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Caferatta Nores, J. Caracteres Del Juicio
Caferatta Nores, J. Caracteres Del Juicio
Cafferata Nores
2ª edición actualizada
por Santiago Martínez
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capítulo IV
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identidad física de los jueces: éstos son los caracteres que impo-
ne, sin espacio para otras interpretaciones ni para legislaciones
procesales contrarias, el nuevo sistema constitucional a partir de
la incorporación constitucional de la normativa supranacional
sobre derechos humanos (art. 75, inc. 22, CN).
Así se desprende de la consagración del derecho del acusado
a ser oído (“percibido por los sonidos” de sus palabras pronuncia-
das de viva voz) públicamente por el tribunal que lo juzga, y el de
aquél y su defensor a obtener la comparecencia de testigos de
cargo y de descargo, peritos, u “otras personas que puedan arro-
jar luz sobre los hechos” y a interrogarlos en las mismas condi-
ciones (tanto si son de cargo, como de descargo) (arts. 8.2.f,
CADH; 14.3.e, PIDCP). De suma utilidad resulta recordar aquí
que interpretando una disposición similar de la Constitución de
los Estados Unidos que consagra el derecho del acusado a ser
confrontado con los testigos de cargo, la Corte Suprema de ese
país ha señalado que el propósito de esta última regla es triple.
Primero, permitirle al acusado o a su defensor repreguntar a los
testigos de cargo, pues mediante la repregunta tiene la posibili-
dad de descalificarlos y desacreditarlos, mostrando que no están
diciendo la verdad o que lo que están atestiguando, aunque ellos
crean que es la verdad de lo que han percibido, no ha sido lo que
realmente han podido percibir en el marco de las circunstancias
fácticas por ellos mismos descriptas. Segundo, permitir que el acu-
sado pueda ver al testigo de cargo frente a frente y hacerle sentir
la presión psicológica y personal de que si su testimonio es men-
tira, está ayudando a que se lo condene por un delito que no ha
cometido y que el testigo sabe que no ha cometido. Tercero, pre-
sentar los testimonios delante del juez de los hechos, quien en
definitiva debe evaluar el valor y la credibilidad de cada testimo-
nio433. Queda así claro que aquel derecho (de “confrontación” o
433 Suprema Corte de los Estados Unidos, Pointer vs. Texas 380, US,
sentencia del 400, 1965; Idaho vs. Wright 497 US 805, 1990; y Bruton vs.
United States 391 US 123, 1968.
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17. c. 1. Oralidad
Si bien la idea de oralidad implica que toda la actividad proce-
sal del juicio (o mejor dicho, la fase conocida en las leyes argen-
tinas como debate), es decir la producción de las pruebas, las ins-
tancias y alegaciones de las partes, y las decisiones de mero
trámite del tribunal, se desarrollen de viva voz, en realidad ella
(la oralidad) potencia además interactivamente las virtudes indi-
viduales y combinadas de la publicidad, la inmediación, el con-
tradictorio y la identidad física del juzgador, integrándolas en una
unidad de funcionamiento en la realidad, que sólo puede sepa-
rarse conceptualmente434.
17. c. 2. Inmediación
La inmediación es la actuación conjunta y el contacto personal,
directo y permanente durante el juicio, del tribunal, las partes y
defensores entre sí, y con el imputado435 y los órganos, fuentes
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17. c. 3. Contradictorio
La exigencia del contradictorio es derivación necesaria del prin-
cipio de plena igualdad entre acusador y acusado436 en orden a
sus atribuciones procesales, que favorece la mayor imparcialidad
de los jueces. Ya señalamos (véase apartado 4. a) que aquélla
requiere reconocer al acusador (fiscal o víctima querellante) y al
imputado y a su defensor la igual atribución de producir pruebas
de cargo y de descargo437, respectivamente y establece la prohi-
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17. c. 4. Publicidad
La publicidad del juicio439 (en realidad es del debate) está
regulada como la posibilidad de que cualquier persona pueda
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17. c. 6. Continuidad
La concentración (o continuidad) requiere la mayor aproxima-
ción temporal posible entre los momentos en que se plantean las
hipótesis de la acusación y la defensa, se recibe la prueba, se
argumenta sobre su resultado y se dicta la sentencia448. Apunta
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454 Adviértase que en este supuesto la lectura del acta en la que consta
la declaración prestada anteriormente por el testigo no se limita a ser utili-
zada como medio de señalar su contradicción con la que se vierte en el
debate, sino que se incorpora a él como prueba, aunque no haya existido
control de la defensa al momento de su recepción.
455 Cf. RAZNOVICH, Leonardo J., Radiografía del proceso civil argentino, Bue-
nos Aires, 1998.
456 En este sentido, la Sala I de la CNCP, en los casos Abasto
(11/02/1999) y Reyna (21/03/2002), sostuvo lo siguiente: “… si aquel con-
trol ‘útil y eficaz’ no pudo cumplirse porque las declaraciones fueron recibi-
das en un estadio procesal en que la defensa aún no existía como parte, si el
juzgado previniente no arbitró medio alguno que posibilitara un ulterior
interrogatorio ni aseguró que las denunciantes permanecieran en su juris-
dicción, la incorporación por lectura de los dichos incriminatorios conculca
los derechos que consagran la Convención Americana de Derechos Huma-
nos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cuyo rango cons-
titucional –art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional– implica que su viola-
ción sea de aquellas previstas en el art. 167, inc. 3° y 168 C.P.P.N. y que
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