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Podemos comprender la VOLATILIDAD del mundo en que nos toca vivir analizando
los últimos años que atravesamos como humanidad.
Esta realidad VICA crea un mundo lleno de dicotomías, posturas radicalizadas que
llevan en algunas oportunidades a defender las opiniones con violencia y ataques
emocionales que desperdician nuestro mayor don como especie que es la corteza frontal
de nuestro cerebro, la cuna de nuestra conciencia.
Desperdiciamos el mayor regalo con que nos dotó la naturaleza, ese neocortex que nos
permite preguntarnos pensarnos a nosotros mismos, crear la cultura, el arte, la ciencia y
hacernos preguntas:
- ¿Quién soy?
- ¿Qué es lo importante aquí y ahora?
- ¿De qué otra manera podría ver esta experiencia?
- ¿Cuál es el punto de acupuntura que podría darnos mayores resultados invirtiendo
menos recursos?
Cuando estudiamos los sistemas no lineales, complejos y diversos observamos que el
caos y el orden no son estados antagónicos, en el mundo natural el caos y el orden
conviven.
Dee Hock, a quién posiblemente no conozcas por el nombre pero si a su máxima
creación, Visa; acuñó el término caórdico para explicar los espacios en que el orden y el
caos conviven en las organizaciones modernas. Según el autor estamos dejando atrás
una sociedad basada en la producción industrial, conceptos separatistas y mecanicistas
para dar paso a una era extraordinariamente compleja y diversa conocida como Era de la
información.
La base misma de esta nueva era son la información, alimento de las redes neuronales,
las redes entre personas, los sistemas de comunicación y los datos intrínsecamente
interrelacionados.
En las organizaciones caórdicas la competencia y la colaboración no son opuestos sino
complementarios, ya que al igual que en la naturaleza la vida no puede prosperar sin
ambas cosas.
La historia de la humanidad desborda de ejemplos de esta danza entre colaboración y
combate, entre poder y servicio, entre ser guerreros y parteras que facilitan que nazca lo
nuevo. Es esa danza la que evita el control coercitivo, el autoritarismo y la esclavitud
del pensamiento único; así como el abuso de los demás en búsqueda del interés propio y
la anarquía que conlleva el caos. Cuanto más competimos, más necesitamos cooperar.
Si comparamos el Milagro sobre el río Hudson con la tragedia del Costa Concordia
podemos comprender la importancia que implica conectar con un propósito superior en
medio del caos.
En el año 2012 Francesco Schettino el capitán del Crucero Costa Concordia realizó una
mala maniobra que provocó que el barco colisionase con una roca al acercarse
demasiado a la orilla. Cuando el barco comenzó a hundirse al inundarse de agua, el
Capitán abandonó el barco mientras aún quedaban 300 pasajeros sin evacuar. Schettino
sólo regresó a la nave cuando la Guardia Costera a los gritos le dio la orden que daría la
vuelta al mundo: -Vada a bordo cazzo!
Conocer las emociones que pueden surgir en medio de la incertidumbre nos ayuda a
avanzar confiados. Saber que lo que siento no me pasa sólo a mí me ayuda a abrirme, a
mostrar mi propia vulnerabilidad ya no con vergüenza o miedo sino como punto de
palanca, como fortaleza que me ayuda a navegar en aguas inciertas.
¿Cuáles son las emociones que las personas pueden experimentar en medio de la
incertidumbre?
Claro que la FRUSTRACIÓN es parte del menú cuando vemos cómo nos alejamos de
nuestras expectativas u objetivos mensuales, cuando no somos conscientes del
propósito, ese gran PARA QUÉ que le da sentido a nuestro trabajo y nuestra vida.
Es poder salirme de la nimiedad de cómo llenar esta primera clase de un curso de
creatividad e innovación para conectar con el anhelo profundo de colaborar con cada
una de las personas que comparten este tiempo conmigo para que expandan sus recursos
y su potencial creativo, es comprender que nadie me recordará por una definición
técnica sin embargo muchos recordarán cuando las cosas no marchen bien que no
estamos solos en esas emociones, que el problema no es enojarnos, es no hacerlo
consciente. Y que las emociones cuando se socializan se empiezan a gestionar.
La primera vez que leí esta cita pensé: esto es vulnerabilidad. Todo lo que he
aprendido durante más de una década de investigación sobre la vulnerabilidad me ha
enseñado justamente esta misma lección. La vulnerabilidad no se basa en conocer la
victoria o la derrota, sino en comprender la necesidad de ambas, es implicarse, es
estar totalmente dentro.
La vulnerabilidad no es debilidad y la incertidumbre, el riesgo y la exposición
emocional a los que estamos sometidos a diario no son opcionales. Nuestra única
opción es implicarnos. Nuestra voluntad de reconocer y conectar con nuestra
vulnerabilidad determina la fuerza de nuestro valor y la claridad de nuestro
propósito; nuestro miedo y nuestra desconexión determinan el grado en que nos
protegemos de ser vulnerables.
Cuando nos pasamos la vida esperando ser perfectos o inmunes antes de salir al
ruedo, sacrificamos relaciones y oportunidades que quizás sean irrecuperables,
derrochamos nuestro valioso tiempo y tal vez le damos la espalda a nuestras
aptitudes, a esas contribuciones únicas que sólo nosotros podemos hacer.
Ser perfectos e inmunes puede parecer muy atractivo, pero eso no existe en la
experiencia humana. Hemos de salir al ruedo, sea del tipo que sea -una relación
nueva, una reunión importante, nuestro proceso
creativo o una conversación familiar delicada-, con el
valor y la voluntad de implicarnos. En vez de sentarnos
en el banquillo y dedicarnos a juzgar y a dar consejos,
hemos de atrevernos a dar la cara y a dejarnos ver. Esto
es vulnerabilidad. Esto es atreverse a arriesgarse.
Brene Brown, El poder de ser vulnerable, Ed. Urano
Saludos
Mónica