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CAMINOS DE FILIALIDAD.

Con esfuerzo y dificultad remontaré la abrumadora charla de la transparenta Lala y sus


flaquezas.

Permítanme comenzar con expresiones del P. Kentenich del 18 de junio de 1966, al fundador
de la rama masculina y que nos servirán de introducción al tema.

 La Madre de Dios de Schoenstatt. quiere construir un reino del Padre para


todos los tiempos venideros, para la Iglesia de las nuevas playas, en una doble
dimensión: natural y sobrenatural.

Un reino universal de Padre significa dos cosas:

- “El Padre Dios ha de encontrar pleno reconocimiento como el creador, como el Rey de todo
el mundo, primero en nuestra familia”.
- “El reino del Padre, del Padre celestial en ninguna parte puede ser erigido, si con eso al
mismo tiempo no está vinculado el reino del padre terrenal”
-“La gran Misión ante una cultura que caricaturiza al padre, lo asesina, es procurar que Dios
Padre sea reconocido en todas partes, pero también reconocer el padre terrenal”.

Entrega al padre natural: vinculación profunda con el padre natural. ¿Qué significa
esto en relación al Padre Celestial?

-“Por una parte es la forma de introducir nuevamente al Padre Celestial en la humanidad


actual y también en el corazón del hombre y no olvidarlo, también dentro de nuestra familia”.
-“Debemos testimoniar como gran misión para las generaciones venideras de hombre, el ideal
del auténtico padre. La Madre de Dios nos ayuda a ser padres y crear el reino del Padre. Hemos
dejado de ser un movimiento Mariano para ser un movimiento Patrocéntrico. La gran misión de la
Madre de Dios desde nuestros Santuarios, es dar a luz un reino del Padre de doble cuño:
1 - “El Padre Celestial debe volver a ser El Señor del mundo, pero
2 - como previvencia, como medio a ese objetivo, como seguro del señorío del Padre, del
Padre Celestial: el sano señorío querido por Dios de nuestros padres terrenales, por un
lado en la familia y por otro lado en la sociedad.”

“La paternidad del padre terrenal es:


- Expresión de la paternidad de Dios.
- El gran medio para inculcar al niño la paternidad divina.
- El seguro constante de la imagen del Padre para los niños durante toda la
vida”.

 Dice el PK: “La formación de personalidades paternales que sean transparente y


representantes del Padre Dios, es nuestra tarea esencial y aporte a una época
necesitada de padres”.

El ser padre exige dos cosas: el que uno sea hijo y el saberme llamado a esta misión.
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El ser hijo: la filialidad es el presupuesto para la paternidad y maternidad Conocemos su


dimensión psicológica. El P. Kentenich repitió muchas veces la frase de Schopenhauer: “En todo
hombre hay un niño.” Somos niños por esencia, por eso define al varón como PUER ET PATER, y a la
mujer como HIJA Y MADE.
En este mismo sentido Tagore expresa: “Dios quiere que en santa sabiduría reconquistemos
nuestra filialidad”.
La filialidad es directamente proporcional a la paternidad, así, cuanto más hijo, tanto más
padre.
Comprendemos entonces que el ateísmo de la era actual no se debe tanto a inadecuadas
presentaciones teológicas de la imagen de Dios, sino que cada vez resulta más difícil creer en un
Dios con rostro de padre, porque cada vez hay menos hombre con corazón de hijo, resultante de que
cada vez hay menos hombre con corazón de padre.
De ahí, que la paternidad sea también camino de filialidad.

Saberme llamado a esta misión: para poder encarnar la misión de ser transparente de Dios
Padre debo saberme llamado y sentirme llamado. No es lo mismo. No basta saberme llamado. El
sentirme llamado me cambia la vida.
NP dice que: “Los santos comenzaron a serlo en el momento en que se sintieron amados por
Dios.”
¡Dios me ama a mí! ¡Dios me ama a mí personalmente! Lo debemos experimentar en una
persona humana o no lo creeremos nunca. Por eso seremos hijos a través de nuestros hijos. (Ej.
colores de los chicos.
Ser padre: es un ser, un hacer y una actitud.
Es un ser, pertenece a la esencia de uno mismo que se manifiesta en acción y luego también
en actitudes concretas.
Es generar vida, cuidar la vida y conducir la vida.

-Generar vida.

-En primer lugar: Ser padre significa generar vida, sobre todo vida psíquica y espiritual. Esa
es la diferencia con el progenitor. Pero, para generar vida tenemos que tener una actitud que es el
“amor”. Concretamente para ser padres debemos adoptar a los hijos. Es el corazón el que nos
hacer padres o hijos, es decir que somos padres en la medida que amamos y somos hijos en la medida
que nos sentimos amados.
¿Amo yo a mis padres porque son mis padre?, o ¿son mis padres porque yo los amo? ¿Son
ellos padres míos porque soy su hijo? o ¿soy su hijo porque me aman?
Esta actitud significa amar las luces y sombras de la personalidad psico-física de un hijo.
Ejemplo Oliverio.
-En segundo lugar: involucra responsabilidad frente a la vida física y psíquica. Dones son
tareas y desde le momento que Dios me hace el don de un hijo, coloca sobre mis espaldas y en mi
vida una tarea muy importante. Ejemplo: Jorgito.
-En tercer lugar: significa respeto, una de las actitudes más difíciles de ejercitar. Los hijos
no son los amplificadores de mi yo, son un regalo que no nos pertenece. Ejemplo dar tiempo.
El respeto consiste en que yo de golpe me olvido de mi centro y empiezo a irme a la periferia.
Es decir, que empiezo a girar un poco en relación a los demás, me voy a olvidando de mí mismo. He
ahí la dificultad y si . . . . . . . . .

-Cuidar de vida.
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Desde que ya no es solo lo físico, alimentarlo, vestirlo, adiestrarlo, lo esencial es el cuidado


del mundo psíquico del hijo. Este mundo se desarrolla a través de los reconocimientos que yo le doy
en la vida. El niño necesita caricias y a medida que crece, no solamente físicas, sino psíquicas y
todos, aun de adultos las necesitamos constantemente. Por eso no se es padre solamente con los
hijos, en el matrimonio se cumple con esta función. El amor paterno es reconocimiento del otro, en
consecuencia de ausencia del amor -el odio-, es el desinterés, que esteriliza a todo vínculo. El
asesinato perfecto es el olvido y eso puede pasar frente a los hijos. De ahí, la importancia de cuidar
el mundo psíquico y religioso del hijo sobretodo si somos partícipes de una fe, de una creencia,
porque entonces la responsabilidad de cuidar por la vida religiosa del hijo es responsabilidad
paterna, tarea no sólo de la mujer sino del varón también, porque en el mundo de la fe se distinguen
el sentimiento religioso, del ejercicio religioso. El sentimiento lo mamo de mi madre, pero el
ejercicio de la fe, el creer en el Dios Trino, en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, con todas
sus obligaciones, derechos y deberes es un ejercicio paterno. Ejemplos del padre en los ritos.
El cuidar la vida nos exige la actitud de servicio desinteresado. No busco el reconocimiento
de los hijos, . . . . . . . . . . por eso la paternidad–maternidad es abnegación. Ab-negar, negarse a sí
mismo.
Por otra parte cuidar la vida significa confiar en el hijo, es decir, creer en la bondad del
hijo, esperar en lo mejor del hijo y amar a ese hijo, especialmente en el campo de la misericordia.
Porque es en las dificultades o fracasos donde nuestra paternidad se pone a prueba y se transforma
en fidelidad.

-Conducir la vida.

Ser padre significa también conducir la vida. Es lo más difícil de las tres porque sufre los
embates de las ideologías. El paternalismo exige obediencia y la paternidad es un ejercicio que le
permite al hijo acrecentar la capacidad de conciencia ante lo que se le pide.
Conducir la vida significa, en términos Schoenstattianos educar el hijo para su autonomía y
para su plena realización, lo que llamamos el ideal personal.
Conducir la vida compete a una concepción orgánica de la pedagogía de las vinculaciones. La
única manera de conducir es a través del testimonio. Pero no basta la autenticidad, es necesaria la
firmeza. El hijo necesita un marco de referencia que sea seguro y orientador de la vida. Por eso,
debemos educar con corazón de madre y mano firme de padre. Lo opuesto genera desarraigo.
En síntesis, para el P. Kentenich, paternidad es generar, cuidar y conducir la vida. Este es
el verdadero padre. Como dice Mafalda: “Pavada de padre”.
Tal como hemos definido la paternidad natural esta es una expresión, es un camino y es un
seguro de la paternidad de Dios. Somos simplemente un administrador libre y responsable de Dios.

Hasta aquí, hemos visto uno de los cuatro caminos que nos ayudarán a descubrir y asumir
nuestra paternidad y maternidad, el camino normal, cuando tuve experiencias positivas de
paternidad. El P. Kentenich nos da tres caminos compensatorios o de salvataje, con los que Dios
quiere sanar nuestra naturaleza: el camino de sustituto, el camino de contraste y el camino a
posteriori.

-El camino de postvivencia o sustituto.

Ante la ausencia de paternidad natural, Dios me regala la vivencia posterior de un padre o


una madre, -puede ser un sacerdote, un familiar, un amigo- lo llamaremos un padre sustituto y que mi
amor filial a esta persona me permita vivir lo que como niño no pude vivir satisfactoriamente. El P.
Kentenich nos dice que el padre adoptivo debe ayudar para que se purifique la imagen negativa de
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padre. Debo satisfacer mi orfandad, mi necesidad de pertenecer a alguien y de ser aceptado. Sólo
así experimentaré el amor de Dios. Ejemplo bebés de Alemania.

-El camino indirecto o de contraste.

Llegar por contraste a vivir la filialidad. Si tuve experiencias muy negativas, percibir que es
posible lo opuesto. Este camino exige que purifiquemos lo negativo.
Esto pasa por cuatro etapas:
1 La negación:
-Por autodefensa niego la experiencia negativa.
2 La agresión:
-Enojo y acusaciones frente al responsable.
3 El abatimiento:
-Me culpo a mí mismo de lo que pasó. Es una auto agresión que conduce a la depresión.
4 La reconciliación:
-Le cuento a Dios y a la Mater todo lo anterior. Escucho a Dios, perdono a mi padre y me
identifico con mi historia. (Sana y filial . . . . . . . . . .

-El camino posterior.

Cuando el hijo al que engendré o al que adopté despierta en mí, sentimientos filiales. Suelo
experimentar dos clases de sentimientos: sentimientos paternales o maternales y sentimientos
filiales.
Aprendo de mi hijo a ser hijo frente a Dios. Cuando sonríe, me sonrío; cuando llora, lloro;
cuando sufre, sufro. Dios Padre te necesito.

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