pacto arbitral por objeto o causa ilícita / NULIDAD ABSOLUTA DEL PACTO
ARBITRAL - No es causal de anulación del laudo arbitral, pero constituye
una facultad oficiosa del juez administrativo el estudiarla y decretarla /
PACTO ARBITRAL - Naturaleza contractual y autonomía
NOTA DE RELATORÍA: Ver sentencias del 7 de octubre de 1999, Exp. 12387/ del
11 de abril de 2002, Exp. 21652/ del 8 de junio de 2000, Exp. 16973/ del 11 de
abril de 2002, Exp. 21652 del Consejo de Estado y C- 163 del 17 de marzo de
1999 de la Corte Constitucional.
No sobra recordar, el régimen jurídico del contrato. Este fue suscrito por dos
empresas de servicios públicos, con el objeto precisamente de que Termorío
suministrara a Electranta energía eléctrica por un término superior a veinte (20)
años, para ser distribuida por ésta última a sus usuarios, es inequívoco que se
trata de un contrato directamente vinculado a la prestación del servicio público de
energía eléctrica. Por consiguiente, en cuanto tiene que ver con el régimen jurídico
aplicable a dicho negocio jurídico, en razón de las naturaleza jurídica de las partes
contratantes y el objeto mismo del contrato, a términos de lo reglado en el artículo
31 de la ley 142 de 1994, en el parágrafo del artículo 8 y el artículo 76 de la ley
143 de 1994, se tiene que dicho régimen es el del derecho privado. El contrato AL-
019/97, es un contrato estatal especial, en cuanto que no le es aplicable el
régimen contenido en la ley 80 de 1993, sino el del derecho privado, aunque, dada
la condición de contrato estatal, la jurisdicción competente para conocer de las
controversias derivadas de ese tipo de contratos, y concretamente del antes
citado, es la contencioso administrativa y no la ordinaria, ya que no es el tipo de
régimen legal al cual se encuentre sujeto el contrato, lo que determina el juez que
lo deba controlar. Para el caso, a la luz de lo dispuesto en los artículos 31 de la ley
142 de 1994, 5 y 76 de la ley 143 de 1994, es indiferente que el contrato sea
celebrado por una empresa de servicios públicos oficial o por una empresa de
servicios públicos mixta, dado que una y otra, igualmente, son entidades estatales.
En consecuencia, como se trata de un contrato estatal, no hay ninguna duda de
que el conocimiento de las controversias surgidas de dicho contrato corresponde a
esta jurisdicción, incluido el trámite del presente recurso de anulación del laudo
arbitral, esto último, en aplicación de lo normado en el numeral 5 del artículo 128
del Código Contencioso Administrativo, modificado por el artículo 36 de la ley 446
de 1998, en armonía con lo previsto en los artículos 92 y siguientes de la ley 23 de
1991 y 72 de la ley 80 de 1993, máxime si se tiene en cuenta, como se explica
más adelante, que el arbitraje acordado por las partes y que diera origen al laudo
del 21 de diciembre de 2000 objeto del recurso, no es de carácter internacional
sino nacional.
NOTA DE RELATORÍA: Ver sentencias del 15 de mayo de 1992, Exp. 5326/ del
12 de noviembre de 1993, Exp. 7809/ del 24 de octubre de 1996, Exp. 11632 y del
17 de agosto de 2000, Exp. 11704.
NOTA DE RELATORÍA: Ver sentencias del 23 de febrero de 2000, Exp. 16394 del
Consejo de Estado y C-407 del 28 de agosto de 1997 de la Corte Constitucional.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
“b. Violó las § 10.2 y 10.3 del Contrato, según fueron modificadas
por el Otrosí No. 1;
“USD 51.764.000.
1. La demanda
Mediante escrito presentado el 8 de febrero de 1999 ante el Centro
de Arbitramento de la Cámara de Comercio de Barranquilla (cdno. 6), Termorío
presentó demanda arbitral contra Electranta, con la expresa y precisa
manifestación de que en virtud de lo estipulado en el artículo 15.1 (a) del contrato,
y en particular por lo previsto en el otrosí del 15 de enero de 1998, el arbitraje por
ella convocado debía regirse por las normas de procedimiento contenidas en el
Reglamento de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional
(CCI), que el tribunal debería tener por sede la ciudad de Barranquilla y que, en
aplicación de lo dispuesto en el artículo 4, numeral 3, literal e), en concordancia
con el artículo 8, numeral 4 de dicho reglamento, designaba como uno de los
árbitros del respectivo Tribunal de Arbitramento que debía conformar la Corte de
dicho organismo, al doctor Fernando Hinestrosa Forero.
Las pretensiones de la demanda fueron las siguientes:
b) - Expediente: 1.406-98
- Actor: Nación – Ministerio de Minas y Energía
- Demandado: Termorío S.A. E.S.P. y Electranta S.A. E.S.P.
- Objeto: Nulidad absoluta del contrato AL-019/97
c) - Expediente: 0940-99D
- Actor: Electranta S.A. E.S.P.
- Demandado: Termorío S.A. E.S.P.
- Objeto: Nulidad parcial del contrato AL-019/97
3. Excepciones de mérito
Como fundamento de la oposición a las pretensiones de la parte
actora, Electranta esgrimió las siguientes excepciones:
Dentro del término fijado, mediante el escrito que obra a folios 2212 y
2213 del expediente (cdno. 21), Electranta manifestó oposición a la nueva
pretensión, con apoyo en el siguiente razonamiento:
Con ese contenido entonces, en esa misma fecha, los árbitros y los
apoderados judiciales de las partes suscribieron el Acta de Misión (cdno. 2), de
cuyo texto son especialmente relevantes los siguientes aspectos:
“V ASUNTOS LITIGIOSOS
“.........................................................................................................
..........................
“.........................................................................................................
.......................... (fls. 22 a 25 cdno. 2 – se subraya y adicionan
negrillas).
“Artículo 6
“Efectos del acuerdo de arbitraje
“.........................................................................................................
..........................
“2
“Si la Demandada (sic) no contesta a la Demanda (sic) según lo
previsto en el artículo 5, o si alguna de las partes formula una o
varias excepciones relativas a la existencia, validez o alcance
del acuerdo de arbitraje, la Corte, si estuviere convencida, prima
facie, de la posible existencia de un acuerdo de arbitraje de
conformidad con el Reglamento podrá decidir, sin perjuicio de
la admisibilidad o el fundamento de dichas excepciones, que
prosiga el arbitraje. En este caso, corresponderá al Tribunal
Arbitral tomar toda decisión sobre su propia competencia. Si
la Corte no estuviere convencida de dicha posible existencia, se
notificará a las partes que el arbitraje no puede proseguir. En este
caso, las partes conservan el derecho de solicitar una decisión de
cualquier tribunal competente sobre si existe o no un acuerdo de
arbitraje que las obligue.
“.........................................................................................................
..........................
“4
“Salvo estipulación en contrario y siempre y cuando haya
admitido la validez del acuerdo de arbitraje, el Tribunal
Arbitral no perderá su competencia por causa de pretendida
nulidad o inexistencia del contrato. El Tribunal Arbitral
conservará su competencia, aún el caso de inexistencia o nulidad
del contrato, para determinar los respectivos derechos de las
partes y pronunciarse sobre sus pretensiones y alegaciones.” (se
subraya y adicionan negrillas).
1
MAHIR JALILI. “Kompetenz-Kompetenz. Recent U.S. and U.k. Developments”. Journal of International
Arbitration, Vol. 13 No. 4, 1996, pág. 169. (T. del T.).
facultad que también consagra -dijo-, aunque no aplicable en el presente asunto,
el artículo 70 de la ley 80 de 1993 para los contratos estatales, fundamento con el
cual afirmó:
2
Este artículo corresponde al artículo 112 de la ley 446 de 1998 que modificó el artículo 90 de la ley 23 de
1991.
Reglamento, de las controversias que no revistan un carácter internacional,
surgidas en el ámbito de los negocios, cuando exista un acuerdo de arbitraje
que así la faculte” ” (fls. 29 y 30 cdno. 3 – negrillas y tipos de letra del original).
b) En cuanto tiene que ver con la pretendida nulidad del contrato por
objeto ilícito, por supuesta violación de normas expedidas por la CREG, las que
Electranta estima de forzosa observancia y de no derogación por convenio entre
las partes, el Tribunal Arbitral igualmente la encontró infundada (fls. 96 a 108
cdno. 4), con apoyo en el siguiente razonamiento:
“.........................................................................................................
..........................
“xiii. Cuál de las Partes (sic), o en que (sic) proporción las dos
Partes, debe asumir las costas del Proceso (sic) en los términos
de la § 31 (3) del Reglamento CCI.” (fl. 21 cdno. 2).
1. Interposición
Dentro del término de los cinco días siguientes a la fecha en que fue
proferido el laudo, mediante memorial presentado ante el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Barranquilla (fls. 1 a 3 cdno. 1), el apoderado judicial de
Electranta interpuso recurso de anulación contra el mismo, aduciendo, para el
efecto, dos distintas causales: las previstas en los numerales 1 y 4 del artículo 163
del decreto 1818 de 1998, así
“a- La nulidad absoluta del pacto arbitral proveniente de OBJETO
o CAUSA ILICITA. (num. 1° art. 163 D. 1818/98).
2. Trámite inicial
Por reparto efectuado en la Oficina Judicial de Barranquilla el 6 de
marzo de 2001, el asunto fue asignado al Magistrado Manuel Julián Rodríguez
Martínez de la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla (fls. 1 a 3 cdno. ppal.), quien, por estimar que en dicha diligencia no
se había dado cabal cumplimiento a las normas legales que regulan tal actuación,
por auto del 12 de marzo de 2001, ordenó devolver el expediente a la citada
Oficina Judicial, con el fin de que se realizara nuevamente y en debida forma la
diligencia de reparto (fls. 7 a 9 cdno. ppal.). Esta dependencia regresó el asunto
mediante oficio del 16 de abril de 2001, por considerar que el reparto sí fue
realizado en legal forma (fl. 40 cdno. ppal.).
Dentro del término legal previsto para el efecto, mediante escrito que
obra a folios 331 a 446 del cuaderno principal del expediente, el Procurador
Cuarto Delegado del Ministerio Público ante esta Corporación emitió concepto en
el asunto de la referencia, en el que solicita la declaración de nulidad parcial de la
cláusula compromisoria pactada por las partes en el contrato AL-019/97 y en la
modificación introducida a través del Otrosí No. 1 del 15 de enero de 1998, por
estimar que dicha estipulación adolece de objeto ilícito, en cuanto en ella se
establece que el arbitraje convenido “se regirá de conformidad con el Reglamento
de Conciliación y Arbitraje de Cámara de Comercio Internacional”, y que los
miembros del Tribunal serán “designados por dicha Cámara”, apartes éstos de la
cláusula compromisoria a los cuales contrae la petición de declaración de nulidad.
Con esa finalidad, hizo una síntesis de los antecedentes del proceso
arbitral, lo mismo que del recurso de anulación interpuesto contra el laudo, para
luego referirse a la finalidad del arbitraje y a su clasificación en nacional e
internacional, lo mismo que en independiente e institucional, y a la consagración
que de tales modalidades ha hecho la legislación colombiana.
Más adelante, en la ley 446 del 8 de julio de 1998, esto es, después
de la fecha en que las partes modificaron la cláusula compromisoria, se fijó una
separación mucho más nítida entre arbitraje independiente e institucional,
colocando bajo la autonomía privada de las partes la determinación de las reglas
de procedimiento, quienes podrían formular unas disposiciones propias (arbitraje
independiente), o sujetarse a unas previamente establecidas por un centro de
arbitraje (arbitraje institucional), a diferencia del sistema anterior, en el que el
trámite del proceso debería llevarse a cabo según las disposiciones que regían la
materia.
3) A lo anterior, agregó:
“........................................................................................
........................
6
Consejo de Estado, Sección Tercera, auto del 8 de febrero de 2001, expediente 16.661.
En esa misma directriz, en sentencia del 6 de junio del año en curso,
mediante la cual se decidió un recurso de anulación contra un laudo arbitral, en
donde una de las partes del contrato y del proceso era una empresa oficial de
servicios públicos (Telecom.), se reiteró el anterior criterio jurisprudencial en los
siguientes términos:
7
El artículo 14.5 de la ley 142 de 1994 define la empresa de servicios públicos oficial como “aquella en cuyo
capital la Nación, las entidades territoriales, o las entidades descentralizadas de aquella o éstas tienen el
100% de los aportes”.
8
La definición de la competencia con fundamento en dicho criterio fue adoptada por la Sala a partir de una
interpretación sistemática del artículo 31 de la ley 142 de 1994, antes de las modificaciones que introdujo la
ley 689 de 2001, frente a la falta de determinación por parte del legislador de la jurisdicción que conocería de
las controversias que se originaran en los contratos que celebren las entidades estatales que prestan los
servicios públicos a los que se refiere la ley.
9
En este sentido se pronunció la sala en auto del 20 de agosto de 1998, expediente 14.202, reiterado en auto
del 8 de febrero de 2001 (exp. 16.661).
10
Ibidem.
11
“Contratos especiales sujetos a un régimen legal propio. Por regla general, el
juez a quien compete conocer de sus controversias es el juez administrativo, en
razón de que su celebración y ejecución constituye una actividad reglada, es decir
es el ejercicio pleno de una función administrativa, de conformidad con el art. 82
del C.C.A.”. Auto del 20 de agosto de 1998, ya citado.
administrativo deba aplicar las previsiones del derecho
procesal privado, pues aquí las normas del procedimiento
son las propias de su jurisdicción.
Con citación del artículo 163 del decreto 1818 de 1998 14, en el
memorial de interposición del recurso, Electranta invocó dos distintas causales:
las previstas, en su orden, en los numerales 1 y 4 de dicha norma legal, esto es:
12
GONZALEZ PEREZ Jesús. La jurisdicción contencioso-administrativa (extensión y límites) publicada en
“El contencioso administrativo y la responsabilidad del Estado”. Buenos Aires, Ed. Abeledo-Perrot, 1988.,
pág. 37.
13
Consejo de Estado, Sección Tercera,, sentencia del 6 de junio de 2002, expediente 20.634, actor: Telecom
vs. Nortel Networks de Colombia S.A.
14
Mediante el decreto 1818 de 1998, en uso de las facultades conferidas en el artículo 166 de la ley 446 de
1998, el Gobierno Nacional compiló las normas vigentes a esa época, relativas a la conciliación, arbitraje,
amigable composición y a la conciliación en equidad; entre otras, las previstas en la ley 23 de 1991 y el
decreto 2279 de 1989.
a) Nulidad absoluta del pacto arbitral proveniente de objeto o
causa ilícita, y
15
Sentencia del 6 de junio de 2002, expediente 20.634.
taxativamente en la ley 80 de 1993.16 No otra explicación tiene la
circunstancia de que el legislador haya dejado por fuera algunas
causales cuando se trata de contratos estatales, cuando bien
hubiera podido haber ordenado la remisión a las reglas generales
previstas en el decreto ley 2279 de 1989, como antaño lo hizo, hoy
recogidas en el art. 163 del decreto 1818 de 1998.”.
Así las cosas, frente a las dos razones esgrimidas por Electranta
para impugnar el ludo arbitral, según el contenido del artículo 72 de la ley 80 de
1993, debe advertirse lo siguiente:
18
Consejo de Estado, Sección Tercera, expediente 12.387.
19
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de abril 2002, expediente 21.652.
Al respecto, se manifestó:
“.........................................................................................................
..........................
34
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 10 de mayo de 1994, expediente 8004.
35
GIL ECHEVERRY, Jorge Hernán. “Del Recurso de Anulación de Laudos Arbitrales”. Cámara de
Comercio de Barranquilla, Barranquilla, 1998, págs. 37 y 38.
Como bien se sabe, desde el punto de vista sustancial, el proceso
arbitral es de única instancia, por cuanto el laudo que pone fin al proceso no es
susceptible de recurso ordinario o extraordinario distinto al de anulación que
consagran, por vía general, el artículo 37 y 38 del decreto 2279 de 1989, y en
tratándose de contratos estatales, sujetos a la jurisdicción contencioso
administrativa, el artículo 72 de la ley 80 de 1993, compilados en los artículos 161,
163 y 230 del decreto 1818 de 1998.
a) La legislación aplicable.
b) Las partes pactaron un arbitraje nacional – institucional.
c) Nulidad del acuerdo arbitral por objeto ilícito.
47
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 23 de febrero de 2000, expediente 16.394.
las que le atribuyen la Constitución y la ley.” Norma que
concuerda con la del artículo 122: “No habrá empleo público que
no tenga funciones detalladas en ley o reglamento …”
“En primer lugar, logra la igualdad real en lo que tiene que ver
con la administración de justicia (…). En el capo procesal, en
lo referente a la administración de justicia, la igualdad se
logra al disponer que todos sean juzgados por el mismo
procedimiento.
“……………………………………………………….
………………………………………….
48
Corte Constitucional, sentencia C-407 del 28 de agosto de 1997, mediante la cual se declaró inexequible el
numeral 6 del artículo 144 del Código de Procedimiento Civil, correspondiente al numeral 84 del artículo 1°
del decreto-ley 2282 de 1989, que consagraba un evento de sanamiento de nulidades procesales.
d) En ese contexto, se tiene entonces, que el acuerdo arbitral de las
partes, contenido en el otrosí número 01 del 15 de enero de 1998, modificatorio de
la cláusula compromisoria originalmente pactada en el contrato AL-019/97 por
ellas celebrado el 20 de junio de 1997, se encuentra viciado de objeto ilícito y, por
lo tanto, afectado de nulidad absoluta, por cuanto, a términos de la legislación
vigente a la fecha en que fue suscrito dicho pacto arbitral, si bien aquéllas podían
acordar someter las diferencias derivadas del contrato a un tribunal de
arbitramento, bien sea que fuera institucional o independiente, por expresa
disposición del artículo 92 de la ley 23 de 1991, debía surtirse o tramitarse, en uno
u otro caso, con arreglo a las normas de procedimiento preestablecidas en esa ley
y en el decreto-ley 2279 de 1989, la cuales, dado su carácter de orden público,
son de obligatorio y estricto cumplimiento.
“.........................................................................................................
..........................
“.........................................................................................................
..........................
49
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 4 de noviembre de 1982, expediente 2721.
“Consagra así la ley una importante excepción a los principios
dispositivo y acusatorio que predominan en el derecho procesal
civil clásico latino, según los cuales la potestad decisoria de los
jueces debe ceñirse a las pretensiones de las partes litigantes
(litis-contestatio), so pena de incurrir en los vicios de extra petitum
o ultra petitum. Con otras palabras: en el mencionado sistema la
actuación jurisdiccional desempeña un papel pasivo y subordinado
a la iniciativa de los litigantes en la especie sub judice.
50
OSPINA FERNANDEZ, Guillermo y otro. Op. cit., págs. 453 y 454.
de Procedimiento Civil, a lo cual agrega: “En todo caso, las partes son libres de
determinar la norma sustancial aplicable conforme a la cual los árbitros habrán de
resolver el litigio. También podrán directamente o mediante referencia a un
reglamento de arbitraje, determinar todo lo concerniente al procedimiento arbitral
incluyendo la convocatoria, la constitución, la tramitación, el idioma, la designación
y la nacionalidad de los árbitros, así como la sede del Tribunal, la cual podrá estar
en Colombia o en un país extranjero”.
“…………………………………………….
…………………………………………………….
52
Corte Constitucional, sentencia C-407 del 28 de agosto de 1997.
no importa que lo haya hecho por un camino equivocado.
Razonando así quedaría al arbitrio de las partes, y en últimas del
juez, el escogimiento de la vía procesal. Es más: podría el juez
modificar por su sola voluntad los procedimientos, conclusión que
debe rechazarse. No hay que olvidar que si los jueces, en sus
providencias, sólo están sometidos al imperio de la ley, no pueden
apartarse de ella bajo ningún pretexto. Hay que tener presente
que el derecho al debido proceso, consagrado expresamente en
el artículo 29 de la Constitución, es un verdadero derecho
sustancial.
“……………………………………………………………………………
……………………..
53
Corte Constitucional, sentencia C-407 del 28 de agosto de 1997.
naturaleza extraordinaria del recurso, el carácter taxativo de las causales para su
procedencia y el principio dispositivo que lo gobierna, impide estudiarlo, por cuanto
ese preciso hecho, se repite, no fue invocado expresamente como causal directa
del recurso, sin que le sea dado al juez encuadrarlo en alguna otra 54, ni deducir a
partir de ello causales implícitas55.
54
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 4 de julio de 2002, expediente 22.195.
55
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 30 de mayo de 2002, expediente 20.985.
56
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de mayo de 2000, expediente 17.480. En igual
sentido pueden verse las sentencias del 3 de abril de 1992, expediente 6695 y del 24 de octubre de 1996,
expediente 11.632.
De otra parte, con relación a condena en costas, es del caso anotar
lo siguiente:
Por lo tanto, como quiera que, si bien por razón y vía diferentes a las
aducidas por Electranta, el recurso condujo a la anulación del proceso y del laudo
arbitral, no hay fundamento válido para condenar en costas a la parte recurrente.
57
Véanse, entre otras, las siguientes sentencias de la Sección Tercera del Consejo de Estado: 16 y 22 de
febrero de 2001, expedientes 18.411 y 17.108, respectivamente.
FALLA: