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Los propietarios de mascotas saben que es muy importante cuidar la salud de esos queridos
compañeros peludos. Para muchas personas, más allá de ser simples animales de compañía, son
elementos insustituibles del grupo familiar. Así como sucede con los chicos, ante cualquier señal de
enfermedad, por minúscula que sea, hay que atender ese problema y llevar a los niños con el
médico.
En el caso de perros y gatos, ante cualquier posible síntoma de malestar físico, es indispensable
solicitar la asesoría de un experimentado veterinario para resolver el problema.
Es en este punto que los exámenes de laboratorio resultan tan valiosos como pertinentes. Acerca
de ello comentaremos con mayor detalle en el resto de esta nota.
Esta clase de revisiones veterinarias son exámenes de tipo preventivo para así detectar en tiempo
y forma posibles patologías. También son esenciales para que los veterinarios logren establecer
diagnósticos y tratamientos para las mascotas. Los exámenes de laboratorio para fines de atención
veterinaria también son indispensables para llevar a cabo el seguimiento de la recuperación de
una mascota, o para constatar que cierto animal tiene las condiciones físicas para ser sometido a
algún procedimiento quirúrgico.
En el caso específico de los mininos, los exámenes veterinarios son básicos, puesto que varias
enfermedades se presentan especialmente con gatos de cierta raza o edad y son especialmente
silenciosas. Son enfermedades que solo se hacen patentes cuando ya están bastante extendidas
en el organismo del felino. Justo para atender estos problemas en la salud de los gatos, lo más
pronto posible, son tan importantes los exámenes de laboratorio para fines veterinarios. Esta clase
de revisiones deben de llevarse a cabo por lo menos cada seis meses.
CUÁLES SON LOS EXÁMENES VETERINARIOS MÁS IMPORTANTES EN LOS MININOS
De entre los exámenes veterinarios más importantes que se le deben realizar a un gato cada cierto
tiempo destacan los siguientes:
El estudio coprológico se lleva a cabo analizando en laboratorio una muestra de las heces fecales
del gato. Es un examen especialmente valioso para detectar problemas de infección intestinal de
origen fúngico, parasitario, bacteriano o vírico. Las muestras no son difíciles de obtener, aunque es
aconsejable conseguirlas del cajón arenero en un recipiente especial.
De no ser posible llevarla de inmediato con el veterinario, es importante poner en refrigeración las
muestras, puesto que las bacterias de las heces mueren en poco tiempo y así ya no es
aprovechable para el análisis de laboratorio.
En este caso los mininos con afecciones renales por lo general orinan con gran dificultad (es
cuando se demoran mucho en la caja de arena). También tendrán la tendencia a tomar agua en
abundancia. Cabe mencionar que las muestras para este examen son más difíciles de obtener.
En ciertas ocasiones suele ser necesaria la llamada prueba de leucemia felina. Se trata de una
especie de cáncer que daña los glóbulos blancos de la sangre del gato. Con ello el sistema
inmunológico del gato se debilita al extremo, haciendo a su organismo susceptible a padecer
variadas enfermedades. Los animales más proclives a tener leucemia son aquellos que deambulan
en libertad, ya que suelen tener más enfrentamientos físicos, compartir lugares para beber agua o
lamerse entre sí.
Afortunadamente para los gatos que casi no salen de su hogar las posibilidades de contagio son
realmente mínimas. Otras pruebas de laboratorio que son necesarias de realizar para los gatos son
los análisis de líquido abdominal, las pruebas de inmunodeficiencia felina, los análisis
prequirúrgicos, el raspado de piel y las pruebas de serie plaquetaria.