Está en la página 1de 8

Ariel Alberto Quiroga Vides

Abogado
Santa Marta/ octubre de 2020.

Señor
JUEZ CON FUNCIONES CONSTITUCIONALES DE TUTELA (REPARTO)
E. S. D.

Referencia: Acción de Tutela.

Accionante: CARLOS MARIO POLO PÉREZ identificado con CC. 1’129.496.448


y DANIEL ESTEBAN BARRIOS IMBACHI identificado con CC.
1’140.905.183, imputados dentro del proceso penal con Rad.
470016001018-2020-01752.

Accionada: MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL, Unidad de Servicios


Penitenciarios y Carcelarios (USPEC), Instituto Penitenciario y Carcelario de
Colombia (INPEC).

ARIEL ALBERTO QUIROGA VIDES, mayor de edad, identificado como aparece


al pie de mi firma, obrando en representación de mis poderdantes antes señalados,
en ejercicio del artículo 86 de la Constitución Política, y de conformidad con los
Decretos 2591 de 1991, 306 de 1992 y 1382 de 2000, interpongo ante su despacho la
presente Acción de Tutela, con el fin de que se protejan los derechos
fundamentales a la vida y a la dignidad humana consagrados en nuestra
Constitución Política, vulnerados por el MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL,
Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC), Instituto Penitenciario y
Carcelario de Colombia (INPEC), para fundamentar esta Acción Constitucional me
permito relacionar los siguientes:

HECHOS

1. Los señores CARLOS MARIO POLO PÉREZ identificado con CC.


1’129.496.448 y DANIEL ESTEBAN BARRIOS IMBACHI identificado con
CC. 1’140.905.183, fueron capturados el día 17 de septiembre de la presente
anualidad en supuesto estado de Flagrancia, por el posible punible de
Homicidio Agravado y asignados a investigación penal con Rad.
470016001018-2020-01752.

2. Mis poderdantes, el día 18 de septiembre del corriente fueron puestos a


disposición de Juez Octavo Penal Municipal con Funciones de Control de
Garantías para que se realicen las audiencias preliminares correspondientes
a la legalización de captura, formulación de la imputación y solicitud de
medida de aseguramiento.

1 1
Ariel Alberto Quiroga Vides
Abogado
3. Desde ese mismo día, al culminar dichas audiencias, fueron puestos a
disposición del INSTITUTO PENITENCIARIO Y CARCELARIO (INPEC),
ya que se ordenó detención preventiva en centro carcelario.

4. Con ocasión del Covic-19 que nos azota hasta la fecha aunado al notorio y
evidente hacinamiento en los centro de detención y reclusión, se determinó
por parte del (INPEC) detener preventivamente a mis poderdantes en la
Estación de Policía de El Rodadero, ubicada en la Ciudad de Santa Marta.

5. Hasta esta fecha, se revela un notorio mal manejo tanto de los lineamientos de
seguridad y salubridad (bioseguridad) para enfrentar esta crisis ocasionada
por el Covic-19, como también se evidencia acciones vulneradoras de sus
derechos fundamentales concernientes en negarles rotundamente la
alimentación diaria que necesitan los internos.

6. por cuanto ha observado este abogado defensor en los días y horas de visitas y
entrevistas a mis clientes detenidos provisionalmente en la Estación de Policía
de El Rodadero, señalo que los oficiales de policía y custodios que laboran y se
encuentran en la mencionada estación de policía, manejan y tratan a los
reclusos y detenidos en dicho lugar en condiciones infrahumanas e indignas
toda vez que mantienen un promedio de 15 o hasta m{s reclusos en celdas de
3 metros de fondo por escasos 2 metros de ancho, entre esos mis poderdantes.

7. También se ha evidenciado que a todos los reclusos e internos que se


encuentran en dicha estación de policía del Rodadero, incluyendo a mis
poderdantes, no se les otorga alimentos algunos, vulnerando flagrantemente
los derechos de las personas privadas de la libertad, como son la vida, la salud,
dignidad humana, entre otros, derechos consagrados incluso en nuestra
Constitución Política.

8. Este suscrito abogado defensor, se dispuso a solicitar información con el


comandante de la estación de Policía de El Rodadero para averiguar las
razones del porqué a los internos, mis clientes, no se les est{ suministrando
alimentación, sabiendo naturalmente que los internos no tienen ninguna clase
de recursos o formas de conseguir alimentación diaria necesaria para subsistir,
obteniendo respuestas vacías e inocuas a las reclamaciones y preguntas.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Artículos 5, 11, 48 y SS, 86 de la Constitución Política, los Decretos 2591 de 1991,


306 de 1992 y 1382 de 2000.

DERECHOS FUNDAMENTALES DEL INTERNO-Es deber del Estado garantizar


a las personas privadas de la libertad el goce de una adecuada alimentación

2 2
Ariel Alberto Quiroga Vides
Abogado
El suministro de la alimentación b{sica y adecuada es una obligación del Estado
que se deriva de la relación de especial sujeción que existe frente a la personas
privadas de la libertad, cuya satisfacción es sin duda de vital importancia para la
protección de los derechos fundamentales de los reclusos, entre ellos, los derechos
a la vida, a la salud y a la integridad. Y, por el otro, el expendio tiene un propósito
diferente, pues su finalidad es la de poner a disposición de los reclusos comidas,
bebidas u otros elementos a los que pueden acceder “por su propia cuenta”, de
manera opcional y discrecional, sin que de su acceso dependa la garantía y
salvaguarda de los citados derechos fundamentales. “Sentencia de Tutela 268 de
2017”.

Frente a los derechos reclamados en la presente solicitud de Tutela, la Corte


Constitucional ha emitido diferentes órdenes tendientes a la materialización de los
derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad enfocadas en
lograr cesar el “quebrantamiento constitucional (<) y que la Norma Superior
reivindique su vigencia allí donde, en términos materiales, no la est{ teniendo”
Sentencia T-267 de 2018.

A lo largo de estas decisiones se ha ido consolidando en la jurisprudencia


constitucional el criterio consistente en la “especial relación de sujeción” que se
genera entre la población penitenciaria y el Estado durante el tiempo de reclusión.

En esa línea se ha señalado que entre las personas privadas de la libertad (por
sentencia condenatoria o prisión preventiva) y las autoridades penitenciarias existe
una especial relación que obedece, primero, a que el Estado impone a los internos
un conjunto de condiciones que implican la suspensión y restricción de diferentes
derechos, incluso, fundamentales (entre estos, la libertad, intimidad, reunión,
trabajo y educación). Y, segundo, a que, a la vez, el Estado se encuentra en la
obligación de garantizar a los reclusos el ejercicio de derechos en el contenido que
no sea objeto de limitación y, en especial, los fundamentales que deben permanecer
intactos, “es decir “no pueden resultar afectados ni en mínima parte durante el tiempo
necesario para el pago de la pena impuesta o a lo largo del período de detención cautelar.”
Sentencia T-535 de 1998”, (como la vida, salud, integridad personal, debido proceso,
entre otros) “Sentencia T-881 de 2002. Al respecto, en la Sentencia T-596 de 1992 se
precisó que “Si bien es cierto que la condición de prisionero determina una dr{stica
limitación de los derechos fundamentales, dicha limitación debe ser la mínima necesaria
para lograr el fin propuesto. Toda limitación adicional debe ser entendida como un exceso y,
por lo tanto, como una violación de tales derechos. La órbita de los derechos del preso cuya
limitación resulta innecesaria, es tan digna de respeto y su protección constitucional es tan
fuerte y efectiva como la de cualquier persona no sometida a las condiciones carcelarias. Los
derechos no limitados del sindicado o del condenado, son derechos en el sentido pleno del
término, esto es, son derechos dotados de poder para demandar del Estado su protección”.

Tanto la restricción de los derechos, como la garantía de los mismos mencionada,


se enmarcan bajo una lógica de resocialización, que constituye el objetivo principal
de la pena. Puntualmente, respecto a las obligaciones de garantía esta Corporación
ha precisado que el núcleo esencial de la protección, respeto y garantía de los

3 3
Ariel Alberto Quiroga Vides
Abogado
Derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad radica en hacer
efectivas las “condiciones materiales de existencia” que les permitan a los reclusos
sobrellevar su permanencia con dignidad, obligación que se mantiene desde la
captura o entrega del detenido o condenado y hasta el instante en que la persona
adquiera su libertad. Se trata de generar condiciones adecuadas a los internos para
que ellos puedan retornar a la vida civil y no de agravar su situación, propiciando
el sometimiento a condiciones de vida hostiles propensas a la violencia, la
corrupción o al ocio.

En palabras de esta Corporación:

“Del perfeccionamiento de la “relación de especial sujeción” entre los reclusos y el


Estado, surgen verdaderos deberes jurídicos positivos del Estado que se
encuentran estrechamente ligados a la garantía de la funcionalidad del sistema
penal, que viene dada por la posibilidad real de la resocialización de los reclusos, a
partir del aislamiento en condiciones cualificadas de seguridad y de existencia vital
de la población carcelaria. Deberes positivos de cuyo cumplimiento depende la
legitimidad del sistema (<)”.

Bajo este entendido, las autoridades penitenciarias y carcelarias deben cumplir


obligaciones negativas y positivas en favor de las personas bajo su custodia,
Sentencia T-208 de 1999.

Las primeras comprenden deberes de abstención, es decir, no interferir en el


ejercicio de sus derechos. Las segundas, exigen adelantar acciones para el goce
efectivo de los mismos, lo que obedece a la situación de “indefensión o de
debilidad manifiesta”, Sentencia T-881 de 2002, en la que se encuentra la población
carcelaria. Entre estas últimas obligaciones se enlista la garantía de alimentación.

El derecho a la alimentación de las personas privadas de la libertad encuentra


fundamento jurídico en la Constitución Política , artículo 1º, según el cual
Colombia es un Estado Social de Derecho fundado en el respeto de la dignidad
humana y en el artículo 12, que prohíbe las torturas y los tratos crueles y
degradantes. Adicionalmente, es una garantía para los derechos fundamentales a
la vida (artículo 11 CP), la salud (artículo 49 CP y Ley 1751 de 2015) y la integridad
personal.

En el marco jurídico internacional, desde 1948 en la Declaración Universal de


Derechos Humanos de 1948 se determinó en el artículo 25.1 que la alimentación es
un componente del derecho a un nivel de vida adecuado, reconocido en favor de
toda persona. Posteriormente, en 1974 la Declaración Universal sobre la
Erradicación del Hambre y la Malnutrición, estableció que “(cada hombre, mujer y
niña o niño tiene el derecho inalienable a estar libre de hambre y malnutrición para
poder desarrollar sus facultades físicas y mentales (...)”. Esta Declaración fue
aprobada el 16 de noviembre de 1974 por la Conferencia Mundial de la Alimentación,
convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 3180

4 4
Ariel Alberto Quiroga Vides
Abogado
(XXVIII) de 17 de diciembre de 1973. La Asamblea General adoptó la Declaración mediante
su resolución 3348 (XXIX) de 17 de diciembre de 1974.

Seguidamente, en 1976, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y


Culturales, mediante el artículo 11, reiteró que la alimentación hace parte de un
nivel de vida adecuado y los Estados deben tomar medidas apropiadas para
asegurar su efectividad. En desarrollo de este artículo, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) señaló que “el derecho a una
alimentación adecuada est{ inseparablemente vinculado a la dignidad humana y
requiere la adopción de políticas económicas, ambientales y sociales adecuadas en
los planos nacional e internacional”, Observación No. 12 de 1999. Doc. E/C.12/1999/5.
P{rrafo 4. También puede consultarse al respecto los Documentos Oficiales del Consejo
Económico y Social, 2011, Suplemento Nº 2 (E/2000/22), anexo V.

En esa línea, el CDESC ha señalado que la materialización del derecho a una


alimentación adecuada implica “disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad
suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los individuos, sin
sustancias nocivas, y aceptables para una cultura determinada; [y] la accesibilidad
de esos alimentos en formas que sean sostenibles y que no dificulten el goce de
otros derechos humanos” Sentencia T-268 de 2017.

En materia carcelaria, en el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre


Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente de 1955, se acordaron las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas, en las
cuales se consagraron los par{metros elementales con los que deben cumplir las
administraciones penitenciarias en distintos campos. En relación con la
alimentación se determinó que “(1) Todo recluso recibir{ de la administración, a
las horas acostumbradas, una alimentación de buena calidad, bien preparada y
servida, cuyo valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento de su salud y de
sus fuerzas. (2) Todo recluso deber{ tener la posibilidad de proveerse de agua
potable cuando la necesite”, Según se precisó en la Sentencia T-232 de 2017 “Las Reglas
Mínimas de Tratamiento de los Reclusos son normas de soft law que describen las
condiciones de internamiento que deben ser garantizadas por las autoridades penitenciarias
para la plena efectividad de los derechos de las personas privadas de la libertad. (Las normas
de soft law son disposiciones flexibles, adoptadas en el seno de organizaciones
internacionales, a veces por amplias mayorías, que constituyen sobre todo directivas de
comportamiento dirigidas a los Estados, m{s que obligaciones estrictamente de resultado).
Fueron adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del
Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en mil novecientos cincuenta y
cinco (1955), y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus Resoluciones 663C
(XXIV) del treinta y uno (31) de julio de mil novecientos cincuenta y siete (1957) y 2076
(LXII) del trece (13) de mayo de mil novecientos sesenta y siete (1967). En las
observaciones preliminares de las reglas, como finalidad de las mismas, se señala: “El objeto
de las reglas siguientes no es de describir en forma detallada un sistema penitenciario
modelo, sino únicamente establecer, inspir{ndose en conceptos generalmente admitidos en
nuestro tiempo y en los elementos esenciales de los sistemas contempor{neos m{s
adecuados, los principios y las reglas de una buena organización penitenciaria y de la
pr{ctica relativa al tratamiento de los reclusos”.

5 5
Ariel Alberto Quiroga Vides
Abogado
Descendiendo al marco jurídico legal, esta garantía se encuentra establecida en la
Ley 65 de 1993 “por la cual se expide el Código Penitenciario y Carcelario”, en el
Título XI sobre el “Régimen penitenciario y carcelario”, artículos 52, 67 y 68
modificados por los artículos 48 y 49 de la Ley 1709 de 2014. Según lo consignado
en estad disposiciones el INPEC debe expedir un reglamento general en el cual se
deben determinar las normas aplicables incluyendo diferentes componentes
elementales, entre estos, la alimentación. Igualmente, en los artículos 67 y 68 se
establece que la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC) tiene a
su cargo la alimentación de las personas privadas de la libertad.

En cuanto al suministro de alimentos, según la Ley 65 de 1993, artículos 67 y 68, (a)


puede ser administrado directamente o mediante contratos con particulares; (b)
debe cumplir con condiciones de “calidad y cantidad”, de tal manera que
“aseguren la suficiente y balanceada nutrición” de los internos; (c) así como con
criterios de “higiene y presentación” en la preparación -manipulación y
aprovisionamiento, lo cual implica que “(l)os equipos de personas encargadas del
mantenimiento de las cocinas de los establecimientos penitenciarios deber{n
conservarlas limpias y desinfectadas evitando guardar residuos de comida y
d{ndoles un uso correcto a los utensilios”; y (d) las personas privadas de la
libertad deben comer en mesas “decentemente dispuestas”, es decir, tienen
derecho a contar con espacios adecuados para el consumo de alimentos.

Según la jurisprudencia de la Corte Constitucional, el derecho a la alimentación de


las personas privadas de la libertad hace parte de uno de los mínimos elementos
esenciales de la dignidad humana. En esta línea, se ha puesto de presente que los
internos en los centros de reclusión no pueden obtener, por sus propios medios, la
alimentación que requieren y, por ende, el Estado asume la obligación de
suministrar los insumos alimenticios adecuados y suficientes, en caso contrario
“(q)ue la comida sea inadecuada, puede implicar que la persona esté mal nutrida o
que, incluso, llegue a padecer infecciones o indigestiones, si est{ en mal estado.
Que la comida sea insuficiente implica desnutrición”. No se trata de alimentación
suntuaria o costosa, pero sí aquella que permita a las personas sobrellevar su
permanencia en el centro de reclusión sin detrimento de su dignidad. Sentencia T-
388 de 2013.

En caso contrario, es decir, ante el desconocimiento del derecho a la alimentación


adecuada y suficiente, se consideran lesionados los derechos fundamentales a la
salud, a la integridad personal y a la vida, debido a que “el hambre, que supone
necesariamente sufrimiento y ostensible daño a la integridad personal -física y
mental- de quien la padece, constituye un trato cruel e inhumano, proscrito por
nuestro ordenamiento, y, por contera, implica, contra la Constitución, una pena
adicional no contemplada en la ley”. En este sentido, se ha explicado que las fallas
en el suministro, por problemas con la cantidad, calidad y valor nutricional,
propicia la causación de enfermedades, incluyendo la debilitación del sistema
inmunológico y produce infecciones o indigestiones y la ausencia de los insumos
alimenticios o el aprovisionamiento de alimentos que no se puedan consumir
ocasiona desnutrición. Sentencia T-266 de 2013, reiterada en A-121 de 2018.

6 6
Ariel Alberto Quiroga Vides
Abogado
PRETENSIÓN

Con fundamento en lo anteriormente expuesto le solicito señor juez que se tutelen


los derechos fundamentales invocados como amenazados, violados y/o
vulnerados, derechos a la salud, derechos a la dignidad humana, derechos a la
vida y dem{s, vulnerados flagrantemente por el MINIDEFENSA, USPEC y el
INPEC, al omitir latentemente la atención, seguimiento y disposición de
mecanismos de salubridad y alimentación a mis poderdantes recluidos de manera
provisional dentro de las instalaciones de la estación de policía de El Rodadero en
la ciudad de Santa Marta.

PRUEBAS

Téngase como pruebas señor Juez las siguientes:

Copia de poder firmado por los señores CARLOS MARIO POLO PÉREZ identificado
con CC. 1’129.496.448 y DANIEL ESTEBAN BARRIOS IMBACHI identificado con
CC. 1’140.905.183, imputados dentro del proceso penal con Rad. 470016001018-2020-
01752.

JURAMENTO

Bajo la gravedad del juramento me permito manifestarle que por los mismos
hechos y derechos no he presentado acción de tutela ante ningún otro despacho
judicial.

NOTIFICACIÓN

 Recibo respuesta a la presente solicitud de Tutela al correo electrónico


arielquirogavides@gmail.com.

 El Ministerio de Defensa en la dirección electrónica


Notificaciones.SantaMarta@mindefensa.gov.co.

 La Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC) en la dirección


electrónica Buzonjudicial@Uspec.Gov.Co

Del Señor juez de Tutela

Atentamente;

ARIEL ALBERTO QUIROGA VIDES


CC. 1’067.813.185 de la Paz Robles (Cesar)
T.P. 295.564 del C. S. de la J.

7 7
Ariel Alberto Quiroga Vides
Señor
JUEZ CON FUNCIONES CONSTITUCIONALES DE TUTELA.
E. S. D.

TUTELADAS: MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL, Unidad de


Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC), Instituto
Penitenciario y Carcelario de Colombia (INPEC).

ASUNTO: PODER ESPECIAL.

DANIEL ESTEBAN BARRIOS IMBACHI identificado con cedula de ciudadanía No. 1.140.905.183
y CARLOS MARIO POLO PEREZ identificado con cedula de ciudadanía No. 1.129.496.448,
otorgamos poder amplio y suficiente al abogado ARIEL ALBERTO QUIROGA VIDES
identificado con cedula de ciudadanía No. 1.067.813.185 de la Paz Robles Cesar e identificado con
tarjeta profesional No. 295.564 del C.S.J, para que radique tutela en contra del MINISTERIO
DE
DEFENSA NACIONAL, Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios
(USPEC), Instituto Penitenciario y Carcelario de Colombia (INPEC), por la
vulneración a nuestros derechos fundamentales; derechos a la salud, derechos a la
dignidad humana, derechos a la vida y demás relacionados, con el fin de que se
garanticen las condiciones dignas de reclusión y la alimentación continua, en pro
de sus derechos a la vida.

Mi apoderado podr{ solicitar ante las autoridades destinatarias de este poder, cualquier documento
o información inherente a la defensa de nuestros derechos fundamentales como ha bien él lo
considere.

Mi apoderado est{ facultado para conciliar, recibir, solicitar copias, videos, fotografías, presentar
los recursos ordinarios de ley, asistirnos ante interrogatorios de conformidad al artículo 282 del
Código Procesal Penal, exposición de documentos, hacernos visitas para asesorías jurídicas, realizar
peticiones en pro de las condiciones dignas de reclusión, y en sí de actuar ampliamente de
conformidad a nuestro intereses.

DANIEL ESTEBAN BARRIOS IMBACHI


CC No. 1.140.905.183.

CARLOS MARIO POLO PEREZ.


CC No. 1.129.496.448.

Acepto

ARIEL ALBERTO QUIROGA VIDES


CC No. 1.067.813.185 de la Paz-Robles Cesar.
TP No. 295.564 del C.S.J.

También podría gustarte