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2009 Sánchez
2009 Sánchez
LENGUA Y CULTURA
EL ENFOQUE CULTURAL
El concepto de cultura
ahí se concluía que las relaciones entre lengua y cultura eran tan fuertes y
estrechas que no cabía la posibilidad de plantearse una separación entre am-
bas. La lengua implica cultura y la cultura implica lengua. Son dos realidades
inseparables.
Una de las definiciones de cultura, ampliamente aceptadas en la actualidad,
podría formularse así: Cultura es el conjunto de conocimientos, creencias, ac-
titudes y expresiones de la actividad o quehacer de una sociedad o grupo so-
cial determinados. Normalmente los elementos que constituyen la cultura de
un grupo social o pueblo pasan desapercibidos entre los miembros del mismo
grupo. Pero algunos elementos, los que son distintivos, se ponen de relieve
cuando dos o más grupos diferentes entran en contacto. Así, nadie repara en
el hecho de que en español usamos dos términos diferenciados para designar
las partes posteriores o inferiores de cuadrúpedos y humanos: 'pierna' para re-
ferirnos a las extremidades inferiores del hombre y 'pata' para referirnos a las
extremidades de los animales, sobre todo las posteriores. Pero el español que
aprende inglés pronto se da cuenta de que los ingleses no establecen ninguna
diferencia en la denominación de las extremidades posteriores e inferiores de
hombres o animales. Para conceptuar esta realidad, los ingleses solamente dis-
ponen de una palabra: leg. Si quieren especificar que el término se refiere a las
'patas' o a las 'piernas', deben aclarar expresamente este extremo. De manera
similar, pero en un ámbito menos ligado a la expresión lingüística, los hablan-
tes de inglés aplican un procedimiento parcialmente diferente al usado por los
hablantes de español a la hora de invitar a alguien. Se trata de dos usos cultural-
mente asentados en cada grupo social, ligados a dos comportamientos lingüísti-
cos similares en la expresión pero diferentes en la reiteración. Así, mientras que
en la cultura inglesa la invitación se suele hacer una sola vez, en la cultura hispa-
na la invitación, para que el interlocutor entienda que es real, se suele repetir dos
o más veces. El español que expresa una invitación y no se preocupa de insistir
en ella, no hace más que expresar el deseo de 'tomar en consideración una posi-
ble invitación' o, sencillamente, manifestar amabilidad y apertura en el trato. Sus
expectativas no son que el interlocutor acepte de inmediato, sino que éste, en to-
do caso, manifieste su interés o posible desinterés por el tema. Una segunda o ter-
cera invitación ya deberían ser tomadas más en serio.
Lengua y cultura
la atención sobre este hecho, porque se advertirá que los elementos culturales
están íntimamente ligados a la expresión lingüística, pero no son la misma co-
sa. Las formas lingüísticas pueden aportar contenido culturalmente relevante
(y de hecho siempre lo aportan), pero no deben ser confundidas con la cultu-
ra en cuanto tal.
Tratar en la enseñanza con dos realidades prácticamente inseparables y
al mismo tiempo diferentes plantea al profesor algunos problemas de impor-
tancia. El tratamiento didáctico y explícito de algo requiere la identificación
previa del objeto, ya que, en caso contrario, no sería posible llamar la aten-
ción sobre él. Lo más acertado sería identificar y hacer un catálogo ordena-
do de elementos culturales relevantes susceptibles de ser presentados junto
con las formas lingüísticas que les sean más propias. No existe, de momen-
to, un catálogo de esa índole. Y tampoco cabe ser demasiado optimistas de 11
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hispana o los ritos que la acompañan (por ejemplo, quién paga, cuándo, cómo,
cuánto). El extranjero ha de saber que las tapas son sólo porciones de co-
mida, que no suelen constituir una comida completa, que si quienes van de
tapas son un grupo de personas, el pago no suele hacerse poniendo cada uno
la parte que corresponda a su consumición. La costumbre al respecto es que
o bien se distribuye el total a partes iguales (sin tener en cuenta lo que cada
uno ha consumido exactamente), o bien cada uno de los miembros del gru-
po se hace cargo del pago de otra ronda más en el mismo bar, en otro o en
otrasJechas. Este código de conducta en relación con las tapas es propio del
español y muy diferente del que rige, por ejemplo, en los países anglosajo-
nes. Comunicativamente, por lo tanto, es relevante que quienes deseen
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aprender el código comunicativo español aprendan estos elementos cultura-
les. En este caso conviene resaltar que los elementos culturales son escasa-
mente dependientes de los lingüísticos, pero son muy relevantes en la
interacción social.
Ir
Un español podría quedar sorprendido cuando en una familia británica se
le ofrece té como bebida durante la comida. Ese hecho no forma parte de lo
que es habitual en la sociedad española. Como tampoco lo es tomar té a las
cinco de la tarde. Su reacción negativa ante esta costumbre podría herir los sen-
timientos de un británico. Se trata, una vez más, de un elemento cultural con
escasa o nula incidencia en el sistema lingüístico, pero con notable importan-
cia en el sistema comunicativo de la sociedad británica. Un extranjero que
aprende inglés debe ser consciente de estos hábitos siempre que pretenda inte-
grarse en el sistema comunicativo de esta sociedad.
Se apuntó anteriormente que la lengua es también parte de la cultura en
la medida en que implica una conceptualización del mundo. En justo e irre-
mediable retorno, toda lengua, y en concreto, por ejemplo, el léxico que la
integra, reflejará necesariamente la manera como sus hablantes han concep-
tualizado la realidad. En este sentido, no hay nada en la lengua que no con-
lleve alguna connotación cultural. Las palabras aparentemente más inocuas
desde el punto de vista cultural encierran una determinada visión del mun-
do. El término 'pan' no significa exactamente lo mismo para un europeo o
para un sudanés en los años que corren. Mientras para un europeo el pan o
el arroz son elementos importantes pero prescindibles en la dieta diaria, pa-
ra un sudanés significan mucho más: suponen en muchos casos la diferen-
cia entre la vida y la muerte.
Palabras de uso común y de las más frecuentes en todos los idiomas presen-
tan notables diferencias. En el ámbito de las comidas o de las prendas de ves-
tir se hacen más evidentes las diferencias. La palabra 'desayuno' incluye
ingredientes muy diversos, a veces totalmente diferentes, en algunos países. Es-
te cuadro es significativo de la variedad:
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312 La enseñanza de idiomas en los últimos cien años
Elementos habituales
País Bebidas que incluye
en el desayuno
Variedad de repostería, Café, té, leche, zumo de
panecillos, mermeladas, fruta, cacao.
Alemania, Suiza, Austria
mantequilla, huevo cocí-
do, salchichas, cereales.
Tostadas con mermelada, Zumo, té, café (con leche).
mantequilla, salchichas y
Inglaterra
bacon, huevos fritos o re-
vueltos, cereales.
Croissant o algo de repos- Café con leche, cacao,
Francia tería (pastas), tostadas con chocolate.
mantequilla y mermelada.
Repostería (galletas, pas- Café o café con leche,
tas), a veces tostadas con cacao, chocolate.
España
mantequilla y mermelada,
fruta.
Repostería variada, gene- Café solo o con leche.
México ralmente dulce, tortillas
(mexicanas), fruta.
Sopa caliente de leche, Té, café, cacao.
pan con mantequilla y
Polonia
queso, confituras, tosta-
das, legumbres, cereales.
Arroz, natto (granos de Té.
soja cocidos y fermenta-
Japón dos), pescado, sopa de
miso (soja y pescado).
terioricen en el uso lingüístico. Puede afirmarse con toda razón que aprender
otro idioma equivale a entrar en otro 'mundo', en otra manera de ver, percibir l.'i
y sentir la realidad, equivale a entrar en otra cultura.
La cultura en el aula
do en su mente.
Esta realidad del proceso comunicativo debe cobrar vida en el método de
enseñanza. Y no parece que pueda hacerlo adecuadamente con los métodos
usados hasta ahora, exclusiva o mayoritariamente basados en la preponde-
rancia del código lingüístico como base de la comunicación. Si quien apren-
de una lengua extranjera no es plenamente consciente del potencial
comunicativo de las palabras que aprende, de la situación en que deben
usarse y de la carga significativa que puedan traer a la memoria, en tal ca-
so no podrá alcanzar tampoco la plena capacidad comunicativa que persi-
gue. Sin caer en extremismos utópicos, el método correcto debería partir de
una concienciación colectiva, por parte de alumnos y profesores, de que
existe un componente cultural cuya presencia y desarrollo es imprescindible
para alcanzar la deseada competencia comunicativa. Este tipo de objetivos
figura actualmente en todas las declaraciones programáticas. Su actualiza-
ción en la praxis docente no ha calado, sin embargo, lo suficiente. La inte-
gración de la enseñanza cultural en el aula y en los materiales docentes
usados en ella es una asignatura pendiente.
Las dificultades para diseñar un nuevo enfoque o método lingüístico-cultu-
ral se concentran en dos apartados: 1) la redefinición de un currículo plena- 1
perfiladas tanto en los aspectos independientes como en aquellos en los que la '¡
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integración deba ser tratada como tal; y 2) el diseño de nuevas actividades que
hagan posible un adecuado tratamiento operativo, en el aula, del nuevo mode-
lo delineado en el apartado 1).
A nadie debe escapársele la dificultad que conlleva redefinir un currículo en
el que lengua y cultura compartan el protagonismo que justamente les corres-
ponde. Es necesario cambiar mentalidades y maneras de hacer firmemente
asentadas entre profesores y alumnos. La formación de los profesores debería
cambiar en parte. Y los alumnos tendrían que acercarse al aula con expectati-
vas parcialmente diferentes. Los alumnos que desean aprender otra lengua han
de tomar conciencia de que ésta no se aprende solamente memorizando pala-
bras y construyendo frases correctas desde el punto de vista gramatical. Si es-
tas expectativas no cambian, el profesor también encontrará dificultades a la
hora de introducir cambios en lo que enseña y en la manera de enseñarlo. Des-
pués de todo, al profesor también se le dice -o más bien se le ordena- que de-
be atender a las necesidades de su clase. ¿Cómo podrá compaginar un profesor
la atención a lo que los alumnos quieren o desean con las exigencias derivadas
de un currículo comunicativo en el que lengua y cultura deben ir de la mano?
Lengua y cultura 31 7
hacerla operativa en clase. Bennet define, por ejemplo, los temas de aprendizaje
de la cultura para el nivel inicial de la siguiente manera:
Cultura:
1. Entender el papel de la Cultura -con mayúscula- (historia, política, arte,
etc.) y el de la cultura -con minúscula- (visión subjetiva del mundo) en las
relaciones interculturales.
2. Reconocer los elementos de la cultura que afectan a la interacción intercul-
tural: uso del lenguaje, conducta noverbal, estilos de comunicación, estilos
cognitivos y valores.
Estereotipos culturales:
l. Identificar fuentes de estereotipos.
2. Reconocer el impacto de los estereotipos.
Percepción:
l. Entender la influencia de la propia visión del mundo en la percepción.
2. Identificar tipos frecuentes de malentendidos entre culturas.
EnJ:spaña: ¿Y en tu país?
Mercedes: Ya hemos llegado al barrio viejo de León. Bueno, no es muy viejo ni muy
antiguo, pero lo llamamos así. Vayamos por esta calle. Tengan cuidado. Es
muy estrecha. Y ahora giremos a la derecha. ¡Atención, todos a la derecha!
Turista 4: ¿Hay algo especialmente interesante en este barrio?
Mercedes: Los leoneses vienen a este barrio a tapear. Es el barrio de las tapas. Mi-
rad en este bar, por ejemplo: podéis tomar cecina, chorizo, jamón, ca-
llos ... Y todo muy picante.
Turista 4: ¿Podemos hacer un descanso?
Mercedes. Es una buena idea. Media hora para tomar una tapa. Atención, escuchad
todos: seguimos de nuevo a las 11,30. ¡Buen provecho!
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modalidad de uso lingüístico pertenece al ámbito de la cultura de dicho ' i
grupo.
322 La enseñanza de idiomas en los últimos cien años
e) Tipología de actividades:
• No se ha elaborado ninguna tipología específica para la enseñanza de la
cultura. En general, las actividades de naturaleza comunicativa son ade-
cuadas, siempre que en su diseño y desarrollo se incluya el componente
cultural. No obstante, la inclusión del componente cultural exigirá:
1. Actividades interactivas, que impliquen la transmisión de contenido
e información relevante.
2. Actividades contextualizadas, que posibiliten la transmisión de ele-
mentos culturales relevantes y pertinentes.
3. Uso de todo tipo de ayudas útiles para la contextualización y descrip-
ción del entorno en su totalidad, como dibujos, DVD, simulaciones,
tareas, etc. Éstos son elementos importantes para la ilustración y con-
textualización del componente cultural.
• Elementos pedagógicos en el diseño de actividades: Los elementos peda-
gógicos útiles pueden ser los señalados en el método comunicativo.
• Elementos motivadores: La motivación es fundamental y a ello puede
ayudar la presencia de elementos culturales relevantes.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Kramsch C (1993). Context and Culture in Language Teadring. Oxford: Oxford Uni-
versity Press .
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