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APUNTES TEMA 1.
1.1.ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO EN VENEZUELA.
Introducción.
La garantía del principio de legalidad aplicado a la Administración
Pública, consecuencia del Estado de Derecho, está en la posibilidad
abierta constitucionalmente a los particulares de poder someter a los
actos, hechos y omisiones de la Administración a control por órganos
judiciales especializados, que conforman, en el caso venezolano, la
denominada “Jurisdicción Contencioso-Administrativa” prevista en el
artículo 259 de la Constitución de 1999.
La expresión Contencioso-Administrativa procede de la Revolución
Francesa en el siglo XVIII. Sin embargo, este concepto expresa una
contradicción que sólo se justifica por los motivos que ocurrieron en su
origen, pues se pretendía para la Administración funciones como la de
la justicia.
En efecto, la expresión Contencioso-Administrativo une dos conceptos
opuestos:
CONTENCIOSO-y-ADMINISTRATIVO
1)El vocablo “CONTENCIOSO” significa contienda, litigio.
2)La palabra “ADMINISTRATIVO” sustantivación de administración,
significa dirección ejecutiva de personas y cosas (cuando comenzó a
usarse en Francia representaba la materia correspondiente a esta
clase de litigio).
Es por ello, que el “CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO” significó
“litigio administrativo”, pero, como debían tramitarse ante órganos que
formaban parte de la Administración Pública, se llamó a la actividad
correspondiente “JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-
ADMINISTRATIVA”, por consiguiente, el término originalmente
comprendía litigios desenvueltos en la Administración Pública.
Ahora bien, si la expresión “CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO”
había unido en una sola palabra don conceptos contrapuestos, la
nueva frase “JURISDICCIÓN CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA”
identificaba al mismo tiempo dos (2) funciones más contradictorias:
Litigios jurisdiccionales resueltos por órganos de la
Administración Pública. En efecto, los vocablos que integraban
la nueva frase se oponían a la teoría de la división de poderes,
ya que la referida frase reconocía funcionalmente al mismo
poder que había dictado o realizado la actuación la facultad de
juzgarla por sí mismo. Es decir, que la Administración Pública
juzgaba como juez sus mismos actos.