo, clel estado ele cosas en la
Habana, para J>oder por 1ni parte obrar con. a.lgií.11. conoci-
11iie11 to y tino.
i.\t[uy luego se presentaro11. los se·,iores don, A·ntonio Sent-
·nianat y do1i Salvador de la Lu,z, c01i el soldado ordenanza,
con objeto de retirarse; 111as la prudencia aconsejaba se les
i-,ripúliese hasta tan,to t-u.víese conoci111-ie·n to de todo el seiior
capitán general, si1i ciiyo perniiso creía yo se habían, i1itro-
d1tcido en, el fuerte. Así se los hice saber, retirá1idose e1i
segiúda y dirigié1idose hacia el pavelló11 del gobernador."

[ 3 3]
Bajó a la Habana al cuarto de hora el seg1,tndo coniandanle
de la fortale za don 1'01nás Llorente, quie1't volvió jJrese1itá11-
dorne -una orden del señor Ge/e superior político '.)' capitán
general de este, isla parct qu,e se per11iitiese salir de la Caba1ia
a los individnos su,sodichos, conio asimisnio declarando c¡ue-
daban en plena libertad los te1iie·ntes Se1it11ianat e Infantes.
Esta orden, fué por nií respetada y leída en, alta voz, para
que llegando a noticicts de la tropa n.o hubiera1i desconfian,-
zas e,¡ue fJodían, co11ipro11ieter1ne y perjudicar 1ni biten 110111--
bre, No sé si deberé arrepe1itir1ne de haber devuelto esta
orden, al Sr. Llorente,
Ve-nt1trosa1nente llegó a cortos 11io11ientos 11ii seg1tndo co-
·1nandante, acon-ipc11iado del jJri1ner ayuda1ite, don Jainze
Travesa, que 11ie dispe1isaron la satisfacción gloriosa de haber
aprobado cuan.to había ejecittado la 11,oche anterior,
"E-n la 1na1ia11,a del 12 del -1nis1no 1ne.s /1-t í relevado sin IJa-
berse c·u1nj,lido el jJlazo de 111,i destacaniento, por el dig1io
oficial de 1ni cuerpo don Francisco Ballester, en.cu,briendo la
intención de esta provide-ncia co1i el disini-ulo de enviarle co11
vei1ite y ta·ntos hon1,bres a re·tnu,dar (?) igú,al 1i1tniero, Sie1n,-
pre que ha tenido q,ue salir tropa de 1ni batallón a alguno de
lis p1i1itos in111,ediatos a esta ciudad, para relevar algiinos in-
dividuos antes de concluir el 1nes de destacado el oficial co-
·1nandante ·no ha sido éste ja11iás relevado de sit puesto por
·n ingú:n oficial, sin, jJ'receder cattsa legítima.
"Se 'l'ne asegitra q1te el señor capitán. gen.eral ha dictado
este nwndato a petició-n del gobernador de Sftn Carlos de la
Cabaña, resentido por 111,i negati·va a sus deseos la aciaga no-
che del 7.
"Si así /1-iese, s:ufriré con resignació,n la i1ijusta y atroz he-
rida que place al capricho abrir e·n 1·n i honor, y entregándonie
en los brazos de los verdadero,s a1nantes de 111,i patria, 111,e con-

( 34]
solaré con, la segitridad de 111,i conciencia, el 1-n ejor j'uez de las
acciones huma1ias.
"Con,cluJ, 1ni qiterido a1nigo, la en,ojosa tarea que la de-
fensa de 1ni reputación me ha obligado a eni prender; bas-
tante /Je luchado co11,11iigo 11iis1no, jJara 1io presen,tar a la
censitra pública opúiiones de personas qu,e siempre se han
creído respetables; pero se ha hablado con tanta variedad, se
han desfigitrado tanto los hechos, que h·e ten,ido que.,.
vencer mi repugnar/,Cia y recu,rrir a 1nis co1npatriotas en, de-
nia-n da de mi justificación.
"R1tego a Vd, se sirva corregir los defectos de mi desali-
ñada plunia J' dar sus órdenes a sit afectísi?no servidor,
JosÉ CARRIÓN"

Los hechos que comenta el oficial del Batallón Pri1nero de


Cataluña, como ocurridos en La Habana, están descritos por
Pezuela (IV, 140 et seqq) en estas palabras:
"Cuniplíase e11ireta1ito para la isla 1t1i plazo for1nidable,
el de las elecciones para dip1itados a las Cortes de 182 3. De-
bían ejec-u tarse a pri1icipios de dicienibre y se cele,b raron si1i
novedad n,olable _las jitnlas electorales de parroquia desde el
priniero hasta el 4 de aqitel mes, con sosiego ta1i sorpren-
cÍente en esa clase de reitnion-es, que podía esperarse que ya
no se titrbara 11ias en los días sigitientes. El 5 sólo qiteclaban,
por terniinar en la parroquia de San Agustín, las elecciones
de la del San,to Cristo.
"En esa sesión itn, alférez de dragones, llamado D. Gaspar
Rodríg-u ez, i1iterpreta1ido desfavorablemente cierta palabra
de itno de los conc1irre1ites, se dió por ofen.dido y se propasó
en el acto a abofetearle, A pesar de la ira que excitó su, des-
acato en, aquella c01ic1irre11.cit1, su,5 a11iigos sacaron a Rodrí-

[ 3 5]
gitez de la escena, continitó en paz la votación y 11,() se sus-
pe·n dió hasta la hora acostu,mbrada debiendo continitarse al
daron luego cabildea1ulo. Agriados los piñeristas con, la
cotnpañía de nacionales que daba allí el servicio en aquel
acto y la 1'rtayor parte del concitrso; pero mitchos se que-
daron, li,ego calbildea11-do. Agriados los piñeristas con la
in.u.tilidad de sus esfiterzos en, aqitellas eleccio1ies, había'li sit-
gerido a los ·tnttchos peninsulares de bu,ena fe de sit partido,
la 1'rtayor parte niilicianos, la dañintt especie de qite iba a es-
tallar 1t1i plan de i1idependencia e iba a perecer todo español."

Pezuela describe los acontecimientos que se produjeron en


consecuencia de aquellas versiones, hasta el día 8, hechos tan
graves y que acusaban de tal n1anera ya la división que
existía eJ1 la ciudad, que aquellos sucesos, por los gérmenes.
que contenían, pueden contarse entre los que vagamente
habrían de iniciar el separatismo. Véase también Vidal Mo-
rales, I1iiciadores, edic. 1901, pág. 175.
Gaspar Rodríguez er,i. oficial de los dragones de América,
unidad mandada por el hermano de Francisco Sentn1anat.
Tanto el alférez Rodríguez como el teniente Se11tmanat fi-
guraron en hechos posteriores y tuvieron que escapar a Mé-
xico, donde al igual que otros contemporáneos suyos, parti-
ciparon en la política republicana, entre ellos otros militares
habaneros que hicieron la guerra contra la potencia colonial.
Carrión, por estos hechos, fué sometido a consejo de
guerra; y Sentmanat emitió una justificación, en forma de
manifiesto.

[36)
La prensa cubana en Estados·
Unidos durante el siglo XIX
lilia Castro

Sería ocioso hablar aquí de la influencia norteamericana


en los destinos de Cuba, tema que ha sido estudiado ya muy
ampliamente y que continúa manteniendo la atención de los
investigadores. Por lo tanto, redúcense estas líneas a expli-
car las razones por las cuales nos hemos decidido a publicar·
esta relación de periódicos cubanos editados en los Estados
Unidos de Norteamérica existentes e11 la Biblioteca Nacional.
Estados Unidos, y en mucha menor. escala México y Colom-
bia, fueron los puntos de migración forzosa de los revolu-
cionarios cubanos que buscaban una tierra que brindase la
doble circunstancia de cercanía a Cuba y un clima de liber-
tad propicio para sus luchas poli ticas por la. Isla. En Estados
Unidos publicó José Alvarez de T oledo sus priineros escri.tos
sobre la Independencia de la Isla y vió la luz El I--Iaba11<'ro,
periódico que fundara Félix Varela, el cubano que nos en-
señó a pensar, según la acertada frase de Domingo del Monee.
Estas dos publicaciones, surgidas dentro de los pri1neros vein-
ticii1co años del siglo, junto con otras que no son del caso
mencionar aquí, pueden considerarse como los esfuerzos pio-
neros de propaganda cubana.
Publicaciones de emigrados, las más de las veces : co1no
El Habanero, cuyo len1a, los famosos versos de Pastor Fido,
revelan toda la tragedia espiritual del desterrado.

[37 1
Cosí chi va lontan dalla sua patria
Benché molto s'aggiri, e spesse volte
I n peregrina terra aneo s'annidi
Quel naturale amor sempre ritiene
che pur !'enchina alle natie contrade.
Es curioso que El Haba1iero, pese a la gran influencia que
•ejerció en su época, fuese posteriormente olvidado por mu-
chos estudiosos cubanos. Prueba de ello es que Calcagno,
gen eralmente bien enterado, considera dicha publicación co-
mo "un periódico científico y político moderado y del que
no sabemos exista hoy colección alguna". Sin embargo fué
la publicación cubana n1ás radical desde el punto de vista
p olítico que apareciera en su época. Tan radical que deter-
m inó una R eal Orden de Fernando VII prohibiendo su en-
t rada en la Isla.
Teniendo en cuenta su importancia, la Universidad de
la Habana ha hecho una reedición de los seis primeros núme-
ros de dicho periódico, que son los únicos que se han logrado
localizar hasta nuestros días. La Biblioteca Nacional posee
los números del uno al cinco y una copia manuscrita del
·sexto. Del número séptimo, conocido por referencias de
José Ignacio Rodríguez ( 1) , no se ha logrado encontrar

.( 1) .-Rodríguez, José Ignacio. Vida del Presbítero Don Félix Varcla;


Nueva York, I111prenca de "O Novo Mundo", 1878.- p. 231.
El índice del número siete, era el sigu iente:
-Diario de la Habana, sábado 8 de abril de 1826.
-Con1unicación Oficial.-Mr. Clay, Secretario de Estado de
este gobierno, de i'vl inistro en Rusia. Departamento de Estado
26 de Diciembre de 1825.
Reflexiones sobre los funda mentos de la confianza que se tiene
o aparenta tener sobre la perma.nencia del estado político de
la Isla.
-Fuerza naval de los estados independientes que se halla en el
Pacífico, y acaso esté ya en cami110 para el Atlántico.
- Estado económico de la Isla de Cuba.

[ 38l
ningún eje1nplar no obstante las pesquisas que al efecto hi-
ciera Enrique Gay Calvó en las principales bibliotecas de.
An1érica y Europa (2).
Continuación espiritual de El Habanero, aunque si11 sus
extremismos políticos, fué El Mensajero Se1nanal desde cuyas
páginas hiciera José Antonio Saco sus primeras incursiones
polémicas con Ramón de la Sagra. El 1·nensajero fué una
verdadera fuente de noticias de interés sobre los n1ás inte-
resantes tópicos culturales, y fué tan1bién, valgan las pa-
labras de Saco, "el papel de toda la gente cubana" (3). Para
imprimirlo se compró una imprenta en do11de a la par vieron
la luz w1a serie de publicaciones corno las poesías de Juan
Nicasio Gallego - impresas a instancias de Domi11go del
Monte- y las de Manuel de Zequeira y Arango.
El mensagero circuló profusamente entre los cuba11os,
donde quiera que estuviesen. Las cartas de Domingo del
Monte, José de la Luz, Nicolás Escovedo, están llenas de re-•
ferencias al mismo. Aunque su entrada fué legalmente per-
mitida en la Isla,, no por ello dejó de ser perseguida en la
realidad, pues siempre en la colonia hubo gran distancia.
entre la ley y su cumplimiento.
La persecución de la prensa subversiva cubana en genera[
resultó la más de las veces ineficaz. Bastaba un solo número,.
llegado entre los pliegues del vestido de alguna viajera o•
escondido en las cajas de alimentos, para que pasando de·
mano en mano, fuese leído por numerosos interesados. Por

(2) .- Prólogo de Enrique Gay Calvó, a El Habanero, Publicado poc la.


Universidad de la Habana en 1945 . p. xxix.
(3) -Carta de José Antonio Saco a Do,ningo del Ñlontc, desde Fila-
delfia, a 26 de diciembre de 1828. Publicada en el Centón Epis-
tolario de Domingo del Monte, t. I, Habana, I,nprcnta El Siglo XX,
1923 .-p. 48.

[39 ]
. ..,_....,. . -;---··--.--.;~::_r.•-- ........
= .
,(i' ::,,
· ....-------'- . '1
.,
•' ., >t
• •
.~
• ;j
.'
'
'
-~·. !'>;; '•
' '

., ·.
,;•
. . •;

' ,

,
,

·Gaspar Bctancourt Cisneros: "El Lugarc110". (18 03-1866 ) Una de las


1nás bellas figuras de las luchas libcrcadoras cubanas. Periodista, destacado,
,r
fué uno de los fundadores de [.a crdad y su 111ás notable colaborador.

[40J
otra parte, los funcionarios criollos obstaculizaban esta la-
bor persecutiva dentro de la maquinaria oficial española, y
caso elocuente de ello fué Félix Ta11co Bosmeniel, Admi-
nistrador de Correos · de Matanzas, que por estas razones
fu era separado de su cargo.
Otro periódico, continuamente consultado por los inves-
tigadores de nuestro pasado, y del cual poseen1os una colec-
ción completa, es La Verdad de 1848-53. Es publicación guc
merece una monografía más amplia que los escuetos estudios
que sobre él se han publicado.
Aunque proclamara unos ideales anexionistas, hoy ex -
traños a nuestros sentimientos, fué en su época el venero de
las más altas ambiciones de cubanía. Mas que los anteriores,
fué verdaderamente órgano de emigrados políticos, de des-
terrados que cantaran como Miguel M . Tolón, -su jefe de
redacción- en los versos publicados en el número de mayo
18 de 1849.

Vivir en extraño suelo


rico y libre, mas no 1nío,
y ver en un pardo cielo
un sol que parece frío . . .
La Verdad hizo honor a su nombre. Fué realmente una
Ver.dad; escrita así con mayúscula, lejana al yo del hombre
de hoy, pero plenamente yerdad para quienes vivieron su
época y sacrificaron vida y hacienda por lo que creían el
más alto ideal. Por eso un poeta anónimo escribió en ella
aquellos versos de
.
Quien no quiere la Verdad
Debe querer la mentira. . . ( 4)
( 4) .-La ·verdad, 1 ,de c·nero de 18 5O.

[ 41]
·con el sano optimismo de quienes creen ciegamente en
ei triunfd necesario del ideal por que luchan, escribía el edi-
torialista del primer nún1ero del año 1949:
" Si en el priiner año de su existencia La Verdad no ha sa-
Jido a la luz bajo el sol de las bellísimas regiones que ella re-
presenta, nosotros esperamos de el único Ser que todo lo
dispone, nosotros co11fiamos en nuestros esfuerzos, nosotros
,descansamos en la ley de las causas generales y existentes, y
-creen1os sin dudas que en el año de 1849, segundo de La
Verdad, nuestro periódico surgirá de una pre11sa asentada
sobre terreno cubano".
Y con palabras semejantes, un año más tarde co1nentá-
base en las misn1as columnas la f rustración del e1npeño ...
" . . sólo un disgusto experimentamos, y es que hayan
transcurrido esos dos años sin que LA VERDAD se trasla-
d ase a Cuba, y al fin de su 1nisión viese la luz del sol del
sibo11ey bajo el estandarte de las libertades patrias.
J_a historia de La Verdad es al mismo tiempo la historia
de una lucha continua contra toda clase de adversidades.
Fundada en 1848, con1.enzó a imprimirse en un taller propio
a: partir del número 19. A los cinco años de su publicación
un terrible incendio devoró la casa de la Calle N assau nú-
meros 75 y 77 en Nueva York, en donde estaba establecida
dicha imprenta. Sin embargo, no por ello dejó de editarse.
.En el número correspondiente al' 1O de febrero de 18 53, se
explicaba la trasce11dencia de la catástrofe:
"De nuestra i1nprcnta y archivos nada se ha salvado. Co-
leccio11es de Verdades y Folletos, trabajos originales en espa-
ñ.ol e inglés, traducciones del uno al otro idion1a; 111a tcriales
para el presente número; tipos, cajas, aparatos; todo ha sido
pasto de la voracidad de las llamas.

[421
Cinco años han corrido desde que se publicara nuestro pe-
riódico. H en1os pug11ado con inconvenientes de todo género
ya para su publicación ya para su entrada en Cuba. Cuando
más nos felicitábamos de nuestra victoria, se presenta otro
obstáculo, más poderoso que todos los anteriores, el incendio
que ha .reducido a cenizas cuanto poseía nuestro periódico e
imprenta. Pero hay una cosa que puede m ás que la perse-
cución de nuestros tir:n1os, más que la ponzoña de sus espías,
y más que el poder de los incendios; el patriotísnio c1tba·n o.
La Verdad no ha muerto. Lejos de ser así, renace hoy de.
entre las llamas con nueva animación, y le auguramos larga
vida, porque tenemos fe en los p rincipios de los ilustres pa-
t ricios que la sostienen".
Pero La Verdad no puede subsistir mucho más tiempo. L:r
mataron, más que el incendio, las disensiones interiores entre
los grupos anexionistas. Más que todo ello, la situación polí-
tica norteamericana que ya hacía del todo punto imposible
la consecución de los fines que perseguía.
La Biblioteca Nacional posee hoy una de las pocas coleccio-
nes completas de la primera época que se conservan. Los pri-
meros diez y seis números de esta colección, no son los origina-
les sino una reedición extractada de los mismos hecha por los-
propios editores en enero de 18 50 para suplir aquellos nú-
meros que se ha'..>ían agotado ( 5). No fué publicada con
( 5) . -Véase el suelto siguiente publicado en el nún1cro 1 de los recdi-
tados. '
A nuestros lectores.
I-Iabiéndose agotado la edición de los prin1cros diez y seis nú-
meros de " La Verdad" y deseando al mismo tiempo completar·
una colección uniforme de nuestro periódico que proporcione sn
encuadernación y ofrezca cornodidad a los lectores, hc,nos dctcr-
n1inado hacer de dichos números una seg unda edición estractad:E.
(sic) que con tendrá lo rnás interesante que en ellos se insertó.
Nueva York, 25 de enero de 1850.
Los cdi cores.

(431
exacta periodicidad, pues siempre estuvo afectada por la in1-
portancia de las noticias q ue se recibían. Can1bió dos veces
l l t formato.

Cón10 es fácilmente comprensible fué ávidan1ente perse-


:guida por el gobierno español que llegó a prohibir la entrada
en la. Isla de todas las publicaciones periódicas que se editasen
,en Estados Unidos con excepción de La Crónica. Sin e1nbar-
,go circuló clandestinamente en Cuba, y fué necesario a los
editores el imprimir el periódico en un papel fuerte que
resistiera el continuo pasar de ma110 en mano de un 111ismo
número (6) .
J unto con La Verdad, vieron la luz otra serie de publica-
ciones de carácter revolucio11ario como El Cubano y El Fi-
.libnstero. El primero de ellos tuvo una vida precaria pese
a estar dirigido por Teurbe Tolón, que durante cuatro años
había sido jefe de redacción de La Verdad. Con el incendio
de la I mprenta de la calle Nassau se quen1aron tarnbién los
originales de El Citbano, cuyo prirner número vió la luz el
lQ de septiembre de 1852. Según su le1na, era un "periódico
político, literario y económico dedicado a los intereses de la
libertad de Cuba". Desgraciadamente conservamos en nues-
tra Biblioteca un solo ejemplar correspondiente al 15 de
mayo de 1853.
En cuanto a El Filibustero, órgand más radical quizás que
!~a Verdad y El Cu.ba·no, se publicó durante el período de
abril de 18 53 a febrero de 18 54. J ugando con el sentido de
la palabra- como nombre del periódico y como hecho real de
revolucionario, escribió J uan C lemente Zenea sus famosos
versos

(6) .- \' eáse el editorial titulado A Nuestros Lectores, en el número 17


del v. I , correspondiente a agosto 29 de 1848.

[44 ]
S l 'k\ ".-\ \"O UK Y ~l .\ Y O 1 ~ h t! Ul5~.

[45]
Porque tengo por más honra
Ser libre Filibustero,
Que ser pirata 11,egrero
y torpe esclavo de un Rey. (7)
Aparte de su interés en otros aspectos, El Filibustero tiene
una enorme importancia para el estudio de la vida de Juan
Cleme11te Zenea, y en sus páginas fueron publicados poemas
suyos que no han sido reproducidos en sus obras completas.
Entre ellos se destacan las cuartetas que dedicara a Narciso
López en el a11iversario de su muerte y que posiblemente, for-
mara parte de su conocida elegía al 16 de agosto de 18 51.
Como los anteriores, El eco de Citba publicado por José
Mesa, fué también un órgano publicitario más de la revo-
lución cubana de este período, mantenido bajo el lema jaco-
bino de Igitaldad, Libertad, Fraternidad.
Frente a la propaganda cubana en los Estados Unidos, el
gobierno estableció una serie de publicaciones entre las que
se destacó La Cró1iica por A/. X. San Martín. 'S,obriamente
presentado, de formato agradable y limpia impresión, a más
del tono generalmente severo en que estaba escrito, contras-
taba con el espíritu revolucionario de la prensa cubana. Pu-
blicaba una serie de noticias internacionales en un intento
de aparente iJ1formación general, pero daba preferencia a los
acontecimientos políticos norteamericanos que ~enían alguna
relación con Cuba, así como a todas las noticias de la Isla. Lo
incluímos en nuestra lista porque, aunque no es realmente
un periódico cubano, su publicación estuvo determinada en
gran parte por el esfuerzo español para contrarrestar las
prédicas a11exionistas. La Verdad le dedicó los más fuertes
ataques tratando de poner de relieve lo falso de la postura
de Ílnparcialidad ante los acontecimientos cubanos. Na t ural-
( 7) . -Publicado en la p. 3, de El Filibustero de 15 de agosto de 18 53.

[ 46 1.1
mente que 11adie caía en engaño y sobre todo cuando a raíz
de ser prohibida la entrada en la Isla de todos los periódicos
impresos en los Estados Unidos, se exceptuó entre ellos a
La Cró1iica.
En un suelto del 21 de septiembre de 1849, La Verdad
comentaba este hecho con las siguientes palabras: "La Cró-
nica de New York ha recibido al fin del Gobierno español
de Cuba la distinción que ella n1erece con10 digno órgano y
defensor suyo, exceptuándola de la absoluta y total prohi-
bición de que en aquella Isla se introduzcan periódicos de
, ,,
este pa1s .
"En este nuevo acto del Bajalato Español, reconocemos
la dignidad con que premia a sus leales servidores, y le feli -
citamos por tan notable 1nuestra de acierto y munificencias".
A todos estos periódicos, movidos por la tendencia anexio-
nista cubana a los Estados Unidos, sucede durante cuarenta
años la prensa decididamente independentista y de la cual
tenemos en la Biblioteca Nacional más de treinta tí tu los
distintos. Es un ciclo que inicia con las publicaciones de
la Junta Revolucionaria de Nueva York. y se cierra con el
histórico periódico Patria. Esta nueva etapa periodística
tiene, a más del interés enorme para el estudio de las revo-
ciones de su época, el interés no menos ingente de ofrecer
u11a copiosa documentación sobre los movimie11tos de 111e-
diados de siglo. Esto es fácilmente comprensible si tene-
mos en cuenta que muchos de los hombres de 1848 son
los mismos que ahora tornan a la rebelión contra el gobierno
colonial. A este grupo pertenecen Citba y l)iterto lZico, La
Revolución, La Libertad, El Pueblo, L<l Verdacl, El Tribztno
C11ba110, etc., etc.
C omo en todas la~ ocasio11es, frente a la prensa revolucio-
naria surgieron los periódicos integristas cuyo más brillan te

[ 47]
exponente durante la guerra de los Diez Años fué El Cro-
1iista, que dirigiera José Ferrer de Couto. Este famoso es-
pañol, que uniera¡ a sus escasos escrúpulos morales una pluma
fácil )' una extracrdinaria vena periodística, logró artículos
de verdadero Íl1terés que levantaron más de una llaga entre
los cubanos en.rage. A las 11oticias extraordinarias que pu-
blicara en sus periódico le dedicó el Vate del Damují· una de
sus más 1novidas décimas.
Ferrer de Couto el canalla
Dice en sus escritos viles
Que ha cogido seis fusiles
En el campo de batalla.
Y yo digo, vaya, vaya,
Dejen al perro que ladre ...
etc.
Con sus noticias, su carácter y su moral no tuvo buen
fin don Ferrer de Couto. Pero al morir lo hizo lleno de
condecoraciones por sus buenos servicios a la patria: Caba-
llero del Hábito de Sa11tiago, por merced de S. M. fidelísima,
Comendador en la Real Orden Americana de Isabel la Ca-
tólica, Caballero de la Real y distinguida Orden de Car-
los III . . .
En la última etapa de nuestras guerras e11contramos una
gran profusión de títulos periodísticos que vieron la luz
con distinta suerte en tierras de Estados Unidos. Natural-
mente que sobre todos ellos brilla con luz propia, como el
n1ás destacado órgan.o revolucionario cubano, )' quizás de
toda América, el periódico Patria. Jamás se reunieron, con
tamaño desinterés y altos ideales, tantas plumas ilustres como
las que escribieron en . esta publicación. Basta con señalar-

(8) .-Tradición oral.

[48 ]
los non1bres de sus dos directores: José Martí y Enrique José
Varona.
Muy por debajo de Patria en cuanto a calidad de las plu-
mas que en ella escribieron, pero altamente interesante por
su material infor1nativo, sobre todo de carácter gráfico, es la
Revista de Cayo- Hneso . Y de igual categoría, pero de vida
más larga, fué el diario cubano El Yara que, aunque con pe-
ríodos de interrupción se publicó desde 18 84 a 1898 en el
n1ismo Cayo Hueso.
A más de las publicaciones revolucionarias aparece e11
esta Relación una serie de periódicos de distinto carácter que
tienen también gran interés para la Isla de Cuba. No todos
ellos son neta1nente cubanos, pues algunos fueron editados
gracias al esfuerzo comí111 de cubanos y ciudadanos de otras
repúblicas de América.
Entre ellos se destacan El Ni,evo Mitndo y la A1n-érica
Ilustrada, que posteriormente se fundieran en uno solo, y
que tal como expresan en el subtítulo, fueron una verdadera
Encicloj>edia de Ciencias, Artes, Literatitra, Educación, 1-n-
dustria, Co1nercio, etc., etc. Con sus grabados bellísimos a
toda página y sus variados artículos constituyeron u11a de
las publicaciones más apreciadas de su época. En ellas se tra-
taron todos los tópicos, desde los problemas literarios, hasta
la historia de los ferrocarriles, las minas de Irlanda, las elec-
ciones presidenciales en los Estados U nidos, las costumbres
campestres cubanas, los indios n1exicanos, etc.
La presencia de José Manuel Mestre, y sobre todo la co-
laboración de Enrique P'iñeyro dió a sus páginas un carácter
de seriedad que le eleva por encima de la prensa contem-
'
poranea.
Como es natural no podía faltar en la lista la Edad de Oro,
en donde José Martí escribiera sus más delicadas páginas, y
que posiblemente hizo pensar a los niños de su época como
/
,/ [49]
el propio apóstol escr.ibía al final del prólogo del número
primero. "Este hombre de la EDAD DE ORO f ué mi amigo".
Como advertimos en los párrafos iniciales de esta breve
introducción, los periódicos en ella incluídos no son todas
las publicaciones cubanas editadas en los Estados U nidos, sino
exclusivamente aquéllas que posee la Biblioteca Nacional.
Siendo indiscutible la importancia de estas publicaciones,
crce1nos que la formación de listas se1nejantes por las demás
bibliotecas cubanas nos daría una relación valiosa de esta
fuente histórica de primera mano. Fuente histórica que,
coi1 ligeras excepciones, ha sido poco hurgada. Porque si es
bien que la. consulta del periódico l)atria o La Verdad, es cosa
diaria, hay más de cuarenta títulos que permai1ecen casi sin
investigar. No hay que olvidat1 que en estos periódicos, fue -
ra de las trabas que la censura imponía a los escritores en
la Isla, los interesados en las cosas patrias pudieron exponer
libre1nente sus ideas, sin ese temor que tanto corta las alas
a los buenos pensamientos.
No hay que olvidar que en estos periódicos colaboró lo
111ás 11otablc de la intelectualidad cubana: toda una pléyade
de grandes hombres qi1e se inicia con Félix Varela en 1824
y llega hasta el año de 1898 co11 José Martí, Enrique José
Varona, Juan Gualberto Gómez, Julio Sanguily y tantos
grandes hon,b'res de nuestras letras.
Para fii1alizar esta breve introducción sólo nos resta aclarar
que la Biblioteca Nacional está realizando un tesonero es-
fuerzo por completar las colecciones existentes y adquirir
todos aquellos periódicos que en ella faltan. Además, es po-
sible que al finalizar la labor de clasificación y catalogación
de sus fondos encontraremos nuevos ejemplares de estas pu-
blicaciones. Esperamos, cuando esta labor esté más adelan-
tada, publicar una monografía sobre el tema.
La Habana, novie1nbre de 1949.
[ 50)
Relación de periódicos cubanos editados
en los Estados Unidos en el siglo XIX,
existentes en la Biblioteca Nacional
"El Habanero". Papel político, científico y literario.
R.edaccado por F. Varela. Filadelfia . In,p. de Scavely y Brighursc.
1824. 14 x 8.5, (188/68) 1824).- Contienc 6 nú1ns. y el nún,.
6 manuscrito).

"El mensagero semanal".


Ncw York. Filadelfia. Años 1828/29/30. 24.5 x 19. 3 vols.

"La Verdad". Periódico . . . (Lema)


El patriotismo cubano sostiene este periódico para circularlo gratis.
New York y New Orleans.
Vol. !.-Enero de 1848 a dic. de 18 52. Núms. 1 al 128. Editora
Cora Mon·cgomery. Del N . 113 al 120, co1npartc la dirección Ci-
rilo Villaverdc.
\ To!. J.1.- Fcbrero a dic. de 1853. Ns. 1 a·l 33., 20.5 x 12; 395 p.
Números sueltos: 1855, N. 6; 1858 , N . 18, 19, 20; 1869, N. 4 ..
6, 8, 10, 13, 16, 17, 18, 19, 21, 22; 1860, N. 24, 25, 26, 27,
34, 37, 38.

"La Crónica".
España y los Pueblos Hispanoamericanos.
New York, 1851. Enero. 1, 11, 15 , 18, 22 y 25 . Fcb. 1, 8, 11 ,
15( 19, 22 y 26. Mar. 1, 5, 8, 11, 15, 19, 22 , 26 y 29. Abr. 2,
5, 9, 11, 16, 19, 23, 26, 29 y 30. May. 3, 7, 10, 12, 15, 17, 21,
24, 26, 28 y 31. Junio 4, 7, 11 ; 14, 18, 21, 25, 26 y 28. Jul. 2,
4, 9, 11, 16, 19 y 30. Agro. 2, 6, 9, 13 , 16, 20, 23, 26 y 30.
Sep. 3, 6, 10, 13 y 17. Oct. 29. Nov. 1, 5, 8, 10, 12, 15, 19,
22, 26 y 29. Dic. 6, 9, 27 y 31.
Director y Editor. A. X. San Martín.

[51]

.•
~
.,, El Cu.bano". Periódico político, literario y eco11ómico.
N ueva York. Un núrn. de 15 de Mayo de 1853.
"El Filibustero". ·Organo de la Independencia de Cuba.
Francisco y Juan Bellido de Luna. E di cores. New York, lrnp. de
l\,fesa ... Segunda Epoca: Nú,ns. 1 al 15 , 33 x 23. (A partir de
Segunda Epoca au mentó de tan1a110 e impreso a 4 columnas.
'' El Eco de C·uba". Periódico. Libertad, Igualdad, Fraternidad.
New York in1p. Mesa. 1855/ 56. 36 x 2 5.
Vo l. l. (Enc uadernado ) Año I. nún1 s. 1 al 22.
Vol. II. Año II. nú1n. 2 l y duplicados.
"Revista A,11ierica1ia". Periódico científico y literario, eco-
nómico y mercantil.
Ne\v York, Enero de 185 4, ( nú,n. 3, 2da. época) Son 12 Ejs.
todos duplicados.
"La Voz de la A1·n érica". Organo político de las Repúblicas
Hispanoamericanas y de las Antillas Españolas.
Ne" ' York, 1865/67. 56.5 ah. (En carpeta). Año 1865: núms.
1 y 3. 1866 : núms. 4 al 9, 11 al 19. 1867: nú n1s. 20 ;_al 22 1 24 al
27, 36, 37 y 39. Seis suplementos.
"Cuba )' P1terlo lZico". (P'ublicado por la Junta Revol.)
Ncw York. Broadway No. 40. 1868/ 69.
Vol. l. N úrns. 1 al 19 Dic. 10 de 1868 a Abr. 7. 1869. 27 x 19.5
(Encuadernado) .
"La R evolución". Cuba y Puerto-R ico. Periódico político.
Segunda Epoca. (Antes Boletín de la Revolución). N e\v York,
1869/71, Varios can1a110s:
Vol. J. Núms. 1 al 52, Abr. a Oct. 1869. (Ene.)
·v ol. II. Nún,s. 53, al 317, Oct. 69 a Agosto de 1871.
(A partir de Agosto de 1871 carnbió el título al de "La Revolución
de Cuba".
" Boletín. de la Revolución/'. Cuba y Puerto-Rico. Nueva
York. Marzo 31 de 1869.
"La Libertad", periódico destinado a la defensa de Cuba y
Puerto-Rico. Nueva Orleans. Lock Box N . Post Office.
1869.
2'' Epoca. N úms. del 1 al 14, varios repetidos.

[52]
"El Repitblica1io". Cuba y Puer to-Rico. Cayo Hueso.
18 69-7 6. Periódico polí tico. O rgano de la Emigración cu-
bana.
(\farios tamaños e in,pren cas) nún,s. sueltos de los años 1869 y
1876. Con varios d u plicados.
"Nei11 Yorh. Democrat".
Edición cubana. Director Rafael Laura. E nero y Febrero de 1 870.
Núms. del 1 al 30. Fal tan 18 y 29. (E n el ed itorial del No. 1, se
mencionan los siguien tes periódicos como publicaciones de carácter
revol ucionario editados en New York: La Estrell a de Cnba y Lt1
Voz del Pueblo, se1nanales; La Revolnc;ón, eres veces por semana;
y el Diario Cubano, cotidiano).
"Diario C·uba·no". New York. 1870. Imp. del D ario Cu-
bano.
Nassa u No. 58. 24 x 18 . Vol. I: A bril 22 a J unio 28 de 1870.
(Encuadernado). Vol. II. D uplicado de los mis1nos.
"Diario de Nueva Y ork"
l rnp. del Demócrata. 1870. 37 x 27. 9 2 nún1s. del 30 de Agos to
al 20 de D iciembre, 1870.
"La R evolitción, de Citba". (A ntes : "La R evolución") .
N ueva York, 187 1 a 1873, Núms. 3, J O, 17 al 29, 31, 33, 34 , 39,
42, 4 4, 50, 52 y 5 5. D icbrc. 2, 1871 a Dicbre. 1872. Can1 bio de
forma' en Enero 1873 . Núms. 58, 60 al 63 . Supl. al 64, 86 y 9 1.
"La J>atria".
Nueva Orlcans. Redacción: S. Pedro 11, 1871. Año I Ns. 1 al 6 .
Un número de prospecto.
"La Re pi¿b/ica".
Periódico politico, científico y literario. D irector prop.: José Mia.
Céspedes y Orellano. New, York, 1871. Varios tamaños. Vol. I:
Núms. 1 al 10. \ fol. IL 1 al 6. (falta el 3), Vol, III: No. 7.
"La A11iérica".
New York. Vol. I. Mayo 19 de 1871 hasta el 15 de Dicbrc. 1871.
"El Pueblo".
PROGRAMA; Guerra a España, en codas las formas , hasta que
reconozca la Indcpendc-ncia de la Isla de Cuba ; y defensa cons-
ta nce de los d erechos y la soberanía del pueblo: he ahí nuestro
programa político. Nueva York, 28 de D icbre. de 187 1.

[ 5 3]
"El Cronista".
Nueva York. Dicbre. 2 1, de 1872. Director, Redactor y Propietario:
José Fcrrer de Couto.
"El Mit1i do Nuevo".
Enciclopedia ilustrada. De política, ciencias, artes, etc. Editores: En-
rique Piñeiro y José Manuel lv[estre. N ueva York. ln1p. El Mundo
Nuevo. 1872-1874. 38 x 24.5. Dos vols. A partir de Mayo 15,
1874 se funde con la Revista " Atnérica Ilustrada".
"La A 1n.érica Ihtstrada".
Redactor Juan Ignacio de Armas. Ne,v York. I1np. La América
Ilustrada. 1872-76. 36.5 x 24, 3 vols. A partir de Junio 15. 1874
se fund e con la Revista "El Mundo N·uevo".
"La In.dependencia. órgano de Cuba Libre e Independiente.
Editor Juan Bellido de Luna. Habana. N ueva York. Varias impren-
ta s. 1873/74/77 / 78. Varios tamaños.
"E/, Correo de N e1.t,1 York.".
Ed itor José de Armas Céspedes. New York. 40 & 42 Broad,vay
1873, Nún1s. 5, 6 y 9; 1874, Núms. 26 y 27; 1875, Núms. 4 al 13.
"El A!teneo".
Nueva York. Vol. l. Julio-Dcbre. de 1874. Vol j II. Enero-Junio
de 1875 .
"El Aniigo de los niños".
Publicación mensual de Instrucción y R ecreo. Nueva York, Abril,
Mayo y Junio de 187 5. Director A. Sellén. (Duplicados de los
tres incses ) .
''El Pueblo".
Director: Ramón Ignacio Arnao . .. se publica los miércoles. Ncw
York. 1875-76. 44 x 30. 20 núms. Año I. Núms. 1 al 20, Sept.
29 de 1875 a Oct. 14 de 1876.

"La Libertad".
Periódico político. Cayo Hueso. Dicbre. 9 y 20 de 1876.
"La Voz de la Patria".
Periódico cubano. Director. J ; J. Govantes. New York. 1876/1877.
51.5 x 36. \ ToJ. l: 1876. Marzo a Dicbre. Núms. l al 43.
V. II; 1877, Enero a Marzo, núms. 44 al 51. (Encuadernado).

( 54]
"La Vertlad".
Periódico político cubano. N ue~•a York. Director: Diego V. Tejera.
1876/ 78. (Encuadernado) .
"El Tribuno Cu.bano".
Redact<'r : Ciril o Villaverdc. Editor: Jl. Rubiera ·de Armas. Nueva
York, 3 1, Park Ro\v, 1876. Núms. 1 al 17, Abri l 13 al 31 de
Oct. de 1876.
"El Cable".
Periódico Universal de noticias·. Eco imparcia l de los aconcccimien -
tos. Núms. 14, 16, 20, 27 t 30 de Nov. 5 de l) ic . de 1878.
"La Voz tlet Pueblo".
Periódico político, literario, cconón1ico, de intereses generales. Ne\v
York. Núms. de Oct. de fech a 11 , 12, 19 y 26. Novbrc. l,
2, 16, 23 y 30. Dicbrc. 7 y 8.
"El Yara".
Diario Cubano. Fundador y Di rector Prop ietario J . D. Poyo, Cayo
H ueso. 2 ·ej . Feb. 9 y Abr. 6 de 1884. 1 ej. Junio 27 de 1885. 1
ej. Jul. 29 1888 .
1895-1896-1897-1898-1899. 50 X 32 .3 y 57 X 37. 5. 2 , roJ.
"La Voz de Hatuey" .
,
Publicación separatista cubana. Cayo H ueso. l nurn. 1v{arzo 30.
18 84.
"l.a República.
Se111anario polí rico. Nueva York, Sábado J 3 d e Junio de l 8 8 5.
"El Avisador Cuban.o".
Sen1anario político, literario, de noticias y anuncios. D irector y llc-
dactor: Enrique Trujillo. Redacción y Administración : 40 Broad-
way, Cuarto 62, Nueva York. Núms. 10 de Junio, 1 y 15 de
Julio, 1 Agco., 19 de Sept., 12 y 19 de Dicbre. de 188 8.
"El I-n.depen.diente".
Scn1anario político, Mercantil y de intereses generales. Nueva York.
Sept. 28, 1890.
"La Edad de Oro".
Ne"' York. Julio y Agto. de 1889. Redactor José i\1arci.
"El Porvenir".
Se111a1iario Poli tico de Not icias y Anuncios. Director y Redactor :
Enrique Trujillo. N ueva York. · 189.0, Abr. 16 y 23, J\11.:iyo 5, 14 y

[55)
28, Junio 4 y 2 1, Sept., 10, 17 y 24, Oct. 19 ; 1891, Marzo 4 y !8,
l\1ayo 27, Junio 3 y 24, Julio 29, Agto. 5 y 12, Sept. 9 y 16,
Nov. 4 y 18, Dic. 23 (Con suplemento al No. 87). Enero 6,
Marzo 9 de 1892. (Dos suple,11entos - uno al nún1. 1O5 y otro al
núm. 136).
1894-98, 2 Vols.
"Patria".
Organo Oficial del Partido Revolucionario Cubano. Fu ndado por
José Martí. New York, 214 Pearl St. Años 1892/98. Vol I. 1892/95
(Encuadernado). \ ' ol. Ji!. 1896/97 (Encuadernado. Vol. III.
1897/98 (Encuadernado) .
"El Radical".
Periódico Nacionalista Cubano. Brooklyn. 1 num.
' 16 de l?eb.
de 1893.
"Cu.ba".
Periódico político. Organo del Partido R evo lucionario Cubano en
Ta,npa. Director Propietario: Ramón Rivcro y Rivero. ' fan1pa.
l 8 9 3-98 . ln folio. (En, carpeta) .
Contiene: Año 1893 : núms. 9 y 40. Aiio 1894, nún1s. 5, 8, 16,
21, 25, 31 y 32. Ai'io 1895, 11úms. 4, 10, 23, 24,26, 33, 35, 36,
64, 72, 73, 76, 77 y 81. Año 1896, núms. l al 47 y 49. Extra
Fcb. 21. 1 Suplemento Año 1897, (faltan núms. 1, 16 y 80) .
"Gitáimaro".
Unión, Patria y Libertad. Brooklyn, Sept. 19; Oct. 10, 17, 31,
Nov. 14, 21 y 28. Dic. 12 y 26 del año 1895.
"Las Tres Américas".
Revista mensual (Ilustrada) . R edactor: N . Bolet y Peraza, New
York, 197 Pear! St. 1893~1896. 22.5 x 16.5. J. nú1ns. 5, 6, 8,
11 y 12. II. Falta el núm. 17. III. Año 1895 : Completo. I\T.
Año 1896: Faltan nún1s. 4 5, 47 y 48. (Los tres tomos en un
volun1cn).

"El Eco de C·u ba".


Diario político. \Vese Tampa. Núm. 7 de enero, 22 de Feb. · y 18
de .Abr. de 1896.

"El Qui1·n bo Haban,ero".


Bisen1anario-consagrado a la revolución libertadora de Cuba. Nueva
York, N ú ms. 2 2 y 2 5 de Enero. 5, 8, 15, 2 O y 2 7 de Feb. y
5 y 12 de Marzo 1896.

[56)
"La Opinión".
Periódico político, independiente. Ibor City. 11 y 2 5 de Sept.
2 y 23 Oct. 1896.
"El Expedici,011,ario".
Destruam ab edificabo. Hebdon,adario cubano. Redactor en Jefe:
Pastor Moinelo. Tampa 10 Ave. N o. 14 19. lbor City. 1896- 1897.
1896, N. 4. 1897, Completo.
"Cuba y P,u erto-Rico".
New York, desde el 8 de marzo de 1897 ( Año I No. l) Hasta
el 3 1 de J ulio -del n1is1no a,'\o. Con duplicados y triplicados. Director
y Redactor-Propieta rio: G. Forrest.
"Cacarajícara".
Batalla se1nanal contra España. New York, 1897 Oct. 9, (Du-
plicado) . Agt. 30., Nov. 13 ., Nov. 20., Nov. 29., Dic. 6, 13.,
(Duplicado) . Editores: E. Hernández Nlillarcs y F. de P. Coronado.
"El I1itra·nsige11te".
Periódico político, biográfico y de literatura. Kc)' \'<lest. Núms.
s·ucltos de 1897- 98.
"La .Nueva Repúblic,i".
Semanario político independiente, 2 nún1s. de Junio de 1897. Tan1pa.
Florida. nún1s. 12, 19 y 26 de Jun . 24 y 31 de Jul., 7 de Agto. 1897.
23 y 30 Abr., Mayo 7, 19 y 2S de 1898.
'"El Oriente".
Periódico Separatista I n.d ependiente. Director: Aurclio Sánchez Al-
n1eida. Tan1pa (s. i) , 1897, 36 x 23, 11 nú1ns. Del 9 de Oct. al
23 de Dicbre. 1897.
"El Sport".
Se1nanario político y literario. Oct. 2, 9, 16 y 30 de 1897.
" Cu.ba y A -1nérica".
Ne,v York . Periódico qu incenal. (Desde el N. l, correspondiente
a 1 de abril de 1897 hasta el nú1nero 19, correspondiente al 1 de
enero de 1898, fué u·na publicación qu in cenal. Desde el 20, de
fecha 8 de enero de 1898 al N. 49 p ublicado el 30 de junio de 1898,
se ed itó semanaltnente. Posterionncnte {ué una publicación mensual.
A partir del n úmero 52, del 1nes de octubre de 1898 se publicó
en La Habana).
'" R evista ele CaJIO Hueso".
Desde n1ayo 19 de 1897 a octubre 1 de 1898.

[57]
"La doctrina de Martí" .
(Le,na) La República con todos y para todos. N ucva York. l e¡em-
plar de febrero 28 de 1898.
'
"Havand Advertiser".
A Journal of An1erican. Progress. Cuban Devclop,nent and General
Nc,vs.
"Cuba".
A policical \Veekly Edi ted By C uba ns in the i-ntercst of Self-
Governed C uba. New York. 4 ejemplares de Enero 28 de 1898,
febrero 2, 16, abril 6 de 1898 .
"Citba Libre".
\Vashingcon D . C. 1 eje,nplar, n. 1 de enero 29 de 1898.
"Ci1,ba Libre".
Nc,v York. 4 ejemplares de julio 27, scpcie,nbre 5, 12, agosto 26,
de 1895 .
"La Contienda".
Seman:1rio Radica l Cubano. Ta,npa ,Fla. 1 n ú1nero de 20 de agos-
to de 1898.
"El I-nde jJendien te".
Sen1anari o. Nc,v York. 2 números de 12 y 19 de noviembre de 1898.
"La Joven C1tba".
Quincenario Republicano Federal. Key Wcst. 3 números de fe-
brero 15, marzo 1 i abril 1 de 1899.

(58 ]
Anselmo Suárez y Romero [1818-1818]
Manuel Moreno Fraginals

Sus amigos ,le bautizaron con el sobrenombre de Silvio


J)ellico Citbano aunque no se distinguió por su ardor com-
bativo como el célebre fundador de ll Conciliatori. Sin em-
bargo, hubo en él mucho del sentido patético con que están
escritas las páginas de Fra11.cesca de Re11iin,i y aún esa can-
dorosa sencillez de Le jvf.ie Prigioni. También como Silvio
Pellico fué un ho1nbre de escasas proyecciones nacionales )'
sin vivir siquiera, como aquél, la magna avc:ntura de la
cárcel.
Mas, si pudieran establecerse categorías heroicas, diríamos
que fué un héroe de la vida cotidiana; de la pequefia vida
de nuestra Habana del siglo xrx. Su biografía, que no pre-
tendemos hacer en estas páginas, sería el relato de una con-
tinua lucha contra toda clase de adversidades domésticas,
entre dificultades económicas que le agobian y prejuicios fa -
miliares que le at ormentan. Un continuo ajetrear por me-
nudencias, por quisquillas, por la frase intencionada de aquel
amigo; por la palabra dudosa de algún crítico, por la cita
histórica más intrascendente. Una vida se1nejante a sus
cuadros campestres en los cuales se describe el movimiento
leve de una hoja, el color de los insectos, las formas de las
nubes, el relieve de las n1ontañas, el sabor de un a fruta, el

[59]
volar de un pajarillo... sin omitir el más nimio detalle. Pero
cual dijera Piñeyro, con incapacidad absoluta para encerrar
un paisaje en sólo un verso o pintar como Góngora todo -el
Campo de Castilla con unas palabras.
En un siglo pleno de conn1ociones políticas, en que mu-
chos de sus con1pañeros de íetras sufren persecuciones, des-
tierros y aún la 1nuerte, Anselmo Suárez permanece apar-
tado de toda la turbamulta. de pasiones que le circunda,
agobiado por sus problemas don1ésticos y sus minucias in-
telectuales, torturado por el recuerdo de amargas experien-
cias familiares.
Su padre, José Ildefonso Suárez, había sido víctima de
toda clase de ataques por su actuación en la Co1·nisión Militar
Ejecnti-va Per11ian.e·n te durante el gobierno del Capitán Ge-
neral Miguel Tacón. Varios fueron los folletos que le dedi-
caron sus ene1nigos y en los cuales abundan los epítetos de
i11i JJostor, in fa11ie, -nialvado y hasta aquel sobrenombre de
El M11lón con que le bautizaron desde muy temprano. Este
l1echo pesó continuamente sobre la conciencia de Suárez y
Romero en los primeros años de su juventud, manteniéndole
alejado de todos los centros de esparcimiento a que normal-
mente concurrían sus conocidos. "Tal los tiene a ustedes
la tirana opinión. que castiga a justos y pecadores", le decía
González del Valle en carta de enero de 18 3 9. Y cual si
fuera poco, se sumaba a esta circunstancia la posesión de
unos bienes inmuebles hipotecados y un ingenio lleno de
deudas que le obligó a pasar gran parte de su vida pleiteando
con sus acreedores; u11 hermano loco co11 quien ha de con-
vivir durante varios años y una situación de penuria econó-
mica tal que escribe a los an1igos para ver si logra sacar al-
gunos pesos con sus artículos de costu111bres, pasa catorce
meses co1niendo sólo una vez al día, y ya al final de su vida.

[ 60]
,.....,
-
\O
'-'
11a de empeñar sus prendas, vender sus colecciones de Revistas
y hasta acudir a la generosidad de sus conocidos para poder
subsistir y dar de comer a sus sobrinos.
Agobiado por las dificultades inmediatas )' por la pre-
sencia de un pasado del cual no era responsable, su vida con-
virtióse en una perpetua lucha entre sus ideales y sus inhi-
biciones. Trató de evadir lo trascendente refugiándose en el
mundo de las cosas pequeñas; se situó de espaldas al. camino
adoptando frente a los dos graves problemas na.c ionales
sendas posturas negativas. Con respecto a la esclavitud aco11-
sejó la du}zu.ra y la lásti11i a, y en cuanto al régimen· colonial
no conspiró jamás porque creía en la acción. de los pri·n cipios
y porque- de nuevo la presencia del pasado- temía· que al-
g1úen atribuyese a encono p ersonal los arra11q1,es de pa-
t riotis1no.
Hay un hecho que revela su carácter; en 1869 escribe a
Rafael María de Mendive, a la sazón acusado del delito de
conspirar por la independencia de Cuba, para hacerle una
ociosa pregunta literaria. Cont rastan la intrascendente carta
suya y la respuesta patética de Mendive escrita desde la celda
nún1ero 3 O del Castillo del Príncipe, en el cual le notifica su
sentencia de destierro. Aún, al pasar la .carta a su cuaderno
íntimo, Suárez y Romero comenta sólo la parte literaria.
En otra ocasión había evadido contestar una carta de su dis-
cípulo José Martí, pese a que se trataba sólo de publicar en
México algunos de sus cuadros campest res.
Pero ya en el ocaso de su vida, sus artículos tienen un
sabor de amargura, un · sello trágico de frustación. Es en-
tonces cuando escribe palabras como las del Album de Fra11-
cisca, Ana e Isabel Fernández Lima :
"Familia cuyo calor me vivifica aú11, lugar querido donde
nací, sagrada humanidad, por cuyo bien he suspirado sin

[62 )
tregua, id recibiendo mi despedida! ¿Qué cosas he hecho en
vuestro obsequio, para morir con la co11ciencia de haber
cu1nplido con todos mis deberes? ¡Ah! La conciencia me
acusa co11 voz severa de haberlos olvidado a menudo!
Cuántas veces he preferido la propia conveniencia a la jus-
ticia y cuántas tan1bién he escuchado sin lástima los ayes que·
se prorrumpían a mi derredor! Tarde es ya para borrar
tantos errores pasados."
Así, atorme11tado por una lucha q1.1e su débil espíritu no
pudo resistir, n1urió Anselmo Suárez y Ro1nero. Quizás si
lo que tanto daño hizo al ho1nbre fué beneficioso para el
escritor, y por eso nos dejó descripciones tan maravillosas,
tan perfectamente acabadas, sin que escapara a su atención
el detalle que un hombre de acción hubiera olvidado. Cui-
dadosamente ordenados, minuciosamente expuestos, sus ar-
tículos fueron com·o pequeños e11cajes hechos por manos
delicadas, incapaces de tejer una jarcia.

Suárez y Romero, como buen . cubano romántico, siguió


ese aliento diezochesco de interés por todos los· temas. Es-
cr-ibió novelas, cuadros de costu1nbres, descripciones de la
naturaleza, artículos sobre educación, ensayos jurídicos,
cuestiones económicas... Mas lo que le <lió verdadera cate-
goría de Üterato y le .sitúa como uno de los prosistas más des-
tacado del siglo XIX cubano son sus cuadros campestres y en
especial los referentes al negro: El g1tartliero, El ce·1ne11,terio
del ingenio, IJa 1iegra Ursula, La vuelta al in.genio, y, sobre
todo, su novela Fra1icisco. El mayor orgullo de Suárez y
Romero fué haber podido conmover a sus contemporáneos
con sus descripciones vívidas de la esclavitud. José Silverio
Jorrín había llorado leyendo El ce11ienterio del ingenio; Luz

( 63 ]
y Caballero-lo confiesa Piñeyro-vertió abundantes lágri-
mas con los Frag11·ientos de Fra1icisco.
Era11 otros tiempos, otros hombres y otra sensibilidad.
Hoy existe una tendencia general conducente a despreciar
11uestra hteratura romántica co1no una enfern1edad cercana
al paludismo. Pero fueron estos escritores ro1nánticos, como
Anselmo Suárez y Ron1ero, quienes por primera vez en
Cuba plasmaron en sus escritos literarios todos los graves
problemas nacionales. En ellos el hon1bre deja de ser un e11te
idealizado para encar11ar los tipos característicos de la na-
ción; el' negro esclavo, el mayoral, el amo, la mula ta de los
barrios bajos, el sefiorito habanero. Romanticis1no-rea-
lis1no-extrae de la tierra misma todas sus llagas y las ex-
pone públican1ente; por eso 1nucho de estos escritores su-
frieron persecuciones, cárceles, destierros y aún la muerte.
Siendo la esclavitud con toda su secuela de vicios el pro-
ble1na esencial de la sociedad cubana, no podía pasar des-
apercibido para ellos el valor literario del negro. Ya desde
1836 lo expresaba José Jacinto Milanés a Domingo del
Monte en una carta: " ... yo imagino que Padrines también
ha de escribir a V. y aun sobre los negros, porque conven-
cido co1no yo, que ellos son el minero de nuestra mejor poe-
sía, trata de hacer también algunas composiciones." t._
La veta estaba descubierta y los escritores cubanos hu-
bieron de aprovech~rla generosamente. A pesar de las limi-
tacio11es impuestas por la censura, el tema aparece de con-
tinuo aún en composiciones de un tono diverso. Bachiller y
Morales desliza la referencia al negro en una ()da a Martínez
de la [{osa, Javier de Balmaseda en su poema Un. ciego de
nacúniento, Domingo del Monte en sus Ro111.ances citbanos,
Juan Clemente Zenea en El Filibustero, Rafael María de
Mendive en sus poesías eróticas.. . Y ya enfrentándose ple-

[ 64 l
namente al tema están los versos de José Jacinto Milanés,
Cortadí, Félix Tanco Bosmeniel, Fornaris... La novelística
cubana de la época deja una serie de obras de relativo valor
literario: Pc;trona y Rosalía, El Negro Francisco, Sab, Uno
de tantos, Cecilia Valclés, Francisco ...
En los escritos hay un a'f án rotundo de mostrar descu-
bierta la corrupción y conseguir, a través de la obra lite-
raria, la reforma social. Zacarías González del Valle se lo
expresapa a Suárez y Ron1ero: " .. .la novela tuya sirve para
ir corrigiendo nuestras costumbres ... " Y estas otras palabras
de Félix T a11co Bosmeniel, expresan todo el sentir de aq ue- •
llos escritores: "Un bocabajo menos que;:: se dé o un negro
menos que se mate por nuestra influencia, será para nos-
otros mejor galardón que todos los honores literarios del
mundo".
Así, con este int erés 1noral, aún por encin1a de los va-
lores ·estéticos, produce Suárez y Romero su novela Fran-
cisco. Mario Cabrera Saqui, en el prólogo que le hiciera a
la reedición de 1947 explica acertadamente su génesis y no
hemos de detenernos al particular. Sólo desean1os hacer al-
gunas observa_ciones de carácter literario que no hemos en-
contrado expuestas antes. I,os tipos .descr-i ptos en la nove-
lística cubana sobre el tema negro, son siempre sen1ejantes
aunque conseguidos, naturalmente, con distinta suerte de
acuerd~ con la capacidad artística del autor. Hoy parecen
irreales a nuestros ojos, sin embargo, un sitnple estudio de
la época muestra hasta qué punto estas obras no fueron 1nás
que productos de la fiel observación de los hechos presentes.
La imaginación está sólo en la trama, porque los personajes
de la colonia corrompida bajo el peso de la esclavitud er:in
de tal dramatis1no que superaban a la fantasía de los no-
velistas. ,•

[65]
Mas, el personaje que casi siempre es radicalmente falso,
es el negro o los negros buenos a través de los cuales se des-
arrolla la trama. Así encontramos que De,rotea y Francisco,
y la propia Rosalía de Félix Tanco Bosmeniel, es.t án en espí-
ritu más cerca de Silvio Pellico o Víctor Hugo que· de la
sociedad cubana. Es posible que ello se deba, entre otras
causas, a que estos escritores hablaban de un negro bueno e11
quien no creían y que, consciente o subconscientemente des-
preciaban, pero que les servía de fondo para mostrar más
descarnadan1ente la corrupción de los blancos. El prop~o
Milanés recomienda a Suárez y Romero que pinte un Fran-
cisco bueno, "aunque este tipo casi no exista, contrastando
así co11 el cuadro horrendo de otros blancos y negros". Y Za-
carías González del Valle le confiesa que Francisco, ' ...es un .
carácter especial con asomos fantásticos ...", pero disculpa
su f:{lta de realismo-notado ya por otros contemporá-
neos- , por el hecho de que es imposible al novelista que
retrata horrores, no acogerse a un personaje, hacerlo bueno e
idealizarlo, para que sea una protesta contra los de1nás y
lleve el sello de sus pensamientos.
En cambio, resultan de gran colorido los otros personajes
como el señorito Ricardo o el medio hermano de Cecilia
Valdés, o-ya en la última etapa de este género-aquel Don
Ál\rturo de Guzmán descrito por Varona que

ha leído a Proudhon, anda en berlina


ama la libertad y tiene esclavos.
Pero el tipo colonial en el cual se cebó más el odio de los .
escritores románticos fué el mayoral, como el Don Antonio
de la obra de Suárez y Ro~ero. De él decía Milanés, quien
conocía personalmente a los mayorales, que estaba pintado
de mano -rnaestra. Las escenas de Francisco en que ínter-

(66 ]
,-·
!
<
;

• •

~ ·•

•.<

.·•

Caricatura de Anselino Suárez y Romero, publicada por Angel


Mestre y Tolón en la revista Ca11iaf eos en 18 6 5.

(67)
viene principaltnente don Antonio son de las de mayor rea-
lismo de nuestra literatura colonial. Un ejemplo, co1npa-
rando un pasaje de la novela con un hecho real, mostrará el
grado de observación del autor. Hay una e_scena en que
Don Antonio relata al señorito Ricardo :
"-Les mandé a Juan, a Candelario, a W enceslao, y a
Crispín que me lo sujetaran por las manos y las patas; y yo
n1is1no con escas manos. ¡Cómo las maldecirá el' maldito!
en1pecé a desflecarlo. U110, dos, ... lleva la cuenta, le dije; en
equivocándote vuelvo a empezar la fiesta. A los ocho se
equivocó, y tuve que cumplirle la palabra. Come11cé de
nuevo ¿qué iba a hacer? I)ero el negrito se emperró, que
parecía un berraco montuno, y no quizo contar más, n1or-
día la tierra, se mordía los bembos, echaba sangre por la
boca y crujía los dientes. Bien. La jarana le costó treinta
zurriagazos de añadidura. Por cincuenta llevó ochenta."
Obsérvese la analogía entre esta escena literaria y lo que
el mayoral Eugenio Abreu declaraba tranqtiila1nente ante
los síndicos hacia el año de 18 3'4, es decir, aproximadame,1te
en la época en que se escribió Fran,cisco:
" ...un negro non1brado Marino había muerto por causa
de que habiéndosele castigado le dió la luna y se pasmó ... le
había pegado con10 de cincuenta a sesenta azotes, con un
fuerte tejido de cuero de res crudo; al otro día le volví a
pegar algunos otros azotes para evivarlo, porque así es ne-
cesario con los negros... en la 1nañana de ayer le descubrí el
espasmo y se murió, sin haberlo asistido médico alguno sino
el deponente de orden de su amo, aplicándole unas veces
aceite y otras miel de castilla a las heridas que se había he-
cho, lavándoselas también con aguardiente, no haciéndole
otro remedio."

[68 )
Así, con la descripción de estos cuadros, la novela Fran-
cisco fué el más severo alegato antiesclavista cuban.o de su
tiempo. Precedió en trece años a la famosa Uncle Toni's
Cabin, or Life aniong the Lowly de Beecher-Stowe, por Jo
que se cae por su base la influencia que algunos críticos qui-
sieron señalar de Ja escritora norteatnericana sobre el artista
cubano. Sin embargo, el hecho de que la precediera no sig-
nifica en forn1a alguna que la superase.
A partir de Fran,cisco hay un continuo insistir de Alseln10
Suárez en el tero.a negro, y que queda plasmado en los pá-•
rrafos que la censura deja pasar de sus cuadros de costun1-
bres hasta que en 1863 produce la que para nosotros es su
obra maestra: El cenien.terio del ingenio.
Su pensan1iento coincide con el de contemporáneos más
liberales, y la forma literaria de expresarlo es casi siernpre
resaltando el contraste entre las bellezas de la naturaleza
cuba11a y la degradación social. Por eso en todo el siglo está11
tan de moda los versos de Heredia:
Dulce Cuba, en tu seno se miran
en el grado más alto y profundo,
las bellezas del físico mundo,
los horrores del mundo 1noral.

La presencia del negro esclavo en Cuba f ué mirada siem-


pre como el primer factor de degradación y disolución
social. Es cierto que para 1nuchos el mal no . estaba ei1 el
hombre negro, sino en el régimen a que había sido sometido;
sin embargo, hay un profunda prevención contra las cua-
lidades negativas ,del africano. No hay que olvidar que esta
actitud coincide con el clímax de las teorías racistas en Eu-
ropa, elevadas a un plano más o n1enos científico. Lo cierto
es que para los pensadores cubanos, casi s.in hacer distin-

( 69 ]
,ciones_, el negro esclavo era un ser degradado y degradante,
·y el amo-valgan las palabras de José Antonio Saco-no
podía respirar s·u i1ifecta at·tnósfera sin. él resen,tirse. Tocios
pusieron especial énfasis en demostrar esta actitud envile-
•Cedora del esclavo. El vicio venía desde la cuna; comenzaba
·con el ama de leche negra que criaba a los niños blancos y
los adormecía con sus v-iejas canciones africanas. El niño
,crecía en un medio esclavista, viendo cómo el negro reali-
zaba todos los trabajos que los amos desdeñaban ejecutar.
·Con la mulata o la negra inauguraban el primer goce del
·sexo y contraían la primera enfermedad venérea. Bajo este
ambiente se genera el señorito criollo de la clase media y
aco1nodada que tan bien describe Cirilo Villaverde y la fina
señorita que n1ezcla sus costumbres delicadas con extremos
de sadismo que aún no han sido convenie11temente estu-
diados.
Nada queda a salvo dentro de la sociedad esclavista y esto
lo apuntaba Suárez y Romero desde 1854 en uno de ,~us
.artículos escrito en el álbum de María Luisa Feser y Diago:
"Desde entonces he aconsejado a las madres que críen
e]las n1is1nas a sus hijos, que no los dejen rozarse con los es-
. clavos, y ql:le empleando la santa constancia que sólo puede
emplearse en sus tiernos corazones, atajen las consecuencias
-de la esclavitud. Desde entonces la mentira, la delación, la
bajeza, la hipocresía, la calumnia, el orgullo, la pereza, el
·m iedo, la tiranía, pienso que nacen de tan funesta institu-
,ción ... Desde entonces sé que he de contaminarme fatal-
,,
·mente.
Desde entonces sé que he de contaminarme f atal?nente.
Estas palabras finales han de tener una gran repercusión
en Suárez y Ron1ero. Como José Anto11io Saco, él pensaba
-que nada podía hacerse en una sociedad esclavist a. Por eso

[70]
exclan1aba irónicamente : " ¡Y nosotros aspiramos a la liber-
tad! ¿Cómo puede ser esto? Con los vestidos salpicados de
sangre pretendemos subir a las alturas ... " Nadie escapa a la
acción env,ilecedora de la esclavitud. Por ello cuando Pi-
ñeyro en 18 68 le hace la acusación .de esclavista, todas sus
fibras se conmueven y encabeza stis 1nanuscritos con las pa-
labras bíblicas. Qui sine peccatii est restr1.i ni, prúnus in
illa11i lapide11i niittat. Quien esté lin·iPio de jJecarlo lance su
pri-niera piedra. Y todavía hace al margen esta aclaración.
"Habrá. en Cuba alguien que, aún no habiendo sido ja1nás.
dueño de otros hombres, deje de estar manchado por la ins-
titución de la esclavitud".
La acusación de Enrique Piñeyro, lanzada públican1ente
desde las columnas de El ,4..teneo, fué quizás el suceso gue
1,1ás prof undamente sacudió a Suárez y Rornero después de·
los problemas del padre. El hubo de calificarla co1no una.
herida por la espalda, ya que el artículo de Piñeyro no pasó,
por la censura, mientras los suyos., en los que intentó la de-
fensa, fueron rechazados uno tras otro. Por otra parte la
acusación carecía de base. El era condueño del Ingenio Sti-
riman, mas lo había heredado lleno de deudas y no hubiera
podido emancipar los esclavos que le correspondía ya que
la operación hubiera sido nula al ser considerada co1no hecha
en fraude de acreedores. Aparte de ello, consideraba in-
1noral "la conducta de ciertos filántropos, que por no poseer
esclavos, los venden, y luego disfrutan, sin ren1ordimientos,
el precio en que los enajenaron". Finalmente, ni gobernó
jamás a los esclavos, cosa que hizo su hermano Miguel, ni
vivió de lo que ellos producían, pues se 111antuvo sien,prc
con el producto de sus enseñanzas.
Mas, él sabía que, en cualquier forma, la n1ancha de es-
clavista habría de tenerla siempre sobre sus hombros, y en

[71 ]

'j
.la dedicatoriá de su Colección de Artículos a los esposos
' . Antonio Zambrana y A1nalia Betancourt hace con palabras

dolorosas, su 1nás exaltada defensa. "Ningún hombre es
jnocente en los países donde hay esclavos. Sólo Dios mismo
podrá salvarse de la contaminación ... junto a la losa de mi
sepulcro defendedme; pero defendedme diciendo a Dios: él
pecó como codos, y con10 a todos, perdónalo".
Vivió, amo de esclavo por obligación inelu.dible y anti-
-esclavista por amplio espíritu cris~iano. Veía la solución de
los problexnas nacionales en la abolición del régimen servil.
Por eso anotó al margen de sus manuscritos: ¡Oh, Cuba rnía!
¿ Bajaré a la tii-rnba sin,· verte feliz ? Y a continuación de
esta nota aparecen las sigu ientes palabras escrit as con rasgos
menudos por su entrañable amigo Vida! Morales. " Bajó a
ella Anselmo Suárez sin ver cumplidos sus deseos, el lunes
7 de enero de 1878, a las 9 en punto de la noche".

[72 ]
Indice de los manuscritos de Anselmo
Suárez y Romero que se conservan en la
Biblioteca Nacional
Los 1na11uscritos a continuación indizados se encuentr:111
en la Biblioteca Nacional encuadernados en nueve to1nos de
distintos tan1años y diversa paginación. Están copiados de
mano del propio i'.\oselmo Suárez y Romero o por su amigo
y casi hijo intelectual Vida! Morales y Morales. Como podrá
observarse en el índice, gran parce de esta producción fué
publicada en vida del autor, e inclusive muchos de los docu-•
mentos personales que aquí figuran ya han visto la l.uz
gracias al esfuerzo de distintos intelectuales cubanos. Ade-
n1ás, se da la circunstancia curiosa de que estos 1nanuscritos
no son los originales sino la copia que para sí hizo el propio
Suárez y Romero. Es decir, cuando en este índice se n1en-
ciona un documento cualquiera, ha de entenderse sie1npre
-a 1nenos que aparezca expresame.nte aclarado-que se
trata de la copia que él hizo del 1nis1no. Por eso es que n1u-
chos de ellos no aparecen completos sino frag1nentariamente
ya que el escritor cubano copiaba en cada caso los párrafos
que más le interesaban. Perdidos e11 la mayoría de los casos
los originales, estas copi'as de Anselino Suárez. salvan para la
histori:i estos preciosos documentos.
No hay que ten1er con respecto a la fidelidad de sus
copias. Cotejadas en cada caso sus transcripciones con los
originales que hemos logrado hallar en otras instituciones
culturales, hemos podido comprobar que siempre fueron mi-
nuciosamente trasladados. 'E n los casos particulares de sus
artículos literarios sí hay una serie de variantes de estilo,
debidas exclusivamente al hecl10 de que su autor preparaba

[73J
una reedició11 de los mismos e hizo las correcciones que creyó
.oportunas .
.El hecho de que muchos de estos manuscritos no estu-
viesen inéditos como se venía diciendo hasta nuestros días
por todos los intelectuales, no merina el valor de los :mismos
por diversas razones. Primero, gran parte de las publica-
ciones donde vieron la luz estos escritos de Suárez y Romero
son hoy su1na1nente difíciles de conseguir. Segundo, algunas
.:ranscripciones modernas, como por ejen1plo la reedición de
las cartas de Zacarías González del Valle a Suárez y Romero,
·hecha por la Dirección de Cultura del Ministerio de Edu-
cación con u11 prólogo de Francisco González del Valle, -~stá
tan plagada de errores que resulta completamente inútil al
investigador acucioso. Bast e señalar que en el cot ejo de dicha
publicación con los originales que se hallan en la Sociedad
Econó,nica de Amigos del País, he1nos encontrado 1nás de
ciento veinte errores ( ! ) , y algunos de ellos tot almente in1-
perdonables. Además acrecienta el valor de los ma11uscritos
todas las notas aclaratorias que al mar gen de los mis1nos puso
Suárez y Romero y· que es lástima no hayan sido utilizadas
por los investigadores.
Como podrá observarse, con frecuencia ponemos un signo
de interrogación al indicar la ineditez de muchos escr itos.
Ello se debe a q ue, aunque hemos hecho una paciente re-
visió.n de todas aquellas publicaciones en que pudieron apa-
r ecer, nos ha sido imposible conseguir colecciones com-
p letas de algunas de cilas como El País de la década de
1860-1870.
Si este índice resulta un paso import ante para iniciar el
estudio de aquella interesante figura de nuestro siglo XIX,
110s sentimos ya sobrada1nente satisfechos.
M . MORENO FRAGINALS.

(74)
Indice
TABLA AUXILIAR PARA LA UTILIZACION
DEL INDl!CE
'
LITERATURA Nos.
Manuscritos referentes a la novela F1·ancisco. 1 al 14.
Ma11 uscritos referentes a la Cole,·ción de Artículos . . .. . 1 5 al 5 3.
Manuscritos referentes al Prólogo a las Obras de Rauzón de
1>al1na y po1·cn11ca
. que 1not1vo
. , . .. . . . . . . . .. . .. .. . . 54 al 6 5.
Otros artículos literarios de Suárez y Romero y 1nanus-
critos referentes a los n1ismos . .. .. .. . . . . . .. ... . . . 66alll3.
,.
Manuscritos referentes a la polé1nica sost enida por Anseln10 ''
'
Suarez con En nque
. p·1neyro
- . . .. .. ... .. . . . . . .. .. . 1 14 al 12·3 .. '
.,'
:

DERECHO

Manuscritos referentes al prólogo de Suárez y Romero a


Estndios Jnrídic.os, de Andrés Clemente \ Tázqucz . . . 124 al 125 ..
Manuscritos sobre distintas cuestiones legales 126 al 132 ..

EDUCACION

Manuscritos diversos sobre ed ucación . . . . .. . . .. . .. . ' . . 133 al 139 ..

OTROS ASUNTOS
Cartas Diversas . . . . . . . . . . . ' . . . . . . . . . . . . . - . . . . - . . . 140 al 158.

Misceláneas .. . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . ' . ..... 159al166-

[75]
NOTA: Los p.árrafos en cursiva indican el manuscrito indi-
zado. Los paréntesis a continuación de cada párrafo, seña-
lan el tomo y la página en que se encuentran. Las notas
entre corchetes son comentarios que he1nos creído útiles agre-
gar para la n1ayor comprensión del manuscrito. Ver al final
la tabla 011omástica.

LITERA T URA

MANUSCRITOS SOBRE "FRANCISCO"

(1)
l~rancisco . .Novela cubana, por A11.sel11io Suárez y Ro11·iero.
(Las c>scenas fJasan. a·ntes de 18.38) (t. v, p . 1-229.)
[ Esca novela de Anselmo Suárcz y Rolncro fué escrita en los años
de 183S-1839. Pcrn1aneció inédita hasta el a,"\o de 18-80, en que
fué publicada por Nésror Pon ce de León. V cr: Francisco. -N ovcda.
Cubana. (Las escenas ¡,asan antes de 1858) Nneva York, l1nprenta
)' Librería de lY. Pone,· de León, 1880.
Posteriorn1cnce fué reeditada en los Cuadernos de Cultura , ()ctava
Serie, N·. 1, del Ministerio de Educación. Ver: Francisco, El Ingenio
11 las d,·/icias del c1111zj:o. Noi•ela c11.ban,1. l.:dició'/1, Jn·oto,~ada y a.no-
tada }'or l\1ario Cabrerfl Saqui.. ú1 l:Iab,11111, P11blicacio11es del Minis-
!1·rio d1· fd11c11ció11 . L)irecrión d(, Cultura, 1947 .]

(2)
Pasajes qnc en las carlas ele José Zacaria.s Go1iz cílez del Valle
se refieren a/(! Novela Francisco. (t. v, p. 231 -2 56. )
[Los p:isajcs corresponden a las cartas d e fecha siguientes:
año de 183S,
5 d.: sepcie111brc 4 d.: novic,nbrc
2 5 de septiembre 1 O de noviembre
19 de octubre 14 d,~ novie1nbre
17 de nov icn1bre

(76]
año de 1839,
9 de enero 2 5 de junio
20 de enero 15 de julio
29 de enero 2 3 de julio
27 de feb rero 9 de agosto
13 de marzo 4 de septiembre
23 de n1arzo 14 de nov iembre
1O de n,ayo 1 8 de nov iembre
27 de mayo 1 de dicic111 bre
11 de junio 6 de dicien,bre
Est as carcas fueron publicadas, con bastantes errores tipográficos
en la Rev.ista de Cuba, t. v, a,10 de 1879, p. 236 - 250; 323 - 34 2;
482-489; 569-580. Po~t criorn,ente fueron reedit adas, con los 111is-
1110s errores, en un volun, en de los Cuader nos de Cult ura, Cuarta
serie, N . 5. Ver: Gon:z.ález del Va lle, Zacarías : La Vida Literaria en
C uba ( 18 36- 1840) . La Ha ba na, Pu blicaciones de la Secretaría de
Educación, Dirección de C ul tura, 1838. (Co n un prólogo de Fran-
cisco G . del Valle) .
O tros f ragmentos de estas cartas fueron copiados por Anselmo
Suárez y Romero en el t. IX, p. 367-434. Ver el n . ( 144) de este
índ ice.]

(3 )
Carta que en, .3 I de 11011ie11ihre de 18 .3 8 escribió José Z acarías
González del Valle a José Jacinto Milanés. (t. v, p . 257-
2 5 8.)
[ Carta co,ncntando la novela Francisco y refiriéndose a la epístola
que ivlilanés h~bía dirigido a Do-n1ingo del Monte. La carta de José
Jacinto Milanés a Domingo del Monte a que se ref iere Gonzálcz del
Val le en este manuscrito, es la fechada en Matanzas a 16 de no-
vien,bre de 1838, publicada en el C1•ntón BJJistolario d<' Do111i11go
del 1\1ont1,, t. 111, p . 230 - 232, r· copiada por Ansclrno Suárcz en el
c. 1x, p. 389-390, de estos 111anuscritos.
Esca n1isn1a carta aparece tan,bién en el t . ,x, p . 436-438, con
otras notas.)

(4)
Cartas de Anselnio Suárez y Romero et Do-,nin,~o del Monte,
(t. v, p . 259-33 4 ) .

[77 )
'
fSon los pasajes referentes a Francisco que aparecen en las cartas de
fechas siguientes:
Ingenio Súrinam, (Güines) y marzo 15 de 1839.
Ingenio Súrinam, (Güines) abril 11 de 1839.
Ingenio Súrinam, (Güines) mayo 1 O de 1839.
l11genio Súrjna,n, (Güines) julio 7 de 1839.
Ingenio Súrinam, (G üines) agosto 20 de 1839.
Ingenio Sí,rinam, (G üines) octubre 21 de 18'39.
l-f-abana, junio 2 5 de 1842.
Habana, 25 de noviem bre de 1843 .
Con excepción de b carta fechada en 10 de n1ayo de 1839, todas
bs dc1nás han sido publicadas en el Centón Epistolario de Domingo
/
del Monte, t. 1v y v. )

(5)
Carta que en octubre de 1839 escribió Mr. R. Madden a Do-
,
1ningo del Monte sobre la novela Fran.cisco , ( El ln-ge·nio o Las
Delicias del Ca-,npo). (t. v, p . 335-337.)
[Es el fragmento de la carta en que se refiere a la novela Fra:ncisco ..
El original, en inglés, ha sido publicado en el Centón Epistolario de
Domingo del Monte, t. ,v, p. 83-84. El fragn1ento está en español
y posiblemente la traducción se deba a Domingo del Monte.]

,
(6)
Fragniento de 1.(,n artículo de Cirilo Villaverde, publicado en
Cuba Literaria. (t. v, p. 339 - 340.)
[Es la parte referente a Francisco. El artículo íntegro puede verse.
en Cuba Literaria, 1862, t . 11, p. 33-40.]

(7)
Frag·, nento de una carta de Cirilo Villaverde escrita desde
Nueva York, el 8 de enero de 1862. (t. v, p. 341.)
(Es un párrafo proponiéndole publicar su novela Francisco en Nueva
York.)

[78]
( 8)
Frag1nento de itna carta de Nicolás Azcárate a A11.sel1no
S11,árez y Romero, desde Madrid, en 13 de enero de 1867.
(t. v, p . 34 3-344.)
(Es el párrafo en que le propone imprimir la novela frt1ncisco, en
Madrid. Ver tam bién otros fragn1cntos de esta carta en t. 1x, pá-
ginas 297-298.]

(9)
Fragnientos de la ·novela "Francisco" , jJor 1-lnsel1no Su.árez '.)'
Ro1nero. (t. v, p. 349 -3 94. )
(En la página 347 del to1no v de estos n1anuscritos, explica Anselmo
Suárez y Romero la razón de estos f ragmentos: "Cuando en 18 59 se
in1prirnía n1i Colección de Artículos, concebí la idea de incluír en
ella, sino toda la novela Francisco por lo menos algunos extractos
que diesen a conocer su plan; pero no habiendo sido posible el con-
seguir permiso de la Censura, los Fra.g-1nentos, que así, aunq ue im-
propiamente titulé mi trabajo, sólo han circulado entre varios an1i -
gos, y nunca han visto la luz pública. J

(10)
Párrafos de tres cartas de José Manuel Mestre. ( t . v, p ági-
nas 395-398 . )
( Las cartas están fechadas en La Habana a 25 de abri l de 1860,
20 de scptic1nbre de 1868 y 24 de enero de 1869. La pri1n era de
ellas es sobre el esfuerzo que realiza para que los Fr.agrnentos de
F1·a11cisco logren ser aprobados por la Censura, así como la emoción
que le causó su lectura a José de la Luz y Caballero; la segund:i in-
forn1ando que J osé Antonio Saco leyó dichos fragn1entos y la úl-
tin1a con1parando Francisco con L,1 Cabaña del Tío To·11i. En las
notas que Anselmo Suárcz y Ron1cro pone a estas cartas hay una
serie de con1cntarios sobre Enrique Piñcyro. V cr t. IX, p. 44 5-4 5O. l
( 11)
C01nentarios de En,rique Pitieyro con referen,cia a "Fran.-
cisco". (t. v, p. 339 -400.)
[Es un pequeño párrafo del artículo publicado por Enrique Piñcyro
en El Ateneo, afio I, N . 5, de 1 de septiembre de 1868, p. 67-68,

[79]
con el título de Es tudios Jurídicos. El artículo casi cornpleto lo
copió Anschno Suárcz y Romero en el t. IX, p. 29- 4 2 de estos 1na-
nuscritos. \Ter en este índice: Polé1nica con Enriqite Pi1ieyro.
Ns. ( 114) al (12 1) . )

(12)
Párrafos de 'ltna carta de José Eugenio Bernal a An.selni o S1tá-
rez y .l{o11,1ero fechada e,i la Habana, 11ovie11ibre 29 de 1868.
(t. v, p. 401-402.)
[ Con referenc ia a los Fragmentos de la novela Francisco. ]
(13)
Carta de L1tisa Pérez de Zan1.brttna a Anse/111,0 Suárez y Ro-
niero, fechada en, La Habana a 8 de 1iovienibre de 1868 ..
(t. v, p. 405 -407. )
t Con1entando la e,noción que prod ujo la lectura de los Fragm entos
de Franl:isco, que hizo Suárcz y Romero en casa de los Zambrana
una noc he de 186 5. )
(14)
f uicio dr:
Eduardo A . fÍe Castro, acerca de los Fragnie1itos de
"Francisco"'. (t. IX, p. 525-528.)
[Carta fechada en La Habana a octubre 5 de 1873.)

MANUSCRITOS SOBRE LA COLECCION DE AR TI CULOS


(15)
Carlota V aldés.
Har1nonía co·ny1tgal.
Guajiros.
[11.fancia y 1nocedad del guajiro.
Por lo qne nie 11i,ur1nitra11, los guajiros.
Z.ugenios.
Bohíos.
] . os donii.11,~os en los Ingenios.
El Guardiero.

(80J
La Casa de 1'rapiche.
El corte de Caña.
J,os bohíos al obscurecer.
Devaneos y recuerdos del ca11ipo.
La colina. ··
Debajo de las ca1iabravas.
El sol en el pal1nar. (Todos estos artículos en el t . vi.)
[Todos escos artículos aparecieron publicados en la Colección de
Artículos de Ansel11io S11,írr::z y n.0111.C'ro, Habana, Escab lecin,icnro
tipográfico La Antillana, 18 59. Con anterioridad habían visco la
luz en otras publicaciones periódicas de la Habana, Las hojas i1n-
presas de la Colección, de Ar! ículos en que aparecían los escritos
arriba n,encionados, fueron encuadernadas con los manuscritos. )

(16)
Malas palabras.
Caridad.
Vigilancia. de las rnadres.
Severidad en la ex pedición de titulas para 1naestros.
Quid non, 1nortalia pectora cogis, Auri sacra fa,nes.
Exá1nenes.
Enseñan.za privada.
Turbación, de los alu,111-nos.
S it retrato.
lnco1npleta ed1,cación de lees cu.banas. (Todos estos artículos
en el t. VJII.)
LEstos artí.culos f ueron publicados en la Coi<·cción de Artículos,.
anees 1nencionada. Como todos los que componen dicho libro, ha-
bían visco la luz con anterioridad en diversas publicaciones perió-
dicas cubanas. Los arriba mencionados son las hojas impresas para
la Colecció,1 y que están encuadernadas junco con los manusc ritos.]
(17)
Un recuerdo. (En el álbu111, de Ra·,nón Zanibran.a) 183 8.
(t. VI, p.' 157-164. )
[Publicado en la Colec('ión de Artículos, p. 149-152. J

l sI J
(17 bis)
Palniares, (en el álbu111, de ... ), 1852. (t. VI, p. 169-172.)
[P ublicado en la Coll'ccióu de Artículos, p. 255-256.)
(18)
La so1nbra de las n1tbes, (En, el _álbnni de Virgi1iia Ze-
q1teira), 1854. (t. 1v, p. 173-174.)
[Pu blicado en la Colcrción de Artíc.,,ilos, p. 267-268.)

(19)
I,a niúsica de las pal1nas, ( en el álbu:1n de Concepción Sil-
·veira y Po::.o), 1856. (t. 1-'I, p . 197-199. )
[ Publicado en la Colrcción de Artículos, p. 271-272.J
(20)
[,as nubes, ( en el álbu·nt- de... ), 1857. (t. vr, p. 201-204.)
[ P ublicado en la Colección de Artíc·nlos, p. 273-274. J
(21)
()rillas del ·n iar, (en, el álhu,n i de An.tonict María Toso), 1858.
(t. IV, p. 205 -208.)
(Publicado en la Colección de Artícnlos, p. 275-276.]
(22)
1ntrod1tcción. a la obra Colección, de artíc1tlos de A11.sel11io
Suárez y l{o11iero. (t. IX, p. 273-274.)
[P ublicado en la Colección de Articulos.]

(23)
Artíc1ilo escrito en. 25 de e11ero de 1859, a 1na·n.era de l11-
trod1.i cción, de la Colección. de artíc1,los. (t. rx, p. 268-273 . )
LEsta fntroducción no llegó a publicarse, siendo sustituída por la
que aparece en el No. ( 22).)
(24)
Artí ciilo escrito en 2 2 ele dicie11ibre de 185 O para qu,e sir-

[82]
iliera a 1nanera de i·ntroducció1i en la Colección de Artículos..
( t. IX, p . 260-268.)
[Esta Introducción no llegó a publicarse, siendo sustituída por la-.
que aparece en el No. ( 2 3), y posteriormente por la No. (22) . J
(25)
Le let,er dit soleil dans les palmiers. ( t. v1.)
íEs un ,nanuscrito interpolado entre las hojas in1prcsas de los ar-
tícu los de la Colección, indizada en el No. ( 15) . Se trata de un a
traducción bastante fiel del artículo "El sol en el palmar". Esta
traducción-inéd ita-se debe a Gabricla Pizzarro, según nota del
propio Anselmo Suárez y Romero en el t. IX, p. 3 5 8 de estos n1a-·
nuscritos.)
(26)
Artículo crítico de la Gaceta de la Haban.a, de 20 de enero
de 1860 sobre la Colección. de Artículos de Ansel1no Suárez
y Romero. (t. 1x, p. 129-131.)
[Según noca de Anselmo Suárez y Ron1ero se debe probablemente-
ª Emilio Auber.]
(27)
Artícitlo crítico de "El Central", de 29 de febrero de 1860;.
sobre la Colección de Artículos. (t. rx, 181-185.)
f Anóni1no.]
(28)
Juicio crítico sobre la Colección. de Artícu.los pu.blicado en
"La Aitrora del Yit1·n urí" de 29 de febrero de 1860. (t. IX,
p. 187-195.)
[F.irmado por D . D. M. y P. (Domingo d el Monte y Portillo).)
(29)
Juicio crítico sobre la Colección de Artículos publicado e1i
"El Diario de la Marin.a" de 31 de julio de 1860, fir-niado por
Salentis. (t. IX, p. 166-178.)
(De Andrés Stanislas. Ver también el t. IX, p. 573-574.)

[83]

-
(30)
Jiticio critico ele Federico Milanés sobre la Colecc-i&n de
Artículos p1iblicado en "El J,iceo de Matanzas", de 15 de
.septienibre de 1860. (t. rx, p. 201-216.)

(31)
Juicio critico de Cirilo Villaverde sobre la Colección de Ar-
tíc1tlos, pu.blicado en "C·uba Literaria"', t. II, año de 1862.
(t. IX, p. 223 -2 52.)

(32)
·Carta de José lYiaría Casal a ,111,5el11io Sitárez y Romero,
d esde Matanz as a 6 de agosto de 1860, sobre la Colección de
Artícnlos. (t. IX, p . 197-199.)
í En
las notas a escas cartas pone Suárez y Ron1ero una se mblanza
de José /v{aría Casal. J

(33)
Carta. ele Nicolás A z cárc1te a A ·nsel11io Suárez J' l{01nero.,
desde La Habana, a 17 de octubre de 1860, sobre la Colec-
ción de Articulas. (t. IX, p. 296-297.)

(34)
Juicio crítico de Enrique Piñeyro sobre la Colección de Ar-
tículos. (t. IX, p . 29 -42.)
LEs un fr.lgrn enco del artículo titulado Estudios Jurídicos. Ver:
No. ((1) . )

(35)
Carttt ele José Sil-i·erio Jorrín, desde L a Habana, 7 de octitbre
de 1845, sobre el artíc1tlo "El G1tardiero". (t. rx, p. 117 -
118. )
[El artíc~ilo "El G uardicro" f ué inc luído en s u ( .'olección. de Ar-
tículos. Con10 noca a esca carca aparece una sen1blanza de José
Sil ver io Jorrín, esc ri ta por A nscln10 Suárez y Ron1ero. ]

[84]
( 36)
Carta de José A11.to11io Eche11arría, desde La Habana, a 24
de octubre de 1 844, sobre el artículo " El Gitardiero". ( t . rx,
p. 123-124.)
[El escrito "El Guardiero" fué incluído· en la Colt!cción de Ar-
t ículos . Corno nota de Anselmo Suárez y Ron1ero a la carta, apa-
rece una semblanza de José Antonio Echevarría. )

(3 7 )
Anotaciones hechas por Cirilo Villaverde a. diversos artíciilos
de la Colección. (t. IX, p . 254-258.)
( Son las nocas que Villaverde fué haciendo a los artículos "Un re-
c uerdo", "Hannonía conyugal", " José Zacarías Gonzálcz del Valle",
· a1n1arcs " , ''D ·e bªJº
·•p . de 1as canas-
- br3vas " , "La 1nus1ca
· . de 1as pa1-
,nas", qu e le dió Anselmo Suárcz y Romero para impri,nir la Co-
lección de .4rtic1tlo.1.)

(38)
fragniento de ·u·na carta de José Ignacio Rodríg1tez a A11.-
sel11io Su,árez y Ro111,ero desde La Habana, a 27 de octu.bre
de 1859. (t. IX, p. 299- 300. )
[Sobre el escrito "El coree de cafia", que fué inclu ído en la Colec-
ción. de Articulos. Corno nota a esta carta aparece una semblanza
de Anselmo Suárcz y R.omero a José Ignacio Rodríguez.]

(39)
Artíc1do de N éstor .Ponce de León, "Ocurren.cía célebre de
un censor", publiccedo en "El País" de 6 de dici.cnibre de
J 868. (t. IX, p . 344- 347.)
(Trata del escrito "L:i sombra de las nubes", rcpublicado en la
Colección de Artículos. En la p. 34J, y como nota de Anscln10
Suárez a este artícu lo aparece u11a scn1bla nza de Néstor Poncc de
León. ]

(40)
Frag11iento de 1.t'na carta de Rafael A1aría Mendive e,. A11sel111.o

[85 ]
Suárez y Ro11iero, desde La Haba1ia, en 18 53. ( t. IX, '
pa-
gin as 3 5 3 - 3 5 5.)
[Es referente al artículo "Debljo de las Cañas-bravas". Junto con
el fragrncnto de carta hay una serie de notas sobre Rafael María
Mendive y la "Revista de la Habana".}
(41)
J1iicio de Carlos N avarrete )' Ro11i(,y sobre varios escritos de
A1isel11io Suárez y Ro11iero. ( t. 1x, p . 513- 517.)
(Fueron pequeñas críticas hechas en 1871 a petición de Anselrno
Suárcz y Ron,ero. Inéditas. Los artículos ana lizados fueron los si-
guient<'S: "La joven de la flecha de oro", "Aves de paso. Tropi-
cales", " De codos en el puente", "A una desconocida", "Deberes
del poeta", "Guirnalda fúneb,'e", "Un tío sordo" y "Preguntas".
Con excepción del último, codos fueron reeditados en la Colección
de Articnlos.]
(42)
Carta escrita por la parda Sitsane a sii pro11ietido A11ibrosio
Eche1nendía, desde el Cerro, a 30 de dicie11ibre de I 869, so-
bre la Colección de Artículos. (t. IX, p . 485-488.)
[ Sobre esta carta ver No. ( 153).]
(43) .
Juicio crítico de Alejandro López y Torres sobre el escrito
de Ansel1no Si.iárez y Ro1nero, " Crítica. La jove1i de la fle -
cha de oro". (t. 1x, p . 519- 523.)
( Sin fecha . Posiblemente inédito. El citado artículo de Anselmo
Suárcz y Rornero fué incluí do en la Colección de Artícnlos.]
( 4 3 bis)
C011ientarios de José Silverio Jorrín., José Ra,,.nón Beta1i-
co1irt y José María Zayas sobre la existe1icia de pasajes las-
civos en. la Colección de Artículos. (t. IX, p. 135-138.)
(44)
Fragnie-ntos de diversas cartas de A1iselmo Suárez y Romero,
José Silverio Jorrín, José Ra11ión Beta1icoitrt, Rafael María
( 86]
lv!endive, sobre los pasajes lascivos existe1ites en, la Colección
de Artículos de An,sel1no Suárez y Ro11iero. ( t. 1x, páginas
143-160 .)
[Esta correspondencia fué n1ocivada por u nos co,ncntarios que,
al decir de Luis Felipe ?vfantilla, habían hecho José Ran1ón Be-
tancourt y José Sil verio Jorrín sobre que la Colección de Artículos
sobre estar escrita en ma l castella no contenía pasajes de incuestio-
nable inmoralidad q ue habían hecho ruborizar a las señoras que
asistieron a la clase de lectura del Colegio El Salvador. Las cartas
son las sigu ientes:
-Carta de Anseln10 Suá rez y R.011,cro a José Silverio Jorrín,
Habana, 6 de marzo de I 869.
---Carta de t\nselrr,o Suárcz y Ron1cro a José Silverio J orrín.
Cerro, 2de abril de 1869.
- Carra de José Sil vcrio Jorrín a A nscln10 Suárc,. y Ro1nero,
I-Iabana, 5 de :1bril de 1869.
-Carta - de Anscln10 Suárcz y Ron,cro a José Silvcrio Jorrín.
I-Jabana, 6 de abril de 1869.
-Carta de Anscln10 Suárez y Ro,nero a José Ra,nón Bctancou rt,
Habana, abril l 5 de l 869.
-Carta- de José Ramón Betancourt a Anseln10 Suárcz )' Ro-
rnero, en respuesta de la anterior. Sin fecha ni lugar.
-Ca rta de Ansclmc Suárez y Romero a José Ra1nón Betan-
court, Habr. na, 16 de abril de 1869.
- Carta de Anscln10 Suárez y Romero a Rafael María Mcndivc,
Habana, 22 de abril de l 869.
-Carta de R,afael :Wfaría Mendive a Anselmo Suárez y Romero,

Castillo del Príncipe, calabozo 3 O, 2 5 de abri l de 1869.]

(45)
Frag111-e1itos de di11ersas cartas de ll1isel11io Suárez y Roniero,
José María Zayas y José Ma1iuel Mestre, sobre la adopción
de la Colección. de Artículos conio texto ele lectiu·a en, el
Colegio El Salvador. ( t. rx, p . 130- 141.)
[Las cartas o f ragn1cntos de cartas transcrit,1s son las siguientes:
- Carca de Ansel mo Suárcz y Ron1cro a José María Zayas, Ha-
bana, 1 de dicicn,bre de 186S .
- Carta de José 11aría Zayas a A nsclrno Suárcz y Ron,ero, Ha -
bana, 6 de diciembre de 1868.
- Carta d e Anscln10 Suárez y Romero a José María Za yas, Ha -
bana, 7 de diciembre de J 868.

[87j
-Carta de José lvlaría Zayas a Anscl n,o Suárez y Ro,ncro, Hil-
b:1na, 13 de diciembre de 1868.
-Carta de Anselmo Suárez y R.omero a José 1vlanucl Mcscre,
J-Tabana, 25 de dicicn,.bre de 1868.
- Car,a de José i'vfa nucl Mes tre a Anselmo Suárez y Romero,
Colegio El Salvador, 23 dc ··..:nero de 1869.
--Carca de José María Zayas a Anscln10 Suárez y Romero, sin
fecha .
-Carta de Anselmo Suárez y Romero a José lv1a ría Zayas, 19
de diciem bre de 1868.
- Carta de José lv{aría Zayas a Anselmo Suárez y Ro,ncro, Co-
legio El Salvador, 1 de enero de 1869.
- Carta de Anselmo Suárez y Romero a José María Zayas, Ha-
b:1na, 12 de enero de 1869.
-:-Carta de José Mada Zayas a Anselino Suárez y Rornero, Ha-
bana, 20 de enero de 1869.
-Carta de Anselmo Suárez y Ro1nero a José Maria Zayas, 1-Ia-
bana, 27 de enero de 1869.)
(46)
D eclicatoria escrita en el ejeniplar de la Colección de Ar-
tículos qu.e se dió co1no preniio en u1ios .exá1nen,es a Domi-
tila García, en Puerto Príncipe; 1876. (c. VI, p. 479-485.)
(47)
Dedicatoria escrita por rlnsel1no Su,árez y Ro1nero en el
ejeniplar de la ColecciÓ11 fie Artículos qu,e regalara a los es-
posos Antonio Zanibra1ia y A1·nalia Betancourt, en agosto
19 ele 1868. (t. IX, p . 17-20. )
[Con la dedicatoria, aparece una larga nota explicativa de An-
selmo Suárez y Romero en la que incluye una carta suya a Luisa
Pérez de Zambrana, fcchlda en La Habana a 27 de enero de 1869,
y la respuesta a la misma de Luisa Pérez de Zan,brana y Julia
Monees de Ota ca,nbién fechada en la Habana a 29 de enero de
1869. Las cartas y la dedicatoria versan sobre la acusación de
esclavista que hicieran a Anselmo Suárez y Ro1nero varios cubanos,
entre ellos Enrique Piñeyro, y el contraste entre su actitud de amo
de esclavos y sus patéticos cuadros literarios en favor del negro.]
(48)
Corresponden,cia citrsC1da por .4.11.selmo Siiárez y Roniero con
José María Zayas y José Ma-nuel Mestre, referente toda a la

1 ss 1
dedicatoria que el pri11iero hahía Jn1.esto en. el eje111,plar de la
"Colección de Artículos" que dedicara a José de la Litz y
Caballero. (t. 1x, p. 140- 142.)
( Las carcas o fraginencos de cartas transcritas son las siguientes:
-Carca de Anscln10 Suárcz y Ro1nero a José iv[aría Zayas, Ha-
bana, 27 de enero de 1869.
-Carta de Anseln,o Su:írez y Ron·,ero a José Manuel Mcscrc,
Habana, 2 5 de dicien1brc de 1868.
--Carta de José María Zayas a Ansel,no Suárcz y l~omero, d{'
2 de febrero de. 1869.
- Carca de José 'i'vlanucl Mestre a Anselmo Suárcz y R.o,ncro,
Habana, 24 de enero de 1869.)
<4.9)
.Dedicatoria qu.e Ansf'l1no Sitár<'z y R01nero escribió en el
ejenzplar de la "Col<'cción de Artícitlos" que regalara a José
de la Litz y Caballero. (t. IX, p. 457.)
[Ver también en la correspondencia cursada entre Mariana Ro1nay
de Luz y Anseln,o Su,írcz y Romero, No. ( 15 6) va ri.as noc,c,as
referentes a esta dedicatoria. Ver ade,nás el No. (48) .)
(50)
Noticia p1.iblicada en el "Diario de la Marin.a" de 22 de di -
cie1nbre de 185 9, sobre 11·nas declaraciones de José de lci Lu.z
y Cahallero al respecto de haberse leído p0r prim.era vez eu
,el Colegio El Sal·1;ador algunos escritos de la "Colección de
Artículos" de Ansel,,no S1iárez y l{oniero. ( t . IX, p. I 63-
166. )
(Suárez y Romero ignoraba el autor de este artículo.)
(51)
,Carta de Eusebio Guiteras a A1isell'no Su.árez y J{oniero,
desde Matan.zas, 1O de j1tlio de 1860, pidiéndole per'n1,iso para
reproducir algunos párrafos de sit "Colección, de Artículos"
en ·un. texto ele lectura qu q pensaba editar. (t. IX, p. 1-78-
180.)
[Se incluye también una carta de Antonio Guiteras, desde lvla-
tanzas a 15 de dicie,nbre de 1868, en non1brc de su hermano Eu-
sebio, sobre el n1ismo tema. )

[891
(52)
Carta del ce11,Sor Jai1ne Morales a Nicolás Azcárate, fechada
en La H ahan,a, a 27 ele 1nayo de 185 9, sobre la ce1-isitra a la
"Colección de Artículos" de Anselnio Suárez y JZ011iero.
(t. IX, 283-290.)
[Con10 nota a esta Ca(ta aparecen una serie de comentarios de An -
scln10 Suárcz y Ro1nero sobre Nicolás Azcár:ite.]

(53)
Artícitlo de Nicolás .4zcárate, piiblicado en la. "Revista de
Jitrispr·udencia" sobre los Exá1nen,es Públicos. (t. IX, p. 284-
296. )
[Es un fragmento de la sección de la "Revista de Jurisprudencia"
dedicada a asuntos generales, que se publicaba bajo el epígrafe de
J{evistn. Gl'1u:r:d. En dicha sección, correspondiente a la Revista
del 15 de enero de 1860, t. 1, p. 6 5- 77, Azcárate hizo un extenso
comentario sobre los exámenes públicos de los diversos colegios de
La l--Iabana, entre ellos El Salvador. A continuación de dichos co-
mentarios ha ce la crítica de la Colección de Artículos de Anselmo
Suárcz y Romero que a la sazón era el texto de lectura de dicho
plantel de cnsei"bnza. J

ll1ANUSCRrros REFERENTES AL PROLOGO DE LAS OBRAS


DE RAMON DE PALMA ESCRITO POR ANSEL:t-.10 SUAREZ
Y R.OMERO Y A LA POLEMICA QUE MO·T I\ TO

(54)
Prólogo et las Obras ele Ra1nón de Pal1na, escrito por Anselnio
Sitárez y lZ0·1n-ero e1i 186.l. (t. I, p. 17-132. )
(Está escrito en fonna de carta dirigida a Rafael María de Men-
divc y fué publicJdo en la edición que éste hizo de las Poesías de
Pahna. Ver: Obras de don Rn1nóri de P"hnn, c&n un /1rólogo de
¡,\nsel1110 S11,irrz y Ro111ero, to1110 I, Poesías liricaI. 1-iabana, l11i-
/Jrenta del 'I'ie1n/10, 1861. El como II no llegó a publicarse.]

[90]
(55)
Crítica de J1tan Clemente Zenea al Prólogo de las Obras de
Palma. (t. r, p. 133-163.)
[Son dos artículos, escritos también en forma epistolar, dirigidos
a Enrique Piñeyro y publicados en la Re-,,•ista. flabancra. Ver:
--Carta a Enrique Piñeyro, desde La Habana, 1O de enero de
18'62. Revista Habanera, año de 1861, t. 11, p. 285-291.
--Carta a Enrique Piñeyro, desde La Habana, 1O de febrero
de 1862. Rrt·vista flabanera, t. 11, año de 1861, p. 340-345.J
( 56)
Carta de Ansel1no Suárez y Roniero a Rafael María de Me·n -
.dive, fech.ada en l,a Haban.a, a I 1 de septienibre de 1862.
{ t. I, p. 16 5- 562.)
[Es un largo escrito refutando las aserciones de Juan Clemente
Zenea y otros cubanos a su Prólogo. Aparece citado con el nornbre
de Contestación a los i-rn/111gnadores· del Jnólogo escrito al frente dt·
las Obras de Ra,nón de Pahna. Suárez y Romero explica este libro
en h siguiente forn1a: "Al frente de las Obras de Paln1a, escribí un
Prólogo. Acerca de éste hizo Zenea algunas observaciones en dos
cartas dirigidas a Piñeyro y publicadas en la l{evista Habanera, y
Azcárate, La Calle, Mestre, O'Farrill, Suzarte y Ruz también im-
pugnaron varios puntos del 1nismo en conversaciones privadas. He
creído oportuno rebatir los asertos de todos ellos en el presente
volumen ... Quisiera dar ahora a la prensa el libro; pero estorbando
circunstancias de todos conocidas; y para ello sería preciso aden1ás
que Azcárate, La Calle, Mestre, O'Farrill, Suzarte y Ruz, cuyos
ataques no han sido públicos, · me autorizasen a hacerlo". Es te
artículo es posiblemente uno de los n1ás interesantes que escribie ra
Anselmo Suárez y Ron1ero, y en él aparecen noticias de gran in1-
portancia sobre el n1ovimiento cultural cubano del siglo XIX. H a
sido citado por muchos escritores cubanos. A:ún permanece inédito.
Está dividido en xxxv capítulos. En el t. 11, de estos rnanuscrítos,
aparecen copiados los capítulos x1v al x1x, con algunas ligeras rec-
tificaciones de estilo. Con iguales rectificaciones aparecen tarnbién
los capítulos xxx al xxxv en el t. u1 de los manuscritos.)

(57)
Carta de Zenea a Mendíve sobre u,na larga carta que recibió
Mendive de Su.árez eón 1notivo de dos cartas que escribió

[9 1]


Zenea a Piñeyro tratando de otra carta de Sitárez a Mendive
(sic), en La Habana, a 9 de febrero de 1864. (t. 1v, p . 1-1 5.)
[Es la respuesta de Zenea a la In1pugnación de Anscln10 Suárez y
Ro,ncro, indizada con el No. ( 56). Inédita.]
(58)
Cr,rta de ,4.nsel-m.o Suárez y Ro·n iero a Don Rafael María dé
M endi1,,e, f echada en, I ,a I-laban,a, a 4 de 1narzo de 1864.
(t. IV, p . 17- 164. )
(Es la resp ucsca de Anschno Suárez y R.on1ero a la carta de Zenca
indizada con el No. ( 57). ]
(59)
Carta de Josr Fran,cisco Ru.s a Rafael María de Mendive,
fechada en, La flabana a 14 de febrero de 1864. (t. rv, pá-
ginas 267-269.)
[Escrita en torno a la polé,nica sobre el Prólogo de Pal111a. J
(60)
Carla de ,11isel1no S11.árez -v Ro1n<'ro a Rafael María de Me1i-
dive, f echada en La 1-Iabana, a 1 de abril de 1864. ( t. rv,
p. 271-288 . )
( Es b resp ues ta a la carta de Rus, indizada con d No. ( 59) .]

(61)
Fragrnento ele u.na carta ele José A1itonio Echeverría a Ra-
fael María de Mendive, fechada en, Madrid, a 6 de noviern-
bre de 1860, en tor1io al Prólogo de las Obras de Palma.
(t. IX, p. 124- 127.)

(62)
Fragrne1itos de dos cartas de José Ignacio Rodrígitez a An-
sel-mo S·uárez y R.on·t ero, fechadas en, La Haba1ia, a 2 5 de
fe.b rero y 21 ele niarz o de 1863 respectivamente, sobre la
l1npzignació·n al Prólogo de Pal11ia. (t. 1x, p. 312 - 324.)
[Ver ta111bién la carta de 3 de agosto de 1863, en el c. 1x, p. 329.]

[92]
(63)
Fragnientos ele varias cartas ele Rafael María de Niendive et
Ansel11io Suárez y Roniero, en torno al Prólogo ele lt1s Obras
de Palnia. (t. IX, p. 358 - 363.)
[Con notas de Anscln10 Suárez y Ron,cro sobre la polémica con
Zenea. Las cartas son de 186 1 y 1862, sin especificar 1nes y día.]
(64)
Frag11ie11,to de itna carta de 11idal Morales y Morales a A1i-
sel11io Suárez y Roniero, desde I 11,'{enio T elégrafo, abril 14
de I 871, sobre la Contestación a los i11ipugnaclores del Pró-
logo de Ranzón de Palnia. (t. IX, p. 533 - 535.)
(65)
Frttg1'nenJo de 11na carta de D. Jna.11 Muiíoz a Anselmo Suá-
rez y Ro11iero, descle La Habana, a 11 de julio de 1871, sobre·
el Prólo,'{o a las Obras de Pal111.a. (t. rv, p. 351 - 353 . )

OTROS 1\RTICULOS LITERARIOS DE ANSELMO SUAREZ


Y RO·MERO Y COMENTARIOS SOBRE LOS MISMOS.
ESCR.ITOS EN ALBUMES

(66)
Cost11nibres Haba·neras. Una 1-ioche de retreta. 1838. (t. vr,
p. 1-10.)
[Fué publicado en "El Diario de La Fiabana", de 10 de abril de
1838 y firn1ado con el pseudónimo de El a11iigo de Observar . Ver
una peque,'\a nota al respecto en el t. rx, p. 367. )
(67)
U1i viejo i111-perti12e11.te. 1838. (t. VI, p. 13-28.)
[Fué publicado en "'El Diario de La I--laba na", de 20 de n1ayo 0

de 1838, y firn1ado con el pseudóni1no de El a·rnigo _tic Observar.


Ver al respec to una pequc1la nota en el t. 1x, p. 367.]

f93]
'(68)
A1rior :)1 a11iistad. 1840. E1i el álbitm de Rosa Aldama de Del
.Monte. (t. vr, p. 165-168. )
[ Vcr los co,nentarios del propio Anselmo Suárez y Romero en el
t. v, p. 308, donde aparece también copiado este artículo. Está
fechado a 14 de n1ayo de 18'40. ]
(69)
En, el álb11,11i de L2ása Fesser y Diago. 1854. ( t. VI, páginas
185 - 192.)
[Seguramente inédito. Por los conceptos que vierte sobre la escla-
vitud, es indudable que no pudo ser autorizado por ningún censor,
en caso de que su autor hubiese intentado publicarlo,]
(70)
¡Lásti1na jJOr Dios!-En el álbum de María Luisa Fesser y
Diago- . 1855. (t. VI, p. 193 -195.)
[ Seguran1c11tc inédito por las misn1as razones marcadas al No, 69.]
(71)
En el álbu·m. (le Belén. A11.d1tx . 7858 . (t. VI, p. 209- 214.) .
[ Cuadro sobre cuestiones de la esclavitud. Seguramen_te inédito,]
(72)
Desde el trajJiche. E·n el álb·u1n de Tri1iidad Coppinger JI
E,itralgo. 1858. (t. v1, p. 217-224.)
[¿Inédito? Sobre el tema de la esclavitud.]
(73)
En el álbn1n de Marietta Gazzaniga Malaspina, 1859. (t. vr,
p. 225 - 229.)
[¿Inédito?)
(74)
En el álb1t1n de A·nto1iia Bachiller de Po1ice de León.. 185 9.
\t. VI, p. 233 -241.)
[Cuadro de la esclavitud, Seguramente inédito,)

(94 ]
(75)
La negra Ursula. -A 111,i discípulo Vice1ite de la Guardia y
Madani-1860. (t. v1, p. 87-94.)
[¿Inédito? Ansehno Suárez y Romero publicó en el P01'vcnir det
Ca.r11ielo un artículo con el 1nisn10 cículo-"La Negra Ursula"- ,
pero que se refiere a otro episodio del 1nismo personaje. Ver (78) . )
(76)
lnsti1ito de ·u1z perro.-A 1ni discípnlo Joaq1tín, Alfonso y
Madani--1860. (t. VI, p. 95 - 109.)
[Cuadro de la esclavitud. Scgura1nente inédito.]

(77)
Pasió1z 1nal refrenada.-A mi discípiila Dolores Alfonso )7
Madani-1860.
[Este trabajo f ué publicado con ligeras variantes en el periódico
"El País", bajo el ·tí culo de "Las cinco cruces". V cr c. Vl, p. J 41-
152.)

(78)
La 11-egra Ursula.-En el álburn de Geró·ni11ia Ze1iea )' So-
llozo-] 860. (t. v1, p. 281-292. )
[Públicado con ligeras variantes en "El Porvenir del Cannelo". ]

(79)
En. el álbu1n de Josefa Moenk y Ritiz. 1862. (t. VJ, páginas
277-279.)
[¿Inédito? )
(80)
En, el álbu11i de Co1ice pción Galarraga y Dillón. 1862. ( t. vr,
p. 245-250.)
[Cuadro anciesclavisca. Provocó entusiásticos comentarios entre
muchos cubanos anciesclavistas. Ver al respecto la carta que José
Ignacio Rodríguez escribió a Anselmo Suárcz y Ron1ero en no-
viembre 3 O de 1862, ( t . rx, p. 3 00-3 01). Este artículo está co-
piado también en el c. IX, p. 301 -306.)

[95]
(81)
La llegada (,¡,[ in,?,en,io. 1863. (t. VI, p . 29 -49.)
[ ¿Inédito? Cuadro campestre. )
(82)
En, el álbu,1'n de Nicolás Azcárate y Escobedo. 1863. (t. VI,
p. 253-257. )
l Cuad ro familiar con referencias anciesclavistas. ¿Inédito?)
(83)
Frag11ie·ntos sobre Byron..-En, el álbuni de Rosa Rodríguez
y Sedano- 1863 . (t. v1, p. 293-301 .) ·
[¿Inédito?]
(84)
La llegada al lngenio.-En el álbu1n de Merced Poey y Her-
11,án.d ez--1863 . (t. v1, p. 261 -275 .)
( Cuadro de la esclavitud en el ingenio. ¿Inédito?)

(85)
En. el álb111n de Rita Osma y Quintana. 1864. ( t . v1, p. 3 O3-
3 09. )
( ¿Inédito?)
(86)
.El Ce-1ne11 terio del 1-ngenio. 18 64. ( t . v1, p. 51- 57.)
[ Este escrito, uno de los más populares de Anselmo Suárez y Ro-
mero, vió la luz inicialmcn te en la obra Ofrenda al Baz (lr de la
Real Casa de Brnef-icencia. Habana, l1nprent,1 del Tie·,nf)o, 1864,
p. 13-29. Posteriormente fué reprod ucido por Enriqi1e Piñeyro en
El N11c1;0 M1tndo, de Ne,v York, No. 36, correspondiente a 1 de
enero de 187 3. T a1nbién fué reproducido por La Revista de Cuba,
año de 1878, t. 1IJ, p. 45-5 1. Entre la primera edición y las pos-
teriores, hay una serie de pequeñas diferencias de est ilo.
Ver, al respecto de este artículo, las siguientes notas:
a) Una conversación con Enrique Piiíeyro. Apuntes sobre una
breve conversación sostenida entre Piñcyro y Suárez. y Romero,
en el t. 1x, p. 107- 113 . (Se incluye una carca de Anselmo Suárez y

[96]
Romero a Juan Clemen te Zcnea sobre el 1n1sn10 tc1na, fechada en
La Habana a 15 de enero de 1869.)
b) Carta de José Silverio Jorrín a Anscln10 Suárez y Romero,
fechada en La 1-fabana a 21 de noviembre <le 1868. (t. I X, p. 119-
121.)
e) Frag,nento de una ca rta de José Ignacio Rodrí g uc7.. a An-
sehno Suárez y Ron1cro, fechada en La I-t~bana a 26 de novien1 -
bre de 1868. (t. 1x , p. 301-302 .)
d) Carta de Antonio Mcstre a Ansclino Suárcz y Ron1cro,
desde la I-fabana, a 14 de abril de 1868.
e) Carta de Ignacio de la Puente y Bassa ve, fechada en La
Habana, a 2 1 de septie1nbre de 1874, y respuesta de i\nsclrno Suá-
rcz y Ron1cro. (t. 1x, p. 491 -5 11.))
(87)
Escenas cu.banas. -A Merce(l Escobedo de Azcárate-1865 .
(t. VI, p. 75-85 .)
[Fué publicado en la obra, Noches lilerari11s rn casa ti,· Nicolás
A z cdratf, Haba-na, l-1n/)rtnfa La /1.ntilla, 1866. V . r, p. 275-28 0.
Ver al respecto el juicio de Gabr iel Estrella, e,nitido en el periódico
El R eino, de Madrid, en 1866, y copiado en el t . 1x, p. 275-277.J
(88)
José de la Li,z y Cabatlero.-En el álbz,,n de Dolores Alfon-
so de 11allin-1865. (t. vr, p . 311-323.)
[ ¿Inédito)]
(89)
En. el álburn de Catalina Galarraga y Dillón.. 1867. (t. vr,
p. 327-336.)
[Sobre di versos tópicos mora les en relación con la n1uj er. Pu-
blicado. )
(90)
En el álhutn de Juana Nin '.)' Colbad. 1867. (t. VI, p. 339-
346.)
[ Reflexiones íntimas. ¿lnédito?l
(91)
E 1i el álbuni de Micaela Nin de Menclíde. 1868 . (t. v1, pá-
ginas 347-354.)
[ Publicado en "la Aurora" de 1narzo 14 de 1868.)

[ 517 I

,.
(92)
U·n recuerdo de la ln.fancia.-En el álbu11i de Fanny Gala-
rraga y Dillón-1 868. (t. v1, p. 355-370.)
[Un pasaje de su niñez referente a la esclavitud. Es-con pequeñas
variantes-el mis,no 3rtículo que publicara en El Por-venir del Car-
rnelo, año I, nú1n. 18, 6 junio 1860, co-n el título de "Escenas cu-
banas''.]
(93)
E·n el álbzt1n de Felicia Ferrer y Picabia. 1869. ( t . vr, pá-
ginas 375 - 379.)
[U n pasaje de n1oral familiar. ¿ Inédito?]
(94)
.No nie ol11iden!-En el álbum de Concepción Rodrígiiez de
Navarrete-1870 . (t. v1, p . 383-388.)
[Sobre la a,nistad y el recuerdo. ¿Inédito?)
(95)
En el álhuvi de Micaela Moenk y Ruiz. 1871. (t. v1, p. 391-
397.)
(Consejos para la vida. ¿Inédito?]
(96)
Tu deber sie-,npre. En el álbum de Merced de la Guardia y
Madani. 187 J. ( t . vr, p. 401-404. )
(Consejos de ética individual. ¿Inédito?)
(97)
Atb-iós!--En el álbit1n de Gertrudis Herrera y Cabrera-
1 87 J. ( t. VI, p. 40 5-40 8.)
[Pasaje írico, en fo1·ma de una despedida de la vida. ¿Inédito?)
(98)
En el álb1t1n de María de Jesiís Martín de Morales. 1872.
(t. vr, p. 405-408.)
[ Un pasaje lleno de 1neditaciones íntimas, con interesantes rasgos
3utobiográficos. ¿Inédito?]

[98)
(99)
E1i el ál!nt1n de Co·ncepción, O'Farrill y Montalvo. 1872.
(t. VI, p. 417- 419.)
[Meditaciones íntimas, ¿Inédito?]

(100)
En, el álb1t1n de Cle1ne1icia La1nar y Lavín,. 1872. ( t. VI,
p. 417-419.)
[Meditaciones íntimas. ¿Inédito?]

(101)
J1isticia y a1nor.-En el álbit1n de Rosario Morales :v Martín.
]873 . (t. VI, p. 429- 435 . )
[Consejos de ética individual. lnédito. )

( 102)
Sigue s01ian.do!-E1i el álb1J1n de Efigenia de l<J, Cruz Mo-
rales de-(sic). 1873. (t. VI, p. 437-441.)
[Reflexiones íntimas, ¿Inédito? )

(103)
D esde la cuesta de la m011taña.-E11, el álbiim de Ana, Isabel
y Francisca Fern.ández Li1na- 1873. (t. vr, p. 445 -449.)
[Reflexiones íntimas. Publicado en El País de 7 abril d e 1873.]

(104)
En, el álbu11i de Matilde Carballo y G·u tiérrez. 187 5. ( t. VI,
p. 453-457.)
[ Reflexiones íntimas, ¿Inédito?)

(105)
Luisa Ñfayolino de Torre.- En el álbu·m de Liiisa Mayolino
de Torre- 1876. (t. v1, p. 461-465.)
[Reflexiones íntin,as. ¿Inédito?]

( 106)
En el álbum de María Josefa Mayolitio y Calvo. 1876. (t. VI,
[ Reflexiones íntimas. ¿Inédito?]

(99 1
(107)
En el álbu1n de Donihigo Guiller-l'nO de Arozarena. 1876.
(t. VI, p. 491-495.)
[Despedida al :11)1igo que se embarca. ¿Inédito?)
(108)
Después ele seis aii.os. 1877 . (t. v1, p. 499- 517.)
[Este artículo f ué publicado póstun1amente en la Revista ,f!, Cuba,
afio 1883, t. xr11, p. 97-100. Según los datos aparec idos en dicha
R e vista, fué escrito inicialmente en el álbu1n de Luisa Mayolino de
l "orrc. No hcn1os podido cornprobar esta aserción y no creemos
posible q uc en e l álbum de Luisa Mayolino escribiera Ansebno
Suárc7, y Ron1cro dos artículos, éste y el que aparece indi7,ado en
el No. (105) .
Carlos Navarrcte .Y Ron1ay, poeta arnigo de Suárcz y Ron1ero,
escribió un pocn1a inspi.rado en este artículo y Jo publicó en la
R.i:·11isla dr C21h<1 a continuación del suyo. Verlo ta mbién en estos
manuscritos: c. vr, p. 519- 524.
\ Ter tan1bién b correspondencia de José Ignacio Rodríguez y
Vida! Morales sobre este artículo:
a) Original ti<? un rscrito de José Tgn11cio l{odríguez , fech,ulo
en \'(l t1shingto11 a /9 dr octubre de 1877. (t. IX, p. 530. )
b) Carta de José .Ignacio Rodríguez a Vida! Morales y lvlo-
ralcs, fechada en agosto 22. ( t. 1x, p. 555-556.)
c) Fragrncn tos de tres cartas de José Ignacio R.odríguez a
\ l icia[ J\1oralcs y Morales, fechadas en 18 de scptie,nbrc ele 1877,
12 ele octubre de 1877 y 22 de octubre de 1877. (c. 1x, pág inas
556-558.)
d) Original de una carta de Vicia! Ñ[orales a A nseln,o Suárez
y Ron1cro, fechada en La Habana, a oc cu bre 29 de 1877. ( t . rx,
p. 55 8.))
(109)
Miterte j,or honra. 1866. (t. 1v, p. 291 -309. )
[Artículo crítico sobre el drama del n1ismo nombre de José Villa-
sante y E n1ilio Gómez de Cádiz. Posiblemente p ublicado. )
(110)
¿Es á1iget? Novela original de cosf1t11ibres cubanas, j,or
E. Es/Jonda. J:--Iaban(/,. 1877. (t. IV, p . 485 - 518.)
[Publicada en la "Revista de la Habana", 1&87, t . 11, p. 506-537.
Son las páginas de dicha R.evista encuadernadas junco con los ma-
nuscritos.)

[100]
( 1 11)
[_a condesa de Castiglione (sic) . (t. 1v, p. 453 -483.)
[Traducción del "Journal d'un diplon1atc en ltalic", par Henry
d'ldcvi lle, Paris, 1872. Inédito.]
(112)
¡Hoy !:Hice un 1nes! (t. vi, p . 487.)
[Es u,, suelto de un periódico (¿"El País"?), fechado en scptic1n-
brc .9 de 187 6_ y finnado Una Arnig,1. El esti lo, y el hecho de que
.aparezca encuadernado junro con los n,anu sccitos hace pensar q ue
se trate de un pequeño escrito de Anscln,0 Suárcz y Ron,cro. J
(113)
Ocho so1ielos de flnsel11io S1tárez y [{.01n ero. ( t . ,x, páginas
427-431 .)
[Son las únicas poesías que nosot ros conocen10s hayan sido esc ritas
por Suárez y R.on1cro. Han pcnuanccido inéditas hasta hoy. El
primero fué escrito en el álbu,n de Concepción Alfonso )' l\1ada1n,
y se titula El j¡-rci1ulio. Hay cuatro dedicados a Emilia L:l\vrcnce,
en Güin<.>s, y los tres últimos fueron inspirados en 1851 por Do-
lores de Lara. Ver sobre ellos los con1entarios que le hizo Rafael
María de Mendive en sus cartas de 6 de junio de 1850 y 10 de
junio de 18 5 1, en el t . rx, p. 4 32-4 3 3. Ver tan, bién los con,cn carios
de Zacarías Gonzálcz del \ fa lle en su carta de 12 de junio de 18 5 O,
t. IX, p. 426-427.)

POLEMICA CON ENRIQUE PIÑEYR()

(114)
Juicio crítico de En:rique Piñe)wo acerca ele los cuadros ca111.-
pestres de Anselmo Suárez y Ro1nero. ( t. 1x, p. 29 -42. )
[Este ar.tículo, indizado ya en el nú,ncro 34, provocó t111a larga
polémica que obsecionó du r,uue el resto d e su vida a A nsdn10
Suárez y Ro,uero. Fué publicado en "El Ateneo" con el títu lo de
"Estudios J urídicos"- ,u'io I, nú1n. 5, 1 de scptic n1brc de 1868,
p. 67-68-. Aunque inicialn1entc se trataba de una c rítica del
Prólogo de Su:írez y Rornero al libro del n1isn10 título de Andrés
Clemente Vázquez, gran parte del artículo fué dirigida a comentar

[ 101 )
los artículos de costumbres cubanas que aparecieron en la Colección
de Artíc11Jos. Casi todo el t . 1x, de los manuscritos está dedicado
a refutar las aserciones de Enrique Piñeyro. Otros fragmentos de
este escrito de Piñeyro aparecen copiados en las páginas de estos
manuscntos. Ver el No. (11) . Ver también t. v, p. 409- 416.J

'( 115)
R esjruesta de Anselmo S11árez y Ro1nero al artícitlo de En.-
.riqu.e Piñeyro publicado e1i "El Ate1ieo". (t. v, p. 417-422.)
f Es la refutación de Suárez y Romero al artículo indizado con el
No. ( 114). Estaba escrito en forma epistolar, dirigido a Rafael
María de Mendive. F\lé publicado en "El País" de 11 de septiem -
bre de 1868. Está copiado también en el t. 1x, p. 45 -51.)

( 116)
Respuesta de Enrique Piñeyro a la carta de Anselmo Suárez
y l{oniero, pnblicadtl e·n "El País': el 11 de septie1nbre. (t. v,
p. 423 -427. )
[Es la respuesta de Piñeyro a la carta indizada con el No. ( 115 ).
F ué publicada en "El País" de septiembre 12 de 1868. Aparece
copiada tarnbién en el t. rx, p. 67-70.]

( 117)
Seg1111dtl carta dirigida por A1iselnio Sitárez y Romero a
Rafael María de Me1idive, refutan.do a En,rique Piñeyro.
(t. v, p. 429-435.)
[ Es la respuesta de Suárez y Ro1nero a la carta indizada con el
nú1nero (116). Fué publicada en "El País" de 16 de septien1brc
de 1868, y reeditada en "El Albun1", de Guanabacoa, de 20 de
septiembre de 1868. En el t. 1x, p . ... está copiado tan,bién este
artícu lo, con una serie de notas entre las que se incluye una carta
de Rafael María de Mendivc a Anselmo Suárez y Romero, fechada
en La Habana a 15 de scptien1brc de 1868 exhortándolo a que
continuase la polémica. En el c. ,x, p. 91-92 está copiado tan1bién
el párrafo explicativo que precedió a la rcedición de esta carta en
"El Album" , de Guanabacoa. El hecho de que esta revista reim-
primiera la carta de Suárcz y Romero provocó un escrito de En-
rique Piñcyro a los redactores de "El Album" que vió la luz en la
misn1a el 27 de septiembre de 1868. Ver dicho escrito en el t. IX,
p. 92-96.)

[ I 02]
(118)
Resjntesta de E·nrique Piñeyro a A ·nsel11io Suárez y Roniero.
(t. v, p. 437-448.)
[Con este escri to, publicado en "El País" de sepcicn1 brc 17 de 1868,
quedó cerrada la polén1ica, pues no fué respondido por Suárez y
Romero. Está copiado también en el t. rx, p. 87-90.)
(1 19)
Carta de An.to·nio Za1nhrana y Vázquez a D. Enrique Pi-
iieyro en torno a la polé11iica de éste y A·nsel1no Suárez y
Rornero. (t. IX, p . 71-78 .)
(Fué publicada en "El País", de 13 de septiem bre de 1868.]
(120)
Carta de Ansel1no Sitárez y Rornero a A1ito1zio G. de Men.-
doz{t, fechada en La 1-f.abana, a 25 de septiembre de 1868, y
resj1uesta de éste de 2 8 de septiembre de 186 8. ( t . 1x, pá-
ginas 97 - 1 O5.)
[Esta carta a Antonio G . de Mendoza, que fuera a la s.izón Di-
rector de la " Revista de Jurisprudencia" es uno de los doc umentos
n1ás interesantes de Suárez y Ro1ncro sobre su pensamiento en
corno a la esclavitud. Gira toda ella sobre la acusación que IP
hiciera En rique Piñeyro de que un amo de esclavos no podía es
c ribir páginas de verdadero sentido humano sobre los siervos.
Inédita.]
(121)
Sueltos de "El Citbano", de 1887. (t. IX, p. 571 .)
[Es un recorte de periódico pegado a la página 571, anotado a
n1ano con la fecha de 31 de octubre de 1887 y titulado "Revista
Cubana". Junto a éste hay otro t itulado "Anscln10 Suárez" y fe-
chado en 5 de noviembre de 1887. Ambos critican dura,ncnte la
carca al Sr. Director de la R evisf.a. Cub11na, escrita por Enrique
Piñeyro desde París, septiembre 15 de 18 87 y publicado en dicha
revista con el t ítulo de ReS?tl'rección de una J1olé1nica, en el nú-
mero correspondiente al mes de octubre, t. vr, año de 1887, p. 310
a 315 . Estos sueltos fueron contestados por Enrique José \ Taron a
en uoa carta diri gida al Sr. Director de "El C ubano", fechada en
la Hbbaoa a 6 de novien1bre de 1887 y publicada en este periódico
el 8 del m ismo mes y año. Ver est e suelto en las p. 571 -5 72 del
t. IX.)

[ 103]
OTROS AR TICULOS DE ANSEL1'10 SUAREZ Y R.OMERO

(122)
1>rospecto de 1tna Biblioteca de escritores c1.iba·nos. 1868.
(t. IV , p. 311-335 .)
fEscribo a petición de José G utiérrez de la Vega, Gobernador de
i.a Habana con el proyecto de publicar una serie de volú n,enes de
las obras n1{1s notables de los escritores cubanos. Según confesió n
de! propio Suárez y Romero este prospecto no fué del agrado del
Gobernador " porque en él no se atribuye el progreso cubano más
que al influjo de ciertos hon,bres, y nada se dice de la parte que
en nuestros adelantos han tenido las disposiciones del Gobierno"
(nota al artícu lo en la p . 3 3 5). Fué publicado en la "Revista de
C uba", t. 111, 1887, p. 45 - 51. Posteriormente en 5 de abril de
l 868, Suárez y Ron1ero escribió un nuevo Prospecto de u.na Biblio-
teca dt• autores c11.h11nos , que sí agradó a Gutiérrcz de la Vega y está
copiado en los manuscritos a continuación de el anteriormente ci-
rado, t . 1v, p. 337-348. Tnédito.J
(123)
Apuntaciones de N icolás Azcárate JI José Ignacio Rodrí-
guez a la obra úiédita de Anselnio S·uárez JI Roniéro "La
clase de dictado". (t. IX, p. 302-304.)
[ Desconocen,os est a obra de Suárez y Romero. Por las notas que
aparecen en estos 01anuscritos parece q uc se trató de una serie de
artícu los sobre diversos temas, entre ellos cuadros de costumbres y
sobre b naturaleza cubana, escritos todos con fines didácticos.
A pa rece también cicad:i esta obra por Cirilo Villaverdc, ver. t. rx,
p. 252-253 . ]

D ERECHO

MANUSCRITOS SOBRE EL PROLOGO DE ANSELMO SUAREZ


Y ROMERO A LA OBRA "ESTUDIOS JU!,IDICOS"

( 124)
Prólogo de Anselnio Suárez JI Roniero a la obra de Andrés

l. 104]
Cle1nen,te V ázquez, "Estudios Jitrídicos". ( t. v11, páginas.
83-244.)
[ Son las hojas impresas, encuadernadas junto a los n1 an uscritos.
Esca obra f ué publicada en La Haba na, llnprenta La Antilla, de·
Cacho Negrete, 1868. ]

(125)
Juicios críticos de la prensa cubana sobre la obra "Estudios
Jurídicos" .
[Nota publicada en El Ptiis, a 4 de ·agosto de 1868. (t. 1x, pá-
g inas 3-4.)
- Idcn,, de La Prensa de la Ht1bana, de 6 de agosto d e 186 8. (t. rx, .
p. 5-10. )
- Idein, de l Diario de la l\1,1rina, 12 de agosto de 1868. ( c. 1x,
p. 11-16. )
-Idem, de El Maro M11 za. Un fragmento de los artículos titulados
Dos veces t:n el clavo y El duelo, publicados en los nú111 eros del
dorn in go 6 de septicn1bre (afio V, nún,. 45, p. 369-370) y do-
mingo 13 de septiem bre (año \ T, nún1. 46, p. 377- 378) del a ño
d e 18'6 8 respectivan,ente. J

MANUSCR.ITOS SOBRE OTROS ESCRITOS JUR.IDICOS


DE ANSELMO SUAREZ Y ROMERO
( 12 6)
Co1isulta al Dr. Anseln·i o Su,árez y Roniero. ( t. v11, páginas
24 5-·27 5.)
[Sobre si en los casos de contradición en las leyes de la Novishna
R ecoj;ilaci.ó11, los preceptos de fecha posterior derogan los de fecha
anterior, o si debe seguirse en estos casos d cri terio de interpreta-
ción. Publicado en El País, en agosto de 1868. Esta co,1sulta fué
hecha por Rafael Morales y Gonzálcz y n1otivó una polé mi ca sobre
la cual se pueden ver los siguientes doc un,entos:
-Respuest a de Anscl n,o Suárez y Ro,ncro, publicada en El Pt1.is
de septie1nbrc 3 de 1868. ( t . v11, p. 277-288 .)
-Nuevo escrito de Rafael Mora les y Gonzálcz sobre el mismo
te,na, p ublicado eo El Pa ís d e 13 de septien,bre de 1868. (t. vu,
p. 289 -295 . )
-Respuesta de Anscl,no Suárez y Ro1uero, publicada en El País
de 18 de septiembre de 186 8 ( t. vn, p. 297-29 8) . Con esta carta

[ 105]
,quedó finalizada la polémica, ya q ue Suárez y Ron,cro proponía
que se contin uase en la Revista de Jurisprudencia, cosa que no se
hizo. \ f cr también con respecto a la polémica la Carta de Anselmo
Suárcz y Romero a José de Armas y Céspedes, t . IX, p. 53 -66.J
I( 127)
Dados J' ad1nitidos en. parte del precio de u1ia fitica dos pa-
.garés, si fJOr cualquier caitsa fort1iíta resu.ltare i·n solven.te el
deudor al venciniie·nto de aqitéllos, ¿de q1tién. será el per-
;jui.cio, del co1nprador o del ve1ideclor? 1840. (t. vn, pá-
gi11as I -21 .)
[Publicado. No hemos logrado localizar el periódico en que vió
la luz. J
(128)
Quejas contra los AJ11t1ita·niientos. 1863 . ( t. VII, p áginas
23 - 37.)
[Publicado en El Albzt1ti de 12 abril de 1868.J

(129)
¿ Los rnedios de su bsiste1icia no p1iede11, au1nentarse con la
1nis1na rapidez tju,e la población? (t. v1r, p . 47 -70. )
LDiscurso de tesis leído en el acto de recibir la investidura de Li-
cenciado· en la Facultad de Derecho Civil y Canónico, el 6 de m~.-yo
de 1866. Fué publicado en Lo Idea, Revista de Instrucción Pri-
maria, nún,. 14, 25 de julio de 1866, p. 43 2-440 del t. 1.)

(130)
Discurso de gracias pron1t1iciado al recibir los grados de li-
cenciado en Derecho civil y canónico el 6 de mayo de 1866.
(t. Vil, p . 71-74.)
[fué publi cado en La ldet1, Revista de Inst rucción Primaria, nú-
1ncro 13 de 10 de julio de 1866, p. 352-353 del V. l. Sobre estos
discursos No. (129) y (130), y el acto de investidura de Licen-
ciado en b Facultad de Derecho Civil y Canónico, ver los siguien-
tes docu1n cntos: Fragn,entos de varias carcas de José Ignacio Ro-
dr ígl!c:~ a Anselmo Suárez y Ro,nero, c. IX, p. 332- 334. Suelcos
dd periódico El Siglo, sobre los ejercicios de grado de Anselmo
Suárcz y Romero, t . rx, p. 334-336. )

(106)
--

(131)
Bri1idis jn·onitnciado en el banquete dado a Nicolás Azcá-
rate con, 11iotivo de su ida a España para t01nar parte e·n la
Junta de Información. 30 de 111,ayo de 1866. (t. VII, pági-
nas 39- 43.)
[¿Inédito?]

(132)
Varios sueltos del "Diario de la Marina" qzte parece1i escritos
por i l.1isel11io Sitárez y Roniero. ( t . vn, p. 7 5-79.)

EDUCACION

(133)
Ele1icos de Literatitra, Física y Econo11iía Política, por A1i-
selmo Suárez y Ro11iero. (t. v1u, p. 93 - 309.)
[Este escrito aparece explicado por Anselmo Suárez y Ron1ero.
"No escribí este libro con objeto de publicarlo, ni tampoco merece
serlo. Las proposiciones que contiene, se las dicté a n1is discípulas
Isabel, Dolores y María de los Angeles Alfonso y Madam, que
además de traerlas de memoria a la clase, las explicaban despues
con arreglo a las obras que servían de textos ..." Ha permanecido
inédito.]

(134)
l1iforme de la Comisión auxiliar de instrucción primaria del'
49 Cttartel. H abana, 15 de 1nayo de 1859. ( t. VIII, páginas
313-325.)
[En este informe están expresadas las líneas directrices del pensa-
miento de Anselmo Suárez y Ro1nero sobre educación. Aunque fir-
n1ado por Gabriel de Cárdenas y Cárdenas y José Manuel Mestre,.
a más de Suárez y Romero, fué escrito exclusivamente por éste
según afirmación suya en la nota de la p. 3 1 3.)

[ 107)
(13 5)
Escu elas pri11iarias. ( t . VIII, p . 341 -446.)
[Serie de siete articulos sobre educación pri n1aria. V ieron la luz
en El Atlnt111 de Giiines ( 1863) y fueron reeditados en El Siglo,
El Porvenir del Cannclo, y, los cuatro primeros en L11 Idea, Revist a
de Instrucc ión Pública. Sobre estos ar tículos, ver las ca rtas de
José l~n:1cio Rodrígue2. a Anselmo Suárez y Romero de febrero a
scpr icn1brc de 1863, en el t . rx, p. 3 10-332.]
(136)
Erección de un edificio j,ara perpeti.¿ar el Colegio El Salva-
dor. Junio tle l 862. (t. VIII, p . 329 -339. )
[ Pensado co n,o homenaje a José de la Luz y Caballero. Inédito. J
(1 37)
E·nseiianz a obligatoria en Citba. 18 67 . ( t . VJII, p . 464-489.)
[ P u blicado en la R e·visft1 de furisfirttdenci11. y Adntinistración, se-
gunda época, ton10 1, vol. X\T, n{11n . 5, enero de 1867, páginas
393 - 401.)

(138 )
Bibliotecas j11tblicris. 1863. ( t. VIII, p . 448-463 . )
f ¿Inédito?]
( 139)
.i\tf i vida conio preceptor. Habana y septienibre 29 de 1876.
( t . VIII, p. 1-XL.)
f Inéd ito. l\1ucbos fragn1entos ban sido publicados.)

CAR T AS D I ,TE RS A S

(14 0)
Correspondencia con. Nicolás Azcárate. (t. rx, p . 456-457. )
[De Ansel n10 Suárez y Romero a Azcáratc y José Manuel Mestre,
desde L~ Habana a 31 de rnarzo de 1859, informándole las razones
por las cu:iles no se puede poner al frente del Colegio E l Salvador.
Ver can,bién los No. (8), (33) , (52), (123) . )

[ 108)
(141)
Corresponde·ncia co1i Ed·uardo EsJ,o-nda.
[De Suárez y Romero a Eduardo Esponda, Habana, 6 de noviem-
bre de 1876, sobre si otros capitanes precedieron a Cortés en la
acción de quemar las naves. (t. 1v, p. 387-390.)
-De Suárez y Jl omero a Eduardo Esponda, 22 de enero d e
1877, sobr¿ el hecho de que 'f-Icrnán Cortés no quen1ó, sino des-
truyó fas naves. (t. 1v, p. 403-418.)
- Carta sin f irn1a r (¿Eduardo Esponda?) a Anscln10 Suárez y
Ro n1ero, 4 de abril de 1877, sobre el cerna de las naves de Hernán
Cortés y expresando sus ideas sobre la Historia. (t. 1v, páginas
419-439.)
(142)
Correspondencia con Joaq1iín García Lebredo. ( t . IX, p á-
ginas 47 4 -47 5.)
[De Ansel1no Suárcz y Ron1ero a Joaquín García Lcbredo, desde
La !-!abana, 31 · de 1nayo de 1869, pidiéndole informes sobre los
padecimientos de la vista de Jooé de la Luz y Caballero, y respuesta
del segundo ( sin fec ha) . ]

(143)
Correspon.dencia con, José de Frías. ( t . 1x, p . 439-442. )
f Una carta a Anselmo Suárez y Ron1ero ( sin fecha) . Preceden a
la carta una serie de comentarios de Suárcz y R.01nero sobre la
i:,crsona lidad de Frías.]
( 144)
Correspondencia con José Zacarías González del Valle.
rFrag1ncntos de cartas correspondientes a hs fec has siguientes, fi-
guran en el c. IX, en !as págign:1s indicadas a continuación:
l 8.\8--1nayo 18, p . 367: (publicada)
-junio 20, p. 368-369: (publicada)
- junio 27, p. 396: (publicada)
- julio 7, p. 369-370: (publicada)
-jul io 25, p . 370-371 : (publicada)
-septicn1 bre 5, p. 37 1: (publicada)
--s~ptiembrc 2 5, p. 371-375: (publicada)
-octubre 19, p. 375-376: (publi cada)
-octubre 22, p. 376-377 : (pub li cad:1)
-octubre 24, p. 377-388 : (publicada) . Nota: aquí hay un
error de paginación.
-ccci;brc 2í, p. 38S : (i nédita)

[109 J

,
-noviembre 4, p. 388-389: (publicada)
-novicn,brc 10, p. 389-391: (publicada)
-noviembre 14, p. 391 - 392: (publicada)
- noviembre 17, p. 392-395: (publicada)
1839-encro 9, 396: (publicada)
-enero 18, p. 3 97: (publicada)
-enero 26, p. 397: (publicada)
-enero 29, p. 397-398 : (publicada)
- febrero 27, p. 398: (publicada)
-marzo 13, p. 398: (publicada)
-marzo 2J, p. 398-399: (publicada)
-mayo 9, p. 399-400: (publicada)
-mayo 1O, p. 400-401: (publicada)
- mayo 27, p. 401-402: (publicada)
- junio 11, p. 402-403 : (publicada)
-junio 25, p. 403 -406: (publicada)
-julio 15, p. 406 : (publicada)
-julio 23, p. 406-410 : (publicada)
-agosto 9, p. 4 l O: (publicada)
-scptic,nbre 4, p. 410-412 : (publicada)
-septie,nbre 30, p. 412 : (inédita)
-novic,nbrc 5, p. 412 : (inédita)
-noviembre 14, p. 413 -414: (publicada)
-novien,bre 18, p. 415 -416 : (publicada con fecha de 15)
-novien,bre 22, p. 416: (publicada con fecha 25)
--diciembre 1, p. 4 16-418: (publicada)
--diciembre 6, p. 418-420: (publicada)
1840-enero 3, p. 420-421: (publicada)
1841-noviembre 21, p. 422.
-noviembre 23 , p. 422-423.
1844--diciembre 12, p. 423.
1846- septiembrc 7, p. 423 -424.
- septiembre 10, p. 424.
1848-octubre 19, p. 424.
1849-sin fecha, p. 42 5.
18 5O-sin fecha, p. 42 5.
- sin fecha, p. 42 5.
-mayo 29, p. 425-426.
- junio 6, p. 426.
-junio 12, p. 426-427.
1851-enero 14, p. 427-433.
Las anotadas como publicadas vieron la luz en la Revista Cubana
y reeditadas posterionnente por el Ministerio de Ed ucación. Vec
No. ( 2), ( 3) y ( 11 3). Los originales de estas cartas están en la
Sociedad Econó111ica de A,nigos del País, con el siguiente título

[110)
[111]
1nanuscrito por Anselmo Suárcz: Cartas de José Z. Gonzálcz del'
Valle a A-nsel,110 Siuirez y Ro111ero, quien las aprecia 1nás que un
tesoro.]
(145)
Correspondenc-ia con Nicolás José Outiérrez.
[Todas referentes a José de la Luz y Caballero, con las fechas si-
g uientes:
-De Anseln1 0 Suárez y Ro,nero a N icolás José Gutiérrcz,
desde La Habana, 3 l de 1nayo de 1869. (t. rx, p. 466 -467.)
- R esp uesta a la an terior. (t. 1x, p. 467-468. )
-Ca rta de Anscl n10 Suárcz y Ron1ero a Nicolás José Guciérrcz,
desde La Habana, a J 1 de junio de l 869 transcribiéndole unos pá-
rrafos de Mariana llo,nay de la Luz ..
-R.espuesta a la anterior de 11 d: junio de 1869.
( 146)
Correspondencia con Rosa Madani de la G•' :irdia. ( t. IX,
·'
p. 477- 480.)
( Carca de Anscln10 Suárcz y Ro1nero a Rosa Madam de la G uardia,
desde La Habana, a 21 de junio de 1869 pidiéndole infonnes acerca
• de la época en que José de la Luz y Caballero vivi6 en casa de
ell a.
-1?,espucsta a la antcnor desde Nueva Gerona, a 27 de junio
de 1869.
-Carta de Anscl1110 Suárez sobre el m is,no asunto, desde La
f-Iabana, a 30 de junio de 1869.
- R.espuesta de Rosa Madam de la Guardia desde Nueva Ge-
rona, a julio 3 de 1869. )
( 147)
Corresponden.cía de José Martí y Pérez. (t. IX, p. 548.)
[Fragn1ento de UJ1a carta que José Martí y Pércz escribió a Eu-
sebio Valdés Do,nínguez desde México, en 16 de octubre de 187 5,
expresá ndole sus deseos de publicar ar tículos de Anseln10 Suárez y
Ron1ero en aquella República . Preceden a Ja carta una serie de
co1ncntanos de Suárez y Romero sobre José Mart í.]
(148)
Correspondencia co,i Maria l ,uisa 'N!ayoli1io. ( t. IX, páginas
488 -489.)
l.Carca de Mada Luisa Mayolino a Anseln10 Suárez y Ro1ncro,
desde La !-{abana, a 31 de julio de 187 0, comentando las cartas de

( 112 J
Luisa Pércz de Zambrana-ver No. (153) - y Dolores Susane-
vcr No. ( 42 )-que ést e le había rc1nicido. )
(149)
Correspondencia de Federico Mila1iés. (t. 1x, p. 201 -209.)
[ Fragmento de una carta a Anselmo Suárcz y Ron,cro, fechada
en 1852 , dándole cuenta del estado de salud de su hcrn,ano Ja-
Jacinto. Otro de 15 diciem bre de 1868. )
(150)
Correspondencia de Vida! Morales y José I g·n acio Ro-
dríg1tez.
[-Carta de Vida! Morales y Morales a .Anscln10 Suárc7. y Ro.,nero,
de 31 de julio de 1876, ren,itiéndole el juicio de R afael Marí a
Baralt sob re José Antonio Echevcrría aparecido en la Revista Es -
pa;iola de /1111bos Mnndos. (c. rv, p. 355-357. )
-Respuesta a la anterior, desde La H··abana, a 22 de agosto de
1876. (t. JV , p. }57-383 . )
-Carta de José Ignacio R.odríguez a Vida! Morales y Morales,
sob re Anselmo Suárez y Ron, ero- sin lugar -, de abril de 1877.
(t. IV, p. 340.)
- Car .a de Ansel,no Suá rez y 'R.omero a Vida! lV!oralcs y Mo-
rales sobre José Ignacio Rodrí guez, de 7 de junio de 1877. (t. 1x,
r- 34 1-342.)
- Carca de José Ignacio Rodrí guez a \ Tidal M'orales, sobre An-
selmo Su,írez, de 8 dt• junio de 1877. (t. IX, p. 342.)
-Otra igual, de 15 de j unio de 1877. (t. LX , p. 342 . )
- f;ragn1entos de nueve cartas de José Ignacio Rodrí guez a
Vida! Morales, relacionadas todas con Anselrn o Suárcz, de fechas
julio l2, julio 3 J, agosto 3, agosto 22, agosto 31, septien1bre 18 ,
octubre 12, octubre 22; todas de 1877. (t. 1x, p. 553- 558 .)
-Frag,nentos de cuatro cartas de Vida! M'o ralcs y l\,1'orales a
A nselm o Suárez y R o,nero, sobre sus obr.as literarias, con las fechas
snguientes: 12 de abril de 1871, 14 de abril de 1871, 28 de abri l
de 1871 y octubre 19 de )875 . (t. 1x, p. 5 31- 545.)
Nota : Ver además los nú,ncros (38), (62), (64), (78), (86),
(108), (123), (130) y (135).J
(1 51 )
Correspondencia con Sa-rnuel Nathan . (t. IX, p. 455-456.)
[ Carta de An~elino Suárez a Samuel Na than , de 11 de julio de
1851, infonn á ndole que no puede hacerse ca rgo de la clase de lati-
nidad c¡uc le ofrecían en el Colegio El Salv~dor.)

[ 1 13 J
(152)
Correspondencia de Carlos N avarrete Ro11iay . ( t. IX, pá-
ginas 391-402.)
[-Carta de Carlos Navarrete y Romay a Francisco Montaos, desde
La Habana, a 21 de novien1bre de 1876, en torno a un artículo
esc rito por este últ imo. Respuesta de Esponda en la mis1na fecha.
-Carta de Carlos Navarretc y Ro1nay a Francisco Montaos,
desde La Habana, a 22 de noviembre de 1876, sobre el misn10
tema.
- Ver adc1nás el nú1nero ( 41 ).]

(153)
Correspondencia con, Jita11, N en.11-in.ger. ( t. IX, p. 47 5-477.)
[Carta de Anseln10 Suárez y Ro1nero a Juan Nenninger, Habana,
21 de junio de 1869, pidiéndole informes sobre los padecimientos
de la vis ta de José de la Luz y Caballero. Respuesta de Nenninger
a 22 de junio de 1869.]

(154)
Correspon.dencia con Luisa Pérez de Za1nbrano. ( t. IX, pá-
ginas 48 3-484.)
[ -Remitiéndole a Anselmo Suárez y Romero una copia de la carta
que Dolores Susane escribió a su prometido: Ambrosio Echen1endía
y pidiéndole que le re1nita su novela Francisco. Desde el Cerro, 12
de julio de 1870. Ver también (13), (42) y (47).]

(155)
Corresponden.cia con José Podbielsky. (t. IX, p. 481 -482.)
[Carta de Anselino Suárez y Romero a José Podbielsky, desde La
Habana, a 2 de julio de 1869, pidiéndole infonnes sobre los pade-
cimientos de la vista de José de la Luz y Caballero. Respuesta del
1nis,no d esde La Habana y julio 15 de 1869.)

(156)
Correspondencia con. Felipe Poey. ( t. 1x, p. 549-5 52.)
[ -Orig inal de una carta de Felipe Poey a Anselmo Suárez y Ro-
m ero, desde La Habana, a I O de diciembre de 1877, comentando
un artículo de este último. ]

[114)
( 157)
Correspo,nclencia co,n Maria1,za R o11iay ele Lu,z. ( t. IX, pá-
ginas 454-474.)
(Todas referentes a la fecha en que quedó ciego su esposo José de
la Luz y Caballero. Con las fechas siguientes:
- De Suárez y Romero a Mariana Ro1nay de Luz, La Habana y
abril 14 de 1869.
- Respuesta a la anterior, de 19 de abril de 1869.
- De Anscln10 Suárez a Mariana Romay, de abril 21 de 1869.
-Respuesta a la anterior, de abril 2 5 de 1869.
- De Anselmo Suárt>z y Romero a Mariana Romay, a 29 de
abril de 1869. Sobre la impresión que a José de la Luz causó la
novela Francisco.
-Respuesta a la anterior, de 3 de n1ayo de 1869.
-De Anselmo Suárez a Mariana Ron1a y, desde La Habana, a
junio 1 de 1869.
- Respuesta a la anterior, a junio 7 de 1869.
-De Anselmo Suárez a Mariana Romay, a 12 de junio de 1869.
- Resp uesta a la anterior, de junio 17 de 1869.]

(158)
Corres ponclencia con, José María Zayas. ( t. rx, p . . .. )
(Todas referentes a la fecha en que quedó ciego José de la Luz y
Caballero. Las fechas siguientes:
-Tres cartas de Anselmo Suárez y Romero a J osé María Zayas,
de fecha 11 de febrero, 6 de marzo y 2 de abril de 1869.
-Carta de José María Zayas, a 5 de abril de 1869, en respuesta
de las t res anteriores.
- De Anselmo Suárez y Romero, a 7 de abril de 1869.
Ver además los nt'in1eros (43), (45 ) y (48).)

MISCELANEA

(159)
Capítulo VIII del Evangelio según, San Juan. (t. IX, p. 1-2.)
['I'raducción, al parecer, de Anselmo Suárez. Está escrito como
para librarse de la acusación de esclavista que le hiciera Pifieyro.)

[ 1 15]
(160)
Juicio que Angel Mestre y T oló1i e111.itió sobre A1iselmo Suá-
rez y Ro11iero. (t. TX, p. 279-282.)
( Publicado en el periódico Ca,n«feos, de 2 de julio de 1862, con
una caricatura de Suárcz y Romero.)
( I 61)
Fragnie11.fo y crítica de la oración. Í1utugural de C·urso 1868-
1869 en. la Uni·versidact de La Habana, pro11.1.t1iciado por
A ntonio C<iro. (c. 1x, p . 365 - 366.)
( 162)
Dedicatoria que Ansel1no Suárez y R o11iero puso en el to1no
de la Aulobiograf fa de Manzano que regaló a V idal Morales
y Morales. (t. rx, p. 411 -412.) ·
(163)
Co11ientario ile J1isto Zaragoza sobre Anselmo Snárez y R o-
111,ero en su. libro "Las l1isurreccio11es en la Isla de C·uba'·' .
( t. rx, p. 546- 547.)
í Con notas de Anseln10 Suárcz. ]
( 164)
Juic;o de ]os{ L)oniingo Cortés sobre Anselnio Sttárez, p·u -
blicado en el Diccionario Biográfico A11iericano. (t. IX, pá-
g ina 529.)
(16 5)
Nota, al fJarecer de Vidal Morales)' Ñiorales, sobre la 11iiterte
de Anseln-io Suárez )' Ro·,nero. (t. rx, p. 5 59.)
( I 66)
Tres recort es de perióclicos, co11ienta11.do la niuerte de A11-
sel11io Suárez )' I{o1nero. ( t . IX, p. 560. )
[ Corrt-spondcn a La So,nbra del domingo 13 de enero de 1878, ú1
l{azón del sábado 12 de enero de 1878 y el Diario de. la Marina
de 13 de enero de 1878. )

[ 116 ]

..
T.i-\B LA ONOMAST I CA

Albun1, El: 128. Bernal, José Eugenio: 12.


Album de Guanabacoa : 117. l3cta ncourt, A n1alia: 4 7 .
Albu.n, de Güines, E l : 13 5. B::,·ancourt, José Ran1ó-:1: 4 3 bis,
Aldan, a de Del Mon ee, Rosa: 68. 44 .
Alfonso de V all í n, Dolores : 8 8.
Alfonso y Mada1n, Concepción: Caba ,i a del Tío Tom, La : 10.
113 . Cabrera Saq ui, "!>,{ario: l.
Alfonso y Madan1, Dolores: 77, Can,afeos: 160.
13 3.
Car bailo y Gu tiérrez, Matildc: l 04.
Alfonso y Mada1n, Isabel: 133 .
Cárdenas y Cárdenas, Ga briel de:
Alfonso y Madan1, J oaquín : 76. 134.
Alfonso y Madam, María de los Caro•· Antonio: 161.
Angeles: 133 .
Casal, José .tv[aría: 32.
Amigo de Observar, El; (pseudó- C astro, Eduardo A . de: 14.
ni1110 de Anselmo Suárez y Ro-
mero): 66, 67. Centón ep istolario de Domingo del
Monte: 3, 4, 5.
Andux, Bclen : 7 1.
Central, E l: 27.
Arn1as y Céspedes, José de: 126.
Arozarena, Domingo Guillermo de: Colegio El Salvador: 44, 4 5, 50, 5 3,
l 07. 136, 140, 15 l.
Ateneo, El : 11, 114. Condesa de Castiglionc: 111.
Auber, E1nilio: 26. Coppinger y Entralgo, Trinidad : 72 .
A.urora, La : 9 1. Cortés, Hcrnán : 141.
Cortés, José Domingog: 164.
Aurora del Yun1urí : La: 2 8.
Cuba Literaria: 6, 7 , 3 l.
Azcáracc, Nicolás : 8, 33, 52, 53,
56, 82, 87, 123, 131, 14 0. Cuba no, E l: 121.

Bachiller de Ponce de León, Anto- Del Monte, Donüngo: 3, 4, 5.


nia: 74. l)el Monte y Portillo, Doming o: 28.
Baralt, Rafael María: 15 O. Diario de la Habana : 66, 67.

(1171
Diario de la Marina : 29, 50, 125, Jorrín, José Silverio: 35, 43 bis, 44,
132, 166. 86.
Junta de Información: 131.
Echcmendía, .An1brosio: 42, 154.
Echeverría, José Antonio: 36, 61, La Calle, Luis de: 56.
15 o. La Cruz Morales, Efigenia: 102.
Esponda, Eduardo: 11 O, 141. La Guardia y Madam, Merced de:
Estrella, Gabriel: 87. 96.
Eva ngelio según San Juan: 159. La Guardia y Madam, Vicente de:
7 5.
Fernández Lima, Ana, Isabel y La Luz y Caballero, José de: 1O,
Francisca: 103. 48, 49, 50, 88, 114, 136, 142,
145, 146, 153, 155, 157, 158.
Ferrcr y Picabia, Fclicia : 9 3.
La,nar y Lavín, Clemencia: 1OO.
Fesscr y Diago, Luisa: 69 .
La Puente y Bassavc, Ignacio de:
Fesscr y Diago, Maria Luisa : 70. 86.
Frías, José de: 143.
Lara, Dolores de: 113.
Lawrence, Emilia: 113.
Gaceta de La Habana: 26.
Liceo de Matanzas, El: 30.
Galarraga y Dillón, Catalina: 89.
López y Torres, Alejandro: 43.
Galarraga y Dillón, Concepción:
80.
Madam de la Guardia, Rosa: 146.
Galarraga y Dillón, Fanny: 92.
Maddcn, Richard: 5.
García, Domitila: 46.
Mancilla, Luis Felipe: 44.
García Lebredo, Joaquín: 142.
i\1anzano, Juan Francisco: 162.
Gazzaniga Malaspina, Marietta: 73.
Marcí y Pérez, José : 147.
Gómez de Cádiz, Emilio: 109.
Martín de Morales, María de Jesús:
González del Valle, Francisco: 2.
98.
González del Valle, Zacarías: 2, 3,
Mayolino de Torre, Luisa: 105, 108,
113,144.
148.
Gonzálcz de Mendoza, Antonio:
Mayolino y Calvo, María Josefa:
120.
l 06.
Guiteras, Antonio: 5 l.
Mendi ve, Rafael María de: 40, 44,
Guiteras, Eusebio: 5 l. 54, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 63,
Gutiérrez, Nicolás José: 145 113, 115, 117, 146.
Gutiérrez de la Vega, José: 122. Mestre, Antonio: 86.
Mcstre, José Ma11ucl: 1 O, 4 5, 48,
· Herrero y Cabrera, Gercrudis: 97. 56, 134, 140.
Idea, La: ( Revista de Instrucción Mestre y Tolón, Angel: 160.
pública): 129, 130, 135. Milanés, Federico: 30, 149.

[118]
Milanés, José Jacinto: 3, 149. Porvenir del Carn1clo, El: 75, 78,
Moenk y Ruiz, Josefa: 79. 92, 135.
1vfoenk y Ruiz, Micaela : 9 5. Prensa de la Habana, La : 12 5.
Montaos, Francisco: 15 2.
Razón, La: 166.
Monees de Oca, Julia: 47.
Reino, El: 87.
Morales, J ain1e: 52.
Revista Cubana: 121, 144 .
Morales y González, Rafael: 126.
Revista de Cuba: 2, 86, 108, 122.
Morales y Martín, Rosario: 1Ol.
Revista de Jurisprudencia: 5 3, 120,
-Morales y Morales, Vidal: 64, 108, 126, 137.
150, 162, 165.
Revista de La Habana: 40, 1 10.
Moro Muza, El: 125.
Revist a Habanera: 5 5.
Muñoz, Juan: 65.
Rodríguez, José Ignacio: 3 8, 62,
Narhan, Samuel: 151. 80, 86, 108, 123, 130, 135, 150.
Nav.1rrere y Romay, Cados: 41 , Rodríguez de Na varrctc, Concep-
108, 152. ción: 94.
Nenninger, Juan: 153. Roddguez y Scdano, Rosa: 83.
Nin de Mendi ve, Micaela: 9. Ro,nay de La Luz, Mariana: 49,
145, 157.
Nin y Colbald, Juana: 90.
Ruz, José Francisco: 56, 59, 60.
Nuevo Mundo, El: 86.
O'Farrill, José Ricardo: 5 6. Saco, José Antonio: 1O.
O 'Farrill y Montalvo, Concepción: Salcntis:''l"I':Stanislas, Andrés.
99 . Salvador, El: Ver : Colegio El Sal-
O ldoini, Virginia: Ver: Condesa de vador.
Casciglione. Siglo, El: 13 o, 13 5.
Osma y Quintana, Rita: 85. Silvcira y Pozo, Concepción: 19.
S01nbra, La: 166.
País, El: 77, 103, 112, 115, 116, Stanislas, Andrés: 2 9.
117, 118, 119, 125, 126.
Susanc, Dolores: 42, 154.
Palma, Ran1ón de: 54 al 65.
Suzartc, José Quintín: 56 .
Pérez de Zambrana, Luisa: 13, 47,
148, 154. Toso, An tonia María: 21.
Piñeyro, Enrique: 10, 11, 34, 47,
55, 56, 57, 86, 114 al 121, 159. Valdés Domínguez, Eusebio: 147.
Pizzaro, Gabriela: 25. Varona, Enrique José: 121.
Podbielsky, José: 15 5. ' ' ázqucz, Andrés Clc,ncntc: 114.
Poey, Felipe: 15 6. Vida Literaria en Cuba, La: 2.
Pocy y Hernández, Merced: 84. Villasan te, José: 109.
'>once de León, Néstor: 1, 39. Villaverde, Cirilo: 6, 31, 37, 123.

[119)
Zan,brana, Antonio : 47, 119. Zcnea, Juan C le,ncnte: 55, 56, 57,
Zambrana, Ran1ón : 17. 58, 63, 86 .
Zaragoza, Justo: 163 .
Zayas, Jos·é María: 43 bis, 4 5, 48, Zcnea y Sollozo, Ge róni,na: 78.
148. Zeq ucira, Virginia : 18.

INDICE ALFABETICO DE LOS ARTICULO$ DE


ANSELMO SUAREZ Y ROMERO QUE APARECEN
EN SUS MANUSCRITOS.
Ad ios: 97 . Dedicatorias de cje,npla res de la
An,or y An, iscad: 68 . Colección de ATticu los ;
A l)o,nitila García : 46.
Bibliotecas Popu lares: 13 8. A Antonio Zarnbra na y An, a-
Bohíos: 15. lia Bctancou rt: 4 7 .
Bohíos a l obsc urecer: 15 A José de la Lu z y Caball<.'ro:
Brindis pronunciado en el banquete 48, 49.
a Nico lás Azcárate: 131. Dedicatoria de la Autobiografía de
Man zano a Vida! Morales: 162 .
Caridad : 16. Desd e la cuesta de la Montaiia : l 03.
Carlota Valdés: 15. Desde el trapiche: 72.
Cas:1 del trapiche, La: 15. Después de seis años: 108.
Cc n,cncerio del Ingen io, El: 86. Devaneos y recuerdos del can, -
C lase de dictado, La: 123 . po : 1 L
Coli n:1 , La : 15. Discurso de Gracias al recibir la
Condesa de Castiglionc, La : 1 11. investidura de Licenciado: 130.
Contestación a los impugnadores Do,ningos e n los 1ngenios, Los: 15.
del Prólogo de Paln1a: 5 6. Véase
adcn,ás 57, 58, 59 y 60. Elencos de Literatura, Física y Ec:::-
Corte de Caña, El: 15, 37. no;nía Polí cica: 13 3.
Coscun,bres habaneras. Una noche Ensc,ian za obligatoria : 13 7.
d e retreta : 66.
E-nsefianza privada : 16.
Erecc ión de un edificio para perpe-
Dados y adm itidos en parte del p re-
cio de una fi11ca dos pagarés, t uar el Colegio E l Salvad or: J 3 6.
. . . etc. : 1 2 7 . ¿Es ángel? c: ríc ica : l 10.
Debajo de las cañab ravas : 15, 37, Esc,nas c ubanas : 87, 92.
40. E scritos juríoicos: 125 .

[1201
Escuelas Prin1arias: 13 5. No n1c o lvides: 94.
Exán1cnes : 16. Nubes, Las: 20.
Orillas del n1ar: 20.
Fragn1cntos de la Novela Francis-
co: 9, 10, 12, 13, 14. Paln1a res: 17 bis, 3 7.
Fragmentos sobre Byron: 83. Pasión ,nal refrenada: 77.
Francisco: 1 al 14, 154. Por lo que rne 1nu rn1uran los gu:1-
jiros: 15 .
Guajiros: 15. Prólogo a la obra Estudios Jurí di- ,
Guardicro: 15, 3 5, 36. cos: 124, 125 .
Prólogo a las Obras de Ran,ó,n d e
Harn1onía conyuga l: 112. Pa ltn a : 54 al 65 .
Hoy hace un n1es: 112. Prospecto de una Bibliotcc:i de :iu-
torcs cubanos : 122.
Jncornplcta educación de las cuba-
banas: 16. Quejas con era los A yuntami cn-
Infancia y n,ocedad del guajiro: 1 5. t os: 128.
.
Quid non mort:i lia pee ton cog rs,
Jnforme de la Cornisión Auxiliar de
Ingenios : 15 . Auri sacra f:i,ncs: 16.
Instinto d e un perro: 76. Recuerdo, Un: 17, 37.
I,1strucción Prin1aria: 134. Recuerdo de la i n fancia , U n: 92.
Introducción a la Colección de Ar-
tícu los: 22, 23 , 24. Severidad en la expedición de tí-
t ul os para n,acstros: 16 .
J osé de la Luz y Caballero : 88. Sigue soñando: 102.
José Zacarías Gonzálcz del Valle: Sol en el Palmar, El: 15, 25 .
37. Son,bra_ de bs nubes, Las: 18, .l 9.
.Justicia y arnor: l Ol. Sonetos: 113 .
Su retrato: 16.
Lá sci,na, por Dios: 70.
Llegada al ingenio: 8 l. Tu deber sienipre: 96 .
Turbación de los alu n1 nos: 16.
1'i1ab& palabras: 16.
¿ (Los ) 1vfedios de subsistencia no Viejo in1pcrcinc-n te, Un : 67.
pu~d en aurnentarse con la m isn,a 7
\ igilancia de las Madres: 16 .
rapidez que la población? : 129.
NOT.'\ : Véase adc,nás los nún,cros
Mi vida con10 preceptor: 13 9.
sig uientes, que corresponden a
1'1uc:·tc por honra. (Crítica litera - artículos sin títulos, escr itos en
ria ) : 109. álbumes: 69, 71, 73, 74, 79, 80,
Música de las pa ln, as, La: 19, 37. 82, 85, 89, 90, 91, 93, 95, 98,
Neg ra Ursub, La : 75 , 78. 99 , 100, 104.

[ 12 1)
Pa11r,ra111.a de la c1tltura cubaiu1. Fondo de cul tura econó-
L1ZAS0, Ff:.1-1x .
n,ic1, l 949. México. 1 54 p., J h. 22 cm.

He aqu i un nuevo libro dd distinguido historiador Félix Lizaso. De-


t odos es conocido la necesidad urgente en que están los es tudiosos cubanos
de una obra que úntccice el movimiento cultural de la nación ofreciendo
sus lineamientos generales. Por dio fué que al leer el título de esta
publicación y conocer bs altas doces de su autor crcíinos al fin encontrar-
1:i ansiada visión de conjunto. Sin embargo, confesa1nos que nos he,nos
sentido defraudados al constatar que el contenido no responde en forma
a!guna al :unbicioso título. Es decir, no se trata de un ¡,anora,na de la
cultura cuhana si no exclusiva,nentc del análisis de determinados escrito-
res del siglo XIX y la referencia a la labor desarrollada por una serie de-
in telectuales del xx.
Posteriormente supin,os que en cuanto al título éste no había sido
suger ido por el Maestro Lizaso sino impuesto en cierta forma por la
Editorial. Los que conocemos estas empresas, sabc,nos cómo a veces hasta
las casas editoriales de mavor seriedad co,no el Fondo de C ultu ra Econó-
n,ica, que es honra de hispano-américa, se ven obligadas a buscar el"
nombre sugestivo que coady uve a despertar el interés inmediato por la
obra. No hay por lo tanto que hacer ninguna objeción al escritor cubano
t'n lo que respecta a este punto.
Al enjuiciar el libro hay que tener en cuenca dos factores: prin1ero,.
está concebido esencialinente para un público ext ranjero, al cual hay que·
presentar una serie de hechos en los cuales el au tor no se detuviera si·
escribiese para los cubanos. Segundo, la Colección T ierra Firn,e en que
ha visto la luz está conscituída sólo por ensayos sobre temas generales que
exigen una visión de conjunto en pocas páginas. Resulta por lo tanto-
sumamente difícil conjugar ambos factores y presentar el número de·
datos ensencialcs para la con,prcnsión cabal del tema sin caer en la por-
1ncnorización erudita que p uede satisfacer al est udioso pero cansar final-
mente al tipo medio de lec tor.

(122)
Naturalmente que dentro de los aciertos del libro, que son muchos,
pudiérarnos presentar una serie de objeciones. Pero al haccdas queremos
expresamente no penetrar en el análisis de los juicios cn1 itidos sobre los
escritores contemporáneos, y a que se trata de un problc1na de valoración
de hechos demasiado cercanos y de obras aún no decantadas por el tic1npo.
Toda discusión sobre estos puntos ha de ser pues esenciahncnte subjetiva
y sin validez científica. Mas no negamos que nos hubiera satisfecho en-
contr~r c itados en estas páginas a varios de nuestros connotados valores
intelectuales como Félix Pita, Ju lio Le Riverend Brusonc y Delgado
Montejo.
En cuanto a la primera parte del libro, o sea la que abarca el período
colonial creen1os que merecían una· cita las obras de Ramón de la Sagra
y Jacobo de b Pezuela, que aunque españoles, dejaron estud ios sobre Cuba
a ún no superados, y que constituyen, a f in de cuentas, cultttra c11b11na.
El desarrollo de los temas encauzados a través de las personalidades
n1ás destacadas de b época, es decir poniendo énfasis en quié11cs dejaron
escuela y 01nitiendo o dejando en u11 a simple cita a los escritores secun-
darios, nos pirecc un verdadero acierto. Las vidas y obras analizadas por
Lizaso ofrecen un panoran1a 1nás claro que una enfarragosa ringla de
títulos y fechas. También está n hábilmente trazadas la síntesis del pen-
·sam iento y obra de Marcí y Varona.
Es lógico que una obra del tipo de la emprendida por Lizaso resulte
·siempre eminentc1nente polémica. De ahí el h echo de que podamos se-
·ñalar una serie de puntos en los cuales no coincidin1os con los juicios del
n1aestro, y que se,'ialamos a contin uación.
No opina1nos que tenga validez científica el considerar al agustinisn10
con10 vía propiciatoria hacia la filosofía n1oderna (páginas 16- 18) en
,oposición a la escolástica tomist a; ni comprendcn1os el sentido del térn1ino
revel/lcionis-ino aplicado exclusivamente a los tomistas como si el agusti-
·11is1no oo est uviera esencialmente basado en la revelación.
1-an1poco esta1nos d e ac uerdo con las afirmac ion es rot u ndas atribu-
yendo a un solo hon1bre o a una sola causa todo un proceso cultural;
-co,no cua11do se sustenta (pág. 31) que la transfonnación sorprendente
que sufre el país en los primeros treinta aiios del siglo xrx se debe a las
·innun1erablcs medidas ton1adas durante el gobierno de las Casas. Hay
otros d etalles en los q ue ca,nbién disenti,nos: por ejen1plo, la manida
idea de atribuir a la dominación inglesa de La Ha bana una decidida in-
fluencia cu ltural. El que apareciesen libros de los enciclopedistas fran-
·ceses en las bibliotecas incautadas en Cuba a los jesuítas y que en 1764
el doin inico Fray Juan Chacón sugiriese la creación de una cáted ra de
física ( pág. 13), son fenó111enos que nada tienen que ver con la don1i-
nación inglesa. Esto no es más qu~ una consecuencia del auge que entre
1os estudiosos americanos habían ton1ado las nuevas ideas, y en todas las

Íl23]
bibliotecas jesuitas de An1érica aparecieron obras de este tipo. En
cuanro ,1 los estudios de física es el mismo fenórneno que podcn10s cons-
tatar en otros lugares de .1\mérica con Clavijero, Juan Francisco Gra-
nados, Rornero y Ochoa, etc.
Pudieran sciia brsc aden1ás algunos peque.ños errores de datos, corno el
de afirrnar que después de su exilio Saco no volvió a Cuba ( pág. 39),
cuando es lo cierto que v isi tó esta Tsla en el año de 1862; y el situar las
,<' rculias de l)on,i ngo l)cln,onte con10 conte1nporáneas a la publicación
de Bl A 111 r1·icaur; Líhrt: y f./ Revisor Poli tiro Literario (pág. 5 8), sin
tener en cuenta que éstas le anteceden en varios aí'íos. No nos refcrin,os
al e rror t ipo¡;ráfico de sc,,abr la muerte de Saco en 1849, ya q ue el
maestro Liz.aso no es culpable de ello.
Omitidos estos detal les no hay duda de que estarnos anee una obra
interesante que ha de resu ltar ele gran utilidad para quienes desean tener
una visión de conjunto de nuescra v ida literaria.
Y, vol viendo a nuestras palabr:is iniciales, podemos agregar que este
libro llena el vacío, largamente sentido en el extranjero, ele u,: panorama
polí cico-litcrario cubano en el siglo X IX. R espaldado por una de nu es-
tras firmas más responsables, los juicios ernitidos en el n,ismo pueden
ser objeto de polén,ica, pero han de ser forzosa1nentc ton1ados en cuenta
en las nuevas incursiones sobre el n1is n10 tema.
M . F.

CARLOS F uN TANEJ.LAS. D. Jacobo de la Pezuela., 1-listo·riador dr: C1iba


(1312), Sob rcti ro ele ''Estudios de H istoriog raf ía A1nericana", El Co-
legio de México, México, D.F., 1948, 17 x 23 cms., páginas nun1e-
racl:1s del 43 5 al 487.
l)c gr:in v;1lor es este ensayo historiográfico ele Carlos Funtanellas,
sobre el n1i li t:1r y funcionario español, autor cid primer intento de historia
n'ctódica de Cub:i, que mereciera no1nbrc de r,11.. Funt:inellas trata la
n1atcria con serena obj<•tividad, alejándose, con verdadero espíritu de pon-
derac ión honcsc:i, de esa acritud sisce,ná tica,ncncc apologética que es
todavía vicio de nu,nerosos historiadores de lengua española. Se propuso
colocar el non1brc de Pczucla ('n su jus to lugar )' va lorarlo, sin pretender
n•va lorizar sus ideas, ('11 b integr idad de sus méritos. Es de encomiar, por
~so, el q ue haya hecho un esfuerzo por superar esa falta de crítica qL1e
es cosa n1uy corriente en la exposición his tórica española y an1ericana, y
que, por eso n,ismo, frustra cn tusiascas vocaciones de historiadores, dcján-
clolas en el raqui t isn10 de los prejuicios. Funtancllas ha querido juzgar y
ha hecho de verdad un cns~yo que dice mucho de s u carácter y de su
forrnacíón. Ha necesitado, anees ele emprender su tarea, estar apertre-
chado de valiosos cleincntos de la historia de Cuba, que son a n1odo de

[124]
pa trones y térn1inos de con,paración de bs ideas y del n1étodo de Pe-
7t1eb. Ha sabido colocarse en el ambiente, las circ un sta n cias y quiz á. en
d cí rculo de los intereses y la circ unspecc i6n en qu e tenía que hallarse,
¡:cr n cccsid :1d, el a utor español. De la co,nparacicín nace el juicio, d ict·
el viejo aforis n10 de las escuelas, y el autor de este con1t,ntario histor io-
gráfico h a buscado y encon trado los dos térn,inos p:,r:1 la con·,p aración.
Gr.aci,1s a esto, su trabajo se lec de un a t ir~da y, en c iert a 111:incr:1 , es ur.
con junto de juicios sob re toda la h isroria co lonia! cubana.
i\1uchas de las conclusiones c ríticas que Fu ntancllas hace al "Ensa yo
l ·listórico d e la Tsla de Cuba" { 1842) son can justas q ue e n vida del
propio historiador hab íalas hecho D . A.ntonio B~chillcr y &!ora les (" El
Faro I ndu strial" , 1842), q ue sin se r tan despreocupado co,no el 111etódico
i1n pugnador de l polí g rafo c ubano {El "Not icioso de b I-Iabana) , autO I"
de una caprichosa censura a Pczucla, reconoce sus n1é ri cos, aun qu e sin
dejar de echa rle en cara el no h aber tornado en cu enta para aque l rcsun,cn
1n uchos da tos de .la historia de Cuba que ya po r en tonces ha bí.an sido
;:ublicados en las Men, orias de la R eal Sociedad Econó1nic:1 de A n1 ig os
del País, rico vcn<·ro del que rantos se han aprovechado, sin acreditar la
i::rocedcncia n i dar los n1éricos correspondien tes a quienes lo bcncfici:1ron
para uso común.
En la "Historia de la Tsla tic Cuba", que después ha sido saqueada con
canco br ío, Pez ucla, con10 n1uy b ien dice F un cancllas, sig uió el procedi-
miento incscap,1blc de su ti em po, ese 1nétodo q ue hace cnfa rrap,osa la
lect ura de los historiadores españoles de su é¡;oca, aunque él, por su p,1rte,
r.o caiga, por su preparación li teraria , o por sus p ocas aspirac iones esti-
lísticas, en el tono declamatorio de los ron1ánticos a lo A,nador de los
Ríos. El forn1alisn10 de la div isión en épocas, co n h d ispers ió n q ue nc-
cesarian1cntc produce en la h istor ia de las insti tuciones, hi i.o { y en esto
la crítica de Funtanellas hiere con buen t ino ) que lo n arrativo se tragase
mucho dato especializado pero ca pital, que Pezucla no q uiso, o no pudo
encajar, para no dcstruír la planta de su edi{icació11. En esto, hay que
sc1ialar que La Sagra hizo obra n1ás só lida, p ues integró noticias, con
buena continu idad y sisce,na, ,~obre el aspec to cconórn ico de la historia
colon ial. Hast3 en el "Diccion l rio" , Pezuela, a pesar de q ue esa giga n-
tesca obra es anterior a la His toria y que no ha ya sido superada en cuanto
u la tarea de co,npilac,ón que represen ta, muestra 1nayor finncza en la
recaudación de daros y en ofrecer rcsún1cnes de los extensos n1an uscr icos
e impresos que ha t en ido a su alcance. )
Es claro que en co1nparación con todo lo que se ha bía hccKo en C u ba
en el siglo xv111 y principios d el x1x, la obra de Pczucla, co n10 dice el
ensayista, las su pera; y tenía que ser as í, puesto que d isponía d e recursos
que no t uvieron n ingu no de los q ue le preced ieron en el género. U rrutia
apenas contaba con los cedula rios y Herrera y Ov icdo, aparte de los
doc umen tos cstrccha,nentc locales. Arrate no escribió una historia y
Valdés carecía de vocac ión , hasta para la boba liconada loca lista. En

! !25 1
cuanto a Morell de Santacruz, taln,ente parece que había escrito para los
1nonaguillos de su diócesis lo que trae d e original, puesto que lo demás
no es más que reedición elementalísin,a de H errera. Se salva apenas por
el rescate de Silvestre de Balboa.
Pezuela tenía la Colección Muñoz, de la cual él mismo recogió ex-
tractos y los enlazó unos con otros, h asta integrar mucho de la primera
parte de su l-!istoria. De las demás épocas, pudo hacer más, pero se
quedó a n,cdias, tanto por la precipitación en que parece haber trabajado,
co,no por haber querido acaso publicar separadamente su "Colección de
Documentos", de la que tal vez sería ilustración de conjunto la "His-
toria", lo misn,o que ésta venía a ser el "lead", o co,nplen,ento ante-
cedente, de su Dic~nario.
Queremos dcstfc"ar, por nuestra parte, un motivo grave de censura
contra la Historia, ,nocivo que Funtanellas no parece haber querido se-
ñalar en su ensayo. Es ese exceso de digresiones sobre la historia española
y de otras partes, que no sólo ab ul tan sin causa alguna su ya ext enso
trabajo, dándoles a esas inserciones la apariencia d e "rellenos", sino que por
b forma confusa y poco suelta de presentarlas, ayudan poquísimo a dar
aclaración a los puntos que pretenden ilustrar.
E l ensayo de Funtanellas, que seguran,ente no será el último sobre este
ten,a, es un enjuician,iento del pro y del contra de Pezuela, y bastante
una rev isión hecha, para la generación presente, de lo que reun ió y lo
que on,itió aquel hombre de buenas intenciones, que no pudo evitar ser
un español del siglo XIX, pariente de un Ayacucho y funcionario colonial.
.H izo lo que pudo y lo hizo con profesionalidad bastante arnplia, para un
afic ionado a la historia, que él no era otra cosa. Y dec imos esto porque
no son,os de los que creclnos que todos los que escriben de Historia sean
historiadores ... aunque sean tan aventajados como D. Jacobo de la Pe-
zuela, que n,crcce ser tenido en cuenta, entre los que se áficionan a esos
estudios.
J. L. M.

_4cl11alidad, de FRANCISCO SuÁR EZ.

La Carnegie Endow,nent for ]nternational Peace-departarnento de


derecho inte rnacional de "\Vashington-vienc publicando con esmero de
taller y c uidadosa erudición crí cica, algi1nos textos clásicos de teólogos,
filósofos y juristas que se han preocupado por la Concordia y Discordia
- según decir de Vives-entre los hombres. A l lado de un volumen que
contiene el texto original, casi sie1l)pre latino, del autor escogido, otro
ton,o ofrece la traducción inglesa y un pref,icio esclarecedor, debido a la
autoridad de profesores e1ninenccs. Se ha publicado ya la obra- antológica ·
o entera- de veinte clásicos. A hora acaba de recibirse en algunas biblio-

[ 126]
tecas de la Habana una selección de los seis libros funda1ncncalcs de Fran-
cisco Suárez a quien hacen con,pañía española en la colección Baltasar
de Ayala, con su Derecho de guerra y Disciplina n,ilicar ( 15 82), y Vi-
toria, con De indis y .De jure belli. Si se salva la ausencia de Vives, lo
C$eneial del pensan,iento espa1'íol de la paz en el quinientos.
No vamos en esta nota, que apenas es una flechecilla de atención, a
referir la doctrina de Suárez y comentar su alcance, que podría tener
vigencia, principaln,ente, por aquella tan fan1osa cuanto firn,e y clara
distinción entre guerras justas e injustas. Defender la paz contra la
amenaza de escas últimas es hoy la n1ás vira l tarea de los pueblos y, al
cu1np lirla, parecen resonar n1oraln1cntc en su ,1ceión advertencias del
teólogo español. Nos interesa en esta nota se1'íabr la sobria y documen-
tada introducción del profesor Bov.'n Scott, qui en añade algunas obser-
vaciones de interés a los conocidos estud ios de I.egaz y I.acambra,
H. W right y Camilo Barcia Trelles.
·Después de subrayar la in1por tane ia de que Suárez considerase el de-
recho de los reyes como d e origen popular y por consiguiente sujeto a
revocación legítin,a ante el desn,án, el profesor Scott no hace referencia
a la tradición española d e esa doctrina qu e parece considerar original de
Suárez ni observa su fuerte valor con,barivo anee el poder del César
Carlos, síguese un 2tinado estudio diferencial en tre Vitoria y Suárez.
El prin1ero, dice Scott, establecía una doctrina ante un hecho, concreto,
de su tiempo y de su generación, aunque d_e iinporcancia universal: el
descubri1nienco de América; el segundo rc1nontaba esa doctrina a consi-
deraciones gen erales de ilimitada aplicación y por ende la elevaba al ver-
dadero rango de una filoso fía del derecho ent re naciones, vá lido para
cualquier tie1npo.
El profesor Scott establece otra comparaci~tcresante: la de De
legibus con De Jure belli ac ¡¡acis de I-Iugo Gootio. Hasta hoy no se ha
señalado-dice-el influj o decisivo de Suárcz. en la doctrina de H . G.
porque éste no se atrevió nunca a citar a su predecesor español para que
no le llegaran de rechazo las persec uciones que las obras de Suárez d es-
ataban en Europa ; pero es seguro que de la obra del español tomó la
teoría de las g uerras justas e injustas. Rectificando alg unas observacio-
nes de Kosters, Scott ll ega a la certeza del influjo de Suárez, expresado
hasta en el modo de la exposición, después de confrontar varias notas
autógrafas de Grocio, descubiertas ent re sus manuscritos. Las objeciones
cronológicas son salvadas por el mismo estudio directo de esas notas de
H . G ., colocadas entre las hojas de la pritnera redacción, n1odificada pos-
tcriorn,ente, de la obra d el jurista europeo. Finalmente, algunas obser-
vaciones de esta Introducción sobre el origen econón1 ico de muchas g ue-
rras y la necesidad de afianzar la paz remediand o la pobreza, que Suárez.
indica y establece (De tríplice virtuce theologica), dan al trabajo del
profesor Scocc verdadero interés actual ( págs. 3- 41) .

(127)
La edición de la traducció n inglesa de las páginas de Suárez (Vol. 11)
está hecha con todo rigor crítico. Se han confront ado las distintas lec-
ciones de las n1ás conocidas ediciones seiccncistas con la original, se han
discernido las varian tes filológica1nen te y se ha n tenido en cuenca otras
versiones, inglesas o alemanas. En todo caso se indica en notas la difi-
cultad salvada, la variante elegida, o se aclaran las oscuridades o alu-
sio nes del texto no f áciln1cnte soslayables para el lector com ún. A l final
del to,no, los índ ices de autores citados y de ten1as hacen más cómoda
y exac ta la consulta. La reproducción litográfica del original de los
textos, en el vol. T, excelen te. An1bos vo lú1n enes constit uyen una m uestra
ejemplar de la labor n1a gní f ica de las prensas universitarias de Oxford.
Ojalá que estas ediciones, en los pueblos de habla inglesa, acrecienten el
odio a las g uerras injustas y levanten el amor hu1nano a la paz. Co n ese
fin- el de hacer a,nar la paz a los hon1bres y cuando ésta fuera ofendida
defe nderla a coda cosc:i con la guerra justa frente a la 1n¡usca1nence pro-
vocada-escribía Suárez.
J Ch
U11 r1•ci1:nl r- lihro de Alejo c:arj1enlier.
·C ontra viento y n1arca subsiste en las letras cubanas la expresión de
la n ucva sensibilidad. Mara villa el que así sea, dada la guerra sin cuartel
que se le ha venido hac icn_s!s). Pero a despecho de los esf uerzos deno-
dados de nuestros misonétsi:as a machan1artillo siempre bien situados en
posiciones estratégicas y lucrativas, de tarde en carde ve la luz una obra
que atestigua la presencia de nuevas vibraciones en algunos de los escri -
tores cubanos. Ahora cenemos un nuevo ejemplo de ello en la publica-
ción de El Reino de este M1t-ndo, salido de la pluma, ya avezada, de Alejo
Carpcntier. Conviene anotar, de paso, que esta obra fué unpresa en
México y no en Cuba, donde carecemos de editores para nuestra produc-
ció,1 li teraria , y que Alejo Carpencier se ha establecido en Venezuela.
Más q ue novela, novelera o cuento, El R eino de este Mnndo es, co1no
lo ha clasificado con tino su autor, un relato, con algo de historia y
mu cho de folklore, a cuyo género Carpentier ha dedica do largos aiios de
estudio ac ucioso con devoción de artista. Resulta evidente, sin que pre-
cise conocer la vida del autor, que al sentido <le lo ,naravilloso se suma un
discreto pero feliz influjo surrea]ista. Ello, unido a su vez a una fina
sensibil idad poética, produce una cn1brujadora sensació n de magia, de
sobrenatural.
Y, en efecto, de magia se trata , de la verdadera al par que del sortilegio
sutil del arce. El lugar es Haití, y el tiempo el siglo xv1n hasta la vol-
cánica hen1or ragia social que culm inó en la e1nancipación. El tema lo
conscituyc la despiadada y gigantesca venganza de un negro ci1narrón
que en vcnena a casi todos los habitantes de una comarca. De consuno
-con una bruja, elabora pacien ce1nente durante largo ticn1po, en la obs-

[1 28J
curidad de una cueva, el 1nortal extracto de setas y sabandijas. .Luego,
aquí y allá en1piezan a caer las personas, fulminadas por inexplicable
muerte y, asimismo, los anin1alcs en los cam pos. Por fin, el culpable,
gracias a la delación de un con1pañero esclavo, es apresado y condenado
a la hoguera, aunque, a los ojos de sus hermanos de raza, logra esfu,narse
por arte de magia.
Con este relato se entremezclan atisbos de episodios históricos, con10 la
f uga de los blancos a Santiago, la edificación de la fabulosa fortaleza de
la Fcrriere, coloso comparable a las Pirámides, situado en lo aleo de erguido.
picacho; y el hermoso palacio de Sans-Souci. Este último aparece como-
un espejismo ante la mirada de un viejo negro, que no comprende cómo·
tan esplendorosa mansión europea puede estar habitada por negros. Pero•
el f érreo y cruel dictador Christophe cya capaz de codo...
El conjunto resulta alucinaote. Pero lo material y lo sobrenatural se·
con,binan y compenetran en forn1a tal que producen una sensación de·
rea li dad turbadora y, por momentos, angustiosa. E n últirna instancia, el
mundo visible es no ,nás que una superposición de ilusiones, de suerte
que este mundo que c rcen1os real no lo es más que los otros. Pero en el
libro, el arte de n1agia y la magia del arte se conjugan sutiln1cnte, creando
un seductor efecto de belleza, sabrosamente sazonada con ricos zun10s
hun1or ísticos. Refinadas viñetas enjoyan el re lato con exqu isitez euro-
pea. .La prosa, firme y lisa, pero sabia,ncntc inoonspicua, alquitara un
embriagador clíxir poético, que constituye --rsecrcto del logro de la
obra, Por eso lo irreal cobra visos de realidad. Carpenticr d ice en el pró-
logo que aspira a captar lo real maravilloso en las crónicas a,nericanas.
No cabe duda que lo ha conseguido.
M.P.

GuERRA Y SÁNCHEZ, RAMIRO, Discursos leidos en la recepción pública


.del Dr.... Contesta en nom bre de la Corporación el Coronel Doctor
Cos1ne de la Torricnte, La !!abana, Imprenta "El Siglo XX", 1949,
84 pp. ( edit. Acade1nia de la Historia).
El discurso de recepción del Dr. Guerra, c u yo título es " La G uerra
de los D iez Años: su sentido profundo en la Historia de Cuba, 1868-
1878", constituye una n1onografía de singular i,nportancia. El autor,
atraído por una serie de consideraciones de tipo general que circulan en
los medios cultos, acerca de los orígenes sociales de la prim.c ra guerra d e
independencia, ha dado a conocer el primer fruto de una investigación
que sitúa con claridad los hechos y los personajes. No trata, en efecto,
de revisar críticamen te aquellas consideraciones, si bien el resultado de
su traba jo desemboca, en gran medid a, en eso.
El eje de toda la argu,nentación es el estudio a fondo de la dist ribución
geográfica y de la estructura de la población en las d iversas regiones de
Cuba en 1860-68, esto es, al ,nomen to de producirse la crisis que pre-
cipitó la sublev ación de los cu banos. Analiza jurisdicción tras jurisdic-

[129)
ción desde el pun to de vista de dos grupos den1ográficos: los blancos y
los negros y , dentro de esta últi n1a ca tegoría, distingue-co,no es inel u-
dible-entre esclavos y libres. Al mis,no tiempo, va señala ndo en cada
d ist rito, espccial,n cnte en los de la actual Provincia de Oriente (Departa-
n1ento Oriental, a la sazón, que abarcaba ta,n bién a la actual Provincia
de Ca,~1ag(iey ) , el ca rácter económico fundamental, lo cual además de
indicar qué tipo de vida J' de oc upación tienen los ní,cleos principales de
población, ilustra acerca de la relativa posición de cada uno respecto de
los ,nás graves problen1as de la nac ionalidad. Donde predomine eco nó-
n1ican,ente el hacendado az ucarero habrá forzosamente una población
esc b v:i n111nérica1nc11rc más fuerte que las demás; donde predo1ninc la
ganade ría hab rá escasa población blanca y negra y, a veces, n1ás de
aq uélla q ue de ésta.
Dcn1uestra el a11 tor q ue la población esclava se ha ll aba en una minoría
cxtre,na respecto de la población libre (tanto de blancos co,no de negros,
n1es tizos, etc.) en los dist ritos en que se originó la conspiración pa ra el
aLt;1 n1icnto }' en que éste se produjo antes }' con más fuerza. Lo q ue in-
dica que la pobl:ición acti va, política )' cconón1icamen te, se hall aba poco
li ~a da a la supervivencia de la esclavitud, y, q ue, por ende, la abolición
c:ra casi un a realidad . Pero este hecho supone, aden1ás, que en esos dis-
tritos la industria az uca rera y el cult ivo del café- los dos ra,nos de la
producción insubr de rna yor categoría- no habían alcanzado el des -
arrollo que presentab:1n en otras zonas, donde la revol ución no llegó o fué
obstacu lizada. Señala el autor cuáles era n cscos dist ritos ( el Departa-
1ncnto Occidental, cspcci1ln1cnte Ma tanzas; )' algunas zonas cafetaleras
de ()riente) . Los distritos revolucionarios se caracterizaron por una in-
dustria azucarera extrc,nadament"c-pobre o rudin1entaria o ausente y, desde
lu~go, po r un prcdon1inio de las haciendas ganaderas o ag rícolas n1uy
subd ivididas entre aparceros, arrendata rios, censata rios, etc., lo c ual res-
t'1ba .il terrateniente el carácter esclavista, an t ili beral q ue luc ían los ha-
cendados de azúcar.
Estos hechos registrado:; ¡;or ,ncdic de estad ísticas conten1po rá neas e
ilustr;1do, por ,ncdio de un n1apa de la provincia de Orien te (frente a la
p~g. 40) se en, parcjan con la distin ta ¡~rticipación de los grandes n úcleos
d,· pueblo en los acontecin1iencos revolucionarios. En los distritos n1enos
<:scla v isr,,s, el negro, el ,ncstizo y el blanco pobre se incorporaron a las
f il:is d<' h revolución, j unto con los terratenientes y la aristocracia; en
los distritos de mayor población esclava los terratenientes se op usieron
a la r~ vclución (a unq ue, en algunos casos, trabajaron aparentc,nente por
t ila) y ni busca ron ni hallaron d apoyo de los de,nás grupos.
Las conclusiones de este lucido aná lisis, a unque q uedan dentro de las
líneas genera les conocidas, nos llevan por n uevos can,inos historiográ-
f icos. En efecto, no basta decir que la clase terrateniente inició la revo-
luc ión y la co111andó sino que será preciso disti nguir, dentro de ella,
diversos tipos de terrateniente. Por o tra parte, el carácter J;ofntlar de la

(130]
1,ublcvación apa_rece en ciertos distritos y no en otros, lo c ual debe in fluir
nctablerr.en tc sobre ,la est in13tiva de todo el n1ov in1iento revolucionario y
de las diversas n1anifestacionrs de tipo político, social y econó,n ico que
C'cntradicen a las tesis en1 itidas respecto del co ntenido socia l del gobierno
rev oluc ionario. ·No ha y 01ancra de conjugar b contradicción entre la
consigna de un C hicho Valdés (; Viva la República de c u banos, espaf1olcs
y africanos!) y la actitud ten1plada del gobierno respecto de la esclav itud
o de las relaciones con los Estados ·unidos, cc1no no sea precisando los
n1aticcs de cada g rupo y sus 1nanifestacioncs púb li cas. En esta nueva
orientación de la estimativa historiográfic3 reside la gran v ir tud del dis -
curso del Dr. Guerra que será seguido de un estudio con,picto sobre b
pr.imera guerra de independenc ia en el cual habrá que basar las c onquistas
futuras de la ciencia histórica en este aspecto de nuestro pasado.
J. Le R . .B .

.ARRATE, JosÉ MARTÍN FiiLIX DE. Llave tfel Nuf' vo Mundo, prólogo y
notas de Juli o J. Le ~ ivcrcnd Hrusonc, 11éxico -l3ucnos Aires, Fondo
de Cultura Econón,ica{ 194-9. VII -XXX\' l [I, 264 p. 22 cn1.
Hecha ten iendo a la vista tanto la prin1era edición de 1830 co,no la
segunda de 1876, esta nueva in,presión de la Llave del N·uevo Mundo de
Arrate supera en mucho a las anteriores. Rcal1ncnte se reproduce el texto
de la últin1a, n1á s completa-que adiciona los párrafos s u prin1idos en la
primera y suministrados luego por Bachiller. Se ha hecho constar en
notas, con g ran acierto, qué párrafos fueron suprirnidos por la Con,isión
de Historia de la Sociedad P,1triót ica al pub licar la obra en 1830. Es in-
teresante saber que son aquellos en que Arrate polemiza con el deán ali-
can tino Manuel Marrí, eq uiparando el juicio despectivo que suf ren los
criollos por parte de los españoles, al q ue padecen éstos de otros e uropeos;
y asimismo aquellos donde acota las preferencias y ventajas de que gozan
los "españoles eu ropeos" so bre los an, cricanos para ocupar cargos y me-
recer ascensos.
Sin duda por su valor historiográf ico, la Introducción q ue dicha Co-
1nisión de Historia insertó al publicar la l,/a,.,e-copiada en la de 1876-
,ucl ve a reproduc irse. No así las afanosas y a veces carga n tes notas que
los anhelos
, .
erudi tos de los con1 isionados forjaron y distribuyeron entre
sus paginas.
Es que la Lla,ve del Nuevo h{undo, tenía por aq uel en tonces para los
investiga dores de nuestra historia un valor preciso: era una de las escasas
fuentes que sum inistraba inforn1ación, noticias, datos, anteriores a 1760.
De ahí su primera impresión, el afán de perfeccionar sus testimon ios y
las notas eru ditas con que adic ionó la obra la Coinisión de J-listoria de la
Sociedad Patriótica. Según la percepción de los pioneros de nuestra his -
toriografía docun1ent ista, la obra del regidor haba nero valí a sólo como

(131)
··"caud~I histórico". No es ~orprendente por tanto que Santos Suárez con-
·sidcrar:i <l Arr~tc con10 Hun frío analisc:i", cuando le enjuicia en un in-
forn1c presentado a la Comisión en 1829.
Partiendo de esta aprec iación n1eran1cnte externa-que sólo ateníasc
a la inforn1ación, ordcna1niento y estil<r-y n1uy propia del cli1na histo-
riogr:ífico de la época, se ha venido repitiendo insensiblen1ente el 1nismo
criterio; con él, la obra de Arrate ha ido desva lorizándose progrcsiva-
1nentc, en la 1nedida que sus noticias, su "caudal informativo" era supe-
rado µor otras fuentes 111:is docun1entadas y seguras, Desesti1nado cada
<lía más con10 cantera de noticias-ya gast adas y repetidas por el con-
1:inuo acarreo-e ignorado su pensamiento, la calidad de sus percepciones,
·sus circunstancias culturales y sus estím ulos historiográficos, Arrate ha
·sido olvidado o considcr:i.do superficialn1cnte por quienes se han ocupado
-de la historia de nuestra cultura. Bachiller le hace cierta justicia, dice
que fué " uno de los habaneros m:ís notables por sus conocimientos lite-
rarios en la época", hace resaltar su patriotis1no y califica la obra de
''cxcekntc". Mitjans se linüta a la crítica externa : "Por su plan limitado,
-por los escasos 1n:1teri:1lcs de que pudo disponer su autor, es insignifi-
·cante ..." P:1r:1 otros, la l.la11e del l,lnevo M11,ndo no pasa de ser un "cro-
nicón"-t:11 afir111an Pezuela, Guiteras y recientemente Gay-Calbó. Poncc
<l<' León es n,ás áspero todavía: ni siq uiera merece tal denominación, por
·su desorden.
Pero, existe ya un:1 excepción 111ediando nuestro siglo XIX. D. Felipe
Pocy con un:1 visión 1nuy certera, advertía :11 enjuiciar la obra desde "El
J\teneo" que s u atractivo primordial consistía en "haber sido escrita con
d esp íritu del siglo". Lo c:ipital en Arrate, según nuestro crítico, era la
consideración del historiador cotno intérprete de su propio tiempo.
Y qu izá hasta nuestro siglo no se produjo una comprensión más cabal.
Lejos está la obra de Arrate de ser una 1nera crónica, árida y sin ideas.
Lejos está nuestro primer historiógrafo de ser un simple "analista"-como
quería Santos Suárez. La Llave del N ne-110 Af.t,_i11do representa un 1110-
mcnco intcrcsantísin10 en la historia de nuestra\:ultura, que no puede
ignorarse. Esto es lo que demuestra plena1ncntc el lúcido prólogo que
precede a esta edición, debido a la pluma sagaz del Dr. Julio J. Le
lli vcrcnd.
Esta es la n1ejor edición del Arrate. Las notas resultan siempre perti-
nentes y útiles. Los errores tipográficos, n1uy leves. El prólog<r-una
jugosa síntesis historiográfica-destaca lo capital en la obra del regidor
habanero: motivación, pensa1niento, circunstancias y percepción de los
problc1nas de su épo,·a. Cree1nos que Arrate puede pasearse ahora por la
An1érica, para que sea conocido y con1prcndido en nuestro continente;
que así ha de entenderse un poco de la historia de nuestra cultura en el
siglo xvnr.
C. F.

[132 )
Boletín de la Asociación Cubana d(' Biblioff'c«rios. Pub licaci<'.: n Trimes-
tral, Vol. I, Nú1ns. l y 2, .m arzo y sepcicn,bre de 1949.

La Asociación Cubana de Bibliotecarios inaug ura una nueva etapa de


.su corca pero fecunda vida co n la publicación de este Boletín que ·como
consta en su página editorial del pri,ner nún,ero rcficjará las <1.cti.·11idades
df' la /'uociacirjn y tenderlÍ ,1 cn1nj1lir sus fines /10-r todos los 111edios a su
alcance. Una publicación de este gé nero ha de tener el beneplácito de
especializados y neóf itos, sien,pre que, al igual que en estos dos primeros
nún,eros, lnantenga su . aleo nivel cultural fuera de los parcidaris,nos in-
útiles que can tos buenos propósitos frustran en nuestra patria.
En el pri,ncr número se destacan)os valiosos traba jos El Princi¡,io Raiz
de la Proff'sión de lJihliolccario ,de Jorge Aguayo, y Nu.cstr,1 Ciencia de
Berta Becerra, así coom la nota histórica sobre el primer periódico de
niiíos aparecido en Cuba, de Raq ucl Robés. En todos ellos est,í patente
d acto nivel que ha alcanzado <'n Cuba la ciencia bibliotecológica.
El segundo nún1ero mantiene el interés del prin,ero y aparece realzado
con nuevas finnas con,o la de los distinguidos bibliotecarios Dr. Jorge
Basadre, Director de la Biblioteca Naciona l de Lin,a, y Manuel José Fo-
rrero, f uncionario de la Biblioteca Nacional de Bogotá, a más de los in-
teresantes artículos de Josefina Mayo], Mercedes Meneses, María Josefa
Beltrán y Berta Becerra.
La brevedad de estas nocas bibliográficas no nos permiten extendernos
con,o quisi.éramos en con,entarios particulares sobre cada uno de los ar-
tículos citados. Sin en,bargo no pode1nos dejar de mencionar el interés
que despertó en nosotros el trabajo del Dr. Basadre, escr ito sin preten-
siones eruditas, pero mostrando bajo la prosa sencilla y la apariencia mo-
desta, un verdadero y prof undo conocimiento de la n1atcria tratada. La
experiencia de la Biblioteca Nacional de Lin1a, por él narrada, es una
lección que he1nos sien, prc de tener en cuenta.
El ten1a abordado por Josefina 1vfayol rcqui('re también un paréntesis.
Sobre todo teniendo en cuenta la carencia de obras de asuntos bibl.i oteco-
lógico escr itas en español, y aún la ausencia de buenas u·aducciones. Co1no
acertadamente anota la autora, no tenemos aún una lista adecuada de
epigrafes de materias en espaiiol, a excepción de los trabajos por ella
analizados y debidos a la plu1na de Ione M . Kidder y Gonzalo Vázquez.
Y con respecto a éstos, encontran,os at inadas las críticas que cercera-
1nencc hace Josefin a Mayo!.
Es digno de atención el t rabajo de 1vlercedes 1vfencses Rodríguez sobre
b s Bibliotecas Escolares en Cuba, tc,na sobradan,ence discutido pero sobre
el cual no se ha llevado aún a la práctica ninguna realización concreta.
Los linea1niencos de la autora deben de ser tenidos en cuenta para cual-
quier carea que se realiza al respecto.
Finalmente quere,nos hacer resa ltar el interés de los escritos de Berta

[133j
Beccr!·a y María Josefa Beltrán, el p ri rnero sobre Bibliotecas Especiales y
d segundo sobre la Biblioteca Pública de New Orleans.
Fe.licican10s a los Directivos de la Asociación por el esf uerzo realizado
y cspcramcs que continúen ofreciendo a la cultura cubana este iJ11por-
tante aporte de la ciencia bibliotecaria. En continua superación la Revista
puede llegar a constituir uno de nuestros má s in1portantes órganos c ul-
turales. Eso sí, hay que ,nantener sicrnpre un con1pleto control sobre c ada
uno de los artículos a p u bli car evitando que decaiga la calidad cienci-
fica de la R.ev ista. Por otra p:,rce sería conveniente realizar algunos can1-
bios tipográficos que diesen un aspecto de n1ayor austeridad e hic iesen
niás grata la lectura. Con una sirnplc distribución de los artículos en
las pá g in:1s adecuadas a su in1portancia, la ev itación del abuso de las
vii'íetas, y algu nos carnbios en los tipos de letra usados sobre todo en los
títulos, se lograría una gran n1ejora tipográfica.
L. C.

CAt.lXTO iV(ASÓ Y \ T,\ZQ IJIZZ, Profesor t itu lar de la cátedra "R" de la


Facultad d<" Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana. His-
toria. Confc·111f>ord nt·a. (Lecc iones para los alumnos de la Facultad) .
To,no I. La Habana. Editor ial Supcrtipos, S. A . 1944-1947. 358 pgs.
El autor ,n e rec uerda en la dedica toria que hace probablemente una
década lo estirnulé a escribir un libro de est a índole. Ta1nbién por en-
tonces lo anirné a que hiciera una rnonografía crítica sobre los historió-
¡;rafos de la Revolución francesa. Es una actitud q1.1e sicrnprc he tenido
con los que no han publ icado todo lo que puede esperarse de ellos. La
cxplic.1ció n de esta ineditez, en el caso que nos ocupa, nos la da el propio
a1.1tor en u nas páginas iniciales que titula Et Libro y el Autor. Hornbre
de seria y grave 1noral privada, con prole numerosa, con n1ucha dedi-
cación a su hogar y sin bienes de fortuna, ha tenido que t rabaja r en tareas
prod uctivas para sos ten er a su familia, y ya se sa be que entre estas tareas
espec ula tivas en el ord en económico no cuentan en Cuba las de índole
intelectual. Desde tc111prana juventud, casi en la adolescencia, sintió el
Jla111ado de su cbra vocación por nuestras investigación y crón ica histó-
ricas. La prornoción que aflora en 192\LcQ._n el Grupo lvlinorista no tenía,
por entonces, un investigador de nuestra historia más auténtico que él.
· La sinceridad ha sido nota do,ninante en su carácter. Esas 111ismas pá-
gin:1s introduc toria s que acabo de n1cncionar tienen rnucho de convicción
y confesión sinceras. Vean1os có,no nos presenta en el rápido esquerna de
cos párrafos cuál es su ideología f undamental : "De la infancia y de la
ju ventud conserva1nos la creencia en Dios y nuestra adhesión a la doctrina
de Cristo, que no han deb ili tado la act itud a veces reaccionaria de los
hornbres de la Iglesia. Pero ta1nbién cree,nos f irn1e1nente que las v iejas
fórn1u h1s del capitalismo y de la libre en1presa, no pueden resolver los
prob lcn1as del hom brc. Y esa aparente contradicción, que explica en parte
b c risis ac tual, constit uye la base de nuestra ideología".

[134]
·,

"Aspiramos a la libertad y sent11nos la necesidad de b organización.


Pero ta1nbién creen1os que la transfonnación de la naturaleza humana,
depende 1nenos de las instituciones sociales, políticas y cconó1n icas, que
las ideas y principios de los grandes reforn1adorcs religiosos.''
El empico de la primera persona de plural nos da otra medida del ca -
rácter del autor: su h umildad.
Y apoyado en esos valores morales-trabajo, vocación, sinceridad y
humi ldad-nos ha dado este libro de texto que reúne no pocas virtudes y
n,éritos. La disc iplina rnenta l del tratadista está en la precisión orgá nica
y el rigor sisten1ácico que distinguen a esca obra. El profesor, consagrado
durante n1ás de dos déc~"il la enseñanza d..: escas disciplinas, aparece en
el sentido didáctico y b claridad-grata pa ra el estudio y el aprendizaje-
con que el libro se ha concebido. Las lectw·as del autor son n,uy selectas
y han sido n1uy bien aplicadas. Esa buena bibliografía lo ha aprovechado
n1u y bit'n en el des_arrollo del ten1,1rio. Su in forn,ació n, )' , por regla ge-
neral, sus ideas, marchan al día. Cualidad cardinal de esta T-Tistoria Co-n -
te1nporá1u,a es la de que Calixto Masó t iene una visión mu y clar,1 acerca
de cón10 debe enseñarse esta rnatcria en los distintos grados de la instruc-
ción, y por ende, en el grado superior. Vea el lector de la presente 110 -
tícula el criterio del autor al respecto con sus propias palabras: "}\cspccto
:. la ensefianza de la historia, sie,npre hen1os esti1nado que en la Univer-
sidad no puede estudiarse en forn1a análoga a otros ceneros de enseñanza,
pues si en los prin1eros .~rados es recon,cndablc el estudio de la historia
local y de las pcrsonalicbdes que n1ás han influído en los acontccin1ientos
utilizando rnuchas veces el rr1ito, la leyenda y las descripciones de batallas
y de acciones heroicas, para d espertar el interés de los niríos; en la se-
gunda enseñanza, se debe prestar rnayor atención a los hechos, de modo
que el adolescente adquiera un conocimiento cabal )' lo n1ás co1npleto
posible de su evolución; y en la Univers idad, el al un1no debe saber inter-
pretar los hechos, estudiando sus características, sin olvidar la visión ge-
neral y sintética · de la materia, que sólo es posible hacer después del es-
tudio analítico que debe realizarse en la segunda enseñanza". En otras
palabras, que respondiendo a esa nonna, él supera lo mcran1cncc descrip-
tivo, en este tomo que cenen1os a la vista y va a lo interpretativo, tra-
tando de ponerse a cono con la altura de la u ·nivcrsidad. La prob lemática
esencial de la historia contemporánea ( el concepto y el contenido, el su-
jeto, los fines y caracteres del hecho, los factores-medio físico, raza,
sociedad , v ida individ ual- y las f uen tes) constituye el trasfondo de esta
·primera parte de la obra. A juzgar por las ca lidades que distinguen a la
mis,na, y por el temario anunciado de las otras dos, hay que esperarlas
con ansiedad. El estilo no se singulariza por su gracia estética-que es
lujo intelectual- , pero es-colocación de comas apart e, que pueden ser
'!rratas- corrccto y discreto.
E. E.

[135]

También podría gustarte