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en febrero de 1993).
Universidad de Cuenca, Azuay, Ecuador y con un Postdoctoral por la Fundación Alexander von
Desde 1980 hasta la fecha imparte docencia en la Universidad Nacional Autónoma de México,
nivel II (CONACYT).
2006: Doctor Honoris Causa, Universidad “Ricardo Palma”, Lima, Perú, “por sus contribuciones
2009: Es nombrado Secretario General del Comité Permanente de los Congresos Internacionales
de Americanistas.
2010: Doctor Honoris Causa, Universidad de Varsovia, Polonia, porque “abordó con suma
sagacidad la problemática política, social, cultural y humana de los pueblos que habitan
actualmente aquellas tierras [se refieren a Nuestra América], perfecto y esclarecido conocedor de
UNAM.
2011: Director de la Colección: “Filosofando desde Nuestra América para el mundo”, Bogotá,
2013: Le fue otorgado, el 14 de mayo, el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional
– La utopía de Nuestra América (De Varia Utópica. Ensayos de Utopía III), Colección
Prometeo 37. Heredia, Costa Rica, Universidad Nacional de Costa Rica, 2ª ed. corregida (la
corregida y aumentada (la primera y segunda se hicieron también en el FCE en 1983 y 1992),
1ª reimpresión corregida (la primera edición se hizo también en Veracruz en 2005), 2006, 168
págs.
– Filosofías para la liberación ¿liberación del filosofar? San Luis, Argentina, Editorial de
la Universidad Nacional de San Luis, Tercera edición corregida (1ª y 2ª en Toluca, UAEM, 1997
– Filosofando y con el mazo dando. Madrid, Editorial Biblioteca Nueva / UACM, 2009,
291 págs.
– Y seguimos filosofando… La Habana, Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, 2009, 168
págs.
– Utopía es compromiso y tarea responsable (Ensayos de utopía V). Monterrey, N.L.,
– Pensando después de 200 años. Monterrey, N.L., CECyTE-CAEIP, 2011, 100 págs.;
Pensando após 200 anos. Ensaios em torno do bicentenario das independencias da América
Latina. Traduzido por Eugênio Rezende de Carvalho. Goiânia, Brasil, Pontifícia Universidade
traducción al polaco Janusz Wojcieszak. (Ideas y Semblanza, 13). Varsovia, Polonia, CESLA /
Posibilitar otra vida transcapitalista. Universidad del Cauca /Centro de Investigación sobre
Andrés Merejo (AM): Estudiando parte de tu obra, encontramos temas vitales para el filosofar de
estos tiempos globales, cibernéticos, transidos y perplejos, en los que el riesgo global como le
llama Uribe Beck, es parte de la era del cibermundo (La pandemia del covid-19 y el cambio
climático), en la que surgen nuevos movimientos sociales producto de las redes sociales del
representativa por lo que se hace más imprescindible entender el contexto filosófico específico
liberación, tal como se pensó en el siglo XX. ¿Cómo focalizas el panorama actual?
importante, sino decisiva. ¿Cómo hacer para sobrevivir ya no sólo cada uno de nosotros, sino
conservar sana la vida del planeta como tal? Aquí la filosofía tiene que abordarse como lo he
propuesto en otros trabajos, como un esfuerzo a posteriori, vale decir, un filosofar que se
alimenta de otros saberes y no que presume ser ‘el único saber habido y por haber’. En realidad,
modo como planteamos una de las versiones de las Filosofías para la Liberación. Proponíamos -y
no como simple anhelo, sino como urgencia ya en la década de los ‘70 del siglo pasado- una
liberación integral, que no quedara reducida al ámbito nacional, justamente porque advertíamos
que lo nacional estaba condicionado a lo mundial. Y esa liberación no podía ser entendida como
la ayuda a un conjunto de gente concebido como pueblo, sino como el avance decisivo del
conflicto entre clases sociales, incorporando también los embates a las restricciones de etnia, de
nada, los avances tecnológicos los experimentamos todavía más para ponernos en contacto y
comunicación, sin contacto físico directo. Podemos hablar por todo el mundo, podemos conocer
al instante lo que ocurre, podemos impulsar buenas energías, podemos escucharnos y dialogar en
medio del caos. Claro que el cambio climático y la crisis ecológica están por encima del mismo
virus y sus avances destructivos constituyen una amenaza a toda forma de vida. Aquí es donde
debemos buscar y procurar inventar formas de solución que no sólo nos permitan vivir a
nosotros, sino que nos ayuden a garantizar la vida de las futuras generaciones. El diálogo inter-
generacional constituye un punto clave en todo esto. No basta con entendernos los de nuestra
compartidas- con las nuevas generaciones. Y en ese diálogo es menester tener claro que no
somos los mayores quienes más sabemos. Más bien, tenemos que buscar articular saberes
colectivos y con diversas características. Cuando abundamos en estas cuestiones, nos damos
cuenta que no son sólo cuestiones de hoy, sino que llevamos décadas arrastrándolas como
necesidades urgentes y, sin embargo, no hemos sabido llevarlas a cabo. Hay que abrir y construir
(AM): El discurso filosófico tuyo se caracteriza por una articulación política, educativa, cultural
esos temas se deja entrever la importancia de la filosofía como encuentro con el pasado
propia filosofía.
(HCG): Hay que ser muy cuidadosos para evitar la soberbia y la prepotencia en cuanto a la
búsqueda del saber filosófico. Por eso, digo búsqueda, porque no es un saber que se posee, sino
un saber que se procura lograr. Y sigue siendo válido mi modo de entender la filosofía como lo
decía hace unos años: pensar la realidad, a partir de la propia historia, crítica y creativamente,
para transformarla. Vale decir, tenemos que entrenarnos en el ejercicio de filosofar para poder
entender nuestra realidad histórica (tal como la caracterizó con inmensa precisión Ignacio
sino que viene desde siempre. Los seres humanos hemos percibido este mundo en que nos
encontramos como algo a modificar, a perfeccionar, a transformar para permitir una vida digna y
plena a todas y a todos y al conjunto que nos rodea (madre tierra, naturaleza, cosmos). Por lo
tanto, filosofía no es un saber que brinda recetas o posee claves para entender todo lo habido y
por haber, sino que es -como filosofar- una búsqueda constante de otro mundo posible y más
adecuado.
Y ese esfuerzo de filosofar, como ya hemos comentado, tiene que alimentarse de otros saberes,
experiencias, sugerencias, etc. Para revisarlas y ver qué es lo que se acomoda a nuestra situación
participación activa en ese movimiento en la década de los 70 y 80 del siglo XX, asumes una
postura crítica ante la corriente filosófica populista de esos tiempos, que se destaca en el
gobierno peronista de Argentina de los años 70. Es bueno señalar, que la obra que estudié, es la
segunda edición, ya que la primera fue en el 1983, y que, el texto constituye una interpretación,
abordaje de esta filosofía como simple instrumento ideológico y político, reivindicando, pues,
que: “La preocupación misma por la existencia de una filosofía latinoamericana es ya expresión
de esta anhelada filosofía. Sus respuestas forman el rico acervo que habla de la existencia de la
misma” (p.11). ¿Ha cuajado el filosofar latinoamericano, tal como lo llegó a pensar en el siglo
diversas situaciones a superar marcaron mi esfuerzo por esclarecer de qué estábamos hablando y
qué era lo que precisamente proponíamos. Vale decir, eso que terminó en tesis doctoral y en libro
publicado, comenzó como unas pequeñas anotaciones con vistas quizá a un artículo para
esclarecer de qué se estaba hablando en aquellos años de esas propuestas filosóficas y qué
panorama en la Argentina después de la muerte de Perón, lo que quedaba era ver cómo ubicarse
frente a lo que se veía venir como golpe de estado militar y altamente represivo. Becado de
posgrado en la Fundación Bariloche, en el sur del país, después de haber tenido que dejar mi
puse a hacer mis anotaciones a mano sobre estas cuestiones y a ir iniciando borradores a
máquina, como se escribía en ese tiempo. Buscando precisar bien los documentos y referencias
específicas para no promover más confusiones. Cuando vino el golpe de estado tuve que salir,
mejor dicho: logré salir del país, para dirigirme a Ecuador. Allí en la Universidad de Cuenca,
como profesor, seguí escribiendo mi trabajo y cuando caí en la cuenta ya era un libro de muchas
trabajo como tesis doctoral, aceptando mi solicitud de que fuera él el director de la misma. Y
algo así como una semana antes de sustentar la tesis, tuvimos un importante encuentro
académico en la Pontifica Universidad Católica de Quito, cuyo rector era el Padre Hernán Malo,
hermano de Claudio, y allí me reencontré con Leopoldo Zea, a quien había conocido
personalmente en una visita que él hizo a Mendoza, cuando yo era dirigente estudiantil en la
texto y al día siguiente lo había leído todo y me tuvo en un intenso interrogatorio de más de tres
suficiente claridad. Después de ese tiempo me propuso publicar el texto en el FCE y, como joven
imprudente, le dije algo así como: sí, con una condición. ¿Cuál? Preguntó Leopoldo. Y contesté:
que Ud. le escriba un prólogo. Zea se mostró muy contento de poder hacerlo y me llevé ese gusto
inmenso para poder defender mi tesis en la siguiente semana en Cuenca, donde fui aprobado y
me recibí de Doctor. Recuerdo estas dimensiones no por afán de ‘egotismo’, sino porque indican
con claridad cómo el filosofar surge o, mejor dicho, se regenera y avanza en medio de difíciles y
complejas situaciones críticas. ¿De dónde apoyarse para situarnos adecuadamente en esa
coyuntura en que nos encontramos? De todo lo que nos pueda servir, venga de donde venga. Lo
filosofar nuestro americano, sino que lo podemos ir detectando en todos los esfuerzos efectuados