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EL HOMBRE NUEVO EN LA NUEVA COMUNIDAD

El Padre José Kentenich (1885-1968), observando el tiempo contemporáneo, en 1930,


define:

«El hombre nuevo es la personalidad autónoma, de una gran interioridad, con una
voluntad y disposición permanente a autodecidir, responsable ante su propia
conciencia e interiormente libre, que se aleja tanto de una rígida esclavitud a las
formas como de una arbitrariedad que no conoce normas». (Mi Filosofía de la
Educación).

En otras definiciones, lo describe como el hombre profundamente filial, capaz de


establecer vínculos personales y personalizantes con Dios, con las personas, con las
cosas y el trabajo.

¿Qué se entiende por la «nueva comunidad»?

“Por el bautismo formamos un solo cuerpo en Cristo Jesús. El ideal de la nueva comunidad
busca vivir profundamente esa realidad en el contexto de un mundo que ha destruido los
vínculos interpersonales, que sólo conoce el estar el uno al lado del otro, yuxtapuesto al
otro, o, incluso, el uno contra el otro; donde las personas se unen sólo por el interés o la
necesidad.

La esencia de la nueva comunidad consiste en que las personas que la conforman


viven la una en, con y para la otra, en que el lazo del amor que las une les lleva a
sentirse profunda y solidariamente responsables las unas de las otras. Es la
comunidad animada por el vínculo del amor que el Espíritu Santo infunde en
nuestros corazones, que vence tanto el colectivismo masificante como el
individualismo, atomizante.” (150 Preguntas sobre Schoenstatt, P.R.Fernández. Bs.As.,
Patris, 1994, p.18)

Viktor Frankl, psiquiatra vienés, fundador de la tercera escuela psicoanalítica vienesa, la


logoterapia, (que tiene muchos puntos en común con nuestro padre fundador) sostiene que
existen dos tipos de libertades:

Libertad de: Condicionada. No soy libre de nacer o no nacer. No puedo elegir mi sexo, ni
la familia en que nací, ni la época en que vivo. No elijo cómo morir.

Libertad para: Soy libre, frente a las circunstancias en las que vivo, qué hacer con ellas, y
qué actitud tomar ante ellas. Para ello necesito un profundo trabajo personal que me va a ir
haciendo cada vez más libre.

¿Cuáles son las características de este Hombre Nuevo, que forma la Comunidad
nueva?

 Libre
…personalidad autónoma, de una gran interioridad, con una voluntad y disposición
permanente a autodecidir, responsable ante su propia conciencia e interiormente
libre, que se aleja tanto de una rígida esclavitud a las formas como de una arbitrariedad
que no conoce normas». (Mi Filosofía de la Educación).

Al Padre Horacio Sosa Carbó le gustaba decir que el hombre libre es aquel “que sabe lo
que quiere, quiere lo que sabe, hace lo que quiere y ama lo que hace.”

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1. Saber lo que quiero. Primero, se trata de aclarar y definir mis valores, mis prioridades
de vida. Conociendo mis prioridades y valores puedo formular mis metas y objetivos
personales, a corto y a largo plazo. Es importante revisar y evaluar periódicamente mis
valores y metas.

2. Querer lo que sé. El segundo paso, luego de saber lo que realmente quiero, es llegar a
querer lo que sé. Este paso es decisivo para la cohesión interior de la personalidad. No
sólo se trata de saber, sino de querer. Afirmar mis anhelos y metas de vida con mi voluntad
y con el corazón.

3. Hacer lo que quiero. Una vez que sé lo que quiero y quiero lo que sé, tengo que
llevarlo a la práctica, a la acción. El sentido es que haga lo que realmente quiero hacer. Ni
lo que “tengo” que hacer, ni lo que me “da la gana hacer”. Esto me hace coherente.

4. Amar lo que hago. El hombre libre que sabe lo que quiere, quiere lo que sabe y hace lo
que realmente quiere, está en condiciones de amar lo que hace.

Esto compromete todas las facetas de mi personalidad: inteligencia, afectos y voluntad.

 Con un fuerte arraigo en Dios. Cohesionada por el vínculo de la fe católica.

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Hay dos anhelos presentes en nuestros corazones que dan la respuesta a cómo
trabajar en nosotros la libertad y el fuerte arraigo en Dios.

 El anhelo por una atmósfera acentuadamente sobrenatural


El anhelo de una atmósfera sobrenatural es una forma importante y concreta de la
nostalgia eterna. Una nostalgia que nunca se satisface ni realiza aquí en la tierra. Esta
nostalgia, este anhelo de Dios, del más allá, de lo sobrenatural, puede ser reprimido,
también puede ser extraviado, pero a la larga, no puede ser acallado ni destruido.

¿Cuáles son las razones de la pérdida de este anhelo de Dios?


La primera razón es que la raíz irracional de nuestra fe en Dios está enferma. Esta raíz
irracional de nuestra fe en Dios es la vivencia paternal natural que penetra hasta el
subconsciente del alma y, que de acuerdo a la ley de transmisión de afectos, puede y debe
ser transmitida a Dios Padre, el único en quien tenemos un punto de reposo, una
seguridad que vence todas las dificultades en medio de las tormentas del tiempo actual.
Pestalozzi (pedagogo, educador y reformador suizo; 1746-1827) afirmaba: “La gran
desgracia del tiempo actual es que se ha perdido el sentido filial, porque eso
imposibilita la actividad paternal de Dios.”
La segunda razón apunta a la libertad de la voluntad. Esta es un regalo que Dios nos ha
hecho. Con este regalo se da también la posibilidad de reprimir pasajeramente instintos
religiosos originales en nuestra naturaleza, por el abuso de la libertad de la voluntad.
Esta tendencia se muestra como una típica atmosfera de irreligiosidad. Vivimos una época
de huida de Dios, de ansia mundana, colectivista. Todos estos aspectos envenenan la
atmósfera de tal modo que es fácil entender por qué el hombre ahoga y reprime el anhelo
de Dios.
¿Cuál es nuestra tarea? Como la de los primeros cristianos a quienes se les reconocía por
cómo vivían y hablaban para “dar razón” de su fe. No es ni será fácil vivir la fe en
Jesucristo en la realidad social que estamos, pero porque la levadura tiene que fermentar
la masa, el hombre nuevo como discípulo de Jesucristo tendrá que saber buscar y generar
una atmósfera que le permita fortalecer y desarrollar su fe. Por esto, para el cristiano del
siglo XXI tendrá importancia decisiva estar integrado en una comunidad cristiana viva, en
la que exista fe compartida y calor humano. Para nuestra Familia de Schoenstatt, la
comunidad (grupos, cursos, ramas) es en primer lugar una experiencia de Iglesia
-“pequeña Iglesia”, la llamaba el Fundador- y, por eso mismo, ofrece una “pedagogía de
atmósfera” para el crecimiento.
Cuando leemos los Hechos de los Apóstoles tenemos la impresión de que la fe se
propagaba “por contagio”. Esto volverá a ocurrir ahí donde la comunidad de los creyentes
ponga de manifiesto a los ojos de todos que donde hay un cristiano hay una nueva
humanidad, pasó lo viejo, todo es nuevo (cf. 2 Cor. 5,17). 

 El anhelo por una pedagogía mariana.


El Padre Kentenich lo explica en forma muy sencilla: “Quien se sumerge en María, será
llevado como por un remolino al corazón de Dios.”
Esa había sido la experiencia vital del Fundador de Schoenstatt en su historia personal y
en la conducción de los jóvenes. Acercarnos a Ella, entrelazar nuestra vida con la suya,
sellar con Ella una Alianza de Amor, es el camino más vital para acercarse al Señor y
transformarse en Él.
“¿Cómo debe ser el amor a la Santísima Virgen? Un amor que genere una vinculación a
Cristo viva y vivificante. ¿Qué significa esto? Que toda mi persona, llena de vida nueva,
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ame entrañablemente al Cristo vivo. (..) Por eso nuestro amor a Ella tiene que convertirse,
más y más, en un amor que esté unido a Cristo, que cultive la intimidad con Cristo y el
estar poseído de Cristo.” (PJK – Cristo es mi vida, p. 146)
Por esa Alianza, el Padre Kentenich y los primeros integrantes del Movimiento se
comprometieron a alcanzar, con la ayuda de María, el mayor grado posible de perfección y
santidad, según su estado, para que Ella atrajera hasta allí  a muchos corazones jóvenes,
los cobijara en su corazón maternal, los transformara en Cristo Jesús para iniciar desde
ese lugar un movimiento de renovación religioso-moral.
MADRE, NADA SIN TI, NADA SIN NOSOTROS: es el núcleo central de la Alianza de
Amor en Schoenstatt.  No se realiza el nacimiento de Cristo en el tiempo nuevo y en
nosotros sin la Madre de Dios, pero tampoco, sin nuestra colaboración concreta. La
transformación en Cristo no es un proceso que sucede de manera pasiva. Es un camino
interior de conversión que debemos transitar nosotros mismos en Alianza de Amor con
María. 
Por la Alianza de Amor “nosotros nos comprometemos a aspirar a un amor mariano
extraordinario, a educarnos para ser santos con un empeño que vaya más allá de toda
medianía y a cultivar una vocación apostólica que se traduzca en hechos. Por su parte, la
Santísima Virgen se ha comprometido a educarnos y utilizarnos en la consecución de
estos ideales.” (PJK – Coronación de María y rescate del orden social cristiano, p. 113)
NADA SIN TI, NADA SIN NOSOTROS: “Schoenstatt vive o muere según nuestro serio
esfuerzo por la santidad. Otros lugares de peregrinación existen sin esa condición.
Schoenstatt, en cambio, depende de personas que realmente se esfuercen por la santidad
y que unan  ese esfuerzo por la santidad a nuestro Santuario”. (PJK)
Dinámica transformadora del amor: ¿Por qué la Alianza de Amor posee una fuerza
transformadora? El amor une, identifica interiormente, hace que hagamos nuestro el ritmo
vital y las actitudes de la persona que amamos, por el amor hacemos nuestro su mundo y
sus intereses. ¿Qué no podemos esperar entonces, del amor a María, de una alianza de
vida y de corazones con Ella? Su vida es Cristo y la Iglesia; por Ella nuestra vida pasa a
ser Cristo y la Iglesia. 
María es la más perfecta discípula de Cristo: “María es siempre la más perfecta
compañera de Cristo, la más solícita y servidora de Cristo durante su vida oculta; la más
perfecta discípula de Cristo en su actividad pública y la más fiel compañera en su pasión y
muerte. María sigue siendo la Compañera de Cristo en su gloria.” (PJK – Estudio escrito
en Milwaukke, EEUU)
“Una vez dado su sí en la hora de la Anunciación, una vez que había confesado y
reconocido públicamente su ser Sierva del Señor, no se da un retroceso en su vida. Todo
gira en torno al Señor. Sirve abnegadamente al Señor y a su obra.”  (PJK – Que surja el
hombre nuevo)
María sale presurosa a servir a Isabel. Queremos hacer nuestra su actitud. En y por
nosotros quiere emprender una nueva Visitación desde sus Santuarios de Schoenstatt.
“Nuestro corazón pertenece a todos, a todas las naciones, cualesquiera sea su nombre y
su historia.” (PJK – Tercera Acta de Fundación)
“Si queremos llegar a ser hombres del mas allá en el sentido del tiempo actual, entonces
se trata de ser, no solamente apasionados por Dios, sino apasionados por el hombre. Se
trata, por tanto, no sólo de hacer que los hombres se sientan en casa en el cielo, es decir
en el mundo del más allá, sino también a impulsarlos a forjar una nueva creación, un
nuevo orden social, a gestar un nuevo orden social que solucione los problemas
económicos y políticos que afectan a los desheredados de todos los países, especialmente
en Sudamérica.” (PJK, 1967 – Retiro para Padres de Schoenstatt)

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TRABAJO PERSONAL (20 minutos)

Ir convirtiéndonos en personas más libres es un trabajo que nos lleva la vida.


Comencemos reflexionando…

- ¿En qué me siento poco libre?

1. Prejuicios. Los prejuicios son aquellos juicios que emito sobre los otros cuyo
fundamento no representa la realidad. Se expresan en forma de generalizaciones
“Todos…” “La gente…” “Siempre…” “Nunca…” ¿Realizo alguna de estas
afirmaciones? ¿Cuáles? Hay prejuicios que se expresan como opiniones y otros que
se “sienten” y “transmiten” desde el corazón…

2. Mandatos. Desde que nacemos recibimos mensajes que quedan grabados en


nuestro subconsciente. Es tarea del adulto, para poder crecer y ser “él mismo”,
reconocerlos, revisarlos, aceptarlos o descartarlos. Escuchando nuestras voces
internas cuando nos decimos: “Tengo que…”, “Yo debo…” es un primer modo de
reconocerlos.

3. Máscaras. En la interrelación con nuestros mayores nos quedaron formas de


mostrarnos a los demás que no son genuinas. Así, jugamos papeles de “el alegre”,
“el chistoso”, “el fuerte”, “el débil”, “el responsable”, “el irresponsable”. Estas
máscaras, que en algún momento nos “sirvieron” como protección o como una
forma de sentirnos queridos, llega un momento en que nos aprisionan. ¿Reconozco
alguna de ellas? ¿Cuáles?

4. Reacciones. A veces elijo qué hacer, qué decir (soy pro-activo). Otras “me sale”…
(soy re-activo) ¿En alguna circunstancia no puedo pensar antes de hacer o decir o
decidir? ¿En cuáles? Esto me trae problemas. ¿Cuáles?

5. Estados de ánimo. ¿Soy fluctuante en mis estados de ánimo sin saber el por qué?
¿Ellos gobiernan mis “ganas”?

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TRABAJO MATRIMONIAL Y GRUPAL

El Padre ofrecía, como camino para construir el hombre nuevo, el anhelo de una
pedagogía de atmósfera marcadamente sobrenatural.

“Si queremos llegar a ser hombres del mas allá en el sentido del tiempo actual, entonces
se trata de ser, no solamente apasionados por Dios, sino apasionados por el hombre.
Se trata, por tanto, no sólo de hacer que los hombres se sientan en casa en el cielo, es
decir en el mundo del más allá, sino también a impulsarlos a forjar una nueva creación, a
gestar un nuevo orden social…”

Hacemos consciente ¿“qué atmósfera”?

1. Generamos para nuestro crecimiento:

2. Generamos para nuestro matrimonio:

3. Generamos para nuestros hijos:

4. Generamos en nuestra familia ampliada, en nuestro trabajo, en los grupos que


coordinamos:

5. Hacemos una lluvia de ideas que posibiliten mejorar la atmósfera sobrenatural en


nuestra familia. Luego la compartiremos con todo el curso.

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