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PNI (Positivo, Negativo, Interesante) – Eduard De Bono

Una de las características del pensamiento y más aún en nuestra sociedad occidental
es que no es aséptico. La mayor parte de nuestros pensamientos son reacciones.
Si asistes a una reunión, lo más probable es que lleves a ella tus experiencias
anteriores y ante la exposición de una idea reaccionarás con esa carga, dejando que
tu pensamiento salga impregnado de reacciones de diferente tipo. Podría pasar por
ejemplo que apoyes la idea del jefe de tu departamento o que ataques la idea de
alguien a quién no le tienes simpatía, sólo porque él la presenta.

De Bono propone un método que constituye un mapa del pensamiento, ya que a


sabiendas de nuestra tendencia a pensar de manera reactiva, lo que nos propone es
que trazar un mapa del pensamiento que nos ayude a canalizar esa tendencia
natural.
Fijaremos primero nuestra atención en lo positivo.
Luego nos fijaremos en los aspectos negativos
Por último tomaremos nota de todos los aspectos interesantes, que no encajan ni en
lo positivo, ni en lo negativo.

Las personas dirigimos nuestra atención de manera automática. En general y en


parte por nuestra formación los occidentales tendemos a pensar de manera
REACTIVA. Reaccionamos ante diferentes cosas o personas, y es que así se nos
enseñó a pensar en la escuela donde utilizábamos principalmente un pensamiento
crítico.
Reaccionábamos a lo que leíamos en el libro de texto, a lo que decía la maestra,
reaccionamos hoy día a lo que escuchamos en las noticias o de nuestros colegas de
trabajo.
Sin embargo en el mundo adulto el pensamiento crítico no alcanza!
Necesitamos generar soluciones y no reaccionar continuamente, porque en algunas
oportunidades de la vida simplemente no hay algo ante lo cual reaccionar.
El pensamiento crítico deja afuera al pensamiento generativo y creativo.

Y en nuestra vida laboral necesitaremos generar propuestas, planes, soluciones y


acciones a seguir, de manera tal que necesitaremos un mapa de acción para evitar
nuestra tendencia natural a la reacción!

Vamos a usar este mapa del pensamiento, de la misma manera que trabaja nuestra
impresora, que tiene cada color en un compartimento diferente y los utiliza de a uno
por vez, de tal manera que compone la página que deseamos imprimir a partir del
uso de cada uno de esos colores por separado.

Los aspectos positivos:


Son los primero en los que vamos a posar nuestra atención. Ya que si lo hiciésemos
primero en los negativos, perderíamos el ímpetu de ver lo positivo con más frescura.
Nos vamos a focalizar en el potencial de nuestra idea o proyecto, en todas aquellas
cosas por las que consideramos que debemos llevarlo adelante. Son los motivos por
los cuales puede ser una idea exitosa!
Los aspectos Negativos:
Luego de haber agotado los aspectos positivos, llevaremos nuestra atención a las
razones por las cuales consideramos que la idea no va a funcionar.
Son las debilidades.
Son asuntos que nos requieren actuar con cautela, asuntos a los cuales le
prestaremos atención porque podrían traer consecuencias no deseadas, a veces
inclusive haciéndonos desistir de nuestra idea.

Los aspectos interesantes:


Por último nos concentraremos en asuntos que no son aparentemente positivos ni
negativos, aunque si es importante tener en cuenta porque o bien no conocemos sus
efectos o bien sus consecuencias podrían ser positivas o negativas a la vez.
Convendrá pensar en los aspectos interesantes para prevenir o potenciar nuestra
idea.

Este mapa del pensamiento puede utilizarse de manera individual o en trabajo en


equipo.
Cuando utilizamos esta herramienta en equipos de trabajo o reuniones, logramos
acallar el pensamiento reactivo tan frecuente en la vida organizacional. Ya que la
atención es dirigida por el moderador y no se permite que asome la negatividad a
destiempo y eso nos evita que los recelos o prejuicios arruinen una idea incipiente y
que en cambio se aborden los posibles aspectos negativos de una manera
generativa y no reactiva.

Seis sombreros para pensar – Eduard De Bono

El método de los seis sombreros fue desarrollado para desarrollar, orientar y guiar
mejor el proceso de pensamiento.
Como vimos en más de una oportunidad a lo largo de este curso, el pensamiento es
uno de los recursos distintivos del ser humano. Sin embargo al momento de pensar
acerca de asuntos complejos, la mayoría de nosotros buscamos el modo de mejorar
ese recurso. Pareciera que siempre nos acordamos tarde de algún detalle, alguna
posible mejora o soluciones más creativas. En líneas generales los únicos que se
muestran a gusto con su pensamiento acerca de un asunto son aquellas personas
que sólo buscan tener la razón y no refinar su forma de pensar.

Sucede que cuando pensamos, las cosas no suceden de manera tan simple y lineal.
No podemos sencillamente apagar todo aquello que no emane de nuestro
hemisferio lógico racional. En nuestro cerebro y nuestra mente hay mucho más que
pensamientos puros.
Gran parte de los inconvenientes con que nos topamos a la hora de pensar,
provienen justamente de la confusión que nos produce la cantidad de datos y
procesos simultáneos que suceden en nuestra mente.
Datos, cifras, emociones, prejuicios, presiones externas por el resultado,
intuiciones… Todo sucede al mismo tiempo, llenando nuestra mente confusión y
desconcierto.
Los seis sombreros fueron desarrollados justamente como un método de
pensamiento que nos ayudará a poner orden a esta confusión.
Es como si un guía del pensamiento ordenase el tráfico de nuestra mente y dejase
entrar de a uno por vez a todos los elementos que los afectan para que cada uno
haga su parte de una manera ordenada y productiva para la eficacia de nuestros
pensamientos.

Y de qué manera lo hace?


Partiendo de la base de “actuar como si”.
A lo largo de este curso hemos explicado que mente y cuerpo son parte de un mismo
sistema y que se retroalimentan mutuamente.
Así que si vamos a pensar adoptemos la postura del pensador!

Si nos fijamos los cocineros tienen su uniforme y su gorro, también los militares, los
cirujanos o los marineros. Hasta hace algunos años, los sombreros tenían una
importancia enorme, marcaban de manera muy elocuente a la persona, su autoridad
y su rol.
Pues bien, imagina si existiese un “sombrero de pensar”. Cada vez que te pusieses el
sombrero los demás y hasta tú mismo sabrían que es “momento de pensar”, no
habría dudas.
Podrías decir, por ejemplo:
-“No comprendo su interrupción, no ve acaso que tengo mi sombrero de pensar
puesto”?
Al verte los demás dirían: “No molesten a Mónica, no ves que se ha puesto su
sombrero de pensar”?

El uso de un sombrero de pensar, le daría al pensamiento un estatus diferente, un


pensamiento deliberado, concentrado y proactivo (en contraposición a reactivo).

Al utilizar el sombrero de pensar llevas tu atención al pensamiento deliberado y le


indicas a los demás que estás pensando de manera deliberada y concentrada.

Pues bien, ya tenemos el sombrero, pero con eso sólo no alcanza para ocupar con
todo nuestro cuerpo y mente el rol del pensador. Sería muy ilusorio pensar que con
sólo vestirnos de militares, ya pertenecemos a algún batallón de elite del ejército,
verdad?

Para poder desempeñarnos como verdaderos pensadores lo que haremos es


descomponer el rol del pensador en seis roles diferentes. Cada rol llevará un
sombrero de diferente color, pues al descomponerlo, podremos jugar como si
representásemos un papel de una obra de teatro.
No podemos desempeñar todos los roles a la vez, pues volveríamos a la confusión
del principio, tampoco se trata de usar más de un sombrero a la vez o de usarlos de a
ratos…

La idea de los seis sombreros es que te pongas el sombrero de manera deliberada y


actúes como ese sombrero lo indica, tal y como si representases un papel de una
obra de teatro, al hacerlo el rol de ese papel que estás representando, fluirá desde tu
interior, sorteando por medio del juego de roles, las trampas de tu ego.

Si te pones un sombrero de marinero, se te está permitido actuar como uno, de tal


manera que si gritas: -“Tierraaa a estribor”, nadie te lo objetará, ya que estás
representando el papel del marinero que debe otear el horizonte (entre otras tareas).
Por otro lado tu atención estará dirigida al rol del marinero, de manera que no te
preocuparás más que por las tareas que emanen de ese rol. Si tu barco encalla en un
trozo gigante del hielo a la deriva, te preocuparás para sacarlo del atolladero y no por
los motivos ambientales que llevaron a esa montaña de hielo a ese lugar.

Por otro lado, al dejar en claro las reglas del juego, los diferentes sombreros nos
permiten pedir libremente a las personas que se atengan a su rol:
-Sé optimista.
-Ese comentario no se atiene al sombrero que llevas puesto!

Veamos ahora cuál es cada uno de esos sombreros.

Sombrero Blanco:
El blanco es un color neutro y objetivo.
De tal manera que este sombrero se ocupará de las cosas objetivas: datos, cifras,
hechos.
Actúe como una computadora que sólo analiza datos concretos, sin interpretar o
emitir opiniones personales, ni puntos de vista particulares.
Cuando lleves el sombrero blanco, sé objetivo, no interpretes. Relata los hechos tal y
como sucedieron, expón los datos precisos a la manera de un cirujano.
La opinión personal no entra en el rol de sombrero blanco, aún cuando tuvieses
argumentos para sostenerla.
Lo que el sombrero blanco hace es exponer una amplia variedad de datos

De todos los sombreros, a los occidentales, el blanco es el que más nos cuesta usar.
Esto se debe en gran parte al estilo de pensamiento que estamos acostumbrados a
utilizar. Los occidentales llegamos a una reunión dispuestos a defender una posición
y es por ello que nos cuesta despojarnos de nuestras opiniones.
En contraposición, los japoneses, por ejemplo suelen llegar a una reunión con su
sombrero blanco puesto. Sin preconceptos ni posturas defensivas. Una vez
presentado el tema, cada uno aporta lo que conozca sobre el tema respetando el rol
del sombrero blanco. Esto los hace más colaborativos al momento de exponer
información objetiva, que irán acumulando y analizando para construir entre todos
una solución más rica.
Nosotros en cambio anteponemos nuestras creencias y opiniones, distorsionando los
datos con opiniones personales con el objetivo de defender nuestra posición,
respecto del asunto que se trate.
Esto tiene que ver en parte con el sentido que occidentales y orientales le damos a la
ESCUCHA, siendo mucho más profundo en las sociedades orientales. De allí que
cuando los japoneses acuden a una reunión, acuden dispuestos a escuchar hasta que
cuando les toca el turno de hablar, lo hacen munidos del sombrero blanco.
El sombrero Rojo:
El color rojo es el color de la sangre, la pasión, la fuerza de las emociones.
Este sombrero se ocupa justamente de todo lo contrario que el blanco.
Con él podrás hablar de tus intuiciones, impresiones personales, sensaciones.
El sombrero rojo te permite decir incluso: -Simplemente no me gusta!!!

Es que no es necesario justificar de manera racional ni fundamentar lo que digas ya


que el rol es el de pensar justamente en emociones, sentimientos y cualquier forma
de pensar que no tenga que ver con la razón y la lógica.

Esta forma de pensar suele ser despreciada, al fin y al cabo no podemos ir por la vida
pensando todo de modo visceral. Sin embargo olvidamos que una vez analizados los
datos, las cifras, los aspectos positivos y negativos de un asunto, una vez agotados
todos los recursos del pensamiento: es el pensamiento emocional y la intuición la
que tomará la decisión!

Quienes se ufanan del pensamiento racional, suelen menospreciar la parte


emocional del pensamiento, que con frecuencia tiene mucho que aportar.
Es la emoción la que nos dirá:

- Este proyecto parece hecho a medida para uds, pero no se qué beneficio obtendrá
el resto de los socios…

- La falta de datos respecto a la opinión de los clientes es sugestiva. Pareciera que


alguien no quiere que veamos esos datos.

- Voy a ponerme el sombrero rojo para decir que esta reestructuración sólo sembrará
malestar en los empleados!

Por otro lado, es el sombrero rojo el que nos habilita a expresar nuestras intuiciones.
Como vimos anteriormente la intuición es una expresión cerebral que aparece como
síntesis de un proceso minucioso de análisis de datos y experiencias anteriores; de
manera tal que dejar fuera del proceso de pensamiento a nuestras intuiciones es
quitarles lo valioso de la experiencia, el expertise y el conocimiento previo.

El sombrero rojo nos permite consultar acerca de las emociones y las intuiciones a los
participantes de una reunión.
Un error frecuente es ocultar las emociones y sentimientos de los participantes,
haciendo que los enojos, celos o envidias se acumulen y crezcan en el interior de las
mentes y corazones de los presentes, pudiendo incluso producir el boicot del
proyecto o la reunión.
No se me está permitido opinar? Pues no cuenten con mi apoyo en esto; pensarán
los participantes.

El sombrero rojo nos permite trabajar con esas emociones para poder aumentar la
sinergia grupal:
- Le pido que se ponga el sombrero rojo y me diga qué siente con respecto a la
propuesta.
- Es necesario que seamos francos con respecto a la propuesta, usemos el sombrero
rojo para hablar libremente de nuestras sensaciones al respecto.

Al permitir que nuestras emociones, intuiciones y valores se expresen, estaremos en


condiciones de alinearlos, conversar sobre ellos o incluso cambiarlos por medio del
resto del proceso de pensamientos (datos, cifras, información de respaldo, etc).

Una de las características principales del sombrero rojo, es que no necesita


justificarse. Uno no justifica una emoción, simplemente se siente y se expresa.

El sombrero negro:
El negro se asocia a lo negativo, lo pesimista. Es el color de los estados depresivos.
Cuando usamos el sombrero negro nos focalizamos en todo lo negativo, seremos un
crítico despiadado dispuesto a encontrar las fallas mínimas e imperceptibles.
Pensaremos en todo lo que puede salir mal, seremos un pesimista irremediable que
se focaliza en todos los aspectos negativos.

El sombrero negro expresa de manera racional y lógica todos los aspectos negativos,
dejando de lado las emociones.

- Las rebajas de precios han demostrado no ser efectivas en estas condiciones de


mercado.
Es muy diferente a decir: -No creo que la rebaja de precios funcione (esto sería utilizar
el sombrero rojo). Mientras que el sombrero negro lo que hace es analizar de manera
racional los aspectos negativos.

El sombrero negro no implica tomar una postura, simplemente analiza, pero ese
análisis se centra estrictamente en los aspectos negativos.
En muchas reuniones el pensamiento negativo aflora de manera natural como fruto
del miedo o los celos entre los participantes. Al hacerlo presente por medio de un
sombrero le damos la posibilidad de expresarse abiertamente para desarmar por
medio de la razón los argumentos negativos. De la misma manera podemos pedir a
un participante manifiestamente crítico, que deje su sombrero negro y utilice algún
otro.

Por medio del sombrero negro podremos preguntarnos:


- Esto es realmente así?
- Cuáles son los riegos de nuestra decisión?
- Cómo sucedió en las ocasiones anteriores?
- Funcionará?
- Eso puede ser cierto, pero…

Lo fundamental es separar claramente la crítica racional del sombrero negro, de las


opiniones negativas particulares del sombrero rojo.

Sombrero Amarillo:
El amarillo es universalmente el color del sol y la vida. Es un color alegre y positivo.
El sombrero amarillo es la antítesis del sombrero negro., pues se ocupa de todos los
aspectos positivos, es la mirada optimista.
Cuando pensamos en proyectos nuevos, nuevos productos servicios o ideas: es
mejor pensar primero con el sombrero amarillo y luego el negro. Pues la fuerza del
miedo y el pensamiento negativo, podría apagar los aportes del sombrero amarillo.

Sabemos lo que el miedo hace sobre la mente de las personas y por ello no
dejaremos que opaque nuestro pensamiento de sombrero amarillo.

Cuando usamos el sombrero amarillo nos focalizamos en los beneficios, las ventajas
competitivas, o las ganancias. No se trata aquí de emitir juicios de valor, sino de
buscar de manera consciente y racional los aspectos positivos.
El sombrero amarillo debe permitirse soñar y proyectar siempre que busquemos la
manera racional de llevar ese sueño adelante.
De allí que es necesario que el sombrero amarillo no sea una simple expresión de
esperanza sino la búsqueda consciente y deliberada de todos los aspectos positivos
del asunto.
El pensamiento de sombrero amarillo es el que hace que las cosas pasen, desafía con
optimismo lo que los demás sombreros plantean, no desde la emoción, sino desde la
razón.
Es constructivo, en tanto aporta sugerencias e ideas plausibles de ser llevadas a la
práctica. Una de las preguntas frecuentes es:
“Qué pasaría si…”?
A veces se confunde el sombrero amarillo con el verde. Acá no se trata de ideas
buscar ideas nuevas o creativas, eso es tarea de sombrero verde.
La premisa del sombrero amarillo es buscar los aspectos positivos, y hacer que las
cosas sucedan!

Sombrero Verde:
El verde es el color de las plantas, el crecimiento, la vida que se abre paso, lo nuevo.
Este sombrero se ocupa de las nuevas ideas, el cambio, la innovación. Es el que se
anima a plantear de otra manera los problemas.
Es una manera de pensar provocativa, desafiante, de exploración y cambio.
El sombrero verde es creativo y recurre al pensamiento lateral, en el sentido de
ocuparse de conceptos y percepciones cambiantes.
Dado que el pensamiento lateral tienen una estrecha relación con el humor, en el
sentido que ambos dejan de lado las pautas tradicionales para dar con algo nuevo, es
común que el sombrero verde deje aflorar el humor.

El pensamiento lateral y la creatividad del sombrero verde, no admiten juicios ni


críticas, para evitar que surjan y dado que son partes de nuestra naturaleza,
apelaremos al movimiento. Es como decirnos: “Veamos dónde nos lleva esto”.

Esta idea del movimiento, hace que por el momento nos animemos a considerar el
alcance y las posibilidades, sin la necesidad de destrozar las ideas ni bien nacen, o
como se dice por allí: pisar los brotes.
Cuando trabajamos con el sombrero verde, es fundamental apuntar cada idea que
surge y con frecuencia este es uno de los errores típicos del proceso. Al momento de
recoger las ideas, solemos hacer un recorte, de acuerda a nuestras preferencias o
expectativas. Debe prestarse especial atención a no descartar ideas haciendo uso de
un sombrero de otro color.

Sombrero Azul:
El Azul es el color del cielo, que está por encima de todo. Y esa es justamente la
función del sombrero azul, pues este se ocupa del proceso de pensamiento, es el que
ordena a los demás sombreros.
Cuando usamos el sombrero azul no pensamos en el asunto, sino en el proceso de
pensamiento en si mismo.
Se dice que es el director de orquesta, el tablero de mando. Cuando usamos el
sombrero azul indicamos qué sombrero usar o cuál dejar de lado.
Este sombrero se ocupa de pensar en pensar. Hace una hoja de ruta para que el
proceso de pensamiento sea ordenado y fructífero. Es él quién nos guía para no
salirnos del foco del asunto.
También será el encargado de realizar ajustes, cosechar resultados o reencauzar el
proceso de pensamiento cuando este se aleje del mapa diseñado.
Si una reunión tuviese un coordinador, será él quién lleve el sombrero azul y quién se
encargue de que se cumpla la agenda.

Autoevaluación Seis sombreros para pensar. ¿Cuál sombrero usas más?

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