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I. Introducción
Uno de los principios elementales de todo Estado de Derecho
es el respeto a la garantía de la imparcialidad del juzgador, cuya fun-
ción principal es el aseguramiento a toda persona del derecho a ser
oída por un tribunal neutral.
En el entendimiento de que esta garantía es mejor receptada
en un sistema de jurados clásico que en uno de jueces profesionales,
analizaremos a lo largo del presente trabajo, los fundamentos que nos
permiten sostener esta afirmación. Para ello, centraremos nuestra
atención en las principales características que presenta el sistema de
enjuiciamiento con participación ciudadana para alcanzar veredictos
legítimos e imparciales. Así, destacaremos los principios que definen
al juicio oral, el riguroso mecanismo de conformación del jurado y la
garantía de deliberación para la toma de decisiones.
Veremos entonces, la relación directa entre estos elementos
definitorios del juicio por jurados y la garantía de la imparcialidad del
juzgador.
* Este trabajo está realizado sobre la base del artículo “La efectividad de la garantía de
imparcialidad en función del juicio por jurados”, publicado en: Pastor, Daniel (Comp),
Problemas Actuales del Derecho Procesal Penal, Ad Hoc, Bs. As., 2012.
1. MAIER, Julio B. J., Derecho Procesal Penal, Tomo I, Fundamentos, 2ª edición, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2004, p. 737
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15. MAIER, Julio B. J., Derecho Procesal Penal, Tomo I, Fundamentos, Ob. Cit. p. 741
16. MOYANO, Julio C., “El juicio por jurados y la razón judicial”; en http://www.avizo-
ra.com/publicaciones/derecho/textos/0054_juicio_jurados.htm
17. ZYSMAN QUIRÓS, Diego “Imparcialidad judicial y enjuiciamiento penal. Un es-
tudio histórico-conceptual de modelos normativos de imparcialidad” en http://www.
catedrahendler.org/doctrina_in.php?id=103
18. LANGER, Máximo, “La dicotomía Acusatorio – Inquisitivo y la importación de me-
canismos procesales de la tradición jurídica anglosajona. Algunas reflexiones a partir
del ‘procedimiento abreviado’ ”. En: Hendler, Edmundo S.; comp., Las Garantías pe-
nales y procesales. Enfoque histórico-comparado, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2001,
Volumen: 1, ps. 239/268; MAIER, Julio B.J.; Derecho Procesal Penal, Tomo I, Fundamentos,
Ob. Cit.
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Nacional estableció como objetivo legal un proceso penal acusatorio y con par-
ticipación popular”, previendo “…como meta el juicio criminal por jurados,
necesariamente oral y, por ende, público”; doctrina que ha sido posterior-
mente ratificada en el fallo “Sandoval”.24
Señalado ello, corresponde aclarar que no existe un concepto
absoluto que defina al sistema acusatorio como tal, sino que su con-
cepción dependerá de ciertas características histórico-culturales. Esto
puede ser explicado, entendiendo que “lo inquisitivo” y “lo acusatorio”
son tipos ideales, determinados por ciertos elementos estructurales,
y que un sistema puede ser más o menos acusatorio en virtud de los
rasgos que contenga.25
Entonces, si bien para algunas provincias –que llevaron a cabo
reformas de primera generación- lo acusatorio implica la separación
de funciones requirente y decisoria en distintos órganos, lo cierto es
que ello no resulta suficiente a los fines de garantizar la imparcialidad
del juzgador en los términos exigidos convencionalmente, pues para
ello, resulta necesario avanzar un paso más.
Así, consideramos que dentro de los sistemas acusatorios, la
participación ciudadana es la dota de mayores resguardos al sistema
para hacer realmente efectiva la garantía de imparcialidad. En lo que
sigue intentaremos demostrar las razones por las cuales, a nuestro en-
tender, el juicio por jurados resulta más idóneo a tales fines.
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forma parte de un jurado no conoce nada del caso”, siendo éste uno de los
puntos más ventajosos, porque hace que la ciudadanía confíe en el sis-
tema.30 Incluso, es excepcional que los jurados puedan hacer pregun-
tas a través del tribunal, siendo la regla, que se limitarán a observar
para luego decidir.31
Por el contrario, en los sistemas con jueces profesionales, la
figura del expediente es central, no sólo en la etapa investigativa, sino
también antes, durante y después del debate, lo que permite que los
magistrados se presenten al juicio con teorías sobre los hechos ya for-
muladas, conclusiones preestablecidas y posiciones claramente toma-
das, haciendo del juicio oral una mera ilusión. Pero además, esa rea-
lidad constituye un atentado contra la imparcialidad, ya que conlleva
a que toda la actividad de los jueces en el debate esté encaminada a
probar sus hipótesis de verdad elaboradas en base a las pruebas reco-
piladas en la causa durante instrucción. Esto es, dejan de ser terceros
imparciales para convertirse en sujetos activos del proceso, colaboran-
do con probar la teoría del caso de una de las partes, normalmente la
de la acusadora.
Asimismo, ello va en contra del principio de contradicción,
cuyo principal fundamento radica en que la convicción del juzgador
emane de los actos del debate, ya que son éstos los que han podido ser
apreciados y discutidos por las partes y han estado a su alcance.32
Cabe aclarar, que en un sistema con jurados, si bien el juez
profesional cumple un rol pasivo, ello no significa que su función sea
menos importante, puesto que su posición neutral es la que garantiza-
rá la igualdad de las partes en el fair trial.33
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sean interrogados de manera justa, brindar al jurado las instrucciones finales sobre
las teorías jurídicas para su posterior deliberación, entre otras. (conf. la conferencia ti-
tulada “El sistema de justicia criminal de Inglaterra y Gales” brindada en la Embajada
Británica, por el Juez del Tribunal de Apelaciones de Inglaterra Antony Hooper).
34. HENDLER, Edmundo S., El juicio por jurados. Significados, generalidades, incógnitas, 1a
Ed. del Puerto, Buenos Aires, 2006, p. 70
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35. Eso no supone que los jueces profesionales queden excluidos o desempeñen un rol
subordinado. Muy por el contrario, les incumbe un papel trascendental en la dirección
de los debates, la moderación de los interrogatorios, la decisión de las cuestiones de
derecho y la impartición de las instrucciones, en HENDLER, Edmundo, Derecho penal y
procesal penal de los Estados Unidos, Ad Hoc, 1ra edición, Buenos Aires, 1996, p. 163
36. Este requisito surge de la sexta enmienda de la constitución de los Estados
Unidos.
37. CHIESA APONTE, Ernesto L., Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estado Unidos,
Vol II, Colombia, Forum, 1995, p. 209
38. Fallos: 419 U.S.522(1975) en CHIESA APONTE, Ernesto L., Derecho Procesal Penal de
Puerto Rico y Estado Unidos, Ob. Cit, p. 209
39. Se denomina venire al conjunto de potenciales jurados que posteriormente serán
sometidos al voir dire para conformar el jurado del caso.
40. CHIESA APONTE, Ernesto L., Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos,
Ob. Cit, p. 211
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51. Si bien excede el marco del presente trabajo, es importante tener en cuenta que
la audiencia del voir dire supone el aprendizaje por parte de los litigantes de técnicas
específicas de litigación.
52. Idem
53. Diccionario de la Real Academia Española.
54. 12 Angry Men, es una película estadounidense de 1957, dirigida por Sidney Lumet.
Protagonizada por Henry Fonda, basada en la obra homónima escrita por Reginald
Rose.
55. Anatomía de un Juicio por jurado,Ob. Cit.
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56. Cfr. NINO, Carlos, “The Foundations of the Deliberative Conception of Democracy”
en GARGARELLA, Roberto, La justicia frente a Gobierno. Sobre el carácter contramayoritario
del poder judicial, Cap 6, Astrea, Barcelona 1996.
57. GARGARELLA, Roberto, La justicia frente a Gobierno. Sobre el carácter contramayorita-
rio del poder judicial, op cit. p 218.
58. Idem, p. 181.
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derecho de servir como jurados, debido al valor de aquella institución como un medio
de educación cívica.
66. Cfr. GASTIL, John, BLACK, Laura W., DEESS E. Pierre y LEIGHTER, Jay, From
Group Member to Democratic Citizen: How Deliberating with Fellow Jurors Reshapes Civic
Attitudes, Human Communication Research ISSN 0360-3989, (2008). En similar sen-
tido, GASTIL, John, Adult civic education through the national issues forums: develo-
ping democratic habits and dispositions through public deliberation, adult education
quarterly, vol. 54 no. 4, august 2004 308-328 doi: 10.1177/0741713604266142.
67. GASTIL, John, BLACK, Laura W., DEESS E. Pierre y LEIGHTER, Jay, From Group
Member to Democratic Citizen: How Deliberating with Fellow Jurors Reshapes Civic Attitudes,
op. cit.
68. Para profundizar el tema ver ALMEIDA Vanina , “La garantía de deliberación y su
eficacia práctica en el sistema anglosajón de juicio por jurados”, op. cit.
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72. LORENZO, Leticia, Juicio por jurados. La necesidad de su instauración, Ob. Cit.
73. Idem
74. El Tribunal Supremo de Puerto Rico ha expresado, en el caso “Pueblo vs. Hernández
Mercado” , que “los magistrados pueden llevar a cabo un voir dire extenso y riguroso que le
permita indagar sobre la exposición que han tenido los candidatos a información periodística y
la naturaleza de los datos obtenidos a través de las noticias.”; en CHIESA APONTE, Ernesto
L., Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estado Unidos, Ob. Cit, p. 145
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83. Fallos: 77 D.P.R. 222, 294-301 en CHIESA APONTE, Ernesto L., Derecho Procesal Penal
de Puerto Rico y Estado Unidos, Ob. Cit, p.147
84. Idem, p. 299
85. HENDLER, Edmundo S., El juicio por jurados. Significados, generalidades, incógnitas,
Ob. Cit, ps 6 y 7.
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V. Conclusión
A lo largo de este trabajo hemos demostrado que el sistema
de enjuiciamiento con jurados constituye un método idóneo para ga-
rantizar la imparcialidad. El derecho a ser juzgado por un jurado y de
manera imparcial son dos garantías totalmente compatibles que cons-
tituyen un todo armónico.
En este sentido, un juez profesional, jamás podrá cumplir con
la neutralidad del mismo modo que lo hacen los jurados, por el carác-
ter permanente de los primeros y accidental de los segundos, ya que
la permanencia en sus funciones los aleja del ideal de la ecuanimidad,
peligro que no existe en el caso de los jurados.
A su vez, la imparcialidad, en un sistema con participación
ciudadana se ve asegurada no sólo por el número comparativamente
amplio de sus miembros y el método riguroso de selección, mediante
el cual, se puede lograr una integración heterogénea; sino también por
las reglas de deliberación y las condiciones de recusabilidad, con y sin
causa.86 En cambio, los jueces profesionales consiguen la imparciali-
dad mediante la motivación lógica de sus sentencias de acuerdo a las
reglas de la sana crítica racional.
Así, mientras el jurado expresa su veredicto sin explicar las ra-
zones por las que ha llegado al mismo, el juez técnico deberá analizar
las pruebas y en función de ellas motivar su sentencia.87 Esto nos per-
mite inferir que generalmente, en el caso del jurado la imparcialidad
se logra a priori, en el proceso de selección y en la estructura misma del
sistema, mientras que en el de jueces técnicos se consigue a posteriori,
es decir una vez que el fallo ha sido dictado.88
Ahora bien, desde que los jurados no están obligados a funda-
mentar su veredicto pueden decidir en función de sus prejuicios, don-
de las contingencias sociales y políticas no dejan de tener influencia.89
Como señalamos en el trabajo, la imparcialidad, al igual que cualquier
valor nunca es absoluta, pero ello no implica que no deba garantizarse
eficazmente. El juez en la apreciación de los hechos se encuentra tan
86. MOYANO, Julio C., “El juicio por jurados y la razón judicial”, Ob. Cit.
87. Idem
88. Idem
89. Idem
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