3/3/2021 Misiones cristianas en el tercer milenio - AlbertMohler.
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ARTÍCULOS
Misiones cristianas en el tercer milenio
ALBERT MOHLER
Ahora que se enfrenta a su tercer milenio, la
iglesia cristiana se enfrenta a un momento de
gran importancia histórica y oportunidad. El
movimiento misionero moderno tiene ahora más
de dos siglos. Mirando hacia atrás en esos años,
está claro que Dios movilizó a su pueblo para que
hiciera grandes avances en llevar el evangelio a
muchas partes del mundo.
Este movimiento misionero ha sido testigo de la
evangelización de millones de personas que
representan a miles de grupos étnicos y
culturales. La Biblia se ha traducido a cientos de
idiomas y dialectos. Durante las últimas décadas,
nuevas áreas del mundo han mostrado una
respuesta notable al evangelio, y el continente de
África puede ser ahora el centro de la empresa
misionera mundial. De hecho, la última mitad del siglo XX vio una enorme respuesta
evangelística en toda la Cuenca del Pací co y el continente africano.
Hoy, la iglesia cristiana enfrenta nuevos desafíos. Sin exagerar, podemos señalar al siglo
XXI como una nueva era en las misiones cristianas y reconocerlo como una gran
oportunidad nueva.
Mirando las misiones cristianas hoy, podemos estar viendo el nacimiento de un nuevo
movimiento misionológico. Esta nueva era en misiones se basará en los logros de los
últimos 200 años, pero también debe adaptarse a las nuevas realidades de nuestro
contexto mundial.
La dimensión más importante de cualquier visión de las misiones mundiales es la
pasión por glori car a Dios. De principio a n, la Biblia declara que Dios se está
glori cando a sí mismo en la salvación de los pecadores y que desea ser adorado entre
todos los pueblos de la tierra. El impulso de la convicción misionera proviene de la
seguridad de que Dios salva a los pecadores y de que se está glori cando a sí mismo al
crear un pueblo nuevo mediante la sangre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, tenemos la
feliz oportunidad de glori car a Dios al declarar el Evangelio a todos los pueblos de la
tierra.
Como ha dicho John Piper, “La razón más profunda por la que nuestra pasión por Dios
debe alimentar las misiones es que la pasión de Dios por Dios alimenta las misiones.
Las misiones son el desbordamiento de nuestro deleite en Dios porque las misiones son
el desbordamiento del deleite de Dios en ser Dios ". En las misiones, compartimos el
deleite de Dios.
Pioneros como William Carey dieron origen al movimiento misionero moderno. Fue el
sentido de pasión evangelística de Carey, asentado sobre una base clara de verdad
bíblica y con anza en el evangelio, lo que lo obligó a dejar los con nes seguros de
Inglaterra e ir a la India. La cosecha completa del ministerio de William Carey se
conocerá solo en la eternidad. La mayoría de los cristianos saben que sirvió durante
muchos años sin un solo converso. Cuando muchos misioneros hubieran regresado a
casa o se hubieran mudado a pastos más verdes, Carey se quedó e invirtió en la India.
Tradujo el Nuevo Testamento y construyó puentes hacia la gente de esa gran nación.
Desde la época de Carey, miles de misioneros han dejado sus hogares y familias para
llevar el evangelio a los lugares más remotos de la tierra. Al revisar la historia del
movimiento misionero, queda claro que se lograron grandes logros para el evangelio. Al
mismo tiempo, cada generación ha dejado su propia huella en la tarea misionera, y
cada generación es ciega a parte del bagaje cultural que lleva junto con el evangelio. En
el apogeo del movimiento misionero en la era victoriana, a menudo parecía que los
misioneros estaban tan interesados en occidentalizar a los pueblos nativos como en
evangelizarlos. Una nueva conciencia del contexto global y el respeto por las culturas
nativas deberían llevarnos a tener cuidado de predicar el evangelio en lugar de la
cultura occidental.
La nueva visión de las misiones mundiales está dirigida hacia el alcance de grupos de
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FEB 10, 2014
vestigio del siglo XIX, cuando las naciones se concebían como unidades singulares y la
identidad nacional era primordial. Este paradigma estaba desactualizado a nes del
siglo XX. Los cristianos ahora reconocen que hay miles de grupos de personas distintos,
cada uno identi cable por la cultura, el idioma y la estructura social, y no siempre
están claramente divididos por fronteras políticas. Cada uno de estos grupos de
personas representa un desafío misionológico distinto, y cada uno debe considerarse
por derecho propio.
While it is likely that churches and denominational gatherings will continue to
celebrate a parade of the ags of the nations, the reality is that each of those nations
includes a collective of various people groups desperately in need of the gospel–people
groups o en dispersed throughout the globe.
This should bring a new humility as well as growing urgency to the church. So long as
we were able to count nation-states in terms of missionary saturation, we could see a
tremendous advance and what seemed to be a constant march of progress. When
people groups are taken into consideration, however, we can clearly see that the greater
challenge still lies before us. This means that the Christian church must develop
cultural understanding and sensitivity, as well as linguistic and cultural dexterity, in the
task of preaching the gospel to unreached persons.
This new vision for world missions is also remarkable in the fact that much, if not most,
of the energy is coming from grassroots Christians rather than from institutional
structures. Perhaps the greatest missionary advance among American churches is seen
in the widespread participation of Christian laypersons in missionary trips and short-
term mission projects. Churches that encourage and support this hands-on approach to
missions will bear testimony to the powerful impact it has upon the participants and
upon the missionary commitment of the entire congregation.
Todayʼs Christians are looking for an experiential participation in the missionary
challenge. They draw great excitement in hearing from missionaries, but even greater
commitment by being participants in the missionary movement themselves. Because of
this, this new vision is also congregational in its focus. Individual congregations are
taking up the missionary challenge, and measuring their own faithfulness by the
number of missionaries sent around the world from among their own members.
Much of this new vision is owing out of reports from the 10/40 window–that portion of
the world between latitudes 10 and 40 degrees, where most of the worldʼs unreached
peoples live. This focus on the Great Commission has led to a mobilization mentality
that holds great promise for the future of the Christian church.
One missionary leader has de ned this mobilization as “all of Godʼs people reaching all
the peoples of the earth.” That motto sets the issue clearly. This generation must be
committed to see all of Godʼs people together reaching all the peoples of the earth
without regard to race, culture, economic reality, or geographical or political obstacles.
Over the past half-century, America has seen several generational transitions. As the
new millennium dawns, the Baby Boom generation is now in mid-adulthood, and some
are heading toward retirement. The GI generation that built so many of the great
institutions and provided leadership in our denomination and churches is now
reaching advanced years, though many in this generation continue to be active
participants and well-known leaders. Behind the Baby Boomers are coming
“Generation X,” the “Busters,” and the “Millennials.” How will these generations mold
the missionary movement of the future?
This generation demonstrates a readiness to take on new challenges and to go where no
previous generation has yet taken the gospel. They have been born into a culturally
TEXTO
diverse world, and they are gi ORIGINAL
ed with skills in intercultural communication. They are
impatient with the cultural isolationism of previous generations. They see no political
boundaries to the Gospel. They arewe
Therefore, ready
haveto cross political
the glad borders and
opportunity see no God by
to glorify
declaring
limitations on the Great the Gospel
Commission. Wheretoprevious
all the peoples of thewanted
generations earth.
to supportmissions, this generation is determined to do missions. Incubated in an
Sugiere una traducción mejor
experience-driven culture, these young Christians are not interested in missions by
proxy.
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La nueva visión de las misiones mundiales está dirigida hacia el alcance de grupos de
personas en lugar de naciones. El enfoque misiológico sobre el estado-nación es un

This new generation holds great promise, but it also demands urgent attention. The
church needs to mobilize the energy of these younger Christians and deploy their gi s
in cultural translation and adaptation. Nevertheless, this generation has inherited a
dwindling deposit of doctrinal and theological understanding. Our churches and
seminaries must quickly be about the business of grounding this generation in biblical
truth, even as they are mobilizing for world missions.
In all likelihood, these new generations will establish a missiological pattern of long
duration. We may well see a tidal wave of participatory missions unlike anything seen
by the Christian church since the rst century. Finally, it is up to the church both to
release their energy and to ground their convictions.
Our vision for world evangelization is an important barometer of spiritual and
theological health. A vibrant commitment to Christ leads to a passion for the Gospel. A
grand embrace of Godʼs truth produces an enthusiasm to see God glori ed as His name
is proclaimed to the nations. It is time for a new generation to lead–and to point the
way.
This week is Great Commission Week at The Southern Baptist Theological Seminary.
Check www.sbts.edu for updates and announcements from this historic and important
week.

R. ALBERT MOHLER, JR.

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