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02/04/2020 Las galerías de arte como promotoras de las nuevas tendencias

La libertad expresiva conquistada


por el arte afecta no solo a la
obra, sino también aquel que la
realiza. Cualquiera puede
dedicarse a esta labor, sin
embargo, si se habla de
profesionales, hay que restringir
el término de artista a aquellos
que pretenden vivir de s
producción. En un mundo cultural
se produce, muchas veces, una desconexión entre la vanguardia en la que se sitúa el
artista y la masa social a la que pretende transformar con su trabajo. En este sentido,
abrir camino signi ca romper con los valores estéticos establecidos, haciendo de las
obras inclasi cable o de difícil asimilación para la sociedad.

Para el papel de traductor o mediador se hacen necesarios los conocimientos del


crítico de arte. Es el crítico, no el artista, quien hace comprensible el arte. Además,
puesto que el artista necesita de la sociedad para su desarrollo personal, delega en él
este papel de vanguardia, al menos en su vertiente conceptual. Respecto al plano
objetual ocurre lo mismo, solo que esta vez hay que sustituir al crítico por la galería del
arte. La galería se constituye así, en el lugar físico al que acuden, tanto la crítica como
los coleccionistas, para analizar o adquirir las obras de arte. La galería de arte se
convierte, de este modo, en el primer mediador entre el artista y la sociedad.

A pesar de que el artista esté bien preparado, habiendo aprendido a moverse entre
intelectuales y artesanos, le es imposible abarcar todo el trabajo que conlleva la
producción, promoción y venta de sus obras. Tampoco dispone de la infraestructura
necesaria para mostrarlas correctamente. Necesita a la crítica para interpretar sus
obras a nivel estético y a la galería para gestionar su desarrollo a nivel profesional.

La autogestión no es su ciente en el mundo en el que vivimos El artista necesita de

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