Está en la página 1de 8

Resumen 2

Teología Básica Charles Ryrie

El autodespojo de Cristo

Pablo corrobora la deidad de Cristo por afirmar que la co-igualdad con Dios no era

algo de que tenía que asirse, simplemente porque Él siempre la tuvo. El Señor antes de Su

encarnación poseyó la Deidad esencial. El auto despojo fue algo autoimpuesto. Nadie obligó a

Cristo a venir a este mundo y finalmente morir en una cruz como la propiciación por nuestros

pecados. Él fue hecho “semejante a los hombres”. “Semejanza” indica dos cosas: primero que

El en realidad era como los hombres, y segundo que era diferente de los hombres. Él era

diferente porque era impecable. Él fue hallado en la condición de hombre. Para poder morir,

Él tenía que hacerse hombre. Él se hizo hombre, conservando la totalidad de los atributos que

tuvo Su persona antes de encarnar, es decir, la deidad total. Hubo un cambio de forma, pero

no del contenido del Ser Divino. El no renunció a la deidad ni al uso de esos atributos; El

agregó la humanidad. De modo que la Kenosis significa dejar Su posición de antes de la

encarnación y tomar la condición humana de siervo. En la kenosis Cristo se despojó a Sí

mismo de retener y aprovecharse de Su condición de Dios y tomó la naturaleza humana para

poder morir. Si El entregó cualquier atributo, cesó de ser Dios durante Su vida terrenal. Cristo

no se despojó a Sí mismo de ningún aspecto de Su deidad. la relación y la actividad de las dos

naturalezas en nuestro Señor implican la doctrina de la unión hipostática. La doctrina de la

kenosis se enfoca más en el hecho de Su encarnación como necesaria para Su muerte.

La vida sin pecado de Cristo

La vida sin pecado en nuestro Señor significa que El nunca hizo algo que desagradara

a Dios o que violara la ley mosaica bajo la cual Él vivió en la tierra, ni en alguna manera dejó

de demostrar en Su vida en algún tiempo la gloria de Dios. Las Escrituras definitivamente

afirman la vida sin pecado de Cristo. Durante los juicios y la crucifixión Él fue reconocido
como inocente once veces. Por Judas, por Pilato, Por Herodes, por la esposa de Pilato, por el

ladrón arrepentido y por el centurión romano. El concepto de que El no pudiera haber pecado

se llama impecabilidad (non posse peccare). El concepto de que Él pudo haber pecado, ya sea

que lo hiciera o no, es la pecabilidad (posse non peccare).

Todos los deseos pecaminosos se pueden clasificar como deseos de la carne, deseo de

los ojos, o vanagloria tocante a las posesiones (o una combinación de ellas, 1 Juan 2:16). Las

pruebas que Satanás le puso al Señor caen en esas tres categorías (Mateo 4:1–11). Existía una

gran diferencia entre Su humanidad y la nuestra. Jesús era “apartado del pecado”. Él no tenía

naturaleza pecaminosa y nunca cometió ni solo un pecado. Pero eso no significa que Su

humanidad fuera impecable. Era pecable, aunque nunca conoció el pecado. Pero la persona

del Dios-Hombre era impecable. Shedd observa correctamente: “Consecuentemente, Cristo

teniendo una naturaleza humana pecable en Su constitución era una Persona impecable. La

impecabilidad caracteriza al Dios-Hombre como una totalidad, mientras que la pecabilidad es

una propiedad de Su humanidad”

Hubo ciertos resultados de las pruebas de Cristo. Se hizo sensible a la presión de ser

probado. Nos provee un ejemplo de victoria sobre las pruebas. Puede ofrecernos

entendimiento compasivo cuando somos probados. Él también nos puede proveer la gracia y

el poder que necesitamos en los tiempos de prueba. Solamente un Sumo Sacerdote Dios-

Hombre puede hacer ambas cosas: tener compasión, porque El fue genuinamente probado, y

darnos poder, porque Él es Dios.

Teología Sistemática Erickson Millard

La Humanidad de Cristo

Mediante la encarnación la deidad y la humanidad se unieron en una persona. La

validez de la obra llevada a cabo con la muerte de Cristo, o al menos su aplicabilidad en lo


que se refiere a nosotros como seres humanos, depende de la realidad de su humanidad, al

igual que su eficacia depende de lo genuina que sea su deidad. También el ministerio

intercesor de Jesús depende de su humanidad.

Jesús fue concebido en el vientre de una madre humana y alimentado prenatalmente

como cualquier otro niño. Isaías 7:14. Jesús tenía un árbol genealógico y heredó genes de

ellos. Mateo 1 y Lucas 3. Creció físicamente alimentado por comida y agua. Lucas 2:52.

Experimento hambre (Mt. 4:2), sed (Jn. 19:28), fatiga (Jn.4:6). Sufrió físicamente (en todo el

proceso de crucifixión), sangró y murió, Juan 19:34. Jesús pensaba, razonaba y sentía como

cualquier otro ser humano.Jn.13:23, Mr. 10:14. Tuvo reacciones que son estrictamente

humanas, como la preocupación (Jn. 12:27) y la soledad (Mr. 15:34). Tenía conocimientos

extraordinarios, sabía lo que pensaban tanto sus amigos (Lc. 9:47) como sus enemigos. tenía

un gran conocimiento del pasado, del presente, del futuro, de la naturaleza y del

comportamiento humano. Sin embargo, este conocimiento no estaba exento de límites. Jesús

con frecuencia hacía preguntas. También tenía una vida de oración que era una clara

indicación de su dependencia humana del Padre.

El Docetismo es en esencia una cristología muy influenciada por las suposiciones

griegas básicas tanto de las variedades platónicas como de las aristotelianas. Platón enseñaba

la idea de las gradaciones de la realidad. El espíritu, mente o pensamiento es lo más alto. La

materia o lo material es menos real. Por tanto, se piensa en la materia como algo moralmente

malo. El Docetismo toma su nombre del verbo griego dokeo, que significa “parecer o

aparentar.” Su tesis central es que Jesús solo parecía ser humano. Dios no podía haberse

hecho materia porque toda la materia es mala, y él es totalmente puro y santo. No es posible

que el Dios trascendente se uniese a esa influencia corrupta. La humanidad de Jesús, su

naturaleza física, era simplemente una ilusión, no una realidad. Jesús se parecía más a un

fantasma, a una aparición que a un ser humano.


El Apolinarianismo es una versión truncada de la humanidad de Jesús. Jesús asumió

una humanidad genuina, pero no toda la naturaleza humana. Según Apolinar, Jesús era una

unidad compuesta, parte de la composición (algunos elementos de Jesús) era humana, el resto

era divina. Lo que él (el Verbo) tomó no fue toda la humanidad, sino sólo la carne, esto es, el

cuerpo. Sin embargo, esta parte no se podía animar por sí sola. Tenía que haber una “chispa

de vida” que la animara. Esta era el Logos divino; tomó el lugar del alma humana. Por tanto,

Jesús era humano físicamente, pero no psicológicamente. Tenía un cuerpo humano, pero no

un alma humana. Su alma era divina. Por lo tanto, Jesús, aunque era humano, era un poco

distinto a los demás humanos, ya que él carecía de algo que los otros tenían. Por tanto, en él

no había posibilidad de contradicción entre lo divino y lo humano. Sólo había un único centro

de conciencia, y era divino. Jesús no tenía voluntad humana. En consecuencia, no podía pecar,

porque su persona estaba totalmente controlada por su alma divina.

La carencia de pecado de Jesús se confirma con las narraciones de los evangelios. Hay

relatos de tentación, pero no de pecado. La Biblia uniformemente da testimonio de la falta de

pecado de Jesús. Las luchas y tentaciones eran genuinas, pero el resultado siempre era seguro.

Sólo ha habido tres seres humanos puros: Adán y Eva (antes de la caída), y Jesús. El

resto de nosotros no somos más que versiones de humanidad rotas y corruptas. Jesús no sólo

es tan humano como nosotros; es más. Nuestra humanidad no es el estándar por el que

tenemos que medir la suya. Su humanidad, verdadera y sin adulterar, es el estándar por el que

nosotros tenemos que medirnos.

La muerte expiatoria de Jesús puede servirnos realmente a nosotros. Como fue uno de

nosotros pudo ofrecer un sacrificio en nuestro nombre. Jesús de verdad puede compadecernos

e interceder por nosotros. Puede porque experimento todo lo que nosotros experimentamos

(hambre, cansancio, soledad, traición, etc.). Jesús manifiesta la verdadera naturaleza de la

humanidad. Él es el modelo perfecto de la humanidad. Jesús puede ser nuestro ejemplo.


Como él vivió donde vivimos, podemos tomarle como modelo. La naturaleza humana es

buena. El hecho de que Jesús tomara para sí la forma humana completa es un recordatorio de

que ser humano no es malo, es bueno. Dios no es totalmente trascendente. No esta tan alejado

de nosotros.

La unidad de la persona de Cristo

Jesús fue completamente divino y completamente humano. La relación entre estas dos

naturalezas en una sola persona, Jesús. Este es uno de los problemas teológicos más difíciles

junto con el de la Trinidad y la relación del libre albedrío del hombre y la soberanía divina.

Como deidad, Cristo es infinito en conocimiento, poder y presencia. Pero, por otra parte, si

era humano, tenía conocimientos limitados. No podía hacer todo. Para una persona ser a la

vez infinita y finita simultáneamente parece imposible.

Quizá el mejor resumen del pensamiento de Nestorio sea decir había una división en la

persona de Cristo.

La opinión básica de Eutiques parece ser la de que había dos naturalezas antes de la

encarnación, una después. Enseñaba que la humanidad de Jesús estaba tan absorbida por la

deidad que quedaba prácticamente eliminada.

El adopcionismo es la idea de que Jesús de Nazaret era simplemente un hombre

durante los primeros años de su vida. Sin embargo, en un momento dado, probablemente en el

bautismo (o quizá en su resurrección), Dios lo “adoptó” como Hijo. Se trataba más de Dios

entrando en un ser humano existente que de una verdadera encarnación.

La cristología no hipostática insiste en que la humanidad de Jesús era impersonal y no

tenía una subsistencia independiente, o sea, que el Verbo divino no estaba unido con una

persona humana individual.


Kenosticismo, según esta idea, de lo que Jesús se despojó fue de la forma de Dios. La

Segunda Persona de la Trinidad dejó a un lado sus atributos divinos distintivos (omnipotencia,

omnipresencia, etc.) y en su lugar adoptó las cualidades humanas. Con respecto a ciertos

atributos, es Dios, después es humano, después es Dios de nuevo.

La doctrina de la encarnación dinámica. Esta mantiene que la presencia de Dios en el

divino-humano Jesús no fue en forma de una unión personal hipostática entre la Segunda

Persona de la Trinidad y un ser humano individual, Jesús de Nazaret. Más bien, se debería

entender la encarnación como la presencia activa del poder de Dios en la persona de Jesús.

La encarnación fue más una aportación de los atributos humanos que una pérdida de

atributos divinos. La kenosis de Filipenses 2:7 debe entenderse a la luz de la pleroma de

Colosenses 2:9. Es de resaltar que “la forma de siervo” contrasta fuertemente con “el ser igual

a Dios” (v. 6). Concluimos que es de la igualdad con Dios, no de la forma de Dios de lo que

Jesús se despojó. Aunque no dejó de ser en naturaleza lo que era el Padre, funcionalmente

quedó subordinado al Padre durante el periodo de la encarnación. Jesús hizo esto con el

propósito de revelar a Dios y redimir a la humanidad. Tomando la naturaleza humana, aceptó

ciertas limitaciones en el funcionamiento de sus atributos divinos. Estas limitaciones no

fueron el resultado de una pérdida de atributos divinos, sino de la suma de atributos humanos.

La unión de las dos naturalezas significa que no funcionan de forma independiente.

Jesús no ejercitó su deidad unas veces y otras veces su humanidad. Sus acciones siempre eran

de divinidad-humanidad. Esta es la clave para entender las limitaciones funcionales de la

humanidad impuestas sobre la divinidad. Por ejemplo, seguía teniendo el poder de estar en

todas partes (omnipresencia). Sin embargo, como un ser encarnado, se encontraba limitado en

el uso de este poder por la posesión de un cuerpo humano. De forma similar, él seguía siendo

omnisciente, pero poseía y ejercitaba esto en conexión con un organismo humano que creció

gradualmente en concienciación, ya sea del entorno natural o de las verdades eternas. La


encarnación de Cristo supuso una limitación voluntaria escogida por él mismo. la humanidad

de Jesús no era la de los seres humanos pecadores, sino la que poseían Adán y Eva desde su

creación y antes de la caída. No era sólo igual de humano que nosotros; era más humano que

nosotros. Tenía, espiritualmente, el tipo de humanidad que nosotros tendremos cuando

seamos glorificados. Su humanidad desde luego era más compatible con la deidad que el tipo

de humanidad que nosotros conocemos ahora. Es en Jesús donde mejor se nos revela cómo es

Dios y mejor se da a conocer. Sabemos por la Biblia que Dios escogió encarnarse en una

criatura que se parecía mucho a él.

El nacimiento virginal

Creer en el nacimiento virginal es necesario para la teología cristiana.

María era virgen en el momento de la concepción de Jesús y continuó siéndolo hasta el

momento de su nacimiento, porque las Escrituras indican que José no tuvo relaciones sexuales

con ella hasta después del nacimiento (Mt. 1:25). María se quedó embarazada mediante una

influencia sobrenatural que el Espíritu Santo tuvo sobre ella, pero esto no significa que Jesús

fuera el resultado de la relación sexual entre Dios y María. No es necesario que Jesús naciese

de una virgen para ser Dios. Sin embargo, es necesario epistemológicamente, esto es, para que

nosotros sepamos que es Dios. La doctrina del nacimiento virginal se basa en dos referencias

bíblicas explícitas: Mateo 1:18-25 y Lucas 1:26-38. Jesús no se produjo sólo con el patrón

genético de María, porque en ese caso habría sido un clon de ella y por lo tanto tendría que

haber sido mujer. Más bien, se contribuyó con un componente masculino. En otras palabras,

un esperma se unió con un óvulo proporcionado por María, pero fue creado especialmente

para esa ocasión, en lugar de ser suministrado por un hombre ya existente.

¿cuál es la importancia de esta enseñanza? La doctrina del nacimiento virginal es un

recordatorio de que nuestra salvación es sobrenatural. El nacimiento virginal es un

recordatorio de que nuestra salvación, aunque vino a través de la humanidad, es totalmente de


Dios. El nacimiento virginal es también un recordatorio de que la salvación de Dios es

totalmente un don de gracia. El nacimiento virginal es evidencia de lo especial que era Jesús

el Salvador. Aquí hay una nueva evidencia del poder y la soberanía de Dios sobre la

naturaleza. Dios es todopoderoso, capaz de alterar y sobrepasar el camino de la naturaleza

para conseguir sus propósitos.

También podría gustarte